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Sunday, January 26, 2025

Ballet "A Folk Tale" (por Florencia Guglielmotti)

Nota del blog: Sección semanal dedicada al Ballet y la Danza, a cargo de la la ballerina, coreógrafa y profesora Florencia Guglielmotti.


“A Folk Tale” (“Et Folkesagn” en el original danés) es un ballet con coreografía de August Bournonville, para el Royal Danish Ballet, estrenado el 20 de marzo de 1854, con Julius Price en el rol principal. La autoría musical corresponde a dos reconocidos compositores de la época, Johan Peter Emilius Hartmann (para el acto II) y Niels W. Gade (para los actos I y III). Los diseños de escenografía y vestuario estuvieron a cargo de Christensen, Lund y Lehmann. Para el argumento, Bournonville se basó en canciones folclóricas nacionales, como las baladas de Svend Grundtvig, en los cuentos folclóricos daneses de Hans Christian Andersen, como “The Elf-Hill”, y en general en los cuentos de los hermanos Grimm. Esta obra pertenece al gran acervo de ballets románticos con los que cuenta el repertorio del Royal Danish Ballet, junto a “La sílfide”, “Nápoli” y “Festival de las flores en Genzano”, entre otros.

“A Folk Tale”, organizado en 3 actos y 7 escenas, está ambientado en la Edad Media, en la Dinamarca del siglo XVI. En el primer acto vemos a Miss Birthe que está junto a sus invitados en un claro del bosque lindante a la mansión que heredó. Ella es una mujer un tanto desequilibrada comprometida con su primo, Junker Ove, un apuesto y tímido joven, sin embargo, esto no impide que coquetee abiertamente con el Sr. Mogens. Cuando los invitados regresan a la casa, Junker Ove permanece en el bosque. Inicia la segunda escena al caer la noche, cuando se abre un mundo fantástico: la colina de los trolls. Aparece Hilda, una joven elfa, que cautiva a Ove. Ella le entrega una copa dorada que contiene una bebida mágica, con el fin de llevarlo hacia la colina. Ove consigue escapar del peligro. Aparece la hechicera Muri que echa a Hilda y, mientras, Muri conjura a las elfas para que mareen a Ove hasta dejarlo inconsciente.


El segundo acto transcurre dentro de la colina donde los hermanos trolls Diderik y Viderik están cortejando a la bella Hilda. El hermano mayor, Diderik, tiene prioridad, Viderik protesta y su madre lo castiga. En ese momento, Muri les informa que Diderik e Hilda van a casarse, sin importar lo que la joven quiere. Agotada, Hilda se va a dormir. En su sueño, Hilda ve a una niñera sentada junto a una cuna, bebiendo de una copa dorada. La señora se duerme y unos trolls intercambian al bebé humano por un bebé troll, y se roban la copa. Hilda despierta y se da cuenta de la verdad: ella era esa bebé humana que secuestraron los trolls; además, reconoce la copa dorada, es la misma que Ove le quitó anteriormente. En la siguiente escena, el día comienza y, en la colina, la boda de Hilda y Diderik se celebra con un gran festín, junto a diferentes criaturas que participan de la celebración. Hilda baila para los invitados mientras Viderik la acompaña tocando la cítara, luego todos se divierten y beben, momento que aprovechan Hilda y Viderik para escaparse.


La primera escena del tercer acto inicia junto a una fuente de aguas milagrosas, donde los pobres y los enfermos acuden para ser ayudados. Hilda les da sus joyas a los pobres y baila junto a los trabajadores de la cosecha que regresan a sus casa. Aparece Junker Ove con la copa dorada en la mano, perdido, completamente desorientado tras pasar la noche bailando con las elfas. Viderik intenta en vano distraer a Hilda para que no lo vea porque sabe que ella no se ha olvidado de Ove. Al verlo, Hilda lo lleva al manantial curativo para que se recupere. A pesar de la tristeza que la situación le genera, Viderik acepta el amor entre Hilda y Ove. Llega Mogens quien hace detener a Junker Ove, pero el troll lo ayuda a escapar y, finalmente, Mogens se queda con las manos vacías.

La segunda escena se desarrolla en la mansión de Miss Birthe. Ella, desquiciada como siempre, baila frente al espejo, casi como si no pudiera controlar sus propios impulsos. Finalmente se desmaya. Llega Hilda, cuando aquella niñera ve la copa dorada que llevaba consigo, inmediatamente reconoce a la bebé que ella cuidaba. Miss Birthe recupera el conocimiento y debe admitir que Hilda es la verdadera heredera de la mansión y se va.

En la última escena del ballet, vemos nuevamente a Mogens persiguiendo a Viderik en cercanías de la fuente milagrosa. Aparece Birthe escapando y Viderik la reconoce como troll, luego Muri confirma que ella es su hija. Mogens acepta casarse con Birthe a cambio del oro de los trolls y, luego, todos juntos se van. Hilda se reencuentra con Junker Ove y celebran su boda.


Esta obra fue repuesta en el Royal Danish Ballet en 1894, luego del fallecimiento de Bournonville (1879), bajo la dirección de Hans Beck. Otras versiones realizadas de este ballet son las de Harald Lander y Valborg Borschsenius (1941), Hans Brenaa (1969), Kirsten Ralov (1979), Frank Andersen y Anne Marie Vessel Schlüter (1991), con diseño de escenografía y vestuario de la reina Margarita II, retomando una estética más cercana al original de Bournonville, y la versión más reciente de Nikolaj Hübbe y Sorella Englund (2011). Además, “A Folk Tale” fue montada para otras compañías, como la Berlin Opera Ballet (1983) y la London Festival Ballet (1988) ambas en versión de Peter Schaufuss.






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Florencia Guglielmotti reside en la Ciudad de Buenos Aires (Argentina). Es Profesora de Danza (titulada en la Escuela Nacional de Danzas "María Ruanova"), Licenciada y Profesora de Artes (recibida en la Universidad de Buenos Aires). Cursó estudios en la Escuela Nacional de Ballet de Cuba. Es Miembro de International Dance Council CID (UNESCO).

Actualmente se desempeña como Profesora de Danza Clásica y como Profesora Titular de Historia de la Danza en la Escuela Superior de Enseñanza Artística "Aída V. Mastrazzi". florenciagu@gmail.com

Sunday, January 19, 2025

Miriam Winslow (por Florencia Guglielmotti)

Nota del blog: Sección semanal dedicada al Ballet y la Danza, a cargo de la ballerina, coreógrafa y profesora Florencia Guglielmotti.

Los textos anteriores, se pueden leer en este enlace.



Miriam Winslow nació en 1909, en Beverly, un pequeño pueblo costero de Massachusett, Estados Unidos. Su abuelo, Sidney Winslow fue un revolucionario empresario del calzado, emprendimiento que continuó su padre, Sidney Winslow Jr, quien además era dueño del Boston Herald. Las empresas dejaron grandes ganancias lo que fue fundamental para sostener los estudios y la carrera de Miriam. Por otro lado, hay poca información sobre su madre, Alys Bulkeley, aunque se sabe que su familia llegó a América en el Mayflower, para instalarse en Nueva Inglaterra.

Su formación en danza se inició en la Braggiotti Denishawn School, una de las escuelas más solicitadas y costosas de Boston. También se instaló brevemente a Europa donde estudia danzas clásicas españolas y flamenco con José Otero, e incursiona en la danza expresionista de la mano de Mary Wigman and Harold Kreutzberg. Las visitas al viejo continente se repetirán a lo largo de toda la década del ’30.


En el otoño de 1930 inaugura la Miriam Winslow School of the Dance, en Boston, con la ayuda financiera de su padre, convocando a Ted Shawn como maestro (lo había conocido en la escuela de las hermanas Braggiotti), siendo éste una fuerte influencia en su carrera. Siguiendo los lineamientos de la Denishawn, Winslow enseñanaba en su escuela danza clásica, artes plásticas, musicavisualización, danzas de oriente e incluyó las bases de la danza expresionista y percusión.


Entre 1931 y 1932 participó de una gira con la compañía “Ted Shawn and his dancers”. Este tour le permitió a Miriam ver la realidad de la enseñanza de la danza en diferentes ciudades de Estados Unidos, lo que la impulsó a reformar su escuela a fin de buscar una formación más completa, con un espíritu más universitario, buscando una “danza consciente”, con bailarines que conozcan y respeten todas las formas de arte. Así mismo, estaba convencida que también había que educar a los espectadores para que sean capaces de apreciar las diferentes expresiones artísticas que se les presenten.


En 1935, se asocia con Foster Fitz-Simons, miembro de la compañía de Ted Shawn, con quien trabajó durante años, realizando presentaciones en Boston, Detroit, Toronto y New York. En 1941 realizaron una gira de cinco meses por Sudamérica y, en 1943, Winslow regresa sola y se instala en Buenos Aires, Argentina, haciendo funciones en solitario y enseñando danza moderna, formando a la primera generación de docentes y bailarines de danza moderna de Argentina. Con ellos formó el Ballet Winslow, realizando funciones y giras por Argentina y Chile.


En 1961, tras 18 años en Buenos Aires, regresó a Estados Unidos convirtiéndose en escultora, alternando su residencia entre Cape Cod, Massachusetts, en verano y París, Francia, en invierno. Entre sus obras se destacan “Magnificant”, “Largo” y “Sport Intermezzo”, aunque lo más importante de su trayectoria es su tarea de enseñanza.


Gran parte de su trabajo creativo, Miriam lo realizaba en la antigua estancia para cría de caballos que tenía la familia en New Hampshire, a la cuál le había realizado todas las modificaciones necesarias para transformarla en una escuela de danzas, donde podía alejarse de su escuela de Boston y encontraba la tranquilidad necesaria para realizar su trabajo. Allí, en “The hob and nob farm”, además, todos los veranos dictaba un curso intensivo de danza, donde los bailarines se instalaban durante seis semanas.

Miriam Winslow falleció en 1988. Su labor docente se basó en su interés por fusionar diversas formas de danza a fin de conseguir bailarines lo más versátiles posible, que puedan transmitir la intención del coreógrafo en la escena.





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Florencia Guglielmotti reside en la Ciudad de Buenos Aires (Argentina). Es Profesora de Danza (titulada en la Escuela Nacional de Danzas "María Ruanova"), Licenciada y Profesora de Artes (recibida en la Universidad de Buenos Aires). Cursó estudios en la Escuela Nacional de Ballet de Cuba. Es Miembro de International Dance Council CID (UNESCO)

Actualmente se desempeña como Profesora de Danza Clásica y como Profesora Titular de Historia de la Danza en la Escuela Superior de Enseñanza Artística "Aída V. Mastrazzi". florenciagu@gmail.com

Sunday, January 12, 2025

Ballet “Le conservatoire” (por Florencia Guglielmotti)

Nota del blog: Sección semanal dedicada al Ballet y la Danza, a cargo de la la ballerina, coreógrafa y profesora Florencia Guglielmotti.



El ballet “Konservatoriet eller et Avisfrieri”, según el original danés (El conservatorio o un anuncio matrimonial), más conocido como “Le Conservatoire”, fue estrenado el 6 de mayo de 1849 por el Royal Danish Ballet (con sede en Copenhague). La coreografía estuvo a cargo de August Bournonville, con música de Holger Simon Paulli. En su estreno contó la participación de la joven Juliette Price quien luego de estas representaciones se transformaría en primera bailarina y en una de las favoritas de Bournonville.


Es una obra en dos actos con un argumento sencillo que rememora sucesos de la juventud del coreógrafo, cuando estudiaba en París, entre 1826 y 1828, bajo las órdenes del reconocido bailarín y maestro Auguste Vestris. Al iniciar el primer acto nos encontramos en el conservatorio de París, los estudiantes ya están en escena, llegan el maestro de ballet y el violinista acompañante (era habitual en la época que las clases fueran acompañadas por violín y no por piano, como sucede actualmente). A partir de allí, se desarrolla una clase de danza.


En el segundo acto, continuamos en el salón de danza, pero ahora vemos a Monsieur Dufour, inspector del Conservatorio, que escribe un anuncio para el diario, donde manifiesta sus intenciones de casamiento y su búsqueda de una candidata. Los estudiantes se enteran y se burlan de él. Finalmente, Monsieur Dufour terminará casándose con Mademoiselle Bonjour, su ama de llaves.

Si bien por la fecha de su estreno podríamos considerarlo un ballet romántico, Bournonville se aleja de los cánones estéticos de la época, ya un poco en decadencia por cierto, y presenta una obra más liviana y entretenida, de tipo vodevil (o vaudeville si utilizamos la terminología francesa). Este género, el vodevil, se basa en la utilización de melodías ya conocidas que permitía la distensión del público, puesto que la música le resultaba familiar, generando una mayor atención sobre la danza y la narración presentadas sobre el escenario. En este sentido, Paulli reversiona orquestalmente la obra “Invitación al baile” de C. M. von Weber (Op. 65, 1819), el “Grand vals brillante en Mi bemol mayor” de F. Chopin (Op. 18, 1833), el “Concierto para violín N° 7” de P. Rode (Op. 9, c. 1803) y un aria de la ópera “La Molinara” de G. Paisiello (1788).

Este ballet fue representado por el Royal Danish Ballet desde su estreno, en 1849, hasta 1934 momento en que salió del repertorio por considerarse una obra anticuada. Sin embargo, la exclusión fue breve y, en la temporada 1941/1942, el entonces director del Ballet, Harald Lander, tomó solo el primer acto (conocido como “Pas d'école”) para presentarlo como un divertimento. Unos 50 años más tarde, en 1995 se reconstruyó la versión original completa, a partir de anotaciones del propio Bournonville y escritos sobre las puestas realizadas en la década del 1930, gracias al trabajo conjunto de Kirsten Ralov, Niels Bjørn Larsen y Dinna Bjørn.

Por su parte, la versión de Lander ingresó en los repertorios del Joffrey Ballet (1969), del London Festival Ballet y del Royal Swedish Ballet (ambos en 1973), del Ballet de la Ópera de París (1976), del Royal Ballet (1982) y del Ballet Bolshoi (1989). En la actualidad, la versión de Harald Lander es la más representada por compañías (profesionales y amateurs) de todo el mundo.





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Florencia Guglielmotti reside en la Ciudad de Buenos Aires (Argentina). Es Profesora de Danza (titulada en la Escuela Nacional de Danzas "María Ruanova"), Licenciada y Profesora de Artes (recibida en la Universidad de Buenos Aires). Cursó estudios en la Escuela Nacional de Ballet de Cuba. Es Miembro de International Dance Council CID (UNESCO).

Actualmente se desempeña como Profesora de Danza Clásica y como Profesora Titular de Historia de la Danza en la Escuela Superior de Enseñanza Artística "Aída V. Mastrazzi". florenciagu@gmail.com

Sunday, January 5, 2025

“Night Journey” (por Florencia Guglielmotti)

Nota del blog: Sección semanal dedicada al Ballet y la Danza, a cargo de la la ballerina, coreógrafa y profesora Florencia Guglielmotti.

Los textos anteriores, se pueden leer en este enlace



La obra “Night Journey” fue coreografiada por Martha Graham sobre la música de William Schuman, con diseño escenográfico de Isamu Noguchi y de vestuario de la propia Graham. Fue estrenada el 3 de mayo de 1947 en Cambridge, Massachusetts, por encargo de la Fundación Elizabeth Sprague Coolidge, como parte del Simposio de Crítica Musical de la Universidad de Harvard. En la premiere, el reparto estaba conformado por Martha Graham (reina Yocasta), Erick Hawkins (rey Edipo), Mark Ryder (Tiresias) y las Hijas de la Noche o las Furias, un grupo compuesto por una corifeo y un coro de seis mujeres: Pearl Lang, Yuriko, Ethel Winter, Helen McGehee, Natanya Numann y Joan Skinner, todos miembros del Martha Graham Group. 


“Night Journey” es la tercera obra de Graham inspirada en la mitología griega, creada luego de “Cave of the Heart” (1946), sobre el mito de Medea, y “Errand into the Maze” (1947), basada en el mito de Ariadna y el Minotauro. En esta misma línea, posteriormente realizó “Clytemnestra” (1958), inspirada en la Orestíada. 


Esta obra breve, dura aproximadamente 30 minutos, no cuenta la historia de Edipo y Yocasta, tal como Sófocles lo hizo, sino que pone en el centro el rol de la mujer, desplazando el “héroe” del original hacia ella. Según palabras de la propia coreógrafa: "la acción tiene lugar en el corazón de Yocasta, en el instante en que reconoce los términos últimos de su destino". 


“Night Journey” inicia con Yocasta de pie, contorsionándose lentamente, a la vez que sostiene en alto una cuerda con la que piensa suicidarse. Estos pensamientos autodestructivos son interrumpidos por la entrada de Teresias, el vidente ciego, seguido por las Furias. Después de una breve lucha con el oráculo, Yocasta se retira a su cama para evaluar su vida. 


Ella repasa su vida, ve a su esposo/hijo como un joven guerrero triunfal. Edipo envuelve a Yocasta con su capa, se compenetran en esa relación, parecen intercambiar votos nupciales. Luego, Yocasta abraza a Edipo con gestos ambiguos, por momentos maternos, por momentos sexuales. El dúo finaliza con la pareja enmarañada en una cuerda sobre su lecho matrimonial. Nuevamente irrumpe en la escena Tiresias, quien con su bastón separa a la pareja, como rompiendo su vínculo.


Yocasta recuerda la revelación que le hizo el vidente, sobre su verdadera relación con Edipo. Avergonzados, se ven obligados a soltar la cuerda que los une. Edipo, desolado, le quita el broche que sujeta la capa de Yocasta, se arranca los ojos y huye a tientas. Yocasta deja caer su manto, símbolo de su poder real, toma la cuerda, se la enrosca alrededor del cuello y se desploma a tierra ya sin vida.


“Night Journey” ha formado parte del repertorio de la Compañía desde su estreno y es una de las pocas obras que Graham permitió filmar. La versión televisiva de la obra fue emitida en 1960, dirigida por Alexander Hammid y producida por Nathan Kroll. Los intérpretes en esa ocasión fueron Martha Graham (Jocasta), Bertram Ross (Edipo), Paul Taylor (Tiresias), Helen McGehee (corifeo) y el coro conformado por Ethel Winter, Mary Hinkson , Linda Hodes, Akiko Kanda, Carol Payne y Bette Shaler. Con el tiempo, Graham fue suplantada por Pearl Lang y, en 1975, Rudolf Nureyev, como invitado de la Compañía, interpretó a Edipo. 







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Florencia Guglielmotti reside en la Ciudad de Buenos Aires (Argentina). Es Profesora de Danza (titulada en la Escuela Nacional de Danzas "María Ruanova"), Licenciada y Profesora de Artes (recibida en la Universidad de Buenos Aires). Cursó estudios en la Escuela Nacional de Ballet de Cuba. Es Miembro de International Dance Council CID (UNESCO).

Actualmente se desempeña como Profesora de Danza Clásica y como Profesora Titular de Historia de la Danza en la Escuela Superior de Enseñanza Artística "Aída V. Mastrazzi". florenciagu@gmail.com

Sunday, December 29, 2024

Lydia Abarca Mitchell (por Florencia Guglielmotti)

Nota del blog: Sección semanal dedicada al Ballet y la Danza, a cargo de la la ballerina, coreógrafa y profesora Florencia Guglielmotti.


Lydia Abarca Mitchell nació el 8 de enero de 1951 en Nueva York (Estados Unidos). Lydia formaba parte de una familia era muy unida, siendo la mayor de siete hermanos. De pequeña, ella siempre estaba bailando, hasta que su maestra de cuarto grado vio todo su talento y la impulsó a estudiar danza. Su familia no podía costear las clases de ballet, pero Lydia se presentó al programa juvenil de la Juilliard School y obtuvo una beca de estudios por cuatro años. Luego pasó al programa de formación profesional del Harkness Ballet. Sin embargo, en ninguna de esas clases tuvo la oportunidad de ver o de participar en una función. Eso la llevó a preguntarse cuál era, entonces, el propósito de todos esos ejercicios que realizaba en clase si no podía volcarlos en un escenario.

El Harkness Ballet ganó popularidad y se trasladó al estudio June Taylor, en Broadway. Al otro lado del pasillo estaba Jaime Rogers dando sus clases de jazz, entre música de tambores y risas, lo que llamó la atención de Lydia que comenzó a participar de esas clases también. Pero la beca de la que era beneficiaria incluía exclusivamente las clases de danza clásica, por lo cual Lydia terminó por abandonar el programa ya que no veía para ella un futuro como bailarina de ballet, una disciplina dominada por blancos. Es así como se concentra en finalizar sus estudios secundarios.


Con 17 años y tras haber finalizado la escuela, Lydia Abarca Mitchell consigue trabajo en un banco. Luego de una semana de estar trabajando, su hermana le dice que estaban haciendo audiciones para la compañía que Arthur Mitchell (la coincidencia en el apellido es casual, ya que no estaba relacionados) estaba formando junto a Karel Shook, la Dance Theatre of Harlem. Arthur Mitchell era conocido por ser el primer bailarín afrodescendiente en obtener el rango de bailarín principal del New York City Ballet. Arthur contrata a Lydia quién rápidamente volvió al entrenamiento y en un mes ya estaba nuevamente sobre las zapatillas de puntas. Dos meses más tarde, participó en la obra “Tones” de Arthur Mitchell. Allí Abarca Mitchell tuvo la posibilidad no solo bailar profesionalmente, sino que lo hizo con personas que se parecían a ella y que tenían las mismas metas. Luego fue ascendida a primera bailarina de la Compañía y, en 1975, fue la primera bailarina afrodescendiente en aparecer en la portada de la Dance Magazine.


Hacia 1980, Lydia ya tenía una carrera multifacética, era la primera bailarina de la Dance Theatre of Harlem y participaba en la versión cinematográfica del musical de “The Wiz” (dirigida por Sidney Lumet, 1978) y en la obra de Broadway “Dancin’”, de Bob Fosse (en cartel entre 1978 y 1982). Lamentablemente, durante una de las representaciones de “Dancin’”, en 1981, sufrió una lesión que la alejó de los escenarios de forma permanente.


Por cuestiones laborales de su marido, se trasladó a Atlanta, donde prontamente se contactó con Nena Gilreath y Waverly Lucas, ambos también ex alumnos de la Dance Theatre of Harlem que, influenciados por Arthur Mitchell, fundaron Ballethnic, con la intención de permitir que bailarines de origen diverso puedan desarrollar sus carreras dentro de la danza clásica. Desde ese momento, Abarca Mitchell se convirtió en una asesora invaluable para la Ballethnic Dance Company, dirigiendo los ensayos previos a los estrenos.


Actualmente, Lydia Abarca Mitchell continúa impulsando el legado de Arthur Mitchell, no solo a través de las enseñanzas que imparte en sus clases y ensayos, sino también formando parte de una comunidad, la 152nd Street Black Ballet Legacy, donde un grupo de ex alumnos de la Dance Theatre of Harlem buscan mantener vigente los valores de A. Mitchell.







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Florencia Guglielmotti reside en la Ciudad de Buenos Aires (Argentina). Es Profesora de Danza (titulada en la Escuela Nacional de Danzas "María Ruanova"), Licenciada y Profesora de Artes (recibida en la Universidad de Buenos Aires). Cursó estudios en la Escuela Nacional de Ballet de Cuba. Es Miembro de International Dance Council CID (UNESCO).

Actualmente se desempeña como Profesora de Danza Clásica y como Profesora Titular de Historia de la Danza en la Escuela Superior de Enseñanza Artística "Aída V. Mastrazzi". florenciagu@gmail.com

Sunday, December 22, 2024

Ballet "El Cascanueces" y la Navidad (por Florencia Guglielmotti)

Nota del blog: Sección semanal dedicada al Ballet y la Danza, a cargo de la la ballerina, coreógrafa y profesora Florencia Guglielmotti.


El ballet “El cascanueces” fue estrenado el 18 de diciembre de 1892 en el Teatro Mariinsky de San Petersburgo, Rusia. La música fue compuesta por Piotr Ilich Tchaikovsky y la coreografía a cargo de Marius Petipa, aunque se enfermó y fue concluida por su asistente, Lev Ivanov. La obra fue protagonizada por Antonietta Dell'Era (Hada del Azúcar), Pavel Gerdt (Príncipe Coqueluche), Stanislava Belinskaya (Clara), Sergei Legat (Príncipe Cascanueces), Timofey Stukolkin (Drosselmeyer) y Vassily Stukolkin (Fritz). El libreto está basado en la adaptación que Alejndro Dumas realizó sobre el cuento “El Cascanueces y el Rey de los ratones” escrito por Ernst Theodor Amadeus Hoffmann en 1816.

En el primer acto encontramos a la familia Stahlbaum (o Silberhaus), en la víspera de Navidad. Clara (o Marie), Fritz (su hermano) y sus padres están terminando de decorar el árbol para esa noche. Llegan los invitados y los festejos comienzan, los niños juegan y bailan, hasta que el reloj de búho da las ocho. En ese momento un misterioso personaje entra en la sala, es Drosselmeyer, mago, padrino de Clara y talentoso fabricante de juguetes, que ha traído regalos para los niños. Todos están felices salvo Clara, quien no ha recibido su regalo aun. Drosselmeyer les enseña entonces tres muñecas de tamaño natural que bailan. Cuando terminan su danza, Clara se acerca a Drosselmeyer pidiendo su regalo. Drosselmeyer tiene otro juguete, es un Cascanueces con la forma tradicional de un soldado con su uniforme. Clara está encantada, pero su hermano siente envidia y lo rompe.


La fiesta termina y la familia Stahlbaum se acuesta. Mientras todos duermen, Drosselmeyer arregla el Cascanueces y cuando el reloj toca la medianoche Clara se despierta. De repente, los ratones comienzan a llenar la sala, el árbol de Navidad comienza a crecer y el Cascanueces cobra vida. Clara se encuentra en medio de una batalla entre un ejército de soldados y los ratones dirigidos por el Rey de los ratones. El Cascanueces conduce a los soldados, a los que se suman soldaditos de plomo y muñecas que sirven como médicos para atender a los heridos. Cuando el Rey de los ratones avanza hacia el Cascanueces aún herido, Clara agarra al Rey de la cola, le tira un zapato y el Cascanueces aprovecha la oportunidad y apuñala al Rey, que muere.


Los ratones se retiran y el Cascanueces se transforma en un príncipe. Clara y el príncipe viajan hacia un bosque de pinos en el que los copos de nieve bailan a su alrededor. Las hadas y reinas bailan para darles la bienvenida.

En el cuento original de Hoffmann y en algunas versiones coreográficas, el príncipe es el sobrino de Drosselmeyer, a quien el Rey de los ratones había convertido en un cascanueces. Tras la fiesta de Navidad, todo se soluciona cuando Drosselmeyer elimina el hechizo.

En el segundo acto, Clara, el Cascanueces y Drosselmeyer llegan al Reino de los Dulces donde los recibe el Hada del Azúcar (o Hada del Confite), su caballero y el resto de los dulces. Se suceden una danza española (que representa el chocolate), una danza china (en alusión al té), una danza árabe (recordando el café) y una danza rusa (que simboliza a los bastones de caramelo) que es, en realidad, una danza tradicional ucraniana denominada Trepak. También danzan Mamá Jengibre y sus polichinelas, las flautas de lengüeta (pastoras de marzipan o mirlitones), el Hada del Azúcar y el Vals de las Flores. Todas estas danzas pueden variar su orden dependiendo de la versión coreográfica.


Aquí se presentan dos desenlaces posibles. En uno, luego de las celebraciones, Clara se despierta bajo el árbol navideño con su Cascanueces de madera, feliz por su maravillosa aventura onírica. En otro, Clara no se despierta: luego de todas las danzas, ella y el príncipe parten en un trineo tirado por renos. El sueño ha sido real...




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Marius Petipa: Maestro de ballet, coreógrafo y bailarín francés (por Florencia Guglielmotti)
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Florencia Guglielmotti reside en la Ciudad de Buenos Aires (Argentina). Es Profesora de Danza (titulada en la Escuela Nacional de Danzas "María Ruanova"), Licenciada y Profesora de Artes (recibida en la Universidad de Buenos Aires). Cursó estudios en la Escuela Nacional de Ballet de Cuba. Es Miembro de International Dance Council CID (UNESCO).

Actualmente se desempeña como Profesora de Danza Clásica y como Profesora Titular de Historia de la Danza en la Escuela Superior de Enseñanza Artística "Aída V. Mastrazzi". Email: florenciagu@gmail.com

Sunday, December 15, 2024

Ballet "La Boutique fantasque" (por Florencia Guglielmotti)

Nota del blog: Sección semanal dedicada al Ballet y la Danza, a cargo de la la ballerina, coreógrafa y profesora Florencia Guglielmotti.


“La Boutique fantasque” (también conocida como “The Fantastic Toyshop”) fue estrenada por los Ballets Russes, en el Alhambra Theatre de Londres, el 5 de junio de 1919. La coreografía es de Léonide Massine, el libreto de André Derain, quien también participó del diseño de vestuario y escenografía. La música orquestal es de Ottorino Respighi, sobre obras para piano de Gioachino Rossini. El elenco en el día del estreno estuvo integrado por Enrico Cecchetti (el juguetero), Alexander Gavrilov (asistente), Lydia Sokolova y Leon Woizikowski (los bailarines de tarantela) y Lydia Lopokova y Léonide Massine (los bailarines de can-can).

El ballet tiene un solo acto y transcurre en Francia, en 1860. Un juguetero de gran fama ha diseñado unos maravillosos muñecos danzantes, que pone a la venta en su juguetería. Los autómatas realizan diferentes danzas para los posibles compradores. Al principio, vemos en la juguetería a dos damas inglesas y a una familia estadounidense, luego se suma una familia rusa. Los muñecos se lucen bailando una tarantela, luego dos muñecas vestidas de naipes realizan una mazurca. Otro grupo de muñecos bailan una danza tradicional rusa y hay hasta dos perros caniches bailarines. 


Pero lo mejor, el juguetero y su asistente, lo dejaron para el final y ahora presentan a sus muñecos más sofisticados: una pareja de bailarines de can can, vestidos llamativamente. El número resultó tan fascinantes que la familia estadounidense decide comprar al muñeco y la familia rusa, a la muñeca. Realizados todos los arreglos, los muñecos son embalados en cajas, listos para ser entregados al día siguiente.

Los clientes se van, el juguetero cierra su negocio, se hace de noche y, en el cobijo de la oscuridad, los muñecos cobran vida. Todos están molestos porque, aunque los humanos no lo saben, los bailarines de can can están enamorados y ahora los van a separar. Así que entre todos urden un plan para evitar que se los lleven en la mañana siguiente. 


Ya es de día y el juguetero abre su negocio. Llegan los clientes a recoger sus muñecos, pero descubren que los bailarines de can-can ya no están en sus cajas. Los compradores se enojan y atacan al juguetero y a su asistente. Todos los muñecos van a rescatar al comerciante y expulsan a los clientes del local. Dentro de la juguetería todo es alegría, los muñecos bailan junto al juguetero, los dos bailarines de can can enamorados siguen juntos y todo es felicidad. Mientras tanto, los clientes incrédulos miran con asombro la situación, a través la vidriera. 


El argumento presenta cierta similitud con “Die Puppenfee” (“Fairy doll”), con coreografía de Joseph Hassreiter y música de Josef Bayer, estrenada en 1888, y también algunos elementos vistos en “Coppelia”, con coreografía de Arthur Saint-Leon y música de Leo Delibes, estrenada en 1870. Por su parte, Massine decidió centrarse en la historia de amor entre dos muñecos, fundiendo elementos de danza académica, con pantomima, elementos de comedia y danzas folclóricas.


Massine montó esta obra para el Ballet Theatre (1942) y para el Sandler´s Wells Ballet (1947). También fue incorporado al repertorio de otras compañías, como el Teatro Colón y el Royal Ballet.




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Florencia Guglielmotti reside en la Ciudad de Buenos Aires (Argentina). Es Profesora de Danza (titulada en la Escuela Nacional de Danzas "María Ruanova"), Licenciada y Profesora de Artes (recibida en la Universidad de Buenos Aires). Cursó estudios en la Escuela Nacional de Ballet de Cuba. Es Miembro de International Dance Council CID (UNESCO).

Actualmente se desempeña como Profesora de Danza Clásica y como Profesora Titular de Historia de la Danza en la Escuela Superior de Enseñanza Artística "Aída V. Mastrazzi". florenciagu@gmail.com

Monday, December 9, 2024

In Memoriam. Vladimir Shklyarov, el príncipe del ballet ruso: un genio de la danza del siglo XXI. (por Mayumi Sakamoto. Editado por Baltasar Santiago Martín)

Vladimir Shklyarov como Albert en Giselle
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Hablar de Vladimir Shklyarov es hablar de un artista completo en todo el sentido de la palabra.

El ballet es un arte por el cual, a través de los movimientos, la interpretación y la calidad histriónica, el bailarín transmite a través de su cuerpo el contexto de la coreografía hasta conmover al espectador. Y Vladimir era uno de esos artistas, que con solo su presencia y espíritu llenaba todo el espacio del escenario –y el auditorio– de una energía explosiva, de un carisma y una belleza indescriptible.

A través de los tiempos hemos observado que los genios de la danza nacen una vez por década en el tiempo, y en la actualidad se considera a Vladimir Shklyarov entre los grandes genios de la danza mundial, como Vaslav Nijinsky, Rudolf Nureyev, Mikhail Barishnikov y Alexander Godunov.

La naturaleza lo dotó generosamente de habilidades profesionales, y como estudiante de la Academia Vagánova, mostró los rasgos principales de su carácter: masculinidad, paciencia y pasión por la danza... Un increíble deseo de bailar lo llevó a la forma más alta, casi desde el primer año, para convertirse en un artista destacado del escenario del Teatro Mariinsky y ser reconocido con el título de “Artista honorable de Rusia”.

Las clases diarias, los ensayos, los espectáculos y –además, en sus horas libres– trabajando los detalles y pensando en cada rol, en cada personaje, todo ello dio como resultado una técnica impecable y virtuosa: facilidad en los saltos, destreza en los giros, un refinado movimiento de piernas y suaves manos como complemento. La interpretación reflexiva y creíble del personaje, su expresividad emocional, musicalidad y encanto hicieron de Shklyarov el favorito y amado del público.

Sergei Berezhnoy, Yuri Fateev y Vladimir Kim, sus maestros en el Teatro Mariinsky, lograron una fructífera colaboración que ayudaron al joven artista a estabilizarse en el escenario y encontrar su propia individualidad a través del análisis meticuloso de cada actuación.

Durante sus dos décadas en el escenario, Vladimir Shklyarov tuvo la suerte de interpretar más de 40 ballets y números de conciertos, cada uno de los cuales enriqueció su estilo interpretativo y pulió su individualidad.

El repertorio de Vladimir Shklyarov incluyó numerosos príncipes de los cuentos de hadas de los grandes clásicos; héroes románticos muy apropiados a su elegante apariencia, como su Príncipe Desirée, el romántico Sigfrido, el cariñoso Albert, James, Jean de Brienne, el Conde, Romeo, entre otros.

Su Príncipe Desirée, de La bella durmiente, de estilo refinado, preciso en las poses, grácil, con ciertas referencias a la época de Luis XIV, resultó ideal para el joven artista, en que la organicicidad de sus movimientos y su hermosa imagen determinaron su posición como príncipe por antonomasia, del mismo modo que su Albrecht. en Giselle, es un indudable éxito creativo del artista ya maduro, donde la parte dramáticamente intensa reveló el rico potencial de su talento actoral.

Su profesionalismo en los pas de deux lo convirtieron en el partner por excelencia de las bailarinas con quienes bailó. Tuvo la oportunidad de bailar con bailarinas de excepcional talento, como Diana Vishneva, Ulyana Lopatkina, Victoria Tereshkina, Natalya Osipova, Olesya Novikova, Alina Somova, Ekaterina Kondaurova, entre otras.

Entre uno de sus grandes éxitos, gracias a su talento artístico interpretativo, recordamos su apariencia como un joven encantador –como correspondía a sus personajes–, especialmente en Romeo y Julieta, junto a Diana Vishneva, donde cautivaron a la audiencia mundial, complementándose mutuamente.

La prensa nacional e internacional lo llamó “el príncipe del ballet ruso”, aunque su deseo infatigable fue bailar no solo los grandes roles del repertorio clásico, sino también irrumpir en el mundo de las coreografías modernas.

El destino le brindó una generosa oportunidad en el Covent Garden de Londres, junto con Natalya Osipova: interpretar Des Grieux en el ballet Manon, de Kenneth MacMillan, en el que la bailarina de temperamento incontenible y expresiva en los dúos, nos hizo mirar con nuevos ojos la colaboración de estos dos insuperables artistas.. Su encantador De Grieux, inquebrantable, decidido, lleno de pasión y ferozmente enamorado, cautivó incluso al público inglés más remilgado.

Durante sus dos temporadas en Bayerischer Ballet de Munich tuvo además la oportunidad de hacer realidad un sueño: Spartacus, junto con Sergei Polunin (Craso; cuyo marco musical y coreográfico complejo, que requería resistencia y ciertas características externas, parecía un personaje inapropiado para Shklyarov. Y entonces ocurrió una metamorfosis: el joven de los roles de príncipes irrumpió en escena como un verdadero líder de esclavos y gladiadores, un guerrero brutal que lucha desesperadamente contra sus oponentes.

Trabajar conjuntamente en los Teatros Mariinsky y Bayerischer Staasballetts, sus numerosas giras, galas e invitaciones para actuar por todo el mundo, así como cientos de entrevistas y el reconocimiento de una audiencia global lo hicieron un bailarín del mundo.

Y por cosas también del destino, su última y triunfal Gran Gala internacional fue en Santo Domingo, República Dominicana, en el Teatro Nacional Eduardo Brito, el 23 de agosto del 2024.

Él estaba muy emocionado por poder brindar al público dominicano todo su arte: “Voy a dejar un pedacito de mi espíritu en este escenario, este es mi regalo”, recalcó. Y así fue, el auditorio retumbó con los interminables aplausos.

Vladimir Shklyarov, premier del Teatro Mariinski, “el Príncipe del ballet ruso”, fue el corazón de esta gran e histórica gira junto a otros importantes bailarines rusos, los cuales en estos momentos le dedican cada día en su honor sus espectáculos: Evgeny Konovalov, Maria Khoreva, Anastasia Smirnova, Anastasia Limenko, Mikhail Makar, Artem Ovcharenko, Valeria Kuznetsova, Ksenya Shevtsova, Anna Tikhomirova.
El teatro Mariinsky mantiene un rotundo santo silencio por la magnitud de la pérdida y el dolor que sienten todos. 
En el verano del 2024 recibimos en el Teatro Nacional de Santo Domingo, República Dominicana, a un grupo de artistas estelares de las principales compañías de Ballet de Rusia, traídos al país por la directora artística del Tour, la dominico –japonesa- rusa Mayumi Sakamoto. Recordamos con admiración a Shklyarov por su entrega en la escena, su pasión en caracterizar los personajes que le tocaron interpretar y su cuidado y esmero en el partening con sus bailarinas, siempre atento a lucirlas. Su presencia y su fuerza en la escena mostraban su pasión y experiencia como artista de la danza.
Carlos Veitia, Director del Teatro Nacional Eduardo Brito.

 

Vladimir Shklyarov: tuve el honor de trabajar con él durante el montaje de recuperación coreográfica del ballet La hija del Faraón, en el Teatro Mariinsky con Toni Candeloro. Me acuerdo bien de los ensayos. En escena Vladimir se transformaba, se entregaba plenamente a su arte. Tengo una memoria viva de su interpretación como Ta-Hor en el primer acto. ¡Como corría de inquietud persiguiendo a las cazadoras y a su querida Aspiccia! Era una persona llena de vitalidad y energía. Tenía un arte muy especial y hacía notar que disfrutaba muchísimo en escena. Como artista estaba siempre muy abierto a sugerencias y recomendaciones por mi parte. Solo tengo palabras de agradecimiento. Que encuentre paz eternamente. 
Juan Bockamp. Coreólogo, especialista en notaciones Stepanov, Madrid. 
 
Conocí a Volodya cuando trabajaba en el Teatro Mariinsky; él siempre fue un artista brillante y sonriente. ¡Solo tengo buenos recuerdos de él! Nos reuníamos a menudo en conciertos y proyectos de gala, manteníamos una conversación agradable y bromeábamos. ¡Siempre apoyó a todos los artistas durante la actuación y también los cargó con su energía! Volodya Shklyarov es igual que decir persona de arte, ¡un verdadero artista! ¡Permanecerá para siempre en la historia del ballet y en nuestros corazones!. 
Anastasia Smirnova. Primera solista del Teatro Stanislavsky Nemirovich y Dachenko, Moscú, Rusia.

Vladimir emanaba esa energía que hipnotizaba, enamoraba. Su presencia era explosiva y al mismo tiempo tierna. Tenía un físico perfecto para la danza. Los roles clásicos románticos eran hechos para él, no se podía imaginar que también podría interpretar los roles heroicos tan perfectos como los románticos. Fue un bailarín completo; era como un camaleón en cada uno de sus roles, penetraba en él, lo vivía en su propia piel y alma, ya no era Vladimir Shklyarov, se transformaba en ese personaje, y lo daba todo. Era el perfecto Príncipe noble, el perfecto guerrero de Espartaco, el alegre Iván, el trágico Petrushka, el apasionado esclavo en Scheherezada, el enérgico y técnico Basilio, el romántico James, el académico en Paquita, sin dejar atrás el ballet contemporáneo; ¡era un Artista! Un artista inteligente, caballeroso, carismático, apasionado, curioso y siempre en búsqueda de superación para no defraudar a su público y así mismo.

Su último espectáculo en el Teatro Mariinsky fue Scheherezada junto a la prima ballerina Ekaterina Kondaurova, el 24 de octubre del 2024.

"Se quiere llegar muy alto, sabemos que se puede despegar muy rápido, pero permanecer ahí, en la altura, es muy difícil. Y cuánto tiempo se le concede a cada uno –quince años, veinte (en el mejor de los casos) –; no necesitas pensar en ello (…)." Vladimir Shklyarov (entrevista en 2009)
Y con esta significativa frase partió de este mundo, dejando su legado e inspirando a las nuevas generaciones con su arte. Un genio de la danza con una sonrisa infantil, un espíritu inquieto, pero de un alma muy sensible.
Mayumi Sakamoto. Maestra, Investigadora en historia del Arte. Mikhailovsky Teatro, San Petersburgo.
Vladimir Shklyarov como 
Solor en La Bayadere.
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Con la prima ballerina Victoria Tereshkina, en los saludos finales del ballet Giselle.
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En el ballet Margarite and Armand
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En el pas de deux del ballet Don Quijote,
 con la prima ballerina Olesia Novikova.
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De izquierda a derecha: Vladimir Shklyarov, Ksenia Shevtsova, Anastasia Limenko, Evgeny Konovalov, Mayumi Sakamoto (directora artística), César Suárez (productor), Carlos Veitía (director del Teatro Nacional), Artem Ovcharenko, Anna Tikhomirova, Anastasia Smirnova, Makar Mikhalkin y Valeria Kuznetsova, el 23 de agosto de 2024. Foto: cortesía de Carlos Veitía.
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Último momento con Vladimir Shklyarov al finalizar la gira en República Dominicana. De izquierda a derecha: Artem Ovcharenko, Anastasia Limenko, Vladimir Shklyarov, Mayumi Sakamoto, Evgeny Konovalov y Anna Tikhomirova. Santo Domingo, Hotel Sheraton, 25 de agosto de 2024. Foto: cortesía de Mayumi Sakamoto.
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Fotos: Cortesía de Sila Avvakum.

Sunday, December 8, 2024

Ballet "Jeux" (por Florencia Guglielmotti)

Nota del blog: Sección semanal dedicada al Ballet y la Danza, a cargo de la la ballerina, coreógrafa y profesora Florencia Guglielmotti.

Los textos anteriores, se pueden leer en este enlace.


Esta obra fue la segunda coreografía que realizó Vaslav Nijinsky para la compañía del empresario Serguei Diaghilev, los Ballet Russes (la primera había sido “Preludio para la siesta de un fauno”, en 1912). “Jeux” se estrenó en París el 15 de mayo de 1913, en el Théâtre des Champs Elysées. Los intérpretes fueron Tamara Karsavina, Vaslav Nijinsky y Ludmilla Schollar. La música fue especialmente compuesta por Claude Debussy quien inicialmente se opuso, pero luego reconsideró el encargo cuando Diaghilev duplicó la tarifa (Debussy estaba atravesando grandes problemas económicos). La escenografía y el vestuario fueron diseñados por Léon Bakst.

El ballet “Jeux” fue descrito como un "poema bailado" ("poème dansé") y el argumento fue escrito por el propio Nijinsky. El programa de mano entregado en el día del estreno, describía a esta breve obra así:
La escena es un jardín al anochecer; se ha perdido una pelota de tenis; tres jóvenes (un varón y dos mujeres) la están buscando. La luz artificial de las grandes lámparas eléctricas que arrojan fantásticos rayos a su alrededor sugiere la idea de juegos infantiles: juegan al escondite, se intentan atrapar, se pelean, se enfadan sin causa. La noche es cálida, el cielo está bañado por una luz pálida; ellos se abrazan. El hechizo se rompe con otra pelota de tenis lanzada con picardía por una mano desconocida. Sorprendidos y alarmados, los jóvenes desaparecen en las profundidades nocturnas del jardín.
Sin embargo, según cuenta el propio Nijinsky en sus diarios, la obra muestra la vida tal como la soñaba Diaghilev: él quería amar a dos muchachos al mismo tiempo y que ellos lo amen a él también. A pesar que Diaghilev insistía con la idea, Nijinsky decidió cambiar el género de los personajes porque no podía poner en escena un triángulo amoroso entre tres hombres, entonces el muchacho representa al empresario y las dos jóvenes, en realidad, son los dos muchachos enamorados.


Con este ballet, Nijinsky se transforma en el primer coreógrafo en introducir en el ballet un tema, un diseño escenográfico y de vestuario contemporáneos. Toda la idea está basada en un partido de tenis, incorporando movimientos típicos de este deporte e, incluso pelotas y raqueta.



En su momento, la obra no fue bien recibida (tuvo solo 5 representaciones) y pronto fue eclipsada por “La consagración de la primavera”, también con coreografía de Nijinsky y música, en este caso, de I. Stravinsky, que fue estrenada dos semanas después por la compañía de Diaghilev. Esto no asustó a Jean Börlin quien en 1920 realizó una versión para los Ballet Suédois. Luego siguieron las versiones de William Dollar (Ballet Theatre, 1950), Peter Darrell (Western Theatre Ballet, 1963), John Taras (New York City Ballet, 1966), Flemming Flindt (Ballet de la Ópera de París, 1973) y, finalmente, Toer Van Schayk (Deutch National Ballet, 1977). En 1996 la obra fue reconstruida por la dupla Millicent Hodson y Kenneth Archer para ser representada en la ciudad de Verona.






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Ver en el blog



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Florencia Guglielmotti reside en la Ciudad de Buenos Aires (Argentina). Es Profesora de Danza (titulada en la Escuela Nacional de Danzas "María Ruanova"), Licenciada y Profesora de Artes (recibida en la Universidad de Buenos Aires). Cursó estudios en la Escuela Nacional de Ballet de Cuba. Es Miembro de International Dance Council CID (UNESCO).

Actualmente se desempeña como Profesora de Danza Clásica y como Profesora Titular de Historia de la Danza en la Escuela Superior de Enseñanza Artística "Aída V. Mastrazzi". Email: florenciagu@gmail.com
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Gaspar, El Lugareño Headline Animator

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