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Monday, January 23, 2023

Mensaje de Juan Pablo II a los jóvenes cubanos




MENSAJE DEL SANTO PADRE A LOS JÓVENES CUBANOS



Queridos jóvenes cubanos:

1. «Jesús, fijando en él su mirada, lo amó» (Mc 10, 21). Así nos refiere el Evangelio el encuentro de Jesús con el joven rico. Así mira el Señor a cada hombre. Sus ojos, llenos de ternura, se fijan también hoy en el rostro de la juventud cubana. Y yo, en su nombre, los abrazo, reconociendo en Ustedes la esperanza viva de la Iglesia y de la Patria cubana.

Deseo transmitirles el saludo cordial y el afecto sincero de todos los jóvenes cristianos de los diferentes países y continentes que he tenido la ocasión de visitar ejerciendo el ministerio de Sucesor de Pedro. También ellos, como Ustedes, caminan hacia el futuro entre gozos y esperanzas, tristezas y angustias, como dice el Concilio Vaticano II.

He venido a Cuba, como mensajero de la verdad y la esperanza, para traerles la Buena Noticia, para anunciarles «el amor de Dios manifestado en Cristo Jesús, Señor nuestro» (Rm 8, 39). Sólo este amor puede iluminar la noche de la soledad humana; sólo él es capaz de confortar la esperanza de los hombres en la búsqueda de la felicidad.

Cristo nos ha dicho que «nadie tiene mayor amor que el que da su vida por sus amigos. Ustedes son mis amigos, si hacen lo que yo les mando... A Ustedes les he llamado amigos» (Jn 15, 13-15). Él les ofrece su amistad. Dio su vida para que los que deseen responder a su llamado sean, en efecto, sus amigos. Se trata de una amistad profunda, sincera, leal, radical, como debe ser la verdadera amistad. Esta es la forma propia de relacionarse con los jóvenes, ya que sin amistad la juventud se empobrece y debilita. La amistad se cultiva con el propio sacrificio para servir y amar de verdad a los amigos. Así pues, sin sacrificio no hay amistad sincera, juventud sana, país con futuro, religión auténtica.

Por eso, ¡escuchen la voz de Cristo! En su vida está pasando Cristo y les dice: «Síganme». No se cierren a su amor. No pasen de largo. Acojan su palabra. Cada uno ha recibido de Él un llamado. Él conoce el nombre de cada uno. Déjense guiar por Cristo en la búsqueda de lo que les puede ayudar a realizarse plenamente. Abran las puertas de su corazón y de su existencia a Jesús, «el verdadero héroe, humilde y sabio, el profeta de la verdad y del amor, el compañero y el amigo de la juventud» (Mensaje del Concilio Vaticano II a los jóvenes).

2. Conozco bien los valores de los jóvenes cubanos, sinceros en sus relaciones, auténticos en sus proyectos, hospitalarios con todos y amantes de la libertad. Sé que, como hijos de la exuberante tierra caribeña, sobresalen por su capacidad artística y creativa; por su espíritu alegre y emprendedor, dispuestos siempre a acometer grandes y nobles empresas para la prosperidad del País; por la sana pasión que ponen en las cosas que les interesan y la facilidad para superar las contrariedades y limitaciones. Estos valores afloran con mayor nitidez cuando encuentran espacios de libertad y motivaciones profundas. He podido, además, comprobar y admirar con emoción la fidelidad de muchos de Ustedes a la fe recibida de los mayores, tantas veces transmitida en el regazo de las madres y abuelas durante estas últimas décadas en las que la voz de la Iglesia parecía sofocada.

Sin embargo, la sombra de la escalofriante crisis actual de valores que sacude al mundo amenaza también a la juventud de esta luminosa Isla. Se extiende una perniciosa crisis de identidad, que lleva a los jóvenes a vivir sin sentido, sin rumbo ni proyecto de futuro, asfixiados por lo inmediato. Surge el relativismo, la indiferencia religiosa y la falta de dimensión moral, mientras se tiene la tentación de rendirse a los ídolos de la sociedad de consumo fascinados por su brillo fugaz. Incluso todo lo que viene de fuera del País parece deslumbrar.

Frente a ello, las estructuras públicas para la educación, la creación artística, literaria y humanística, y la investigación científica y tecnológica, así como la proliferación de escuelas y maestros, han tratado de contribuir a despertar una notable preocupación por buscar la verdad, por defender la belleza y por salvar la bondad; pero han suscitado también las preguntas de muchos de Ustedes: ¿Por qué la abundancia de medios e instituciones no llega a corresponder plenamente con el fin deseado?

La respuesta no hay que buscarla solamente en las estructuras, en los medios e instituciones, en el sistema político o en los embargos económicos, que son siempre condenables por lesionar a los más necesitados. Estas causas son sólo parte de la respuesta, pero no tocan el fondo del problema.

3. ¿Qué puedo decirles yo a Ustedes, jóvenes cubanos, que viven en condiciones materiales con frecuencia difíciles, en ocasiones frustrados en sus propios y legítimos proyectos y, por ello, a veces privados incluso de algún modo de la misma esperanza? Guiados por el Espíritu, combatan con la fuerza de Cristo Resucitado para no caer en la tentación de las diversas formas de fuga del mundo y de la sociedad; para no sucumbir ante la ausencia de ilusión, que conduce a la autodestrucción de la propia personalidad mediante el alcoholismo, la droga, los abusos sexuales y la prostitución, la búsqueda continua de nuevas sensaciones y el refugio en sectas, cultos espiritualistas alienantes o grupos totalmente extraños a la cultura y a la tradición de su Patria.

«Velen, manténganse firmes en la fe, sean fuertes. Hagan todo con amor» (1Co 16, 13-14). Pero, ¿qué significa ser fuertes? Quiere decir vencer el mal en sus múltiples formas. El peor de los males es el pecado, que causa innumerables sufrimientos y puede estar también dentro de nosotros, influyendo de manera negativa en nuestro comportamiento. Por tanto, si es justo empeñarse en la lucha contra el mal en sus manifestaciones públicas y sociales, para los creyentes es un deber procurar derrotar en primer lugar el pecado, raíz de toda forma de mal que puede anidar en el corazón humano, resistiendo con la ayuda de Dios a sus seducciones.

Tengan la seguridad de que Dios no limita su juventud ni quiere para los jóvenes una vida desprovista de alegría. ¡Todo lo contrario! Su poder es un dinamismo que lleva al desarrollo de toda la persona: al desarrollo del cuerpo, de la mente, de la afectividad; al crecimiento de la fe; a la expansión del amor efectivo hacia Ustedes mismos, hacia el prójimo y hacia las realidades terrenas y espirituales. Si saben abrirse a la iniciativa divina, experimentarán en Ustedes la fuerza del «gran Viviente, Cristo, eternamente joven» (Mensaje del Concilio Vaticano II a los jóvenes).

Jesús desea que tengan vida, y la tengan en abundancia (cf. Jn 10, 10). La vida que se nos revela en Dios, aunque pueda parecer a veces difícil, orienta y da sentido al desarrollo del hombre. Las tradiciones de la Iglesia, la práctica de los sacramentos y el recurso constante a la oración no son obligaciones y ritos que hay que cumplir, sino más bien manantiales inagotables de gracia que alimentan la juventud y la hacen fecunda para el desarrollo de la virtud, la audacia apostólica y la verdadera esperanza.

4. La virtud es la fuerza interior que impulsa a sacrificarse por amor al bien y que permite a la persona no sólo realizar actos buenos, sino también dar lo mejor de sí misma. Con jóvenes virtuosos un País se hace grande. Por eso, y porque el futuro de Cuba depende de Ustedes, de cómo formen su carácter, de cómo vivan su voluntad de compromiso en la transformación de la realidad, les digo: ¡Afronten con fortaleza y templanza, con justicia y prudencia los grandes desafíos del momento presente; vuelvan a las raíces cubanas y cristianas, y hagan cuanto esté en sus manos para construir un futuro cada vez más digno y más libre! No olviden que la responsabilidad forma parte de la libertad. Más aún, la persona se define principalmente por su responsabilidad hacia los demás y ante la historia (cf. Const. past. Gaudium et spes, 55).

Nadie debe eludir el reto de la época en la que le ha tocado vivir. Ocupen el lugar que les corresponde en la gran familia de los pueblos de este continente y de todo el mundo, no como los últimos que piden ser aceptados, sino como quienes con pleno derecho llevan consigo una tradición rica y grande, cuyos orígenes están en el cristianismo.

Les quiero hablar también de compromiso. El compromiso es la respuesta valiente de quienes no quieren malgastar su vida sino que desean ser protagonistas de la historia personal y social. Los invito a asumir un compromiso concreto, aunque sea humilde y sencillo, pero que emprendido con perseverancia se convierta en una gran prueba de amor y en el camino seguro para la propia santificación. Asuman un compromiso responsable en el seno de sus familias, en la vida de sus comunidades, en el entramado de la sociedad civil y también, a su tiempo, en las estructuras de decisión de la Nación.

No hay verdadero compromiso con la Patria sin el cumplimiento de los propios deberes y obligaciones en la familia, en la universidad, en la fábrica o en el campo, en el mundo de la cultura y el deporte, en los diversos ambientes donde la Nación se hace realidad y la sociedad civil entreteje la progresiva creatividad de la persona humana. No puede haber compromiso con la fe sin una presencia activa y audaz en todos los ambientes de la sociedad en los que Cristo y la Iglesia se encarnan. Los cristianos deben pasar de la sola presencia a la animación de esos ambientes, desde dentro, con la fuerza renovadora del Espíritu Santo.

El mejor legado que se puede hacer a las generaciones futuras es la transmisión de los valores superiores del espíritu. No se trata sólo de salvar algunos de ellos, sino de favorecer una educación ética y cívica que ayude a asumir nuevos valores, a reconstruir el propio carácter y el alma social sobre la base de una educación para la libertad, la justicia social y la responsabilidad. En este camino, la Iglesia, que es «experta en humanidad», se ofrece para acompañar a los jóvenes, ayudándolos a elegir con libertad y madurez el rumbo de su propia vida y ofreciéndoles los auxilios necesarios para abrir el corazón y el alma a la trascendencia. La apertura al misterio de lo sobrenatural les hará descubrir la bondad infinita, la belleza incomparable, la verdad suprema; en definitiva, la imagen que Dios ha querido grabar en cada hombre.

5. Me detengo ahora en un asunto vital para el futuro. La Iglesia en su Nación tiene la voluntad de estar al servicio no sólo de los católicos sino de todos los cubanos. Para poder servir mejor tiene necesidad urgente de sacerdotes salidos de entre los hijos de este pueblo que sigan las huellas de los Apóstoles, anunciando el Evangelio y haciendo a sus hermanos partícipes de los frutos de la redención; tiene también necesidad de hombres y mujeres que, consagrando sus propias vidas a Cristo, se dediquen generosamente al servicio de la caridad; tiene necesidad de almas contemplativas que imploren la gracia y misericordia de Dios para su pueblo. Es responsabilidad de todos acoger cada día la invitación persuasiva, dulce y exigente de Jesús, que nos pide rogar al dueño de la mies que envíe obreros a su mies (cf. Mt 9, 38). Es responsabilidad de los llamados responder con libertad y en espíritu de profunda oblación personal a la voz humilde y penetrante de Cristo que dice, hoy como ayer y como siempre: ¡ven y sígueme!

Jóvenes cubanos, Jesús, al encarnarse en el hogar de María y José, manifiesta y consagra la familia como santuario de la vida y célula fundamental de la sociedad. La santifica con el sacramento del matrimonio y la constituye «centro y corazón de la civilización del amor» (Carta a las familias Gratissimam sane, 13). La mayor parte de Ustedes están llamados a formar una familia. ¡Cuántas situaciones de malestar personal y social tienen su origen en las dificultades, las crisis y los fracasos de la familia! Prepárense bien para ser en el futuro los constructores de hogares sanos y apacibles, en los que se viva el clima tonificador de la concordia, mediante el diálogo abierto y la comprensión recíproca. El divorcio nunca es una solución, sino un fracaso que se ha de evitar. Fomenten, por tanto, todo lo que favorezca la santidad, la unidad y la estabilidad de la familia, fundada sobre el matrimonio indisoluble y abierta con generosidad al don precioso de la vida.

«El amor es paciente, es servicial; el amor no es envidioso, no es jactancioso, no se engríe; no busca su interés; no se irrita. Todo lo excusa. Todo lo cree. Todo lo espera. Todo lo soporta» (1 Co 13, 4-7). El amor verdadero, al que el apóstol Pablo dedicó un himno en la primera Carta a los Corintios, es exigente. Su belleza está precisamente en su exigencia. Sólo quien, en nombre del amor, sabe ser exigente consigo mismo, puede exigir amor a los demás. Es preciso que los jóvenes de hoy descubran este amor, porque en él está el fundamento verdaderamente sólido de la familia. Rechacen con firmeza cualquiera de sus sucedáneos, como el llamado «amor libre». ¡Cuántas familias se han destruido por su causa! No olviden que seguir ciegamente el impulso afectivo significa, muchas veces, ser esclavo de las propias pasiones.

6. Déjenme que les hable también de María, la joven que realizó en sí misma la adhesión más completa a la voluntad de Dios y que, precisamente por eso, se ha convertido en modelo de la máxima perfección cristiana. Tuvo confianza en Dios: «¡Feliz la que ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte del Señor!» (Lc 1, 45). Robustecida por la palabra recibida de Dios y conservada en su corazón (cf. Lc 2, 9), venció el egoísmo, derrotó el mal. El amor la preparó para el servicio humilde y concreto hacia el prójimo. A Ella se dirige también hoy la Iglesia, y la invoca incesantemente como ayuda y modelo de caridad generosa. A Ella dirige su mirada la juventud de Cuba para encontrar un ejemplo de defensa y promoción de la vida, de ternura, de fortaleza en el dolor, de pureza en el vivir y de alegría sana. Confíen a María sus corazones, queridos muchachos y muchachas, Ustedes que son el presente y el futuro de estas comunidades cristianas, tan probadas a lo largo de los años. No se separen nunca de María y caminen junto a ella. Así serán santos, porque reflejándose en Ella y confortados por su auxilio, acogerán la palabra de la promesa, la custodiarán celosamente en su interior y serán los heraldos de una nueva evangelización para una sociedad también nueva, la Cuba de la reconciliación y del amor.

Queridos jóvenes, la Iglesia confía en Ustedes y cuenta con Ustedes. A la luz de la vida de los santos y de otros testigos del Evangelio, y guiados por la atención pastoral de sus Obispos, ayúdense los unos a los otros a fortalecer su fe y a ser los apóstoles del Año 2000, haciendo presente al mundo que Cristo nos invita a ser alegres y que la verdadera felicidad consiste en darse por amor a los hermanos. Que el Señor siga derramando abundantes dones de paz y entusiasmo sobre todos los jóvenes hijos e hijas de la amada Nación cubana. Esto es lo que el Papa les desea con viva esperanza. Los bendigo de corazón.

Camagüey, 23 de enero de 1998.

JUAN PABLO II



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Sunday, January 22, 2023

(Camagüey. Enero 23, 1998) Misa de Juan Pablo II dedicada a los jóvenes. Video y texto de la homilía

 





SANTA MISA EN CAMAGÜEY
HOMILÍA DEL SANTO PADRE

Viernes, 23 de enero de 1998



1. «No te dejes vencer por el mal; vence al mal a fuerza de bien» (Rm 12, 21). Los jóvenes cubanos se reúnen hoy con el Papa para celebrar su fe y escuchar la Palabra de Dios, que es el camino para salir de las obras del mal y de las tinieblas y revestirse así con las armas de la luz para obrar el bien. Con este motivo, me complace tener este encuentro con todos Ustedes en esta gran Plaza, donde en el altar se renovará el sacrificio de Jesucristo. Este lugar, que lleva el nombre de Ignacio Agramonte, «El Bayardo», nos recuerda a un héroe querido por todos, el cual, movido por su fe cristiana, encarnó los valores que adornan a los hombres y mujeres de bien: la honradez, la veracidad, la fidelidad, el amor a la justicia. Él fue buen esposo y padre de familia y buen amigo, defensor de la dignidad humana frente a la esclavitud.

2. Ante todo quiero saludar con afecto a Mons. Adolfo Rodríguez Herrera, Pastor de esta Iglesia diocesana, a su Obispo auxiliar, Mons. Juan García Rodríguez, así como a los demás Obispos y Sacerdotes presentes, que con su labor pastoral animan y conducen a los jóvenes cubanos hacia Cristo, el Redentor, el amigo que nunca falla. El encuentro con Él mueve a la conversión y a la alegría singular, que hace exclamar, como a los discípulos después de la resurrección: «Hemos visto al Señor» (Jn 20, 24). Saludo asimismo a las autoridades civiles, que han querido asistir a esta Santa Misa, y les agradezco la cooperación para este acto cuyos invitados principales son los jóvenes.

De corazón me dirijo a Ustedes, queridos jóvenes cubanos, esperanza de la Iglesia y de la Patria, presentándoles a Cristo, para que le reconozcan y le sigan con total decisión. Él les da la vida, les enseña el camino, los introduce en la verdad, animándolos a marchar juntos y solidarios, en felicidad y paz, como miembros vivos de su Cuerpo místico, que es la Iglesia.

3. «¿Cómo podrá el joven llevar una vida limpia? ¡Viviendo de acuerdo con tu palabra!» (Sal 119, 9). El Salmo nos da la respuesta al interrogante que todo joven se ha de plantear si desea llevar una existencia digna y decorosa, propia de su condición. Para ello, el único camino es Jesús. Los talentos que han recibido del Señor y que llevan a la entrega, al amor auténtico y a la generosidad fructifican cuando se vive no sólo de lo material y caduco, sino «de toda palabra que sale de la boca de Dios» (Mt 4, 4). Por eso, queridos jóvenes, los animo a sentir el amor de Cristo, siendo conscientes de lo que Él ha hecho por Ustedes, por la humanidad entera, por los hombres y mujeres de todos los tiempos. Sintiéndose amados por Él podrán amar de verdad. Experimentando una íntima comunión de vida con Él, que vaya acompañada por la recepción de su Cuerpo, la escucha de su Palabra, la alegría de su perdón y de su misericordia, podrán imitarlo, llevando así, como enseña el salmista, «una vida limpia».

¿Qué es llevar una vida limpia? Es vivir la propia existencia según las normas morales del Evangelio propuestas por la Iglesia. Actualmente, por desgracia, para muchos es fácil caer en un relativismo moral y en una falta de identidad que sufren tantos jóvenes, víctimas de esquemas culturales vacíos de sentido o de algún tipo de ideología que no ofrece normas morales altas y precisas. Ese relativismo moral genera egoísmo, división, marginación, discriminación, miedo y desconfianza hacia los otros. Más aún, cuando un joven vive «a su forma», idealiza lo extranjero, se deja seducir por el materialismo desenfrenado, pierde las propias raíces y anhela la evasión. Por eso, el vacío que producen estos comportamientos explica muchos males que rondan a la juventud: el alcohol, la sexualidad mal vivida, la prostitución que se esconde bajo diversas razones —cuyas causas no son siempre sólo personales—, las motivaciones fundadas en el gusto o las actitudes egoístas, el oportunismo, la falta de un proyecto serio de vida en el que no hay lugar para el matrimonio estable, además del rechazo a toda autoridad legítima, el anhelo de la evasión y de la emigración, huyendo del compromiso y de la responsabilidad para refugiarse en un mundo falso cuya base es la alienación y el desarraigo.

Ante esa situación, el joven cristiano que anhela llevar «una vida limpia», firme en su fe, sabe que está llamado y elegido por Cristo para vivir en la auténtica libertad de los hijos de Dios, que incluye no pocos desafíos. Por eso, acogiendo la gracia que recibe de los Sacramentos, sabe que ha de dar testimonio de Cristo con su esfuerzo constante por llevar una vida recta y fiel a Él.

La fe y el obrar moral están unidos. En efecto, el don recibido nos conduce a una conversión permanente para imitar a Cristo y recibir las promesas divinas. Los cristianos, por respetar los valores fundamentales que configuran una vida limpia, llegan a veces a sufrir, incluso de modo heroico, marginación o persecución, debido a que esa opción moral es opuesta a los comportamientos del mundo. Este testimonio de la cruz de Cristo en la vida cotidiana es también una semilla segura y fecunda de nuevos cristianos. Una vida plenamente humana y comprometida con Cristo tiene ese precio de generosidad y entrega.

Queridos jóvenes, el testimonio cristiano, la «vida digna» a los ojos de Dios tiene ese precio. Si no están dispuestos a pagarlo, vendrá el vacío existencial y la falta de un proyecto de vida digno y responsablemente asumido con todas sus consecuencias. La Iglesia tiene el deber de dar una formación moral, cívica y religiosa, que ayude a los jóvenes cubanos a crecer en los valores humanos y cristianos, sin miedo y con la perseverancia de una obra educativa que necesita el tiempo, los medios y las instituciones que son propios de esa siembra de virtud y espiritualidad para bien de la Iglesia y de la Nación.

4. «Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?» (Mc 10, 18). En el evangelio que hemos escuchado un joven pregunta a Jesús qué debe «hacer», y el Maestro, lleno de amor, le responde cómo tiene que «ser». Este joven presume de haber cumplido las normas y Jesús le responde que lo necesario es dejarlo todo y seguirlo. Esto da radicalidad y autenticidad a los valores y permite al joven realizarse como persona y como cristiano. La clave de esa realización está en la fidelidad, expuesta por San Pablo, en la primera lectura, como una característica de nuestra identidad cristiana.

He ahí el camino de la fidelidad trazado por San Pablo: «En la actividad, no sean descuidados... sean cariñosos unos con otros... Que la esperanza los tenga alegres... Practiquen la hospitalidad... Bendigan... Tengan igualdad de trato unos con otros... Pónganse al nivel de la gente humilde... No muestren suficiencia... No devuelvan a nadie mal por mal... No se dejen vencer por el mal, venzan al mal a fuerza de bien» (Rm 12, 9-21). Queridos jóvenes, sean creyentes o no, acojan el llamado a ser virtuosos. Ello quiere decir que sean fuertes por dentro, grandes de alma, ricos en los mejores sentimientos, valientes en la verdad, audaces en la libertad, constantes en la responsabilidad, generosos en el amor, invencibles en la esperanza. La felicidad se alcanza desde el sacrificio. No busquen fuera lo que pueden encontrar dentro. No esperen de los otros lo que Ustedes son capaces y están llamados a ser y a hacer. No dejen para mañana el construir una sociedad nueva, donde los sueños más nobles no se frustren y donde Ustedes puedan ser los protagonistas de su historia.

Recuerden que la persona humana y el respeto por la misma son el camino de un mundo nuevo. El mundo y el hombre se asfixian si no se abren a Jesucristo. Ábranle el corazón y emprendan así una vida nueva, que sea conforme a Dios y responda a las legítimas aspiraciones que Ustedes tienen de verdad, de bondad y de belleza. ¡Que Cuba eduque a sus jóvenes en la virtud y la libertad para que pueda tener un futuro de auténtico desarrollo humano integral en un ambiente de paz duradera!

Queridos jóvenes católicos: éste es todo un programa de vida personal y social fundado en la caridad, la humildad y el sacrificio, teniendo como razón última «servir al Señor». Les deseo la alegría de poderlo realizar. Los esfuerzos que ya se hacen en la Pastoral Juvenil deben encaminarse hacia la realización de este programa de vida. Para ayudarlos les dejo también un Mensaje escrito, con la esperanza de que llegue a todos los jóvenes cubanos, que son el futuro de la Iglesia y de la Patria. Un futuro que comienza ya en el presente y que será gozoso si está basado en el desarrollo integral de cada uno, lo cual no puede alcanzarse sin Cristo, al margen de Cristo o, mucho menos en contra de Cristo. Por eso, y como dije al inicio de mi Pontificado y he querido repetir a mi llegada a Cuba: «No tengan miedo de abrir sus corazones a Cristo». Les dejo con gran afecto este lema y exhortación, pidiéndoles que, con valentía y coraje apostólico, lo transmitan a los demás jóvenes cubanos. Que Dios todopoderoso y la Santísima Virgen de la Caridad del Cobre les ayuden a responder generosamente a este llamado.

Ahora vamos a celebrar el sacrificio de Cristo. Cristo se hará presente, el mismo Cristo que una vez miró a un joven y lo amó. Lo deben ustedes vivir, cada uno, cada una; hoy Cristo presente que los mira y los ama. Cristo mira, Cristo sabe lo que hay en cada uno de nosotros. Sabe bien que nos ama. ¡Sea alabado Jesucristo!

(Antes de impartir la bendición apostólica el Papa dirigió a los presentes las siguientes palabras)

Muchas gracias por haber abierto las puertas de sus casas. Yo los llevo a todos en mi corazón y cada día rezo por ustedes. Muchas gracias por haber venido tan numerosos a pesar del fuerte sol. ¡Se ve, se siente, que el sol está presente! Es el sol de la vida y por esto nos recuerda a Jesucristo, que da la vida verdadera y la da en abundancia. La celebración de hoy ha sido muy festiva y alegre. Los jóvenes han traído su alegría, su dinamismo, acercándose al altar del Señor, a Dios que alegra la juventud. Al marcharme para ir a encontrar a otros hermanos, agradecido con la invitación a quedarme en Camagüey, les quiero repetir que Cristo los mira, a cada uno, los mira y ama. Por eso no tengan miedo de abrirle las puertas de su corazón. ¡Que este sea el programa de la juventud cubana!



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El micrófono de Juan Pablo II en el Aula Magna de la Universidad de La Habana



En el momento que Juan Pablo II, el 23 de enero de 1998 en la Universidad de la Habana, se disponía a iniciar su discurso al "Mundo de la Cultura", se percató que su micrófono estaba "descabezado", y no apareció quien fuera capaz de resolver el accidente técnico.

La solución a la que echaron mano, fue la mano del jefe de la Guardia Suiza, que una vez metido debajo y dentro de la mesa presidencial, le sostuvo el micrófono a Su Santidad.

Cuando pudo por fin salir nuevamente a la magna superficie, debido al parecer a la presión sanguínea, emergió con la cara colorá. (JEM)


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Con un saco que me prestaron Joel Jover e Ileana Sánchez Hing, me arropé para asistir al encuentro con Juan Pablo II en la Universidad de La Habana, el 23 de enero de 1998.


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... por Camagüey asistimos a este encuentro:


- Roberto Méndez Martínez
- Luis Alvares 
- Ileana Sánchez Hing
- Mirtha Hidalgo Pedroarias
- Florentino Miguel Rivero Mojer
y yo. (JEM)

Wednesday, January 18, 2023

"El Papa se queda en Camagüey". Memorias de un cuarto de siglo después. (por Carlos A. Peón-Casas)


La experiencia la vivimos muchos católicos y no  católicos, en aquella fecha de hace ya dos décadas y media.

Era el 23 de Enero de 1998, y Juan Pablo II, el Vicario de Cristo en la Tierra, visitaba la diócesis camagüeyana, y celebraba una Misa Campal en la Plaza Ignacio Agramonte de la ciudad de las iglesias.

Entre citadinos y visitantes se calcularon, según reportes de prensa extranjera, unos 200.000 asistentes.

La ciudad de entonces rondaba los 300.000 habitantes. La tasa de edad media de la ciudad camagüeyana era entonces de unos 35 años.

La Misa de Camagüey fue dedicada a los jóvenes a quienes el Papa, hoy San Juan Pablo II, les recordaba en su Homilía con profético signo que:
Cuando un joven vive a su forma, idealiza lo extranjero, se deja seducir por el materialismo desenfrenado, pierde las propias raíces y anhela la evasión (...)
y habló con igual pesar del:
anhelo de evasión y de la emigración, huyendo del compromiso y las responsabilidad para refugiarse en un mundo falso cuya base es la alienación y el desarraigo.
Pero la ovación más cerrada de su discurso la merecieron otras encendidas y también proféticas palabras:
Que Cuba eduque a sus jóvenes en la virtud y la libertad,  para que pueda tener un futuro de auténtico desarrollo humano integral, en un ambiente de paz duradera.
Y recalcaba a los miles de jóvenes presentes una verdad como un templo: "... el único camino es Jesús..."
De corazón me dirijo a ustedes queridos jóvenes cubanos, esperanza de la Iglesia y de la Patria, presentándoles a Cristo, para que lo reconozcan y lo sigan con total decisión. El les da la vida, les enseña el camino, los introduce en la verdad (...)
Los reportes de prensa que nos sirven de respaldo de dos importantes agencia españolas ABC y El Mundo, seguían relatando el magno suceso de hace ya un cuarto de siglo:

la explosión llegó cuando Juan Pablo II apareció dentro de su papamovil... Cuando el Papa es divisado por la marea humana... las escenas se vuelven indescriptibles. La gente salta, grita, llora... Es la euforia. Es la exaltación... Y es que el que se encuentra por fin en Camagüey, el que está después de tanta espera, en Cuba, es el Vicario de Cristo... es además de todo eso, el premio soñado durante tanto años... También el Papa está emocionado... hizo el esfuerzo de ponerse de pie en el coche para que la gente lo viera mejor. Se le ve emocionado atrapado por el ambiente que lo rodea.
Una anécdota de aquel día muy recordada, y que nos sirve de cierre la recoge una de las crónicas citadas, cuando el Papa con inusitado gesto, se saldría momentaneamente del texto de su predicación para bromear con los miles de asistentes, entre ellos una nutrida delegación de jóvenes mexicanos:
Son cubanos y parecen mexicanos. O son mexicanos y parecen cubanos.



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Con notas de las crónicas de Santiago Martín de ABC y Alfonso Rojo de El Mundo. en Juan Pablo II en Cuba. 21-25 de enero de 1989. Documentos y Recortes de Prensa. Compilado por Nicolás Tello y José Miguel Capape. Misioneros Claretianos. Madrid.

Friday, January 13, 2023

Mensaje de Francisco "Al santo Pueblo fiel de Dios que peregrina en Cuba"

Misa de Juan Pablo II en Camagüey
Enero 23, 1998
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Al santo Pueblo fiel de Dios que peregrina en Cuba



Queridos hermanos y hermanas:

Han pasado 25 años del Viaje Apostólico de San Juan Pablo II a Cuba, un momento de gracia y bendición para todos. En el marco de este aniversario, los obispos de esa Conferencia Episcopal han tenido la deferencia de invitar al cardenal Beniamino Stella, que en esos años como Nuncio Apostólico fue un testigo privilegiado de aquel acontecimiento, para que los visite, y le he pedido que les lleve mi saludo y bendición, expresando la cercanía del Papa a cada uno de ustedes, a su Eminencia el cardenal Juan de la Caridad García Rodríguez, a los obispos, sacerdotes y seminaristas, a los religiosos y religiosas y a todos los fieles laicos.

Me gustaría que durante este tiempo vuelvan a hacer presente en sus corazones los gestos y las palabras que mi predecesor les dirigió durante su visita, que resuenen con fuerza en el presente, y den un nuevo impulso para seguir construyendo con esperanza y determinación el futuro de esa nación. Una de sus exhortaciones en aquel momento fue: «i Afronten con fortaleza y templanza, con justicia y prudencia los grandes desafíos del momento presente; vuelvan a las raíces cubanas y cristianas, y hagan cuanto esté en sus manos para construir un futuro cada vez más digno y más libre! No olviden que la responsabilidad forma parte de la libertad. Más aún, la persona se define principalmente por su responsabilidad hacia los demás y ante la historia» (Mensaje a los jóvenes cubanos, 23 de enero de 1998).

También yo los animo a volver a sus raíces cubanas y cristianas, es decir, a su propia identidad, que ha generado y sigue generando la vida de ese país. Esas raíces se han robustecido permitiéndonos verlas crecer y florecer en el testimonio de tantos de ustedes que trabajan y se sacrifican cada día por los demás, no solo por sus familiares, sino también por sus vecinos y amigos, por todo el pueblo, y de modo especial por los más necesitados. Gracias por ese ejemplo de colaboración y ayuda mutua que los une y que revela el espíritu que los caracteriza: abierto, acogedor y solidario. Sigan caminando juntos con esperanza, sabiendo que siempre, y particularmente en medio de las adversidades y sufrimientos, Jesús y su Madre Santísima los acompañan, los ayudan a cargar la cruz y los consuelan con el gozo de la resurrección.

Como signo de mi cercanía y comunión con el querido pueblo cubano, que cuenta con grandes escritores y artistas, quisiera recordar unas palabras del padre Varela, que expresan la necesidad de radicarse en el bien y la fecundidad de este esfuerzo: «Luego que el árbol se radique, bien pronto extenderá sus ramas, y a su sombra reposará la virtud». Este árbol pleno de vitalidad bien puede representar al hombre que tiene enraizada su confianza en el Señor, como dice el profeta Jeremías: «Él es como un árbol plantado al borde de las aguas, que extiende sus raíces hacia la corriente; no teme cuando llega el calor y su follaje se mantiene frondoso; no se inquieta en un año de sequía y nunca deja de dar fruto» (Jr 17,8). Confiando en el Dios de la vida, los invito a que continúen ahondando en sus propias raíces con valentía y responsabilidad, y sigan dando frutos unidos en la fe, la esperanza y la caridad.

Que Jesús bendiga al pueblo cubano y Nuestra Señora de la Caridad del Cobre lo cuide y acompañe. Rezo por ustedes y les pido, por favor, que recen por mí.

Fraternalmente,

Francisco



Roma, San Juan de Letrán, 8 de diciembre de 2022.



Sunday, January 23, 2022

Mi recuerdo del encuentro con Juan Pablo II en la Universidad de La Habana. Enero 23, 1998


Con un saco que me prestaron Joel Jover e Ileana Sánchez Hing, me arropé para asistir al encuentro con Juan Pablo II en la Universidad de La Habana, el 23 de enero de 1998.

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(que recuerde) por Camagüey asistimos a este encuentro:

- Roberto Méndez Martínez
- Luis Alvares
- Ileana Sánchez Hing
- Mirtha Hidalgo Pedroarias
- Florentino Miguel Rivero Mojer
y yo. 


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En el momento que Juan Pablo II, el 23 de enero de 1998 en la Universidad de la Habana, se disponía a iniciar su discurso al "Mundo de la Cultura", se percató que su micrófono (o mejor dicho, lo que sostenía su micrófono) estaba desmoñigado, y no apareció "moñigador" capaz de resolver el laxo accidente técnico.

La solución a la que echaron mano, fue la mano del jefe de la Guardia Suiza, que una vez metido debajo y dentro de la mesa presidencial, sostuvole el micrófono a Su Santidad.

Cuando pudo por fin salir nuevamente a la magna superficie, debido al parecer a la presión sanguinea, emergió con la cara colorá. (JEM)




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Friday, October 22, 2021

Juan Pablo II: "Quiero expresar mis votos para que esta lluvia sea un signo bueno de un nuevo Adviento en vuestra historia"



"Una última palabra sobre la lluvia. Ahora ha cesado, pero, después de mi visita a la Catedral de La Habana, llovió bastante fuerte. Me hice la pregunta de por qué, después de estos días calurosos, después de Santiago de Cuba, donde hacía tanto calor, llegó la lluvia. Esto podría ser un signo: el cielo cubano llora porque el Papa se va, porque nos está dejando. Esto sería una hermenéutica superficial. Cuando nosotros cantamos en la liturgia: «Rorate coeli desuper et nubes pluant iustum», es el Adviento. Esto me parece una hermenéutica más profunda.

Esta lluvia de las últimas horas de mi permanencia en Cuba puede significar un Adviento. Quiero expresar mis votos para que esta lluvia sea un signo bueno de un nuevo Adviento en vuestra historia". (Juan Pablo II. Aeropuerto de La Habana. Domingo, 25 de enero de 1998)




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Ver todas los discursos de Juan Pablo II, durante su visita a Cuba.

Sunday, January 27, 2019

(Enero 1998) Juan Pablo II: La revolución de Castro es "la revolución del odio, de la venganza, de las víctimas"



por Joaquín Estrada-Montalván


Hay dos momentos mediáticos muy importantes en los viajes del Papa, estos son las entrevistas que ofrece, a la ida y al regreso, a los periodistas que le acompañan en el avión. La primera es una especie de sumario donde anuncia la manera en que abordará los temas de su visita. Las declaraciones al regreso son el primer resumen que ofrece, desde su punto de vista personal, de lo mas significativo del viaje pastoral recién concluido.

Esto se puede apreciar claramente en las declaraciones que ofreció Juan Pablo II, en su viaje hacia Cuba.

Les dejo como ejemplo su definición de "la revolución de Castro", cuando le preguntaron si era posible conciliar la revolución de Cristo y la de Castro, a lo cual respondió:
Hay que comenzar por la palabra revolución, porque se ve que es una palabra muy analógica: puede ser revolución de Cristo, pero puede ser revolución de Castro, y no solamente, también una revolución como la de Lenin. Así, pues, son dos civilizaciones: la revolución de Cristo quiere decir revolución del amor; en cambio la otra es la revolución del odio, de la venganza, de las víctimas.
Esta idea la reiteró en la Audiencia General de los Miércoles, el 28 de enero de 1998, a dos días de su regreso de Cuba y donde hizo un resumen de su estancia en la Isla:
En la gran plaza de la Revolución José Martí de La Habana, he visto un enorme cuadro que representaba a Cristo, con la leyenda «¡Jesucristo, en ti confío!». He dado gracias a Dios porque precisamente en aquella plaza dedicada a la «Revolución» ha hallado un lugar Aquel que trajo al mundo la auténtica revolución, la del amor de Dios, que libera al hombre del mal y de la injusticia, y le da la paz y la plenitud de la vida.



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Friday, February 2, 2018

El Papa se queda en Camagüey (por Eduardo González)


Hoy día de la Virgen de la Candelaria, Patrona de Camagüey, escribo esta crónica celebrando el 504 aniversario de la fundación de la otrora villa de Santa María del Puerto del Príncipe pero inspirado en uno de los hitos históricos de esta comunidad, la misa papal del 23 de enero de 1998.

La visita de su santidad Juan Pablo II a Cuba durante 5 días, llenó de júbilo a los cubanos. La llegada del mensajero de la Verdad y la Esperanza a nuestras tierras puso fin a un ciclo de persecución religiosa iniciado en los años 60 del pasado siglo. Aunque concebida como jugada maestra de alta política por el entonces líder Fidel Castro, la llegada del Papa peregrino cumplía fines pastorales y generó gran expectativa internacional por asociarse la figura de Karol Jozef Wojtyla al fin del comunismo internacional. Al ser recibido en el aeropuerto internacional José Martí de Rancho Boyeros, La Habana, el Santo Padre pronunció estas palabras…
Con la confianza puesta en el Señor y sintiéndome muy unido a los amados hijos e hijas de Cuba, agradezco de corazón esta calurosa acogida con la que se inicia mi visita pastoral, que encomiendo a la maternal protección de la Santísima Virgen de la Caridad del Cobre. Bendigo de corazón a todos y de modo particular a los pobres, los enfermos, los marginados y a cuantos sufren en el cuerpo o en el espíritu …
La apretada agenda del Juan Pablo II incluyó la celebración de una misa dedicada a la juventud en la Plaza Ignacio Agramonte de Camagüey. Aproximadamente 2 años duraron los preparativos en la cuna del Mayor, incluyendo agotadores ensayos del gigantesco coro, visitas misioneras casa por casa y amplias catequesis para preparar la multitudinaria eucaristía. Este colosal esfuerzo material y espiritual fue liderado por Monseñor Adolfo Rodríguez Herrera, en gloria esté, secundado por todos los religiosos y laicos de la diócesis, resaltando el padre Wily Pino, por su infatigable entrega a los ensayos y organización del magno evento cuidando de todos los detalles.

Recuerdo que casi no pude dormir en la madrugada del viernes 23 de enero de 1998, para ser de los primeros en ingresar a la plaza. Efectivamente, cuando el cordón militar permitió el acceso a la explanada sobre las 6.30 am, fui de los primeros en entrar. Tuve que correr para coger un buen lugar desde donde pudiera ver mejor. Me ubiqué cerca de un pasillo acordonado por donde supuse que entraría el Papa. La multitud fue creciendo y la espera comenzó a impacientar a los presentes. Cuando pasó el avión donde venía el Papa comenzaron las exclamaciones de júbilo, creo recordar que esto pasó cerca de las 10 de la mañana. Mientras tanto se escuchaba canciones religiosas y plegarias preparando la celebración.

Pasado unos 30 minutos aproximadamente llegó el Papa a la plaza. Para hacerlo tuvo que pasar por la recién construida en aquel entonces, rotonda Amalia Simoni, que quedó en el imaginario popular como la ¨rotonda del Papa¨, aunque ahora se llame Camilo Cienfuegos por el monumento allí erigido. Juan Pablo llegó en su papamóvil acompañado del Obispo Adolfo Rodríguez Herrera, saludando ambos a la delirante multitud. Los pude ver de cerquita, como a 10 metros de distancia, apreciando los detalles de la blancura del rostro del pontífice polaco. Comenzó entonces la celebración eucarística de la cual cito algunos fragmentos de la homilía papal…
Este lugar, que lleva el nombre de Ignacio Agramonte, El Bayardo, nos recuerda a un héroe querido por todos, el cual, movido por su fe cristiana, encarnó los valores que adornan a los hombre y mujeres de bien: la honradez, la veracidad, la fidelidad, el amor a la justicia. El fue buen esposo, padre de familia y buen amigo, defensor de la dignidad humana frente a la esclavitud… ¿Qué es llevar una vida limpia? Es vivir la propia existencia según las normas morales del Evangelio propuestas por la Iglesia. Actualmente, por desgracia, para muchos es fácil caer en un relativismo moral y en una falta de identidad que sufren tanto jóvenes, víctima de esquemas culturales vacíos de sentido o de algún tipo de ideología que no ofrece normas morales altas y precisas. Ese relativismo moral genera egoísmo, división, marginación, discriminación, miedo y desconfianza hacia los otros …
Mientras la misa se celebraba, los cantos y oraciones fueron creando un momento mágico que encontró su culmen en el espontáneo estribillo ¨El Papa se queda en Camagüey, en Camagüey, en Camagüey¨. Pronto todos los asistentes coreamos insistentemente la pegajosa copla cuyo ritmo proviene de las barras futbolísticas ¨oeeee, oeeee, oeeee¨. A lo que el Papa respondió
 …La celebración de hoy ha sido muy festiva y alegre. Los jóvenes han traído su alegría, su dinamismo, acercándose al altar del Señor, a Dios que alegra la juventud. Al marcharme para ir a encontrar a otros hermanos, agradecido con la invitación a quedarme en Camagüey, les quiero repetir que Cristo los mira, a cada uno, los mira y ama. Por eso no tengan miedo de abrirle las puertas de su corazón. ¡Qué este sea el programa de la juventud cubana¡…

Sobre el origen del pegajoso estribillo, aunque en el Internet circulan versiones que fue inspiración ¨de una mujer del pueblo¨ me atrevo a afirmar por los testimonios recogidos que fue autoría de un entusiasta joven llamado Karel Morell Avilés, quien pronto fue secundado por  el coro y de allí se propagó por toda la plaza y pasó a la memoria histórica del Camagüey como símbolo del espontáneo amor del pueblo camagüeyano por el Papa bueno.

Terminada la misa los jóvenes recorrieron largo rato las calles de la ciudad entonando canciones festivas y religiosas. Recuerdo haber conversado con uno de los manifestantes, quien me gritó exaltado ¨Ahora si se acabó el comunismo de p…¨ Con esto ejemplifico la emoción que se vivió en aquellos momentos inolvidables.

Veinte años después vemos que los protagonistas principales no están en Camagüey. Karol Jozef Wojtyla está en la gloria de los altares a la diestra del Señor. Monseñor Adolfo también partió hacia la eterna Jerusalén y está en trámites su proceso de beatificación. El entonces Obispo Auxiliar de Camagüey, Juan de la Caridad García Rodríguez, es el actual Obispo de La Habana. El Padre Wilfredo Pino, es hoy Obispo de Camagüey. Los restos del mandatario Fidel Castro Ruz yacen en una piedra en Santa Ifigenia. Muchos de los jóvenes participantes en la misa, han abandonado Cuba o Camagüey. Pero el espíritu del 23 de enero persiste aún en la ciudad. Los sobrevivientes esperamos algún día refundar la legendaria Camagüey sobre nuevas bases morales y materiales haciendo realidad el profético mensaje de Juan Pablo II de que el mundo se abra a Cuba y Cuba se abra al mundo. En esa misa estaba el joven Castor Álvarez Devesa, quien es uno de los tres sacerdotes firmantes de una carta abierta al General-Presidente Raúl Castro Ruz pidiendo libertades ciudadanas. Es un claro ejemplo de inspiración en el espíritu del 23 de enero. La generación del Papa bueno, trabaja en las sombras y espera su oportunidad. El tiempo está a nuestro favor.

Camagüey. 2 de febrero de 2018.

Thursday, August 6, 2015

Vandalizan escultura de Juan Pablo II en Holguín


(Cubanet/Fernando Donate) – Una escultura que representa la imagen de San Juan Pablo II fue víctima de un acto vandálico durante la madrugada del martes pasado.

La obra situada en el atrio entrando a la derecha de la catedral San Isidoro en la ciudad de Holguín amaneció con el crucifijo del báculo pastoral doblado hacia delante.

Hasta el momento la escultura se encuentra cubierta con una tela y un policía ubicado en las afueras no permite tomar fotos. Oficiales del Ministerio del Interior investigan el caso y hasta el momento no hay sospechosos. (sigue)

Friday, September 18, 2009

(La Plaza y la Paz IV) ... la paz, pero no la de Mons. Meurice

Foto tomada del website de la COCC
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Por estos días no son pocos los que insisten, de manera exageradamente descontextualizada, en vincular el llamado Concierto de la Paz de Juanes el próximo domingo, en la Plaza José Martí de la Habana, con la misa celebrada por el Papa Juan Pablo II en ese mismo lugar y por lo tanto con su visita a la Isla en 1998.

Al parecer acuden a esta falsa analogía, para ofrecer argumentos extra-artísticos que justifiquen la manera en que ha sido organizado este concierto al que quieren presentar como blanco -que no se sabe bien que quieren expresar con eso-, llegando Juanes al extremo de declarar que "el problema que nosotros planteamos no es cubano, sino humano", por lo que no se explica entonces, por ejemplo, por que canceló el concierto en Honduras y lo trasladó a Cuba, si "el problema" que el plantea "no es cubano".

Hago esta introducción, para compartir la siguiente anécdota relacionada con la visita del Papa a la Isla y la paz.

Cuando se celebró la Misa del Papa en la ciudad de Santiago de Cuba, Mons. Pedro Meurice, en aquel entonces el arzobispo, sorprendió a todos con un discurso memorable. Sorprendió, digo, porque - por ejemplo- su discurso lo mantuvo en reserva, no lo entregó con anterioridad a la prensa (con el cuño de Embargo) para que pudieran tener sus notas listas ...

En sus palabras de saludo a Juan Pablo II, Mons. Meurice retrató la situación sociopolítica del país. Entre sus ideas más importantes expresó:
Deseo presentar en esta Eucaristía a todos aquellos cubanos y santiagueros que no encuentran sentido a sus vidas, que no han podido optar y desarrollar un proyecto de vida por causa de un camino de despersonalización que es fruto del paternalismo.

Le presento además, a un número creciente de cubanos que han confundido la Patria con un partido, la nación con el proceso histórico que hemos vivido en las últimas década y la cultura con una ideología. Son cubanos que al rechazar todo de una vez sin discernir, se sienten desarraigados, rechazan lo de aquí y sobrevaloran todo lo extranjero. Algunos consideran esta como una de las causas más profundas del exilio interno y externo. (ver texto completo)
A la celebración santiaguera (entre otros) asistieron representando al gobierno de la Isla, Raúl Castro, Vilma Espín, Caridad Diego, ... Cuentan los que estaban próximos a ellos que en el momento del Saludo de la Paz, los representantes gubernamentales saludaban de la siguiente manera (cito de memoria), "la paz, pero no la [misma] de Mons. Meurice"

Gaspar, El Lugareño

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Información relacionada (en el blog):
La Plaza y la Paz (I)
(La Plaza y la Paz II)
(La Plaza y la Paz III)
Juanes

Tuesday, September 1, 2009

(La Plaza y la Paz II) "Paz, justicia y libertad verdaderas"

Foto/AP
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"Paz, justicia y libertad verdaderas" , fue el centro del mensaje de Juan Pablo II en su Homilía en la Plaza Jose Martí de La Habana.

La manipulación mediática que está ejecutando el equipo de producción del concierto de Juanes y otros que dicen apoyar este concierto blanco, apolítico y de paz, incluye el mostrar analogía entre la visita del Papa a Cuba y el concierto descafeinado del músico colombiano, que quieren vender como la salvación de los cubanos, quienes obtendrían paz -sin libertad- que de manera paternalista les proveerán Juanes, Silvio y Amaury (entre otros) el próximo 20 de septiembre.

"Este evento es como una misa. Como la que hizo el Papa en Cuba", dijo el manager de Juanes a la prensa. Comparar el concierto, a dos manos entre Hillary y Abel Prieto, de Juanes en La Habana con la visita de Juan Pablo II a Cuba, es solo aceptable desde el punto de vista del marketing publicitario ...

No es posible encontrar paralelos entre estos dos eventos, más allá de la intención de justificar con razones extra artísticas un concierto que a la vez se insiste en presentar como 100% artístico (valga la redundancia)

Gaspar, El Lugareño

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Informacion relacionada (en el blog):
La Plaza y la Paz (I)
Juanes

Wednesday, July 29, 2009

Una mirada a la Iglesia Católica en Cuba (de 1959 al 1998) por Mons. Adolfo Rodríguez


Nota: Agradezco a Lorenzo y a Noelia Ferrer que hayan facilitado esta entrevista que le hicieran en 1998 al entonces obispo de Camagüey, Mons. Adolfo Rodríguez, ya fallecido. Al leer el texto, se podrá tener una idea clara de como se desarrolló la labor pastoral de la Iglesia Católica en Cuba, desde 1959 hasta 1998.

Al final del post incluyo (algunas) estadísticas correspondientes a este año 2009, de la Iglesia Católica en la Isla.

Esta entrevista fue publicada en En Comunión de Miami, y se inserta en el blog Gaspar, El Lugareño gracias a la cortesía del matrimonio Ferrer.

Joaquín Estrada-Montalván





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L.F. -Monseñor Adolfo, ¿podría hacernos un breve recuento de cómo la Iglesia en Cuba se ha mantenido viva y orante durante estos casi cuarenta años, del 1959 al 1998?


M.A. –Lorenzo, casi siempre la Iglesia es sorprendida por las circunstancias, por las situaciones. La Iglesia cubana estaba preparada para vivir en tiempos de paz, para trabajar en tiempos de paz, para desplegar sus servicios en tiempos de paz cuando (de pronto) nos vimos sorprendidos por una situación que nos retaba a vivir en tiempos de conflicto. Cuando la Revolución se definió marxista-leninista, la Iglesia que había apoyado la Revolución en la Sierra y que la había apoyado también en sus primeros pasos aprobando incluso leyes, aun las más radicales, cuando digo la revolución se autodefinió marxista-leninista, la Iglesia no podía quedar totalmente insensible, neutral ante esta definición sobre todo con la memoria de las formas violentas del ateísmo en otros países. Esto fue un gran reto para la Iglesia, una nueva situación inesperada para la cual la Iglesia no estaba preparada. De entonces hasta ahora, hasta digamos las últimas décadas yo pienso que la Iglesia ha vivido exclusivamente, vamos a usar una palabra que entendemos los cubanos mejor: colgada del Espíritu Santo.

La primera situación de la Iglesia después de esta definición de la ideología que sustentaba la Revolución y después de un desmantelamiento de la Iglesia: de 800 sacerdotes que habíamos quedamos 200, y de 3,000 religiosas quedaron también 200; que es un número solamente de agentes principales de pastoral; hay más, éstos son los principales: 200 sacerdotes, 200 religiosas, una cantidad, podíamos decir un numerus clausus que se ha mantenido idéntico hasta hace 5, 6, 7 años en que los sacerdotes han aumentado de 200, no sé, a 270 y las religiosas de 200 han aumentado a 400.

Nos quedamos sin agentes de pastoral, sin estructuras, sin infraestructuras, sin prensa, sin escuelas, sin medios de comunicación social.

La primera respuesta a esta situación de una Iglesia así, no preparada, fue una actitud de replegamiento sobre sí misma en una pastoral de mantenimiento y de conservación, lo poquito que quedó en nuestras parroquias. Y esta situación marcó toda la década del 60.

En el año 70 la Iglesia hace una reflexión sobre sí misma convencida de que era un régimen marxista-leninista y que la base de toda la formación era el ateísmo llamado científico, la Iglesia encontró que ella debía aceptar esa situación como un factor de su propia realización histórica.

Y que aunque era un sistema ateo, ella que no es un sistema, como que se convenció de que podía vivir en cualquier sistema, estar presente. Estamos hablando entonces de la década del 70 en que la Iglesia se hace presente en la sociedad en todos aquellos campos que no exigieran de la Iglesia un compromiso ideológico; en todas aquellas áreas de la vida de la sociedad que no se exigiera como premisa el ateísmo. Es la época en que los seminaristas van a trabajar al campo, en que los laicos participan en organizaciones que no tenían exigencias ideológicas, Federación de Mujeres Cubanas, en fin, es la época en que la Iglesia se hace presente en medio de un sistema ateo, pero ella no es un sistema y puede vivir en cualquier situación.

Convencida de que no hay situación tan buena, tan buena que pueda identificarse con el Reino de Dios, ni hay situación tan mala, tan mala que pueda impedir el Reino de Dios. Diría yo que ese fue el segundo paso de la Iglesia en la década del 70.

En la década del 80 la Conferencia Episcopal concibió una reflexión que duró 5 años.

Que si la resumiera en pocas palabras yo diría que consistía en preguntarnos ¿de dónde venimos, dónde estamos, hacia dónde vamos?. La preparación de esta reflexión duró 5 años; y fue una reflexión en la que participamos todos los sectores de la Iglesia: obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas, laicos, aun de las comunidades mas pequeñas, en una especie de flujo y reflujo donde los planteamientos se fueron haciendo desde la base, desde la pequeña comunidad hasta la zona, a la vicaría, a la diócesis, a la nación, Las conclusiones de esas reflexiones regresaban a la inversa, en dirección contraria: de la conferencia a la comisión nacional, a la vicaria, a la zona, a las comunidades, aun las más pequeñas. En ese flujo y reflujo pasamos del año 80 al 85, que culminó con la celebración del ENEC (2) en La Habana, con la representación de sacerdotes, religiosas, de el laico de todo el país. La conclusión del año 85 en el ENEC fue: “la Iglesia cubana tiene que ser una Iglesia orante, tiene que ser una Iglesia encarnada y tiene que ser una Iglesia misionera”.

Así que en el año 85 empieza esta otra etapa que marca un giro nuevo en la Iglesia.

Coincidiendo con ésto y debido tal vez a que a pesar de nuestro carácter insular rodeado de agua por todas partes, nunca la Iglesia perdió la comunicación, los contactos con la Iglesia Universal; la Iglesia es católica en tanto en cuanto se abra a la universalidad de la Iglesia. Así que tuvimos visitas del vaticano, retiros espirituales dados por obispos de otros muchos países, asistíamos a encuentros pastorales en otras partes, eso abrió mucho también nuestra mentalidad y eso hizo que el gobierno tomara una actitud un poco más distensa en su política hacia la Iglesia.

Así que es el año en que se consolida de una manera especial el carácter misionero de la Iglesia.

La Iglesia de la primera etapa callada, la Iglesia vuelta sobre sí misma, la Iglesia presente en la sociedad como quiera que sea ahora se hace misionera y empieza los primeros ensayos precarios, una Iglesia que va al pueblo donde está el pueblo. Todo lo que ustedes ven ahora en Cuba en este momento en el año 98 es el fruto de aquello, son las consecuencias de aquella era; después se ha hecho un ECO; el ECO en el que se llama a otra reunión que actualiza un poquito más, en una nueva circunstancia, en un nuevo contexto las orientaciones del ENEC.

Y se acentúan, por ejemplo, como tarea de la Iglesia la creación de comunidades vivas.

Habíamos hablado en la década anterior mucho del testimonio callado, testimonio siempre individual. Pero en nuestra teología nosotros sostenemos que el testimonio empieza por individuos, pero no es de individuos, es la comunidad la que es signo de Cristo, no los distintos individuos. Y allí quizás está la orientación del ECO de la creación de comunidades vivas.

Ustedes acaban de ver con estos 100 jóvenes (3) que vienen de Céspedes una prueba al canto de este trabajo, de este esfuerzo de la Iglesia y de este, vamos a decir, logro de la Iglesia.

En esa etapa estamos en este momento. Como culminación de esta etapa viene la visita del Papa. La visita del Papa se puede dividir en 3 etapas: el ante-Papa, el Papa y el post-Papa. La preparación de la visita del Papa empezó hace unos cuantos meses, ha sido un trabajo muy profundo. En la Teología nosotros decimos “el Papa es el vínculo de la unidad”; en el pensamiento de Cristo está ésto: “vínculo de la unidad: tú, confirmado, confirma a los demás”.

Bien, estamos celebrando en este momento la llegada del Papa a Cuba pero es que el Papa está en Cuba hace ya unos cuantos meses. Y ha logrado “el milagro” que es el Espíritu Santo viviendo en la Iglesia, el milagro de la unidad, porque al Papa no lo estamos esperando los católicos (solamente), lo está esperando el pueblo: creyentes, no creyentes, cristianos católicos, cristianos de otras confesiones, autoridades del país, estamos esperando y preparando la visita del Papa. Si ésto no se llama un milagro, no sé como se llama. Bien, es el misterio y es el ministerio del Papa.

Estamos ya en estos momentos en la etapa del Papa. Ahora viene la etapa post-Papa.

Yo pienso que este clima que se ha creado, este acercamiento, que es situacional, entre las autoridades, entre los no creyentes y la Iglesia Católica, son encuentros muy circunstanciales, muy situacionales, casi casi van a la logística de la visita del Papa. Pero la historia no se retrotrae. Y estos acercamientos creo que van a llevar a lo que la Iglesia quisiera, a un diálogo mas profundo que mire no tanto los efectos de estos treinta y tantos años atrás, sino las causas, y que mire no solamente al interior de la Iglesia, la preparación de la Iglesia , sino que mire a algo que es inseparable de la Iglesia, que es el pueblo!

La Iglesia está separada del Estado, así debe ser, así es en todas partes del mundo, pero no está separada de la sociedad, no está separada del pueblo.

Este acercamiento entre los cubanos… los cubanos que como dice la sentencia que está acuñada en Cuba, yo creo que de siglos: “los cubanos hablando se entienden”. En estos encuentros en que hemos hablado de cosas muy logísticas, pero donde se ha creado un clima de acercamiento, yo diría a veces hasta familiar, que va a favorecer lo que la Iglesia quisiera ahora en el post-Papa: que es el diálogo. Hemos vivido 38 años juntos en dos mundos sin puertas; y ésto es obsoleto, ésto no es normal, ésto no es natural y ésto, además, es muy aburrido!

LF- Monseñor, además de dejarse llevar por la acción del Espíritu Santo, ¿cree usted que el clero y los laicos comprometidos están preparados para recibir este movimiento del pueblo cubano hacia la Iglesia?

MA- Te decía que en aquellas primeras etapas parece que vivíamos colgados del Espíritu Santo… sigue el Espíritu Santo inspirando y viviendo en la Iglesia, pero ahora tenemos que tomar opciones … ¡era más fácil aquello que ahora ésto!

Lorenzo, a mi me parece un poco audaz decir que el pueblo está preparado; lo que a mí me ha demostrado ésto es ¡qué preparable es este pueblo! … ésto que ha pasado (2) con la misión de casa en casa y con el recorrido de la (imagen de la) Virgen de ciudad en ciudad, de pueblo en pueblo, de caserío en caserío, de asentamiento humano en asentamiento humano, es una advertencia a la Iglesia, una señal a la Iglesia no en qué medida son católicos los cubanos, sino ¡en qué medida son catolizables! No en qué medida son cristianos, pero sí ¡en qué medida son cristianizables!

Y lo ha demostrado. Esto que decíamos en filosofía: anima naturalis christiana: el alma es naturalmente cristiana. Después en sociología: la matriz cultural de este pueblo … es una matriz cultural religiosa. Y ahora se ha probado una vez más: es una imagencita la que ha ido recorriendo; pero el Espíritu Santo, que es quien guía a la Iglesia y vive en ella, ha logrado este otro milagro. No es una imagen la que ha recorrido los pueblos, es la Virgen Madre que ha ido a visitar a sus hijos donde están; y los hijos, donde están, han esperado a la Madre.

… He aquí una prueba más de que la religión no es una ideología. En las ideologías no aparece una madre. En el cristianismo quizo poner el Señor entre El y nosotros este signo, esta ternura maternal que es María. Ella es la que ha recorrido los pueblos…, estamos tabulando, falta muchísimo más de la mitad de las estadísticas, … y de las comunidades más grandes… hasta hace un mes aproximadamente más de 100,000 personas, bastante más, fueron a ver a la Virgen: a asistir a la Misa o al culto o a visitar cuando no podían asistir a la Misa. Esta cantidad se va a duplicar y yo no sé si triplicar! … éste es el reto grande de la Iglesia.

LF- Monseñor, ¿es ésta una cifra nacional o local?

MA- No, te estoy dando los datos de Camagüey. Llevamos unas estadísticas muy rigurosas (buscando documentos entre sus archivos) … Por ejemplo (leyendo un documento), aquí tengo un dato de Esmeralda, que no es un pueblo (grande)como Camagüey …: ¿Cuántas casas visitadas? 7,500 casas visitadas por los misioneros laicos. ¿En cuántas hubo una acogida positiva “bien, qué bueno”, pues en 6,490. ¿Cuántas acogidas negativas? Diez! de las cuales cuatro son de sectas fundamentalistas.

En total, a las Misas en los poquitos días que estuvo la (imagen de la) Virgen en Esmeralda y al culto dentro de la Iglesia hubo un total de 13,749 personas contadas rigurosamente; y esto es Esmeralda, la primera que salió aquí (hojeando los documentos en su mesa) . Bien, ¡éste es el reto de la Iglesia! Porque mucha gente …: ¿vienen a la Iglesia buscando una alternativa o vienen a la Iglesia como una complementariedad? La Iglesia no es una alternativa de nada, ¡la Iglesia es una complementariedad! y como dice Verson: “suplemento de alma” que es lo que le falta a nuestro pueblo.

LF- Monseñor Adolfo, para finalizar queremos que bendiga a todo nuestro pueblo desde su obispado aquí en Camagüey.

MA- Pero antes de la bendición tengo que aclararte una cosa: agradecerte mucho el eufemismo que has usado “el Obispo mas antiguo” (risas); eso se dice en directo: “el más viejo” (risas). A ti te tengo que decir, Lorenzo, que eres joven: la juventud es una enfermedad que se cura con los años (risas). Yo tengo, Lorenzo, la edad tuya, tú eres el que no tienes la edad mía. Y tú, Noelia, no estás segura si vas a tener la edad mía (risas).

La bendición para todos. Como se la di a los jóvenes ahora (3) se la doy también a todos, a todos sin excepción: a los que están en los Estados Unidos y a los que están en tantos otros lugares donde hay cubanos: “Que nuestro Señor Jesucristo esté con ustedes para que los acompañe, delante de ustedes para que los guíe, detrás de ustedes para que los proteja y dentro de ustedes para que los bendiga. El, Jesucristo que con el Padre y el Espíritu Santo vive y reina por los siglos de los siglos. Amen.”

“Y la bendición de Dios Todopoderoso: Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre ustedes y permanezca con ustedes siempre, Amen.”



(1) Transcripción de la entrevista video-grabada a Mons. Adolfo Rodríguez Herrera (1924-2003) Obispo de Camagüey, por Noelia y Lorenzo Ferrer en el obispado de la Diócesis de Camagüey el 22 de Enero de 1998, víspera de la visita a Camagüey de Juan Pablo II, (El matrimonio Ferrer fue enviado por Radio Paz para cubrir este histórico evento).

(2) Como preparación a la visita de Juan Pablo II a Camagüey, los laicos fueron en misión visitando cada casa de la diócesis, hasta en los más pequeños pueblos, llevando una imagen de la Virgen de la Caridad con ellos.

(3) Cien jóvenes que acababan de estar en el obispado en su recorrido por las calles de Camagüey, guiados por su pastor, cantando y dando vítores a Jesús y a Juan Pablo II en la víspera de su llegada.

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(algunas) Estadísticas  de la Iglesia Católica en Cuba (Año 2009)
  • La Isla tiene 11 diócesis y 13 obispos.
  • El 85% de la población cubana se declara con algún tipo de creencia religiosa.
  • Algo más del 75% de los miembros de la comunidad católica lleva menos de 15 años practicando la fe.
  • Asisten a misa, los domingos, aproximadamente el 1% de la población total del país.
  • Existe, aproximadamente, un sacerdote por cada 50 000 habitantes.
  • La pastoral cuenta con 71 diáconos permanentes.
  • Laboran en Cuba 88 congregaciones religiosas. En total son unos 778 de los cuáles 600 son mujeres (205 cubanas) y 178 son hombres (59 cubanos).
  • Los misioneros (diocesanos y religiosos) provienen de 35 nacionalidades diferentes.
  • Funcionan tres Seminarios en la Isla en: La Habana (49 seminaristas -48 diocesanos, 1 Carmelita. Descalzo), en Camagüey (7 seminaristas), y en Santiago de Cuba (0 seminaristas en este curso).
  • Este año terminan sus estudios sacerdotales, en el Seminario de La Habana, 5 seminaristas (3 son camagüeyanos).
  • Este curso comenzaron sus estudios en el Seminario de La Habana 7 seminaristas.

Friday, January 16, 2009

Cardenal Jaime Ortega celebra sus 30 años de obispo

El Cardenal Jaime Ortega Alamino fue ordenado sacerdote el 2 de agosto de 1964 en la Catedral de Matanzas. Es nombrado Obispo de Pinar del Río por Su Santidad el Papa Juan Pablo II (el primer obispo cubano que nombró este Papa), recibiendo la Consagración Episcopal el 14 de enero de 1979. El 20 de noviembre de 1981 es promovido como Arzobispo de La Habana, sede de la cual toma posesión el 27 de diciembre del mismo año. Fue creado Cardenal por Su Santidad el Papa Juan Pablo II en el Consistorio celebrado el 26 de Noviembre de 1994. (ver los detalles de la celebración en Palabra Nueva online)

Thursday, August 28, 2008

Pifias de la prensa (update)

Foto/AP
Juan Pablo II corona a la Virgen de la Caridad.
Plaza Antonio Maceo. Santiago de Cuba, 1998
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El Nuevo Herald se hace eco de una (des)información que lanzó Andrea Rodríguez de AP, con título turístico-comercial Iglesia Católica invita a santeros a festejos de la patrona de Cuba (y le adiciona encuesta, como si de verdad ese títular expresara algo novedoso y no un hecho cotidiano en este tipo de mensajes, celebraciones y convocatorias eclesiales cubanas)

... pero decir que "El Papa Juan Pablo II visitó el santuario de El Cobre durante su histórica visita en 1998", es algo que pertence por completo a la ficción literaria, ... (por decir lo menos)

Cubaencuentro.com, inexplicablemente también, linkea la nota de AP desde el Daily News.

Los medios de prensa especializados en el tema de Cuba, deberían ser mas exactos en las informaciones que publican y marcar la diferencia noticiosa con los reportes internacionales, cuando estos en ocasiones son tan obvios en su objetivo de vender la noticia, que incluso pueden llegar al punto de desinformar a sus lectores.

Gaspar, El Lugareño

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