Tengo la suerte de tener a mano este folleto, que vio la luz en la imprenta La Moderna, entonces activa en la calle Maceo número 12. Recoge, con todos los pelos y señales, el articulado completo que regía las funciones de aquella Sociedad que se titulaba con el susodicho apelativo que nos sirve de título.
En octubre de aquel año, su Junta Directiva en la persona de su Secretario General el Sr. Daniel Rivas Regueira, dejaba constancia oficial ante el Gobierno Provincial de Camagüey de la necesaria reforma del Reglamento al uso, con el visto bueno del Presidente General del momento, el Sr. Dionisio Portilla.
En una anterior aproximación al tema, discurrimos ya sobre algunos pormenores de la Quinta de Salud “La Purísima Concepción” y sus dependencias, regentadas por la Sociedad, y perteneciente a la Sección de Beneficencia.
Hoy preferimos acercarnos a algunos pormenores de otras Secciones, con presencia en su sede social ubicada en la calle Salvador Cisneros en el número 258, que acogía no sólo al archifamosa Sección de Recreo, célebre por sus actividades festivas y bailes de ocasión, al que ya puntualmente te referiremos, sino igualmente a Academias diurnas y nocturnas, y a una muy bien poblada Biblioteca, pertenecientes todas a la Sección de Instrucción.
Preferimos empezar pues por tan interesante arista, de la que menos se ha discurrido. En el capítulo de los Reglamentos que le concierne se estatuía que su objeto primordial sería:
Fomentar entre los asociados el amor al estudio, contribuir a la ilustración general; promover las manifestaciones de las Bellas Artes; redactar y proponer el plan de enseñanza que ha de observarse en el Centro, así como reglamentar, suspender o ampliar el número de clases con la aprobación de la Directiva…(1)
Las Academias ya antes citadas se dividían en Diurnas, de preferencia para las hijas de los socios, las Nocturnas para los socios en general. La enseñanza de las asignaturas se sucedía a lo largo de un año lectivo de Septiembre a Junio, con vacaciones desde el cuatro de Diciembre y hasta el dos de Enero.
Los exámenes correspondientes a las asignaturas impartidas tendrían igualmente todo el rigor, se efectuaban anualmente en la primera quincena de Julio. Se celebraban ante Tribunal, y los alumnos examinados recibían su correspondiente calificación de notas que se hacía obrar en la correspondiente Acta. Igualmente se repartían premios a los más aventajados.
La existencia de la Biblioteca y el Gabinete de Lectura correspondiente, nos merece igualmente una mirada puntual.
Se establecía en el articulado del citado reglamente, bajo el número 36 que:
(…) En dicho departamento encontrarán los socios las principales obras de los grandes autores y una completa colección de periódicos, ilustraciones o revistas Cubanas, Españolas y Extranjeras, en las cuales hallarán ancho campo para dedicarse al estudio o para conocer el movimiento general de las política, las artes y las ciencias(2).
Para regir dicho espacio se nombraría a un Bibliotecario, quien tendría autoridad para someter a aprobación del Presidente de dicha Sección, las mejoras y cambios que juzgara de interés. Entre sus funciones igualmente estaban la de aprovisionar convenientemente el Gabinete de Lectura con todas las publicaciones ya mencionadas, nacionales o foráneas.
Igualmente era de su responsabilidad el aumento del fondo bibliográfico, proponiendo la adquisición de nuevos volúmenes que tuvieran la dignidad suficiente para figurar en el catálogo.
Aunque no se explicita en los artículos subsiguientes, el préstamo de los materiales parecía tener sólo un carácter interno, pues se dejaba claro que se velaría con celo porque se sacaran libros o periódicos del Gabinete, incluso para leerlos en otras salones del Centro.
Velaría igualmente el Bibliotecario por el buen orden interior, fomentando el necesario silencio y prohibiendo “conversaciones o actos que molesten la atención de los concurrentes (…) igualmente fumar y permanecer en el con la cabeza cubierta.”(3)
Para favorecer su trabajo, el Bibliotecario nombrado tendría el auxilio de Vocal de Turno de dicha Sección, así como del Conserje, a este último le concernían: cuidar las condiciones de orden y limpieza, guardar las llaves de los estantes para facilitar los libros en ausencia del bibliotecario, facilitar a los usuarios los índices y catálogos, vigilar si se recibían puntualmente los diarios y revistas, y renovar a tiempo sus subscripciones, entre otras funciones.
De la Sección de Recreo y Adorno, a la que ya habíamos mentado, compartimos al lector algunos de sus específicos pormenores.
Tal como se le aludía en el Reglamento, velaría por:
(…) proporcionar a los socios toda clase de entretenimientos y juegos lícitos, cuantas diversiones son propios entre personas cultas y contribuir a que se practiquen los preceptos de sociabilidad(4).
Entre sus deberes igualmente estaban los concernientes a la organización de los programas de fiestas, y la consecuente presentación de los gastos requeridos. A su cargo igualmente estaba el redactar las listas de las familias que deberían ser invitadas a los bailes y fiestas del Instituto, así como conformar el correspondiente programa musical que la orquesta de ocasión ejecutaría, y repartirlo a la concurrencia. Los invitados especiales serían igualmente recibidos a la puerta del Centro y se les atendería durante los actos.
Durante tales convites era su responsabilidad velar porque las bebidas y comestibles que se sirvieran fueran de la mejor calidad.
Pero no solo se convocarían actividades festivas. La Sección organizaría con puntualidad en los Salones del Centro: Bailes de Sala y de disfraz, Funciones dramáticas, Conciertos, Conferencias, Veladas literarias, Recepciones y Juegos de Sport.
Sobre los primeros citados había un especial mandamiento para los participantes enmascarados, y era la obligatoriedad de mostrar su rostro a la entrada a la Comisión de reconocimiento, e igualmente en cualquier momento durante el curso de la fiesta siempre que la Comisión lo creyera oportuno.
Otra normativa bien peculiar, y que nos puede lucir hasta simpática, era la que rezaba que:
Los concurrentes a las fiestas del Centro no podrán bailar más que piezas del programa, no ejecutando otro baile que no corresponda con la música(5)
El horario del Centro era muy amplio. Desde las siete de la mañana y hasta las doce de la noche, salvo en casos imprevistos, que la Directiva tendrá a su cargo resolver oportunamente.
La existencia de una bien provista Cantina, era otro de los servicios ofrecidos, donde se expenderían todo tipos de bebidas, refrescos y tabacos, la institución no era responsable de la explotación y manejo de tal servicio, pero la Sección si era responsable por velar que artículos a servir fueran siempre selectos, y que los precios no excedieran a los que se cobraban en otros sitios elegantes de la ciudad, y cuya tarifa debería estar a la vista en lugar visible.
En caso de que los socios solicitaran algún artículo que no estuviera en existencia, el cantinero comisionaría de inmediato a un sirviente para procurarlo, se asegurarían sus servicios con especial atención en los días festivos.
Las deudas de los socios con dicho Departamento tendrían que ser gestionadas por sus responsables, sin la intervención del Centro.
Para velar por su mejor desempeño, la Sección sí podría recomendar a la Directiva la subasta al derecho de explotación de la cantina, o en su defecto cederla gratis a quién ofreciera seguridades de su atención.
Otra importante Sección era la de Propaganda. A ella correspondía la importante misión de todo lo relativo a la inscripción de los socios, y la atención escrupulosa de sus demandas o quejas fundadas.
Entre sus facultades se incluían el análisis pormenorizado de las altas y bajas, con atención a las causas que originaran las segundas, si eran de carácter voluntario, para evitarlas siempre que fuera posible.
A su arbitrio quedaba el aceptar o no a los candidatos o aspirantes al ingreso, así como velar que los cobradores estuvieran al día en su labor de recaudar las cuotas sociales, y que fuera efectivo antes del día 10 de cada mes.
Como dato complementario, encontramos en el Directorio Social de Camagüey, correspondiente al año 1949, detalles del gobierno del Centro de la Colonia Española, en el período 49-50.
La Directiva de entonces la conformaban el Presidente General: Francisco Pañeda Gómez y su Vice: Tristán Rodríguez Martínez. Y los responsables de cada Sección, a saber: en la de Beneficencia: Eugenio Álvarez Moreda, su Presidente, y Antonio Álvarez Hernández, como Secretario.
La de Instrucción estaba regida por Celso Couseló Ricaló, y Claudio López Morell en la secretaría. Para la de Recreo y Adorno fue electo Presidente Pedro Torres Sánchez y Cristóbal Díaz Bulnes como Secretario. Las funciones de la correspondiente a la Propaganda estaban en manos de Alfredo Hernández Avellano y Eduardo Álvarez Rodríguez, Presidente y Secretario, respectivamente.
Para 1960, cuando se cumplían 61 años de permanente presencia en la ciudad, el Directorio Social de Camagüey, de aquel año, el último en ser editado, recogía una pagina completa alusiva a su labor. Queda el recuerdo de esa página y de una foto de la Quinta de Salud. Se incluían allí mismo los teléfonos correspondientes, el de la Sociedad: 2289 el del Sanatorio: 2589 y el de la Secretaría: 2081. Un poco después, dejarían de sonar…
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El inmueble fue construido originalmente como residencia familiar en el siglo XVIII, ha sido a través de la historia: sede de la comandancia del Ejercito Español en el siglo XIX, luego hotel. Desde los inicios del siglo XX y hasta que fue clausurada en 1960 estuvo el Centro Social de la Colonia Española. Luego albergó a la Sociedad de Amistad Cubano- Española, en 1973 pasó a a ser sede de lo que se conocía como Casa de la Amistad (perteneciente al ICAP). En 1993 fue reignaugurado como Centro de Cultura Iberoamericano y actualmente radica en este lugar, el Centro de la Cultura Comunitaria de Camagüey.
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- Centro de la Colonia Española de Camagüey. Estatutos. Imprenta La Moderna. Maceo Número 12. Camagüey. ca. 1944.p.63
- Ibíd. p.70
- Ibíd.
- Ibíd. p. 76
- Ibíd. p. 80