Fotos/Blog Gaspar, El Lugareño
(por Eva M. Vergara y Rodolfo Martínez Sotomayor)
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Félix Luis Viera ha llegado a visitarnos desde México, se ha presentado en el Miami Hispanic Cultural Center, en el Viernes de Tertulia que coordina Luis de la Paz, este 20 de marzo.
Él habló de su vida en el Distrito Federal de México, dice como quien acentuara conceptos que "glorificar la marginalidad es un disparate", y cuenta de su asombro ante esa realidad donde instituciones obtienen dinero para que los indios sigan siendo indios, que no está mal mantener las tradiciones culturales de un pueblo, pero sí lo es impedirles superar las limitaciones que impone la incultura, que Norteamérica ha roto esas barreras y se ve en un presidente afro descendiente que ha sabido superar su pasado. Es inevitable que el entrevistador comience llevándolo a sus inicios de escritor en Cuba, y Félix habla de ese primer premio David que le fue arrebatado y sus decepciones con la revolución cubana.
Félix Luis Viera ha llegado a Miami con sus años a cuestas, habla de sus frustraciones, de sus ideales rotos, de sus sueños irrealizables y los logrados que se sintetizan en su familia presente. No se puede separar la obra del país, del hombre que ha habitado esa geografía y su tiempo, y él cuenta sobre sus meses de castigo en la UMAP, aquellos campos de concentración creados para intelectuales, homosexuales y religiosos en la década de 1960 y que describió magistralmente en su novela "El ciervo herido"; una novela que pensó con ingenuidad que se presentaría en Cuba cuando fue invitado viviendo fuera de su país. Félix cuenta la manera en que abrió nuevamente los ojos cuando fue cancelada la presentación. Vuelve después a los años 90, aquellos llamados del proceso de rectificación, de esa reunión en la UNEAC donde se negó a realizar una autocrítica por el fracaso de la economía en Cuba, de ese día cuando dijo que "si un país fracasa económicamente es culpa de sus gobernantes y no de sus obreros o intelectuales". Cuenta de las consecuencias de esas palabras para su marginalización y su final exilio. Félix Luis Viera lee un poema de su libro "La patria es una naranja", pero dice que ya la poesía lo ha abandonado; le entusiasma anunciar la reciente edición de su libro de cuentos "Precio del amor" (Alexandría Library, 2015) y saluda afable a los conocidos de los últimos años, como si fueran amigos de toda la vida. Félix Luis Viera ha llegado a Miami como quien tiene prisa de dejarnos su impronta literaria, lo ha logrado con su prosa, con sus versos, pero más que todo con las huellas de su vida, un pedazo de historia que evoca su presencia y la posibilidad de un metafórico abrazo antes de su partida.
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