Nota del blog: Cada
viernes, estamos publicando una columna de Frank de Varona, dedicada a celebrar los 500 años de "La Florida". Los textos de la serie pertenecen a su ensayo
Presencia hispana en los Estados Unidos: Quinto Centenario.
Foto/Juan Carlos Agüero
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Vasco Porcallo de Figueroa y de la Cerda
Vasco Porcallo de Figueroa y de la Cerda nació en Cáceres, España en 1487. Era hijo del conde de Feria y participó en la conquista de Cuba en 1511 con unos 300 españoles dirigidos por el primer gobernador de Cuba Diego Velázquez de Cuéllar. Porcallo fue uno de los fundadores de la primera villa en Cuba, Nuestra Señora de la Asunción de Baracoa en 1512, después fundó Nuestra Señora de la Santísima Trinidad en 1514. Junto con otros españoles Porcallo fundó la villa de Santa María del Puerto del Príncipe en 1514, hoy en día Camagüey, ciudad donde este autor nació. En ese mismo año fue uno de los fundadores de Sancti Espíritus y más tarde fundó San Juan de los Remedios, la octava ciudad de Cuba.
Diez antepasados separaban a Vasco Porcallo de el rey Alfonso X, el Sabio (1221-1284). Probablemente Porcallo era el único español en Cuba que descendía de los reyes de Castilla, Navarra, León, Aragón, Escocia, Portugal, de los reyes de la dinastía de los Capetos de Francia y de los reyes de la dinastía de los Plantagenets de Inglaterra.
Porcallo se hizo el español más rico de Cuba y fue el mayor latifundista. Dejó una larga descendencia en Cuba de blancos, mestizos y mulatos. Muchos cubanos de hoy en día descienden de este poblador y conquistador de Cuba, entre ellos este autor. Vasco Porcallo ayudó a Pánfilo de Narváez en 1527 en Cuba a reclutar soldados y conseguir provisiones para su expedición a La Florida en 1528. Un hermano de Porcallo, Sotomayor, se unió la expedición de Pánfilo de Narváez de 1528 y murió de hambre en Texas.
En 1538 Hernando de Soto llegó a Santiago de Cuba con el cargo de gobernador de Cuba y de La Florida. Porcallo fue a verlo en Santiago de Cuba y lo ayudó a reclutar soldados y buscar provisiones para la expedición. Para esa época las haciendas o fincas de Porcallo se extendían desde la provincia de Camagüey hacia la provincia de Las Villas, convirtiéndose en el terrateniente más grande de Cuba. Porcallo le dio mucho de sus cerdos de sus fincas a de Soto y otras provisiones. De Soto lo nombró teniente general de su armada y ejército y teniente gobernador de la Florida.
El Inca Garcilaso de la Vega, quien era pariente de Porcallo y escribió una crónica de la expedición de Hernando de Soto, explicó que: “Vasco Porcallo, como hombre generoso y riquísimo ayudó magníficamente para la conquista de la Florida, porque si los muchos criados españoles, indios y negros que llevó a esta jornada… Proveyó de mucho bestimiento de carnaje, pescado, maíz, casabe sin otras cosas que la armada hubo de menester”. Además, explicó Garcilaso de la Vega que Porcallo llevó 36 caballos para su persona, y le dio a de Soto otros 50 caballos para sus soldados.
Porcallo desembarcó en la bahía de Tampa con de Soto y después de estar un tiempo en La Florida decidió regresar a Cuba y ayudar a De Soto desde allí. Un hijo mestizo de Porcallo, Gómez Suárez de Figueroa, participó y sobrevivió la expedición de Hernando de Soto a 10 estados del Sur de esta nación, que se conocían entonces como la Florida. Porcallo murió en Camagüey en 1550 a la edad de 63 años. Es importante notar que tres de las expediciones a La Florida usaron Cuba como una base de trampolín.
Hernando de Soto
Hernando de Soto nació alrededor de 1500 en Badajoz o Jerez de los Caballeros en la provincia española de Extremadura. En esta zona de España nacieron muchos de los conquistadores del Nuevo Mundo como Hernán Cortés, Francisco Pizarro, Vasco Núñez de Balboa y Vasco Porcallo de Figueroa y de la Cerda. Los antepasados de Hernando de Soto eran hidalgos y se habían distinguido por sus luchas contra los moros durante la Reconquista que duró 800 años hasta que los Reyes Católicos conquistaron el reino moro de Granada en 1492, el mismo año del descubrimiento de América.
Con sólo 14 años de Soto se embarcó en la expedición de Pedro Arias Dávila, conocido como Pedrarias, quien había sido nombrado gobernador de Castilla del Oro, que hoy en día conocemos como Panamá. Con el pasar de los años de Soto se casaría con su hija. De Soto se destacó como un gran soldado y jinete y adquirió gran fama en su lucha contra los indígenas en Panamá, Nicaragua y Honduras. Durante estos años de Soto se hizo de una gran riqueza y conoció a muchos conquistadores.
Francisco Pizarro lo invitó a participar en la conquista y saqueo del imperio inca. Con un grupo de 50 hombres de Soto encontró un camino hacia Cuzco, la capital del imperio inca. Fue el primer europeo que habló con el emperador inca Atahualpa. Después que Pizarro y sus conquistadores conquistaron para España este enorme imperio, se apoderaron de los enormes tesoros de los incas. De Soto permaneció en Perú de 1531 a 1535. Hernando de Soto volvió a España en 1536 inmensamente rico con la parte que le tocó del botín.
En 1537 de Soto se casó Isabel de Bobadilla, que era hija de Pedrarías Dávila y nieta de Francisco de Bobadilla, que fue el gobernador de La Española, que mandó en cadenas a Cristóbal Colón a España. Su esposa y su familia tenían gran influencia en la corte del emperador Carlos V. De Soto leyó con gran interés el libro La relación de Álvar Núñez Cabeza de Vaca en donde el autor describía la flora y la fauna y los indios de los estados actuales de Florida, Texas y New Mexico y pensó que encontraría riquezas y fama en La Florida. Le pidió al emperador Carlos V que lo nombrara gobernador de Cuba y al mismo tiempo adelantado, gobernador y capitán general de La Florida. De Soto invirtió gran parte de su fortuna y planeó la expedición con mucho detalle. Muchos de los soldados que lucharon con él en el Nuevo Mundo se unieron a esta expedición, al igual que muchas personas con variedad de oficios como sastres, zapateros, herreros y tejedores. La expedición incluía 24 sacerdotes y dos mujeres españolas.
Como hemos explicado, a su llegada a Cuba de Soto fue recibido en Santiago de Cuba por Vasco Porcallo de Figueroa y de la Cerda que le dio a Hernando de Soto hombres, caballos, cerdos y otras provisiones. Porcallo vino con la expedición de Hernando de Soto a La Florida acompañado por su hijo, el mestizo cubano Gómez Suárez de Figueroa. También vinieron en la expedición de Hernando de Soto dos soldados cubanos de origen mestizo, Pedro Morón y Diego de Oliva, ambos nacidos en Bayamo. Gracias a Garcilaso de la Vega, el Inca, autor del libro La Florida del Inca, conocemos sobre la presencia de los primeros tres cubanos en los Estados Unidos.
De Soto dejó a su amada esposa Isabel de Bobadilla de gobernadora de Cuba para asegurar sus líneas de abastecimientos. Isabel de Bobadilla se convirtió en la primera y única mujer al frente de una colonia de España en América. De Soto se hizo a la mar rumbo a La Florida con nueve barcos, unas 800 personas, más de 200 caballos, cientos de cerdos, perros, comida, materiales y armas. En esta expedición vino un negro libre, Luis Moreno, una mujer, Ana Méndez, de 31 años, que sobrevivió. Acompañaron a de Soto 12 sacerdotes, ocho seculares, un franciscano, un trinitario, dos dominicos, uno de ellos llamado fray Juan de Gallegos.
A fines de mayo de 1539 la expedición de Hernando de Soto desembarcó con oposición en Bahía Honda, hoy en día Bahía de Tampa, y en la batalla varios de sus hombres fueron heridos. Una vez establecido su campamento en la desembocadura del actual río Little Manati, los soldados dedicaron unas seis semanas para conocer el nuevo territorio y recoger información. Rescataron a un español, Juan Ortiz, quien llevaba 11 años entre los indios. Ortiz había sido parte de la expedición de Narváez y fue muy útil a la de Soto como guía e intérprete. Porcallo de Figueroa decidió regresar a Cuba y desde la isla continuar apoyando la expedición de Hernando de Soto con provisiones. Su hijo, Gómez Suárez de Figueroa, participó y sobrevivió la expedición, no así los otros dos soldados mestizos cubanos.
De Soto marchó hacia el norte y en el área de la actual capital de La Florida, en Tallahassee, estableció su campamento de invierno en la ciudad de Anhaica, capital de los indios apalaches. El arqueólogo Calvin Jones descubrió el sitio exacto de este campamento de Hernando de Soto en 1987, el cual ha sido extensamente excavado desde entonces se han encontrado monedas, y restos de cerámicas, mallas de soldados y ciento de huesos de los cerdos de Porcallo de Figueroa. Este autor ha podido ver todo esto dentro de una enorme bóveda en el sótano del museo de historia de Tallahassee. Allí se celebró por primera vez la Navidad en los Estados Unidos. Los apalaches estuvieron en guerra constante con los soldados españoles durante todo el invierno, como lo habían hecho antes con los soldados de Pánfilo de Narváez en 1528.
Después de permanecer cinco meses en Anhaica, de Soto partió en su caballo Aceituno en marzo de 1540 hacia el norte cruzando los estados actuales de Georgia, y Carolina del Sur. Al este de la ciudad actual de Columbia, en Carolina del Sur, de Soto conoció a una mujer que era cacique de Cofitachequi que le obsequió un collar largo de perlas que llevaba. Hernando de Soto le dio tu sortija con un gran rubí quedando la mujer complacida. Sin embargo los españoles saquearon este pueblo y se llevaron más de 100 libras de perlas.
De Soto continuó marchando y entró en Carolina del Norte, Tennessee, Mississippi y Alabama. En muchos lugares tuvieron que luchar contra los indígenas. Una de las batallas más fuertes que se libró en octubre de 1540, cerca del oeste de la actual ciudad de Montgomery fue la de Mabila, que duró nueve horas en el sur de Alabama. Los españoles perdieron 200 soldados y 150 fueron heridos entre ellos de Soto. El 8 de mayo de 1541 los expedicionarios llegaron al río Mississippi. La desembocadura de este gran río había sido descubierta por Alonso Álvarez de Pineda en 1519.
De Soto cruzó este río cerca de la ciudad actual de Memphis, Tennessee. La expedición continuó hacia al oeste y atravesaron los estados actuales de Arkansas, Oklahoma y Texas. Eventualmente regresaron al río Mississippi. De Soto se enfermó gravemente y antes de morir escogió como sucesor a Luis de Moscoso Alvarado. El 20 de junio de 1542 de Soto, a la edad de 42 años, entregó su alma al Creador. Como los españoles le habían dicho a los indios de la zona que de Soto era inmortal enterraron su cuerpo secretamente en el río Mississippi.
Luis de Moscoso y sus soldados primero decidieron caminar en dirección suroeste a través de Texas para llegar a Nueva España, actualmente México. Después de haber avanzado cientos de millas, Moscoso decidió que el esfuerzo era en vano y regresaron al río Mississippi. Durante los primeros meses de 1543 los expedicionarios construyeron botes de fondo plano para poder navegar el río Mississippi hacia el sur y alcanzar la costa del golfo de México. A finales de junio de 1543 navegaron por 20 días mientras lucharon con indios por el río desde sus botes y llegaron al Golfo de México. Continuaron navegando y al fin el 10 de septiembre de 1543, después de casi cuatro años de enormes dificultades y sufrimientos, 311 sobrevivientes llegaron a una ciudad española en México cerca de la actual Tampico.
Entre los que quedaron con vida se encontraban dos sacerdotes seculares, Rodrigo de Gallegos y Francisco de Pozos; dos dominicos, Juan de Gallegos y Luis de Soto; y un franciscano, Juan de Torres. Estos cinco fueron los sobrevivientes del grupo de 12 religiosos de esta expedición.
De Soto y sus soldados exploraron un total de 10 estados actuales del sur de los Estados Unidos. Aunque esta expedición fracasó en establecer asentamientos permanentes en La Florida, le dio a España una valiosa información sobre la geografía, biología y etnología del interior del actual Estados Unidos que en esa época se llamaba La Florida. Hoy en día muchos parques, escuelas, puentes y condados que llevan el nombre de Hernando de Soto. En La Florida tenemos dos condados que honran la memoria de este conquistador, Hernando County y De Soto County. El puente Hernando de Soto cruza el río Mississippi de Memphis, Tennessee a Arkansas.
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Frank de Varona is an educator, historian, journalist, and
internationally known expert on politics, economics, foreign affairs and
national security issues. He was born in Cuba and, at the age of 17, he
participated on the Bay of Pigs invasion in an effort to eradicate
communism in Cuba. After spending two years in prison, he returned to
the United States, where he earned three college degrees. He is married
and has a daughter and a grandson.
Mr. de Varona had a 36-year career in the Miami-Dade County Public
Schools as a social studies teacher, principal, region superintendent,
and associate superintendent of instruction. He also was an associate
professor of social studies in the College of Education at Florida
International Education for seven years. Currently, he is a part-time
Adult Education Coordinator in the Miami-Dade County Public Schools.
He has written 20 books and many articles in newspapers and magazines. Among his books are Hispanics in U.S. History Volume 1 and Volume 2 (1989), Hispanic Presence in the United States (1993), Latino Literacy: The Complete Guide to Our Hispanic History and Culture (1996) and Presencia hispana en los Estados Unidos: Quinto Centenario (2013). Mr. de Varona is the only Hispanic in the nation who has written three books in Spanish about Barack Obama: ¿Obama o McCain? (2008), El verdadero Obama (2010) and ¿Obama o Romney? (2012).