Aunque hace ya algunas semanas atrás, precisamente los días 15, 16, 22 y 23 de noviembre, que la sala chica del complejo Tower Theater, ubicado en la céntrica calle 8 de la Pequeña Habana, en Miami, llevó a escena la reposición de una obra teatral, la cual tuviera su estreno el pasado mes de Abril en el Goodlet Theatre, en Hialeah, también de esta ciudad, no hemos querido dejar pasar la oportunidad para hablar de dicha puesta. La misma, que en su estreno contó con la posibilidad tan sólo de hacer tres representaciones, no es otra que “EL pacto”, un texto dramático del argentino Marcelo Maselli, y que tuvo como intérpretes a los actores Pablo Cunqueiro, Victoria Murtagh, Luciano Cortés y Carmen Tinoco
Como podemos observar con pena, el esfuerzo y amor con el que se trata de llevar a escena un espectáculo teatral en nuestra ciudad, se ve coronado constantemente con una muy pobre posibilidad de mantenerlos en cartelera, consecuencia ello tanto de problemas financieros como por el escaso público que acude a los teatros, a no ser que la propuesta consista en una superficial comedia que llame a la risa fácil y que no exija mucho que pensar al auditorio. Un mal que desde hace ya bastante tiempo azota a la escena teatral de esta ciudad, que a pesar de haber vivido en un pasado ya algo lejano, días de mayor entusiasmo, no impide que constantemente el gremio teatral de origen internacional arraigado en esta urbe, se mantenga trabajando y proponiendo una muy diversa programación para los escenarios.
Marcelo Maselli, autor y director de esta obra, ha hecho una sólida carrera además como productor creativo, guionista, escritor de noticias y deportes para la pequeña pantalla, interesándose en el medio artístico por influencia familiar, cuando en su niñez visitaba los set de televisión de su Argentina natal, acompañando a su padre -asistente de dirección- y su tío -director de programas- comenzando así a escribir lo que consideraba sus primeros guiones humorísticos para ese medio.
Más tarde limpiando el piso de los escenario, hace su entrada al teatro -Teatro Metropolitano, de la famosa calle Corrientes- iniciándose en los secretos de esta manifestación artística -la que de verdad forma y desarrolla al actor- donde llega a convertirse en asistente de dirección y después en luminotécnico, llegando a ser iluminador en jefe de los escenarios de los muy populares intérpretes del rock argentino del momento, con los que tuvo la oportunidad de viajar, llegando de esta manera a los Estados Unidos. Es ya en estas tierras que decide dejar dicha vida siempre en movimiento para comenzar su labor en la televisión hecha en español en este país. Una vez en este nuevo ámbito laboral comienza a escribir para shows como Premio lo Nuestro, el programa Despierta América y en la actualidad para el departamento de noticias nacionales de la cadena televisiva Univisión.
Trabajando para televisión es como surge en Maselli la necesidad de lanzarse a la escritura dramática, a partir de todo el conocimiento adquirido por el camino, siendo entonces que escribe obras teatrales como “La misma”, “Debut y despedida”, “Otra forma de quererte” y “El pacto’, entre otras- las cuales habían estado guardadas- no siendo a hasta el día de hoy que decide llevarlas a los escenarios, siendo la última de las antes mencionadas, la primera que por fin llega a las tablas para el disfrute del público.
“El pacto” es un texto, que aunque con mínimas pinceladas de humor en un inicio, rápidamente muestra el dramatismo que recorre al mismo, llevando la acción constantemente a un pasado marcado por situaciones dolorosas, difíciles, que se tornan escabrosas y que van a definir las relaciones entre los personajes de esta historia, tanto los presentes sobre el escenario como los que son inferidos a través de la trayectoria de la obra, personajes estos últimos que son decisivos en el transcurso de tomas de decisiones.
Una relación de amistad entre dos hombres en el pasado, que se transforma en una relación puntual de carácter homosexual, es el conflicto que conduce a los personajes al desencadenante de la trama, la cual afectará las relaciones y el camino de todos.
La manera en que es tratado este tema -el cual por cierto ya se ve desbordado en gran parte de los escenarios-, en cambio, aquí es tratado de manera inteligente e interesante, proyectándolo de forma creíble y humana, ajeno a cualquier tipo de discurso ideológico, lo que constituye un acierto por pare del escritor. Lo homosexual y heterosexual se mezclan en esta historia de manera casi casual, pero al mismo tiempo producto de una causalidad, que por supuesto va a tener sus consecuencias en el devenir del tiempo.
Con respecto al trabajo realizado por los actores que integran el elenco, debemos mencionar en primer lugar el magnífico desempeño mostrado por el actor argentino Pablo Cunqueiro -con trayectoria en cine, televisión y teatro en este país, el cual se mueve constantemente para sus trabajos entre la ciudad de Los Angeles y Miami- quien es el responsable de darle vida al personaje centro del conflicto y por tanto el conductor de la trama en la obra. Su entrega en el rol del anciano, que por momentos pierde el sentido de la realidad y vive por demás bajo la presión de los acontecimientos ocurridos en el pasado, es un muestra de excelencia en el trabajo actoral. Su caracterización llevada de manera natural impone la credibilidad imprescindible para la compenetración con su personaje. Cunqueiro le agrega a su labor el equipaje de su experiencia en otros personajes provenientes de mundos y conflictos dolorosos ya interpretados por él, creando uno nuevo, sobrio y a la vez enriquecido. Un aspecto a destacar es el de la simplicidad en la ejecución de sus acciones y la economía de recursos en la construcción de su personaje, dejando con ello al descubierto su experiencia y preparación.
Por su parte las actrices Victoria Murtagh y Carmen Tinoco -argentina y española, respectivamente- ambas con carreras en las tablas, cine y televisión, así como en la formación de actores por parte de la primera, asumen en la obra los roles de las hijas del anciano centro de la historia, representando dos caracteres diametralmente opuestos de sus personalidades, así como en la manera de enfrentar la vida y sus relaciones familiares. Ambas actrices marcan a sus personajes con naturalidad y una limpia ejecución sobre el escenario y buena dicción, aunque en el caso de Tinoco cierta dificultad en cuanto a la proyección de la voz, la llevaba por momentos a bajar el volumen de la misma, haciendo que algunos de sus parlamentos no pudieran ser escuchados con total precisión.
Completando el elenco nos encontramos con el también argentino Luciano Cortés, quien a su profesión como actor, suma la de bailarín, director y escritor. Este teatrista, quien posee una excelente preparación física, donde se puede apreciar su formación dentro de diversas técnicas como la danzaria y de pantomima, deja ver siempre en escena las ventajas que para un actor representan su dominio, hecho que se muestra en el fluido desenvolvimiento de sus movimientos, su expresividad, su gesticulación, a lo que se suma igualmente su clara dicción y proyección de la voz.
Por parte del director, la puesta se adaptó al no muy afortunado espacio de representación, logrando no obstante un resultado acorde con las necesidades requeridas para dicha propuesta.
En conjunto, sobre el escenario se nos regaló un trabajo que el público pudo disfrutar, dejando la agradable sensación de estar en presencia de teatro bien hecho, donde se advierte lo mismo de un buen texto, una buena puesta en escena -a pesar de las limitaciones que impone ese espacio- que sobre todo de un magnífico trabajo por parte de los actores involucrados en dicho proyecto.
Sin duda alguna, proposiciones teatrales como esta, debieran mantenerse mucho más tiempo sobre las tablas, ser disfrutadas por muchos más espectadores, para de esa manera no solo ser parte de un incentivo artístico, sino también económico que permita mantener una cartelera teatral robusta como merece nuestra cada vez más demandante ciudad de Miami.
Lic. Wilfredo A. Ramos
Miami, diciembre 28, 2024.
Fotos cortesía de Marcelo Maselli.