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Examen del maniqueo (por Cintio Vitier)
Cuántas veces ha sido humillada tu soberbia:
la soberbia del maniqueo.
Cuántas veces has tenido que beberte las lágrimas de hiel
de no ser puro como un ángel.
¿De qué vale sutilizar los argumentos?
-Sí, has colaborado con todo lo que odias,
con la múltiple, infinita cara del mal.
¿En mínima medida? ¿Sólo por omisión? ¿Sólo para ganar el pan?
Nada puede consolarte.
-Nada: porque mientras menor o más irrechazable haya sido tu complicidad,
más esencial es tu miseria, y mientras creías estar amparando en tu casa a los dioses
siempre derrotados,
no eras más que un oscuro obrero de la monstruosa construcción.
Y así, cuando llegues a la presencia de tu Señor,
no podrás decirle: fui puro, no pacté, no mezclé mi alma con las tinieblas,
sino tendrás que confesarle: soy
esta mezcla deleznable,
me fue impuesto el insulto de la promiscuidad,
tuve que dar al César lo que es del César
y al cuerpo lo que es del cuerpo,
soy uno más, perdido y manchado, en el rebaño,
-quise salvar la luz, pero no pude.
18 de septiembre de 1963 (Tomado de Cubaliteraria)
CIUDAD DEL VATICANO, martes, 29 septiembre 2009 (ZENIT.org).- La comisión de cardenales de la Congregación para el Culto Divino ha reconocido este martes un milagro atribuido a la intercesión de Manuel Lozano Garrido, conocido como "Lolo", miembro de la Acción Católica, periodista a pesar de que quedó paralítico y al final de su vida ciego.
Se trata de un paso decisivo en su proceso de beatificación, pues ahora sólo queda que Benedicto XVI apruebe la promulgación del decreto de reconocimiento del milagro para que el "periodista en silla de ruedas" pueda ser elevado a la gloria de los altares. (sigue)
OTRA VERSIÓN DE LA SOLEDAD
O, solitude, if I must with thee dwellJohn Keats
No es la taza de té, ni la fugaz penumbra;
tampoco la tiniebla, no es el vino ni el vaso,
ni las cosas que tengo, ni las que tuve acaso,
ni el oro de las tardes que a veces se vislumbra.
La soledad no está siquiera en sitio alguno.
(su oscuro deambular regresa a lo perdido);
no es ni breve ni eterna; jamás roza el olvido;
la soledad no existe; pienso que acaso uno
la inventa. ¿A qué seguir su ambiguo juego entonces
de mirar las estrellas lejanas en la noche?
La soledad no es nunca aquel oscuro broche,
ni aquella extraña aldaba de silenciosos bronces
que a oscura casa abría y también encerraba,
y en la que yo esperaba sin saber qué esperaba.
TODO EL HORROR QUE CIEGA Y ME CONFUNDE
He tenido en un sueño las horas de la noche.
Sus altas horas siempre, sus ruinosos silencios,
sus ecos, sus penumbras, sus fatales contornos
yo he tenido. La noche ha hecho de mí su casa.
He soñado mi cuerpo como una sombra entrando
en otra sombra, cuerpo de mí o de la noche,
como un fuego en tinieblas despacio devorándome.
He soñado mi muerte como un país lejano,
como un anillo de oro hundiéndose en el agua.
Acaso el sueño acerca inevitablemente
Al muerto con su muerte, al vivo con su espejo.
Yo he sentido ese horror que ciega y me confunde
con la imagen del otro, sombra que en mí persiste,
animal de la noche rompiéndose en la noche.
ANTIGUOS MODOS
¿Qué casa ya me aguarda, qué misteriosa casa
me descubre en sus cuadros, me sigue en los espejos?
¿Quién puedo ser yo acaso, de quién soy un reflejo?
¿Qué casa ya me aguarda, qué misteriosa casa?
¿Qué familiar camino me conduce a esta casa?
¿Por qué respondo a veces, de qué nombre me alejo
sigiloso, asustado, moribundo, perplejo?
¿Qué familiar camino me conduce a esta casa?
Si un poco menos soy, será que no adivino
Quién erige mi trono solemne en la tiniebla.
¿Qué sombra me provoca, qué arte o don divino
ha de ofrecerme luz donde antes hubo niebla?
¿Quién beberá valiente por mí todo ese vino
que el tiempo en copa cara figura mi destino?