Nota del blog: Sección semanal dedicada al Ballet y la Danza, a cargo de la la ballerina, coreógrafa y profesora Florencia Guglielmotti.
Christian Johansson nació el 20 de mayo de 1817 en Estocolmo (Suecia). Inició su formación de danza en su ciudad natal, en la Escuela del Real Ballet Sueco, donde permaneció hasta 1829, cuando se trasladó a Copenhague para continuar sus estudios con el prestigioso Auguste Bournonville, de quien aprendió los fundamentos de la escuela francesa.
Regresa a Estocolmo, en 1836, para incorporarse al Real Ballet Sueco donde, un año más tarde, fue designado primer bailarín y fue reconocido como el mejor bailarín de toda Europa. Es así como fue seleccionado por la propia Marie Taglioni para ser su partenaire durante su gira por Estocolmo, en 1841, donde interpretó “La silfide”.
Aquí se produce un giro en su carrera. Decide irse a San Petersburgo (Rusia) con Marie Taglioni, dónde rápidamente es contratado por el Ballet Imperial. Tras su exitoso debut con “La gitana”, Johansson fue ascendido a primer bailarín, destacándose por su gracia y su precisión técnica. Se adaptó fácilmente a la vida en su nuevo hogar, aprendió el idioma e, incluso, se casó y tuvo una hija, Anna Johansson, quien luego fuera una de las bailarinas solistas preferidas de Marius Petipa.
Como miembro del ballet, interpretó roles principales en nuevas obras de Jules Perrot y de Arthur Saint-Léon. Bailó junto a todas las grandes bailarinas de la época, como la ya mencionada Marie Taglioni, Fanny Cerrito, Carlotta Grisi y Fanny Elssler, entre otras.
Paralelamente a su actividad como bailarín, desde 1860 se desempeñaba como profesor en la Escuela del Teatro Imperial, aunque esta faceta se veía eclipsada por su presencia en los escenarios. En 1869 se retira de las tablas para dedicarse íntegramente a la docencia y se convierte en Maestro principal, siendo uno de los más grandes impulsores en el desarrollo de la escuela rusa de ballet, introduciendo la importancia del “ballon” (movimiento de flexión de las rodillas que se realiza antes y después de ejecutar un salto), la precisión en las baterías y el virtuosismo en una gran variedad de pirouettes. Considerado uno de los mejores maestros de la época, tuvo como estudiantes a toda una generación de bailarines emblemáticos como Pavel Gerdt, Tamara Karsavina, Mathilde Kschessinska, Anna Pavlova, Olga Preobrajenska, Eugenia Sokolova, Agrippina Vaganova, Marie Petipa, Maria Gorshenkova, Nikolai y Sergei Legat, Alexander Shiryaev, Vera Trefilova, Varvara Nikitina, Alexander Gorsky, Mikhail Fokine y su propia hija, Anna. Un dato de color, acompañaba sus clases tocando él mismo el violín.
Johansson se retiró de los salones de clase en 1902, a los 85 años, dejando su puesto (y su violín) a su discípulo Nikolai Legat. Al año siguiente, fallece su esposa, una tragedia de la que no pudo recuperarse. Tan solo un mes después, el 12 de diciembre de 1903, a los 86 años, a causa de una caída en la que se golpeó su cabeza, Christian Johansson muere, dejando su huella en una gran cantidad de bailarines y coreógrafos que retomarán sus enseñanzas, llevando el ballet ruso a la cima del mundo.
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Florencia Guglielmotti reside en la Ciudad de Buenos Aires (Argentina). Es Profesora de Danza (titulada en la Escuela Nacional de Danzas "María Ruanova"), Licenciada y Profesora de Artes (recibida en la Universidad de Buenos Aires). Cursó estudios en la Escuela Nacional de Ballet de Cuba. Es Miembro de International Dance Council CID (UNESCO).
Actualmente se desempeña como Profesora de Danza Clásica y como Profesora Titular de Historia de la Danza en la Escuela Superior de Enseñanza Artística "Aída V. Mastrazzi". florenciagu@gmail.com