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Wednesday, January 22, 2025

Grandes Jornadas de Arte. Un balance al mundo artístico del Camagüey en 1944. (por Carlos A. Peón-Casas)


Tomo de prestado estos interesantes pormenores del artículo homónimo del crítico y periodista Rogelio V. Garriga, que me sirve de título, y que recojo desde la publicación local Camagüey. Mundo Elegante, que diera a las prensas el periodista y cronista social Mario Rafael Silva Llopis en 1944.

Entresaco para beneficio del lector siempre apegado a la originalidad de la fuente que hoy aludo, fragmentos de un texto revelador, que airea ese anhelado imaginario de nuestra ciudad y su cultura en el devenir del tiempo, hasta aquella década cuarenta del siglo XX. 
Camagüey, ciudad de arte (...) de artistas, cuna gloriosa de la Avellaneda, de Aurelia Castillo, de Isabel Esperanza Betancourt y de tantas luminarias de las letras. Suelo natal de hombres y mujeres ilustres que en poesía, música y pintura han descollado, no podia dejar de ser, como fue de antaño, la ciudad teatral más importante del interior de Cuba. Y asi desde el Teatro Principal, el coliseo que siempre fue orgullo de esta tierra, con sus cuatro balcones de palcos y localidades altas, el Camaguey de nuestros bisabuelos aplaudió a todo aquello que (...) venía a la Isla. Muchas veces, nos cuenta la historia, las mejores compañías llegaban en carretas desde la Habana. Pero eran grandes los negocios, y el Puerto Príncipe reclamba arte, porque lo sentía. Ya por aquella época empezaba a hacerse arte teatral en casa. Y en nuestra Sociedad Filarmónica conjuntos de aficionados más tarde representában obras, ya fueran dramas, comedias o zarzuelas. Y sigue pasando el tiempo, todavía en nuestra niñez (...) recordamos el paso de notables espectáculos (...) muchos de cuyos artistas nos dejaron fotografías autobiografiadas que aun conservamos (...) Aparejándose a los triunfos del Principal, vino después el Teatro Avellaneda, que con su nombte glorifica el recuerdo de nuestra Tula. Creo que su inauguración fue por el año 1914 (...) como en la época de antaño, es la Popular de hoy la que hace teatro (...) Y posteriormente el Camagüey Tennis Club nos presenta bellas obras, que expresamente para ese fin escribió el Dr. Felipe Pichardo Moya (...) y a los que ponía música (...) Alberto Noriega (...) Y en el Atlético, con los Martínez Casado, las Pita Benavides, las Zayas Bazán, Carlin Galan y otros de tantos (...) se presentaron comedias que mucho gustaron. ¿Y por que no decirlo? Arte de fino humorismo fue aquella Virulandia Sonia Bongó que con libretos del Dr. Antonio Martínez, con artistas como la, Guanaja, Godito, etc. y sus coros admirables (...) Y viene ahora Raffols y Aguirre, los dos consagrados profesores, de cuyos Conservatorios han salido pianistas muy celebradas, a brindarnos sus dos brillantes esfuerzos: la Coral y la Orquesta Sinfónica (...) La SIBA nos ha regalado por años regios espectaculos. Y asi ha sido por cerca de diez décadas esta ciudad arte, bellezas y colorido que trazamos a grandes rasgos (...) desde la Avellaneda hasta las escritoras de nuestros días con nuestra Flora Díaz Parrado, novelista y escritora teatral. Músicos que como Víctor Pacheco, Noriega, Molina Torres y otros llegaron hasta Jorge González Allue, con sus dulces canciones. Los escritores que se enorgullecen de tener a Oscar Silva Muñoz del Canto, Felipe Pichardo Moya, Luis Martínez... Músicos, pintores, poetas, escritores, hombres y mujeres sean estas líneas un recuerdo a tu memoria...

Noviembre de 1944.

Saturday, January 18, 2025

Una de las noches del Caribe (segunda mitad de los 80s, siglo XX).


Veo a una joven sola en una mesa, me aproximo... y aproximados pasamos más de un rato. 

Le digo, pasado ese buen rato, "vamos para ...". Me contesta: "no puedo, mi novio es uno de los músicos (era el grupo ..., de la Habana.)". 

Nos reimos, un par de besos más, nos despedimos. (JEM)

Wednesday, January 15, 2025

Vertientes en la memoria. Rememoraciones familiares y recuerdos. (por Carlos A. Peón Casas)


Una reciente incursión en estas mismas páginas por los anales de mi familia materna me llevó a memoriar sobre el conocido poblado de Altagracia. Hoy aludiendo a mis ancestros paternos, mi glosa tiene por norte al de Vertientes.

El poblado que data de la etapa colonial temprana, era conocido con el apelativo de Cachaza, y tiene sus conexiones con el conocido embarcadero de Santa María, donde el pirata Morgan tomo tierra para asolar Puerto Príncipe en 1668.

Justamente allí habitó mi abuelo Nicolás Peón Manso desde los tempranos años de la década del treinta del pasado siglo XX, en compañía de mi bisabuelo Don José, asturiano de pura cepa.

La vida los había juntado, cuando falleciera, todavía en la flor de la edad, Rosario, la esposa y madre de mi abuelo y de sus tres hermanas: Ramona, Rosita y Antonia. El varón como era costumbre, acompañó al padre; las hermanas pasaron a vivir con otros familiares en el entorno materno, disperso por los pueblos de Arroyo Blanco, Jatibonico y Sancti Spiritus.

Lito, como cariñosamente llamaban a José en familia, había llegado a esta ínsula, a finales del siglo XIX, cuando su providente padre consiguió abordara presurosamente un barco a Cuba para no ser enviado a la entonces terrible guerra de Marruecos.

A su llegada con solo 17 años por el puerto habanero, deambuló en uno y otro empleo de subsistencia. Gracias a sus dotes para el comercio llegaría luego de muchos avatares, a desenvolverse como dueño de alguna que otra bodega en poblados de la entonces zona jatiboniquense, en la gran y extensa provincia del Camagüey. Y ya después de enviudar, en Piedrecitas, donde pasara mi abuelo su niñez y temprana juventud.

Vertientes, ubicado en el km 33 del ramal del ferrocarril de Camagüey a Santa Cruz del Sur, sería el próximo destino.

Mi abuelo, hombre hecho a sí mismo en su impecable formación cultural, y sus afanes poéticos, heredó igualmente de su padre aquellas dotes comerciales. Y muy pronto tuvo un feliz emprendimiento en el giro de los jugos de frutas tropicales, con un popular puesto, ad usum, ubicado justo frente a la estación férrea del poblado vertientino. Un recorte ya amarillento en mi archivo, de un Boletín Comercial de la época, ubica su prospero negocio en la entonces muy popular calle Línea.

Corrían los primeros años de la década del treinta. El poblado era entonces ya sede de un próspero central azucarero que con el mismo nombre del pueblo, regentaba la Compañía Azucarera Vertientes, la fábrica databa del año 1921, y su capacidad de molida era de 775.00 arrobas(1).

Era pues un pueblo floreciente a no dudarlo. El abuelo logró levantar un honrado capital que le permitió casarse con la que sería mi inolvidable y dulce abuela Emilia Espinosa, natural de Las Villas, y residente en el poblado de San Diego, donde el abuelo la conoció. Juntos fundaron su hogar y tuvieron su propia casa en los alto del negocio, en el año 1940.

Allí nacieron sus dos primeros vástagos: mi tío Juan José y mi padre Nicolás Jr. Para mediados de los años cuarenta, mi abuelo fue capaz de invertir su capital social vertientino, en un nuevo empeño: el Hotel Europa, anexo al Hotel Plaza, aquí en la ciudad de Camagüey, en sociedad con su amigo y socio Riestra. Para entonces puso su casa en la ciudad en el reparto Beneficencia.

Pero Vertientes siguió en las coordenadas de la familia. Dos hermanos de mi abuela Emilia también se residenciaron allí y fundaron sus respectivas familias. Su padre, mi bisabuelo Félix, igualmente hubo de vivir allí hasta su deceso ya pasado los noventa años.

Por ende, mis recuerdos infantiles entroncan con viajes en compañía de la abuela Emilia a aquel simpático poblado, a medio camino al mar, ya fuera en el tren o en los ómnibus de ruta, que por entonces tenían salidas muy frecuentes, o hasta las menos de las veces, en un cómodo taxi, también disponible por sumas que hoy parecerían irrisorias a mis lectores en este hic et nunc tan devaluado.

Vertientes vivo aun en la memoria familiar le legó a la familia coordenadas inolvidables. De ese tenor de recuerdos queda, en manos de mi tía Ana María, celosa guardiana de esas memorias, una muestra fotográfica que revive tales cercanías a pesar del paso del tiempo.

Por ello, y para cerrar esta incursión memorística, dejo al lector estas fotos ilustrativas de lo que fue aquella comarca, tomadas por el lente de una antigua cámara de fuelle de mi inolvidable abuelo Nicolás, muy bien versado en aquel arte, una reliquia familiar, fabricada en el Japón ocupado de postguerra, y con la que también alcancé a hacer mis pininos fotográficos.

Las instantáneas de mi abuelo Peón, tomadas en algún minuto del año 1950, serán a no dudarlo un magnifico broche de oro para esta sentida crónica.



Bungalows del Central
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Iglesia Parroquial
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1. Este central era parte del grupo General Sugar States. Los azucares se embarcaban por la terminal de Tarafa en Nuevitas y por Santa Cruz del Sur. En Enciclopedia Popular Cubana de Luis J. Bustamante. Lex. La Habana, Cuba, 1948.

Saturday, January 11, 2025

Siempre me encantó


(around 1986) Una vez logré conquistarla, siendo exacto, logré su aceptación para una primera cita, date de noche de sábado. Pero me "compliqué" en el transcurso de la jornada, y no fui a buscarle. Luego inventé una justificación (por supuesto no la creyó), que unos policias me llevaron overnight al calabozo por algo con mi bicicleta.

1991. Cinco año después casualmente nos reencontramos en Santa Clara, donde ella estudiaba, gracias a un Evento Universitario al que asistí.

Logré re-encender la llama. Acordamos que me quedaría con ella ese fin de semana (el evento terminaba viernes y todos volverían a sus lugares, menos yo).

Desperté de la borrachera en Ciego de Avila, dentro de la guagua, que a los de Santiago, a Santiago nos regresaban. Embriagado me montaron en el omnibus, durante la fiesta final del evento (sin yo saberlo, como si un secuestro fuese). Comprendí en ese instante, que en toda mi vida, no besaría a esa muchacha que me encantaba.

Afortunadamente es muy buena persona. Me perdonó los dos "embarques", nos llevamos bien, pero nunca... (JEM)

Sunday, January 5, 2025

Una foto entrañable

Camagüey, año 2000. Tercer Encuentro Nacional de Historia "Iglesia Católica y Nacionalidad Cubana".
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Tuve el privilegio de conocer a Rafael Duharte en los años 80s, cuando estudié en la Universidad de Oriente. Él era parte del equipo de la Casa del Caribe. Cubano culto, excelente conversador, dueño de un fino sentido del humor. Un caballero.

Asistí a muchas de sus conferencias y charlas de historia, de sociología, de temas mundiales y locales. Compartinos socialmente en ocasiones.

Le agradezco su apoyo desde Santiago de Cuba, junto con Olga Portuondo Zuniga, a partir de los mismos inicios (cuando el apoyo más se necesita) de los Encuentros Nacionales de Historia "Iglesia Católica y Nacionalidad Cubana". Recientemente, publicó varios de sus textos en el blog Gaspar, El Lugareño. Falleció en el mes de mayo de 2023.

Agradezco a su hijo Rafael Ángel Duharte Santos me envíara esta entrañable foto, y el permiso para publicarla.




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Ver Rafael Duharte en el blog 

Thursday, January 2, 2025

Un rato entre amigos. (por Carlos A. Peón-Casas)


El título cuadra muy bien a la foto que acompaña esta página donde el retratado principal es de esos nombres inolvidables e insustituibles de la literatura con mayúscula: cubana con más precisiones: de aquí o de allá.

Porque tener de amigo a Félix Luis Viera narrador de alto calibre y poeta total, es un motivo muy singular para este humilde escribidor, lo mismo que para mi entrañable alter ego, el Sr Joaquín Estrada Montalván editor del blog El Lugareño; y aún más, tener el privilegio de aposentarnos por un rato de infinita duración en su espacio de vida y creación, justo en este south west miamense, donde sucede tan especial convite.

A Don Félix tuve el gusto de conocerlo primero por su obra narrativa. Una amiga en común, me abrió el camino con algunos de aquellos primeros títulos suyos, en mis días todavía camagüeyanos.

Primero con ese monumento de sabor intensamente agridulce y autobiográfico: “Un ciervo herido”; que para el lector todavía no enterado, es la novela testimonio de aquel experimento fallido, álgido y triste, que conocimos en Cuba con acrónimo cargado de ignominias: UMAP.

Luego vendrían en sucesión otras novelas: “Un loco si puede”, y “El Corazón del Rey”; y a posteriori, me fui poniendo al día de su amplísimo caudal creativo por muchas y sucesivas entregas,inéditas en su mayoría, fragmentos de otras posteriores novelas suyas, y de su poesía magistral, acogidas con beneplácito y rigor editorial en el ya mentado blog El Lugareño.

Nunca imaginé que tendría la dicha de conocer personalmente al Maestro, pero el destino ese igualador sublime o trágico a veces, me puso a su vera hace justo un año, cuando recién llegado a a estas playas floridanas, tuviera el privilegio de estrechar su mano por intermedio de Joaquín Estrada, y escuchar, de su voz pletórica de emociones y recuerdos, ese caudal todavía prístino que lo conecta con las mejores coordenadas creativas de nuestra rica lengua.

Así sigue luciéndome hoy día. Y así, brindo hoy, por la oportunidad y la gracia indeleble y feliz de que me acoja sencillo y diáfano, con la calidez de su amistad, y los mejores efluvios de su sensible alma de narrador y poeta.


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Ver Félix Luis Viera en el blog.

Wednesday, January 1, 2025

Fin de Año 1959, en Camagüey (por Carlos A. Peón Casas)


Los pormenores de aquellas celebraciones que nos develan hoy, seis décadas después las páginas ya amarillosas del entonces diario Adelante, en sus ediciones de aquel diciembre, resuenan todavía, a no dudarlo, en la memoria de muchos quienes fueron sus protagonistas.

Para muchos otros, los que nacimos después, es igualmente un interesante ejercicio de rememoración histórica, que entiendo es muy necesario, para saber quienes somos y de dónde venimos.

Recreo pues para el curioso lector, algunos de los anuncios que la prensa local publicara entonces referentes a las fiestas y celebraciones que caracterizaban ese minuto.

El primero era un Aviso del Camagüey Tennis Club(1), que ponía en conocimiento de sus asociados sus respectivas celebraciones que partían desde el día de Nochebuena con su Cena bailable, el día 25 con el “Tradicional baile de las Debutantes” amenizado por la orquesta de Ernesto Duarte y la Tridimensional”, el día 26 con un “Recibo bailable”, y para esperar el año de 1960, el “Baile de la Uvas”, igualmente amenizado por la orquesta Tridimensional y Angelito Mola.

Para el entrante año nuevo, seguían otras actividades de igual signo, comenzando con un Matinée el día primero de año, siguiendo otro “Recibo Bailable” al siguiente día, y finalmente el día 6, la celebración de la infaltable Fiesta de los Reyes Magos, “dedicada a todos los niños de los Asilos de la Ciudad.”, y sumando igualmente “Variedades artísticas de La Habana y la localidad”(2).

Una oportuna nota de la Directiva y los organizadores dejaba saber la obligatoriedad de presentar la tarjeta de asociado a la puerta del Club, entendiéndose que “estas fiestas serán exclusivamente para socias y socios visitadores”(3).

Otro conocido espacio social de la ciudad el Club Atlético Ferroviario, con su sede en Rotarios y Benavides, presentaba igualmente, a sus asociados y a la “sociedad camagüeyana” su programa de fin de año.

Para el día 26, anunciaba su “Gran Baile titulado Pascuas Cubanas (con precioso decorado alusivo). 10 p.m. Para el día 31: “Grandioso Baile de fin de año, “Alborada de Prosperidad’’.10 p.m”(4).

Igual para los días de enero el popular Ferroviario, abría el mismo día primero con su:
Tradicional Matinée Infantil Cada niño un juguete con grandes sorpresas para los niños y en el cual cada hijo de asociado traerá un juguete para los niños pobres de Camagüey. 4 p.m(5).
Pero no solo se anunciaban los clubes y sociedades, con sus programas festivos, igualmente lo hacían establecimientos recreativos muy relevantes de aquella ciudad como lo era el afamado “Río Bolos”, ubicado por entonces en la ribera del Hatibonico, donde hoy localizamos la conocida Pizzería del mismo nombre.

El anuncio a tres columnas rezaba lo siguiente:
A Bailar y a Divertirse
Desde Nochebuena hasta Reyes
RIO BOLOS
Mañana Grandiosa Matinée—3 P.M
Reserve su mesa para el día 31—Teléfono 4932(6)
Con igual renombre en la ciudad de aquel 1959, el Club Restaurant Copacabana, ubicado donde lo seguimos visualizando, en la Carretera Central, a la altura de la Plaza de la Caridad, publicaba su programa festivo desde el día 24 hasta el 2 de enero.

Anunciaba muy oportunamente en el periódico ya citado, a las mejores orquestas y shows, aclarando que la entrada era libre, y que el precio de su cena de Nochebuena era de sólo $2.50.

Para el cierre he dejado un muy simpático anuncio de una de las casas comerciales más distinguida de la ciudad: La Gran Señora”, que en su minuto se anunciara como “la de las telas anchas y los precios estrechos”, y que para la ocasión del Día de Reyes de enero de1960, se declaraba como el “Almacén General de Juguetes de los Reyes Magos”. Y de paso apuntaba que:

Los niños de Camagüey saben que los Reyes Magos llegan siempre primero a la Gran Señora(…) Traiga a sus niños para que depositen su cartica en el Buzón y le pidan a los “Reyes” sus juguetes preferidos(7).



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  1. Adelante. Camagüey, jueves 24 de diciembre de 1959. p.12
  2. Ibíd.
  3. Ibíd.
  4. Ibíd. p.4
  5. Ibíd.
  6. Ibíd. p.4
  7. Ibíd. p.5

Monday, December 30, 2024

"por un beso de la flaca"


... "por un beso de la flaca", en aquel entonces (86-91) no existía la canción.

Durante los cinco primeros años que estuve en la Universidad de Oriente, Santiago de Cuba, anhelé el beso de esa flaca. Me encantaba su gracia, la seguridad de su andar y de su estar, su perfil (me enloquece el perfil -francés le llamo- como el de ella).

Compartimos una relación afectuosa. Disfrutaba saludar a esa santiaguera, siempre "bien puesta", aunque disimulaba la atracción que ejercía sobre mí. Le "amaba", como se "ama al cisne salvaje".

Pasó el tiempo, Festival del Caribe de 1991. No recuerdo de que manera llegó a mis brazos, una noche de un día, casi con su amanecer. Nos besamos "la flaca" y yo, nos besamos... (JEM)

Wednesday, December 25, 2024

Navidades y Reyes en el Camagüey de 1959 (por Carlos A. Peón-Casas)

 
 


Los detalles de aquellas celebraciones que ya remontan las seis décadas, los revela la prensa de aquel minuto en la ciudad, el entonces diario Adelante, en sus ediciones correspondientes a tan alusivas fechas navideñas, y que con mucho celo conservamos en la Biblioteca Diocesana de Camagüey, a nuestro humilde encargo.

Justo en la emisión del 24 de diciembre, la de la tradicional Nochebuena a la cubana y a la que nunca dejaron de adscribirse creyentes y no, y que particularmente en el terruño principeño de antaño, y en el Camagüey de siempre, tuviera siempre connotaciones tan pintorescas y diversas, hay una alusión muy particular a las celebraciones públicas del hecho de aquel día.

Transcurrían en el arbolado y siempre acogedor Casino Campestre. Se trataba de un programa celebrativo, preparado por el Comité Municipal de Navidad y Reyes, desde las cinco de la tarde hasta pasadas las ocho de la noche, y que tenía continuidad hasta el 6 de enero, el Día de Reyes.

Las actividades desglosadas en sus horarios, aparecían anunciadas en la página dos de la edición de Adelante ya citada e incluían a saber:
  • De 5 a 6 pm. Narración infantil navideña (Cuentos y Villancicos)
  • De 6 a 6.30. Explicación del nacimiento de la gruta. Durante la media hora, cada 10 minutos entrará un grupo de personas.
  • De 6.30 a 7.30. Narraciones puestas y villancicos de Navidad.
  • De 7.30 a 8. Explicación del Nacimiento de de la gruta con villancicos cubanos
  • 8p.m Escenificaciones y coros de todos los colegios públicos y privados de Camagüey
  • Al terminar. Explicación del Nacimiento de la gruta.
  • Como el lector fácilmente colige, el acto celebrativo tenía como atractivo singular aquel Nacimiento desplegado dentro de la conocida gruta del Casino, y que como no es muy poco sabido, fue regalo a la ciudad de un alcalde de los tiempos machadistas: Domingo de Para(1).
Aquel Nacimiento era a no dudarlo, un espacio singular y atrayente, de cuyos detalles no podemos dar lastimosamente más particularidades, pues nacimos para cuando tal costumbre ya había sido “convenientemente” difuminada del escenario y hasta del imaginario citadino, pero de la que mis mayores si me dan testimonio, y que igualmente debe ser un indeleble recuerdo para mis lectores que pasen de los sesenta, que recordar sin dudas es volver a vivir.

Otras coordenadas de aquellas celebradas Navidades de aquel año, las completaban algunos avisos de las autoridades de la ciudad como aquel que rezaba que:
En el Ministerio de Gobernación se informó que para la celebración de las fiestas de pascuas y navidades no hace falta permiso alguno, ya que el deseo del gobierno revolucionario es que todo el pueblo tenga las mayores facilidades para celebrar esas fiestas, las primeras de Cuba Libre(2).
O este otro, una proclama intitulada “Al Pueblo de Camagüey”, rubricada por el Dr. Daniel Álvarez Rodríguez, quien fungía en aquel minuto como Jefe Local de Sanidad, y cuyo contenido aludía a un sensible tema: el peligro de contagio con alguna enfermedad de los cerdos a sacrificar para las fiestas al uso. Así lo puntualizaba:

“Debido al entusiasmo Pascual y a fin de evitar el contagio de enfermedades transmitidas por los cerdos que puedan estar enfermos, esta Jefatura Local de Salubridad, velando por la salud del pueblo, recomienda que al adquirir carnes de puerco exijan al vendedor el correspondiente conduce de haber sido sacrificado en el Matadero Municipal, o autorizado, donde se practica su inspección veterinaria.

“Por un pueblo sano en una Cuba Libre”

No faltan en los periódicos de estos días fiestas, las alusiones a obras caritativas dispensadas a los menos favorecidos, como lo fuera la cena ofrecida a más de seiscientos niños pobres en el Oratorio Salesiano “Domingo Savio” la nota que acompaña a un par de imágenes gráficas apuntaba que:
El Oratorio Salesiano “Domingo Savio” hizo posible que más de seiscientos niños pobres disfrutaran ampliamente de la Nochebuena. Con la cooperación de infinidad de personas de buena voluntad el Reverendo Padre Silla sentó en las mesas distribuidas en el Colegio a un grupo extraordinario de niños quienes recibieron la atención de todos los miembros de esta congregación religiosa pasando horas de interminable alegría(4).
Acaso como feliz colofón a aquellas celebraciones pascuales, inmersas de se espíritu siempre trascendental de dar y compartir, reproducimos para el lector el texto de un anuncio pagado por la Escuela del Hogar, de célebre trascendencia en los mejores apegos formativos de la otrora ciudad y que no dejaba en entredicho, esos magníficos sentimientos antes esbozados:

Navidades y Reyes de la Libertad en Camagüey.

Invite a su Cena de Nochebuena a una familia pobre
Hágalo Feliz comprando un juguete más…!
Coopere una vez más
Depositando Ropas,
Víveres y Juguetes en
La Escuela del Hogar.
Cisneros, cerca de la Plaza de las Mercedes




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  1. De aquel médico, baracoense de origen, nos dice Flora Basulto de Montoya en su Tierra Prócer que “fue muy combatido por “cunero”: ya que el camagüeyano es regionalista por idiosincrasia-prohibió, en nombre del ornato público, la ancestral costumbre de que los socios del Liceo(…) se sentaran en la acera; y en represalia, los socios dejaron de “enramar” en los sanjuanes el frente de la sociedad como tenían por costumbre(…) Embelleció(…) el Parque Gonzalo de Quesada, e hizo atender a animales y plantas exóticas, construyó la fuente con su gran surtidor, etc. Le erigieron un busto, el cual fue arrancado de su pedestal y destruido a la caída del Presidente Machado.” En Tierra Prócer, p.182
  2. Adelante. Camagüey, jueves 24 de diciembre de 1959- Año de la Liberación. Anuncio del Ministerio de Gobernación. Columna 2, p. 2 (Facilidades para Fiestas)
  3. Ibíd. Al Pueblo de Camagüey.
  4. Adelante. Camagüey, Domingo 27 de diciembre de 1959- Año de la Liberación. p. 3

Thursday, December 19, 2024

Beso en el balcón


Universidad de Oriente (1988 o 1989). Creo, sucedió en el segundo piso del Edificio F, donde ella dormía (yo en F y 3ra -Becas Quintero).

Balcón con vista a la ciudad de Santiago de Cuba, su bahia y la Sierra Maestra (vista maravillosa). Era de noche, no llovía, eramos amigos, se fue la luz. Nos miramos, un beso, otro beso, un Beso, ... , regresó la luz. Seguimos siendo amigos.

Hace unos días lo comentamos. Pensaba era uno de mis sueños, pero ella bien lo recuerda. Mi memoria guarda el sabor de sus labios. En mi corazón su mirada, tierna y ardiente.

Un Beso, mi amiga (JEM)

Saturday, December 14, 2024

Camagüey. Esther Perullas, "Miss Deportivo 1933"


"Camagüey. Solemne proclamación de la señorita Esther Perullas, electa "Miss Deportivo 1933". Son sus damas de honor las señoritas Ofelia Santamaría, Raquel Rodríguez, Zoraida Valdés y Cuca Agüero." (Carteles. Diciembre 31, 1933)

Wednesday, December 11, 2024

Un pedacito de Camagüey en Bird Road. (por Carlos A. Peón-Casas)


Esta reproducción del emblemático patio camagüeyano que nos ilustra hoy nuestra proximidad, adorna un salón de espera de un siempre concurrido consultorio médico en Bird Road, la popular calle 40, casi esquina a la avenida 99 de este emblemático South West miamense.

Lo regenta un conocido médico camagüeyano, el Dr. Lester de León, y el paisaje de marras, estratégicamente colocado al lado de la popular máquina de café, es un imprescindible punto focal que enseguida conecta al visitante, con ese ambiente colonial de nuestra legendaria ciudad natal.

Como al sitio concurrimos no pocos camagüeyanos, la excelente reproducción artística, enseguida nos traspala al paterno lar del Tínima y el Hatibonico y nos recuerda este singular espacio que aún creo poder localizar en la ciudad que dejamos atrás, una de las casonas de la ancestral Plaza de San Juan de Dios, aunque existen varias locaciones parecidas, dispersas por el mágico entramado del Puerto Príncipe más raigal.

Me da gusto descubrir entonces para mis compatriotas en esta orilla floridana y para los amables lectores de otras regiones, este paisaje de un patio camagüeyano con todos los hierros, al decir nuestro, con los panzudos tinajones en primerísimo plano, y ese ambiente de silenciosa y meditativa impronta que nos sigue latiendo imperturbable.

Wednesday, November 20, 2024

La mascarilla funeraria de Mons. Adolfo Rodríguez. Un recuerdo desde los afectos. (por Carlos A. Peón-Casas)


Nota del blog: Agradezco al Dr. Nicolás Peón, que facilitara las fotos del negativo de la mascarilla funeraria de Mons. Adolfo Rodríguez para ilustrar el texto. 

El Dr. Nicolás Peón conserva y custodia esta valiosa reliquia en Chile,  país donde reside. La recibió como regalo de sus creadores Ileana Sánchez y Joel Jover. (JEM)
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La mascarilla funeraria de Mons. Adolfo Rodríguez. Un recuerdo desde los afectos. (por Carlos A. Peón-Casas)


Rememoro esta inolvidable memoria desde los afectos más celosamente vivenciados en aquel minuto en que nuestro inolvidable Mons. Adolfo Rodríguez, el pastor celoso de su grey, afectuoso y cercano, a cada uno de sus diocesanos y a todo el que tuvo la dicha de tratarlo y conocerlo, dejaba de estar entre nosotros para descansar en la casa del Padre Eterno, en la noche del viernes 9 de mayo de 2003Su velatorio tuvo lugar en la Catedral de Camagüey, desde el amanecer del sábado 10 de mayo, hasta la tarde del próximo domingo.

En horas de la madrugada, de ese triste domingo, se procedió con solemne y piadoso gesto a tomar la última impresión en forma de mascara funebre, del venerable rostro de nuestro Arzobispo.

Tan responsable encomienda estuvo a cargo de los respetados artistas camagüeyanos Ileana Sánchez y Joel Jover, cercanos en amistad y afectos a nuestro querido Mons. Adolfo. Para tal fin, llevaron a cabo en su cercana vivienda en el entorno del Parque Agramonte, los reparativos de rigor con los materiales necesarios para tal práctica que sin dudas les resultaba de gran novedad, y al mismo tiempo les demandaba un responsable y rápido proceder.

En la madrugada, preparada la mezcla del yeso que perpetuaría los rasgos del rostro de nuestro querido arzobispo, los artistas llegaron a la Catedral, que acogía la capilla mortuoria, y donde permanecían no pocos fieles.

Toco a Ileana Sánchez proceder a la rápida impresión, todo el tiempo escoltada y ayudada por su esposo Joel, quien cuidaba de todos los detalles. Esta práctica tiene arraigo en la patria chica camagüeyana, gracias a la cual se conservan la impresión en yeso de los rostros de algunos próceres, como Gaspar Betancourt Cisneros, El Lugareño.

Desde mi ángulo de curioso y también emocionado espectador, noté el conmovido gesto de la artista, mujer de fé, su emoción y lágrimas, al llevar a cabo tan trascendente tarea.

Desde mi recuerdo de aquel día, el hecho pudo haber durado una eternidad, cuando en verdad fueron unos pocos minutos. La celeridad era imprescindible para lograr que la toma o impresión del rostro en aquella mezcla de yeso y otros aditivos fuera un éxito.

La mascarilla estuvo finalmente lista unos días después. Y hasta donde sé, fue entregada por la propia Ileana Sánchez en el Arzobispado. No puedo dar certeza al lector del lugar exacto donde se conserva actualmente. 

Tuve el enorme privilegio de contemplarla ya terminada, me impresiona recordar el rostro apacible de Mons. Adolfo como dormido en la Paz de Dios, a quien sirvió y honró con todo ser hasta el final.

Rememorar ese momento especial, es sin dudas un deber que hoy acato para perpetuar el legado y recuerdo del hombre bueno que fue Mons. Adolfo Rodríguez, primer arzobispo de Camagüey, pero ante todo, nuestro querido amigo y pastor.

Tuesday, November 19, 2024

De billetería "El Cambio" a "Cafetería Mozo", un poco de historia. (por Víctor Mozo)

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Don Leopoldo Mozo Andrade
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No fue tarea fácil derribar paredes de unas cuantas pulgadas de espesor, aquellas construcciones de los albores del siglo 20 estaban hechas para ver correr las épocas generación tras generación. Atrás quedaría, gracias a ese desafortunado derribo de paredes, gran parte de la historia familiar de la billetería llamada El Cambio, que un día fundara Don Leopoldo Mozo Andrade, mi abuelo. Desafortunado porque mi padre, que había heredado la billetería que tantos premios mayores había vendido en el Camagüey de aquel entonces, quería seguir con aquel negocio que siempre dejó más ganancias que pérdidas pero, considerada la venta de billetes de lotería diversión como si fuera vulgar apuesta, había llegado un tal comandante y mandado a parar, parafraseando así una vieja canción de Carlos Puebla, uno de los grandes aduladores del susodicho comandante.

Rafael Mozo
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El viejo Rafael, mi padre, nada ducho en menesteres gastronómicos, navegaba en ilusiones viendo derribar aquellas añejas paredes para dar paso a una cafetería que llevaría por nombre Cafetería Mozo ya que el nombre de El Cambio, aquel que se encontraba en el anuario telefónico con el número 30-33-1 pasaría a la historia. En lo adelante no habría nada que cambiar y sí que vender. Al menos, eso se esperaba, ¿acaso no se prometía un futuro mejor en aquel año 1959? Contrariamente a los establecimientos aledaños como el Perla de Cuba, el Bar Agramonte y el Parque Bar, papá no vendería bebidas alcohólicas.

No recuerdo cuántos obreros se dieron mano a la obra entre albañiles, plomeros, carpinteros. La idea era una cafetería moderna en un sitio mítico como lo era esa esquina del Parque Agramonte. Mi padre quería lo mejor en aquella esquina de Martí e Independencia. Se venderían refrescos, golosinas, helados, bocaditos en la mayor parte donde habría una gran barra y otra parte, más pequeña, en una esquinita, donde se vendería ese líquido que se hacía indispensable a ciertas horas en pequeñas tazas, a la vez que se iniciaba cualquier tertulia pasajera entre dos o más clientes más el vasito de agua casi obligatorio antes o después y hasta rodajas de limón para aquel cliente que no podía tomar su cafecito sin echarle algunas gotas del verde cítrico. Y no faltaría la pequeña vidriera para cigarros y tabacos con sus correspondientes esponjas para mantener la humedad adecuada. Cigarrillos de todas marcas nacionales y extranjeras y tabacos entre panetelas y cazadores de marcas conocidas y del terruño, compartirían espacio.

Los mostradores serían de formica verde con banquetas giratorias rojas. Para apoyar los pies una vez sentados, un murete de granito. Los grandes equipos eléctricos como el refrigerador de varias puertas y la nevera refrigerada estarían a cargo del proveedor de la compañía Vocero. Paredes empapeladas con varios motivos y los anuncios de los productos en venta, bien a la vista e iluminados de noche, estarían a cargo de Muñoz, el de la calle Independencia con su lema “Muñoz sí sabe pintar”.

Así, un día llegó la inauguración y papá decidió que la tacita de café de ese día especial, sería gratis. Un ahorro para el cliente de unos 3 centavos que era lo que costaba la tacita en aquel entonces. Probablemente fue la primera cafetera italiana de presión a base de palanca de marca Faema, que se usaba en Camagüey. Recuerdo aquel pequeño mostrador con clientes prácticamente codo con codo tomando aquel néctar.

Así fue empezando lo que parecería ser un buen negocio. Por las mañanas, apenas abierto, ya estaban puestos encima del mostrador los vasos, cucharas y cuchillos para el desayuno, ese tradicional café con leche más o menos fuerte a gusto del consumidor que lo pedía. El vidrio de los vasos siendo muy frágil y pudiendo cuartearse al recibir la leche hirviendo, requería el truco de poner la cuchara dentro del vaso antes de servir la leche y el café que sería acompañado por un pedazo de pan de flauta fresco con mantequilla de la panadería El Roxy. Y todo eso, si mi memoria no me falla, por 15 centavos. Era la hora de mayor afluencia.

Ya entrada la mañana los distintos proveedores llegaban con sus respectivas mercancías. Los camiones de las embotelladoras como Pijuan, Coca-Cola y Pepsi Cola, entre otros. Las galleticas y caramelos de La Estrella, aquella fábrica tan conocida en toda Cuba por la calidad de sus golosinas. Los turrones de maní de Roselló, etc. Otros productos como el azúcar venían de los Almacenes de los Hermanos Collado a escasas puertas de la cafetería por la calle Martí. Además de refrescos embotellados, se vendían refrescos naturales traídos por el Señor Melero, quien además vendía sus propios productos en un carretón refrigerado que a duras penas y sudando la gota gorda hacía llegar frente a la cafetería Mozo. Refrescos naturales de naranja, fruta bomba, piña, melón de agua se vendían en una botellitas de vidrio a 7 centavos, Melero los vendía a cinco. Pero como de sana concurrencia se trataba, en la cafetería te tomabas tu refresco natural sentado y con Melero, lo tomabas parado, compartiendo al lado del lechonero que vendía panecillos de lascas de puerco a 20 centavos o a 10 si era de carne ya troceada. Al parque Agramonte nunca le faltaba actividad. Otro producto que no faltaba eran los helados, donde sabores como el mamey, el anón, la piña sin olvidar el mantecado, el chocolate y la fresa con sus correspondientes siropes y los bocaditos helados de chocolate y vainilla que Andrés, el dueño y fabricante de los Helados Delicias traía cada mañana.

El helado, como los bocaditos de jamón y queso, hamburguesas y medianoches, hacían las delicias de los clientes que venían a pasear al parque o a tomar el fresco de alguna que otra noche calurosa. Clientes habituales como Don Pascual, dueño de la ferretería Mimó que vivía en los altos de la cafetería, tenía por hábito después de cenar, bajar, tomarse un café, escoger un buen tabaco y entrar en la conversación, a manera de sobremesa, que ya tenían con mi papá el dueño de la Piragua y el dueño de la sedería Los Muchachos, ambos llamados Alfredo. Todos los comerciantes de la zona se conocían.

Era rara la persona que al querer cortar camino atravesando por la cafetería de Martí a Independencia, no se detuviera a comprar algo, tomarse un café o un simple refresco. El que seguía de largo paraba para mirarse en aquel espejo cóncavo recuerdo del comercio de mi abuelo cuando era billetería y mirarse de repente gordo o flaco. Eran otros tiempos en los que aún se podía soñar y prosperar.

Pero pudo más el egoísmo de todo un hombre que lo quería todo para sí y un buen día los sueños de Rafael Mozo Castellanos, hijo de aquel que había hecho fortuna con los billetes de lotería e invirtiendo bien su dinero, se desvanecieron sin remedio. Había llegado una mal llamada revolución que solo traería ruinas y el suicidio y depresión de muchos comerciantes. Ahora, los usurpadores, esos que son dueños de todo, convirtieron la cafetería en bar después de haber desmantelado y destruido lo que con tanto sudor se construyó y sin haber pagado un centavo de indemnización. Para más tristeza, lo llaman Bar El Cambio, como el nombre del comercio de mi abuelo, un sitio donde mi familia nunca quiso vender bebidas alcohólicas.

Leopoldo Mozo y Angelina Adán Ricart, 
hermano y madre de Víctor Mozo
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Angelina Adán Ricart y Arsenio,
 empleado de la Cafetería Mozo.
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Víctor Mozo y su hermano
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Las fotos familiares son propiedad de Víctor Mozo, quien las envió para ilustrar su texto en el blog Gaspar, El Lugareño.


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Ver Víctor Mozo en el blog 

Wednesday, November 13, 2024

En el Camagüey de 1905 (por Carlos A. Peón-Casas)


La Cuarta Conferencia de Beneficencia y Corrección en el Camagüey de 1905. En una crónica de El Fígaro(1).


por Carlos A. Peón-Casas



El suceso que hoy reseñamos lo recogen las páginas para nada incoloras de aquella excelente publicación literaria El Fígaro que diera nombradía a sucesos relevantes de nuestra historia, ya con presencia singular desde los tiempos coloniales allá por el año de 1884.

El convite en las tierras meritísimas del Camagüey de aquella concurrida convención giraba sobre los modos y maneras de atender a las siempre increpantes necesidades del prójimo, carente de sustentos y de aquellos que habiendo transgredido las normas de la sociedad y las leyes en algunos casos, se hacían igualmente recipientes de una atención social diferenciada.


Tal fue el propósito de aquella celebrada conferencia que trajo a la ciudad en el mes de Abril de aquel año, a un grupo nutrido y representativo en tan demandantes lides principalmente desde la capital, y al que igualmente se sumaron nombres de relevancia de nuestra ciudad.

Tres Sesiones Generales permitieron la presentación de conferencias varias. La primera en los Salones de la Colonia Española, y la de clausura en nuestro Teatro Principal.

En un segundo aparte, el cronista quiso darle pertinencia especial a una voz femenina que se alzó para hacer valer los innegables y hasta ese minuto siempre postergados meritos de su sexo: la Dra. María Luisa Dolz y su aplaudida intervención: La redención de la mujer por la educación.


Un joven médico camagüeyano hizo igualmente sus aportes según apuntaba el cronista:
El doctor Omelio Freyre quien leyó una conferencia sobre El niño y el hogar, ideas modernas, elocuencia, brillantez de estilo y rara originalidad fueron las salientes cualidades de ese trabajo que pone a su autor en un muy alto concepto intelectual(2).
El cierre de los trabajos tuvo igualmente meritorias intervenciones, el cronista así las relata:
La sesión de clausura fue una verdadera solemnidad. Nos fue dado oír en ella la palabra fácil y elegante del Sr. Ángel C. Betancourt en un bellísimo discurso que fue aplaudido extraordinariamente, lo mismo que el trabajo inédito del Lugareño, leído por su hijo, el doctor Alonso Betancourt. El distinguido doctor Luis Adam Galagarreta leyó un trabajo notable en que hizo la historia de los establecimientos benéficos del Camagüey; y por último llegamos a la vibrante oración que escuchó con deleite todo el pueblo del Camagüey allí congregado del ilustrado joven catedrático de la Universidad doctor Fernando Sánchez de Fuentes(3)
Pero no todo fueron los sucesos de nombradía académica. Igualmente en las noches, la ciudad abría sus espacios más raigales para el agasajo de los invitados, que se alojaban con todo boato en nuestro entonces muy celebrado Hotel Camagüey en los antiguos predios del Cuartel de Caballería.


Dos animados bailes tuvieron lugar. El primero organizado por el Liceo; el segundo, en la Colonia Española. El cronista se llenaba de elogios para aquella animosa y aristocrática sociedad del Camagüey de entonces que con tanto fervor agasajó a sus invitados:
(…) cómo describir aquellos saraos en que resplandecían la belleza y la hermosura legendaria de la espiritual e incomparable mujer camagüeyana. Fueron dos los bailes: uno en los elegantes salones del Liceo, refinada sociedad a la que prestan su concurso las familias más distinguidas de Camagüey; y otro, en los espaciosos salones de la Colonia Española. En ambos la animación fue extraordinaria y fuimos obsequiados con esplendidez camagüeyana, que es como si dijéramos, con el corazón(4).

Pero aún esperaba a los invitados una sorpresa de excelencias aún no imaginadas, por parte de sus anfitriones. Sería un acto de culminante derroche de los mejores saberes del arte, que los camagüeyanos sabían igualmente dispensar a manos llenas. Una gran velada artística era el colofón que el cronista ilustraba en sus páginas:
En la Sociedad Popular se efectuó una gran velada con un interesante concierto y representación de la zarzuela Niña Pancha(5). Allí admiramos una verdadera artista, la bellísima Dolores Herrero Morató, cantante de voz angelical: a sus discípulas, un coro de serafines, que cantaron el Bar razzi lucenti de la ópera Favorita. Ese encantador grupo lo componían las señoritas Matilde Peix, Victoria y Mercedes Castelló, Esther Simó, Adolfina Rodríguez, Micaela Bello, Irmina Agüero, Eugenia Fernández, Clemencia Tejero, Florinda la Herrán, M. Adela Rodríguez, Dolores y María Teresa Guerra, Rosario y Catalina Otero, Concepción Nogueras, Ángela Cosió, Mina Márquez, Nonita Vilaseca, Isabel carolina Moya, Asunción Martín, Asunción Masvidal, Catalina Recio y señoritas Legañoa(6).
Para entonces, y ya en las postrimerías de la vuelta a la capital, el cronista agradecería las gentilidades recibidas en las personas de sus más afectos anfitriones:
En primer término al distinguido Representante y notabilísimo orador, Dr. Enrique Hortsman y su culta familia, a los señores Fernández y Morell, el ex Gobernador de Puerto Príncipe, señor Rafael Vassallo, y del joven ingeniero Sr. Benavides.(…) Un recuerdo igualmente singular para la señora Eva Adam de Rodríguez; para la viuda y los hijos de Ignacio Agramonte, amigos nuestros muy cariñosos, y para el señor Aramburu, padre de nuestro querido y muy admirado compañero el ilustre escritor ausente, al doctor Omelio Ferrer, al senador Manuel R. Silva…(7)"
Para el cierre, y ya casi con el pie en el estribo del tren nocturno que los devolvía a la capital el cronista cerraría su relato con una frase de elogioso acento: 
Nada pasa tan rápido como la dicha. Los días inolvidables que pasamos en Camagüey volaron veloces…




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  1. El Fígaro. Periódico Literario y Artístico. La Habana. 30 de Abril de 1905.
  2. Ibíd.
  3. Ibíd.
  4. Ibíd.
  5. La interpretación del personaje a cargo de la señorita Matilde Peix
  6. El Fígaro, Óp. Cit.
  7. Ibíd.


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