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Monday, July 3, 2023

Cubanos en la lucha por la independencia de los Estados Unidos (por Frank de Varona)

Nota: El texto que comparto es un capítulo del  ensayo histórico  Presencia y contribuciones cubana a los Estados Unidos, de Frank de Varona


La Habana en 1775 tenía más de 70,000 habitantes y era más grande que ninguna otra ciudad de las Trece Colonias británicas. Al empezar la guerra de independencia de las Trece Colonias, la ciudad más grande era Filadelfia con 40,000 habitantes. Cuba prestó ayuda valiosa a las colonias americanas durante la Revolución Americana. Los astilleros de La Habana construyeron los mejores navíos y fragatas para la marina de guerra española.

El general Jorge Washington reconoció que la participación de España, Cuba y otras colonias españolas con sus fuerzas de mar y tierra e inmensa ayuda económica fue crucial para ganar la independencia de las Trece Colonias. Así lo expresó el genral Washington en varias cartas que escribió a los líderes de la Revolución Americana.

El general Jorge Washington en una carta fechada el 4 de octubre de 1778 le confiesa a Morris que “si los españoles hubieran unido su flota a la de Francia y emprendido hostilidades, mis dudas hubieran disminuido…” El 11 de noviembre de 1778 el general le escribió al presidente del Congreso y le comunicó: ”Actualmente los ingleses son enormemente superiores a los franceses maritimamente en América, y lo seguiran haciendo en todos los aspectos, a no ser que España se interponga…” El 3 de septiembre de 1779, después de recibir la noticia de la declaración de guerra de España contra Gran Bretaña, el general Washington le escribió a Sullivan: “Tengo el placer de informarle que España, al fin, ha tomado una parte decisiva…se espera que esta formidable bifurcación de la La Casa de los Borbones no falle en establecer la independencia de Norteamérica en corto tiempo…” El general Washington nunca escribió que con su pobre ejército él hubiera podido derrotar a la poderosa Gran Bretaña.

Más de 55 millones de hispanos, entre ellos casi dos millones de cubanos, que viven en los Estados Unidos constituyen el 18% de la población total de este país. Los jóvenes que asisten a colegios y universidades tienen el derecho a saber que ellos también ayudaron a establecer la primera democracia moderna y que los hispanos luchamos y derramamos nuestra sangre para que esta nación fuera libre.

El día de año nuevo de 1777, Carlos III, rey de España, nombró a Bernardo de Gálvez , un militar de 29 años, gobernador del extenso territorio de la Luisiana. Este territorio, que abarcaba 13 estados de los Estados Unidos de hoy, se entendía desde el golfo de México hasta Canadá y desde el río Misisipi hasta las, montañas Rocallosas. Inmediatamente después de su llegada a Luisiana, Gálvez comenzó a ayudar a los revolucionarios norteamericanos en Virginia y en el valle del río Misisipi con pólvora, balas y abastecimientos. Nueva Orleans se convirtió en un refugio para todos aquellos que peleaban en contra de los ingleses.

El 21 de junio de 1779 España le declaró la guerra a Gran Bretaña y Gálvez comenzó a atacar a los ingleses con sólo 1,450 hombres. Mientras esperaba refuerzos de Cuba, Gálvez capturó los fuertes de Manchak, Baton Rouge, Panmure (Natchez), Thompson y Amith. Seiscientos soldados ingleses fueron capturados sin apenas ninguna pérdida española. Gálvez capturó Mobile el 14 de marzo de 1780, tras un sitio de 20 días. La expedición de Cuba fue dirigida por el Marqués de las Amarillas. El Regimiento Fijo de La Habana y el Batallón de Pardos y Morenos de La Habana, formados por cubanos blancos y negros, participaron en las campañas del general Gálvez y derramaron su sangre para lograr la independencia de los Estados Unidos. 

Gálvez tuvo que enfrentarse con el reto más difícil, Pensacola. Esta ciudad estaba defendida por 2,500 soldados ingleses y dos fragatas protegían la entrada de su bahía. Gálvez reunió tropas y abastecimientos adicionales procedentes de Cuba, la Luisiana y otras partes. Su ejército aumentó a 7,000 hombres, lo que para la época era considerable. Dicho ejército se componía de soldados blancos, negros, mestizos e indios nacidos en España, Cuba, Puerto Rico, Santo Domingo, Haití, México, Venezuela y Nueva Orleans.

Ayudando a Gálvez en la batalla de Pensacola como segundo al mando estaba el general Juan Manuel de Cagigal, nacido en Santiago de Cuba, quien posteriormente fue nombrado gobernador de Cuba. Su edecán era Francisco Miranda, quien era venezolano, y al que se le conoce como el precursor de la independencia de la América de Sur y como su líder intelectual. 

La poderosa flota española de 15 navíos y tres fragatas al mando del general José Solano y Bote, unida a una flota francesa, fue de gran ayuda para el general Gálvez en la conquista de la plaza. Junto con los marineros españoles venían marineros nacidos en Cuba. Después de luchar durante dos meses, los ingleses se rindieron en Pensacola el 8 de mayo de 1781. Habían perdido su último baluarte en el golfo de México. Gálvez había expulsado a los ingleses del valle del río Misisipi y del golfo de México. De hecho, había creado un segundo frente de batalla.

El historiador Orwen Rush opina que la batalla de Pensacola fue de una influencia decisiva en la victoria sobre la Gran Bretaña. Herminio Portell Vilá, historiador cubano, afirma que los ataques de las tropas españolas y cubanas a las ciudades y fuertes ingleses a lo largo del río Misisipi, el golfo de México, las Bahamas y América Central fueron determinantes en la desmoralización de las tropas inglesas. Estos ataques impidieron que los ingleses pudieran consolidar un gran ejército para atacar a George Washington y las tropas francesas que ayudaron a los patriotas norteamericanos. 

El rey de España, Carlos III, le otorgó a Bernardo de Gálvez el título de conde de Gálvez y lo ascendió al grado mayor que un militar podía ocupar en el ejército español. Más tarde Gálvez fue gobernador de Cuba y virrey de Nueva España (México). Murió en México a los 40 años. La ciudad de Galveston, Texas ha sido nombrada en su honor. El rey le otorgó el título de marqués del Socorro a José Solano y Bote. 

Otra página olvidada en la historia de la guerra de independencia fue la de la generosidad de los habaneros y su ayuda a la causa de la Revolución Americana. En la primavera de 1781, Washington informó al general Rochambeau, jefe de las tropas francesas en los Estados Unidos, acerca del estado lastimero en que se encontraban sus soldados. El ejército norteamericano y francés necesitaba dinero para pagar el sueldo atrasado de los soldados y para comprar comida, ropa y otros abastecimientos. El conde de Rochambeau envió varias cartas al almirante de Grasse, cuya flota acababa de llegar a Santo Domingo. Rochambeau informó a de Grasse que las tropas francesas y norteamericanas estaban carentes de recursos y necesitaban 1,200,000 libras tornesas (moneda francesa) para poder lanzar un ataque contra los ingleses. A de Grasse le fue imposible recaudar esa suma tan considerable en la colonia de Santo Domingo, así que mandó a tres de sus mejores fragatas a la Habana, entre ellas una fragata al mando de Saint Simon. A su llegada a La Habana, Saint Simon se puso en contacto con el gobernador de Cuba, Juan Manual de Cagigal, y con el edecán Francisco Miranda y el dinero fue recaudado en 24 horas. ¡Los comerciantes y damas de Cuba recaudaron esta inmensa suma en un día! La inscripción que escribieron las damas de La Habana en su donación fue “para que los hijos de las madres americanas no nazcan esclavos”. 

¿Por qué los cubanos fueron tan generosos con los norteamericanos? Una de las razones era la compasión que sentían por la suerte de otra colonia. Otra razón era el odio que les tenían a los ingleses ya que ellos habían capturado La Habana en 1762 y maltratado a sus habitantes.

El tesoro recaudado fue traído a los Estados Unidos y dividido entre las tropas norteamericanas y francesas. Este dinero ayudó a financiar la última batalla de la guerra que fue la de Yorktown, la cual terminó con la rendición de las tropas inglesas el 31 de octubre de 1781. La ayuda económica cubana fue crucial. El historiador americano Stephen Bonsal dijo: “El millón proporcionado puede ser considerado verdaderamente como el cimiento sobre el cual se erigió el edificio de la independencia”. 

El general francés Jean Baptiste, conde de Rochanbeau, escribió en sus Memorias: “La alegría fue enorme al recibir el dinero de La Habana. La contribución de 800,000 libras de plata ayudó a parar la bancarrota financiera (del Ejército Revolucionario) y levantó el espírito y la moral del Ejército que se había comenzado a disolver”.

Otra gran ayuda de Cuba a las Trece Colonias durante la guerra de independencia fue el comercio que estableció entre los dos países el habanero Juan de Miralles cuando llegó a Filadelfia como agente diplomático de España. Barcos norteamericanos fueron reparados en los astilleros de La Habana, los cuales fueron los mejores de América. El general cubano Juan Manuel de Cagigal con una flota y ejército partió de La Habana y capturó las Bahamas. Estando en Nassau liberó prisioneros de guerra que los ingleses habían capturado durante este guerra. Aparte de la ayuda financiera de Cuba, y el comercio de Cuba con las colonias norteamericas fue también muy importante.

En conclusión, la historia de la valiosa contribución hecha por los cubanos, españoles y otros hispanoamericanos a la Revolución Americana debe ser reconocida e incorporada en los libros de historia para que todos los estadounidenses se den cuenta que los cubanos y otros hispanos no sólo exploraron y colonizaron gran parte de los Estados Unidos, sino que también lucharon por su independencia. 

En 1787, recuperada ya La Florida por España, abrió la primera escuela integrada donde blancos y negros estudiaron juntos en San Agustín. El primer profesor de esta escuela fue el padre Francisco Traconis, quien había nacido en Santiago de Cuba. Otro religioso cubano que sirvió como obispo en Luisiana fue Luis Peñalver y Cárdenas. Este religioso llegó a Nueva Orleáns en 1793 y construyó hospitales, iglesias y escuelas y fue muy querido por todo el pueblo.

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Frank de Varona is an educator, historian, journalist, and internationally known expert on politics, economics, foreign affairs and national security issues. He was born in Cuba and, at the age of 17, he participated on the Bay of Pigs invasion in an effort to eradicate communism in Cuba. After spending two years in prison, he returned to the United States, where he earned three college degrees. He is married and has a daughter and a grandson.
Mr. de Varona had a 36-year career in the Miami-Dade County Public Schools as a social studies teacher, principal, region superintendent, and associate superintendent of instruction. He also was an associate professor of social studies in the College of Education at Florida International Education for seven years. Currently, he is a part-time Adult Education Coordinator in the Miami-Dade County Public Schools.
He has written 20 books and many articles in newspapers and magazines. Among his books are Hispanics in U.S. History Volume 1 and Volume 2 (1989), Hispanic Presence in the United States (1993), Latino Literacy: The Complete Guide to Our Hispanic History and Culture (1996) and Presencia hispana en los Estados Unidos: Quinto Centenario (2013). Mr. de Varona is the only Hispanic in the nation who has written three books in Spanish about Barack Obama: ¿Obama o McCain? (2008), El verdadero Obama (2010) and ¿Obama o Romney? (2012).

Friday, October 8, 2021

8 de octubre de 1871. El Rescate del Brigadier General Julio Sanguily (por Frank de Varona)


Uno de los combates más brillantes y audaces de la Guerra de los Diez Años (1868-1878) en Cuba fue el rescate del Brigadier Julio Sanguily ejecutado por 35 jinetes a las órdenes del Mayor General Ignacio Agramonte y Loynaz. Esta hazaña de los 35 valientes centauros ocurrió el 8 de octubre de 1871 cerca de la ciudad de Puerto Príncipe, hoy llamada Camagüey.

El Brigadier Sanguily, quien estaba inválido debido a heridas recibidas en combates, pidió autorización al Mayor, como le decían sus soldados a Ignacio Agramonte, para ir al cercano rancho de Cirila López para que le lavaran la ropa. El Mayor le dijo “Esta bien, puedes ir; pero te advierto, Julio, que el día menos pensado tus audacias te van a poner en manos de los españoles.”

Llegando al rancho de Cirila, Sanguily se desvistió y se cubrió con una manta mientras le lavaban la ropa. De pronto fueron sorprendidos por una columna española. Sanguily ordenó a sus ayudantes y a las mujeres del rancho que huyeran al bosque. Al ser capturado se identificó con franqueza viril, “Pertenezco al Estado Mayor del Mayor General Agramonte. Soy el Brigadier Julio Sanguily.”

Los españoles decidieron regresar a marchas forzadas con sus 120 soldados a Puerto Príncipe con tan ilustre prisionero y otros prisioneros cubanos más que tenían capturados. El sargento Fernández amarró a Sanguily y llevó las riendas de su caballo. Mientras tanto el ayudante de Sanguily que escapó del rancho informó a la caballería de Agramonte de lo sucedido.

Ignacio Agramonte, llamado Bayardo de la Revolución, se dirigió a sus 70 soldados y pidió 35 voluntarios diciendo “Todo el que esté dispuesto a rescatarlo o morir, que de un paso al frente.” 

Montando en su caballo Mambí, Agramonte llamó a sus jinetes. Todos los miraron. Tenía 30 años y medía seis pies y dos pulgadas de estatura. Era delgado, erecto y recio. Su caballería, considerada la mejor del Ejército Libertador, estaba dispuesta al seguirlo al fin del mundo. Agramonte ordenó al comandante Henry Reeve, llamado el Inglesito, a que buscara la columna española acompañado de cuatro jinetes.

El Capitán Francisco Palomino Loret de Mola pareó su caballo al de Agramonte y le dijo “Creo, Mayor, que se intenta una acción para rescatar a mi jefe, y si eso es así, por ser su ayudante, le ruego me señale un sitio en el lugar más peligroso.” El Mayor respondió “Así, Capitán Palomino, marche usted al lado del Comandante Henry Reeve.”

Los españoles sudorosos y cansados llegaron con su famoso prisionero a beber agua alrededor de un pozo situado en el potrero de la finca “La Esperanza,” propiedad de Antonio Torres. Reeve los descubrió y galopeó a notificar a Agramonte. A la vista del enemigo, Agramonte desenvainó su sable y dijo “Compañeros! En aquella columna enemiga va preso el General Sanguily y hay que rescatarlo vivo o muerto o quedar todos en la demanda! El Mayor rugió “Corneta, toque a degüello!” 

El enemigo, que contaba con cuatro veces más soldados bien armados, fue sorprendido por la fulminante carga al machete. El sargento Fernández que custodiaba a Sanguily lo derribó del caballo y le hizo un disparo a corta distancia hiriéndole la mano. Pero antes de que lo pudiera matar, el sargento murió de un sablazo. Sanguily, herido, salvó su vida gritando repetidamente “ Viva Cuba!” para que en la confusión del ataque no lo mataran ya que iba vestido con ropa de soldado español. Los españoles fueron derrotados y huyeron. Habían muerto once españoles y un cubano en el combate. La caballería mambisa había capturado 60 caballos, 40 monturas, una tienda de campaña y una buena cantidad de balas, revólveres y sables.

Agramonte abrazó a Sanguily diciéndole, “Julio, te dije que el día menos pensado ibas a caer en poder de los españoles, pero no creí que fuese tan pronto.”

Entre los 35 centauros de ese glorioso ataque se encontraban, aparte de los ya mencionados, el Coronel Antonio Luaces Iraola, Teniente Coronel Emilio Luaces Iraola, Comandante Enrique Loret de Mola y Boza y su hermano, Elpidio Loret de Mola y Boza, Comandante Manuel Agüero, Capitán Andrés Díaz y el Alférez Manuel Arango, quien fue herido. La mayoría de estos valientes héroes camagüeyanos tienen descendientes en el exilio y en Cuba.

El Mayor General Ignacio Agramonte reunió a sus valientes soldados y les dijo “ Vuestros nombres, después de este hecho glorioso, figuraran en la historia de nuestras guerras como símbolo de arrojo y valor!”

Y así fue. Los cubanos, y en particular los camagüeyanos, recuerdan y veneran la bravura de aquellos patriotas. El rescate de Sanguily se considera como uno de los episodios más extraordinarios de la Guerra de los Diez Años.

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Frank de Varona is an educator, historian, journalist, and internationally known expert on politics, economics, foreign affairs and national security issues. He was born in Cuba and, at the age of 17, he participated on the Bay of Pigs invasion in an effort to eradicate communism in Cuba. After spending two years in prison, he returned to the United States, where he earned three college degrees. He is married and has a daughter and a grandson.

Mr. de Varona had a 36-year career in the Miami-Dade County Public Schools as a social studies teacher, principal, region superintendent, and associate superintendent of instruction. He also was an associate professor of social studies in the College of Education at Florida International Education for seven years. Currently, he is a part-time Adult Education Coordinator in the Miami-Dade County Public Schools.

He has written 20 books and many articles in newspapers and magazines. Among his books are Hispanics in U.S. History Volume 1 and Volume 2 (1989), Hispanic Presence in the United States (1993), Latino Literacy: The Complete Guide to Our Hispanic History and Culture (1996) and Presencia hispana en los Estados Unidos: Quinto Centenario (2013). Mr. de Varona is the only Hispanic in the nation who has written three books in Spanish about Barack Obama: ¿Obama o McCain? (2008), El verdadero Obama (2010) and ¿Obama o Romney? (2012).

Thursday, August 12, 2021

Joaquín de Agüero y Agüero (por Frank de Varona)

Diez y siete años antes del Grito de Yara ya había comenzado la lucha por la independencia de Cuba en los montes de Camagüey. El patriota culto y rico que fue líder de esta insurrección y que dio su vida por la libertad de Cuba fue Joaquín de Agüero y Agüero. Nació este prócer el 15 de noviembre de 1816 y fueron sus padres Miguel Antonio de Agüero y Luisa Agüero. Su padre era un rico hacendado y provenía de una familia de mucho abolengo. 

Joaquín de Agüero estudió primero en Puerto Príncipe y después en la Habana donde obtuvo el título de Bachiller de Leyes. No pudo ejercer como abogado al enfermarse su padre y tener que regresar a Puerto Príncipe para hacerse cargo de las fincas y negocios de la familia. 

En su ciudad natal contrajo matrimonio con su prima hermana Ana Josefa Agüero Perdomo. Fue muy feliz en su matrimonio y tuvieron tres hijos. Poco después de contraer matrimonio murieron sus padres. Joaquín de Agüero heredó una gran fortuna y ocho esclavos. Inmediatamente les dio la libertad a los esclavos enemistándose con las autoridades españolas que querían mantener la esclavitud en Cuba. 

En 1842 Agüero fundó una escuela gratuita en Guáimaro para niños pobres. La mayoría de estos niños eran hijos de los esclavos que él había liberado. Por este noble gesto la Sociedad Económica de Amigos del País nombró a Agüero socio honorario. 

Con un grupo de patriotas camagüeyanos, Agüero fundó y se convirtió en líder de la Sociedad Libertadora de Puerto Príncipe. Los miembros de esta sociedad comenzaron a conspirar contra el gobierno español que oprimía a los cubanos. Adquirieron una imprenta e inundaron de panfletos revolucionarios toda la provincia. Las camagüeyanas apoyaron a sus esposos y familiares y donaron sus ricas joyas de oro y piedras preciosas para recaudar fondos para la revolución. 

El 3 de mayo de 1851 el gobernador de Puerto Príncipe Lemery dio la orden de arresto de los 12 principales organizadores de la insurrección. Casi todos fueron hechos prisioneros y enviados presos a España. Joaquín de Agüero decidió alzarse en la manigua y cuando se despidió de su esposa Ana Josefa ésta lo abrazó diciéndole “Ve, cumple con tu deber, y que cuando vuelva a abrazarte seas un hombre libre”. 

Con unos 44 hombres Agüero lanzó su grito de independencia en la loma de San Carlos en la finca San Francisco de Jucaral partido de Cascorro. Agüero les habló a sus soldados diciendo “Este es el momento más grande de mi vida y sólo se puede comparar con el día en que di libertad a mis esclavos”. Agüero decidió atacar a Tunas, pero ni él ni sus hombres, tenían experiencia militar. Al atacar a Tunas en la oscuridad de la noche los patriotas, sin reconocerse, pelearon entre sí. Mientras Agüero y sus hombres eran perseguidos por los españoles su esposa Ana Josefa y otras mujeres camagüeyanas preparaban vendas para los heridos y la bandera que debía enarbolar Joaquín de Agüero. A ella se debe la gloria de quizás haber sido la diseñadora de la primera bandera de la estrella solitaria que se hizo en nuestra patria. Ana Josefa, quien siempre apoyó la independencia de Cuba, escribió una carta a su esposo el 30 de junio de 1851. Entre otras cosas decía “Mi bien, mi soldado, me parece que ninguna ofrenda puedo hacerle más grata ni más oportuna que la bandera de nuestra patria, así es con placer indecible la proyecté y la trabajé ayer”. 

Un traidor entregó a Agüero y sus soldados a los españoles. Después de su captura fueron torturados mientras los llevaban a Puerto Príncipe y encerrados en el calabozo del cuartel de la Vigía, hoy Hotel Camagüey. 

Los prisioneros fueron sometidos a un consejo de guerra y condenados al garrote. La sociedad camagüeyana acudió ante el gobernador a interceder por los prisioneros pero sus súplicas fueron ignoradas.

El verdugo que hacía funcionar el garrote fue envenenado por un camagüeyano y arrojado a la plaza mayor. Entonces los españoles decidieron fusilar a Joaquín de Agüero y a tres de sus compañeros, Tomás Betancourt, Fernando de Zayas y Miguel Benavides. A las seis de la mañana del 12 de agosto de 1851 en la Sabana de Méndez fueron fusilados estos cuatro patriotas camagüeyanos. Fernando de Zayas antes de ser fusilado les gritó a los camagüeyanos que presenciaban la ejecución “Pueblo de Camagüey muero por la libertad de Cuba”.

Toda la ciudad de Camagüey guardó luto. Las principales familias se fueron al campo y las camagüeyanas se cortaron el cabello en señal de protesta. Después circuló una cuarteta que decía:
Aquella camagüeyana
que no se cortase el pelo,
no es digna en nuestro suelo
la miremos como hermana.
Después del fusilamiento de Joaquín de Agüero y los otros tres patriotas sus bienes fueron confiscados por el gobierno de España. Ana Josefa con sus hijos se exilió en Nueva York y allí siguió luchando por la libertad de Cuba. Ana Josefa repetía la frase de su esposo en la víspera de su fusilamiento, “Y ese pueblo ¿Qué hace?” Ana Josefa murió en esa ciudad el 25 de diciembre de 1868 poco después del comienzo de la Guerra de los Diez Años.

El insigne patriota Joaquín de Agüero y Agüero ha sido honrado con una plaza y un obelisco en el lugar donde fue fusilado. Una calle y un colegio en Camagüey llevan su nombre y la República de Cuba creo un sello aéreo de 12 centavos en su honor. Este patriota camagüeyano fue uno de los primeros en entregar su vida por la independencia de Cuba.

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Frank de Varona is an educator, historian, journalist, and internationally known expert on politics, economics, foreign affairs and national security issues. He was born in Cuba and, at the age of 17, he participated on the Bay of Pigs invasion in an effort to eradicate communism in Cuba. After spending two years in prison, he returned to the United States, where he earned three college degrees. He is married and has a daughter and a grandson.
Mr. de Varona had a 36-year career in the Miami-Dade County Public Schools as a social studies teacher, principal, region superintendent, and associate superintendent of instruction. He also was an associate professor of social studies in the College of Education at Florida International Education for seven years. Currently, he is a part-time Adult Education Coordinator in the Miami-Dade County Public Schools.
He has written 20 books and many articles in newspapers and magazines. Among his books are Hispanics in U.S. History Volume 1 and Volume 2 (1989), Hispanic Presence in the United States (1993), Latino Literacy: The Complete Guide to Our Hispanic History and Culture (1996) and Presencia hispana en los Estados Unidos: Quinto Centenario (2013). Mr. de Varona is the only Hispanic in the nation who has written three books in Spanish about Barack Obama: ¿Obama o McCain? (2008), El verdadero Obama (2010) and ¿Obama o Romney? (2012).

Wednesday, February 10, 2021

Salvador Cisneros Betancourt, Marqués de Santa Lucía (por Frank de Varona)

 Monumento en el parque Casino Campestre 
 Camagüey 
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A pesar de haber sido dos veces presidente de la República de Cuba en Armas, luchado en las dos guerras de independencia y representado su provincia en el senado republicano, a este ilustre camagüeyano, Salvador Cisneros Betancourt, no le han dedicado extensas biografías y atención como a otros patriotas. El Marqués nos impresiona y nos enorgullece por su heroísmo, sacrificios y virtudes. Abandonó riquezas, bienestar, privilegios y a su familia en la lucha por la libertad de su patria. Nació en la villa de Santa María del Puerto del Príncipe, hoy Camagüey, el 10 de febrero de 1828 en el seno de una familia noble y muy rica. Su familia era una de las más acaudaladas de Cuba siendo propietarios de muchos esclavos, fincas, colonias de caña e ingenios azucareros.

Salvador Cisneros Betancourt fue el único hijo varón de los dos matrimonios de su padre, José Agustín Cisneros, marqués de Santa Lucía. Heredó don José Agustín el título de marqués de un tío, el Presbítero Agustín Cisneros, y se lo legó a su hijo Salvador. La primera esposa de su padre fue Catalina Betancourt y Betancourt y tuvieron tres hijas, Francisca Javiera, María del Carmen y Ciriana Eusebia. Al enviudar su padre se casó con Ángeles, hermana de su primera esposa, y nacieron Salvador, Águeda y María Caridad. Viudo por segunda vez, el padre sostuvo relaciones no legalizadas con Francisca Hernández Llanes, con la que tuvo dos hijos más, Félix e Isabel, quienes fallecieron en la infancia.

Muy joven Salvador Cisneros fue enviado a estudiar a Filadelfia, Estados Unidos por unos cinco años. Estudió ingeniería y aprendió a vivir en libertad en una democracia. Al regresar a Puerto Príncipe en 1846 a la edad de 18 años se enteró que su familia quería que se casara con Micaela Betancourt y Recio, hija de su tío Gaspar. Se rebeló contra esos planes pero en una visita a una finca vio a su prima Micaela, que tenía solamente 16 años. Como él mismo confesó años después, Micaela tenía “atractivos por su hermosura y candor, y no pudo por menos atraerme. No le fui indiferente, y en una hoja de naranja le hice mi declaración, a la que correspondió.”

Los primos se casaron el 12 de diciembre de 1850. Tuvieron siete hijos, José Agustín, Carmen, María Ángela, Gaspar Alonso, Ángela Gregoria, Clemencia Catalina y Clemencia Irene.

Desde muy temprano Cisneros Betancourt se opuso al abuso del colonialismo español y a la opresión que sufrían los cubanos. La falta de derechos de los nacidos en Cuba y la forma arrogante y despótica de gobernar a los cubanos hizo que Salvador se uniera muy pronto a los separatistas.

Según su propio testimonio estuvo involucrado en la conspiración de Joaquín de Agüero y Agüero en 1851, que terminó con el fusilamiento de Agüero y otros patriotas camagüeyanos. Tenía 23 años y unos cinco meses de casado cuando fue arrestado en su casa el 4 de mayo de 1851, encarcelado, enviado al Morro de La Habana y deportado. Al llegar a España se fue a los Estados Unidos y a pesar del peligro regresó a Puerto Príncipe. 

Fue electo alcalde de Puerto Príncipe, cargo que desempeñó con gran honestidad. Siendo rico fue generoso con todas las obras de caridad de su ciudad natal, lo que aumentó la admiración que todos le tenían. Fundó el Cuerpo de Honrados Bomberos de Puerto Príncipe y fue su comandante. Prestó servicios gratuitos de bombero hasta la época republicana. Fue presidente de la Sociedad Filarmónica de su ciudad natal, más tarde llamada Sociedad Liceo. Su espíritu progresista y emprendedor hizo que participara en las ferias ganaderas y agropecuarias. Cisneros donó los terrenos de esas ferias a Puerto Príncipe, que fueron destinados a un parque de recreo, hoy conocido como Casino Campestre. Parte de este extenso terreno fue cedido a sociedades de recreo y allí eventualmente se instalaron el Club Atlético Bernabé de Varona, el Camagüey Tennis Club y la Sociedad Maceo. De joven yo participé en actividades deportivas y eventos sociales en estos dos primeros clubes. La Sociedad Maceo se usó para personas de color. Gracias al Marqués los camagüeyanos del exilio disfrutamos de niños o de jóvenes de este enorme parque en el medio de la ciudad y los que hoy viven en Camagüey tienen para su uso uno de los parques más grandes de toda Cuba, sino el mayor.

En junio de 1866 se organizó en Puerto Príncipe una Junta Revolucionaria compuesta por el Marqués y por Manuel Ramón Silva, Carlos de Varona Torres y otros prestigiosos principeños. Al año siguiente, constituyó con Eduardo Arteaga, la logia masónica Tínima para poder conspirar contra España. Al enterarse que en Bayamo también se preparaba una revolución, Salvador Cisneros Betancourt y Carlos de Varona fueron seleccionados para reunirse con los bayameses. En la reunión los orientales le informaron su intención de levantarse en armas el 3 de agosto de 1868. El Marqués, junto con Agusto Arango, fue seleccionado para una segunda reunión con los orientales. Hizo un viaje a caballo hasta las Tunas y de ahí a San Miguel donde se reunió con Francisco Vicente Aguilera, Francisco Maceo Osorio y Pedro Figueredo. En esta reunión acordaron en aplazar la revolución hasta 1869. Salvador Cisneros partió para La Habana para informar, entre otros, a Antonio Zambrana y al conde de Pozos Dulces. 

Trabajando en La Habana para regar la semilla de la rebeldía, lo sorprendió el alzamiento de Carlos Manuel de Céspedes el 10 de octubre de 1868 en Yara. Regresó inmediatamente a Puerto Príncipe para apoyar al movimiento de independencia en Oriente. Salvador Cisneros al frente de 72 patriotas camagüeyanos se alzó el 4 de noviembre de 1868 en las márgenes del río Las Clavellinas. Ignacio Agramonte y sus amigos habaneros, como Zambrana, Sanguily y Luis Victoriano Betancourt, se unieron a los insurrectos. Algunos camagüeyanos insistieron en gestiones conciliatorias con España en una reunión en Las Minas el 26 y 27 de noviembre. Ignacio Agramonte exhortó a los patriotas a arrancarle a España, mediante la guerra, la libertad de Cuba. Salvador Cisneros también pidió por la continuación de la guerra para no permitir que los españoles concentraran todo su ejército contra los patriotas orientales.

El Marqués participó en abril de 1869 en la elaboración de la Constitución de Guáimaro y fue nombrado presidente de la Cámara de Representantes. La Constitución creó un gobierno republicano y democrático con la subordinación del poder militar a la autoridad civil. Ahí fue elegido Carlos Manuel de Céspedes presidente de la República en Armas. El Marqués participó en numerosos combates con mucha valentía y serenidad.

Al ser depuesto Carlos Manuel de Céspedes, Salvador Cisneros Betancourt fue nombrado presidente de la República en Armas el 27 de octubre de 1873, cargo que desempeñó hasta el 28 de junio de 1875. Este patriota es el único camagüeyano que ha alcanzado la presidencia de Cuba.

Como otros patriotas de la Guerra de los Diez Años, Salvador Cisneros Betancourt perdió toda su fortuna. Su extensa familia sufrió inmensamente en la guerra. Su esposa Micaela con sus hijos y muchos familiares abandonaron sus lujosas casas y comodidades y partieron a la manigua. El Marqués recordó de esta época tan difícil escribiendo “Mi familia vivía constantemente amenazada e intranquila…” Explicó “en noviembre de 1869 éramos 25 de familia…todos estaban enfermos a excepción de Micaela, mi esposa y Carmita mi hija justamente en esa misma época murieron ambas, las únicas que estaban saludables.” Su familia anduvo errante, vistiendo harapos, huyendo del ejército español y sufriendo indecibles privaciones. A la muerte de su esposa, sus hijos Gaspar, Ángela y Clemencia quedaron al cuidado de su suegra y cuñada hasta que en 1870 los adultos regresaron a la ciudad. El Marqués envió a sus hijos a la finca Hato Viejo. Por falta de alimentos su pequeña hija Clemencia murió en esa finca. Entonces el Marqués envió a su hijo Gaspar a Nueva York y a su hija Ángela a Puerto Príncipe.

A pesar de las muertes en su familia y la sangre derramada en diez años de guerra, el Marqués se opuso energicamente al pacto del Zanjón que puso fin a la Guerra de los Diez Años.

El Marqués partió hacia el exilio en Nueva York donde continuó laborando por la independencia de Cuba. En esa ciudad, viviendo en la pobreza, vendía tabacos y cigarros en un pequeño puesto para ganarse la vida.

Cuando comenzó otra vez la guerra de 1895 liderada por José Martí, Máximo Gómez y Antonio Maceo, el Marqués con 67 años volvió a pelear en la manigua. Después de la muerte de José Martí, el 19 de mayo de 1895, el Marqués fue nombrado por segunda vez presidente de la República en Armas. Desempeñó ese cargo del 13 de septiembre de 1895 al 13 de septiembre de 1897. Estuvo presente de presidente de la República en Armas cuando se redactó la Constitución en Jimaguayú. Dedicó sus esfuerzos a la formación efectiva de un gobierno civil y luchó contra la anarquía que había causado el fracaso de la Guerra de los Diez Años. Con la intervención de los Estados Unidos y secundados por el ejército mambí, España fue derrotada en 1898.

El Marqués, siendo un patriota y nacionalista, se preocupó mucho por la soberanía de Cuba. Durante la intervención de los Estados Unidos fue electo por Camagüey como delegado a la Convención Constituyente donde participó en la preparación de la primera constitución de la república. Se opuso energicamente a la Enmienda Platt diciendo “…se va en oposición de su independencia absoluta…Cuba, aún cuando le pese a alguno, tendrá su soberanía y su independencia absoluta, cumpliéndose el juramento de independencia o muerte…” Pero por un voto de 15 a 14 de los cubanos de la Asamblea incluyeron en la Constitución de 1901 la Enmienda Platt que le daba a los Estados Unidos el derecho de intervenir en los asuntos internos de Cuba. Esto se debió a la amenaza de los Estados Unidos a prolongar su intervención militar en Cuba al no ser que esta enmienda fuera incluida en la nueva constitución cubana. No sería hasta el año 1934 que Franklin Delano Roosevelt la abolió y Cuba obtuvo su soberanía completa.

Al inicio de la república, el 20 de mayo de 1902, el Marqués fue electo por su provincia de Camagüey senador sin pertenecer a ninguno de los partidos políticos. El fracaso de la república y la segunda ocupación de Estados Unidos llevó al Marqués a fundar la Junta Patriótica para agrupar a cubanos y salvar la República.

Un año antes de morir creó el Comité Pro-Abolición de la Enmienda Platt. Salvador Cisneros Betancourt fue unos de los camagüeyanos más ilustres y generosos de nuestra historia. Vivió con honor y hasta el último momento, a edad muy avanzada, defendió enérgicamente la soberanía y los intereses sagrados de la patria. Murió en La Habana el 28 de febrero de 1914, a la edad de 86 años. Dejó parte de su fortuna al Consejo Territorial de Veteranos de Camagüey y a otras obras benéficas. Su ciudad nombró una calle y un colegio en su honor y la República de Cuba imprimió un billete de 500 pesos del Banco Nacional de Cuba con su imagen. Fue un patriota de gran integridad y honestidad y es orgullo de todos los camagüeyanos.

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Frank de Varona is an educator, historian, journalist, and internationally known expert on politics, economics, foreign affairs and national security issues. He was born in Cuba and, at the age of 17, he participated on the Bay of Pigs invasion in an effort to eradicate communism in Cuba. After spending two years in prison, he returned to the United States, where he earned three college degrees. He is married and has a daughter and a grandson.
Mr. de Varona had a 36-year career in the Miami-Dade County Public Schools as a social studies teacher, principal, region superintendent, and associate superintendent of instruction. He also was an associate professor of social studies in the College of Education at Florida International Education for seven years. Currently, he is a part-time Adult Education Coordinator in the Miami-Dade County Public Schools.
He has written 20 books and many articles in newspapers and magazines. Among his books are Hispanics in U.S. History Volume 1 and Volume 2 (1989), Hispanic Presence in the United States (1993), Latino Literacy: The Complete Guide to Our Hispanic History and Culture (1996) and Presencia hispana en los Estados Unidos: Quinto Centenario (2013). Mr. de Varona is the only Hispanic in the nation who has written three books in Spanish about Barack Obama: ¿Obama o McCain? (2008), El verdadero Obama (2010) and ¿Obama o Romney? (2012).

Tuesday, February 9, 2021

Fernando Figueredo Socarrás (por Frank de Varona)

Un camagüeyano que hizo valiosas contribuciones tanto en Cuba como en los Estados Unidos, fue Fernando Figueredo Socarrás quien nació en Puerto Príncipe el 9 de febrero de 1846 y falleció en La Habana el 13 de abril 1929. Su padre Bernardo Figueredo y Téllez era de Bayamo y su madre Tomasa Socarrás de Varona de Camagüey. Nació en la casa de sus abuelos maternos como era común en aquella época.

Estudió en Bayamo y en La Habana y a los 18 años pasó a estudiar en la Escuela de Ingeniería de Troy en el estado de Nueva York. Allí hizo amistad con Teddy Roosevelt que le llamaba cariñosamente “Figue.” Informado por su padre de la situación en Cuba regresó a Bayamo en 1868 incorporándose a las tropas de Carlos Manuel de Céspedes quien lo nombró Ayudante-Secretario. Participó en el primer y en el último combate de la Guerra de los Diez Años. Fue testigo presencial de todos los eventos más importantes de la guerra. Estuvo presente en el combate y la toma de Bayamo al igual que en su defensa e incendio. Acompañó al Padre a la Convención de Guáimaro donde Céspedes fue electo Presidente de la República en Armas. Participó en el ataque a Las Tunas. Ascendido a capitán estuvo presente en Bijagual cuando Céspedes fue depuesto de la presidencia por la Cámara de Representantes. Posteriormente Figueredo fue nombrado Jefe de Estado Mayor de la División del Mayor General Manuel Calvar que operaba en Oriente. Después de la muerte de Céspedes en San Lorenzo, Figueredo visitó el lugar del suceso y vio las ruinas de la casa del Padre de la Patria y el lugar donde fue asesinado por los españoles.

Tomás Estrada Palma lo nombró Canciller y Secretario del Consejo de Gobierno de la República en Armas. En 1875 y 1876 Figueredo fue electo a la Cámara de Representantes de la República en Armas. Participó con el General Antonio Maceo en la entrevista con el Capitán General Arsenio Martínez Campos el 15 de marzo de 1878 en los Mangos de Bataguá. Con el General Maceo y el General Calvar continuó la lucha hasta una segunda entrevista con el Capitán General Martínez Campos en la Torre de Barigua el 28 de mayo de 1878. Al terminar la Guerra de los Diez Años, Fernando Figueredo, que ya era coronel del Ejército Libertador, parte con su esposa de la manigua, Juanita Antúnez, y su hijo para Puerto Plata, República Dominicana. Con su esposa, con la que tuvo nueve hijos, contrajo matrimonio tres veces, el primero fue un matrimonio civil bajo las leyes de la República en Armas, después por un ministro protestante y finalmente por un sacerdote católico. En Puerto Plata continuó trabajando por la libertad de Cuba y debido a la protesta del Cónsul de España, el gobierno dominicano le pidió que cesara sus actividades políticas. Entonces decidió mudarse a Cayo Hueso (Key West) en 1881.

En el Cayo Figueredo dictó una serie de conferencias sobre la Guerra de los Diez Años debido a que él como nadie había participado en todos los sucesos más importantes de esta guerra. Estas conferencias en Cayo Hueso se efectuaron de 1882 a 1885 y años después fueron publicadas en un libro llamado La Revolución de Yara en La Habana en 1902. Dice en su introducción al libro que “estuve en el primero y en último combate de la Guerra de los Diez Años; escuché el primero y último tiro de ese gran esfuerzo que por romper sus cadenas realizó durante diez años una parte del noble pueblo de Cuba.”

En Cayo Hueso, Fernando Figueredo continuó luchando por la independencia de Cuba. Con otros patriotas cubanos creó la Convención Cubana una organización para unir todas las agrupaciones patrióticas de Cayo Hueso. Junto con José Francisco Lamadrid, José Dolores Poyo recibió a José Martí en el muelle del Cayo y se convirtió en uno de sus mejores colaboradores. Era precisamente en casa de Figuereos donde se quedaba Martí cuando visitaba Cayo Hueso. Una mañana al bajar Martí para el desayuno la hija de Figueredo, Tomasa, de siete años le regaló unas flores a Martí y éste le dedicó a la niña unos lindos versos.

Fernando Figueredo además de su trabajo por la independencia de su patria también participó en la vida pública de la Florida como ciudadano de los Estados Unidos. En 1885 se convirtió en el primer cubano electo Representante a la Legislatura de la Florida representando Cayo Hueso. Más tarde fue nombrado superintendente de escuelas del Condado Monroe. Con miles de cubanos Figueredo se trasladó al área de Tampa y fundó la ciudad de West Tampa siendo Figueredo electo su primer alcalde el 5 de junio de 1895.

Durante la Guerra de 1895 en Cuba el Coronel Figueredo quiso regresar a pelear a la manigua pero le pidieron que aceptara el puesto de Sub-Delegado del Partido Revolucionario Cubano. Figueredo preparó a jóvenes de la Florida para ir a pelear a Cuba y fue encargado de recaudar dinero para la revolución en Tampa y Cayo Hueso. Con gran honestidad Figueredo recaudaba entre $30 y $50 mil dólares al mes que enviaba a Tomás Estrada Palma, quien después de la muerte de José Martí, lo sustituyó como Delegado del Partido Revolucionario Cubano en Nueva York. Después del triunfo de la guerra de independencia, Figueredo renunció a su puesto en la alcaldía de West Tampa el 12 de enero de 1899 y regresó a Cuba donde ocupó altísimos puestos en varios gobiernos.

Leonardo Word, gobernador de Cuba durante la primera intervención militar estadounidense, lo escogió para Secretario de Estado y Gobernación. El primer presidente de Cuba, Tomás Estrada Palma, lo nombró en 1902 Director General de Comunicaciones y dos años después Intendente General de la República. Charles E. Magno, gobernador de Cuba, durante la segunda intervención de Estados Unidos, lo nombró Tesorero General de la República cargo que ocupó por unos 15 años. A pesar de estos puestos importantes murió pobre sin mancha de peculado conservando su gran reputación de honestidad. Participó en la Academia de la Historia de Cuba y aparte de la Revolución de Yara escribió los siguientes libros: La Toma de Bayazo publicada en Tampa en 1894 y biografías de edro (Perucho) Figueredo y del General José Miró Argentes. Murió en su casa del Vedado el 13 de abril de 1929.

Néstor Carbonell publicó un trabajo llamado Elogio del Coronel Fernando Figueredo Socarrás en 1935 donde dice que Figueredo due “el compañero de Céspedes en los primeros días de la estupenda década; de Maceo, cuando la protesta de Baraguá y de Martí cuando la organización del Partido Revolucionario Cubano. Fue un hombre útil y bueno en alto grado, leal al deber y al honor a la familia y a la patria…”Fernando Figuerdo Socarrás fue un gran patriota camagüeyano que no sólo participó en las guerras de independencia de Cuba y en gobiernos de la República sino también contribuyó al mejoramiento de Cayo Hueso y West Tampa y a la Florida en general. Sus descendientes hoy en día viven en Miami.

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Frank de Varona is an educator, historian, journalist, and internationally known expert on politics, economics, foreign affairs and national security issues. He was born in Cuba and, at the age of 17, he participated on the Bay of Pigs invasion in an effort to eradicate communism in Cuba. After spending two years in prison, he returned to the United States, where he earned three college degrees. He is married and has a daughter and a grandson.
Mr. de Varona had a 36-year career in the Miami-Dade County Public Schools as a social studies teacher, principal, region superintendent, and associate superintendent of instruction. He also was an associate professor of social studies in the College of Education at Florida International Education for seven years. Currently, he is a part-time Adult Education Coordinator in the Miami-Dade County Public Schools.
He has written 20 books and many articles in newspapers and magazines. Among his books are Hispanics in U.S. History Volume 1 and Volume 2 (1989), Hispanic Presence in the United States (1993), Latino Literacy: The Complete Guide to Our Hispanic History and Culture (1996) and Presencia hispana en los Estados Unidos: Quinto Centenario (2013). Mr. de Varona is the only Hispanic in the nation who has written three books in Spanish about Barack Obama: ¿Obama o McCain? (2008), El verdadero Obama (2010) and ¿Obama o Romney? (2012).

Wednesday, January 6, 2021

Adolfo de Varona y de la Pera (por Frank de Varona)


Adolfo de Varona y de la Pera fue un eminente médico, pintor, pianista y escritor de temas médicos y de varias obras de teatro. Fue coronel Jefe Superior de Sanidad durante la Guerra de los Diez Años.

El historiador camagüeyano Miguel Antonio Rivas Agüero escribió un libro muy interesante, Médicos camagüeyanos en las luchas por la libertad de Cuba, publicado en 1989. Su libro nos narra pequeñas biografías de numerosos médicos camagüeyanos que participaron en todas las guerras de independencia curando y atendiendo a los mambises y sus familiares en la manigua.

Uno de estos valientes médicos fue Adolfo de Varona y de la Pera. Este médico nació en la villa de Santa María del Puerto del Príncipe, hoy Camagüey, Cuba el 6 de enero de 1839 en el seno una familia acomodada y respetada. Fue hijo del licenciado Agustín José de Varona y Socarrás y de Dolores de la Pera y Beltrán. Adolfo era el hermano mayor de Enrique José de Varona, el gran patriota, político, pensador, orientador, poeta, crítico literario, ensayista, periodista, filósofo, sicólogo, sociólogo y pedagogo.

Adolfo fue llevado por su padre a los siete años a Francia donde estudió en la escuela primaria y secundaria. Después se mudó a los Estados Unidos y se graduó de médico en la Universidad de Filadelfia en 1859. El año anterior se había graduado de médico homeópata en el Instituto Hanemanian en Filadelfia.

Regresó a Cuba por breve tiempo para revalidar su título en la Universidad de La Habana. Posteriormente amplió sus estudios en Alemania y Gran Bretaña. Recibió otro título de médico de la Universidad de Edimburgo y regresó a Puerto Príncipe donde abrió su consulta de médico. Además representó con éxito algunas de sus obras teatrales.

Al principio de su carrera ejerció como médico homeópata y luego se convirtió en un eminente cirujano. Escribió sobre homeopatía para la revista Bandera de la Medicina de Homeopatía y en Puerto Príncipe para el periódico El Fanal.

En 1868 Adolfo fue secretario de la Junta Patriótica en Puerto Príncipe. Adolfo fue arrestado antes de marchar a la manigua y condenado a muerte. Quedó en libertad por la amnistía del capitán general Domingo Dulce y se unió a los mambises como ayudante del general Manuel de Quesada y Loynaz. Posteriormente fue nombrado jefe Superior de Sanidad con el rango de coronel.


Manuel de Quesada y Loynaz nació en Puerto Príncipe el 29 de marzo de 1830 y falleció en San José, Costa Rica el 30 de enero de 1884. Fue electo general en jefe del Ejército Cubano por decisión unánime de la Cámara de Representantes.

El general Quesada fue depuesto del mando del Ejército Cubano el 17 de diciembre de 1869. Entonces el presidente Carlos Manuel de Céspedes lo comisionó para ir a Estados Unidos a tratar de obtener recursos económicos para enviar expediciones armadas a la isla. El coronel Adolfo de Varona partió a Estados Unidos en compañía del general Quesada.

Allí vivió Adolfo el resto de su vida donde continuó luchando por la libertad de Cuba. Ejerció la medicina, publicó trabajos científicos y ocupó puestos docentes en hospitales y colegios médicos. Después del fin de la Guerra de los Diez Años, Adolfo se estableció en Brooklyn en la ciudad de New York y fue un excelente cirujano y consultor de la Casa de Maternidad y del Hospital Homeopático. Además fue cirujano del Hospital de Caridad de la isla Ward y profesor de histología y de anatomía en el Colegio Médico y en el Hospital de Mujeres.

Adolfo publicó el libro Sewer Gases en 1879. Tenía casi terminada una gran obra Treatment of Wounds, cuando le sorprendió la muerte en Lakewood, New Jersey el 10 de febrero de 1888.

El libro de Miguel Antonio Rivas Agüero incluye otras biografías de médicos camagüeyanos que prestaron valiosos servicios a los mambises en las guerras de independencia. Entre ellos se encuentran los siguientes: Enrique Agramonte y Loynaz, Gregorio Agüero Zaldívar, Agustín Arango Agüero, Francisco R. Argilagos Güimferrer, Rafael Argilagos Güimferrer, Serapio Arteaga Quesada, Ramón Barrios y Puertas, Melchor Bernal de Varona, Aquiles Betancourt y del Castillo, Esteban Borrero Echeverría, José Ramón Boza Miranda, Agustín Cisneros Betancourt, Francisco Cosió Gómez, Carlos J. Finlay Barres, Emilio Loret de Mola de Varona, Antonio Luaces Iraola, Emilio L. Luaces Iraola, José Ojeda de Varona, Oscar Primelles Cisneros, Eugenio Aniceto Sánchez Agramonte, Daniel Sariol Ballagas, Manuel Ramón Silva Barbieri y Estaban de Varona de Varona.

Muchos camagüeyanos somos parientes y descendientes de estos grandes médicos patriotas y conocemos muchas personas con esos apellidos.


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Frank de Varona is an educator, historian, journalist, and internationally known expert on politics, economics, foreign affairs and national security issues. He was born in Cuba and, at the age of 17, he participated on the Bay of Pigs invasion in an effort to eradicate communism in Cuba. After spending two years in prison, he returned to the United States, where he earned three college degrees. He is married and has a daughter and a grandson.
Mr. de Varona had a 36-year career in the Miami-Dade County Public Schools as a social studies teacher, principal, region superintendent, and associate superintendent of instruction. He also was an associate professor of social studies in the College of Education at Florida International Education for seven years. Currently, he is a part-time Adult Education Coordinator in the Miami-Dade County Public Schools.
He has written 20 books and many articles in newspapers and magazines. Among his books are Hispanics in U.S. History Volume 1 and Volume 2 (1989), Hispanic Presence in the United States (1993), Latino Literacy: The Complete Guide to Our Hispanic History and Culture (1996) and Presencia hispana en los Estados Unidos: Quinto Centenario (2013). Mr. de Varona is the only Hispanic in the nation who has written three books in Spanish about Barack Obama: ¿Obama o McCain? (2008), El verdadero Obama (2010) and ¿Obama o Romney? (2012).

Monday, January 4, 2021

Los Loret de Mola y las Guerras de Independencia (por Frank de varona)


En la segunda mitad del siglo XVIII, procedente de la villa Monte de San Juan, Obispado del Maine, en Francia, se estableció esta familia en la villa de Puerto Príncipe. El primer miembro de esta familia fue Don Luis Loret de Mola. Al pasar de los años esta familia se multiplicó en Puerto Príncipe. 

Muchos miembros de esta robusta familia de patriotas camagüeyanos, los Loret de Mola, ofrecieron su juventud, hogar, dinero y muchos sus vidas peleando por la libertad de Cuba. A continuación presentamos un breve relato de sus hazañas en las guerras.

Enrique Loret de Mola y Boza

Nació en 25 de abril de 1841, hijo de Luis Loret de Mola y Batista y su primera esposa María Merced Boza y Miranda. Enrique se casó el 15 de julio de 1865 con Florinda Bueno e Iraola. Tuvieron cinco hijos. Uno de ellos, Luis Loret de Mola y Bueno, fue senador de la República de Cuba. 

A los 27 años Enrique respondió a la llamada de Salvador Cisneros Betancourt, el Marqués, y se incorporó al grupo de 76 camagüeyanos junto al río Las Clavellinas el 3 de noviembre de 1868. Entró como soldado y al terminar la Guerra de los Diez Años había alcanzado el rango de coronel del Ejército Libertador. Fue ayudante y hombre de confianza del Mayor General Ignacio Agramonte y Loynaz. Junto con su hermano Elpidio participó en el rescate de Sanguily y en todas las batallas del Mayor General Agramonte. Después de la muerte de Bayardo sirvió bajo las órdenes del Mayor General Máximo Gómez. 

Peleó valientemente en numerosas batallas entre ellas la de Nuevitas, Santa Cruz, La Sacra, Guaímaro, Paloseco, Naranjo y Las Guásimas. En 1875 cruzó la Trocha militar del Júcaro con las fuerzas invasoras del General Gómez para penetrar Las Villas.

En la batalla del Jíbaro en 1876 se batió con el ejército español al mando del Capitán General Joaquín Jovellar. A pesar de estar a cargo de una caballería mucho menor que la del enemigo, Enrique Loret de Mola tomó la bandera y cargó al machete y derrotó al ejército español. El parte de guerra dijo: “Enemigo derrotado, héroe del día: Teniente Coronel Enrique Mola.” Días después fue ascendido a coronel. A pesar de luchar 10 años en la manigua en cientos de batallas nunca fue herido.

No estando bien de salud y siendo mayor no participó en la Guerra de 1895. Falleció en Camagüey en 1915. Martí escribió sobre la amistad de este patriota camagüeyano y su hermano Elpidio con Agramonte. Enrique es bisabuelo del director de esta revista, Eduardo Zayas-Bazán y Loret de Mola.

Elpidio Loret de Mola y Boza

Como su medio hermano Enrique, Elpido era hijo de Luis Loret de Mola y Batista y de su segunda esposa Concepción Boza y Miranda, hermana de su primera esposa. Nació el 17 de septiembre de 1853. Muy joven se unió al Ejército Libertador. Fue ayudante de su hermano Enrique y de Ignacio Agramonte, Julio Sanguily y Máximo Gómez. Tomó parte en el rescate de Sanguily y en casi todas las batallas importantes libradas en el territorio camagüeyano. En 1876 fue capturado y enviado prisionero a Ceuta en Marruecos.

Al final de la Guerra de los Diez Años fue liberado y trabajó en el central Senado con Bernabé Sánchez y después en el central Lugareño. Como su hermano, no participó en la Guerra del 95. Murió en Camagüey el 23 de marzo de 1934.

Carlos Loret de Mola y de Varona

Nació el 16 de septiembre de 1828. Fue hijo de Carlos Loret de Mola y Batista y de Juana de Varona y Loret de Mola. José Martí lo mencionó en el artículo de la Revista Universal en 1875. Se incorporó junto con su pariente Enrique Loret de Mola al ejército camagüeyano en Las Clavellinas. Fue nombrado gobernador civil del estado de Camagüey. En 1871 se marchó con su familia a Perú y posteriormente regresaron a Cuba.

Alejandro Loret de Mola y Batista

Se casó con Juana Mora y de la Pera y tuvieron dos hijos. Fue jefe de la fuerza de Caonao y murió en combate en la Jagua.

Gregorio Loret de Mola

Se casó en 1851 con Juana Sánchez-Pereira y Loret de Mola y tuvieron siete hijos. Murió en combate en la Guerra del 68.

Melchor, Alejandro, Adriana y Juanita Loret de Mola

Muertos a filo de machete y luego quemados por los españoles.

Melchorcito Loret de Mola

Era un menor de siete años cuando fue herido al machete pero subrevivió aquella matanza. Se casó con Elvira Miranda y del Castillo. Luego tomó parte en la Guerra del 95 llegando al rango de coronel del ejército libertador de Cuba.

Luis Loret de Mola

Llegó al grado de capitán y murió en combate.

Arturo Loret de Mola

Participó en la expedición de Bernabé “Bembeta” de Varona en el Virginius y junto a Bembeta y otros camagüeyanos fue fusilado en Santiago de Cuba.

Carlos Loret de Mola

Peleó en las dos guerras de independencia y llegó al grado de teniente coronel.

Pedro Loret de Mola

Fue oficial de infantería y murió cerca de Morón.

Francisco y Federico Palomino y Loret de Mola

Ambos fueron oficiales de caballería. Francisco inició la carga a machete en el rescate de Sanguily y murió en combate en la Horqueta. Federico murió en el ingenio Oriente de Luaces.

Virgilio Loret de Mola y Batista

Fue deportado a Ceuta durante la Guerra del 68.

Todo el camagüeyano que lleve el apellido Loret de Mola debe sentirse extremadamente orgulloso de su noble y antigua familia de Puerto Príncipe ya que pelearon valientemente y muchos dieron sus vidas por la libertad de Cuba.

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Frank de Varona is an educator, historian, journalist, and internationally known expert on politics, economics, foreign affairs and national security issues. He was born in Cuba and, at the age of 17, he participated on the Bay of Pigs invasion in an effort to eradicate communism in Cuba. After spending two years in prison, he returned to the United States, where he earned three college degrees. He is married and has a daughter and a grandson.
 
Mr. de Varona had a 36-year career in the Miami-Dade County Public Schools as a social studies teacher, principal, region superintendent, and associate superintendent of instruction. He also was an associate professor of social studies in the College of Education at Florida International Education for seven years. Currently, he is a part-time Adult Education Coordinator in the Miami-Dade County Public Schools.
 
He has written 20 books and many articles in newspapers and magazines. Among his books are Hispanics in U.S. History Volume 1 and Volume 2 (1989), Hispanic Presence in the United States (1993), Latino Literacy: The Complete Guide to Our Hispanic History and Culture (1996) and Presencia hispana en los Estados Unidos: Quinto Centenario (2013). Mr. de Varona is the only Hispanic in the nation who has written three books in Spanish about Barack Obama: ¿Obama o McCain? (2008), El verdadero Obama (2010) and ¿Obama o Romney? (2012).

Sunday, January 3, 2021

El general de división Manuel Antonio de Varona Miranda (por Frank de Varona)

Manuel Antonio de Varona Miranda fue uno de los patriotas camagüeyanos que pelearon en las tres guerras de independencia de Cuba: la Guerra de los Diez Años (1868-1878), la Chiquita (1879) y la del ’95 (1895-1898). La familia Varona peleó en todas las guerras de independencia con valentía y distinción. Francisco de Varona y González alcanzó el más alto rango del Ejército Libertador, Mayor General, y peleó en las tres guerras de nuestra independencia como Manuel Antonio de Varona Miranda. Miguel de Varona y del Castillo, hijo del filósofo Enrique José de Varona, fue comandante y ayudante de Antonio Maceo. Posteriormente fue general y jefe del Ejército Nacional de la República de Cuba. Escipión de Varona y Agüero alcanzó el grado de comandante del Ejército Libertador de Cuba. 

De acuerdo con Jorge Juárez Cano en su libro Apuntes de Camagüey 23 miembros de la familia Varona murieron solamente en la Guerra de los Diez Años. Entre los que fueron fusilados por los españoles se encuentran mi bisabuelo José Fernando de Varona y Batista y mi tío abuelo Oscar de Varona Agüero. Varona Agüero fue fusilado en Santiago de Cuba en 1873 junto a su pariente el general Bernabé de Varona y Borrero (Bembeta), ambos de la expedición del Virginius. Diego Esteban de Varona y Gelabert murió con su esposa Ana Josefa Agüero y de Varona en 1875 y Carlos de Varona fue fusilado en 1870.

Nació el futuro general de división del Ejército de Liberación el 1 de enero de 1856 en la finca El Aguacate cerca de Sibanicú. Manuel Antonio fue uno de los tres hijos del matrimonio de Diego de Varona del Castillo y Rufina de Miranda Agüero. 

Cursó sus primeros estudios en Santa María del Puerto del Príncipe y cuando regresó a Sibanicú estalló el Grito de Yara el 10 de octubre de 1868. Entonces su padre y sus hermanos Pablo y Javier se unieron a las tropas mambisas. En 1870, Manuel Antonio, a la edad de 14 años, salió a pelear por la independencia de Cuba. 

El joven Manuel Antonio combatió en las zonas de Subanicú, Minas y Nuevitas a las órdenes del coronel Nené Perdomo. Después pasó a combatir en Oriente bajo las órdenes de los generales Guillermo Moncada, Flor Crombet y el Titán de Bronce Antonio Maceo. Cuando se firmó el Pacto del Zanjón que puso fin a la Guerra de los Diez Años en febrero de 1878 Manuel Antonio, quien entonces tenía 22 años, había alcanzado el grado de teniente.

Al año siguiente comienzó la Guerra Chiquita y Manuel Antonio combatió a las órdenes de Limbano Sánchez y participó en muchas batallas. Fue herido de gravedad en un combate y capturado prisionero por los españoles, quienes lo llevaron al Castillo del Morro en Santiago de Cuba. Logró su libertad gracias a las gestiones hechas por su madre y por una camagüeyana que era la prometida del gobernador militar de Oriente.

En el exilio Manuel Antonio de Varona colaboró con patriotas cubanos radicados en países del Caribe y América Central. Vivió en Venezuela por un tiempo y en 1895 viajó a la República Dominicana. Allí se unió a los generales Serafín Sánchez y Carlos Roloff y partió en la expedición a bordo del barco James Woodal. Desembarcaron en la zona de Punta Caney y Tayabacoa en la costa sur de Las Villas en 24 de julio de 1895. 

Manuel Antonio fue ascendido a capitán y recibió el mando de un batallón bajo las órdenes del general Carlos Roloff, quien era un polaco nacido en Varsovia en 1842 y que murió en Guanabacoa en 1907. Con sus soldados el capitán Varona destruyó vías férreas y puentes con el objetivo de obstaculizar el movimiento del ejército español en Las Villas. El 1 de octubre de 1895 Manuel Antonio de Varona fue ascendido a comandante y nombrado jefe del batallón Tiradores de Roloff. Su tropa combatió en las zonas de Tunas de Zaza, Santi Spíritus, Remedios, Caibarién, Morón y Júcaro. El general Roloff fue nombrado secretario o ministro de la guerra y se despidió del comandante Varona.

El 22 de octubre de 1895 el general Antonio Maceo comenzó la marcha invasora hacia el occidente partiendo de Los Mangos de Baraguá, lugar histórico de la protesta del general Maceo ante Arsenio Martínez Campo, el capitán general de Cuba. Maceo y el general en jefe del Ejército Libertador Cubano Máximo Gómez enfrentaron con su pequeño ejército de unos 2,500 mambises a más de 100,000 soldados españoles de línea y 60,000 voluntarios. También los mambises tuvieron que cruzar por dos trochas fuertemente defendidas por una serie de fuertes.

Los españoles estaban convencidos que con la inmensa superioridad de su ejército bien equipado y armado y dirigido por los mejores generales de España con mucha experiencia en guerras en África podrían destruir al pequeño y mal equipado Ejército Libertador.

Cuando el general Maceo invadió Las Villas le pidió al comandante Manuel Antonio de Varona, a quien conocía muy bien desde la Guerra de los Diez Años, que se incorporara al ejército invasor. Manuel Antonio entonces participó con audacia y valor en combates enconados y sangrientos tales como Boca del Toro, La Colmena, La Amarilla, Coliseo y El Estante. En Calimete los cubanos perdieron la batalla y se retiraron antes de ser destruídos por completo.

Varona marchó a la vanguardia de la columna invasora del Lugarteniente General Antonio Maceo y finalizó la brillantísima hazaña de la invasión militar del occidente de Cuba, una de las más famosas marchas militares triunfales de la historia mundial, en Mantua, Pinar del Río el 18 de enero de 1896.

El Titán de Bronce llegó cuatro días después para terminar la invasión de Cuba de lado a lado. Varona fue ascendido a teniente coronel y se le nombró jefe de la zona de Mantua. Dejaron atrás miles de soldados españoles heridos y muertos que habían sido en derrotados en múltiples combates. Ardieron ingenios, cañaverales y los campos de tabaco, y de esa forma se destruyó la economía de Cuba y España. 

Al finalizar la invasión de oriente a occidente el general Maceo recorrió 424 leguas en 90 días, peleó en 27 combates y ocupó 22 pueblos. El Capitán General Arsenio Martínez Campos renunció ante su fracaso al no poder detener la invasión y fue reemplazado por el “carnicero” Valeriano Weyler. El nuevo capitán general movilizó su ejército contra Maceo. El Titán de Bronce murió peleando el 7 de diciembre de 1896 en San Pedro.

La guerra continuó y el 15 de abril de 1898 Manuel Antonio de Varona obtuvo el rango de general de brigada. El 24 de agosto fue ascendido a general de división y se convirtió en uno de los 33 generales de ese rango, al igual que el camagüeyano Lope Recio Loynaz.

Una vez lograda la independencia de su patria, el general Manuel Antonio de Varona se dedicó a la agricultura en su finca con el fin de mantener a su extensa familia .El general Varona se casó dos veces. Con su primera esposa, María Cansino, tuvo dos hijos, Francisco y Pedro de Varona y Cansino. En su segundo matrimonio con María Teresa Rodríguez Parra y Quintero nacieron siete hijos María Teresa, Ana María, María Antonia, María Elena, Bernabé, Luis y Enrique de Varona Rodríguez Parra. Murió este insigne patriota camagüeyano el 6 de octubre de 1935 en La Habana a la edad de 79 años.

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Frank de Varona is an educator, historian, journalist, and internationally known expert on politics, economics, foreign affairs and national security issues. He was born in Cuba and, at the age of 17, he participated on the Bay of Pigs invasion in an effort to eradicate communism in Cuba. After spending two years in prison, he returned to the United States, where he earned three college degrees. He is married and has a daughter and a grandson.
Mr. de Varona had a 36-year career in the Miami-Dade County Public Schools as a social studies teacher, principal, region superintendent, and associate superintendent of instruction. He also was an associate professor of social studies in the College of Education at Florida International Education for seven years. Currently, he is a part-time Adult Education Coordinator in the Miami-Dade County Public Schools.
He has written 20 books and many articles in newspapers and magazines. Among his books are Hispanics in U.S. History Volume 1 and Volume 2 (1989), Hispanic Presence in the United States (1993), Latino Literacy: The Complete Guide to Our Hispanic History and Culture (1996) and Presencia hispana en los Estados Unidos: Quinto Centenario (2013). Mr. de Varona is the only Hispanic in the nation who has written three books in Spanish about Barack Obama: ¿Obama o McCain? (2008), El verdadero Obama (2010) and ¿Obama o Romney? (2012).

Thursday, December 3, 2020

Carlos J. Finlay (por Frank de Varona)

Carlos Juan Finlay de Barrés nació en Camagüey, Cuba, el 3 de diciembre de 1833. Cien años después de su nacimiento se escogió el día del cumpleaños del descubridor de la cura de la fiebre amarilla para honrar a los médicos en las Américas. Finlay estudió en Francia de joven y más tarde se graduó en el Colegio de Medicina de Jefferson en Filadelfia, Estados Unidos, en 1855. Regresó a Cuba después de su graduación y revalidó su título en la Universidad de La Habana. Practicó medicina en varios lugares en Cuba. En 1860 y 1861 hizo estudios adicionales en París.

Dr. Finlay se interesó muy pronto en encontrar la cura a la fiebre amarilla viendo cuantos miles de personas se enfermaban y se morían de esta terrible enfermedad en los trópicos. Después de llevar a cabo cientos de experimentos durante muchos años, Finlay concluyó que el transmisor de la fiebre amarilla era un mosquito que él llamó Culex (después conocido como Stegomya Fasciata y ahora como Aëdes Aegypti).

La teoría de Dr. Finlay de la transmisión de la fiebre amarilla a través de un mosquito fue rechazada una y otra vez durante años por congresos mundiales de salud y miles de personas continuaron muriendo de esta enfermedad. Dr. Finlay asistió a la Conferencia Internacional de Sanidad en Washington, D.C. en febrero de 1881 y presentó su teoría la cual fue rechazada. En abril de 1888 una comisión estadounidense llegó a Cuba para investigar la fiebre amarilla y Finlay una vez más presentó su teoría que fue otra vez ignorada.

Durante el primer gobierno interventor estadounidense en Cuba otra comisión sobre la fiebre amarilla fue nombrada por el gobierno de los Estados Unidos e incluyó a los doctores Walter Reed, James Carroll, Arístides Agramonte y Jesse Lazear. Dr. Walter Reed, quien era el presidente de esta comisión, como otros médicos anteriores, no le prestó atención a la teoría de Finlay y se preparó para irse de Cuba. Sin embargo un evento hizo que tuviera que aplazar el viaje de regreso. El 31 de julio de 1900 Dr. Finlay estaba visitando a un joven médico naval. Dr. John Ross, quien había sido nombrado director del hospital Las Animas. Una vez más Dr. Finlay le dijo a su amigo Dr. Ross que para terminar con la fiebre amarilla todo lo que había que hacer era separar a los enfermos del mosquito Stegomya. Dr. Ross le preguntó, “¿Cómo usted se puede explicar que en este hospital nadie se ha contagiado trabajando con tantos pacientes que tienen fiebre amarilla y con tantos mosquitos?” Finlay le respondió: “Fumigue este edificio y mañana le probaré a usted que el mosquito Stegomya Fasciata no está presente en este lugar.” Al día siguiente después de fumigar concentraron cientos de miles de mosquitos muertos en el piso y en los muebles. Sin embargo ninguno de ellos era el mosquito que Finlay decía que era el transmisor de la fiebre amarilla.

El Dr. Ross convencido de que Finlay estaba correcto fue a ver al General Leonardo Wood, gobernador de Cuba, a explicarle lo sucedido en su hospital. El General Wood tenía una cita ese mismo día con Dr. Walter Reed. El general le pidió al Dr. Reed que examinara le teoría del Dr. Finlay y éste le contestó: “General, esa idea no tiene fundamento científico. Además, ya hemos gastado todos los fondos.” El General Wood ordenó que se transfirieran $10,000 de otra cuenta y le ordenó a Dr. Walter Reed que trabajara con Dr. Finlay.

Al Dr. Finlay se le pidió su colaboración y éste le dijo a uno de sus amigos:
Al fin confirmarán la teoría del mosquito. ¡Cuánto la ciencia se beneficiará! He esperado 19 años por este momento, pero al fin vamos a derrotar el dolor y la muerte causada por la terrible fiebre amarilla y el progreso no se detectará ante este implacable enemigo.
Dos médicos, Dr. Carroll y Dr. Lazear, se dejaron picar por el mosquito Stegomya y ambos se enfermaron. Dr. Lazear murió a los diez días. Al fin se escuchó a Dr. Finlay, aunque en ninguno de los reportes oficiales de la comisión estadounidense se incluyó su nombre. Dr. Reed se cogió la fama de ser el destructor de esta terrible enfermedad y en muchos libros aparece su nombre como tal.

El gobierno interventor de Estados Unidos ordenó la destrucción de este mosquito a través de Cuba y se erradicó esta terrible plaga. Dr. W.C. Gorgas hizo igual en Panamá lo cual permitió la construcción del canal interoceánico.

En Cuba Dr. Finlay fue honrado por la Academia Cubana de Ciencias y por el General Leonardo Wood. El gobierno de Cuba lo nombró Jefe de Sanidad y Presidente de la Junta Superior de la misma. Dr. Finlay murió en La Habana, Cuba, el 20 de agosto de 1915 reconocido por todos los cubanos como un gran científico. Después de su muerte fue reconocido por varios congresos internacionales de medicina como el verdadero descubridor de la transmisión de la fiebre amarilla a través del mosquito.

Existen numerosos monumentos por todo el mundo en memoria de este insigne científico camagüeyano y en París hay una calle que lleva su nombre. Hoy en día los médicos cubanos honran la memoria de este gran científico cubano que a pesar de que sus teorías fueron rechazadas e ignoradas durante años nunca cesó de insistir que él tenía la cura de esta horrible enfermedad. Gracias a él la humanidad se libró de una terrible plaga.

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Frank de Varona is an educator, historian, journalist, and internationally known expert on politics, economics, foreign affairs and national security issues. He was born in Cuba and, at the age of 17, he participated on the Bay of Pigs invasion in an effort to eradicate communism in Cuba. After spending two years in prison, he returned to the United States, where he earned three college degrees. He is married and has a daughter and a grandson.

Mr. de Varona had a 36-year career in the Miami-Dade County Public Schools as a social studies teacher, principal, region superintendent, and associate superintendent of instruction. He also was an associate professor of social studies in the College of Education at Florida International Education for seven years. Currently, he is a part-time Adult Education Coordinator in the Miami-Dade County Public Schools.

He has written 20 books and many articles in newspapers and magazines. Among his books are Hispanics in U.S. History Volume 1 and Volume 2 (1989), Hispanic Presence in the United States (1993), Latino Literacy: The Complete Guide to Our Hispanic History and Culture (1996) and Presencia hispana en los Estados Unidos: Quinto Centenario (2013). Mr. de Varona is the only Hispanic in the nation who has written three books in Spanish about Barack Obama: ¿Obama o McCain? (2008), El verdadero Obama (2010) and ¿Obama o Romney? (2012).

Thursday, November 19, 2020

Enrique José de Varona (por Frank de Varona)

Enrique José de Varona y de la Pera,
 pensador, patriota y orientador


por Frank de Varona


Uno de los fundadores de la cultura cubana y figura destacadísima entre los grandes intelectuales que dio Cuba en el siglo XIX y principios del siglo XX fue Enrique José de Varona y de la Pera. Varona fue un excelente patriota, político, pensador, orientador, poeta, crítico literario, ensayista, periodista, filósofo, psicólogo, sociólogo y pedagogo. Nació en el seno de una familia acomodada de Santa María del Puerto del Príncipe, hoy Camagüey, el 13 de abril de 1849. 

Fue hijo del licenciado Agustín José de Varona y Socarrás y de Dolores de la Pera y Beltrán. Estudió en las Escuelas Pías de su ciudad natal, en el colegio San Francisco de Asís en Regla y en el Cerro y terminó su bachillerato en el Instituto de Matanzas. Cuando su obra literaria y filosófica fue conocida en Hispanoamérica y en el mundo se le otorgó el título de Licenciado y Doctor en Filosofía de la Universidad de La Habana en 1891 y 1892.

Desde muy joven demostró su afición por los libros y adquirió una enorme cultura. Fue autodidáctico y adquirió un enorme caudal de conocimientos. Comenzó a estudiar idiomas desde los 11 años y llegó a aprender griego, latín, alemán, inglés, francés e italiano.

A los 18 años ganó un concurso poético donde se rendía homenaje al Lugareño al cumplirse el primer aniversario de su muerte. Ese mismo año, a finales de 1867, publicó su primera obra, una colección de composiciones poéticas con el título de Odas anacreónticas. Colaboró desde muy joven con El Fanal, periódico principal de Puerto Príncipe. Participó en la Sociedad Santa Cecilia y estuvo a cargo como presidente de la sección de literatura de esa institución.

Cuando estalló la Guerra de los Diez Años, el joven Varona se incorporó a los insurrectos camagüeyanos en noviembre de 1868 en el campamento de Las Clavellinas. Varona se enfermó en la manigua y se vio obligado a regresar a su casa en Puerto Príncipe. Desde entonces se dedicó al estudio, la investigación y a publicar poemas, ensayos y libros. 

De la pluma de Varona salieron importantes trabajos sobre literatura comparada y estética. Entre los años 1873 y 1875 escribió varios trabajos entre los cuales se encuentran tres artículos de literatura comparada: El personaje bíblico Caín en las literaturas modernas, El marido hace mujer de Antonio Hurtado de Mendoza y La escuela de los maridos de Molière. Posteriormente, Varona publica estos trabajos en un libro llamado Estudios literarios y filosóficos que vio la luz en La Habana en 1883.

Se casó con su prima Tomasa del Castillo y fue muy feliz en su matrimonio. En 1878 Varona se trasladó con su esposa e hijos a La Habana. Ese año Varona publicó un folleto llamado Ojeada sobre el movimiento intelectual en América. Varona adquirió un extraordinario conocimiento de la obra de los grandes filósofos del movimiento positivista francés, tales como Augusto Comte, Alexander Bain y Emilio Littré. Igualmente leyó a los ingleses John Stuart Mill y Herbert Spencer. Varona se convirtió en un extraordinario filósofo positivista de Hispanoamérica, de la misma categoría de Justo Sierra y Eugenio María de Hostos.

José Antonio Cortina, un joven entusiasta del progreso y gran orador, fundó la Revista de Cuba (1877-1884). Desde los primeros números, Varona comenzó una ininterrumpida colaboración. Impartió numerosas conferencias y discursos en las veladas literarias, centros y sociedades culturales de la isla que eran tan de moda en esos tiempos.

El ilustre camagüeyano publica libros de poesías, uno llamado Poesías en 1878 y Paisaje Cubano en 1879. En el libro Arpas amigas de 1879 y Arpas cubanas de 1904 aparecen algunos de sus poemas, junto a la obra de otros poetas cubanos. En Arpas cubanas apareció el famoso poema de Varona "Alas".

En 1880, Enrique José Varona comenzó un gran ciclo de conferencias filosóficas que posteriormente se publicaron en libros. Estos tres cursos se conocen con el título de Conferencias filosóficas. Al escuchar a Varona sus alumnos quedaron asombrados ante la inmensa suma de sus conocimientos. 

El primero de estos libros fue Lógica que se publicó 1880, después se publicaron Psicología y Moral. En estos libros y en los posteriores tenía Varona el deseo de superar en la juventud cubana el ansia de conocimiento con la esperanza que así se pudiera alcanzar la verdadera libertad. Por eso hizo una dedicatoria a la juventud cubana en su obra Lógica donde escribió lo siguiente: "A la juventud cubana, en cuyo corazón deseo fervorosamente que jamás se extinga el amor a la ciencia, que conduce a la posesión de sí mismo y a la libertad". Comienza así su carrera como orientador de la juventud. Varona sabía que el conocimiento es el camino que lleva a la libertad y ese camino era el que él quería que Cuba siguiera hasta convertirse en una república libre y soberana.

Félix Lizaso en su libro El pensamiento vivo de Varona, publicado en Buenos Aires en 1949, explicó que en la vida de Varona hay tres etapas principales de su actividad creadora. El primer período se inicia con sus trabajos literarios y filosóficos y culmina en la serie de conferencias filosóficas. Este período dura hasta que deja de publicarse su Revista Cubana. Esta revista de Varona la comenzó a la muerte de José Antonio Cortina y la desaparición de la Revista de Cuba.

El segundo período es de una actividad política. A la muerte de José Martí, Varona lo sustituye en la dirección del periódico Patria, órgano del Partido Revolucionario Cubano en 1895. Varona estuvo al frente de ese periódico durante toda la Guerra de 1895. Con la instalación de la República el 20 de mayo de 1902, comenzó la tercera etapa de su vida.

Entre los años 1885 y 1895 colabora Varona con las revistas La Habana elegante, El libre pensamiento y La ilustración cubana. En 1887 publica en Barcelona su libro Seis conferencias que incluyen su famoso trabajo sobre Cervantes, Víctor Hugo, Emerson, la educación de la mujer, la importancia social del arte y las teorías de Platón y Michelet sobre el amor. José Martí tuvo un gran aprecio por Enrique José Varona. 

Desde Nueva York, al año siguiente, en 1888, Martí hace un análisis sobre el libro Seis conferencias de Varona. Martí observó que, en este libro, Varona demostraba la belleza de su prosa y la excelencia de su estilo, que según Martí, venía del perpetuo fulgor de su pensamiento. 

Martí escribió lo siguiente:
Y el lenguaje, al que es el pensamiento lo que la salud a la tez, llega por esas dotes en este escritor a una lozanía y limpieza que recuerdan la soberana beldad de las mujeres, éticas y sencillas, de la tierra del Camagüey, donde nació Varona. De la fijeza del conocimiento le viene la seguridad del estilo, de su certidumbre del valor de cada detalle la flexibilidad y la majestad de la que indudablemente tiene en sí, acrecentada con su noción bella y sólida de la del mundo. Cada conferencia ostenta un caudal de voces propio, escogida sin esfuerzo entre la flor del vocabulario conveniente al asunto...
Martí quiso que Varona conociera su propio trabajo y le envió, por ejemplo, dos números de la Revista Venezolana, y también su libro Ismaelillo. A pesar de que Varona estuvo un tiempo trabajando con el autonomismo, eso no impidió Martí que lo estimara profundamente. Varona fue electo por su provincia diputado a las Cortes españolas. De regreso hizo escala en Nueva York y pudo conocer a José Martí y hablar detenidamente con él. Pronto, en 1887, se separó Varona del autonomismo, al darse cuenta de la intransigencia del gobierno español. 

Martí le escribió una carta el 1 de diciembre de 1881 donde le dijo lo siguiente: "Bien puede ser, amigo mío, que se le haya olvidado de su amigo Martí, que, no por haberle visto poco ni usado escribirle, le tiene en menos de lo que sabe que usted vale". Le escribió otra carta de 1882 donde le dijo "Le debo respuesta, y se la pago con placer y cariños". Martí escribió otra una carta a Varona donde dijo lo siguiente: "Yo no veo en mi tierra, fuera de los afectos naturales de familia, personas a quien deba yo querer más que a usted, por la limpieza de su carácter y la hermosura de su talento". En otra ocasión, José Martí describió a Varona en un artículo publicado en El economista americano de esta forma: "habla el cubano Varona una admirable lengua, no como otras acicalada y lechuguina, si no de aquella robustez que nace de la lozanía y salud del pensamiento.

Durante su estancia en Nueva York durante la guerra de independencia, Varona redactó en 1895 el documento Cuba contra España, que fue circulado por los países hispanoamericanos. Varona explicó en este documento las razones que justificaban la revolución cubana. Describió el atraso en que vivía Cuba y las causas del mismo debido a la explotación económica y a la violación de los derechos individuales que practicaba la metrópolis. También explicó la incompetencia de la administración pública española en Cuba con sus impuestos excesivos, los cuales perjudicaron el desarrollo de las industrias tabacaleras y pecuarios. Cuestionó severamente Varona la esclavitud del gobierno colonial español y quiso la libertad para los todos los esclavos negros.

Terminada la Guerra Hispana-cubana-americana en 1898, Enrique José Varona regresó a Cuba. El gobierno interventor estadounidense lo nombró primeramente al cargo de Secretario de Hacienda y después a Secretario de Instrucción Pública y Bellas Artes. Llevó a cabo una reforma completa de toda la enseñanza, desde la primaria hasta la universitaria. Con el llamado Plan Varona comenzó la modernización de la educación en Cuba. Quiso Varona que Cuba tuviera más maestros que soldados. Usando sus ideas positivistas, Varona reformó la educación cubana hacia una mayor diversificación técnica. 

Se le designó profesor de sociología de la Universidad de La Habana en 1900 y se convirtió en uno de los más brillantes e influyentes catedráticos del país. Varona fue presidente de la Academia de la Historia de Cuba. 

En 1907, escribió Desde mi belvedere, libro que pude leer mientras cumplía prisión en el Presidio Modelo de Isla de Pinos como resultado de mi participación en la invasión de Bahía de Cochinos el 17 de abril de 1961. Este libro contiene numerosos artículos sobre temas variados que Varona publicó en varios periódicos. Muchos artículos tratan sobre figuras literarias como José María Heredia y Heredia, Balzac, Edgar Allan Poe, Charles Baudelaire, Nietzsche, Heine y otros.

Fue electo vicepresidente de la República junto a Mario García Menocal en 1912 y sirvió en ese cargo de 1913 a 1917. Al mismo tiempo asumió la presidencia del Partido Conservador. En 1917 sale a la luz su libro Violetas y ortigas, obra donde abundan críticas literarias sobre autores cubanos, españoles y extranjeros. En 1918 publicó su obra Con el eslabón en donde hace evidente el pesimismo que caracterizó los últimos años de su vida.

El doctor Elio Alba-Bufill, Profesor Emérito de City University of New York y Secretario Ejecutivo Nacional del Círculo de Cultura Panamericano, escribió lo siguiente sobre Varona:
 La posición destacadísima de Varona en la historia de la cultura cubana es indiscutible. Su importancia literaria ha sido reconocida por grandes figuras de la intelectualidad de Cuba, Hispanoamérica y España. Fue uno de los más sobresalientes críticos positivistas en el continente americano y su dimensión como ensayista rebasa las fronteras nacionales para alcanzar carácter continental. 
El profesor Alba-Bufill añadió lo siguiente:
La preocupación de Varona por su patria y el deseo que su pueblo mejorara las condiciones de vida, lo llevaron a estudiar con interés y seriedad los problemas que atravesaba la isla y a pronunciarse públicamente sobre ellos, la mayoría de las veces, salvo el breve período de exilio, en plena colonia, afrontando con valentía y civismo el riesgo que conllevaba tal actitud en la represiva sociedad colonial.
Enrique José Varona se convirtió en la conciencia moral de la nueva República. Sufrió mucho, cuando las pasiones entre políticos al querer el primer presidente de Cuba, Tomás Estrada Palma, ir una reelección, provocó una pequeña guerra. Como consecuencia, Cuba sufrió otra intervención norteamericana de 1906 al 1909.

El insigne camagüeyano, al igual que José Martí, rechazó el comunismo. Pudo ver Varona los peligros para el futuro del mundo que representaban las ideas marxistas. Varona fue uno de los primeros intelectuales y pensadores hispanoamericanos que comprendió el riesgo que el comunismo constituye para nuestra América. Escribió en 1885 lo siguiente: "El comunismo aunque pretenda hacerse oportunista, no es menos peligrosa quimera, que empieza por ser la negación de toda libertad y acaba por anular toda iniciativa, y por tanto, todo verdadero goce de los mismos bienes que pretende esparcir equitativamente y profusamente". Aunque los comunistas en Cuba han nombrado una universidad en su nombre, nunca han revelado al pueblo de Cuba lo que Varona pensaba de lo terrible que es el comunismo.

Varona estuvo opuesto a la prórroga de poderes del presidente Gerardo Machado, la cual provocó una guerra civil en Cuba. Ya anciano se convirtió en el guía espiritual de la juventud universitaria y defendió los ideales democráticos. Tras la caída del dictador Gerardo Machado, tuvo lugar la muerte de Enrique José Varona y de la Pera, el 19 de noviembre de 1933, a los 84 años de edad en su casa del Vedado, La Habana.

En 1936 se inició en La Habana la edición oficial de las obras de Varona, pero ésta aparecieron muy lentamente. Varona es por la extensa obra uno de los espíritus más amplios y fecundos de la cultura cubana. 

Enrique José Varona es un gran orgullo para todos los que como él, nacimos en el legendario Camagüey. Varios colegios y calles llevan su nombre por diferentes ciudades de Cuba, al igual que una universidad para pedagogos. Pero él no solamente se convirtió en una gloria para la República de Cuba sino también una gran figura literaria en Hispanoamérica y en el mundo.

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Frank de Varona is an educator, historian, journalist, and internationally known expert on politics, economics, foreign affairs and national security issues. He was born in Cuba and, at the age of 17, he participated on the Bay of Pigs invasion in an effort to eradicate communism in Cuba. After spending two years in prison, he returned to the United States, where he earned three college degrees. He is married and has a daughter and a grandson.

Mr. de Varona had a 36-year career in the Miami-Dade County Public Schools as a social studies teacher, principal, region superintendent, and associate superintendent of instruction. He also was an associate professor of social studies in the College of Education at Florida International Education for seven years. Currently, he is a part-time Adult Education Coordinator in the Miami-Dade County Public Schools.

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Gaspar, El Lugareño Headline Animator

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