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Sunday, November 17, 2024

"Fables for our time" (por Florencia Guglielmotti)

Nota del blog: Sección semanal dedicada al Ballet y la Danza, a cargo de la la ballerina, coreógrafa y profesora Florencia Guglielmotti.

Los textos anteriores, se pueden leer en este enlace.



La obra “Fables for our time”, basada en cuatro fábulas cómicas de James Thurber, fue estrenada el 11 de julio de 1947, en el Jacob’s Pillow Dance Festival. La coreografía fue realizada por Charles Weidman y la música compuesta por Freda Miller. La interpretación estuvo a cargo de integrantes de la Charles Weidman Dance Theatre Company.


Si bien la estructura de esta obra no era fija, en ocasión del estreno, las fábulas presentadas fueron “The Unicorn in the Garden”, con la participación de Saida Gerrard, Karl Moris y Robert Herget, “The Shrike and the Chipmunks”, con Betty Osgood, “The Little Girl and the Wolf” y “The Owl Who Was God”, con Boyd Seghers, Betts Lee, Felisa Conde, Peter Hamilton y los ya mencionados Morris, Osgood, Herget, Gerrard (en todos los cuadros participaba Charles Weidman, coreógrafo y director de la Compañía). La danza estaba acompañada por un narrador, en este caso fue Jack Ferris, que se desplazaba por el escenario, incluso entre los bailarines, contando las diversas fábulas. En las sucesivas funciones también fueron presentadas, alternando con las fábulas anteriores, “The Courtship of Arthur and Al” y “The Clothes Moth and the Luna Moth”.


“Fables for our time” fue una de las obras más representadas y exitosas de Weidman y, sin embargo, se dispone de muy poco material audiovisual al respecto. Fue estrenada en New York al año siguiente, el 18 de abril de 1948, en Mansfield Theatre. También ha sido producida en Broadway y para la televisión.






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Florencia Guglielmotti reside en la Ciudad de Buenos Aires (Argentina). Es Profesora de Danza (titulada en la Escuela Nacional de Danzas "María Ruanova"), Licenciada y Profesora de Artes (recibida en la Universidad de Buenos Aires). Cursó estudios en la Escuela Nacional de Ballet de Cuba. Es Miembro de International Dance Council CID (UNESCO).

Actualmente se desempeña como Profesora de Danza Clásica y como Profesora Titular de Historia de la Danza en la Escuela Superior de Enseñanza Artística "Aída V. Mastrazzi". Email: florenciagu@gmail.com

Sunday, November 10, 2024

Les Ballets Trockadero de Monte Carlo (por Florencia Guglielmotti)

Nota del blog: Sección semanal dedicada al Ballet y la Danza, a cargo de la la ballerina, coreógrafa y profesora Florencia Guglielmotti.



Les Ballets Trockadero de Monte Carlo fueron fundados en 1974 por Peter Anastos (quien asumiera como director), Natch Taylor y Anthony Bassae, pretendían ofrecer una mirada diferente sobre el ballet, más lúdica, paródica y accesible a todos los públicos, sin perder de vista en ningún momento la calidad técnica. Desde su mismo inicio la Compañía estuvo formada únicamente por hombres que realizaban la totalidad de los roles, los masculinos y los femeninos en travestie, demostrando que los hombres también pueden bailar utilizando zapatillas de puntas (tradicionalmente de uso exclusivo de las mujeres).


Las primeras presentaciones de la Compañía fueron en la trasnoche de pequeños teatros del Off Broadway que rápidamente llamaron la atención y les valieron las reseñas de los críticos de The New Yorker, The New York Times y The Village Voice, como así también diversas notas en revistas internacionales, como Variety, Oui, The London Daily Telegraph y Vogue. Toda esta difusión, casi inesperada, les dio visibilidad más allá del ámbito local e hizo que la temporada 1975/76 fuera de pleno crecimiento. La compañía amplió su plantel, tanto artístico como administrativo, contrató una maestra de ballet para guiar las clases y ensayos diarios, e ingresó al Programa de giras del National Endowment for the Arts, lo que les permitió realizar sus primeros tours por Estados Unidos y Canadá.


Desde ese momento, las giras nunca se detuvieron. Desde su creación, visitaron los cinco continentes con más de 600 funciones en 34 países. Además, han participado en múltiples festivales y aparecido en diversos shows televisivos. Durante sus más de 40 años de existencia fueron premiados en diferentes ocasiones, los últimos recibidos fueron el premio Theatrical Managers Award (2006), el premio al mejor repertorio clásico de los Critic's Circle National Dance Awards (2007), ambos de Reino Unido, y el premio Positano (Italia) a la excelencia en danza (también en 2007).


El éxito de la Compañía se basa en representar un repertorio que incluye los clásicos del ballet, como “El lago de los cisnes”, “Giselle”, “Don Quijote”, Paquita”, “Laurencia”, “La muerte del cisne”, y obras contemporáneas, con un alto nivel técnico en la ejecución, pero parodiando los gestos, modos y sutilezas habituales en la danza, generando con esta exageración un efecto comédico.

Les Ballets Trockadero tienen un antecedente, la Trockadero Gloxinia Ballet Company fundada en 1972, de la cual eran partícipes Anastos, Taylor y Bassae, fundadores de la nueva Compañía. Parece importante destacar que, entre 1960 y 1970, e intensificada por la Revuelta de Stonewall (1969), en Estados Unidos se estaba llevando a cabo una fuerte lucha por los derechos del colectivo LGBTQ, con el cuál muchos bailarines se identificaban. Con este punto de partida y hasta la actualidad, los Trocks (tal como se los denomina cariñosamente) están comprometidos en brindarle un espacio a aquellos bailarines que por su orientación sexual, identidad de género, contextura física, clase social u origen étnico, son excluidos de las compañías tradicionales de ballet.







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Florencia Guglielmotti reside en la Ciudad de Buenos Aires (Argentina). Es Profesora de Danza (titulada en la Escuela Nacional de Danzas "María Ruanova"), Licenciada y Profesora de Artes (recibida en la Universidad de Buenos Aires). Cursó estudios en la Escuela Nacional de Ballet de Cuba. Es Miembro de International Dance Council CID (UNESCO).

Actualmente se desempeña como Profesora de Danza Clásica y como Profesora Titular de Historia de la Danza en la Escuela Superior de Enseñanza Artística "Aída V. Mastrazzi". florenciagu@gmail.com

Sunday, November 3, 2024

“La pavana del moro” (por Florencia Guglielmotti)

Nota del blog: Sección semanal dedicada al Ballet y la Danza, a cargo de la ballerina, coreógrafa y profesora Florencia Guglielmotti.

Los textos anteriores, se pueden leer en este enlace.



“The Moor's Pavane”, tal su nombre original, es la obra más conocida del coreógrafo mexicano-estadounidense José Limon. Fue estrenada el 17 de agosto de 1949 en el Connecticut College por la José Limon Dance Company, con música de Henry Purcell y vestuario de Pauline Lawrence. Esta obra, de 20 minutos de duración, está inspirada en la tragedia “Otelo” de William Shakespeare y posee solo cuatro personajes: el Moro (Otelo), Desdémona, Yago y Emilia, que el día del estreno fueron interpretados por José Limón, Betty Jones, Lucas Hoving y Pauline Koner, respectivamente.



Estructuralmente la obra se organiza en tres partes. En la primera parte vemos a los cuatro personajes, cada uno con su pareja, danzando en estilo cortesano (la pavana es una danza de corte europea), con movimientos al unísono. El Moro le entrega a Desdémona un pañuelo como prueba de su amor. Cuando el Moro y Yago se encuentran se abandona la danza de corte, los movimientos se vuelven más densos y se perfila el conflicto: Yago le sugiere al Moro que su esposa le es infiel.


En la segunda parte, donde se hacen más visibles los movimientos pertenecientes a la técnica Limon, reaparece el pañuelo, objeto del deseo de Emilia y Yago. Con la danza, Desdémona se distrae y deja caer el pañuelo que es rápidamente recogido y escondido por Emilia. Yago le insiste al Moro con la traición de Desdémona. Emilia y Yago se regodean con la posesión del pañuelo, al tiempo que el Moro rechaza a Desdémona y cualquier explicación que ella quiera darle.


En la tercera y última parte, Yago le muestra al Moro que posee el pañuelo, pelean. La danza de corte se torna más violenta, con movimientos más bruscos y rápidos. El Moro está destrozado por la supuesta traición de Desdémona y, finalmente, la mata.


Así, en esta obra vemos el contraste entre la majestuosidad de las danzas de corte y la pasión trágica de los personajes. Desde lo técnico, es evidente la influencia de Doris Humphrey, maestra formadora de Limon y directora artística de la Compañía. “La pavana del moro” ha sido incorporada al repertorio de las compañías más importantes del mundo, como el American Ballet Theatre, el Ballet de la Ópera de París y el Royal Danish Ballet, entre otros, marcando un límite difuso entre la danza contemporánea y el ballet.





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Ver en el blog 

Doris Humphrey (por Florencia Guglielmotti)




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Florencia Guglielmotti reside en la Ciudad de Buenos Aires (Argentina). Es Profesora de Danza (titulada en la Escuela Nacional de Danzas "María Ruanova"), Licenciada y Profesora de Artes (recibida en la Universidad de Buenos Aires). Cursó estudios en la Escuela Nacional de Ballet de Cuba. Es Miembro de International Dance Council CID (UNESCO)

Actualmente se desempeña como Profesora de Danza Clásica y como Profesora Titular de Historia de la Danza en la Escuela Superior de Enseñanza Artística "Aída V. Mastrazzi". florenciagu@gmail.com

Sunday, October 27, 2024

"Passacaglia" (por Florencia Guglielmotti)

Nota del blog: Sección semanal dedicada al Ballet y la Danza, a cargo de la la ballerina, coreógrafa y profesora Florencia Guglielmotti.



Creada por Doris Humphrey, “Passacaglia” (también conocida como “Passacaglia en Do Menor” o “Passacaglia y Fuga en Do Menor”) fue estrenada el 5 de agosto de 1938 en el Bennington Dance Festival, realizado en el Bennington College (Vermont, EEUU), donde Humphrey se desempeñaba como profesora. La música es de Johann Sebastian Bach, “Passacaglia and fugue in C minor”, el diseño de escenografía es de Arch Lauterer y el vestuario de Pauline Lawrece. El elenco en la premiere estuvo a cargo de la Humphrey – Weidman Dance Company y entre los bailarines se encontraba José Limón, quien tendría una destacada carrera como bailarín y coreógrafo.


Es una obra coral, de unos 14 minutos de duración, espacialmente bien organizada, donde se van desprendiendo del conjunto solos, dúos, tríos y pequeños grupos que desarrollan su danza de forma autónoma o en consonancia con el resto. “Passacaglia”, al igual que la mayoría de las obras de la danza moderna de la época, carece de argumento pero tiene un tema dominante, según palabras de la propia coreógrafa, la obra es “una abstracción con tintes dramáticos (...) inspirado por la necesidad de amor, tolerancia y nobleza”. También podría entenderse como una muestra de la dinámica en las relaciones sociales e individuales de la sociedad de la época.


Entre 1938, año de su estreno, y 1943 “Passacaglia” se mantuvo como parte del repertorio de la Humphrey-Weidman Dance Company (en 1945 la Compañía se desarticula). La obra quedó casi olvidada hasta que, en 1955, Doris Humphrey la repone para su clase de Repertorio en la Juilliard School, momento en que Lucy Venable y Joan Gainer la transcribieron en el sistema de notación de danza creado por R. Laban, conocido como Labanotation. A partir de allí, ha sido representada por diversas compañías profesionales y universitarias, fundamentalmente de EEUU.






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Florencia Guglielmotti reside en la Ciudad de Buenos Aires (Argentina). Es Profesora de Danza (titulada en la Escuela Nacional de Danzas "María Ruanova"), Licenciada y Profesora de Artes (recibida en la Universidad de Buenos Aires). Cursó estudios en la Escuela Nacional de Ballet de Cuba. Es Miembro de International Dance Council CID (UNESCO).

Actualmente se desempeña como Profesora de Danza Clásica y como Profesora Titular de Historia de la Danza en la Escuela Superior de Enseñanza Artística "Aída V. Mastrazzi". Email: florenciagu@gmail.com

Sunday, October 20, 2024

Ballet Excelsior (por Florencia Guglielmotti)

Nota del blog: Sección semanal dedicada al Ballet y la Danza, a cargo de la la ballerina, coreógrafa y profesora Florencia Guglielmotti.

Los textos anteriores, se pueden leer en este enlace.



El ballet “Excelsior” fue estrenado en la Scalla de Milán, el 11 de enero de 1881. La coreografía fue realizada por Luigi Manzotti (1835/1905), la música fue compuesta por Romualdo Marenco (1841/1907) y la escenografía y el vestuario estuvieron a cargo de Alfredo Edel. Los papeles principales fueron interpretados por Bice Vergani (La Luz), Carlo Montanara (El Oscurantismo) y Rosina Viale (La Civilización). La dupla coreógrafo-compositor compartió diversos trabajos en la Italia del último tercio del 1800 e inicios del 1900.


Este ballet forma parte de una trilogía compuesta por la propia “Excelsior” (1881), “Amor” (1886) y “Sport” (1897), todas con inspiración wagneriana, pomposa y grandilocuente, de corte alegórico y moralista. El ballet se organiza once cuadros e intenta mostrar la idea de la oposición entre la ciencia y la oscuridad. El ballet funciona como una alegoría del triunfo del iluminismo y el saber sobre el oscurantismo. En los cuadros se suceden muestras del progreso generado por los grandes inventos y obras del siglo XIX: la máquina de vapor, el barco de vapor, la pila, el telégrafo, la bombita eléctrica, el Canal de Suez y el Túnel del Monte Cenis. Pero, a pesar de los grandes logros de la ciencia, la lucha entre la luz y el genio de la oscuridad continua. Sólo la civilización podrá liberar al esclavo de sus cadenas, en un apoteótico final.


Esta obra, a diferencia de las otras de la trilogía, trascendió en el tiempo y hoy es considerada como un documento que muestra los valores e intereses de la sociedad de su época.





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Florencia Guglielmotti reside en la Ciudad de Buenos Aires (Argentina). Es Profesora de Danza (titulada en la Escuela Nacional de Danzas "María Ruanova"), Licenciada y Profesora de Artes (recibida en la Universidad de Buenos Aires). Cursó estudios en la Escuela Nacional de Ballet de Cuba. Es Miembro de International Dance Council CID (UNESCO).

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Sunday, October 13, 2024

“Nine Sinatra Song” (por Florencia Guglielmotti)

Nota del blog: Sección semanal dedicada al Ballet y la Danza, a cargo de la la ballerina, coreógrafa y profesora Florencia Guglielmotti.

Los textos anteriores, se pueden leer en este enlace.


La obra “Nine Sinatra Song” fue estrenada por la compañía Twyla Tharp Dance el 15 de octubre de 1982 en el Queen Elizabeth Theatre de Vancouver, Canadá. Su creadora, Twyla Tharp, coreografió nueve canciones emblemáticas de Frank Sinatra, incluyendo "Strangers in the night”, “Something stupid” y "My Way”. El vestuario estuvo a cargo del reconocido diseñador Oscar de la Renta y el diseño de luces fue de Jennifer Tipton.


La obra transita el amplio abanico de las relaciones amorosas, a través de siete parejas que en cada uno de los cuadros recorren diferentes estilos de danzas de salón, más allá de lo propuesto por la música, que abarcan desde un tango hasta un cha cha cha, pasando por el flamenco y la danza disco. En el cierre todas las parejas confluyen en un cuadro coral, cada una con su estilo, al son de “My way”.


Esta obra de Tharp, que rescata la mística del glamour de los salones de los años ‘50 pero con una mirada claramente ochentista, ha sido una de las más interpretadas por los compañías de danza, incluyendo el Ballet de Lorraine, el Joffrey Ballet y el American Ballet además, por supuesto, de la compañía de la coreógrafa.




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Florencia Guglielmotti reside en la Ciudad de Buenos Aires (Argentina). Es Profesora de Danza (titulada en la Escuela Nacional de Danzas "María Ruanova"), Licenciada y Profesora de Artes (recibida en la Universidad de Buenos Aires). Cursó estudios en la Escuela Nacional de Ballet de Cuba. Es Miembro de International Dance Council CID (UNESCO).

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Sunday, October 6, 2024

Ballet “Nápoli” (por Florencia Guglielmotti)

Nota del blog: Sección semanal dedicada al Ballet y la Danza, a cargo de la la ballerina, coreógrafa y profesora Florencia Guglielmotti.


El ballet Nápoli El pescador y su novia  fue creado por August Bournonville para el Royal Danish Ballet en 1842, con música de los compositores Edvard Helsted, Holger Simon Paulli, Niels Wilhelm Gade y Hans Christian Lumbye. En este ballet Bournonville trató de captar la vida sencilla de la gente de pueblo, su color, brillo y dinamismo, que tanto lo fascinaron de esa ciudad del sur de Italia cuando la visitó.

Es un ballet organizado en tres actos que cuenta la historia de amor de Teresina, una joven del pueblo, y Genaro, un humilde pescador. Toda la historia mediada por la técnica y el estilo de Bournonville, reconocible y vigente hasta nuestros días.

En el primer acto, dominado por la pantomima, la madre de Teresina, Verónica, no acepta a Genaro como pretendiente de su hija por ser humilde. Ella quiere que su hija se case con un rico comerciante: Peppo (un vendedor de limonada) o Giacomo (un vendedor de fideos), ambos bastante mayores que la joven. Sin embargo, los jóvenes enamorados insisten ante Verónica hasta que ella consiente la boda y se van juntos a navegar.

Mientras tanto, en el pueblo, se desarrolla una feria que se ve súbitamente interrumpida por una gran tormenta. Genaro se salva, pero Teresina no aparece y Verónica lo culpa por la muerte de su hija. Ante la consternación por lo sucedido, Genaro intenta suicidarse pero se detiene, el Fray Ambrosio le da una imagen de la Virgen y le dice que vaya a buscar a su amada, que la Virgen lo protegerá.


El segundo acto vira hacia lo sobrenatural, también con gran cantidad de pantomima. Genaro busca a Teresina en todos lados hasta que finalmente la encuentra en la Gruta Azul, un lugar mágico. El rey, Golfo, convirtió a Teresina en una Nereida, un hada del mar, ya que se había enamorado de ella. Durante la transformación Teresina perdió todos sus recuerdos. Sin embargo, al ver a Genaro, aunque no lo reconoce al principio, la fe le hace recobrar su forma humana y recuperar todos sus recuerdos. Los amantes emprenden el regreso a Napoli.

En el tercer acto los jóvenes llegan al pueblo y, ante la sorpresa de ver a Teresina viva, acusan a Genaro de brujería. Estos rumores rápidamente se pierden y comienzan los festejos de la boda. El ballet termina con una tradicional tarantela.


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Florencia Guglielmotti reside en la Ciudad de Buenos Aires (Argentina). Es Profesora de Danza (titulada en la Escuela Nacional de Danzas "María Ruanova"), Licenciada y Profesora de Artes (recibida en la Universidad de Buenos Aires). Cursó estudios en la Escuela Nacional de Ballet de Cuba. Es Miembro de International Dance Council CID (UNESCO).
Actualmente se desempeña como Profesora de Danza Clásica y como Profesora Titular de Historia de la Danza en la Escuela Superior de Enseñanza Artística "Aída V. Mastrazzi". florenciagu@gmail.com

Sunday, September 29, 2024

Apollon musagète (por Florencia Guglielmotti)

Nota del blog: Sección semanal dedicada al Ballet y la Danza, a cargo de la la ballerina, coreógrafa y profesora Florencia Guglielmotti.

Los textos anteriores, se pueden leer en este enlace.


La obra Apollon musagète (o Apolo, el conductor de las musas, o simplemente Apollo, como se lo conoció internacionalmente), con música de Ígor Stravinsky, fue creada por George Balanchine en 1928, cuando sólo tenía 24 años, para Les Ballets Russes, donde se desempeñó como coreógrafo entre 1924 y 1929. De ese período son también El canto del ruiseñor (1925), La Pastoral (1926) y El hijo pródigo (1929). Pero fue en Apollon musagète donde Balanchine encuentra su propio lenguaje corporal, inaugurando el denominado estilo “neoclásico” o “clásico contemporáneo”.


El estreno fue el 12 de junio en el Teatro Sarah Bernhardt y la orquesta estuvo dirigida por el propio Stravinsky. La escenografía y el vestuario fueron realizados por el artista francés André Bauchant (el vestuario fue rediseñado por Coco Chanel al año siguiente). Los intérpretes el día del estreno fueron Serge Lifar como Apolo, Alice Nikitina como Terpsícore (luego alternaba con Alexandra Danilova), Lubov Tchernicheva en el rol de Calíope, Felia Doubrovska como Polimnia y Sophie Orlova como Leto, madre de Apolo.


La obra está organizada en un acto y dos escenas. Durante la primera escena se muestra el nacimiento de Apolo, hijo de Leto y Zeus. En la segunda escena se encuentra con las musas Calíope, Polimnia y Terpsícore. Apolo, considerado el dios de las artes, le concede un don a cada una de ellas, convirtiendo a Calíope en musa de la poesía épica y la elocuencia, a Polimnia en musa de la poesía lírica y a Terpsícore en musa de la danza. Ellas le realizan una demostración de su arte a Apolo (las tres variaciones femeninas), quien finalmente las conduce al monte Parnaso, donde vivirán eternamente.


El primer film que acompaña esta reseña fue creado por Irena Dodal en 1951. Esta obra cinematográfica busca ser un “poema visual”, según palabras del reconocido crítico argentino Fernando Emery. Esta película representa la primera obra consagrada (ya que participó en diferentes festivales internacionales y recibió varios premios) de una cineasta mujer en la República Argentina. Los intérpretes son Victor Ferrari (Apolo), María Ruanova (Terpsícore), Irina Borowski (Polimnia), Nélida García (Calíope), Josefina Serrano y Beatriz Ferrari (Diosas), e Isabel Admella (Leto), todos primeros bailarines y solistas del Ballet del Teatro Colón.


La segunda realización está protagonizada por Peter Martins (Apolo), Suzanne Farrell (Terpsícore), Marnee Morris (Polimnia), Karin Von Aroldingen (Calíope) y Linda Merrill (Leto). Es una filmación de la reversión que realizó el propio Balanchine, en 1968, para New York City Ballet donde se desempeñó como director, coreógrafo y maestro hasta su muerte, en 1983.




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Ver en el blog
Sobre los Ballet Russes... (por Florencia Guglielmotti)


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Florencia Guglielmotti reside en la Ciudad de Buenos Aires (Argentina). Es Profesora de Danza (titulada en la Escuela Nacional de Danzas "María Ruanova"), Licenciada y Profesora de Artes (recibida en la Universidad de Buenos Aires). Cursó estudios en la Escuela Nacional de Ballet de Cuba. Es Miembro de International Dance Council CID (UNESCO).
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Sunday, September 22, 2024

Twyla Tharp (por Florencia Guglielmotti)

Nota del blog: Sección semanal dedicada al Ballet y la Danza, a cargo de la la ballerina, coreógrafa y profesora Florencia Guglielmotti.

Los textos anteriores, se pueden leer en este enlace.


Twyla Tharp nació el 1 de julio de 1941 en Portland (Estados Unidos) y, al poco tiempo, su familia se mudó al sur de California donde se crió. Su padre era dueño de una constructora y su madre era maestra de piano. Comenzó su formación en danza a los cuatro años, participando de clases variadas como ballet, tap, jazz y danza moderna y, por influencia de su madre, también aprendió a ejecutar varios instrumentos como violín, viola y tambores, entre otros.

Al ser admitida en la escuela del American Ballet Theater, su relación con la danza tomó otra dimensión. Allí se formó junto a grandes maestros de la danza como Martha Graham, Merce Cunningham, Alwin NIkolais, Paul Taylor y Erick Hawkins. Luego de graduarse de Licenciada en Artes, en 1963, en el Barnard College de New York, Twyla ingresó en la Compañía de Danza de Paul Taylor en la que participó como bailarina hasta 1965, momento en que se decidió a formar su propia compañía que, en un principio, estaba compuesta por cinco mujeres y, en 1969, se incorporaron dos hombres.

Su compañía sirvió como laboratorio. Allí combinó las técnicas clásica y moderna, con movimientos orgánicos y naturales, como caminar, correr y saltar, dando un giro en la interpretación y recepción de la obra.

Para su compañía compuso “Deuce Coupe” (1973) con música de los Beach Boys, “Push Comes to Shove” (1976), “Baker's Dozen” (1979), “Nine Sinatra Songs” (1982) y “Fait Accompli” (1984). A pesar de la calidad del trabajo de Twyla, en su momento no pudieron realizar muchas representaciones ni generar ganancias económicas. La compañía se disolvió en 1988 cuando Tharp fue contratada como coreógrafa del American Ballet Theatre.

En sus trabajos suele utilizar música contemporánea, como las colaboraciones de los Beach Boys o de Philip Glass, haciendo que en sus coreografías haya una relación más dinámica e impredecible con la música. Este dinamismo fue decisivo al momento de crear obras para los más diversos formatos: video experimental, ballet, cine, teatro musical y televisión; algunas obras eran para su propia compañía (tal como se ha mencionado) y en otro casos actuando como coreógrafa invitada.


Twyla Tharp ha recibido importantes reconocimientos, como el Premio Dance Magazine (1981), los premios Emmy (1985) a “Mejor coreografía” y “Coreografía de música clásica” por su trabajo para la televisión "Baryshnikov por Tharp", el premio Tony (2003) a la “Mejor coreografía” por “Movin’ out” con música y letra de Billy Joel, y la “Medalla Nacional de Artes” (2004); también ha recibido 19 doctorados Honoris Causa. Actualmente, continúa realizando obras y montajes coreográficos tanto para la industria hollywoodense, como para diferentes compañías de todo el mundo.





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Florencia Guglielmotti reside en la Ciudad de Buenos Aires (Argentina). Es Profesora de Danza (titulada en la Escuela Nacional de Danzas "María Ruanova"), Licenciada y Profesora de Artes (recibida en la Universidad de Buenos Aires). Cursó estudios en la Escuela Nacional de Ballet de Cuba. Es Miembro de International Dance Council CID (UNESCO).

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Sunday, September 15, 2024

Isadora, la revolucionaria de la danza (por Florencia Guglielmotti)

Nota del blog: Sección semanal dedicada al Ballet y la Danza, a cargo de la la ballerina, coreógrafa y profesora Florencia Guglielmotti.


Isadora Duncan nació en la ciudad de San Francisco, Estados Unidos, el 27 de mayo de 1877. Su padre, Joseph, abandonó a la familia cuando Isadora era aún muy pequeña, siendo luego acusado de fraude bancario y encarcelado. Esto generó una difícil situación económica y, al parecer, influyó en el alejamiento de la familia de la fe católica que hasta entonces habían profesado (Isadora era una «atea convencida», según sus propias declaraciones).

Abandonó la escuela a los diez años y comenzó a impartir clases de danza a niños de su barrio, junto con su hermana Isabel; mientras, su madre Dora daba lecciones de piano para mantener a la familia y se encargaba, además, de la educación de sus hijos. Predominaban en las lecciones musicales Mozart, Schubert y Schumann, que tuvieron una indiscutible influencia en el posterior desarrollo artístico de Isadora.

Según sus biógrafos, Isadora era una niña solitaria y retraída que solía jugar en la playa observabando el mar. La influencia del mar y sus juegos infantiles se recogen en su Autobiografía, publicada en 1927. Cuando Isadora llegó a la adolescencia, la familia se mudó a Chicago, donde Duncan estudió danza clásica. Allí perdieron todas sus posesiones en un incendio y se trasladaron a Nueva York, donde Duncan ingresa en la compañía de teatro del dramaturgo Augustin Daly. En el momento en que la mitad de Europa intentaba emigrar para alejarse de la penuria económica y encontrar un futuro mejor, Isadora convence a su madre y a su hermana de emigrar a Europa. Se asientan primero en Londres y posteriormente en París.

Durante su etapa londinense, Isadora siempre inquieta y autodidacta, pasa largas horas en el Museo de Arte Británico. Le fascinan las obras de la Grecia clásica, especialmente los vasos decorados con figuras danzantes. De ellas adoptará algunos elementos característicos de su danza, tales como inclinar la cabeza hacia atrás, como las bacantes, y el uso de las túnicas. Es en esta época cuando comienza a consolidarse su estilo único de danza. Se trata de una danza muy alejada de los patrones clásicos conocidos hasta entonces, incorporando movimientos que tenían más que ver con una visión filosófica de la vida, ligada quizás al expresionismo, a una búsqueda de la esencia del arte que solo puede proceder del interior.

Era plenamente consciente de que su estilo implicaba una ruptura radical con la danza clásica y por eso se veía a sí misma como una revolucionaria. Al mismo tiempo que su estilo se iba consolidando, Isadora estudiaba en profundidad la danza y la literatura antiguas a través de los museos, particularmente el Louvre de París, la National Gallery de Londres y el Museo Rodin.

Los temas de las danzas de Isadora eran clásicos, frecuentemente relacionados con la muerte o el dolor, en oposición a los asuntos que trataba la danza clásica conocida hasta entonces, que giraban en torno a héroes, pricesas y espíritus. Su puesta en escena era también revolucionaria y en cierto sentido minimalista: apenas algunos tejidos de color azul celeste en lugar de los aparatosos decorados conocidos hasta entonces y una túnica vaporosa que dejaba adivinar el cuerpo y entrever las piernas desnudas y los pies descalzos, frente a los tutús, zapatillas de punta y medias rosadas de rigor en el ballet. Isadora bailaba sin maquillaje y con el cabello suelto, mientras que lo habitual en aquella época era maquillarse a conciencia y recogerse el pelo con un rodete.


Es comprensible que el estilo de Isadora resultase chocante al público del momento, acostumbrado a los estándares de la danza clásica. Isadora tuvo que aguantar abucheos e interrupciones de diversa índole en sus sesiones de danza durante algún tiempo, siendo notable en este sentido la polémica que se desató durante una gira por Sudamérica en 1916. En el libro “El Siglo del Viento”, Eduardo Galeano cuenta cómo fueron los días de la artista en Buenos Aires:
Descalza, desnuda, apenas envuelta en la bandera argentina, Isadora Duncan baila el Himno Nacional. Una noche comete esa osadía en un café de estudiantes de Buenos Aires, y a la mañana siguiente todo el mundo lo sabe: el empresario rompe el contrato, las buenas familias devuelven sus entradas al Teatro Colon y la prensa exige la expulsión inmediata de esta pecadora norteamericana que ha venido a la Argentina a mancillar los símbolos patrios. Isadora no entiende nada. Ningún francés protestó cuando ella bailó La Marsellesa con un chal rojo, azul y blanco por todo vestido. Si se puede bailar una emoción, si se puede bailar una idea, ¿por qué no se puede bailar un himno? La libertad ofende. Mujer de ojos brillantes, Isadora es enemiga declarada de la escuela tradicional, el matrimonio, la danza clásica y de todo lo que enjaule al viento.

Tuvo una vida personal tan poco convencional como la expresión de su arte, y vivió siempre al margen de las costumbres tradicionales. Se casó con el poeta ruso Serguéi Esenin, 17 años más joven que ella. Isadora eligió ser madre soltera y tuvo dos hijos. Nunca quiso revelar el nombre de los padres, pero se sabe que fueron el diseñador teatral Gordon Craig y París Singer, hijo del magnate de las máquinas de coser. La vida privada de Isadora nunca estuvo exenta de escándalos ni de tragedias. La más espantosa fue ciertamente la muerte de sus dos hijos, Deirdre y Patrick, que se ahogaron en un accidente en 1913, cuando el auto en el que viajaban junto a su nodriza, se cayó al agua del río Sena.

La carrera de Isadora había empezado a declinar. Fueron tiempos de serios problemas financieros y de diversos escándalos sentimentales, acompañados por algunos episodios de embriaguez pública. Isadora vivió sus últimos años entre París y la costa del Mediterráneo, dejando deudas en hoteles y pasando cortos períodos en departamentos alquilados. Algunos de sus amigos trataron de convencerla para que escribiese su autobiografía, con la esperanza de aliviar un poco su situación económica, la cual fue finalmente publicada en 1927.

Las trágicas circunstancias que rodean la muerte de Isadora Duncan han contribuido a la consolidación del mito y están envueltas en cierto misterio que la historia no ha conseguido despejar. Isadora Duncan murió en un accidente de automóvil en Niza, la noche del 14 de septiembre de 1927, a la edad de 49 años, cuando la larga chalina que llevaba alrededor de su cuello se enredó en la llanta del automóvil descapotable en que viajaba.



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Florencia Guglielmotti reside en la Ciudad de Buenos Aires (Argentina). Es Profesora de Danza (titulada en la Escuela Nacional de Danzas "María Ruanova"), Licenciada y Profesora de Artes (recibida en la Universidad de Buenos Aires). Cursó estudios en la Escuela Nacional de Ballet de Cuba. Es Miembro de International Dance Council CID (UNESCO).
Actualmente se desempeña como Profesora de Danza Clásica y como Profesora Titular de Historia de la Danza en la Escuela Superior de Enseñanza Artística "Aída V. Mastrazzi". florenciagu@gmail.com

Sunday, September 1, 2024

Nikolaj Hübbe (por Florencia Guglielmotti)

Nota del blog: Sección semanal dedicada al Ballet y la Danza, a cargo de la la ballerina, coreógrafa y profesora Florencia Guglielmotti.


Nikolaj Hübbe nació en Copenhague (Dinamarca) el 30 de octubre de 1967. A los 10 años ingresó a la escuela del Royal Danish Ballet. Entre sus maestros estuvieron Henning Kronstam, Niels Kehlet y Fredbjorn Bjornsson. Tras graduarse, en 1984, ingresó a la compañía y cuatro años después fue promovido a bailarín principal. Su destreza técnica, la altura de sus saltos y la velocidad de sus baterías hicieron que rápidamente ganara prestigio, destacándose como intérprete principal en ballets como “La sílfide” (de A. Bournonville), “Romeo y Julieta” (de K. Mac Millan), “Oneguin” (de J. Cranko) y “Apollo” (de G. Balanchine). 


En 1992, Hübbe fue contratado por el New York City Ballet como bailarín principal, debutando con el ballet de Balanchine, “Donizetti variation”. Durante su permanencia en la compañía interpretó roles principales tanto en ballets del repertorio tradicional como en obras de Jerome Robbins, Peter Martins y el ya mencionado Balanchine, entre otros. Allí permaneció hasta 2008, realizando su función despedida en el Lincoln Center, el 10 de febrero, junto a todas las figuras del NYC Ballet. 


Ese mismo año se traslada a su Copenhague natal tras ser contratado como director artístico del Royal Danish Ballet. Antes de asumir en su nuevo puesto, interpretó por última vez a James, en “La sílfide”, junto a toda la compañía, el 2 de abril de 2008. Desde que asumió la dirección hasta la actualidad, ha llevado a escena nuevas producciones de los clásicos de Bournonville: “Napoli” (en 2009) y “A Folk Tale” (en 2011). También realizó una exitosa puesta en escena del ballet “La Bayadera” de M. Petipa, en 2012, en colaboración con Eva Draw. En 2014, puso en escena una controvertida versión de “La Sílfide”, con una escenografía en blanco y negro, diseño de Bente Lykke Moller. En 2017 creó el ballet “Weimar”, con música de Kurt Weill, donde cada variación se adapta al intérprete y a su temperamento individual.








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Florencia Guglielmotti reside en la Ciudad de Buenos Aires (Argentina). Es Profesora de Danza (titulada en la Escuela Nacional de Danzas "María Ruanova"), Licenciada y Profesora de Artes (recibida en la Universidad de Buenos Aires). Cursó estudios en la Escuela Nacional de Ballet de Cuba. Es Miembro de International Dance Council CID (UNESCO).

Actualmente se desempeña como Profesora de Danza Clásica y como Profesora Titular de Historia de la Danza en la Escuela Superior de Enseñanza Artística "Aída V. Mastrazzi". florenciagu@gmail.com

Sunday, August 25, 2024

Ballet "The Four Temperaments" (por Florencia Guglielmotti)

Nota del blog: Sección semanal dedicada al Ballet y la Danza, a cargo de la la ballerina, coreógrafa y profesora Florencia Guglielmotti.


Este ballet abstracto en un acto fue coreografiado por George Balanchine para el Ballet Society y fue estrenado el 20 de noviembre de 1946 en el Central High School of Needle Trades de New York. La música fue encargada a Paul Hindemith, el diseño de escenografía estuvo a cargo de Kurt Seligmann y la iluminación de Jean Rosenthal. El día de la premiere la orquesta estuvo dirigida por Leon Barzin y Nicholas Kopeikine fue el pianista solista.


La obra está organizada en cinco partes, un tema y cuatro variaciones, cada una relacionada con un temperamento que, según refiere la “Teoría de los humores”, determinan la personalidad de una persona; estos temperamentos serían melancólico, sanguíneo, flemático y colérico. Sin embargo, Balanchine solo tomó la idea como punto de partida para la creación de este ballet abstracto.


El día del estreno, el elenco estaba compuesto por Beatrice Tompkins, Elise Reiman, Gisella Caccialanza, José Martinez, Lew Christensen y Francisco Moncion en la introducción; la primera variación, Melancólico, estuvo a cargo de Rita Karlin, William Dollar y Georgia Hiden; la segunda parte, Sanguíneo, fue liderada por Mary Ellen Moylan y Fred Danieli; la tercera variación, Flemático, estuvo protagonizada por Todd Bolender; y la última, Colérico, por Tanaquil LeClercq.


En 1951, Balanchine revisó la obra para el New York City Ballet, decidió deshacerse de la escenografía y reemplazar el vestuario original por ropa de ensayo. A partir de aquí estas fueron dos características reiteradas en la obra del coreógrafo.


“The Four Temperaments“ es una de las obras más representadas de George Balanchine. Entre las compañías que la han incluido en su repertorio se encuentran el Royal Swedish Ballet, el Ballet de La Scala, el Royal Danish Ballet, la Ópera de Paris y el Royal Ballet, entre otros.



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Florencia Guglielmotti reside en la Ciudad de Buenos Aires (Argentina). Es Profesora de Danza (titulada en la Escuela Nacional de Danzas "María Ruanova"), Licenciada y Profesora de Artes (recibida en la Universidad de Buenos Aires). Cursó estudios en la Escuela Nacional de Ballet de Cuba. Es Miembro de International Dance Council CID (UNESCO).

Actualmente se desempeña como Profesora de Danza Clásica y como Profesora Titular de Historia de la Danza en la Escuela Superior de Enseñanza Artística "Aída V. Mastrazzi". Email: florenciagu@gmail.com

Sunday, August 18, 2024

Pantomima (por Florencia Guglielmotti)

Nota del blog: Sección semanal dedicada al Ballet y la Danza, a cargo de la la ballerina, coreógrafa y profesora Florencia Guglielmotti.

Los textos anteriores, se pueden leer en este enlace.


Etimológicamente el término pantomima proviene del griego: pantos, del que procede el prefijo pan, que significa “todo”, y mima, o sea “imitador”, así pantomima significa “que todo imita”

La pantomima, o el mimo, es la representación de una historia por medio de expresiones, gestos o movimientos corporales, sin la intervención de diálogos ni palabras, siendo considerado, de este modo, como un lenguaje no verbal.


En las danzas de corte, durante la Edad Media, era frecuente el uso de ciertos gestos pantomímicos como la reverencia o la invitación a la danza. La danza académica, cuya institucionalización se remonta a 1661, cuando el rey Luis XIV creó la Academia Real de Danza, tomó de la danza de corte dichos gestos y creó, a partir de allí, un vocabulario específico que colabora con la narración. Siendo que la danza, el movimiento en sí mismo, no es representativo, el modo que tiene el ballet de hacer comprensible una historia es a través de la suma de diferentes lenguajes artísticos, como son la música, la escenografía, el vestuario y maquillaje, la iluminación, la interpretación y, por supuesto, también la pantomima.

Jean Georges Noverre, en su libro “Cartas sobre la danza y el ballet” editado en 1760, plantea (entre otras cuestiones que fueron fundamentales en el desarrollo e independización de la danza académica, como aligerar los vestuarios, eliminar las máscaras, etc.) la necesidad de lograr que el público comprendan de qué tratan los ballets sin necesidad de leer el programa de mano. De este modo, revalorizó el uso de la pantomima utilizándola para hacer avanzar la trama.


A partir de allí, todos los ballets poseen, en mayor o menos medida, momentos pantomímicos, sobre todo en aquellos pasajes en donde la trama se complejiza. Ejemplo de esto puede ser cuando, en el “Lago de los cisnes”, Odile le explica a Sigfrido que es una princesa transformada en cisne por un malvado hechicero y que solo cuando un hombre jure amarla, el hechizo desaparecerá; o en “La bella durmiente”, cuando la malvada hada Carabosse cuenta que, cuando Aurora crezca, se va a pinchar con una aguja y va a morir, lo que el Hada Lila revierte, haciendo que al pincharse se duerma hasta que un príncipe la despierte con un beso. Estos momentos serían totalmente incomprensibles sin la ayuda de la pantomima.


La ejecución de la pantomima debe verse natural y fluida, para que no sea algo innecesariamente artificial, que rompa el clima interpretativo. Es importante notar que, en la realización de la pantomima, si bien los gestos son fácilmente reconocibles, no son gestos cotidianos sino gestos estilizados. La danza moderna fue quien introdujo la cotidianeidad en la danza, incluidos gestos como caminar, saludar, sentarse e incluso lavarse los dientes.




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Florencia Guglielmotti reside en la Ciudad de Buenos Aires (Argentina). Es Profesora de Danza (titulada en la Escuela Nacional de Danzas "María Ruanova"), Licenciada y Profesora de Artes (recibida en la Universidad de Buenos Aires). Cursó estudios en la Escuela Nacional de Ballet de Cuba. Es Miembro de International Dance Council CID (UNESCO).

Actualmente se desempeña como Profesora de Danza Clásica y como Profesora Titular de Historia de la Danza en la Escuela Superior de Enseñanza Artística "Aída V. Mastrazzi". Email: florenciagu@gmail.com
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