Showing posts with label Waldo Gonzalez Lopez. Show all posts
Showing posts with label Waldo Gonzalez Lopez. Show all posts

Tuesday, January 14, 2020

Notas al margen: César Vidal: Los Hijos de la Luz (por Waldo González López)


Quince años atrás, el conocido polígrafo español César Vidal obtenía el IV Premio de Novela Ciudad de Torrevieja 2005, por Los hijos de la luz, una rigurosa narración sobre la Revolución Francesa, sus inicios y repercusión en el comunismo contemporáneo, la guillotina, la Iglesia católica, los masones, la magia negra y la blanca, la grafología, el homosexualismo y otros temas que enriquecen el texto, al corroborar su enciclopédica cultura, cuya popularidad es ratificada en Miami por su solicitada participación en programas televisivos de alto rating, como «El Espejo», a cargo del colegamigo Juan Manuel Cao.


El galardón le fue otorgado por un jurado integrado, entre otros, por el poeta y narrador español José Manuel Caballero Bonald (presidente) y la narradora y poeta cubana Zoé Valdés, quienes acertaron al otorgar el máximo lauro al también autor de títulos de historia, como Las Brigadas internacionales y La guerra de Franco.

Mas, otras distinciones han merecidos sus textos: Premio de novela histórica “Ciudad de Cartagena” por La mandrágora de las doce lunas: Premio “Las Luces” por su biografía Lincoln, Premio “Jaén” por El último tren a Zurich; Premio “Algaba” por Pablo, el judío de Tarso; Premio “Finis Terrae” por el ensayo El caso Lutero; Premio “Espiritualidad” por El testamento del pescador (el libro de temática espiritual más vendido en España en 2004 a excepción de La Biblia) y Premio de novela “Alfonso X El Sabio” por El fuego del cielo.

Según apunta el editor en la nota de contracubierta: «Sin renunciar al rigor histórico, Los hijos de la luz es un thriller, a caballo entre la aventura y el mundo real, pero sobre todo es un canto a dos de los bienes más preciados que tiene el ser humano: la amistad y la palabra». Pero pienso que es más, mucho más la expectante narración que nos obsequia el autor, cuya filia de historicidad le dona altos valores de realismo sin olvidar la ficción. Leamos.

Dividida en 3 partes: ‘Los hijos de la luz’, ‘Conspiración’ y ‘Némesis’ y un Epílogo, e intercalada entre los capítulos, la sección/leitmotiv: “Del cuaderno de estudios científicos del profesor Lebendig”) la novela —dedicada «A aquellos que combaten, incansables, honrados y valientes, las obras ocultas entre tinieblas»— se inicia en París, el 21 de enero de 1793, y enseguida la textura que dominará el sustratum discursivo a lo largo de las 331 páginas de la narración que —adoptada y adaptada tal un thriller— arraigará en el lector ineludibles jornadas, engalanadas por Vidal y su estilo semibarroco, apropiado para reflejar el lenguaje de la época.

Definida como ficción histórica, en virtud del rigor demostrado en su amplia y auténtica obra, el prolijo autor se apoya en la veracidad de los hechos que resaltan las aventuras del sabio grafólogo Lebending, el inspector de policía Wilhelm Koch y Espartaco/Adam Weishauput, por solo mencionar tres decisivos personajes que conforman la complicada trama de esta novela poseedora de no pocos méritos. Situada en el contexto de la Revolución Francesa y en medio de un complot masónico-illuminati (iluminados) por adueñarse del mundo, son estos los componentes atinados del libro, inusual en el contexto de la narrativa hispanoamericana.


No huelga decir que, apoyado en su infatigable rigor histórico, añadiría en su vasto quehacer un atendible volumen sobre la masonería, en el que nos ofrece la primera historia completa de los masones, desde su fundación en la antigüedad hasta la actualidad, corroborando que los masones no son algo del pasado, sino que viven entre nosotros. Por ello, en su libro homónimo Los masones, César Vidal nos ofrece la historia completa de la cofradía, mostrando su secretismo y su capacidad de reunir personas agrupadas en logias, bajo el precepto de fraternidad.

Guiado por el «efecto casi mágico de la memoria», Vidal convence por la rápida ubicación donde ubica al lector: en el año crucial de 1793, justamente insinuado en la siguiente línea que me evoca al García Márquez de Cien años de soledad: «De aquella mañana recordaría muchas cosas, pero sobre todo, quedaría inscrita en sus recuerdos la colocación asimétrica del patíbulo.»

La novela viaja por espacios cercanos y, a un tiempo, lejanos junto al lector, quien es guiado por el hábil narrador quien, de tal suerte, lo conduce por algunos países y capitales europeas a través de capítulos y años, como Francia y París de 1793, 1794, Baviera de 1775 y 1787, entre otras.

En consecuencia, desfilan ante sus ojos grandes figuras de la época: filósofos (Platón), reyes (Luis XVI, Ana y Federico El Grande), personajes históricos (Octavio, Catón, Espartaco, César, Cicerón, Cromwell, Marat, Danton, Robespierre), artísticas (Mozart), literarias (Virgilio, Horacio, Fray Diego de Céspedes, el Marqués de Sade, Voltaire, Rousseau, D’Alambert).

Destaco la relevancia de cómo el narrador se esmera en su cuidada prosa que, en no pocos momentos, enriquece con conjeturas, verdades y sentencias. Leamos, a guisa de muestras, las que siguen:
«El cadalso había sido erigido a pocos pasos de aquella lastimosa huella de un pasado que, por tan cercano, casi parecía presente…» (p. 14).
«Con el instinto que solo proporciona la experiencia» (p. 26).
«[…] la manera en que escribimos deja al descubierto lo que somos» (p. 80).
«La tristeza, la ira, la duda también quedan proyectadas en la escritura como la sombra de la taza en la pared» (p. 81).
«El pensamiento —la vida misma— constituye una ligazón continuada de ideas y situaciones» (p. 271).
La erioneia [en griego; en español: ironía: disimulo, ignorancia fingida, conformadora de la sique de lúcidos cerebros— es asumida por Vidal también en sus agudas intervenciones en el programa de Cao, y muestra en la novela sus cálidos tintes, aliados a un suave humor que, por unirse a ese leve tono cáustico, aporta indudable ganancia al texto. En varios instantes el autor hace gala de este atributo, asumido en la literatura, de Maquiavelo a hoy, pasando por los comediógrafos antiguos griegos, latinos, la picaresca española, inglesa y francesa…, por solo mencionar algunos descollantes ejemplos. Entre esos momentos, no puedo dejar de citar el siguiente:
«Karl se dijo que era un bonito universo de libertad y sabiduría el que estaban construyendo los jacobinos. Nadie se atrevía a fiarse de nadie y todos desconfiaban de todos. Eso sí, la palabra ciudadano y ciudadana no se les caía de la boca.» (p. 63).
Asimismo, un tinte poético enriquece su narración, tal se aprecia en el siguiente ejemplo:
«[…] la luz del amanecer había comenzado a teñir los muebles del cuarto con un barniz de un tono metálico» (p. 89).
De cualquier modo, la significación mayor de Los hijos de la luz radica en la semejanza que halla y demuestra Vidal entre la Revolución Francesa y los movimientos comunistas posteriores a la ¿Revolución? de Octubre, como asimismo los actuales casos del fracasado Socialismo del Siglo XXI, sin olvidar los peores momentos del infausto ya desaparecido campo socialista.

No son pocas las similitudes o alegorías que en su texto hallamos de la sangrienta Revolución gala y el socialismo de hoy. Sugiero la lectura de los siguientes fragmentos que recuerdan los panfletos escuchados en la radio, vistos en la TV y leídos en la prensa del ya lejano año de 1959, como igualmente en los inicios de los ‘60s en la Cuba de los Castro:
-«Los príncipes y las naciones desaparecerán de la faz de la tierra. La raza humana se convertirá entonces en una familia, y el mundo será la morada de los Hombres racionales» (p.32).
-«Si se desea dominar una sociedad, hay que aniquilar antes a los que la gobiernan». (p. 33).
-«Ya no había Monarquía, ni siquiera limitada por eso que los filósofos llamaban Constitución. […] la acción de la guillotina no se iba a detener en Luis XVI. Luego le tocaría el turno a los familiares del rey decapitado. Sería fácil justificar unas cuantas docenas de ejecuciones más alegando que así se desarraigaba la perniciosa planta de la monarquía, que la libertad del pueblo lo exigía, que la luz de la razón y que bla, bla y bla. Sí, conocía de sobra toda esa palabrería revolucionaria.» (p. 59 y 60).
-«Le constataba que estaban deteniendo a la gente tan solo por quejarse de que no había pan. No tenía el menor deseo de que aquella mujeruca, enemistada con el agua y el jabón, lo denunciara por decir que tenía hambre, en otras palabras, por propaganda contrarrevolucionaria.» (p. 62.
-«(…) era un bonito universo de libertad y sabiduría el que estaban construyendo los jacobinos. Nadie se atrevía a fiarse de nadie y todos desconfiaban de todos». (p. 63).
-«Los revolucionarios habían prometido abundancia para todos —bueno, más bien, despojar a los que tenían para dárselo a los que no poseían nada—, pero en la práctica, nunca se había pasado hambre en Francia. ¿Adónde habían ido a parar las montañas de mantequilla, los ríos de leche, los castillos de uvas y frutas que se podían encontrar en la capital tan solo unos meses atrás? Quizá el gobierno revolucionario lo había repartido todo, pero de ser así, tendría que haberlo hecho en algún lugar muy distante. En la capital incluso encontrar pan empezaba a considerarse un verdadero milagro». (p. 94).
Sobre la represión que los cubanos del exilio y la Isla conocemos tanto por haberla sufrido, he aquí otro botón de muestra en torno a las similitudes entre ambas ¿Revoluciones? en el capítulo cinco de la tercera parte: «Némesis»:
(…) en Francia llevan abriendo y cerrando las puertas de las cárceles desde hace años. Primero, las abrieron para soltar a delincuentes y maleantes a los que los dirigentes de la Revolución decidieron considerar aliados en su lucha por la liberación del pueblo. Las dejaron vacías, literalmente vacías, claro que no por mucho tiempo. En un santiamén, las abarrotaron con sacerdotes, nobles, comerciantes o simples trabajadores a los que la guillotina no entusiasmaba o a los que había denunciado un vecino. Según ellos, todos ésos no eran el pueblo. No, eran enemigos del pueblo. Y a esa locura se sumaba la de los partidos…
Mas, no conforme, añade:
Los girondinos pasaron de carceleros a encarcelados poco antes de que Robespierre instaurara el Terror y comenzara a guillotinar a sus propios compañeros de la Montaña. Mientras gobernaba se llegó a plantear la deportación a las islas de todos los sospechosos. No de los que se opusieran a la Revolución, no. ¡De los sospechosos de poder hacerlo! Ni los tiranos griegos, ni los déspotas de los asirios o de los persas llegaron a tanto. Por supuesto, no lo hizo Luis XVI. En una semana, los defensores de la libertad ejecutaron a más personas que el pobre Capeto a lo largo de todos los años de su reinado. (p. 321-2).
En fin, estimo que con lo hasta aquí dicho, evidencio mi preferencia por esta valiosa novela del admirado colega hispano, con lo que, por sus merecimientos, concluyo con el que es quizás el más común de los lugares comunes al afirmar: «Lector, como yo, dadle al César lo que es del César... Vidal».




--------------------------
Waldo González López (Las Tunas, Cuba, 1946) Poeta, ensayista crítico teatral y literario, periodista cultural. Graduado en la Escuela Nacional de Teatro (ENAT) y Licenciado en Literatura Hispanoamericana (Universidad de La Habana). Autor de 20 poemarios, 6 libros de ensayo y crítica literaria, varias antologías de poesía y teatro. Desde su arribo a Miami (2011), ha sido ponente y jurado en eventos teatrales y literarios internacionales. Merecedor de 3er. Premio de Poesía en el X Concurso “Lincoln-Martí” 2012. Colaborador de las webs: teatroenmiami.com (Miami) y Encuentro de la Cultura Cubana (España), Boletín de la Academia Norteamericana de la Lengua Española (New York), y los blogs OtroLunes (Alemania), Palabra Abierta (California), Gaspar. El Lugareño, y el diario digital El Correo de Cuba (ambos en Miami)

Tuesday, December 31, 2019

Notas al margen: Irene y Teresa... y Julieta Trigo (por Waldo González López)


Un escritor debe estudiar cuidadosamente las obras de sus rivales, incluido el Todopoderoso. Debe poseer la capacidad innata no sólo de recombinar, sino de recrear un mundo dado.
Vladimir Nabokov


Tras las lúcidas palabras de introito de mis dos apreciados colegamigos: la presentación de Manuel Vázquez Portal y el prólogo de Amir Valle durante la segunda jornada del reciente Festival Vista (14 y 15 de diciembre), no resulta fácil escribir sobre Irene y Teresa, pero, para decirlo con Lezama, «solo lo difícil es estimulante».

Por ello, propongo los que son, quizás, un par de tópicos de interés o, mejor aun, estas Notas al Margen, tal denomino esta nueva sección en el blog Gaspar El Lugareño, creado y conducido por mi colegamigo Joaquín Estrada Montalván.

Ante todo, pongo en la picota la definición ¿noveleta?, por lo que antes añadí una interrogación al término solo por la extensión (que no la plena intención) de Irene y Teresa, pues las menos de cien páginas justifican con plenitud la profundidad y la calidad de lo logrado por este otro colegamigo cazador de buenas historias y creador de valiosos poemas, cuentos y novelas: Félix Luis Viera, quien recién ha entregado esta otra muestra de su reconocido quehacer a sus lectores (inteligentes; nunca «lectores hembras», tal señalara a quienes pierden tiempo en seudolecturas años atrás: Julio Cortázar, confeso discípulo de su coterráneo y maestro Jorge Luis Borges).


En la que prefiero calificar prosa erótica vieriana, ante todo subrayo los cambios ¿o mutaciones? de la tríada de personajes que convencen por su autenticidad: Irene, Teresa y Julieta Trigo, las que, no obstante, Félix Luis no alterna, sustituye ni transfigura la línea argumental ni descuida la prolija escritura de Irene y Teresa.

Otro tópico-logro es que, en ningún momento, ni siquiera se aproxima a lo sicalíptico ni mucho menos a lo porno, pues el personaje (¿y autor?) disfruta(n) del sexo, tal el joven amante en El Cantar de los Cantares, quien —en este canónico poema incluido en La Biblia y traducido al español por sacerdote y gran poeta hispano Fray Luis de León— va descubriendo las sinuosidades del cuerpo de la también juvenil amada con el goce experimentado en el incambiable placer del ese acto de suma entrega de los amantes.

La otra posible deuda temática de Félix Luis la tiene, a mi modo de ver, con la relevante novela del ruso-norteamericano Vladimir Nabokov (San Petersburgo, Rusia, 1899-Montreux, Suiza, 1977), Lolita (1955) por el expreso deseo que recorre la trama, sin por ello abandonar la contención; no obstante, sería prohibida en Norteamérica (1955) y solo publicada un trienio después en primera edición en Francia (1958).

La sensualidad provocada por la pequeña cocotte Charlotte Haze en Humbert Humbert es de tal grado que, como señalé antes, Lolita sería censurada por la entonces pacata sociedad norteamericana de los ‘50s; mas, a pesar de ello, sería llevada al cine de esta gran nación y de otros países, en tres adaptaciones que convertirían la excelente novela en un excitante filme o, mejor, un erótico road movie.

Nabokov también publicaría las novelas Pálido fuego (1962) y Ada o el ardor (1969) que, tras el triunfo de Lolita, lo ubicarían entre los grandes novelistas del siglo XX.

De acuerdo con el axioma nabokoviano que encabeza como epígrafe estas brevísimas Notas al margen, nuestro escritor ha demostrado una vez más poseer la capacidad innata no solo de recombinar, sino de recrear un mundo particular. Por ello, al margen de las posibles influencias que advierto, Irene y Teresa resulta, sin duda, otro éxito literario y editorial del valioso poeta y narrador Félix Luis Viera, quien así reconfirma su talento que lo ubica entre los mejores narradores cubanos de ambas orillas.


-----------------------------
Waldo González López (Las Tunas, Cuba, 1946) Poeta, ensayista crítico teatral y literario, periodista cultural. Graduado en la Escuela Nacional de Teatro (ENAT) y Licenciado en Literatura Hispanoamericana (Universidad de La Habana). Autor de 20 poemarios, 6 libros de ensayo y crítica literaria, varias antologías de poesía y teatro. Desde su arribo a Miami (2011), ha sido ponente y jurado en eventos teatrales y literarios internacionales. Merecedor de 3er. Premio de Poesía en el X Concurso “Lincoln-Martí” 2012. Colaborador de las webs: teatroenmiami.com (Miami) y Encuentro de la Cultura Cubana (España), Boletín de la Academia Norteamericana de la Lengua Española (New York), y los blogs OtroLunes (Alemania), Palabra Abierta (California), Gaspar. El Lugareño, y el diario digital El Correo de Cuba (ambos en Miami)

Thursday, November 21, 2019

(Miami) Nuvia Estévez invitada a la Tertulia de Waldo González López


Nuvia Estévez es la invitada de Waldo González López, a su Tertulia Cultural, correspondiente a noviembre.

El evento es este domingo 24 de noviembre de 2019, a las 3. 00 p.m. 


Art Emporium Gallery
710 SW 13th Ave. 
Miami, 33135


-------------

Friday, November 8, 2019

Crónica: El genuino arte de "Chamaco" (por Waldo González López)


«[…] el diseño de las portadas de los libros de Luis G. Fresquet para Ediciones Universal, ha colocado a la editorial al mismo nivel artístico de Plaza & Janés, de España.»
Guillermo Cabrera Infante


Ilustraciones: Luis G. Fresquet
----------------

Ante todo, te preguntarás, ciberlector: ¿Quién es Chamaco?, ¿es artista?, ¿por qué genuino arte? Estas y otras preguntas te las responderé enseguida, apenas leas mi crónica de hoy.

Chamaco —para los escritores cubanos y para otros de diversos contextos que han hermoseado sus libros con la particular impronta del multiarte de este multicreador —es el nombre artístico de Luis G. Fresquet (La Habana, 1946), un genuino innovador plástico, porque en él se fusionan, en lúcida mixtura, sin confundirse, el pintor, el dibujante, el ilustrador, el diseñador y el caricaturista, sabia combinación por la que ha devenido, desde décadas atrás, uno de los más connotados poliartistas cubanoamericanos.

LOS ORÍGENES

Tras dos años de la inauguración de su primera exposición en la Galería de Cinema La Rampa, poco antes de cumplir 12 años, ya a los 14 aprendía dibujo y diseño gráfico en el departamento creativo de una publicitaria, cuando su tío le pidió que leyera su escrito que publicaría en el suplemento humorístico El Pitirre del diario La Calle.

El escritor humorístico y periodista Juan Ángel Cardi escribiría el siguiente texto de presentación para el catálogo de su exposición en la Galería de Arte del Consejo Nacional de Cultura, en el lejano 1966, cuando el artista tenía 20 años:
Aunque ya anda por el mundo con la barba totalmente cerrada, Chamaco es muchísimo más joven que el inventor de las cuchillas de afeitar. Su nacimiento tuvo lugar hace muy pocos años en la liliputiense ciudad de Regla, y lo primero que hizo al nacer fue pedir un lápiz para pintarle un bigote a la comadrona, la cual al fin resultó ser un ginecólogo. A partir de esta graciosa precocidad, era de esperarse que Luis García Fresquet estuviera destinado a expresarse en el intrincado pero agradable lenguaje del humor. Es de esta manera y con el seudónimo de Chamaco, que apenas levantando dos cuartas del suelo, como suele decirse, comenzara a hacer pininos en El pitirre, y, andando el tiempo, viera aparecer su firma en Palante y otras publicaciones nacionales y extranjeras. Chamaco, viene a ofrecer a la consideración de quien desee pasar un rato grato expeliendo bellas sonrisas, esta exposición de unas docenas de sus últimos cartones, tarea que ha realizado con el plausible objetivo de demostrar que, aunque joven, ya es un dibujante con toda la barba. Si cada espectador opinase lo mismo que nosotros, habremos completado esa elegante figura que se llama unanimidad y que es lo más parecido al buen éxito que se conoce hasta la fecha.
Mas, ya en junio de 1970 exhibía sus caricaturas en la Galería L de la Universidad de La Habana y luego las publicaría en el libro Yo. Tú, Él y el Humor por la Editorial Pluma en Ristre del Instituto Cubano del Libro en el mismo año, y, en 1971, por la Editorial Prelo, de Lisboa, Portugal.

En una entrevista con el laureado narrador y periodista, ya fallecido, Noel Navarro (quien fuera colegamigo de este cronista), Chamaco confesaba:
Desde hace algún tiempo me tracé una línea de trabajo artístico: ridiculizar los prejuicios y defectos del hombre, en particular, aquellos que lo estancan y no lo dejan ver el futuro. Esta línea la vengo siguiendo desde mi último premio recibido en España. En aquel entonces, el tema de mis dibujos era el curioso —el que todo lo mira, más por hábito que por otra cosa—, el cosmos... Sé que es una línea muy difícil, porque, en realidad, la sociedad va hacia nuevas metas y el hombre cambia constantemente. En esta exposición he buscado también un ámbito más universal.

UNA BUENA NOTICIA

Por ese tiempo, la prensa cubana reflejaba una buena noticia que alegraría a los familiares y colegas del joven artista: «El caricaturista cubano Luis García Fresquet (Chamaco) ganó el primer premio para los concursantes extranjeros en la Olimpiada Mundial de Humorismo celebrada en España.»

Y el artista diría al conocer la buena nueva: «Siento una gran satisfacción no solo por lo que significa para mí haber obtenido este lauro en un concurso internacional, sino porque se trata del primer premio internacional de humorismo que alcanza Cuba.»

El recordado Santiago Armada (Chago), caricaturista, diseñador gráfico y autor del libro de dibujos humorísticos El humor otro, escribiría sobre nuestro creador:

[...] Chamaco, es uno de nuestros más serios y constantes creadores humorísticos, se ha distinguido tanto en el ámbito local como en el universal, obteniendo premios y menciones [...]. Su libro Yo, tú, Él y el Humor (1970), un éxito del humorismo cubano de vanguardia, fue reeditado inmediatamente por una editorial portuguesa PRELO. Su personalísimo estilo de humorista, en apariencias esquemáticas o infantiles, se carga de un acendrado nervio original, provocador de un distanciamiento hondamente reflexivo. Ingenuidad de la forma para atrapar la mente por medio del ojo. Luis G. Fresquet, inspirado y feliz ilustrador de libros infantiles, affichista y diseñador del Departamento de Actividades Culturales de la Universidad de La Habana, también ha conquistado en estas esferas galardones y amplio reconocimiento crítico.

TRES REGALOS INOLVIDABLES


En lo personal, tuve la suerte de conocer al poliartista y disfrutar de su valiosa creación, tras merecer, en 1976, el Premio «13 de Marzo» de Literatura para Niños y Jóvenes por mi poemario Poemas y canciones, cuando recibí tres regalos inolvidables: 1ro. Ser galardonado por un jurado presidido por un poeta de la talla de Eliseo Diego (La Habana, 1920-Ciudad de México, 1994), autor de numerosos cuadernos de genuina poesía —entre estos se halla uno que me dedicó cuando recibí de sus manos el ya mencionado lauro: El oscuro esplendor (1966)]; 2do. El prólogo que el propio Eliseo estampó en el frontispicio de mi breve poemario para niños —cuyo título tomé de uno de mis poetas españoles preferidos: Juan Ramón Jiménez—, y 3ro. Las ilustraciones de cubierta e interiores del cuaderno premiado serían realizadas por Chamaco, ya que por fortuna él era el Jefe de Diseño del Departamento de Extensión Universitaria, de la Universidad capitalina, en la que yo estudiaba, con mi entonces novia y desde el año siguiente esposa, Mayra del Carmen Hernández, Licenciatura en Literatura Hispanoamericana, junto con otros colegamigos escritores hoy en el exilio miamense: Manuel Gayol y Mercedes Eleine González, tales asimismo los amigos Irma Pujol, Belinda Behar Helen Rudnikas y Wilfredo Ramos.

LA IMPRONTA DE CHAMACO

«Luis G. Fresquet (Chamaco) deja su impronta en todo lo que realiza, como un Rey Midas: sus ilustraciones para los libros de literatura infantil, así como sus caricaturas y diseños, lo corroboran», escribí tiempo después —tras una mutua admiración— en un artículo publicado en la revista Bohemia, donde primero fui colaborador habitual y después periodista fijo en las páginas de Cultura.

Ya entonces había pasado no poca agua bajo los puentes de una limpia amistad que uniera a dos parejas: la conformada por él y la escritora para niños, sensible artesana y, hace cincuenta y tres años, su esposa, Nury A. Rodríguez, y la mía con la ensayista, investigadora y editora Mayra del Carmen Hernández Menéndez, con la que en abril del 2020 alcanzamos la nada pequeña cifra de cuarenta y tres años casados... ¿o cazados?

EL PRIMER PREMIO PARA NURY Y CHAMACO


En 1978, el jurado presidido por la destacada narradora, poeta y periodista cubana Dora Alonso otorgaba Primera Mención del Concurso «13 de Marzo» al cuento de Nury A. Rodríguez con ilustraciones de Chamaco: La boda de Anita y Aniceto, lo que corroboraba el acierto de la unión de esta pareja de creadores.

Luego ambos crearían primero en Cuba y luego en su exilio en Miami, la Colección de libros interactivos para niños para la Serie Juguemos, con los que han tenido gran éxito de venta, tales El Colibrí Azul, Totí, Robot-Jan y sus amigos, La libelula y las mil mariposas, La ciudad mágica, Ranita y sus amigos


Así, amigos, ha sido y es la vida conjunta de Luis G. Fresquet y su esposa Nury A. Rodríguez, quienes no cejan en su hermoso empeño de otorgar belleza a los libros de niños y adultos, pues como unos Reyes Midas, ellos todo lo que tocan, lo convierten en oro.

DE SU LABOR EN EL EXILIO

Tras su salida de Cuba, García Fresquet ha sido director artístico de varias revistas y periódicos en España, donde colaboró con la Editorial Playor, del destacada narador y periodista Carlos Alberto Montaner, y en los Estados Unidos, durante más de catorce años, realizó la misma labor en las revistas Construcción Panamericana y Minería Panamericana, ambas publicadas en Miami.

Actualmente es diseñador freelance de la Ediciones Universal de Miami, dirigidas por el prestigioso editor Juan Manuel Salvat.

MI ENCUENTRO CON EL ARTE

Tal es el título del recién publicado libro de Chamaco o Luis G. Fresquet, dedicado a «todas las personas que han seguido la trayectoria de mi obra artística, y a mí mismo por haberla creado [como], a Nury, mi esposa, que siempre la he amado y que jamás la dejaré de querer», y sugerido por la propia Nury, donde nos narra su vida y extensa e intensa trayectoria como creador a tiempo completo, desde que, con solo 11 años, comenzara a pintar, en un largo viaje hasta el presente, demostrando su enorme legado, merecedor de más de veinte premios por sus ilustraciones exhibidas en importantes exposiciones e impresas en libros en numerosos países: Cuba España, Bélgica, Portugal, Canadá, México y los Estados Unidos.

Por ello, el libro (que se me antoja una fábula) es una recopilación de su obra, en la que, aunque no incluye todas sus pinturas, ilustraciones, caricaturas y diseños, las seleccionadas son suficientes para mostrar a los lectores el amplio camino recorrido por el destacado artista plástico cubano, inciado por su primera pintura infantil de 1957 hasta llegar a sus últimos diseños para cubiertas de libros y portadas de revistas.

Así conocemos in situ al notable creador Luis García Fresquet o Chamaco, cuya infatigable poética artística contradice las palabras del poeta y gran narrador argentino Leopoldo Marechal en su friso novelístico Adán Buenosyres: «lo terrible es haber perdido inocencia y alegría». Todo lo contrario: justamente ese candor de niño es lo que ha guiado el indiscutible talento de este avezado maestro de las Artes Plásticas, según lo corroboran las varias décadas de su indeclinable carrera.

Por ello, no en balde el fallecido narrador y periodista cubano Antonio Conte, dejaría escrito con acierto:

En ocasiones el azar hace que descubramos nuestra capacidad creativa para concebir una obra de arte. Y ese descubrimiento nos incita a buscar el camino del éxito. Eso le ocurrió a Luis García Fresquet a los 11 años cuando comenzó a pintar impulsado por la «presuntuosa picardía infantil» de ganarle una apuesta a un destacado pintor, quien le hizo conocer su talento para las artes plásticas.
Por su parte, María Elena García Pérez, artista plástica y profesora de la Academia Nacional de Bellas Artes San Alejandro, expresaría: «[…] pocos dibujos de los pequeños llegan a fascinar tanto como los creados por este eterno niño: Luis G. Fresquet. La composición de sus creaciones, la mezcla de los fondos abstractos con las figuras y el atrevido uso del color para pintar sus ingeniosos gatos, nos muestran que posee el don de un artista...».


Si desean adquirir el hermoso libro, pueden pinchar en este enlace en Amazon.




----------------------------------
Waldo González López (Las Tunas, Cuba, 1946) Poeta, ensayista crítico teatral y literario, periodista cultural. Graduado en la Escuela Nacional de Teatro (ENAT) y Licenciado en Literatura Hispanoamericana (Universidad de La Habana). Autor de 20 poemarios, 6 libros de ensayo y crítica literaria, varias antologías de poesía y teatro. Desde su arribo a Miami (2011), ha sido ponente y jurado en eventos teatrales y literarios internacionales. Merecedor de 3er. Premio de Poesía en el X Concurso “Lincoln-Martí” 2012. Colaborador de las webs: teatroenmiami.com (Miami) y Encuentro de la Cultura Cubana (España), Boletín de la Academia Norteamericana de la Lengua Española (New York), y los blogs OtroLunes (Alemania), Palabra Abierta (California), Gaspar. El Lugareño, y el diario digital El Correo de Cuba (ambos en Miami)



Saturday, October 19, 2019

Crónica: Zart, "A little Miami": Homenaje a la ciudad que lo vio nacer (por Waldo González López)

Fotos/Cortesía de Vivian Pérez
--------------------

Nacido en Cuba, a los pocos meses fue traído por sus padres a Miami, donde a los siete años realizara sus primeros dibujos. Y a los diez, merecería su primer premio local y, luego, nacional por uno que representaba un hombre en el espacio.

A los once, comenzaría estudios de pintura con un alumno del notable artista plástico cubano cubano Domingo Ramos. De aquí pasaría a Belén y, al graduarse, estudia Diseño Gráfico y Fotografía en la Escuela de Bellas Artes de la Universidad de Miami.

Aquella primera obra galardonada en su infancia y otras veintiséis se muestran [desde el pasado viernes once y hasta el próximo ocho de noviembre] en la expo «A Little Miami», presentada en Art Emporium Gallery, el conocido Centro Cultural «Leopoldo Fernández», concurrido espacio de la artista plástica y profesora universitaria Vivian Pérez, quien aquí propone diversos eventos de plástica, tertulias literarias y puestas en escena de piezas teatrales que hacen de este, el más completo ámbito cultural de Miami.

ZART, TODA LA VIDA


Zart es el seudónimo artístico del impar creador Henry John Zaragozi, quien tanto ama la pintura, que cuando nació su hijo en marzo de 1998, lo nombraría Vincent, claro homenaje a su preferido Van Gogh, uno de los míticos artistas más cotizados en Occidente.

Solo seis años antes [1992], presentaba su primera expo: “Paisajes urbanos”, en la que descubrió al público sus preferidas temáticas que en “A Little Miami” retornan dimensionadas, como los apasionados fantasmas del múltiple creador: su amor por nuestra ciudad, con su fascinante colorido, auspiciado por el sol y la claridad en ciertas esquinas de algunos barrios que conformaron su inolvidada infancia, los claroscuros nocturnos con mil y una luces junto a la hermosa bahía de Miami que circunda su existencia desde sus primeros meses de nacido, tal evidencia en la obra que ilustra el catálogo de su muestra: “Sunset of South Brickell”.

ZART, TODA LA CREACIÓN


Amante de dos corrientes de la plástica internacional: impresionismo y expresionismo, sus piezas corrobaran tal aserto por su eficaz realización, en la que su ideario creacional se me antoja resultado de su confeso amor por la pintura y la fotografía que, en “A Little Miami”, retornan en oleadas de plástica y poesía.

Sí, poesía, porque al cronista sus cuadros le evocan textos ya clásicos de poetas, como entre otros El inmenso mar, tal titulara su autobiografia el norteamericano Langston Hughes [“La vida es un inmenso mar lleno de peces. Yo tiro las redes y halo”]; el chileno Pablo Neruda en “Recuerdo el mar” y, sobre todo, ese inmenso argentino y universal de todos los tiempos: Jorge Luis Borges, quien en “El Mar”, confesara para siempre: «Antes que el sueño (o el terror) tejiera / mitologías y cosmogonías, / antes que el tiempo se acuñara en días, / el mar, el siempre mar, ya estaba y era. / ¿Quién es el mar? ¿Quién es aquel violento y antiguo / ser que roe los pilares / de la tierra y es uno y muchos mares / y abismo y resplandor y azar y viento? / Quien lo mira lo ve por vez primera, siempre. / Con el asombro que las cosas / elementales dejan, las hermosas / tardes, la luna, el fuego de una hoguera. / ¿Quién es el mar, quién soy? Lo sabré / el día ulterior que sucede a la agonía.»

Desde los títulos, sus sugerentes cuadros [casi todos en acrílico y óleo] muestran tal simbiosis y conjunción de plástica y poesía. Para nombrar las cosas, tal diría el poeta cubano Eliseo Diego, leamos algunos: “Miam˭Big Water” [cuyo título revela el nombre indígena de nuestra ciudad que significa Agua Grande], “Vizcaya Rock Dockside” [El muelle del Palacio de Vizcaya], “Saturday Morning Corner” [Recuerdo de su infancia, cuando se reunía con sus ‘amigos mataperros’ —así denominados por la abuela—, planeando qué harían esa mañana], “Hobie Beach” [atardecer en el sur de Brickell] y el único con guiños a la pintura abstracta: “Brickell/Simpson” [El parque Simpson en Brickell].

ZART: IMPRESIONISMO Y EXPRESIONISMO


Ambos movimientos, surgidos en el primer cuarto del siglo pasado, influirían en el estilo del talentoso Zart, como se revela en no pocas de las obras expuestas en su muestra. Y es lógico, pues estos dos grandes movimientos serían decisivos en la plástica posterior, a tal punto que aun continúan influyendo en creadores de nuestra aun reciente centuria, como el propio Zart.

Así, se atisban en sus piezas influjos del posimpresionista Cézanne, padre de la pintura moderna, como del precursor del arte abstracto e iniciador de la abstracción lirica y el expresionismo Kandinski, entre otros grandes artistas de fines del siglo XIX.

ADDENDA


Sobre el éxito de esta valiosa muestra de Zart, diré que de las 25 telas expuestas, ya sobrepasan doce las vendidas, por lo que, estimado ciberlector, si quiere disfrutar de este valioso homenaje a nuestra ciudad, no espere más: asista a visionar y deleitarse con esta hermosa expo plástico-poética en Art Emporium Gallery, que clausura el viernes ocho de noviembre. Una sugerencia: disfruten toda la expo, pero en particular, regocíjense con el hermoso cuadro en que el pintor redescubre la propia Galería de Vivian, que señorea en la sala central.


Art Emporium Gallery se ubica en 710 SW, 13 Av., Miami, 33135, el mismo corazón de La Pequeña Habana.






----------------------------------
Waldo González López (Las Tunas, Cuba, 1946) Poeta, ensayista crítico teatral y literario, periodista cultural. Graduado en la Escuela Nacional de Teatro (ENAT) y Licenciado en Literatura Hispanoamericana (Universidad de La Habana). Autor de 20 poemarios, 6 libros de ensayo y crítica literaria, varias antologías de poesía y teatro. Desde su arribo a Miami (2011), ha sido ponente y jurado en eventos teatrales y literarios internacionales. Merecedor de 3er. Premio de Poesía en el X Concurso “Lincoln-Martí” 2012. Colaborador de las webs: teatroenmiami.com (Miami) y Encuentro de la Cultura Cubana (España), Boletín de la Academia Norteamericana de la Lengua Española (New York), y los blogs OtroLunes (Alemania), Palabra Abierta (California), Gaspar. El Lugareño, y el diario digital El Correo de Cuba (ambos en Miami)


Thursday, September 12, 2019

Crónica: #In Vitro en Teatro Ocho (por Waldo González López)

Fotos/Tomadas de Facebook
----------------

“El humor es la penúltima
 etapa de la desesperación”

Isidoro Blaisten


El teatro argentino nace con el estreno de Juan Moreira, a partir de la clásica novela gauchesca de Eduardo Gutiérrez, publicada como folletín entre 1879 y 1880 en el diario La Patria Argentina. Mas, en 1884, Gutiérrez reescribió la obra como ‘mimodrama’ para representarse en el circo, con lo que surgió el teatro rioplantense.

Tan importante fue y es el humor en el país, que años atrás fue instituido el seis de octubre como el Día del Circo, en homenaje a Pepe Podestá, quien nacido esa fecha en el Montevideo de 1858, desarrollaría una labor pionera, ya que creó el circo criollo y ‘Pepino el 88’, payaso que fue modelo del cómico rioplatense.

Por ello, con el circo, nacería el humor que, en la tierra de Jorge Luis Borges [del que muchos ignoran su aguda veta humorística], posee una intensa y extensa trayectoria y una larga tradición surgida entre canónicos comediantes que se darían a conocer en el propio circo, como luego en el teatro y la cinematografia rioplantenses, la que, por su rigor, calidad y profesionalismo, crearía una industria reconocida no solo en Latinoamérica, sino también en Europa, que tanto influiría en los dramaturgos y guionistas, directores y actores. De tal suerte, no pocas cintas filmadas en los ‘40s y ‘50s aun se pasan en gustados espacios de canales latinos de Miami y otras ciudades latinoamericanas.

Gracias a ello, muchos que hoy peinan canas recuerdan gratos momentos de su infancia, adolescencia y juventud frente a los televisores disfrutando los filmes con actores de la talla de los también cantantes Carlos Gardel y Libertad Lamarque, como de numerosos intérpretes-humoristas que descollaron en programas de TV, tales los inolvidables: Niní Marshall, Luis Sandrini, Enrique Pinti, Alfredo y Carmen Barbieri, Tato Bores, Gogó Andreu, Pepe Iglesias, Alberto Olmedo, Jorge Porcel, Antonio Gasalla, Juan Carlos Calabró, Juan Carlos Altavista, Pepe Arias, Juan Carlos Mesa, Cacho Garay y tantos otros que prevalecieron por su talento sin nunca emplear la vulgaridad, el mal gusto, la procacidad, sino apenas las ‘segundas intenciones’ alusivas a situaciones referentes al sexo.

Si buscamos otro ejemplo en Latinoamérica, tenemos en Cuba al clásico actor y humorista Leopoldo Fernández, quien tras décadas de preferencia entre los nacidos en la Isla, durante su última presentación en La Habana aludió al tirano Fidel Castro, tras la que sufriría prisión y enfermaría por las torturas padecidas en la carcel, hasta que por fin pudo exiliarse en Miami, donde continuaría su exitosa carrera, la más importante entre los humoristas de la época, al punto de que aún se pasan en numerosas radios y televisoras latinas sus programas y filmes con sus gustados personajes Tres Patines, Pototo y otros, en los que jamás mostrara la más mínima nota de grosería, ni empleara un lenguaje soez.

#IN VITRO


Tras su estreno en Argentina y México, el sábado pasado se presentó en función única #In Vitro, escrita y representada por la humorista y abogada Pany Chama [en cuya idea original colaborara Gustavo Lago], bajo la dirección de Sergio Fabrizi y apoyada por un breve equipo técnico.

El tema de #In Vitro hasta donde conozco, es inédito en la escena latinoamericana, pues los Monólogos de la vagina, de la norteamericana Eve Ensler, célebres por representados en innumerables países, solo se acercan al asunto, porque dirigen su atención a la violencia de género, que, en 1996, cuando se escribiera y representara en Nueva York, era una temática tan candente como continúa siendo hoy, veintitrés años más tarde.

Los Monólogos… se estrenarían con una sola actriz, pero como los subtemas le daban vida a 12 personajes, la dirección decidió incluir tres intérpretes, ya que todas [tal bien subraya el título] tienen la vagina como tema central con variantes: la sexualidad, la menstruación, la masturbación, el orgasmo, el parto, la violación y la mutilación genital. Este crítico, adquirió la obra publicada, leyó el guion original y asistió a una de las funciones en el Teatro Trail, interpretadas por destacadas actrices, que corroboraron su calidad y la de la escena latinoamericana, tal saben los fans de las tablas, residentes en Miami y quienes nos ocupamos de la necesaria, si bien ignorada o vilipendiada tarea de valorar las puestas.


En #In Vitro, monodrama [unipersonal] la autora-humorista argentina aborda con humor de todos los colores los duros problemas sicofísicos y emocionales que debió sufrir durante más de una década para concebir sus trillizos, tras once tratamientos de fertilidad, conflicto reflejado en la pieza bajo las ¿humorísticas? Consignas de #No Bajar los Brazos y #Abrir Las Piernas, tal se señala en el programa de mano.


En su unipersonal autobiográfico [cuyo subtítulo es ‘El camino a la fertilidad asistida’], Pany Chama cuenta y representa [des]provista del clásico humor argentino [del que ella parece desconocer la excelente labor realizada por los humoristas arriba citados y tantos otros] la poco común praxis de valentía de esta genuina madre [y lo subrayo], ya que tal esfuerzo le impondría riesgos, afrontando muy serias experiencias que pudieron afectar su salud.

Por el tema, la obra, atrapa la atención del público femenino, al que da esperanzas, en especial, a las que transitan el tortuoso camino que a Pany, no obstante el sufrimiento padecido, le proporcionaría no solo un hijo, sino trillizos. Mas, la doble y compleja tarea de ser a un tiempo autora y humorista, le resulta dificil a Pany, quien —ya no tan joven como cuando comenzara su larga lucha por obtener su ansiado hijo— quizás por desconocer los recursos actorales necesarios para ahondar y diversificar el tema, no profundizó en el tema, al que debió no solo haberlo provisto de [gratuito] humor, sino apoyar el humanista mensaje de apoyo a otras madres que luchan por su hijo…, pero el humor fácil tiraría por la borda el texto, del que se esperaba un desarrollo y, en consecuencia, alcance.


Algunos rasgos utilizados por Pany podrían haber enriquecido la obra, pero pierden eficacia por su malogrado uso: su sentido del humor [empleado hasta la saciedad] y su capacidad de improvisación, que le permite no dejar escapar nada de lo que sucede en la sala, incorporando cualquier comentario escuchado a los espectadores, implicándolos en la acción, lo que, ciertamente, evidencia su capacidad humorística. Asimismo, la reiteración y la extensa e intensa duración de su unipersonal, malogran los pobres resultados la obra, como el asimismo repetitivo empleo de sus escasos recursos actorales, lo que hace cansina la hora y poco más de duración. Otro aspecto en que falla Pany es la excesiva rapidez en la emisión del texto, que no deja escuchar ni entender no pocos de sus parlamentos.

Por estos y otros señalamientos, resultó deslucido el estreno la pieza de Pany Chama, en la escena de la acreditada sala de la Compañía Cirko Teatro: Teatro Ocho, que concitó a sala llena público argentino y cubano, pero pienso que no todos saldrían satisfechos, a diferencia de otras obras y puestas de calidad exhibidas y repuestas por la laboriosa agrupación. En consecuencia, al crítico le resultó extraña la presentación de esta pieza en la prestigiosa Sala Ocho, donde se estrenan y reponen comedias de valía, no solo argentinas, sino tambien españolas, canadienese y cubanas, entre otras nacionalidades.

Por ello, creo que, a pesar de este malogrado estreno, el director general y artístico, y actor Alejandro Vales, como su esposa, la actriz y también realizadora Jessica Álvarez Diéguez, continuarán ofreciendo comedias de calidad, por su contenido humano, y no solo buscando la risa por la risa, ergo: la risa fácil, lamentable opción hoy común en algunas presentaciones ¿humorísticas? de algunos escenarios miamenses y que, por primera vez, aconteció en la, repito, prestigiosa Teatro Ocho.



----------------------------------
Waldo González López (Las Tunas, Cuba, 1946) Poeta, ensayista crítico teatral y literario, periodista cultural. Graduado en la Escuela Nacional de Teatro (ENAT) y Licenciado en Literatura Hispanoamericana (Universidad de La Habana). Autor de 20 poemarios, 6 libros de ensayo y crítica literaria, varias antologías de poesía y teatro. Desde su arribo a Miami (2011), ha sido ponente y jurado en eventos teatrales y literarios internacionales. Merecedor de 3er. Premio de Poesía en el X Concurso “Lincoln-Martí” 2012. Colaborador de las webs: teatroenmiami.com (Miami) y Encuentro de la Cultura Cubana (España), Boletín de la Academia Norteamericana de la Lengua Española (New York), y los blogs OtroLunes (Alemania), Palabra Abierta (California), Gaspar. El Lugareño, y el diario digital El Correo de Cuba (ambos en Miami)

Monday, September 2, 2019

Crónica: El inolvidable mito Buesa (por Waldo González López)

Pasarás por mi vida, sin saber que pasaste.
Pasarás en silencio por mi amor, y al pasar,
fingiré una sonsisa, como un dulce contraste,
del dolor de quererte… y jamás lo sabrás.
¿Qué cubano no recuerda estos versos, ya clásicos en el imaginario popular de la Isla y también caribeño? Estoy seguro que, al escucharlos, una vez más, muchos evocarán, como yo, los años en que éramos adolescentes y soñábamos con el Amor…

Debo además recordar —¿aunque acaso resulta necesario?— algo singular: tan hermoso cuarteto que sirve de proemio a esta crónica/comentario, integra uno de los cinco del conocidísimo «Poema del renunciamiento», de nuestro José Ángel Buesa, tan leído desde la cuarta década del siglo XX hasta incluso en este 2018, cuando nosotros, los poetas de hoy, homenajeamos su amplio quehacer.

Por ello, pienso que tal vez habría querido estar aquí o, quizás, sí está escuchándome desde algún lugar de la Tierra, porque no creo que desde el Cielo, pues de santurrón ni beato no tenía nada aquel Buesa enamoradizo, por el que todas las mujeres de entonces suspiraban, sin miramientos ni dudas…

Al Inferno dantesco, el hoy evocado Don Juan caribeño y Casanova tropical, hubiera sido enviado por el ex sargento, general y presidente, si se hubiese enterado, como sugiere el poeta, que en su noche de bodas, ya pasados de tragos y dormido, había arrebatado a su esposa, con el consentimiento de ella, pues el poetamante se la robaría y llevaría a un insólito paseo en barco por la bahía habanera, donde la Hermosa dama sería arrullada con sus versos que la trastornaban, como a tantas mujeres de la época, para al fin culminar su nueva aventura, en un apartado hotel, según lo insinúa, muchos años después, en su autobiografía Año bisiesto.


Sin duda, José Ángel Buesa es un nombre que marcó la incipiente vida literaria de muchos de quienes, en los dorados ‘50s e inicios de los 60s, aún no éramos ni siquiera jóvenes, sino adolescentes.

Tal les sucedió a no pocos poetas de mi promoción, que mucho leímos y nos impactaron sus textos. Para mí sería decisiva su lectura, gracias a las ediciones que, pagadas por los propios autores, eran realizadas en imprentas privadas, sobre todo, por la recordada Úcar García, en tanto no existían otras opciones, hecho muy conocido y divulgado por destacados intelectuales —como el recordado Eliseo Diego—, quienes lo contarían después en entrevistas y testimonios.

Así, era tal la popularidad de Buesa, que muchas capas de la sociedad adquirían esos cuadernos, lo que corrobora su celebridad entre la población. Era, en suma, El Poeta [en mayúscula], sin duda, el más leído por la común y sencilla «gente de pueblo», por decirlo con un título de otro escritor popular, desde que en esos años publicara su primer libro: el narrador Onelio Jorge Cardoso, «El Cuentero».

A fines de los ‘50s, y aun desde años atrás, José Ángel Buesa era, además, un escritor radial muy conocido por sus novelas, teatros y otros espacios en las más importantes emisoras cubanas. Ello, por supuesto, implicaría, asimismo, que su imagen de hombre fornido, de buena presencia y fama de conquistador fuera muy apreciada por las féminas de la Isla, incluidas algunas de las mejores poetisas de la época, entre otras, Carilda Oliver Labra y Serafina Núñez, quienes fueron sus amigas.

[Un aparte oportuno: De ambas colegamigas, este cronista publicaría, durante los ‘80s y 90s, textos en secciones poéticas a su cargo en varias revistas nacionales y, en el caso de la segunda, además, prepararía y prologaría la única antología mínima de su poesía por las prestigiosas Ediciones Vigía (con papel reciclado) de Matanzas, primera en realizar esta hermosa y necesaria tarea en Cuba.]

Por tal celebridad, casi todas las cubiertas [portadas] de sus poemarios ostentaban el conocido rostro de galán y amante, tópico común en el ideario social y estético de la época que aun atraía —a pesar del silencio al que fuera confinado después de 1959— a miles de fans del neorromanticismo, no solo en gran parte de la poesía publicada, sino igualmente en medios como el cine, la radio, la televisión y la prensa plana.

Y era lógica su popularidad: recuerdo la pregunta del gran nicaragüense Rubén Darío, autor de la célebre frase: «Quién que es, no es romántico». Incluso ahora, en este hiperrealista, cibernético y globalizado siglo XXI, aunque ya no creamos del todo en aquel lacrimoso romanticismo [pues los tiempos que corren…corren demasiado], muchos creemos aun en el Amor [con mayúscula].

Sí, los tiempos han cambiado, como nosotros, los «humanos, demasiado humanos», tal diría uno de mis filósofos de cabecera; mas, esa esencia inexplicable y aunadora, suerte de imán sensorial entre dos que se aman; esa sustancia de rango tan íntimo, personal y, a un tiempo, universal [pues nos compete desde la individalidad a todos], no ha cesado ni cesará jamás, desde Grecia —con sus dioses y héroes míticos, estudiados e incluidos en las reveladoras teorías del ya clásico Padre de la Sicología moderna, Sigmund Freud— hasta este insólito y complejo mundo contemporáneo.

De tal suerte, no solo en tiempos de Rubén —quien ante un grande José Martí, con quien se cruzara en una calle de la ya entonces imponente Nueva York del XIX, descendiera de su pedestal, para llamarlo Maestro—, sino incluso a mediados de los ‘20s del siglo pasado, cuando miles de lectoras y lectores latinoamericanos se bebían los infaltables 20 poemas de amor y una canción deesperada de cierto joven chileno llamado Neftalí Reyes, pero conocido por su universal seudónimo Pablo Neruda.

Algo curioso es que, en este hoy absurdo renacer de odios, atentados y guerras, escuchemos como un llamado a la cordura que «no todo está perdido», tal retumba como un decisivo verso de amor la canción del argentino Fito Páez, recordándonos que la atracción entre dos tampoco ha perdido su encanto, sobre todo, en quienes aun creemos en el Amor, vocablo mágico, pero tan mal utilizado en horrendos ¿textos? de los aun más horribles reguetones.

Y esa es quizás la poderosa razón de la preferencia de la poética de José Ángel Buesa, quien, por torpes prejuicios seudoestéticos de ciertos intelectuales de la Isla, envidiosos de su celebridad, tal asimismo por acusaciones políticas y prohibiciones de dirigentes de turno, decidiría su salida definitiva de Cuba y su exilio en Santo Domingo, donde sería mejor acogido que en su patria natal, y en la que viviría los años finales de su intensa y extensa existencia y donde, sobre todo, publicara en 1981, a solo un año de su muerte en 1982, su admirable autobiografía Año Bisiesto, en la que incluyera sus mejores poemas y traducciones del alemán.

A pesar de esos que lo envidiaron y obligaron al exilio, nunca atacaría a la cultura cubana ni hablaría sobre las figuras culturales de la época, no obstante la envidia y la maledicencia de aquéllos. En fin, no hizo caso de tales paupérrimas muestras de tan pedestre pobreza humana. Por ello, tampoco atacaría a instituciones culturales, tal se aprecia en su autobiografia, donde solo en una página, emplea un delicioso chiste en torno a su antitético Lezama Lima, del que pregunta qué se hacía el ya fallecido «Gordo» con la precaria libreta de abastecimientos (aun presente en la paupérrima cotidianidad de la Isla).

Sin embargo, a pesar de ser silenciado en su patria, ya durante los meses finales de su exilio y luego también —como tantos valiosos artistas cubanos, en particular cantantes, tales las canónicas Olga Guillot y Celia Cruz, que eran escuchadas en no pocos hogares cubanos donde se conservaban algunos de sus LDs—, a Buesa se le seguiría leyendo a hurtadillas, gracias a las mencionadas ediciones populares conservadas por sus fans, como este cronista.

Ciertamente, no se publicaría otro volumen de su poesía por las editoriales cubanas hasta mucho después, cuando lo dispondrían las instituciones culturales oficialistas, tras comprobar hasta la saciedad su muerte, recién pasada la primera mitad de la década del tristemente recordado «Período Especial» —que yo definiera, para terror de muchos colegas en Cuba, sotto voce, con el calificativo: «Espacial», porque sin saber cómo [sobre]vivíamos en otra dimensión, casi en otro planeta, al punto de que no sabíamos realmente en qué inframundo estabámos, en fin, qué era aquella [i]rrealidad, más apropiada a la ciencia ficción.


Solo entonces, reaparecerían selecciones y antologías de sus versos en varias provincias, como en su natal Cienfuegos, luego en Matanzas y más tarde en Las Tunas por la Editorial Sanlope [con selección y prólogo de la profesora universitaria, estudiosa de la décima y poeta Maritza Batista], así como otra por la capitalina Editorial Letras Cubanas.

Y bien, en 1997, vería la luz la antología Buesa que [preparada por la colegamiga Daisy Aportela y prologada por Carilda, quien la enriqueciera con varios poemas aparecidos en la autobiografia Año Bisiesto, los que yo gustosamente le enviara] aparecería por Ediciones Matanzas: en su prólogo, Carilda rememora su honda amistad con el más popular poeta cubano de entonces, fenómeno solo comparable a lo acontecido, en el siglo XIX, con el bardo tunero Juan Cristóbal Nápoles Fajardo, El Cucalambé y sus décimas, aún presentes en los campos y otros ámbitos nacionales dedicados a «La estrofa del pueblo cubano», tal la definiera el también poeta y colega suyo Jose Fornaris.

Una sola condición le exigí a Carilda: no mencionar mi nombre en el prólogo, ni palabra alguna de agradecimiento por mi colaboración en este fructífero y necesario proyecto. ¿Por qué?, se preguntará el ciberlector. Pues muy simple es la respuesta: porque el mérito de dicho título debía ser solo suyo, ya que ¿si no hubiese sido ella, quién podría realizar mejor tal tarea, por su larga amistad con el Poeta y su experiencia poética?

Censuras aparte, lo realmente significativo es el número de poemarios del Poeta que aparecerían durante la segunda mitad de los tristemente célebres ‘90s, cuando —tal un revival, renacer o redescubrimiento—, darían a conocer su gustada poesía a los jóvenes, como asimismo agradarían a quienes, desde decenios atrás, lo leíamos y disfrutábamos.

Una incidental, un tanto jocosa, es la que sigue sobre un vocablo. Creado por mí como un neologismo, adquiriría popularidad. Tal voz es «poetacro», suerte de aleación/fusión de poeta y mediocre que empleé a propósito de la publicación —en una de mis secciones poéticas de revistas [la primera, en Bohemia y la segunda, en Mujeres] de varios textos de diversos poetas cubanos y latinoamericanos.

El vocablo, devenido popular, tomaría carta de crédito, gracias al Premio Nacional de Edición y colegamigo Fernando Carr Parúas, quien, sin aun conocernos, lo citara en su muy leída Sección «Gazapos» de la propia Bohemia, donde intuyó la genuina acepción adoptada por este cronista.

Entonces, como ahora, me refería, a quienes sin poseer la mínima calidad, devienen poetacros, por la publicación de un ¿poemario… o, mejor, peomario?, parafraseando al salvadoreño Roque Dalton.

Por cierto, recuerdo otra anécdota de los ‘90s que muy bien corrobora la celebridad, incluso latinoamericana, de José Ángel Buesa. Por aquellos años, Mayra y yo conocimos, a través de amigos comunes, a una venezolana fanática del Poeta. Al presentarnos un común amigo, lo primero que nos pidió o, mejor, rogó encarecidamente, fue que le consiguiéramos un poemario del célebre cienfueguero, a quien aún el oficialismo mantenía en las tinieblas prohibitivas. Sin pensarlo dos veces, le obsequié aquellas dos o tres humildes ediciones que yo, celosamente, conservaba desde mi lejana adolescencia.

La buena y desprendida acción nos dejó algo tristes, como los propios versos, ya clásicos del poeta cubano, que, de tarde en tarde, aún resuenan en nuestros oídos. De cualquier modo y, a pesar de la nostalgia por los cuadernos donados, me dije: «No importa: quedamos bien con la amiga venezolana que admira tanto como nosotros sus versos.» Mas, seguía y siguen soplando estos versos suyos en el viento del recuerdo:
Este domingo triste pienso en ti dulcemente
Y mi vieja mentira de olvido, ya no miente…
Y pasó el tiempo, y pasó…, como los meses… hasta que regresó dos años después la amiga venezolana, trayendo, en sus filiales manos, aquellos cuadernillos llenos de una honda, salvaje nostalgia que me habían permitido leer sus versos de tarde en tarde.

Mas, tales títulos estarían dedicados a la obsequiosidad, pues antes de venir definitivamente para Miami [en julio de 2011], Mayra los regalaría a una querida vecina, no menos fan de la poética neorromántica.

El Poeta del Amor sería la connotación que le adjudicaría este cronista al autor del célebre «Poema del renunciamiento». Y es muy justa pues, como se sabe, su obra triunfaría con este y otros textos de su recordado volumen Oasis, donde incluyera sus más conocidas piezas amatorias y el que resulta, de acuerdo con el «Prólogo» de Carilda, «la obra que más favor del pueblo le ha valido […] agrupa bajo ese títulos los versos de amor más consagrados, esos que se repiten inevitablemente en veladas culturales, tertulias literarias, programas de radio, esos que murmuran los enamorados de todas las edades».

En República Dominicana, hacia donde partió como exiliado, escribió sus mejores textos despojados de tanto romanticismo y dotados de un profundo fervor humanista y serio conceptualismo, si bien continuó escribiendo sonetos y textos en cuartetos, estrofas en que se destacara particularmente.

Allí —en la patria de la reconocida lírica y pedagoga Salomé Henríquez Ureña [1850-1897], figura de la poesía de su país y madre de tres brillantes profesores de literatura y ensayo: Max, Pedro y Camila, fallecería de tubercolosis, como tantos poetas románticos, con solo 47 años—, el inolvidado poeta cubano descollaría con su poesía y como profesor en la Universidad central de Dominicana.

En este noviembre de 2018, ya fallecido tantas décadas atrás, quise evocar al destacado poeta, quien, a pesar de todo, sigue siendo «El Inolvidado Mito Buesa.»

BREVE SINOPSIS

Nacido el 2 de septiembre de 1910 en Cruces, Cienfuegos, Cuba, el poeta se radica en la capital, donde estudia a los clásicos y labora como oficinista. En 1932 publica La fuga de las horas. Un año después aparece Misas paganas. Su tercer libro, Babel, aparece tres años más tarde. Canto final se edita en 1936. En 1944 aparecen sus Cantos de Proteo y Lamentaciones de Proteo en 1947 y Alegría de Proteo, en 1948, cuando cierra un ciclo de su poesía. En 1947 había publicado Canciones de Adán, al que le sigue Poemas en la arena, que abordan de nuevo el amor. Su volumen Nuevo oasis es de 1949 y su último título es Poeta enamorado.


Su ya clásico Oasis (1943) se reeditaría en más de veintiséis ocasiones, así como Nuevo Oasis. A tal grado llegaría su popularidad que en 1961 un poema suyo sería el primero en ser escuchado en la TV cubana. En los 60s’, se exilia en la República Dominicana, donde labora como profesor de Literatura en la Universidad Nacional «Pedro Henríquez Ureña».

José Ángel Buesa fallecería en Santo Domingo el 14 de agosto de 1982 y apenas pocos años, después se reeditaría uno de sus libros, continuando de tal suerte el amplio y exitoso andar de su Poesía.

BREVE SELECCIÓN POÉTICA


Poema de la despedida


Te digo adiós, y acaso te quiero todavía.
Quizá no he de olvidarte, pero te digo adiós.
No sé si me quisiste... No sé si te quería...
O tal vez nos quisimos demasiado los dos.

Este cariño triste, y apasionado, y loco,
me lo sembré en el alma para quererte a ti.
No sé si te amé mucho... no sé si te amé poco;
pero sí sé que nunca volveré a amar así.

Me queda tu sonrisa dormida en mi recuerdo,
y el corazón me dice que no te olvidaré;
pero, al quedarme solo, sabiendo que te pierdo,
tal vez empiezo a amarte como jamás te amé.

Te digo adiós, y acaso, con esta despedida,
mi más hermoso sueño muere dentro de mí...
Pero te digo adiós, para toda la vida,
aunque toda la vida siga pensando en ti.


Poema de las cosas


Quizás estando sola, de noche, en tu aposento
oirás que alguien te llama sin que tú sepas quién
y aprenderás entonces, que hay cosas como el viento
que existen ciertamente, pero que no se ven...

Y también es posible que una tarde de hastío
como florece un surco, te renazca un afán
y aprenderás entonces que hay cosas como el río
que se estan yendo siempre, pero que no se van...

O al cruzar una calle, tu corazón risueño
recordará una pena que no tuviste ayer
y aprenderás entonces que hay cosas como el sueño,
cosas que nunca han sido, pero que pueden ser...

Por más que tú prefieras ignorar estas cosas
sabrás por qué suspiras oyendo una canción
y aprenderás entonces que hay cosas como rosas,
cosas que son hermosas, sin saber que lo son...

Y una tarde cualquiera, sentirás que te has ido
y un soplo de ceniza regará tu jardín
y aprenderás entonces, que el tiempo y el olvido
son las únicas cosas que nunca tienen fin.



Poema del amor ajeno


Puedes irte y no importa, pues te quedas conmigo
como queda un perfume donde había una flor.
Tú sabes que te quiero, pero no te lo digo;
y yo sé que eres mía, sin ser mío tu amor.

La vida nos acerca y la vez nos separa,
como el día y la noche en el amanecer...
Mi corazón sediento ansía tu agua clara,
pero es un agua ajena que no debo beber...

Por eso puedes irte, porque, aunque no te sigo,
nunca te vas del todo, como una cicatriz;
y mi alma es como un surco cuando se corta el trigo,
pues al perder la espiga retiene la raíz.

Tu amor es como un río, que parece más hondo,
inexplicablemente, cuando el agua se va.
Y yo estoy en la orilla, pero mirando al fondo,
pues tu amor y la muerte tienen un más allá.

Para un deseo así, toda la vida es poca;
toda la vida es poca para un ensueño así...
Pensando en ti, esta noche, yo besaré otra boca;
y tú estarás con otro... ¡pero pensando en mí!


Poema del fracaso


Mi corazón, un día, tuvo un ansia suprema,
que aún hoy lo embriaga cual lo embriagara ayer;
Quería aprisionar un alma en un poema,
y que viviera siempre... Pero no pudo ser.

Mi corazón, un día, silenció su latido,
y en plena lozanía se sintió envejecer;
Quiso amar un recuerdo más fuerte que el olvido
y morir recordando... Pero no pudo ser.

Mi corazón, un día, soñó un sueño sonoro,
en un fugaz anhelo de gloria y de poder;
Subió la escalinata de un palacio de oro
y quiso abrir las puertas... Pero no pudo ser.

Mi corazón, un día, se convirtió en hoguera,
por vivir plenamente la fiebre del placer;
Ansiaba el goce nuevo de una emoción cualquiera,
un goce para él solo... Pero no pudo ser.

Y hoy llegas tú a mi vida, con tu sonrisa clara,
con tu sonrisa clara, que es un amanecer;
y ante el sueño más dulce que nunca antes soñara,
quiero vivir mi sueño... Pero no puede ser.

Y he de decirte adiós para siempre, querida,
sabiendo que te alejas para nunca volver,
Quisiera retenerte para toda la vida...
¡Pero no puede ser! ¡Pero no puede ser!

Poema del olvido


Viendo pasar las nubes fue pasando la vida,
y tú, como una nube, pasaste por mi hastío.
Y se unieron entonces tu corazón y el mío,
como se van uniendo los bordes de una herida.

Los últimos ensueños y las primeras canas
entristecen de sombra todas las cosas bellas;
y hoy tu vida y mi vida son como estrellas,
pues pueden verse juntas, estando tan lejanas...

Yo bien sé que el olvido, como un agua maldita,
nos da una sed más honda que la sed que nos quita,
pero estoy tan seguro de poder olvidar...

Y miraré las nubes sin pensar que te quiero,
con el hábito sordo de un viejo marinero
que aún siente, en tierra firme, la ondulación del mar.




----------------------------------
Waldo González López (Las Tunas, Cuba, 1946) Poeta, ensayista crítico teatral y literario, periodista cultural. Graduado en la Escuela Nacional de Teatro (ENAT) y Licenciado en Literatura Hispanoamericana (Universidad de La Habana). Autor de 20 poemarios, 6 libros de ensayo y crítica literaria, varias antologías de poesía y teatro. Desde su arribo a Miami (2011), ha sido ponente y jurado en eventos teatrales y literarios internacionales. Merecedor de 3er. Premio de Poesía en el X Concurso “Lincoln-Martí” 2012. Colaborador de las webs: teatroenmiami.com (Miami) y Encuentro de la Cultura Cubana (España), Boletín de la Academia Norteamericana de la Lengua Española (New York), y los blogs OtroLunes (Alemania), Palabra Abierta (California), Gaspar. El Lugareño, y el diario digital El Correo de Cuba (ambos en Miami).
Click here to visit www.CubaCollectibles.com - The place to shop for Cuban memorabilia! Cuba: Art, Books, Collectibles, Comedy, Currency, Memorabilia, Municipalities, Music, Postcards, Publications, School Items, Stamps, Videos and More!

Gaspar, El Lugareño Headline Animator

Click here to visit www.CubaCollectibles.com - The place to shop for Cuban memorabilia! Cuba: Art, Books, Collectibles, Comedy, Currency, Memorabilia, Municipalities, Music, Postcards, Publications, School Items, Stamps, Videos and More!