Thursday, July 9, 2020

Sobresalto (un poema de Janisset Rivero)



Abrupto, compulsivo
tu abrazo me sorprende;
desnuda de caricias
mi alma se confunde.
(no tiene caso ser tan exigente).

El tiempo se parece
una hebra rota;
un camino accidentado de tropeles;
y tu mano me cierra el argumento,
improvisa elegías con mi cuerpo,
se vuelve un acertijo
entre las mías,
temblorosas, y pequeñas y perdidas…

Fue una ráfaga
de vientos sumergidos
una gota de azul, una mirada
entre el verde y la sangre,
entre el dolor de ausente
que sacude mi piel
cada mañana…

Eso es este amor,
un impulso del tiempo,
un grito desmembrado de corduras,
un sobresalto de llamas en el cuerpo,
un pétalo olvidado entre la bruma.





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Janisset Rivero (Camagüey, 1969) ha publicado los libros de poesía Ausente, editorial Aduana Vieja, octubre 2008 y Testigo de la noche, Editorial Ultramar, Miami, 2014.

Calles y callejones de Camagüey: Calle San Esteban, Oscar Primelles (por Marcos A. Tamames-Henderson)

Nota del blog: Cada jueves se publica en el blog, gracias a la cortesía de Marcos Antonio Tamames-Henderson, una selección de su libro Calles y callejones de Camagüey. Entre la leyenda y la historia.  


 


Nace en San Ildefonso y en su recorrido rebasa las calles de la Carnicería o Contaduría, San Ramón y de la Merced; recibe el callejón de la Merced (D) y corta a de la Reina, San Juan, San Fernando y de los Pobre; da apertura a Jesús María (I), traspasa el callejón del Pintor, la calle Nuestra Señora del Rosario y de la Palma. En el siglo XX se prolongó en dirección al río Hatibonico; primero, cruzando las calles Verges y de los Lanceros; y más tarde dio inicio a la calle General Roloff (D), a un callejón sin nombre (D) y la Avenida Central del reparto La Norma (I) y parecía encontrar fin una vez cruzado el río, en Avenida 26 de Julio, pero cortó la Avenida Camagüey y bajo un giro se reconoció como Prolongación de San Esteban en el barrio La Zambrana donde dio cierre a la Calle Cuba, cortó la del Aserradero y finalizó en una especie de plazuela.
Su nombre pudiera atribuirse a la advocación de los principeños por san Esteban, uno de los protomártires del cristianismo que estuvo entre los siete diáconos elegidos por los apóstoles debido a la fortaleza de su fe, particularidad que, unido a la elocuencia y facilidad para lograr conversiones, lo enlazan con los hijos de esta región. Téngase presente que es común en el patriciado de la localidad la elección de uno de sus miembros por el sacerdocio. Un segundo sendero, unido indirectamente al primero, sería el hecho de que se avecinara en este eje un individuo procedente de San Esteban de Gormaz, actualmente municipio de la provincia de Soria en Castilla y León, cuya actividad económica tenía entre sus renglones principales, como en Puerto Príncipe, la ganadería. En cualquiera de los dos casos ¿los vecinos realizaban fiesta el 26 de diciembre en conmemoración a su santo patrón?
La incorporación de esta calle al proceso de su rebautizo aparece como respuesta a la propuesta hecha por Walfredo Rodríguez en sesión del Ayuntamiento el 20 de abril de 1910. Este, en base al tradicional nombre de la calle de los Pobres, llama la atención acerca del serio problema y trascendental que se manifiesta en la isla con la división de las razas, al extremo de haberse descubierto por el Gobierno una conspiración de carácter racista, y no existiendo en Camagüey germen alguno favorable a esa horrible y malhadada idea, el Ayuntamiento, que representa al pueblo camagüeyano, como una prueba de la unión y concordia que reina entre todos sus habitantes, sin distinción de colores, debe, en estos momentos, mejores que en ningún otro, poner a esa calle el nombre de La Fraternidad; en esta ocasión se coloca Narciso López a de los Pobres y el de La Fraternidad a San Esteban. Pero este acuerdo quedó anulado cinco días después ante la propuesta que establece el padre Gonfaus el 2 de mayo: “no se varíen más los nombres de las calles por los grandes entorpecimientos y perjuicios que trae para los propietarios y vecinos en sus relaciones con las oficinas públicas especialmente con lo que se refiere al Registro de la Propiedad”.

Un segundo momento aparece al año siguiente, en el ámbito de las celebraciones por el 20 de Mayo. Bajo esta festividad y el criterio de sumarse al entusiasmo reinante en los preparativos, el concejal Armando Labrada Cantos solicita el 11 de abril de 1911 que se considere por esta cámara la anulación de la prohibición de los cambios de nombre a las calles con el fin de cambiar los de Soledad, San Fernando y San Esteban, al tiempo que sugiere para esta última Oscar Primelles. El día 18 se somete a votación y queda aprobado definitivamente el 24 de abril, fecha a partir de la cual, en el marco oficial, el nombre católico sede espacio al patriótico. 

En la céntrica San Esteban perpetuarían los camagüeyanos la memoria de Oscar Primelles Cisneros (1868-1895), el principeño que nació en Cisneros esquina a Rosa la Bayamesa.150 Este médico alcanzó el grado de teniente coronel y gozó del mérito de haber sido el primero del territorio en alzarse en la Guerra del 95 en la zona de Nuevitas, al tiempo que lideraba los 20 hombres que se incorporaron el 9 de junio al mayor general Máximo Gómez, oficial que le reconoció el grado de comandante. La postura combativa de Primelles le conllevó a preferir las operaciones militares antes que el ejercicio de la Medicina. Murió el 9 de diciembre de 1895, cuando dirigía una carga contra una guerrilla española en los cañaverales del ingenio Congreso.

Culturalmente, como testigo de la memoria colectiva, resulta recomendable para el forastero que no quiera perder un encuentro en esta calle el uso del topónimo San Esteban, pues el de Oscar Primelles apenas es reconocido como referente urbano. Dista del área Patrimonio Cultural de la Humanidad, mas íntegramente forma parte del Centro Histórico. 



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Marcos Antonio Tamames-Henderson (Jamaica, Guantánamo, 1961). Lic. Historia del Arte (1997), MSc. en Historia del Arte y en Conservación y Rehabilitación de Centros Históricos (2007). Miembro de la Uneac, Unaic, Unhic. La Editorial Ácana ha publicado sus libros De la Plaza de Armas al Parque Agramonte. Iconografía, símbolos y significados (2001, 2da ed. 2003); Tras las huellas del patrimonio (2004); La ciudad como texto cultural. Camagüey 1514-1837 (2005); Una ciudad en el laberinto de la ilustración (2009) y La cofradía de los signos urbanos (2012). Premio Especial Roberto Balmaceda (Uneac, 2002), Juan Marinello (2006), Juan Torres Lasqueti (2005, 2010, 2011 y 2012), Ensayo Histórico Enfoque (2007), Crítica Histórica José Luciano Franco (2005), Publicaciones, teoría y crítica en el V Salón de Arquitectura (2005) y Jorge Enrique Mendoza (2004), entre otros.

Wednesday, July 8, 2020

Esquinas difíciles en Camagüey (por Carlos A. Peón-Casas)



La circulación vial de la añosa ciudad camagüeyana, antes principeña, siempre ha sido asignatura pendiente, por no decir suspensa, para quien, intentara girar su vehículo en cualquier esquina citadina, y no fuera un buen driver, o un perfecto conocedor de su enmarañado trazado, signado por calles estrechas y objetos interpuestos como los necesarios postes eléctricos y telefónicos.

La alusión de esta desempolvada crónica alude a un minuto de tal circunstancia citadina, allá por 1960, un testimonio con gráfica fotográfica muy sugerente incluida.

La publicaba el periódico Adelante(1). El asunto: la llegada de nuevos y más capaces ómnibus para el servicio local, promovida por las compañías Camagüey Sport y La Victoria, y el inevitable problema de que tales vehículos de mayor porte y capacidad, no podían girar con facilidad en las estrechas esquinas citadinas por la presencia de postes eléctricos y de teléfonos adosados como siempre fue costumbre en aquellas intersecciones.


La foto más sugerente del reportaje, mostraba a uno de aquellos relucientes ómnibus, pasando las de Cain para girar en la popular intersección de Independencia con General Gómez.

Para lograr tan peliagudo asunto, el muy capaz conductor, no podía lograrlo limpiamente, y solo lo conseguía encaramando peligrosamente sus ruedas traseras en la acera de lo que era entonces el conocido Bar de Pepe, luego devenido en lo que fuera un popular expendio de café, conocido por cualquier hijo de vecino con el muy peculiar y nada higiénico apelativo de “la babita”, huelgan los comentarios…

Pero las fotos del reportaje nos siguen mostrando esquinas peliagudas para efectuar cualquier giro, que igual que antes siguen siendo un dolor de cabeza para el que no este acostumbrado a manejar en esta ciudad, sobre todo si el porte de los vehículos es lo suficientemente grande y pesado.


Allí ve el lector la que corresponde a la calle Avellaneda y General Gómez, que ilustra muy bien lo enrevesado del giro ante la presencia de los ya mentados postes eléctricos y telefónicos.


Otra con igual nivel de dificultad, lo era la correspondiente a las calles Cisneros con Hermanos Agüero, y donde el curioso lector se dará cuenta de una pareja de inadvertidos transeúntes, a quienes casi alcanzan las potentes ruedas traseras que intempestivamente se adueñan de la acera.


Una cuarta instantánea es la que ilustra el giro a la altura de la última calle citada en la esquina correspondiente a la de Lugareño, donde se ubicaban de un lado la Farmacia y del otro la Casa Etcheverry.

No sabe este escribidor si el asunto se zanjó de algún modo, pero lo que se colige por el texto del reportaje, es que antes la disyuntiva de tales dificultades viales, los dueños de las ya mentadas empresas transportistas, sugerían retirar las susodichas guaguas, y llevarlas a la ciudad de Santa Clara, y traer en su lugar a la ancestral ciudad de los tinajones, los ya vetustos ómnibus con que estaban operando e aquella provincia villareña.

Apelo, y agradezco a la memoria de mis amables lectores para que con sus rememoraciones ayuden a ponerle cierre a esta desempolvada crónica citadina.





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1. Luisa Mariana Arteaga Marin: "Piden Solución a un Grave Problema de Una Empresa de Omnibus" en Adelante. Sábado 30 de Enero de 1960.

Tuesday, July 7, 2020

Cambiar la dinámica de una relación tóxica (por Cecilia Alegría, La Dra. Amor)

Nota del blog: Espacio semanal de Cecilia Alegría, La Dra. Amor, dedicado al amor de pareja.

Todo depende del estado civil. Los casados deben hacer todo el esfuerzo necesario para cambiar la dinámica de la relación para mantenerse en ella, mientras que los solteros pueden contemplar la fácil y práctica solución de ¡salir corriendo!

Les regalo tres recomendaciones a los que están casados:

1. Tomar conciencia: nadie puede superar un problema si primero, no reconoce que hay un “muro” en su vida. Y hay que tenerlo en cuenta, el apego es la principal venda que va a cubrir nuestros ojos. En ocasiones es una depndencia tan ciega que nos cuesta mucho reconocer que nos está quitando el aire, la integridad.

2. Invierte todas las energías en ti mismo/a. Has pasado mucho tiempo pendiente de otra persona. Has sido como un pequeño satélite orbitando alrededor de un planeta que no te ha aportado nada. Es hora de moverte, de encontrar tu propio horizonte y recuperar nuevas ilusiones, ésas que te son propias y que todos merecemos.

3. Sacrificarse, practicando el amor incondicional, y cambiar uno primero.

Es hora de reconocer que tú tienes que cambiar también (¡deja de echarle la culpa al otro!). Dedícate a procurar tu cambio personal, sin preocuparte por lo que haga o deje de hacer tu cónyuge. Basta con que uno de los dos cambie, para modificar para bien la dinámica de la relación. 

Si solo son novios:

1. Di no al miedo: el miedo es la principal barrera que te mantiene en una relación tóxica. Si no te ves con fuerzas, pide ayuda. A un amigo, a una compañera, a ese familiar que siempre te apoya, o a un(a) terapeuta. Tenemos claro que cada pareja es un universo propio y particular. Puede que tu pareja no sea violenta, pero aún así, tienes miedo a pensar qué será de ti al verte solo/a. Pero en ocasiones, la soledad es mucho mejor que este tipo de relaciones tóxicas. Por lo que una separación, temporal o permanente, puede ser la mejor solución.

2. Pierde el miedo a la soledad

Otro de los miedos que es necesario perder es el miedo a la soledad. Hay que desechar la idea de que solo o sola no vas a saber gestionar las dificultades que se presentan en el día a día.

Además, quien tiene una relación con Dios, nunca está solo.

3. Corta por lo sano

Una vez que se ha tomado la decisión de terminar la relación lo más adecuado es cortar por lo sano. Esto implica dejar de tener contacto con la otra persona, no buscarlo en las redes sociales para informarse de cómo va su vida, ni preguntar a personas comunes por él o ella. No respondas a sus mensajes de texto o llamadas telefónicas. Bloquea su número telefónico de ser necesario.

Este “periodo de desintoxicación” es necesario para retomar las fuerzas y sobre todo evitar el peligro de volver a la relación cuando uno no se ha recuperado aún lo suficiente como para no volver con la persona que en la mayoría de los casos se sigue queriendo.

4. Busca apoyo externo

Pedir ayuda a los familiares y amigos es una cuestión básica y fundamental. Nos van a ayudar a superar el miedo, la tristeza y la confusión que sentimos en el momento de terminar la relación.

A veces también es necesario buscar ayuda externa en un profesional que nos ayude a superar estos momentos tan difíciles. Si lo necesitas no dudes en hacerlo, porque puede servirte para alcanzar una recuperación satisfactoria. (Y aquí me tienes para ello. Contáctame a través de mis redes sociales, cuyos enlace se hallan en mi website www.ladoctoraamor.com o escribiendo a ceciliaalegria2013@gmail.com).

Salir de una relación tóxica es posible, requiere de valentía y alta autoestima. Pero todos somos capaces de conseguirlo, está al alcance de tu mano y es la oportunidad de girar la perilla hacia esa puerta que abrirá un mundo de libertad y felicidad para ti.






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Cecilia Alegría, La Dra. Amor (www.ladoctoraamor.com): Consejera de Parejas, Love and Life Coach, Conferencista Internacional, Periodista y Conductora de Radio y TV. Destaca en los Medios Latinos en Miami dando consejos sobre cómo triunfar en el terreno amoroso y ayudando a miles de parejas a resolver sus problemas. Forma parte del grupo fundador de profesores del programa Universidad de la Familia.
Ha publicado diez libros entre los que se encuentran: Comunicación Afectiva=Comunicación Afectiva (Espasa Calpe, España, 2000). 120 preguntas y respuestas para ser mejores personas (Editorial Norma, Colombia, 2004), No hay amor más grande (Editorial Aragón, USA, 2012), Amando un Día a la Vez (Ediciones Varona, U.S.A. 2015), Al rescate de tu comunicación de pareja (Ediciones Varona, USA 2017), Sexo Sagrado y Lazos del Alma (Indie Publishingnbsp, 2018), Alessia (Book Master Co 2019)

Monday, July 6, 2020

Recuerdos de San Diego de los Baños (por Teresa Fernández Soneira)


“El hombre que guarda
muchos recuerdos de su infancia,
ese está salvado para siempre”.
Dostoievski



Aunque yo soy habanera, mi niñez estuvo ligada a Pinar del Río. Mi abuela materna padecía desde muy joven de una artritis dolorosa, y los médicos de La Habana le habían recomendado se diera baños sulfurosos. Recuerdo de pequeña ir en el carro de mi padre por la Carretera Central desde La Habana hasta Pinar del Río, a pasarnos el fin de semana con abuela en el Balneario de San Diego de los Baños. Para mí el viaje era pintoresco y divertido pues se salía de las moles de concreto de la capital y se recreaba uno la vista con los tonos verdes de la campiña pinareña. Recuerdo que según se iba uno internando más en la provincia de Pinar del Río (Pijirigua, Artemisa, San Cristóbal, Los Palacios), se veían ya los perfiles de la Sierra de los Órganos donde se encuentra el precioso Valle de Viñales. He leído en algún lugar que este el nombre de Sierra de los Órganos se lo dieron los marinos a estas cordilleras pues advertían a gran distancia su perfil inconfundible semejante a los tubos de un órgano, y que van desde Guane hasta el río San Diego. Yo, sin embargo, los bauticé como “Los culines de San Diego”, pues a eso se me asemejaban...

Sierra de los Órganos
 y entrada al poblado de San Diego
de los Baños en los años 30.
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El viaje a San Diego demoraba unas tres horas, eso si no nos topábamos por el camino con algún guajiro cargado de gallinas, o con los cientos de miles de cangrejos rojos que emigraban hacia la costa con el fin de reproducirse, y que tapizaban la carretera demorando la marcha. Sin embargo, esto no era nada comparado con lo que debieron pasar los cubanos del siglo pasado para llegar al balneario. La naturaleza había dotado a San Diego de manantiales ricos en aguas curativas, pero durante mucho tiempo estas fuentes de salud estuvieron fuera del alcance de muchos. Cuenta la historia que entre los siglos XVIII y XIX la villa solo tenía vida en la primavera en que construían unos ranchos o bohíos de yaguas y pencas de palma junto al balneario, y que al terminar la temporada destruían con fuego. En el 1839, el famoso escritor pinareño Cirilo Villaverde, realizó un recorrido a caballo por la provincia y decía: “… San Diego de Los Baños no es más que una ranchería, no obstante, con la excelencia y fama de sus aguas termales”. Más adelante, en 1858, el General José Gutiérrez de la Concha se movió con eficacia para mejorar las condiciones del balneario y planeó un servicio para los enfermos que no tenían recursos económicos. Dispuso que el gobierno costease el viaje de ida y vuelta de los pacientes pobres entre sus residencias y San Diego, así como los gastos en los baños. La ruta de La Habana a San Diego era penosa, especialmente para los enfermos e inválidos. Cuenta Emeterio Santovenia, el ilustre historiador pinareño, que el recorrido se hacia así: “En ferrocarril de la capital a Batabanó; en barco de vapor de Batabanó a Hernán Cortes; a caballo o en volanta a lo largo de 9 largas leguas de mal camino (unas 27 millas) de la costa a las estribaciones de la sierra”. Había que de veras tener deseos de ir a San Diego o sentirse muy mal y con la esperanza de una mejoría, para realizar el trabajoso viaje.

Luego el Capitán Concha mandó a construir en el poblado un hospital. La asistencia social junto al mejoramiento de las vías de comunicación dio doble fruto: pronto el número de enfermos pasó de 400 en cada temporada, y San Diego de los Baños empezó a ser pueblo para provecho de sus residentes y con la ayuda de los extraños. Por eso nuestro viaje de tres horas en automóvil desde La Habana resultaba muy agradable si lo comparamos con todo lo relatado anteriormente.


Al llegar a San Diego, desviándonos de la Carretera Central, tomábamos un camino de tierra y manejábamos por unos 10 minutos hasta llegar al Hotel Saratoga que estaba al lado del balneario, y donde nos hospedaríamos por el fin de semana. Recuerdo que El Saratoga era amplio y limpio; con dos pisos y un patio central hermoso lleno de exuberante vegetación tropical. Los dueños del hotel eran asturianos y llevaban con esmero el cuidado de este y la asistencia a los huéspedes. Conocían a mis abuelos desde… ¡quién sabe cuándo! pues antes de yo naciera ya mi abuela se hospedaba allí. Yo casi siempre dormía en la misma habitación que mi abuela, en una cómoda cama protegida por un gigantesco mosquetero que nos guardaba de los mosquitos pues recordemos que se dormía con la ventana abierta y no había tela metálica.


Al caer la tarde se sentía un poco esa tristeza propia del campo al anochecer y las calles quedaban desiertas obligándonos a recogernos temprano. Entonces se oía el concierto de grillos y chicharras; de sapos y ranas, y se veían aquí y allá el centellear de los cocuyos, la única iluminación externa. Al llegar el amanecer todo como que recobraba vida: los gallos comenzaban a cantar, las vacas mugían, los pájaros nos despertaban con sus alegres trinos, y los habitantes del pueblo se empezaban a mover en el trasiego típico de todos los días. Mi abuela se levantaba antes de que saliera el sol, se enfundaba en su trusa (bañador) y su bata de felpa, y bajaba al balneario a darse su baño. Yo me asomaba por la ventana del cuarto y la veía descender por la rampa que conducía al interior del edificio. El olor a azufre era fuerte y penetrante y yo decía que olía como a huevo podrido. No me explicaba como ella podía tolerar esto día tras día, pero me imagino que el olor era más tolerable que el dolor que padecía.

Balneario de San Diego de los Baños
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Adentro del balneario había una inmensa piscina donde los enfermos se sumergían en espera de un pequeño “milagro”: el de aliviarse de sus dolores. El geógrafo cubano, Esteban Pichardo, señala que la comarca reposa sobre un banco calcáreo junto al río San Diego o Caiguanabo, cuyo lecho es un vasto banco de mármoles azules de donde brotan los manantiales sulfo-termales y radioactivos más conocidos de Cuba, con muchas propiedades curativas.

Después de estar en el agua una hora más o menos, abuela regresaba a la habitación y después de ducharse, se acicalaba y se vestía, y ya estaba lista para el resto del día que consistía en descansar en la saleta del hotel, leer, oír música, caminar por el poblado, comer, que en El Saratoga era un gran disfrute pues el cocinero era de primera. También se veía la televisión, se tocaba el piano, se jugaba dominó, o simplemente se cultivaba aquella costumbre, hoy ya casi perdida, que es el arte de la conversación. Así sin prisas, se pasaban los días. A la iglesita o ermita de San Diego íbamos sin falta los domingos a oír misa. No recuerdo mucho su interior, pero por fuera era sencilla y sobria.

Pasados los años, ya en el exilio y en mis investigaciones históricas, he descubierto que allí en San Diego falleció en 1898, durante la Guerra de Independencia, la Capitana de Sanidad, Isabel Rubio, natural de Guane y luchadora en las dos guerras por la independencia. En la zona de El Seborucal Isabel mantenía un hospital de sangre en el que colaboraba una tropa de mujeres que ella había entrenado como enfermeras. El 12 de febrero de 1898 el campamento fue atacado por la columna española. Isabel decide jugarse la vida para salvar a los heridos, y dirigiéndose a la puerta del campamento, protegiendo con su cuerpo la entrada, grita: “¡No tiren, que somos mujeres y enfermos!”. Se oyeron varios disparos cayendo Isabel herida en una pierna. Se la llevan prisionera y luego es ingresada en el hospital militar de San Diego. Pero ya era tarde. La gangrena estaba muy avanzada y fallece tres días más tarde. Una mambisa más que daba su vida por la patria.

Después de pasar el fin de semana entre la naturaleza, disfrutando del sosiego y el descanso de San Diego, nos preparábamos para regresar a La Habana. Para una niña de ciudad como era yo, este viaje resultaba una gran aventura y una magnífica escuela de aprendizaje. En el camino, y ya próximos al límite con La Habana, siempre se hacía una parada obligada para comprar las famosas butifarras del Congo.

Aunque han pasado muchísimos años desde mi última visita a San Diego de los Baños, siempre recuerdo con nostalgia esos fines de semana perezosos y apacibles de mi niñez. Pienso que quizás Dios me permita volver algún día, y como mi abuela, mejorarme yo también de mi artritis en San Diego.



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Teresa Fernández Soneira (La Habana 1947), es una historiadora y escritora cubana radicada en Miami desde 1961. Ha hecho importantes aportes a la historia de Cuba con escritos y libros de temática cubana, entre ellos, CUBA: Historia de la educación católica 1582-1961, Ediciones Universal, Miami, 1997, Con la Estrella y la Cruz: Historia de las Juventudes de Acción Católica Cubana, Ediciones Universal, Miami, 2002. En los últimos años ha estado enfrascada en su obra Mujeres de la Patria, contribución de la mujer a la independencia de Cuba, (Ediciones Universal, Miami 2014 y 2018). El volumen I dedicado a la mujer en las conspiraciones y la Guerra de los Diez Años, y el volumen 2, de reciente publicación, trata sobre la mujer en la Guerra de Independencia. En estos dos volúmenes la autora ha rescatado la historia de más de 1,300 mujeres cubanas y su quehacer durante nuestras luchas independentistas.

Sunday, July 5, 2020

Barberán: "Camagüey, ciudad hidalga y muy simpática".

"Nosotros nunca afirmamos que íbamos a realizar el vuelo Sevilla-Habana.

Nuestro plan, cumplido, era volar Sevilla-Cuba, y aquí estamos, en Camagüey, ciudad hidalga y muy simpática".

Declaraciones de Barberán, al aterrizar junto con Collar, en Camagüey, desde Sevilla, el 11 de junio de 1933.

En la foto tomada de Bohemia (Junio 10, 1983) todavía conserva los espejuelos en el monumento.



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Ver en el blog:

Louis Falco (por Florencia Guglielmotti)

Nota del blog: Sección semanal dedicada al Ballet y la Danza, a cargo de la la ballerina, coreógrafa y profesora Florencia Guglielmotti.


El 2 de agosto 1942 nacía, en la ciudad de New York, Louis Falco. Hijo de inmigrantes italianos, procedentes del sur de Italia, inició sus estudios de danza tempranamente en The Henry Street Playhouse, donde estudió un corto tiempo con Murray Louis y Alwin Nikolais. Luego estudió en la High School of Performing Arts y, antes de su graduación, ya bailó en la compañía de Charles Weidman.


A los 17 años, en 1960, inicia su actividad profesional al ingresar a la Compañía de Danza de José Limón, donde permaneció por 10 años y fue unos de los bailarines preferidos del coreógrafo. Con la Compañía realizó giras por toda América y el Lejano Oriente. Paralelamente, participó en obras de Flower Hujer, Alvin Ailey y Donald McKayle.


El debut coreográfico de Falco llegó en 1967, en New York, cuando realizó un programa completo con obras propias, presentándose como Louis Falco and a company of featured dancers, con las obras "Argot", “Translucens” y “The Gods' Descent”. Para esta compañía realizó, además de las ya mencionadas obras, "Huescape" (1968), "Timewright" (1969), "Caviar" (1970), “Ibid” y “The Sleepers” (ambas de 1971). En 1972 la compañía cambió su nombre, ahora se llamaba Louis Falco Dance Company; en este nuevo período creó, entre otras, “Soap Opera” (1972), “Two Penny Portrait” (1973), “Storeroom” (1974), donde trabajó junto a Jenifer Müller, “Champagne” (1976), “Hero” (1977), “Escargot” (1978), “Saltimbocca” (1979), “Service Compris” (1980) y “Little Boy” (1982). La última presentación de la Louis Falco Dance Company fue en Nueva York, el 1 de junio 1982, durante la inauguración del Joyce Theater. En marzo de 1983 la Compañía se disolvió.


Falco también creó obras para otras compañías, entre ellas “The Gamete Garden” (1971) para el Boston Ballet, "Tutti-frutti" (1973) para el Ballet Rambert, “Caravan” (1976) para la Alvin Ailey American Dance Theater, "Cooking French" (1977) para el Ballet Theatre Contemporain de Angers, "Reunion in Portugal" (1983) para el Gulbenkian Ballet, "Jack-In-The-Box" (1989) para el Tanz-Forum der Oper der Stadt Köln y para el Netherlands Dans Theater creó cuatro obras "Journal" (1971), "Eclipse" (1974), "Caterpillar" (1975) y "The Lobster Quadrille" (1977). Para la Scala de Milán, y como una forma de retorno a su hogar ancestral, creó las obras "The Eagle's Nest" (1980), “Leonardo's Room” (1983) y "Nights In A Spanish Garden" (1992), su última obra. También realizó especial para la cadena televisiva RAI, titulada "PhotoFinish", que fue un gran éxito.


Louis Falco marcó tendencia, no solo por trabajar en colaboración con reconocidos artistas de la época, como Giorgio Armani y Andy Warhol, sino porque fue uno de los primeros en realizar coreografías para comerciales, video clips musicales y películas, entre ellas la exitosa “Fama” (1980), “Angel heart” (1987), ambas de Alan Parker, y "Off and Running" (1991) con Cyndi Lauper.


El 26 de marzo de 1993, Louis Falco falleció en New York a causa de complicaciones derivadas del SIDA que padecía. Fue un destacado bailarín, pero es reconocido principalmente por su estilo enérgico y virtuoso plasmado tanto en sus coreografías teatrales como en sus aportaciones al mundo del cine y de la música.




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Florencia Guglielmotti reside en la Ciudad de Buenos Aires (Argentina). Es Profesora de Danza (titulada en la Escuela Nacional de Danzas "María Ruanova"), Licenciada y Profesora de Artes (recibida en la Universidad de Buenos Aires). Cursó estudios en la Escuela Nacional de Ballet de Cuba. Es Miembro de International Dance Council CID (UNESCO).

Actualmente se desempeña como Profesora de Danza Clásica y como Profesora Titular de Historia de la Danza en la Escuela Superior de Enseñanza Artística "Aída V. Mastrazzi". florenciagu@gmail.com

(Bohemia. Julio 10, 1949) El Danzonete cumple veinte años


Saturday, July 4, 2020

Reflexión (por Orlanda Torres)

Nota del blog: Sección semanal en el blog Gaspar, El Lugareño, gracias a la cortesía de la psicóloga Orlanda Torres, quien ha aceptado la invitación a compartir con los lectores sus consejos y reflexiones sobre los conflictos cotidianos.


Recordemos que el amor implica compromiso, entrega mutua, si esto no existe, es una relación fugaz, por lo tanto, no tiene consistencia ni trascendencia.

Es una unión donde dos seres se relacionan solo para satisfacer placeres donde realmente solo prevalece la pasión.

El amor crece día a día cuando ambas partes se aceptan con los defectos, porque saben que también son imperfectos, cuando se dan cuenta que están decididas a caminar y recorrer el camino de la vida aceptando sus falencias, valorando sus vivencias y respetando sus anhelos y sus roles individuales de cada uno.

No solo se debe idealizar a la otra persona, no es llenar los espacios vacíos y utilizarla para satisfacer sus conveniencias, no es estar agradecido, ni admirarla solamente. Tampoco implica indecisión ni confusión, el que siente esto, verdaderamente no está amando.

El amor es recíproco y se debe compartir intereses en común, no necesariamente debes parecerte al otro, pero si tener una empatía y un proyecto de vida que los movilice a caminar paralelamente.

Debe existir diálogo, confianza y complicidad, de lo contrario cada cual buscará el espacio que lo haga sentirse feliz.

Y aun viviendo juntos, posiblemente la relación se verá afectada y por ende muy probablemente desintegrada, aunque compartan el mismo techo.

Sí la relación pierde consistencia y empiezan a mermar los sentimientos vitales, se encontrarán cara a cara con una realidad inevitable “el desamor”.





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Orlanda Torres: Psicóloga, Escritora, Educadora, Orientadora Motivacional.
Autora de los libros: "Volando en Solitario" año 2015, Guayaquil - Ecuador. (Disponible en Amazon Kindle). "Los símbolos del Amanecer" (Editorial Voces de Hoy, 2020)
-Estudió en Miami Dade College: Certificate of Florida “Child Development Associate Equivalency”. Maestra de Educación Preescolar e Infantil en la ciudad de Miami.
-Licenciada en Psicología graduada en el 02/2017 - Atlantic International University.
-Orientadora Motivacional y Conferencias pueden contactar a Orlanda Torres a través de la página que administra www.fb.com/vivencialhoy
Publicaciones en Revista Sapo - Santiago de Chile – 2016
-La Estancia en el Paraíso de los Sueños
-Relación de Pareja y su gran Desafío
-Es la Felicidad una Elección
Conferencia en Radio - Miami, Florida
-Positivo Extremo Radio: Entrevista 123Teconte “Regreso a Clases y La Adolescencia”
-¿Como aprender a ser feliz?- Edificio Trade Building-.Innobis Coworking, Guayaquil - Ecuador
-La Inteligencia Emocional en la Relacion de Pareja- WENS Consulting Group, Guayaquil - Ecuador
Publicaciones en Revista Sapo - Santiago de Chile – 2018
- Ser Mujer
Administra:
www.vivencialhoy.blogspot.comwww.facebook.com/vivencialhoyFacebook.com: Orlanda Torres
Instagram: orlanda.torres.3
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New York según José Martí


Allá cavan al fin, en lo hondo del mar, la piedra en que ha de encajar el cimiento de la estatua de la Libertad, digno guardián de la ciudad titánica que ha doblado seis veces sus hijos en un siglo, y en cuarenta años ha sacado de 312,000 hombres, 12 millones de hombres, y como ave tallada en montaña que empollara nidos, se saca a cada aurora de bajo de las alas palacios descomunales y opulentos. (José Martí. Nueva York, 14 de mayo de 1883)

America the Beautiful



Friday, July 3, 2020

Cuba, China, Venezuela, Corea del Norte y Eritrea, boicotean intervención de Ariel Ruiz Urquiola en la ONU. Declaraciones de Ariel Ruiz Urquiola fuera de la Sede de la ONU

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Declaraciones de Ariel Ruiz Urquiola
 fuera de la Sede de la ONU

Añoranza (un poema de Thelma Delgado)


Besa la luna a la inquieta nube
Que coquetea con ella desde lo lejos
La nube sonríe, la luna se sonroja
Y yo desde mi tristeza recuerdo amores viejos

Se ven a los ojos y se cuentan secretos
Que solo hablan los enamorados
La luna se duerme, la nube se va
Feliz, sin importar quien los haya juzgado

Ay Amor!, feliz aquel a quien visites
Eres tú el mejor de los tesoros
Si algún día de mí te acordaras
Regresa, que volver a verte añoro





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Página de Thelma Delgado en el website del Cultural Council of Palm Beach County

Thursday, July 2, 2020

Eliseo Diego contra el Tiempo y la Sombra (por Roberto Méndez)


Eliseo Diego 
Julio 2, 1920 – Marzo 1, 1994
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Cuando, a mediados de 1973, vio la luz Nombrar las cosas, que reunía casi toda la creación poética de Eliseo Diego hasta esa fecha, los que por entonces comenzábamos a acercarnos a la escritura, encontramos allí, con singular asombro, un modo de acercarse a la poesía que serviría de antídoto frente al conversacionalismo ramplón que por entonces señoreaba en nuestro panorama literario. Junto con el prologuista Francisco de Oráa descubríamos esa “visión que abarca principalmente ciertas maneras del ser de nuestro pueblo que han ido transcurriendo hacia la fábula”(1), esa voz serena y misteriosa llena de la “nostalgia de la antigua dicha, del tiempo de las magníficas costumbres”(2). Muy pronto comprendimos que no estábamos ante una amable figura del pasado, sino ante un creador que todavía nos reservaba la sorpresa de algunos volúmenes mayores como Los días de tu vida (1977) antes de conformar una imagen definitiva, un corpus que iba a erigirse en una de las escrituras poéticas más singulares de América en el siglo XX.

Por los días en que ve la luz en 1949 su primer cuaderno poético: En la Calzada de Jesús del Monte, el escritor forma parte de ya un grupo definitorio para el quehacer cultural de esos años: Orígenes, que iba a erigirse en una especie de segunda promoción de la vanguardia o “arte nuevo cubano”. Vueltos hacia las esencias secretas del país, su empeño mayor era la relectura de su historia, la regeneración de su pensamiento y el hallazgo de un destino para una Isla que parecía fracasada en el desenvolvimiento de sus ideales republicanos. Ellos buscaron el lado trascendente de la cultura, que, nutrido por la casi general fe católica del grupo, se expresó en términos de “salvación” y “resurrección”. Estos autores tenían como divisa lo que escribiera José Lezama Lima en 1944: “No nos interesan superficiales mutaciones, sino ir subrayando la toma de posesión del ser”(3). Más que un grupo literario, una tertulia, un círculo, Orígenes (1944-1956) fue una forma de pensar, un modo de hacer y creer y hasta una actitud ante la vida durante varias décadas.

En la portada de toda la escritura de Diego sería preciso inscribir la cita bíblica que él colocó al inicio de El oscuro esplendor: “Y sacólo Jehová del huerto del Edén, para que labrase la tierra de que fue tomado. Echó, pues, fuera al hombre, y puso al oriente del huerto de Edén querubines, y una espada encendida que se revolvía a todos lados, para guardar el camino del árbol de la vida"(4). Oculta este pasaje esa noción de abismo que hay en el salto de la débil condición humana a la imagen de la vida perdurable, custodiada por un fuego purificador: ahí en ese espacio oscuro y angustioso, con una ansiosa condición de puente es donde debe ubicarse la poesía de este autor.

En su conferencia “A través de mi espejo” (1970), texto imprescindible que se constituye a la vez en confesión, autobiografía y sobre todo, poética explícita, constataba el poeta el enorme espacio que separa a la realidad de la escritura, lo que él llamaba “la angustiosa desproporción entre el esplendor de la experiencia y el balbuceo que intenta reproducirla”(5). Allí mismo revela el secreto de su relación poética con las cosas: “Otra lección encuentro además - aunque ésta la sabía oscuramente desde que comencé a escribir: cada cosa es ella y es otra al mismo tiempo, y el secreto de la poesía consiste en mostrarnos, a la vez, el derecho y el revés de cada moneda sin quitarle un solo adarme.”(6)

A partir de estos presupuestos básicos, es comprensible el que defienda en su poesía el “hoy humilde”, los actos cotidianos, los objetos domésticos y reclame el rescate de todo, “no sólo lo que no poseemos aún sino lo que poseíamos sin darnos cuenta”, ello es parte de un “servicio misterioso” y la base de lo que va a definir como “realismo de la misericordia”. No sólo es posible poner en primer plano un objeto pequeño y simple, sino que de él parte una iluminación: algo que se afirma en la memoria y revela gradualmente su sentido misterioso hasta el punto de esclarecer amplias zonas temporales. La humildad del que mira y su disposición amorosa, son las que propician la hondura del diálogo con el objeto. La poesía no es sino la balbuceante afirmación de ese otro lado de la realidad, después del retorno, la constancia de una profundísima oscuridad que hace más inagotable la fuente del resplandor.
Pero quién vio jamás
el ruedo misterioso de tu falda
mientras cortas las rosas en la tarde
ni el roce y la tristeza de la lluvia
como un ajeno llanto por mi cara.
Porque quién vio jamás las cosas que yo amo.(7)
Pero Eliseo no identifica totalmente la poesía y el poema: la primera es más amplia y vive en las cosas, donde pueden descubrirla los “hombres de corazón puro”, el segundo es sólo tarea de los escribas. Ninguna definición literaria le parece satisfactoria, todas las polémicas en torno a la escritura se estrellan ante el misterio natural de la creación, testimoniado por una autenticidad que vence el tiempo, del Infante Don Juan Manuel toma la figura de la vieja que está hilando al sol junto a su puerta y sin saberlo está en el centro mismo de la plenitud poética:
...y entretanto,
sentada allá en su quicio, como siempre,
la viejecita sopla la palabra
que le roza los labios, y amanece
otra vez en el bosque, y la muchacha,
vuelto el perfil hacia el silencio, deja
caer al tiempo como un paño ajado.(8)
El poema, imagen de las cosas, recibe de ellas una cualidad esencial de su ser: el que su sentido último escapa a la razón, de ahí su condición eternamente potencial:
Agréguese que la idea de semilla iba a proporcionarme una imagen del poema que sigo hallando utilísima: la imagen de un todo viviente en que se resumen incontables posibilidades o sentidos cuya expresión consiste justamente en su ser tácito. Archibald Mc Leish ha dicho que un poema no debe significar sino ser y yo no estoy enteramente de acuerdo. Un poema debe significar con su ser, me parece; lo que sucede es que nunca podrá la razón atraparle el sentido, como tampoco puede atrapársele a una flor, un gato, un niño, un caracol o una pelota. (9)
Esta visión del poema como porción de la inagotable imagen de las cosas, en las que algo queda situado en una lejanía, en lo intocable, acerca la poética de Eliseo a la de otros autores de Orígenes: la “extrañeza de estar” de Cintio Vitier obra en él en proporción tan justa como la condición de “furtivo destierro” que Octavio Smith atribuye al hombre, ansioso siempre de volver al reino perdido de la inocencia donde se acumula el tesoro del verdadero conocimiento: el estar libre de apariencias, próximo al ser del mundo. Por allí se encuentran también sus afinidades con el “realismo de la misericordia” de Fina García Marruz.

El espejo es un elemento obsesivo a lo largo de su obra(10). En ocasiones lo emplea como puerta o frontera de un mundo desconocido, pero lo común es asociarlo con la visión engañosa de las apariencias o con uno de los múltiples aspectos que toma la muerte para acechar a los hombres. Si En la Calzada de Jesús del Monte anota “que dos espejos, dicen, fácilmente procuran estas visiones”(11), después los ejemplos se multiplican: el “cegado espejo de la quinta” en Por los extraños pueblos se convierte en “materia ya del sueño / lienzo de la locura”.(12) Siempre el encuentro con el objeto enigmático le produce una angustia equivalente:
En un abrir y cerrar de ojos
ya no estarás donde estabas:
un triste viejo está mirándote
con qué terror desde tu cara.
Mirándote ávido y mirándote
Mientras la luz te da en su cara:
en un abrir y cerrar de ojos,
ni tú, ni él, ni nada.(13)
Otra constante en Eliseo es la contraposición de luz y sombra, la primera resalta la imagen, la lleva a su plenitud, la segunda se asocia con lo secreto, lo velado y en última instancia con el olvido. Ahí está la base de la poética de la luz en el escritor, de la que participan múltiples textos suyos, pero que aparece expuesta magistralmente en su Oda a la joven luz: ella desborda el tiempo, pues aún su despreocupación es signo de perennidad, resístese también a la memoria, pues debe existir por sí misma, incontaminada, transparente. Apresarla - tarea de pintores, de poetas -- es imposible, sobre todo como fruto de un acto deliberado, tiene una conducta imprevisible que rechaza las apariencias de grandeza y se demora en lo humilde y lo ignorado. Su perfección inconquistable es un desafío absoluto. La victoria de la luz sobre el espejismo de la muerte y la conformación de una imagen definitiva, son las aspiraciones máximas de su obra:
Y es que ciega la luz en mi país deslumbra
su propio corazón inviolable
sin saber de ganancias ni de pérdidas.
Pura como la sal, intacta, erguida,
la casta, demente luz deshoja el tiempo.(14)
Toda la poesía de Eliseo está recorrida por la obsesión de lo arquitectónico. Edificar es para él, expresión de lo durable, forjar una eternidad - si bien precaria- que se resiste a la muerte. Ábrese En la Calzada de Jesús del Monte con esa certeza de que la memoria puede protegerse con el rigor de la piedra y conservarse en una penumbra nutricia. Construir, es equilibrar lo durable con las múltiples interrogaciones que asedian al hombre y también urdir “la extraña conciliación de los días de la semana con la eternidad”.(15)

Uno de sus procedimientos más notables es sugerir el desarrollo arquitectónico a través del desarrollo de formas musicales, así ocurre, por ejemplo, en la tercera parte del volumen citado: después de la amplia obertura confiada al poema “Voy a nombrar las cosas”, un breve pasaje en prosa señala tres temas fundamentales que identifican a la Calzada: “la piedra de sus columnas, la penumbra del Paso de Agua Dulce y el polvo que acumulaban sus portales” (16). Viene entonces una especie de puente: “Rehacen las materias el canto llano de su pesadumbre”, en él hay una progresión: de la materia en abstracto a la madera y luego en las construcciones de los pórticos — cornisas y columnas — a los vidrios, los hierros y las campanas. Cada uno de los temas es desarrollado después con la amplitud que corresponde en poemas sucesivos: “Las columnas”, “El Paso de Agua Dulce” y “Los Portales”; cada poema incluye en sí elementos de la obertura. Enlaza con la cuarta parte usando un motivo amplio, invitador: “Oigamos las figuras, el son tranquilo de las formas,/ las casas transparentes donde las tardes breves suenan”(17). La estructura musical es una evidencia de que detrás de la construcción palpable hay otra ideal, arquetípica, que sirve de puente entre el hombre y lo trascendente.

Aunque Diego no es sólo un forjador de poemas, sino un narrador que nos ha legado cuentos breves excepcionales en volúmenes como Divertimentos y Noticias de la quimera, sin olvidar al traductor de poesía inglesa o al crítico parco y agudo o al reposado conferencista, todo su quehacer lo define esa voz poética que es en última instancia una parte de su itinerario en busca de la visión de lo invisible, del signo que da certeza al hombre de la inmortalidad. Así lo hace palpable “Ante una imagen del sudario de Turín”. El autor contempla una foto de la sábana que se supone que sirvió para amortajar a Cristo y donde la sangre dejó marcada su silueta. Tanto la “magia” del procedimiento fotográfico como la imaginación y la fe lo llevan a buscar no sólo la reconstrucción de la figura corporal sino de su presencia teológica en el alma. El sudario es el punto de partida de esa prospección mística:
Otros te vieron y oyeron; a otros
tocaron tus manos venerables, perfectas, sanándolos;
en cambio
los míos y yo no tenemos de ti sino este paño.(18)
Entonces imagina el ambiente del día en que se concluyó de tejer, la hora en que el mercader lo guardó en su almacén, la escena de la compra por José de Arimatea y retorna el poeta a su noche, vuelve a mirar la reproducción del paño, no para constatar la agonía y la muerte en los arroyuelos de sangre sino para adivinar la vida en la sombra de las manos que significan la relación con otros y también la presencia de lo divino entre los hombres, por ellas puede acceder a la Resurrección :
...yo me aferro
a esas sombras reales
a tus manos
quietas y vivas bajo los pliegues y dobleces hondos
del solo, inmenso, universal sudario que tú echaste
ligeramente a un lado,
alzándote
a la luz y a la vida.(19)
Vence así la imagen perdurable, perfecta encarnación del espíritu en lo humano, los acosos del tiempo. La foto y el paño de la muerte son sólo el primer escalón para acceder a la eternidad en la “ noche de las islas”, quedan a un lado cuando el poeta, guiado por la fe, avanza hacia lo invisible.

Pocas veces se ha logrado en la cultura cubana el forjar una obra tan resistente a partir de tan humildes elementos: viejas construcciones, interiores en la memoria, muestrarios de grabados, daguerrotipos en quiebra. Pero de ellos ha nacido una escritura memoriosa, que parece quererse colocar en un segundo plano, pero con una constancia – y a veces terquedad- que la hace enraizar muy profundamente en nuestro existir como pueblo. La capacidad para traducir lo local e íntimo, a la vez que sintoniza con lo mejor de la poesía reflexiva universal – especialmente las voces metafísicas de los ingleses Donne o Gray y también de nuestro Quevedo-, la exquisitez con que el poema es “puesto a punto” sin excesos ni excrecencias, el discreto modo de equilibrar los cuadernos para que tengan una resonancia peculiar más allá de cada uno de los textos, el aire de engañosa “intemporalidad” de sus versos que nos parecen como a Enrique Saínz “más allá de escuelas literarias”(20), le han garantizado ese peculiar magisterio que le ha hecho influir en tantos autores noveles cubanos.

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  1. Francisco de Oráa: Prólogo a Nombrar las cosas. La Habana, Bolsilibros Unión, 1973, p.5.
  2. Ibidem.
  3. José Lezama Lima: “Presentación de Orígenes”. En: Imagen y posibilidad, La Habana, Editorial Letras Cubanas, 1992, p.191.
  4. Génesis 3, 23-24.
  5. Eliseo Diego: “A través de mi espejo”. En: Acerca de Eliseo Diego. La Habana, Editorial Letras Cubanas, 1991, p.381.
  6. Ibid, p.383.
  7. ED: “Nostalgia de por la tarde”. En: Obra poética.. La Habana, Ediciones Unión – Editorial Letras Cubanas, 2001, p.50. Todas las citas de la poesía de ED se hacen por esta edición.
  8. ED: “Decíamos que sí, que lo sabíamos”, OP, p.340.
  9. ED: “A través de mi espejo”, p.390.
  10. Dos veces utiliza el título A través de mi espejo, primero para una conferencia y luego para un cuaderno de poemas, lo toma de Through the looking glass de Lewis Carroll, relato en que Alicia logra salir del tedio cotidiano al pasar hacia la estancia que aguarda al fondo del cristal, donde lo convencional ha sido sustituido por las leyes de la fantasía más delirante.
  11. ED: “El Segundo Discurso...” , OP, p. 21.
  12. ED: “Las ropas”, OP, p.101.
  13. ED: “Frente al espejo”, OP, p.351.
  14. ED: “Oda a la joven luz”, OP, p.307
  15. ED: “El Primer Discurso” , OP, p.20.
  16. ED: “Y la Calzada...”, OP, p. 28.
  17. ED: “Oigamos las figuras”, OP, p.33.
  18. ED: “Ante una imagen del sudario de Turín”, OP, p.304.
  19. Ibid, p.306.
  20. Enrique Saínz: “Prólogo” en OP, p.13.

Amarte (un poema de Janisset Rivero)


Quiero amarte de día, con las puertas abiertas,
y el sol alumbrando tu cuerpo.

Amarte sin medida, con la caricia del viento
en mi cabello,
y el resplandor del día en tu pupila.

Olvidando la noche y su vigilia,
el dolor inexorable del tiempo,
la nostalgia, el olvido…

Con el alma y la piel,
con el fuego primero;
entregarte el corazón…
que arda en tus manos.

Amarte porque no queda mucho,
o porque queda la vida;
porque aun nos vibran sueños,
o porque se perdieron.

Amarte con las puertas del día
abriéndose en mi pecho.




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Janisset Rivero (Camagüey, 1969) ha publicado los libros de poesía Ausente, editorial Aduana Vieja, octubre 2008 y Testigo de la noche, Editorial Ultramar, Miami, 2014.

Calles y callejones de Camagüey: Callejón de Domingo Castillo, Brígida Agüero y Agüero (por Marcos A. Tamames-Henderson)

Nota del blog: Cada jueves se publica en el blog, gracias a la cortesía de Marcos Antonio Tamames-Henderson, una selección de su nuevo libro Calles y callejones de Camagüey. Entre la leyenda y la historia. 




Nace en el callejón de Jaime y se extiende hasta la calle de la Soledad. Su nombre está asociado a don Domingo Castillo, propietario de los terrenos donde se edificaron las construcciones que allí existían en 1888, según apunta Lasqueti. En la primera mitad del siglo XIX el Fondo de Anotaduría de Hipoteca relaciona entre los vecinos de este eje a Catalina Castillo y Lucía Castillo, probablemente descendientes de don Domingo. El 3 de noviembre de 1864 don Salvador Fon posee “una casita oculta por el callejón de Domingo Castillo” que pertenece a la no. 36 de la calle Soledad, la que su propietario presenta para cubrir $ 4300 de don Martín Serra y Hermanos, construcción que está grabada a $ 200 del convento de San Francisco y está ubicada en la esquina izquierda siguiendo la dirección de Jaime a Soledad. 

En cuanto a su cambio de nombre no es hasta el 21 de diciembre de 1927 que el DSAMC revela su potencialidad al incluirlo dentro de los ejes que mantienen su topónimo tradicional; pero la propuesta para su rebautizo no se presentó hasta la década del 50 y estuvo a cargo de la Orden de la Gran Logia de la Perseverancia. El portador del acuerdo de La Perseverancia fue el concejal Manuel Hernández Medina, quien en sesión del 16 de marzo de 1955 informa el interés de la logia de homenajear a la poetisa Brígida Agüero y Agüero. Se toma entonces el acuerdo de que el concejal se informe bien acerca de los méritos de la fémina para merecer este homenaje. 

Hernández Medina cumple con el acuerdo en sesión del 21 de marzo de 1955 e informa que la señora Brígida Agüero y Agüero “fue hija del distinguido poeta Francisco Agüero y Estrada, la que heredó el sentimiento poético de su papá y fuera alumna sobresaliente de las clases de literatura de la Sociedad Filarmónica de Puerto Príncipe, habiendo cosechado grandes éxitos en el año 1861”. Para apoyar su propuesta el concejal refiere la obra de Lasqueti y acota que “el nombre de Domingo Castillo, que hasta hoy ha tenido ese callejón, se debe a que el dueño de esa parcelación se llamó Domingo Castillo, sin tener ninguna historia digna de mención”. 

A pesar del aval presentado la sugerencia despierta serias polémicas entre los miembros del Ayuntamiento. El principal opositor, el concejal Serrano Ferrer, opina que el cambio de nombre de las calles de esta ciudad, “tiene perdido a los policías y los carteros, y a todos los que se dedican al servicio público, sin saber dónde dirigirse”, argumenta, también que, “si respeto merece la tradición de los pueblos, esas calles no deben cambiársele los nombres, pues hay bastantes repartos nuevos a quien ponérselos”; reitera “además, ya en Camagüey no hay cartero ni policía que pueda rendir un servicio adecuado por el cambio de nombre a cada paso”. Haciendo uso de democracia el presidente somete a votación nominal el asunto y es aprobado por mayoría el cambio de nombre. 

Así, desde 1955 rindieron los camagüeyanos homenaje a Brígida Agüero y Agüero (Puerto Príncipe, 1837 — 1865), la hija del poeta Francisco Agüero y Estrada, El Solitario la autora de “Retrato de una señorita” (1858); “Ecos del alma”, “Inspiración”, “La fe cristiana” y “Flores del alma” (1859); “Lo Bello”, “A la señora doña Gertrudis Gómez de Avellaneda”, “A la Virgen”, “El encuentro” y “Las Artes y la Gloria” (1860), entre otras. Domingo Castillo o Brígida Agüero, como se reconoce indistintamente, dista del área Patrimonio Cultural de la Humanidad, pero forma parte del Centro Histórico. 


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Marcos Antonio Tamames-Henderson (Jamaica, Guantánamo, 1961). Lic. Historia del Arte (1997), MSc. en Historia del Arte y en Conservación y Rehabilitación de Centros Históricos (2007). Miembro de la Uneac, Unaic, Unhic. La Editorial Ácana ha publicado sus libros De la Plaza de Armas al Parque Agramonte. Iconografía, símbolos y significados (2001, 2da ed. 2003); Tras las huellas del patrimonio (2004); La ciudad como texto cultural. Camagüey 1514-1837 (2005); Una ciudad en el laberinto de la ilustración (2009) y La cofradía de los signos urbanos (2012). Premio Especial Roberto Balmaceda (Uneac, 2002), Juan Marinello (2006), Juan Torres Lasqueti (2005, 2010, 2011 y 2012), Ensayo Histórico Enfoque (2007), Crítica Histórica José Luciano Franco (2005), Publicaciones, teoría y crítica en el V Salón de Arquitectura (2005) y Jorge Enrique Mendoza (2004), entre otros.
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Gaspar, El Lugareño Headline Animator

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