Nota: Agradezco a Baltasar Santiago Martín, que comparta con los lectores, su entrevista a José José, publicada originalmente en Venue Magazine. Miami. Noviembre-diciembre 2009.
Fotos/Bernardo Diéguez
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Viví en Cuba los primeros 39 años de mi vida, hasta 1994, y si alguien me hubiera dicho en esa época que un día iba a entrevistar a José José, que era como la esencia, el paradigma, de todos esos cantantes maravillosos “de afuera” a los que solo podíamos escuchar en la radio –en pesados receptores rusos por demás– le hubiera dicho a la persona que estaba loca, y que eso era completamente imposible.
Pero como para Dios no hay nada imposible, hoy me encuentro en casa del “Príncipe de la canción”, del “Ruiseñor azteca”, para entrevistarlo para Venue Magazine, con la misma emoción con que lo hubiera hecho en 1993, cuando se encontraba en la cima del éxito con su álbum Cuarenta y veinte, que en Cuba también causó furor en esos años, como en todo el mundo de habla hispana:
¿De qué manera influyeron sus padres en su formación musical?
Yo soy hijo de dos cantantes de ópera: José Sosa Esquivel, un famoso tenor mexicano, y Margarita Ortiz, destacada concertista de piano, por lo que desde niño estuve escuchando música clásica, que era la música que les gustaba a ellos; asistíamos a la ópera, a Bellas Artes, junto con mi hermano menor.
Paradójicamente, mi padre no quería que fuéramos músicos, a pesar de habernos dado una formación musical formidable; quería que fuéramos médicos o ingenieros, y no nos dejaba ni sentarnos al piano.
Después que mi papá se fue del hogar, mi mamá nos brindó todo su apoyo en nuestras aspiraciones musicales –mi hermano llegó a ser copista de música y compositor–, pues al quedar ella y mi abuelita al frente de la casa, entendieron que por ahí era la cosa, y apostaron a nuestro talento musical para que la familia saliera adelante.
¿A qué edad comenzó su carrera como cantante profesional?
A los 15 años, en marzo de 1963, y tuve mucha suerte, porque a los 17 ya estaba en la televisión y había grabado mi primer disco como solista, con el sello ORFEÓN-DIMSA, cantando la canción El Mundo, una versión en español de este tema del italiano Jimmy Fontana.
Durante los años 1966, 1967 y 1968 actué en los mejores bares y cabarets de México como José Sosa, integrando el trío Los PEG (Pepe, Enrique y Gilberto).
¿Cuándo y por qué José Rómulo Sosa Ortiz se convierte en José José?
En 1969, cuando Armando Manzanero me ayuda a entrar al sello discográfico RCA VICTOR, y allí Don Rubén Fuentes me hace el lanzamiento como “José José”, nombre artístico que adopto para honrar la memoria de mi padre, que acababa de fallecer.
Con La nave del olvido, del compositor argentino Dino Ramos, consigue usted su primer gran éxito, tanto en México como a nivel internacional, ¿qué sintió ese joven de sólo 21 años al sentirse tan famoso, casi de la noche a la mañana?
Eso ocurre a finales del año 1969, en una época en que se acostumbra a poner mucha música navideña en la radio, y fue a partir de esa canción que verdaderamente funcionó mi lanzamiento como José José; sentí un gran respiro, porque yo mantenía a mi familia, y una cláusula del contrato con la disquera no me permitía presentarme en los bares, y tuve hasta que dar serenatas otra vez en ese lapso de tiempo, hasta que vino el éxito de La nave del olvido.
¿Qué recuerdos guarda del II Festival de la Canción Latina, celebrado en la Ciudad de México el 14 de marzo de 1970?
Fue una jugada maravillosa del destino, porque fui inscripto por la RCA VICTOR para representar a México con los temas El triste, de Roberto Cantoral, y Dos, de Wello Rivas.
Tuve la suerte de que las dos canciones clasificaran para el final, y entonces escogieron El triste para representar a México, con la que obtuve el tercer lugar.
Mi gran ayuda fue que el festival se estaba transmitiendo por vía satélite a todo el mundo, y gracias a eso El triste se convirtió en mi segundo éxito, ya a escala internacional.
En abril del 2009 estaba firmando mi autobiografía en Puerto Rico, y llegó un señor hindú para que se lo firmara, que me dijo que me había visto por televisión desde Calcuta en 1970, cuando interpreté El triste en ese festival.
¿Qué representó para usted que le empezaran a llamar “El príncipe de la canción”, apenas a los 28 años de edad?
Yo grabé en 1976 la canción El príncipe, que tuvo mucho éxito –fue mi última grabación con la RCAVICTOR–, y a partir de esa canción los medios me comenzaron a llamar “El príncipe de la canción”, una alegría muy grande que se ha perpetuado hasta la fecha.
En los setentas, usted incursionó por primera vez en la actuación, trabajando en tres películas mexicanas, ¿qué recuerdos guarda de esa experiencia cinematográfica?
Fue muy bello para mí encontrar en la actuación una ramificación de mi carrera como cantante, y me gustaría mucho poder continuar participando en películas y telenovelas.
¿Quedó usted satisfecho con su película autobiográfica Gavilán o paloma, estrenada en 1985, cuando el terremoto que asoló la Ciudad de México?
Sí, quedé satisfecho, aunque le hicieron algunos cambios cronológicos a la historia “por convenir al desarrollo cinematográfico del guión”, según me dijeron.
Recuerdo que lo único que quedó en pie por los alrededores después del terremoto fue el propio cine Realcinema, donde se estaba estrenando la película, lo cual fue bastante fuerte para mí y para todos.
¿Cuál considera usted que han sido los mejores álbumes que ha grabado?
Como los mejores realizados, el primero, el de mi lanzamiento como José José, que se llamaba José José; el número 8, Vive; el número 16, Mi vida, y el número 18, Secretos; ésos han sido los mejores álbumes que he grabado, musicalmente hablando.
Si tuviera que escoger sólo una canción de su vasto repertorio como “carta de presentación”, ¿cuál elegiría?
El triste, de Roberto Cantoral, porque he tenido la oportunidad de ser mi propio biógrafo, a través de mis interpretaciones, y ésa es la más significativa.
De todos los compositores con los que ha trabajado, ¿cuáles han sido sus favoritos?
Armando Manzanero, Rafael Pérez Botija, y Manuel Alejandro.
¿Que significó para usted la entrega de la “Estrella de la Fama” en Hollywood en el año 2003?
Un reconocimiento al manejo tan excelente de mi carrera que ha hecho mi esposa Sarita Salazar, a un nivel muy superior a como había sido manejada anteriormente; y un maravilloso reconocimiento a mi labor musical de tantos años.
En octubre del 2005 la Academia le otorgó un premio Grammy en reconocimiento a su exitosa carrera como cantante; ¿compensa esto en algo el no haber sido premiado anteriormente pese a las nueve nominaciones recibidas?
El más grande premio es el reconocimiento de la gente, que te digan “nosotros nos casamos con sus canciones”. Esas nueve nominaciones fueron como “Best Latin Pop Peformance”, en el Grammy americano, no en el latino, en el que sí he sido premiado en dos ocasiones, aparte del premio a toda mi carrera ya mencionado.
En la telenovela La fea más bella, en el 2006, le tocó interpretar al padre de la protagonista, papel por el cual obtuvo el premio al mejor actor de reparto de la revista TV y Novelas, ¿volvería a repetir una experiencia televisiva similar si se lo proponen?
Sí, con mucho gusto; porque nos divertimos grandemente, y tuve el apoyo de Angélica María, “mi maestra de actuación”, y de su hija Angélica Vale, que es un genio; tiene un talento extraordinario para la actuación.
¿Qué lo motivó a escribir su autobiografía, titulada Ésta es mi vida, que fue presentada al público en la Feria Internacional del Libro de Miami en noviembre del 2008?
El haber quedado imposibilitado para trabajar, debido a la parálisis facial que sufrí, me hizo invertir todo el tiempo de la recuperación en escribir, porque sentí que era el momento adecuado para hacerlo; fue una gran catarsis, que me permitió sacar muchas cosas que tenía guardadas.
¿Cuál considera usted que ha sido su mayor logro como artista y como ser humano?
El hecho de haber unido a muchas parejas, pues nací para cantarle al amor; y como ser humano, me considero el compañero de emociones de millones de personas en el mundo, con una hermosa familia que me llena de orgullo.
¿Algún mensaje o consejo que quisiera usted enviar a los lectores de Venue Magazine?
Que lo más importante para lo que venimos a este planeta es para aprender a ser personas, y a seguir a Dios, conscientes de lo que estamos haciendo.