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Sunday, December 22, 2024

Ballet "El Cascanueces" y la Navidad (por Florencia Guglielmotti)

Nota del blog: Sección semanal dedicada al Ballet y la Danza, a cargo de la la ballerina, coreógrafa y profesora Florencia Guglielmotti.


El ballet “El cascanueces” fue estrenado el 18 de diciembre de 1892 en el Teatro Mariinsky de San Petersburgo, Rusia. La música fue compuesta por Piotr Ilich Tchaikovsky y la coreografía a cargo de Marius Petipa, aunque se enfermó y fue concluida por su asistente, Lev Ivanov. La obra fue protagonizada por Antonietta Dell'Era (Hada del Azúcar), Pavel Gerdt (Príncipe Coqueluche), Stanislava Belinskaya (Clara), Sergei Legat (Príncipe Cascanueces), Timofey Stukolkin (Drosselmeyer) y Vassily Stukolkin (Fritz). El libreto está basado en la adaptación que Alejndro Dumas realizó sobre el cuento “El Cascanueces y el Rey de los ratones” escrito por Ernst Theodor Amadeus Hoffmann en 1816.

En el primer acto encontramos a la familia Stahlbaum (o Silberhaus), en la víspera de Navidad. Clara (o Marie), Fritz (su hermano) y sus padres están terminando de decorar el árbol para esa noche. Llegan los invitados y los festejos comienzan, los niños juegan y bailan, hasta que el reloj de búho da las ocho. En ese momento un misterioso personaje entra en la sala, es Drosselmeyer, mago, padrino de Clara y talentoso fabricante de juguetes, que ha traído regalos para los niños. Todos están felices salvo Clara, quien no ha recibido su regalo aun. Drosselmeyer les enseña entonces tres muñecas de tamaño natural que bailan. Cuando terminan su danza, Clara se acerca a Drosselmeyer pidiendo su regalo. Drosselmeyer tiene otro juguete, es un Cascanueces con la forma tradicional de un soldado con su uniforme. Clara está encantada, pero su hermano siente envidia y lo rompe.


La fiesta termina y la familia Stahlbaum se acuesta. Mientras todos duermen, Drosselmeyer arregla el Cascanueces y cuando el reloj toca la medianoche Clara se despierta. De repente, los ratones comienzan a llenar la sala, el árbol de Navidad comienza a crecer y el Cascanueces cobra vida. Clara se encuentra en medio de una batalla entre un ejército de soldados y los ratones dirigidos por el Rey de los ratones. El Cascanueces conduce a los soldados, a los que se suman soldaditos de plomo y muñecas que sirven como médicos para atender a los heridos. Cuando el Rey de los ratones avanza hacia el Cascanueces aún herido, Clara agarra al Rey de la cola, le tira un zapato y el Cascanueces aprovecha la oportunidad y apuñala al Rey, que muere.


Los ratones se retiran y el Cascanueces se transforma en un príncipe. Clara y el príncipe viajan hacia un bosque de pinos en el que los copos de nieve bailan a su alrededor. Las hadas y reinas bailan para darles la bienvenida.

En el cuento original de Hoffmann y en algunas versiones coreográficas, el príncipe es el sobrino de Drosselmeyer, a quien el Rey de los ratones había convertido en un cascanueces. Tras la fiesta de Navidad, todo se soluciona cuando Drosselmeyer elimina el hechizo.

En el segundo acto, Clara, el Cascanueces y Drosselmeyer llegan al Reino de los Dulces donde los recibe el Hada del Azúcar (o Hada del Confite), su caballero y el resto de los dulces. Se suceden una danza española (que representa el chocolate), una danza china (en alusión al té), una danza árabe (recordando el café) y una danza rusa (que simboliza a los bastones de caramelo) que es, en realidad, una danza tradicional ucraniana denominada Trepak. También danzan Mamá Jengibre y sus polichinelas, las flautas de lengüeta (pastoras de marzipan o mirlitones), el Hada del Azúcar y el Vals de las Flores. Todas estas danzas pueden variar su orden dependiendo de la versión coreográfica.


Aquí se presentan dos desenlaces posibles. En uno, luego de las celebraciones, Clara se despierta bajo el árbol navideño con su Cascanueces de madera, feliz por su maravillosa aventura onírica. En otro, Clara no se despierta: luego de todas las danzas, ella y el príncipe parten en un trineo tirado por renos. El sueño ha sido real...




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Ver en el blog
Marius Petipa: Maestro de ballet, coreógrafo y bailarín francés (por Florencia Guglielmotti)
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Florencia Guglielmotti reside en la Ciudad de Buenos Aires (Argentina). Es Profesora de Danza (titulada en la Escuela Nacional de Danzas "María Ruanova"), Licenciada y Profesora de Artes (recibida en la Universidad de Buenos Aires). Cursó estudios en la Escuela Nacional de Ballet de Cuba. Es Miembro de International Dance Council CID (UNESCO).

Actualmente se desempeña como Profesora de Danza Clásica y como Profesora Titular de Historia de la Danza en la Escuela Superior de Enseñanza Artística "Aída V. Mastrazzi". Email: florenciagu@gmail.com

Christmas (by Blake Shelton)

 
You Make It Feel Like Christmas
by Gwen Stefani and Blake Shelton
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Jingle Bell Rock
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Let it Snow
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Tuesday, December 17, 2024

“Los pájaros tirándole a la escopeta”, una comedia en viaje del cine a los escenarios. (por Wilfredo A. Ramos)


Este pasado 6 de diciembre el Teatro Trail, de Miami, ha sido el escenario donde se produjo el estreno mundial de la versión teatral de un guión concebido originalmente para la gran pantalla por parte de Rolando Díaz, figura indispensable del cine cubano, quien ha sido guionista y director de una de las comedias cinematográficas de mayor éxito y popularidad dentro del cine de su país: Los pájaros tirándole a la escopeta.


Desde el mismo momento de su estreno en el año 1984, dicho filme gozó de la simpatía tanto del público como de la crítica nacional, por abordar de manera relajada, fresca y envuelta sobre todo de mucho amor, de situaciones cotidianas dentro de la vida del cubano del momento, mostrando a través de imágenes una Cuba donde aún se construían edificaciones, habían fábricas que producían algo, existían hospitales en condiciones higiénicas aceptables, los trabajadores tenían todavía la posibilidad de disfrutar de vacaciones en lugares turísticos, tener leche y huevos para el consumo humano dentro del refrigerador, entre otras muchas realidades inexistentes en dicho país desde hace ya demasiado tiempo.

De igual modo, el filme se hacía eco del discurso político del régimen imperante, mostrando de manera directa esa realidad socio-política, sirviendo más de promoción que de crítica al mismo, aunque de igual manera nos dejase ver casi por demasiado evidente, los descalabros de la “siempre en construcción sociedad socialista”.

La obra cinematográfica está construida a un ritmo interesante, donde la banda sonora, a cargo de la icónica orquesta de música popular cubana Los VanVan se convierte en un personaje más que va contribuyendo a narrar el desarrollo de la acción, sirviendo de perfecto fondo a muy buenas y logradas escenas mudas, donde las acciones encuentran sus palabras en las letras de las propias canciones. Cabe destacar que la dramaturgia del filme estuvo a cargo de la destacada directora teatral, ya fallecida, Miriam Lezcano.

El argumento, de carácter popular y enmarcado con total cubanía, va a girar entorno al machismo como concepto fuertemente arraigado en la sociedad, poniendo de relieve como a pesar de los cambios políticos, ideológicos, educaciones y de valores de la nueva sociedad socialista que supuestamente se estaba creando, continúa siendo parte integral de la misma. El tratamiento de dicho tema se lleva a cabo de manera directa, pero sin discursos adoctrinantes e ideologizantes, llevándolo a buen puerto con los ingredientes propios de la comedia, perfectamente manejados en este guión.


El filme contó con un elenco de muy conocidas y populares figuras del ámbito artístico nacional, integrado por los consagrados Consuelo Vidal y Reynaldo Miravalles, encabezando el reparto, además de la gran Silvia Planas, así como los jóvenes Beatriz Valdés, Alberto Pujol y Néstor Jiménez, sumándole a estos la participación Filiberto Romero -longevo actor este quien tuvo sus inicios en el mundo del espectáculo como el payaso Tilin dentro del programa Circo en TV- en los personajes de Hilda, Felo, la abuela, Magdalena, Emilio, Braulio y el enamorado de la abuela, respectivamente.

Demás está hablar sobre la excelente recepción que desde su estreno ha acompañado a este filme, convirtiéndose en uno de los trabajos más populares del cine cubano, llegando a obtener varios galardones en festivales como Tercer Premio Coral en el Festival Internacional de Nuevo Cine Latinoamericano de la Habana, Premio Catalina de Oro en el Festival de Cartagena de Indias, ambos en 1984, Premio al mejor filme de habla hispana en la Semana de Cine de Benalmádena, España, en 1986 y Tercer Premio del Festival de Cine de Harare, Zimbabwe, 1987. De igual manera la actriz Consuelo Vidal fue reconocida con el Premio a la mejor actuación femenina en el Festival Internacional de Cine de Bogotá, Colombia, de 1986.

Con tan exitoso recorrido, para el año 2015 el propio autor del guión del filme, Rolando Díaz, concibió la idea de llevar el mismo a las tablas, para lo cual escribió la adaptación del texto original, pero lamentablemente en aquel momento, tal proyecto no llegaría a ver la luz.

No obstante ese primer fracasado intento, gracias al interés del actor Alberto Pujol, aquella primera adaptación teatral llega a las manos de Yusnel Suárez, quien toma “al toro por los cuernos”, decidiendo sacar adelante el proyecto con la venia de su autor, quien le ofrecería toda la libertad para llevarlo a buen término.


Para esta propuesta escénica, se ha llamado a un elenco en el que no podían faltar Beatriz Valdés y Alberto Pujol, quienes en la versión cinematográfica asumieron el rol de la pareja de jóvenes enamorados, para en esta oportunidad incorporar a sus padres, marcando con ello un hermoso recorrido dentro de las respectivas carreras de ambos conocidos actores y dejando constancia sobre el escenario del por qué de los continuos éxitos en todas sus participaciones tanto en producciones de cine, televisión o teatro.


Como parte del elenco, la reconocida actriz Susana Pérez, se pone en la piel del muy ocurrente personaje de la abuela, el cual para este trabajo toma mayor preponderancia, siendo el encargado de exponer determinadas planteamientos de carácter político que marcan al pueblo cubano de hoy en día: la crítica a la actual sociedad cubana y la necesaria emigración como única forma de salida posible a la misma. La actriz regala un delicioso personaje de anciana -primero en su larga carrera-, el cual incorpora con precisión durante todo el tiempo de la representación, teniendo su momento cumbre cuando, rompiendo la cuarta pared y dirigiéndose al público, asume una caricatura de arenga política al estilo del régimen castrocomunista.


El veterano Carlos Cruz, actor de larga y exitosa carrera, poseedor de una excelente vis cómica, asume un personaje nuevo en la historia, pero que va ofreciendo la oportunidad de ir matizando las situaciones que se van presentando en el transcurso de la acción, trabajo que logra con el acierto a que tiene acostumbrado a su público.


Jennifer Rodríguez y Jeffry Batista, quienes han sido los encargados de incorporar a la joven pareja que desata el conflicto de la obra, lo hacen teniendo en cuenta la responsabilidad de tal proyecto, al cargar sobre sus espaldas la mirada de los actores que en el pasado crearon dichos personajes, pero lo enfrentan saliendo airosos de tal difícil encomienda, otorgándoles propios aires a sus respectivos trabajos.


Por último, Yusnel Suárez, en su doble función de autor y director de esta nueva adaptación, además sube al escenario en carácter de actor, tomando el relevo de Néstor Jiménez en el filme, asumiendo al amigo del joven protagonista, pero de igual manera reelaborando dicho personaje, ofreciéndole mayor participación e incidencia dentro de la historia.

Varios elementos convergen para que esta puesta llegue como un trabajo de buena factura, como lo es la muy acertada participación de extras para ambientar y darle vida a las escenas, así como para llevar a cabo movimientos escenográficos y de utilería durante el transcurso de la obra, con lo que le proporciona al puesta dinamismo y modernidad. Igualmente hacer que algunos actores expresen sus ideas en momentos determinados por medio de canciones, le da ese excelente toque de teatro musical muy bien logrado y recibido. Tanto los dúos de Jennifer y Jeffry, como el de Beatriz y Alberto, se adaptan encomiablemente a la acción dramática y son defendidos con toda profesionalidad por parte de estos cuatro actores.


De la misma forma el concepto utilizado para presentar la escenografía aporta armonía a la idea de mostrar la cubanidad sobre el escenario, con unas gigantescas y hermosas fotografías de reconocibles calles, barriadas y lugares de la Ciudad de la Habana cubriendo todo el ciclorama del fondo del escenario, así como ya mencionamos anteriormente, la acertada utilización de elementos de ambientación sencillos pero efectivos, en forma de paredes que se desplazan, entrando y saliendo de escena, para crear los variados espacios donde se realizan las diversas escenas y que son movidas por los actores-extras utilizados, como ya señalamos.

En la obra, mucho más que en el filme, debido a la utilización de las nuevos temas musicales interpretados en vivo sobre el escenario, la música, amén de la excelente banda sonora creada por la famosa orquesta Los VanVan, forma parte integral del espectáculo, pasando a integrar el entramado actoral con voz propia dentro de la historia.


Resumiendo, podríamos llegar a la conclusión que con la llegada a los escenarios de Miami, en su versión teatral, de un filme de tanta popularidad dentro de la comunidad cubana y que ahora puede ser disfrutado por parte de una comunidad internacional más amplia, marca un nuevo hito dentro del persistente quehacer teatral en la lengua de Cervantes dentro del panorama artístico de esta ciudad.

Aunque sin dudas estamos hablando de una comedia -género que siempre cuenta con la preferencia por parte del público que acostumbra a ir al teatro en nuestro entorno- con esta puesta en escena, tanto su director Yusnel Suárez como el escenario del Teatro Trail han demostrado que con dicho género también se puede hacer arte.



Lic. Wilfredo A. Ramos.
Miami, diciembre 17, 2024.

Fotos cortesía Teatro Trail.

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Los pájaros tirándole a la escopeta, 1984. 

El bolero: cubano y oriental. (por Teresa Fernández Soneira)


Era la década de 1950 en que tantos cantantes y orquestas cubanas estaban en el mejor momento de nuestra historia musical. Yo era aún una niña y me iba a pasar los fines de semana a casa de mi abuela paterna en la Habana Vieja. En la esquina de la calle había un bar con una vitrola que amenizaba la vida del barrio, y digo del barrio porque los decibeles eran tan altos, que sonaban a casi una cuadra de distancia, sobre todo en las tardes. Aquella vitrola tocaba día y noche, y fue por ella como llegué a conocer muchos ritmos cubanos y a sus intérpretes. Ya por entonces amaba la música. Mi madre era aficionada a la radio, y le gustaba oír noticias, actualidades, pero sobre todo música, y luego tarareaba aquellas melodías de moda. Como estaba con ella en la casa, mi oído se acostumbró a escuchar aquellas canciones.

Tuve la gran suerte de vivir esa década fabulosa de Cuba, antes de la debacle, en la que los boleros, sones, guarachas y chachachás fueron los reyes de la música. En aquella vitrola del barrio oí cantar a Olga Guillot “Miénteme”, a Miguelito Valdés y su “Bruca maniguá”. También a Celia Cruz interpretar “Caramelo”, y a Ñico Membiela “Muñeca de Cristal”. Y por supuesto sonaban La Sonora Matancera, el gran Beny Moré, “el bárbaro del ritmo”, con “Cienfuegos es la ciudad que más me gusta a mí...”; a la orquesta Aragón y sus chachachás; la Riverside y su solista Tito Gómez quien inmortalizó “Vereda Tropical”, y así muchos, muchísimos más. La música cubana de entonces era un verdadero disfrute con tantos géneros y buenos cantantes y músicos; fue su época de oro. Nuestra música era tan buena que llegó allende los mares, dicen que a comienzos del siglo XX el bolero se oyó en Yucatán y en España, concretamente llegó a Santander donde también nuestras melodías eran gustadas y bailadas por muchos.

Quiero ahora narrarles la historia del bolero y para ello debo ir a la década de 1960 en Miami, cuando el exilio cubano se nutría más y más con cada avión que llegaba de la isla.

El exilio cubano del siglo XX

Programa de una función de
 “Añorada Cuba”, de julio 1965.
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Al triunfo de la revolución comenzó en Cuba el éxodo político de cubanos a otras tierras. Los cubanos llevaron al exilio sus pocas pertenencias, pero también llevaron la música. A mediados de 1965 más o menos, se empezaron a establecer en Miami emisoras de radio, a emitirse programas de televisión, y más tarde pudimos disfrutar de espectáculos musicales en el Dade County Auditórium, único teatro de la ciudad entonces, que presentaba a los grandes de la música del mundo entero, no solo popular, sino también clásica. Allí muchos exiliados acudíamos con nostalgia a ver el festival folclórico musical conocido como "Añorada Cuba", cuyo fundador y director fue el Rev. padre Jorge Bez Chabebe, junto con Pili de la Rosa y Demetrio Menéndez. Al entrevistarlo años después el padre Chabebe describió a “Añorada Cuba” como “un mensaje musical y patriótico afinado en el amor de Dios y a la patria inolvidable: Cuba.”(1)  El fin de esa obra, en parte, era ayudar a las nuevas generaciones de cubanoamericanos, los hijos de los exiliados, a conocer y apreciar la cultura, música y arte de la Isla. No podíamos dejar que muriera.

Dúo de Mara y Orlando c. 1990, en el Dade County Auditórium. Cortesía de Orlando González Esteva. Todos los derechos reservados.
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Un día me enteré de que iban a cantar en el Auditórium el dúo de Mara y Orlando, una pareja de jóvenes cubanos orientales, quienes montaban maravillosos espectáculos de música cubana y en los que daban al público, no solo una verdadera clase de música, sino que era también un recorrido por la historia de nuestro país. A mi madre le encantaba asistir a esos conciertos, y cuando anunciaban que estarían actuando, enseguida iba a comprar los boletos para asegurar las butacas. Aparte del deleite musical y de la clase y la profesionalidad de sus intérpretes, aquellos eran espectáculos muy emotivos pues Mara y Orlando nos hacían recordar la Cuba feliz de otros tiempos. Por un par de horas nos trasladábamos de forma imaginaria a nuestra querida isla. Más tarde empecé a asistir a los conciertos que ofrecía el dúo de Carlos y Marta. Estuve presente en el espectáculo que presentaron el 28 de enero de 2001 en el teatro Bellas Artes, y que dedicaban todos los años a honrar la memoria de José Martí. En ese concierto el dúo explicó al público que el primer bolero de la historia había sido compuesto e interpretado en Santiago de Cuba en 1883, por José “Pepe” Sánchez. Se titula “Tristezas” y es una melodía romántica, tristona, pero armoniosa y con mucha cadencia. La letra dice así:
Tristezas me dan tus quejas, mujer 

Profundo dolor que dudes de mí 

No hay prueba de amor que deje entrever 

Cuanto sufro y padezco por ti… 
La suerte es adversa conmigo 
 no deja ensanchar mi pasión. 
Un beso me diste un día 
Yo lo guardo en el corazón. 

Un poco de historia

¿Cómo surge Tristezas? Veamos primero el marco histórico en el que se desenvuelve la historia. Con el arribo de los franceses a Santiago de Cuba a fines del siglo XVIII, se establecen en la ciudad varios artistas de diversos géneros quienes en su mayoría, eran muy buenos profesores de música. Así es como comienza a enriquecerse el panorama musical santiaguero que hasta entonces era casi nulo, a no ser por la música en la iglesia a cargo del presbítero y músico habanero, Esteban Salas y Castro, y de algunos otros músicos amateurs que tocaban en bailes pero que eran escasísimos, como Manuel Villalón, Sánchez Cisneros, Pedro Miyares, Francisco de Soto y otros pocos más. Con los franceses comenzaron a darse conciertos de cuartetos y orquestas. Las selectas familias dominicanas emigradas a Cuba acudían a ellos; eran lo más culto que se había avecindado en Santiago. Y también asistían las acomodadas familias santiagueras de los Polanco, Anaya, Portuondo, Miyares, Hierrezuelo y otras. Estas estaban organizadas al extremo de producir buenas voces, más entre los hombres que entre las mujeres, “y su oído – como vulgarmente se dice – no común”(2), explica Juan Manuel Carbonell y Rivero.

El siglo XIX siguió con un avance paulatino de las artes. Se daban conciertos en casas particulares. Comenzaron las tertulias literarias que casi siempre terminaban con música, bien fuera de alguien que en la casa tocaba el piano, o de un trio o cuarteto que improvisaba un repertorio en segundos. El presbítero habanero Esteban Salas (1725-1803), comenzó a enseñar a un grupo de la juventud acomodada de la ciudad. También compone preciosas piezas que forman parte de nuestro repertorio musical religioso. Salas compra también algunos instrumentos musicales para formar una orquesta en la catedral y poder ofrecer conciertos. Al fallecer Salas, continuaría la labor el padre Juan Paris, natural de Barcelona, quien también ofrecería clases de canto y de piano a un grupo de seminaristas. Poco a poco la vida cultural en Santiago de Cuba fue evolucionando y mejorando en calidad y variedad.

Los trovadores y la música popular

A mediados del siglo XIX surge un movimiento de músicos itinerantes llamados “trovadores” los cuales se desplazaban usualmente de un sitio a otro con el propósito de ganarse la vida cantando y acompañándose con la guitarra. Adquirieron gran relevancia como compositores e intérpretes, y sus canciones fueron adaptadas a muchos géneros de la música cubana. Entre ellos se encontraba José Vivanco Sánchez Hecheverría, más conocido como Pepe Sánchez, quien había nacido en Santiago de Cuba el 19 de marzo de 1856 en una casa cercana a los lugares donde trabajaban los integrantes de las congas "Los Hoyos" y "Carabalí Suama".


Aunque para ganarse la vida se desempeñaba como sastre, desde muy joven Pepe Sánchez había estado en contacto con el ambiente musical popular de Santiago. Pertenecía a la pequeña burguesía santiaguera, probablemente sin formación académica alguna, pero con ciertos conocimientos musicales, y cantaba con voz de barítono acompañándose a la guitarra las tonadas que se aprendía. Pepe invitaba a su casa a músicos de renombre como el gran inmigrante alemán, Germán Michelsen(3), y al violinista habanero, Claudio Brindis de Salas(4).

El Primer bolero

En 1883 Pepe Sánchez compone el primer bolero de la historia de Cuba y del mundo que se llamó “Tristezas”. También compuso numerosas canciones, muchas de las cuales nunca fueron transcritas y se perdieron para siempre, aunque otras sobrevivieron gracias a que amigos y alumnos lograron transcribirlas. Entre ellas están: la trilogía “Rosa N°1”, “Rosa N°2”, “Rosa N°3”; “Cristinita”, “Te vi, te amé”, “Cuando escucho tu voz”, “Caridad” y “Naturaleza”, que se encuentran entre las más famosas de su repertorio. Los temas pueden versar sobre el amor, la mujer, la belleza de la isla de Cuba. Hay otras también de temas patrióticos como el “Himno a Maceo” y “Cuba, mi patria querida”, ya que Pepe estaba muy identificado con el movimiento revolucionario porque por entonces se libraba la Guerra de Independencia, y él se había vinculado a las grandes figuras orientales: Guillermo Moncada, los hermanos Maceo, Quintín Bandera. Por aquellos años pensó en irse a la manigua, pero sus amigos lo disuadieron ya que decían que él era más necesario en la ciudad.

El Quinteto de "Pepe" Sánchez hacia 1910. De izquierda a derecha, sentados "Pepe" y Emiliano Blez, y en la segunda fila Luis Felipe, "Pepe" Figarola y Bernabé.
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Desde fines del siglo XIX estuvo Sánchez al frente de un cuarteto y luego de un quinteto integrado por Emiliano Blez y el propio Sánchez como guitarristas, con las voces de Pepe Figarola, Bernabé Ferrer, y Luis Felipe Porte. Se dice que en 1911 grabó con este quinteto algunos títulos en La Habana pero que no han sido encontrados. También creó música para anuncios comerciales que se difundieron antes del nacimiento de la radio. Las primeras grabaciones de bolero se hicieron en los primitivos cilindros Edison inventados por Tomás Edison en los Estados Unidos, y que fueron muy populares entre 1887-1915. Los boleros de Pepe Sánchez estuvieron también cantados por el tenor Adolfo Colombo, primera voz del quinteto de Alberto Villalón. Pero cuando en 1922 llegó la radio a Cuba, entonces sí que la música tuvo una difusión importante que no ha cesado desde entonces.

El quinteto de Villalón, junto al compositor Sindo Garay, fueron los responsables de llevar el bolero no sólo a la capital cubana, sino fuera de la isla: Villalón a México, concretamente a Veracruz, y en ciudad México se grabó “Tristezas” con el nombre de “Un beso”. Por su lado Sindo Garay y Emiliano Blez lo llevaron a San Juan de Puerto Rico. Por esta época también se distinguió la cantante y guitarrista María Teresa Vera, quien comenzó a cantar boleros y sones a los 15 años, y en 1918 se presentó en el Teatro Apolo de Nueva York. Pero ella se merece un artículo aparte.

José “Pepe” Sánchez falleció en Santiago de Cuba el 3 de enero de 1918. Pocos cubanos conocen su vida y su contribución a la música de nuestro país, por eso hoy he querido rendirle este homenaje.

Para concluir, y recordarles nuestro pasado musical en estas fechas navideñas, nada como escuchar el danzón “La Mora” de Eliseo Grenet(5), compuesto en 1920 y grabado por la orquesta de Antonino María Romeu con el gran Barbarito Diez como solista, y escuchar el estribillo que dice:
Cuando llegará la Nochebuena,

cuando llegará el lechoncito, bien asadito,

los rabanitos, la lechuguita,

cuando volverá, ¡ay! los traguitos,

el lechoncito, bien asadito,

la Nochebuena.


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  1. La Voz Católica, diciembre 2018.
  2. Juan Manuel Carbonell Rivero, (1880-1968), Las bellas artes en Cuba, Imprenta el Siglo XX, La Habana 1928. Fue un escritor y diplomático cubano, hijo del patriota Néstor Leonelo Carbonell.
  3. Germán Michelsen, (1851 Oldemburgo, Alemania- Santiago de Cuba 1928), además de gerente y de las grandes fundaciones y mejoras a la ciudad de Santiago, incursionó en la esfera artística, específicamente en la música y la pintura, y creó y sostuvo en su casa una sociedad artística para el cultivo de la música clásica alemana cuyo nombre fue Sala Haydn, en la cual actuaba como pianista acompañante y dirigida por el maestro Rodolfo Hernández Soliliac.
  4. Claudio Brindis de Salas y Garrido (La Habana, 1852 - Buenos Aires, 1911) fue un músico y violinista cubano conocido como el «Paganini negro» y considerado uno de los mejores violinistas de su época, también llamado "El rey de las octavas".
  5. Eliseo Grenet Sánchez (La Habana, 1893 - 1950) pianista, compositor y arreglista cubano. Compuso música para revistas musicales y películas. Es autor de famosas piezas de música bailable cubana.


Nota: Agradezco al cantante, poeta y escritor Orlando González Esteva, su colaboración con algunos datos y con la foto del dúo de Mara y Orlando.

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Para disfrutar más este legado, les dejo “Tristezas” interpretado por el dúo de Carlos y Marta y también por el de Willy Chirino y Lissette. Y también “La Mora” interpretado por Barbarito Diez.
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Dúo de Carlos y Marta.
 “Tristezas” de José Pepe Sánchez.
28 enero 2001. Teatro Bellas Artes.
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Willy Chirino y Lissette
 “Tristezas”
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Barbarito Diez y la 
Orquesta de Antonio María Romeu
"La Mora"
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Miami, 15 de diciembre, 2024




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Teresa Fernández Soneira (La Habana 1947), es una historiadora y escritora cubana radicada en Miami desde 1961. Ha hecho importantes aportes a la historia de Cuba con escritos y libros de temática cubana, entre ellos, CUBA: Historia de la educación católica 1582-1961, Ediciones Universal, Miami, 1997, Con la Estrella y la Cruz: Historia de las Juventudes de Acción Católica Cubana, Ediciones Universal, Miami, 2002. En los últimos años ha estado enfrascada en su obra Mujeres de la Patria, contribución de la mujer a la independencia de Cuba, (Ediciones Universal, Miami 2014 y 2018). El volumen I dedicado a la mujer en las conspiraciones y la Guerra de los Diez Años, y el volumen 2, de reciente publicación, trata sobre la mujer en la Guerra de Independencia. En estos dos volúmenes la autora ha rescatado la historia de más de 1,300 mujeres cubanas y su quehacer durante nuestras luchas independentistas. En el verano del 2022 publicó La Bella Cubana, rostros de mujeres en la Cuba del siglo XIX (Alexandria Library Pub. House, Miami) que recoge 150 daguerrotipos del siglo XIX de mujeres cubanas de todas las edades y razas, acompañados de poemas de la época. Es un homenaje a la mujer cubana de todos los tiempos. Relatos y Evocaciones. Antología 1986-2023.

Sunday, December 8, 2024

Ballet "Jeux" (por Florencia Guglielmotti)

Nota del blog: Sección semanal dedicada al Ballet y la Danza, a cargo de la la ballerina, coreógrafa y profesora Florencia Guglielmotti.

Los textos anteriores, se pueden leer en este enlace.


Esta obra fue la segunda coreografía que realizó Vaslav Nijinsky para la compañía del empresario Serguei Diaghilev, los Ballet Russes (la primera había sido “Preludio para la siesta de un fauno”, en 1912). “Jeux” se estrenó en París el 15 de mayo de 1913, en el Théâtre des Champs Elysées. Los intérpretes fueron Tamara Karsavina, Vaslav Nijinsky y Ludmilla Schollar. La música fue especialmente compuesta por Claude Debussy quien inicialmente se opuso, pero luego reconsideró el encargo cuando Diaghilev duplicó la tarifa (Debussy estaba atravesando grandes problemas económicos). La escenografía y el vestuario fueron diseñados por Léon Bakst.

El ballet “Jeux” fue descrito como un "poema bailado" ("poème dansé") y el argumento fue escrito por el propio Nijinsky. El programa de mano entregado en el día del estreno, describía a esta breve obra así:
La escena es un jardín al anochecer; se ha perdido una pelota de tenis; tres jóvenes (un varón y dos mujeres) la están buscando. La luz artificial de las grandes lámparas eléctricas que arrojan fantásticos rayos a su alrededor sugiere la idea de juegos infantiles: juegan al escondite, se intentan atrapar, se pelean, se enfadan sin causa. La noche es cálida, el cielo está bañado por una luz pálida; ellos se abrazan. El hechizo se rompe con otra pelota de tenis lanzada con picardía por una mano desconocida. Sorprendidos y alarmados, los jóvenes desaparecen en las profundidades nocturnas del jardín.
Sin embargo, según cuenta el propio Nijinsky en sus diarios, la obra muestra la vida tal como la soñaba Diaghilev: él quería amar a dos muchachos al mismo tiempo y que ellos lo amen a él también. A pesar que Diaghilev insistía con la idea, Nijinsky decidió cambiar el género de los personajes porque no podía poner en escena un triángulo amoroso entre tres hombres, entonces el muchacho representa al empresario y las dos jóvenes, en realidad, son los dos muchachos enamorados.


Con este ballet, Nijinsky se transforma en el primer coreógrafo en introducir en el ballet un tema, un diseño escenográfico y de vestuario contemporáneos. Toda la idea está basada en un partido de tenis, incorporando movimientos típicos de este deporte e, incluso pelotas y raqueta.



En su momento, la obra no fue bien recibida (tuvo solo 5 representaciones) y pronto fue eclipsada por “La consagración de la primavera”, también con coreografía de Nijinsky y música, en este caso, de I. Stravinsky, que fue estrenada dos semanas después por la compañía de Diaghilev. Esto no asustó a Jean Börlin quien en 1920 realizó una versión para los Ballet Suédois. Luego siguieron las versiones de William Dollar (Ballet Theatre, 1950), Peter Darrell (Western Theatre Ballet, 1963), John Taras (New York City Ballet, 1966), Flemming Flindt (Ballet de la Ópera de París, 1973) y, finalmente, Toer Van Schayk (Deutch National Ballet, 1977). En 1996 la obra fue reconstruida por la dupla Millicent Hodson y Kenneth Archer para ser representada en la ciudad de Verona.






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Ver en el blog



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Florencia Guglielmotti reside en la Ciudad de Buenos Aires (Argentina). Es Profesora de Danza (titulada en la Escuela Nacional de Danzas "María Ruanova"), Licenciada y Profesora de Artes (recibida en la Universidad de Buenos Aires). Cursó estudios en la Escuela Nacional de Ballet de Cuba. Es Miembro de International Dance Council CID (UNESCO).

Actualmente se desempeña como Profesora de Danza Clásica y como Profesora Titular de Historia de la Danza en la Escuela Superior de Enseñanza Artística "Aída V. Mastrazzi". Email: florenciagu@gmail.com

Love is knowing we can be ... (John Lennon)

Imagen/Lennon by Joel Jover
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Love
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Woman
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Stand by me

Sunday, December 1, 2024

Ballet "The Little Humpbacked Horse" (por Florencia Guglielmotti)

Nota del blog: Sección semanal dedicada al Ballet y la Danza, a cargo de la la ballerina, coreógrafa y profesora Florencia Guglielmotti.

Los textos anteriores, se pueden leer en este enlace.


El ballet “The Little Humpbacked Horse” (o en ruso “Konyok Gorbunok”) fue estrenado el 15 de diciembre de 1864, en el Teatro Bolshoi. La coreografía y el libreto, basado en la obra homónima de Pyotr Yershov, estuvieron a cargo de Arthur Saint-Leon y la música era de Cesare Pugni. En esa oportunidad, los roles principales estuvieron interpretados por Marfa Muravieva y Nikolai Troitzky. La obra finalizaba con un grand divertissement que incluía diferentes danzas rusas y, con esto, Saint-Leon, francés de nacimiento, buscaba empatizar con las raíces folclóricas rusas.


Casi treinta años después, en 1895, Marius Petipa realizó su propia versión de la obra, agregando un prólogo, una apoteosis y algunas danzas adicionales, con la revisión musical de Riccardo Drigo e interpretada por Pierina Legnani y Alexander Shirayev. Por su parte, Alexander Gorsky realizó dos nuevas versiones, una en 1901 (con Lyubov Roslavleva y el propio Gorsky) y la otra 1914 (Tamara Karsavina y Nikolai Legat), y agregó fragmentos musicales de Anton Simon, Boris Asafiev, Pyotr Illich Tchaikovsy, Antonín Dvořák, Alexander Glazunov, Brahms y Franz Liszt; aunque ya no quedaba casi nada de la versión original, esta versión se estableció como el más importante ballet nacional, que servía de plataforma de lanzamiento para las bailarinas nóveles.


Superada la primera mitad del Siglo XX, Alexander Radunsky realiza una versión con música de Rodion Shchedrin para el Ballet Bolshoi (en 1960), siendo ésta filmada un año después con Maya Plisetskaya y Vladimir Vasiliev como protagonistas. Ya cursando el primer decenio del Siglo XXI, Alexei Ratmansky realiza en 2009 su versión, sobre la partitura de Shchedrin, para el Ballet del Teatro Mariinsky.

Originalmente, la obra se estructura en cuatro actos y ocho escenas.

La primera escena se desarrolla en una casa ubicada en el borde de una colina. En la casa viven el Anciano, Gavrilo, Danilo e Ivan, el Tonto. El Anciano parte hacia el campo a cosechar el centeno. Gavrilo y Danilo están felices porque piensan organizar una fiesta al aire libre para bailar con las nodrizas.

Cuando el Anciano vuelve del campo, aleja a las nodrizas y les cuenta a sus hijos de un terrible villano que viene por las noches, que pisa las cosechas y las arruina. El Anciano les dice que el villano debe de ser atrapado pero él es demasiado débil para hacerlo así que sus hijos deben ir a patrullar el campo. Gavrilo y Danilo deciden ir solos, piensan que Iván es demasiado joven y torpe, creen que es un tonto. Iván también quiere ir para atrapar al villano, él puede confrontarlo y no le teme a nada. Sin embargo, Gavrilo y Danilo parten así que Iván decide ir al campo por sí mismo.

En la siguiente escena vemos a Iván cuidando los campos. En medio de la noche una joven y hermosa yegua trota hacia el campo, pisando el trigo y arruinándolo. Al verla, Iván la agarra por la cola y la monta. Esto enoja a la joven yegua que trata de sacárselo de encima, sin éxito. Así, a cambio de su libertad, la joven yegua le regala dos caballos grandes y poderosos, y un caballo jorobado, pequeño y débil.


Los pájaros de fuego vuelan hacia el campo, bailan, juegan y se van. Iván los persigue y se va tras ellos. Gavrilo y Danilo llegan a campo y se encuentran con los caballos. Tras capturar una pluma de pájaro de fuego, Iván regresa feliz, hasta que nota que sus caballos desaparecieron, se enoja y llora amargamente. El caballo jorobado, que los hermanos no se llevaron, trata de reconfortar a Iván, le propone encontrar a los secuestradores y promete ayudarlo. Resulta que el caballo jorobado puede hacer bastante más de lo que aparenta a primera vista...

La siguiente escena comienza en una cuadra de la Ciudad Capital con gente disfrutando del bello día, bailando. Gavrilo y Danilo están allí planeando vender los caballos. En medio del gentío aparece el Zar, a quien le gustan los caballos y, cuando está por comprarlos, Iván llega con el caballo jorobado, reconoce a sus hermanos y los reprende, llevándoselos. Sin embargo, al Zar le gustaron tanto esos caballos que trata de comprárselos de todos modos. Iván está dispuesto a venderlos por un precio justo. El Zar le ofrece el sombrero de un gran noble a cambio. A Iván le encantó el sombrero así que accedió a venderlos.

En las habitaciones del palacio, el Zar está comiendo, atendido por las nodrizas. Tras sentirse satisfecho se queda dormido. En la puerta de su cuarto se encuentra descansando Iván. El noble, antiguo dueño del sombrero, lo está observando y descubre, con asombro, la pluma del pájaro de fuego. Cuando finalmente Iván se duerme, le roba la pluma y decide despertar al Zar para mostrársela. Cómo habrá Iván conseguido tales lujos? Al Zar le encanta la pluma y tiene una visión donde hay pájaros de fuego jugando con una doncella. Luego, la visión se disipa. El Zar enamorado de la doncella que acaba de ver, ordena inmediatamente a Iván que la encuentre. Sin saber por dónde comenzar la búsqueda, el caballo jorobado estaba dispuesto a ayudarlo, pues sabía dónde estaba la doncella.

Una nueva escena se inicia en el borde del mundo, donde habitan los pájaros de fuego junto a la doncella del Zar. Llegan Iván y el pequeño caballo jorobado. Mientras Iván intenta capturar a las aves, ve a la doncella y se enamora de ella. La doncella accede a ir con Iván a la Ciudad Capital.

En el cuadro siguiente nos encontramos nuevamente en el palacio. El Zar y sus boyardos están esperando ansiosamente la llegada de la doncella. Con tanta espera, el Zar se queda dormido y, los boyardos siendo sus servidores, también se duermen, salvo uno, que se queda despierto. Él ve a Iván regresar con el caballo jorobado y la doncella, e inmediatamente despierta al Zar. El Zar expulsa a los boyardos de su recámara y anuncia que va a casarse con la doncella. Ella acepta la proposición pero no puede aceptar el anillo que el Zar quiere darle y explica que para casarse con ella es necesario traerle una gema que se encuentra en el fondo del océano. El Zar está sorprendido, cómo va a conseguir esa gema? El noble del sombrero decide mandar a Iván. Iván está apenado, a diferencia del noble que está ansioso, esperando la muerte inminente de Iván durante esta aventura.

Iván llega al fondo del océano junto a su caballo jorobado, en la ante última escena, y buscan la gema, sin éxito. Iván le pide ayuda a la Princesa Marina, quien decide ayudar a Iván en su búsqueda.

Finalmente, en la plaza central de la Ciudad Capital, la doncella y el Zar bailan brevemente, el noble líder es viejo y se cansa rápido. Iván aparece con la piedra, montado a su jorobado corcel. El noble del sombrero está iracundo, le arrebata la gema a Iván y lo echa de la plaza ya que su servicio no será requerido nuevamente.

El Zar está listo para casarse pero la doncella no lo ama. Ella sólo va a casarse con un hombre de bella figura y le dice que con su magia, puede transformar al Zar en gallardo caballero. El Zar se pregunta cómo. Tiene que meterse en una caldera de agua hirviendo. El Zar está aterrorizado y al vil noble se le ocurre que primero lo intenten con Iván. Así que lo buscan y, en un salto de fe, se mete en el agua hirviendo. El pequeño caballo realiza un hechizo y, dicho y hecho, Iván se transforma en un hombre muy elegante, de gran figura y lo nombran heredero del Zar. La gente se regocija y se alegra pero, a su vez, se alarma porque todos quieren saltar a la caldera y volverse zares y zarinas. El viejo Zar ordena que todos se alejen de su caldera y, en desesperación, él mismo salta al agua hirviendo y perece. Realizan las exequias del Zar, nombran a Iván como gobernador supremo y se casa con la bella dama. El pueblo ahora tiene un nuevo Zar, joven y bello.





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Florencia Guglielmotti reside en la Ciudad de Buenos Aires (Argentina). Es Profesora de Danza (titulada en la Escuela Nacional de Danzas "María Ruanova"), Licenciada y Profesora de Artes (recibida en la Universidad de Buenos Aires). Cursó estudios en la Escuela Nacional de Ballet de Cuba. Es Miembro de International Dance Council CID (UNESCO).

Actualmente se desempeña como Profesora de Danza Clásica y como Profesora Titular de Historia de la Danza en la Escuela Superior de Enseñanza Artística "Aída V. Mastrazzi". Email: florenciagu@gmail.com

God & Country (Song by Anne Wilson)


Thursday, November 28, 2024

Happy Thanksgiving

 Find out which traditional recipes weren't served
 at the first Thanksgiving celebration
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Thanksgiving Prayer (por Johnny Cash)


Sunday, November 24, 2024

Ballet “Mademoiselle Angot” (por Florencia Guglielmotti)

Nota del blog: Sección semanal dedicada al Ballet y la Danza, a cargo de la la ballerina, coreógrafa y profesora Florencia Guglielmotti.

Los textos anteriores, se pueden leer en este enlace.


Basado en la ópera bufa “La Fille de Madame Angot” de Charles Lecocq (1872), Léonide Massine creó la coreografía de este ballet estrenado el 10 de octubre de 1943. En esa primera oportunidad fue interpretado por el elenco del Ballet Theatre del Metropolitan Opera House de Nueva York, con Nora Kaye (en el rol de Mmlle. Angot), André Eglevsky (como el Caricaturista), Rosella Hightower (interpretando a la Aristócrata) y el propio Massine (como el Barbero) en los roles protagónicos. La música original de Lecocq fue arreglada por Richard Mohaupt y Mstislav Doboujinsky fue quien realizó el diseño de escenografía y vestuario.


La obra está estructurada en un acto y tres escenas. La primera escena, tras una breve obertura, se desarrolla en el mercado. Allí vemos a la joven y vivaz Mmlle. Angot que se enamora de un Caricaturista, aunque ha sido comprometida a la fuerza para casarse con el Barbero. En un principio el Caricaturista corresponde el amor de Mmlle. Angot, pero luego queda fascinado con la Aristócrata, esposa de un alto funcionario del gobierno, sobre quienes había realizados unas caricaturas ofensivas. Mmlle. Angot se pone celosa y calumnia a la Aristócrata en público. Llega un grupo de gendarmes para arrestarla y ella se da cuenta que esa puede ser una salida a su compromiso con el Barbero.


La escena siguiente nos muestra una fiesta en la casa de la Aristócrata. Mientras bailan, vemos al Caricaturista escondido, huyendo de los gendarmes que quieren arrestarlo por sus caricaturas. También se encuentra allí Mmlle. Angot, que ha sido llamada por la Aristócrata para explicarle que ella y el Caricaturista habían sido compañeros de escuela. El Barbero, celoso por el comportamiento de su prometida, también se hace presente. El Caricaturista es descubierto y aprehendido y, en ese momento, declara su amor por la Aristócrata.


Finalmente, durante los carnavales Mmlle. Angot, con la ayuda de sus amigos del mercado, consigue que el Caricaturista y el funcionario del gobierno se encuentren cara a cara. La Aristócrata es expuesta públicamente por Mmlle. Angot al tiempo que los presentes se burlan de la Aristócrata y su marido, que hay llegado disfrazado para la ocasión. Tras tantas desventuras amorosas Mmlle. Angot decide que es el Barbero con quiere casarse.


La obra fue repuesta por Massine con el nombre de “Mam'zelle Angot”, durante 1947, para el Sadler's Wells Ballet con una nueva versión musical, esta vez arreglada por Gordon Jacob. También se actualizaron los decorados y vestuarios según los nuevos diseños de André Derain. En la premier, los roles protagónicos estuvieron a cargo de Dame Margot Fonteyn (Mmlle. Angot), Moira Shearer (la Aristócrata), Alexander Grant (el Barbero) y Michael Somes (el Caricaturista). “Mam’zelle Angot” fue representada durante casi todas las temporadas que se llevaron a cabo entre 1947 y 1959. En 1964 se realizó una versión cinematográfica con las interpretaciones de Merle Park (Mmlle. Angot), Alexander Grant (el Barbero), Antoinette Sibley (la Aristócrata) y David Blair (el Caricaturista). Además, formó parte del repertorio durante la gira realizada por la Touring Company durante 1968 y 1969. Tras una década, volvió a los escenarios del Covent Garden en 1980 como homenaje a Léonide Massine, que había fallecido el año anterior. Así mismo, el Australian Ballet incorporó esta obra a su repertorio en 1971.




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Florencia Guglielmotti reside en la Ciudad de Buenos Aires (Argentina). Es Profesora de Danza (titulada en la Escuela Nacional de Danzas "María Ruanova"), Licenciada y Profesora de Artes (recibida en la Universidad de Buenos Aires). Cursó estudios en la Escuela Nacional de Ballet de Cuba. Es Miembro de International Dance Council CID (UNESCO).

Actualmente se desempeña como Profesora de Danza Clásica y como Profesora Titular de Historia de la Danza en la Escuela Superior de Enseñanza Artística "Aída V. Mastrazzi". Email: florenciagu@gmail.com
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