Tuesday, February 9, 2021

El 9 de febrero y los Beatles

El 9 de febrero...


... de 1961, primer concierto de los Beatles, John Lennon, Paul McCartney, George Harrison y Pete Best, en el club The Cavern, Liverpool.
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... de 1964, primera presentación de los Beatles, en la televisión de USA, en "The Ed Sullivan Show".

El cambio radical comienza por uno mismo (por Cecilia Alegría, La Dra. Amor)

Nota del blog: Espacio semanal de Cecilia Alegría, La Dra. Amor, dedicado al amor de pareja.


El columnista y ministro cristiano George Crane cuenta la historia de una esposa que le solicitó su consejo sobre cómo convivir con un esposo por el que se sentía llena de rencor y odio. "Lo único que quiero es deshacerme de él; cobrarme la revancha y herirlo tanto o más de lo que él me ha herido antes de divorciarme", comentó la resentida dama. El consejo de Crane empezó de una manera totalmente ilógica e inesperada: "Vaya a su casa y comienza a actuar tal y como si lo amara de verdad. Dígale diariamente por cada cosa que le da gracias, por más pequeña que ésta sea. Elogie todo lo que él haga bien, inclusive las más mínimas cosas (como sacar la basura, por ejemplo). Haga un esfuerzo sobrehumano por ser considerada, amable, dulce y generosa. Complázcalo en todo y finja que disfruta de su compañía... Entonces, cuando él se haya acostumbrado a un trato digno de un rey y sienta que usted lo ama, entonces suelte la bomba: Dígale que se va a divorciar de él inmediatamente. Ya verá cómo eso le dolerá más que ninguna otra cosa", concluyó Crane.

La mujer sonrió con ojos vengativos: "¡Excelente, magnífica idea... Después de hacerle cree que lo amo... va a sufrir más cuando lo deje!"... De regreso a su casa, la esposa empezó a hacer y decir todo al pie de la letra lo que Crane le había sugerido y por los dos meses que él le había recomendado. Al cabo de ese lapso, la señora regresó a la oficina del pastor, quien le preguntó si seguía convencida de que el divorcio era la única solución posible. "En lo más mínimo… Jamás", respondió emocionada. "He descubierto que en realidad lo amo!".

¿Qué había sucedido? Sus acciones habían cambiado sus sentimientos. Su decisión de "hacer algo" (aunque las razones no fueran auténticas) transformó la realidad de un matrimonio que parecía destinado al fracaso. La acción desencadenó la emoción. La habilidad o capacidad de amar dependió de actos repetitivos que fueron confirmando la promesa original de amor eterna que ella había hecho al casarse. ¡Y el marido cambió por añadidura! Porque basta con que uno de los dos cambie para bien, para que la dinámica de la relación cambie favorablemente.

Es maravilloso constatar lo que pasa en los corazones y las mentes de la gente cuando comienzan a tratar a otros como Preciosos y Dignos de Honra, sobre todo si se trata de la persona que debería ser la más importante en nuestras vidas después de Dios: nuestro cónyuge.






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Cecilia Alegría, La Dra. Amor (www.ladoctoraamor.com): Consejera de Parejas, Love and Life Coach, Conferencista Internacional, Periodista y Conductora de Radio y TV. Destaca en los Medios Latinos en Miami dando consejos sobre cómo triunfar en el terreno amoroso y ayudando a miles de parejas a resolver sus problemas. Forma parte del grupo fundador de profesores del programa Universidad de la Familia.

Ha publicado doce libros entre los que se encuentran: Comunicación Afectiva=Comunicación Afectiva (Espasa Calpe, España, 2000). 120 preguntas y respuestas para ser mejores personas (Editorial Norma, Colombia, 2004), No hay amor más grande (Editorial Aragón, USA, 2012), Amando un Día a la Vez (Ediciones Varona, U.S.A. 2015), Al rescate de tu comunicación de pareja (Ediciones Varona, USA 2017), Sexo Sagrado y Lazos del Alma (Indie Publishingnbsp, 2018), Alessia (Book Master Corp. 2019), El Poder del Amor Ágape: como restaurar tu matrimonio después de una infidelidad (2021)

Srta. Juana de Póo y Pierra (por Luis T. de Lipa)


Es cual bella mariposa
Que, sin pesares ni duelo,
Emprende rauda su vuelo
A la celeste región;
Es dulce y tierna poetisa
De frase rica y galana,
Y es, en fin, una cubana
De sin igual corazón.


1881



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Juana de Póo y Pierra. La Habana. Febrero 5, 1863 - Febrero, 1924.

Fernando Figueredo Socarrás (por Frank de Varona)

Un camagüeyano que hizo valiosas contribuciones tanto en Cuba como en los Estados Unidos, fue Fernando Figueredo Socarrás quien nació en Puerto Príncipe el 9 de febrero de 1846 y falleció en La Habana el 13 de abril 1929. Su padre Bernardo Figueredo y Téllez era de Bayamo y su madre Tomasa Socarrás de Varona de Camagüey. Nació en la casa de sus abuelos maternos como era común en aquella época.

Estudió en Bayamo y en La Habana y a los 18 años pasó a estudiar en la Escuela de Ingeniería de Troy en el estado de Nueva York. Allí hizo amistad con Teddy Roosevelt que le llamaba cariñosamente “Figue.” Informado por su padre de la situación en Cuba regresó a Bayamo en 1868 incorporándose a las tropas de Carlos Manuel de Céspedes quien lo nombró Ayudante-Secretario. Participó en el primer y en el último combate de la Guerra de los Diez Años. Fue testigo presencial de todos los eventos más importantes de la guerra. Estuvo presente en el combate y la toma de Bayamo al igual que en su defensa e incendio. Acompañó al Padre a la Convención de Guáimaro donde Céspedes fue electo Presidente de la República en Armas. Participó en el ataque a Las Tunas. Ascendido a capitán estuvo presente en Bijagual cuando Céspedes fue depuesto de la presidencia por la Cámara de Representantes. Posteriormente Figueredo fue nombrado Jefe de Estado Mayor de la División del Mayor General Manuel Calvar que operaba en Oriente. Después de la muerte de Céspedes en San Lorenzo, Figueredo visitó el lugar del suceso y vio las ruinas de la casa del Padre de la Patria y el lugar donde fue asesinado por los españoles.

Tomás Estrada Palma lo nombró Canciller y Secretario del Consejo de Gobierno de la República en Armas. En 1875 y 1876 Figueredo fue electo a la Cámara de Representantes de la República en Armas. Participó con el General Antonio Maceo en la entrevista con el Capitán General Arsenio Martínez Campos el 15 de marzo de 1878 en los Mangos de Bataguá. Con el General Maceo y el General Calvar continuó la lucha hasta una segunda entrevista con el Capitán General Martínez Campos en la Torre de Barigua el 28 de mayo de 1878. Al terminar la Guerra de los Diez Años, Fernando Figueredo, que ya era coronel del Ejército Libertador, parte con su esposa de la manigua, Juanita Antúnez, y su hijo para Puerto Plata, República Dominicana. Con su esposa, con la que tuvo nueve hijos, contrajo matrimonio tres veces, el primero fue un matrimonio civil bajo las leyes de la República en Armas, después por un ministro protestante y finalmente por un sacerdote católico. En Puerto Plata continuó trabajando por la libertad de Cuba y debido a la protesta del Cónsul de España, el gobierno dominicano le pidió que cesara sus actividades políticas. Entonces decidió mudarse a Cayo Hueso (Key West) en 1881.

En el Cayo Figueredo dictó una serie de conferencias sobre la Guerra de los Diez Años debido a que él como nadie había participado en todos los sucesos más importantes de esta guerra. Estas conferencias en Cayo Hueso se efectuaron de 1882 a 1885 y años después fueron publicadas en un libro llamado La Revolución de Yara en La Habana en 1902. Dice en su introducción al libro que “estuve en el primero y en último combate de la Guerra de los Diez Años; escuché el primero y último tiro de ese gran esfuerzo que por romper sus cadenas realizó durante diez años una parte del noble pueblo de Cuba.”

En Cayo Hueso, Fernando Figueredo continuó luchando por la independencia de Cuba. Con otros patriotas cubanos creó la Convención Cubana una organización para unir todas las agrupaciones patrióticas de Cayo Hueso. Junto con José Francisco Lamadrid, José Dolores Poyo recibió a José Martí en el muelle del Cayo y se convirtió en uno de sus mejores colaboradores. Era precisamente en casa de Figuereos donde se quedaba Martí cuando visitaba Cayo Hueso. Una mañana al bajar Martí para el desayuno la hija de Figueredo, Tomasa, de siete años le regaló unas flores a Martí y éste le dedicó a la niña unos lindos versos.

Fernando Figueredo además de su trabajo por la independencia de su patria también participó en la vida pública de la Florida como ciudadano de los Estados Unidos. En 1885 se convirtió en el primer cubano electo Representante a la Legislatura de la Florida representando Cayo Hueso. Más tarde fue nombrado superintendente de escuelas del Condado Monroe. Con miles de cubanos Figueredo se trasladó al área de Tampa y fundó la ciudad de West Tampa siendo Figueredo electo su primer alcalde el 5 de junio de 1895.

Durante la Guerra de 1895 en Cuba el Coronel Figueredo quiso regresar a pelear a la manigua pero le pidieron que aceptara el puesto de Sub-Delegado del Partido Revolucionario Cubano. Figueredo preparó a jóvenes de la Florida para ir a pelear a Cuba y fue encargado de recaudar dinero para la revolución en Tampa y Cayo Hueso. Con gran honestidad Figueredo recaudaba entre $30 y $50 mil dólares al mes que enviaba a Tomás Estrada Palma, quien después de la muerte de José Martí, lo sustituyó como Delegado del Partido Revolucionario Cubano en Nueva York. Después del triunfo de la guerra de independencia, Figueredo renunció a su puesto en la alcaldía de West Tampa el 12 de enero de 1899 y regresó a Cuba donde ocupó altísimos puestos en varios gobiernos.

Leonardo Word, gobernador de Cuba durante la primera intervención militar estadounidense, lo escogió para Secretario de Estado y Gobernación. El primer presidente de Cuba, Tomás Estrada Palma, lo nombró en 1902 Director General de Comunicaciones y dos años después Intendente General de la República. Charles E. Magno, gobernador de Cuba, durante la segunda intervención de Estados Unidos, lo nombró Tesorero General de la República cargo que ocupó por unos 15 años. A pesar de estos puestos importantes murió pobre sin mancha de peculado conservando su gran reputación de honestidad. Participó en la Academia de la Historia de Cuba y aparte de la Revolución de Yara escribió los siguientes libros: La Toma de Bayazo publicada en Tampa en 1894 y biografías de edro (Perucho) Figueredo y del General José Miró Argentes. Murió en su casa del Vedado el 13 de abril de 1929.

Néstor Carbonell publicó un trabajo llamado Elogio del Coronel Fernando Figueredo Socarrás en 1935 donde dice que Figueredo due “el compañero de Céspedes en los primeros días de la estupenda década; de Maceo, cuando la protesta de Baraguá y de Martí cuando la organización del Partido Revolucionario Cubano. Fue un hombre útil y bueno en alto grado, leal al deber y al honor a la familia y a la patria…”Fernando Figuerdo Socarrás fue un gran patriota camagüeyano que no sólo participó en las guerras de independencia de Cuba y en gobiernos de la República sino también contribuyó al mejoramiento de Cayo Hueso y West Tampa y a la Florida en general. Sus descendientes hoy en día viven en Miami.

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Frank de Varona is an educator, historian, journalist, and internationally known expert on politics, economics, foreign affairs and national security issues. He was born in Cuba and, at the age of 17, he participated on the Bay of Pigs invasion in an effort to eradicate communism in Cuba. After spending two years in prison, he returned to the United States, where he earned three college degrees. He is married and has a daughter and a grandson.
Mr. de Varona had a 36-year career in the Miami-Dade County Public Schools as a social studies teacher, principal, region superintendent, and associate superintendent of instruction. He also was an associate professor of social studies in the College of Education at Florida International Education for seven years. Currently, he is a part-time Adult Education Coordinator in the Miami-Dade County Public Schools.
He has written 20 books and many articles in newspapers and magazines. Among his books are Hispanics in U.S. History Volume 1 and Volume 2 (1989), Hispanic Presence in the United States (1993), Latino Literacy: The Complete Guide to Our Hispanic History and Culture (1996) and Presencia hispana en los Estados Unidos: Quinto Centenario (2013). Mr. de Varona is the only Hispanic in the nation who has written three books in Spanish about Barack Obama: ¿Obama o McCain? (2008), El verdadero Obama (2010) and ¿Obama o Romney? (2012).

Sunday, February 7, 2021

"Trabuco", el bravucón prudente


Cuando era niño, en la casa vivía "Trabuco", un perrito sato bravucón, de muy "malas pulgas". Trabuco, desde una prudente distancia, ladraba a carros y bicicletas.

El "aguatero", parqueaba el camión, viraba el guacal, se echaba el botellón al hombro y entraba hasta donde la tinaja.

Trabuco ladraba al llegar el camión y acto seguido se desprendía a correr a refugiarse debajo de alguna cama, mientras el "aguatero" en la casa. Una vez que este se marchaba, salía nuevamente "desprendío", a ladrar desde la puerta de la calle, hasta que el camión desaparecía. (JEM)

George Gé (por Florencia Guglielmotti)

Nota del blog: Sección semanal dedicada al Ballet y la Danza, a cargo de la la ballerina, coreógrafa y profesora Florencia Guglielmotti.



George Herman Karl Grönfeldt, luego conocido simplemente como George Gé, nació el 26 de junio de 1893 en San Petersburgo. Su padre era el empresario Ernst Grönfeldt y su madre, Amelie Söderberg, era ama de casa; además, tenía dos hermanos, Julia y Nikolai. Inició sus estudios de danza bajo la tutela de Nikolai Legart, bailarín del Ballet Imperial, en el Conservatorio de San Petersburgo, donde también estudió música. Aunque laboralmente incursionó como empleado de banco, su pasión siempre fueron la danza y la música. 


Entre 1917 y 1920 estuvo contratado como bailarín en el Teatro Mikhailovski (de su ciudad natal), al tiempo que se desempeñaba como pianista acompañante en varias escuelas de ballet. En 1921 se traslada a Finlandia, donde obtuvo el puesto de bailarín y maestro de ballet en el naciente Ballet Nacional Finlandés (Finnish National Ballet), con sede en la ciudad de Helsinki, siendo su primera producción “El lago de los cisnes”, en 1922.


Allí permaneció hasta 1935, cuando decidió trasladarse a Francia, donde trabajó con M. Fokine y los Ballet Ruses de Monte Carlo y, además, participó en espectáculos de revista en el Teatro Folies-Bergere. Teniendo siempre como base París, también se desempeñó como bailarín, maestro y coreógrafo invitado en varias Compañías de Europa hasta que en 1939 abandonó la “Ciudad Luz”, a causa del inicio de la Segunda Guerra Mundial, y se radicó en Suecia (que se mantuvo neutral durante el conflicto bélico).

Instalado en Estocolmo, Gé se desempeñó como maestro de ballet en el Ballet Real Sueco (Royal Swedish Ballet), de dicha ciudad, entre 1940 y 1945. Durante su estadía en Suecia, además, trabajó en el Oscarsteatern, también en Estocolmo, y en el Stora Teatern, ubicado en Gotemburgo, donde se desempeñó como maestro de ballet durante la temporada 1954/55.


Por segunda vez fue contratado como maestro de ballet del Ballet Nacional Finlandés, puesto en el que se desempeñó desde 1955 hasta sus últimos días, destacándose sus versiones coreográficas de “Petrushka” (música de I. Stravinski) y de “L'épreuve d'amour” (con música de varios compositores), ambas originales de M. Fokine, estrenadas en 1955 y 1956 respectivamente. Su valioso trabajo en Finlandia le valieron la Medalla Pro Finlandia y la Cruz Profesional de Oro de la Asociación Finlandesa de Artistas de Danza, sendos reconocimientos otorgados en 1957.

El 19 de noviembre de 1962, a los 69 años, George Gé fallece en la ciudad de Helsinki. Será recordado como un pionero de la danza masculina finlandesa y como el primer maestro que tuvo del Ballet Nacional Finlandés.




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Florencia Guglielmotti reside en la Ciudad de Buenos Aires (Argentina). Es Profesora de Danza (titulada en la Escuela Nacional de Danzas "María Ruanova"), Licenciada y Profesora de Artes (recibida en la Universidad de Buenos Aires). Cursó estudios en la Escuela Nacional de Ballet de Cuba. Es Miembro de International Dance Council CID (UNESCO).

Actualmente se desempeña como Profesora de Danza Clásica y como Profesora Titular de Historia de la Danza en la Escuela Superior de Enseñanza Artística "Aída V. Mastrazzi". Email: florenciagu@gmail.com

Here (by Kari Jobe)

Quo Vadis, Domine? (un poema de Dulce María Loynaz. Publicado en el año 1922)



En el místico rostro retratado
el gozo más ardiente y más sublime
librándose de un peso que le oprime
ante CRISTO está PEDRO arrodillado. 

¿DONDE VAS? -le pregunta trastornado
mientras llora su falta y la redime-. 
A ROMA . . . - con dulzura CRISTO gime- 
PARA SER OTRA VEZ CRUCIFICADO.

Y alumbrando su ruta santamente,
surgió el sol como un cáliz refulgente; 
las calandrias dejaron sus nidales 

por mirarlo; y las tímidas violetas
asomaron sus pétalos inquietas; 
y abrieron sus capullos los rosales . . .


1922

Saturday, February 6, 2021

Los sillones de cuero de la Biblioteca Provincial de Camagüey (por Joaquín Estrada-Montalván)


Los sillones de cuero de la Biblioteca Provincial, desde niño me fueron especiales. Al verlos percibía en ellos, un halo de misterio, diría un algo del "alma camagüeyana" que sobrevivía en esos cómodos asientos. 

Al leer por primera vez el poema "Al Camagüey" de Medardo Lafuente (1883-1939), publicado en 1940, donde los "asientos de cuero" del Liceo, tienen un lugar especial en esta maravillosa crónica poética del Camagüey, me identifiqué enseguida con lo que leía.

No obstante, cronológicamente algo no me funcionaba, me parecían muchos años el de estos sillones, teniendo en cuenta que el autor había fallecido en 1939. 

Al paso de unos pocos años encuentro la versión primigenia del texto publicada en Bohemia en 1912, donde el autor se refiere a los sillones pero de mimbre, no de cuero, lo que completó el relato en mi imaginario romántico/histórico.

El momento en el que los sillones de mimbre fueron sustituidos por los de cuero, permanece en la incognita.

Es interesante como el poema fue actualizado, y se puede constatar que aunque en sillones diferentes y de temas diferentes los "varios señores de hidalguía cierta", continuaban conversando recostados en ellos en El Liceo.

En 1912 "varios señores de hidalguía cierta/cuentan lo que esto fué en tiempos pasados", y en la versión publicada en 1940 "varios señores de hidalguía cierta/comentan el valor de los ganados." En 1912 comentaban del pasado, en la versión posterior de su presente.

He estado averiguando sobre estos sillones, que los de cuero, les recuerdo, pero me han dicho que ya no están en la Biblioteca, sino en otra institución de Cultura de la provincia. Me gustaría conocer que ha sido y que es de ellos. (JEM)


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"En sillones de mimbres recostados,
del Liceo en la acera y en la puerta,
varios señores de hidalguía cierta
cuentan lo que esto fué en tiempos pasados"

(Versión original, publicada y dedicada a Bohemia, el 17 de marzo de 1912)



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"En asientos de cuero recostados,
de "El Liceo" en la acera y en la puerta,
varios señores de hidalguía cierta
comentan el valor de los ganados."

(Versión, según aparece en "Jornadas Líricas”. Selección de poemas a Camagüey. Imprenta Ramentol 1940.)




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ver

Versión original del poema "Al Camagüey", de Medardo Lafuente

Mosqueteros superhéroes y su princesa moderna (por Baltasar Santiago Martín)


Si escribir teatro para adultos es un gran reto para cualquier dramaturgo –y si es en tono de comedia, aún más–, hacerlo para niños de cortas edades para arriba es algo de veras más riesgoso, porque, en primer lugar, la obra debe capturar –¡sí, capturar! – su atención, ser amena y hacerlos reír, algo que es bastante más difícil todavía, y ese es exactamente el logro mayor de esta obra de teatro para niños de ¡todas! las edades, pues durante las dos veces que la vi, a ningún niño de los muchos presentes hubo que obligarlo a quedarse sentado viéndola, y al final, yo diría que todos quisieron tomarse una foto con los actores, en vez de querer marcharse enseguida para sus casas.


A la actriz y novel escritora Yani Martín le corresponden los primeros lauros por esta puesta, por ser la autora del libreto y su opera prima como directora, sin desdorar –como se decía antaño– a los cuatro actores mosqueteros superhéroes y a la actriz a la que tuvieron que “rescatar” –por la fuerza– de su balcón “principesco”. Y digo “mosqueteros supehéroes”, porque me pareció excelente la idea de que cada uno de ellos tuviera el t-shirt de un superhéroe (Batman, Spiderman, Superman y Flash), ya que no solo la princesa es la moderna, sino también los mosqueteros, ajustados a los tiempos en que vivimos.


Tanto Andy Forero como Dartagnan / Flash, Joel Rod como Portos / Superman, Bruno Gatti como Batman / Athos y Rafael Farello en el rol de Spiderman / Aramís jugaron convincentemente con sus personajes como si fueran niños grandes otra vez, y la muy bella Camila Duarte se apropió de su frívola e Instagramcera Jane /Juanita de la Caridad Hernández Fernández como si fuera ella así de verdad (que no lo es, pues en la vida real es una chica “robacorazones”, en vez de carecer del suyo, amorosa y espiritual). 


No quiere decir ello que todo fuera perfecto, pues el texto necesita cortes para hacer la obra más fluida y dinámica, sobre todo uno de los dos ejercicios budistas para calmar a la princesa, así como reducir la escena de la supuesta brujería y la de la contaminación de ella con un virus; y también el “tropelaje” que arman todos con los asientos en forma de cubos de colores, que solo se justifica para armar la cámara para escanear a Jean/ Juanita y para armar la cueva del Golum.
 

A su vez, los cuatro actores –de conjunto con la escritora– deben pensar mejor las “morcillas” que se agreguen al texto original, pues un colombiano imitando el acento cubano o el mexicano debe tener mucho cuidado para que no resulte una pobre caricatura de ambas nacionalidades.


Lo que sí aplaudo es que todos mantuvieran su acento “de fábrica” y el fluido espanglish de Jane, porque así es la realidad de este Miami tan “babelizado” y “netflixado”, en que las series españolas marcan dicha feliz tendencia, con argentinos y mexicanos hablando como tales con los españoles, como nunca ocurre en Telemudo ni en Cortavisa, en que los no aztecas tienen que modificar su acento para ser aceptados.

De verdadero lujo, a su vez, la aparición de la inmensa actriz Teresa María Rojas como la Abuela de Juanita de la Caridad Hernández Fernández, corroborando que no hay papeles desdeñables, por breves que sean, cuando hay talento de sobra.


Y no menos importante, quiero agradecer el diseño escenográfico, de luces y de vestuario de Nobarte y celebrar la alegre música incidental –número de Ariana Grande incluido para la coreografía grupal–, que arropó adecuadamente la obra de principio a fin, aunque para el cierre me hubiera gustado otro baile de los cinco con una canción con música pop compuesta especialmente por Yani, quien, además de actuar, escribir y dirigir, es una estupenda cantante. 


Baltasar Santiago Martín 
Fundación APOGEO para el arte público
Hialeah, 27 de enero de 2021 

El disfraz (un poema de Fernando de Zayas. Febrero, 1904)




                                   A Prancisco Díaz Silveira.



Como un clown gracioso ríe febrero
tras los tintes chillones de su careta
y el mundo presumido y el mundo austero
suspiran por la gracia de una pirueta.

Pasa repiqueteando sus cascabeles
la juventud, cubierta de raras flores
bajo la fiebre loca de mil pinceles
que chorrearon su traje de mil colores.

Bajo el disfraz oculto, ¿quién adivina
cuál voz es un gemido, cuál carcajada,
ó si allí donde el gozo se arremolina
gime acaso una dicha despedazada?

¡Disfraz! Hay quien te lleva sólo en febrero
para atenuar impúdicas alegrías, 
y hay quien, para apoderarse del mundo entero,
se pone tu careta todos los días.

Para cambiar la mía nunca he buscado 
ni cara de aleluya ni cara fosca; 
¡aun sin usar careta sé demasiado
que no hay un sér viviente que me conozca!




Febrero de 1904

Friday, February 5, 2021

Ausencia (un poema de Thelma Delgado)



Tu ausencia me hace compañía
En mis largas noches de desvelo,
Hace tanto tiempo que está a mi lado
Que hasta me parece que ya la quiero.

Ella me acompaña en el desayuno
Y también cuando por el parque camino a solas
Pálida y callada como la luna;
Debo admitirlo, su presencia me reconforta.

No sé cuándo te vea volver
Si has de hacerlo, hazlo sin prisa
Aquí te esperamos ella y yo
Mirando el atardecer, disfrutando del mar y la brisa.




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Ver

Academia Camagüeyana de Judo et Jiu-jitsu. II. (por Víctor Mozo)

Masayuki Takahama
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Mucho se podría contar de lo que fue la Academia Camagüeyana de Judo et Jiu-jitsu, como rezaba la placa dorada fijada en la pared de la citada academia, sita entre San Isidro y la calle Cristo como bien lo menciona el ilustre amigo Carlos A. Peón Casas en su crónica publicada en las páginas del blog "Gaspar, El Lugareño" de Joaquín Estrada Montalván. Sirva pues de adenda lo que mi memoria aporta. 

Efectivamente, la academia de Judo está ligada a los hermanos Sabatés, pero no fueron ellos los únicos que pasaron por allí y dieron lustre a tan antigua disciplina en la cuna del Bayardo.

Por allá por el año 1960 o 1961 cuando se entraba en la academia había una hilera de balances para que se sentaran a ver las prácticas o competencias los familiares de los judokas o público en general. Detrás de los balances, en la pared, estaban las fotos de los judokas de Camagüey, miembros de la Federación cubana de Judo y Jiu-jitsu que habían obtenido la cinta negra entre los grados de 1ro a 3er dan. Allí estaban las fotos del Sr. Alfredo Recio, uno de los mencionados en el artículo del Sr. Peón, y también las de Ricardo Sabatés Belizón, Porrito, de Florida, Acuña, Alfredito, hijo de Alfredo el dueño de la tienda para caballeros La Piragua en la calle Independencia casi al lado de la billetería de mi abuelo El Cambio, Enrique Pérez Ablanedo, uno de los hijos del dueño de la tienda de víveres La Campana, el Dr. Justo de Varona, que vivía en el callejón del Cuerno. Había otros más, y en un lugar prominente la foto del maestro japonés Masayuki Takahama, 6to dan con su cinta con franjas rojas y blancas, cinta que muy pocos judokas llegan a alcanzar.

En esa época, todos los niños que practicábamos allí veníamos, sobre todo de colegios privados, tanto religiosos como laicos. Entrenábamos en un colchón de lona relleno de aserrín, el tatami como tal no existía en ese momento. Al llegar al colchón había que descalzarse como lo requiere la tradición y saludar con un gesto de la cabeza, ídem cuando se salía del colchón terminada la práctica. Todos, o casi todos los colegios privados tenían sus equipos de Judo y así participar en competiciones intercolegiales.

Intervenidos estos colegios y por ende eliminada la educación privada, la academia fue rescatada por Ricardo Sabatés Belizón, cinta negra 2do dan y propietario de la farmacia de su mismo nombre en la calle República. El profesor Ricardo, hombre al que nunca le faltó el entusiasmo, hizo que no muriera la academia y en poco tiempo organizaría dos grupos de alumnos los mayores y los menores. Las clases eran de 5 a 6 o a 7 pm para los menores y de 7 a 8 o a 9 pm para los mayores. En menos de nada fue tan grande el grupo que Ricardo Sabatés decidió que se derribara la pared para agrandar el colchón.

Allí practicaba también uno de los hermanos Sabatés, Mario, quien trabajaba en la joyería Sabatés. Me entero por José Sabatés, para los conocidos Pepitín, que también su tío Roberto, el optometrista, incursó en ese deporte en la antigua sociedad La Popular. Recuerdo que Mario tenía la cinta amarilla. No recuerda mi amigo Pepitín Sabatés, sin embargo, si su otro tío César practicaba judo, pero me dice que es posible. 

Dato interesante en ese momento era que la más de la mitad de los que practicábamos judo allí éramos asiduos a la Catedral, todos los monaguillos y la mayor parte del grupo de jóvenes. Los Betancourt, hijos de Ulises y Loreto, Recaredo Pérez y otros más cuyos nombres no recuerdo.

Con Ricardo Sabatés se organizaron competencias, sobre todo con judokas de Florida cuyo profesor era Porrito, cinta negra 2do dan. Florida tenía muy buenos judokas. En varias ocasiones nos visitaban cintas negras de conocida reputación como Heriberto García, cinta negra 3er dan.

Gracias al entusiasmo de Ricardo Sabatés la academia se sostuvo a flote por la módica suma de $5.00 al mes, pero el pago no era obligatorio. Se agrandó el colchón, se modificaron las duchas e incluso se instaló una pizarra eléctrica para seguir las competencias. Ricardo Sabatés abría las puertas de la academia a todo el mundo.

Esto me dice mi memoria que también me recuerda que este escribidor nunca fue ni remotamente bueno en ese deporte pero sí guarda un recuerdo inolvidable de aquellos años de sana camaradería en torno a un deporte venido de tan lejanas tierras.

Luego, el INDER se haría cargo de lo que un día había sido la academia, ya eso será otra historia.



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Ver en el blog

Thursday, February 4, 2021

En Memoria de "Mustafá"

Carlos Sixto (Mustafà) de pie, primero a la izquierda. La Popular, año 1981. Foto/ Alexander Agüero.
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Ha fallecido, en Camagüey, el gran "Mustafá". Grande fisicamente y grande como persona. De los camagüeyanos rockeros, cuando había que ser valiente para serlo. Librepensador. En Paz Descanse "Mustafá", persona(je) ícono de una época que ya no es.(JEM)


Tu Abanico (un poema de Juan B. Ubago)


Es temible si expresa desagrado
con su lenguaje mudo y altanero;
y es fiel y cariñoso mensajero
si le lleva un suspiro al ser amado. 

Espada de Damocles, si cerrado
amenaza entablar combate fiero; 
y promesa amorosa si ligero
te acaricia con su aire perfumado. 

Si á tu oído, melódica y sentida, 
una frase de amor llega atrevida, 
es discreto y oculta tus sonrojos, 

como la nube al sol, con su paisaje; 
pero astuto y traidor deja á tus ojos 
que miren al través del varillaje.





Giròn XI y la "casa del puente", en una foto del Camagüey de 1974 (por Joaquín Estrada-Montalván)


En noviembre de 1974, Bohemia menciona que en la provincia de Camagüey (from Jatibonico, hoy parte de Sancti Spirítus, to Elia, hoy en las Tunas, incluyendo la actual provincia Ciego de Avila) circulaban 163 guaguas (ómnibus urbano), que abarcan todas las regiones menos Esmeralda y Guáimaro que tendrían sus guaguas dando vueltas por el pueblo en el año 1975. 

En la foto se dan cruce tres Girón XI, en la plazuela previa al puente de la Caridad. Imagen en la que todavía se aprecia "la casona del puente", uno de los edificios emblemáticos coloniales camagüeyanos, que había logrado sobrevivir el paso de los siglos, pero no el de los últimos años. (JEM)

Wednesday, February 3, 2021

Habana. Febrero, mes del Amor. 1963 (Photo/Henri Cartier-Bresson)

...el caminao....


... el caminao que marcaban sus tacones contra los adoquines, sacaban chispas en mi corazón al ver sus caderas pasar, su provocante mirada y casquivana sonrisa, de tan profana, le hacían divina. (JEM)

El Dojo de los Sabatés (por Carlos A. Peón-Casas)

Estado actual de la otrora Academia de Judo.
 Lugareño entre San Isidro y Cristo,
 frente al antiguo Vivac.
Foto/Carlos A. Peón-Casas
para el blog Gaspar, El Lugareño.
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En el proceso indagatorio de la larga memoria de la ciudad camagüeyana y de sus mejores historias y cultores, nos tropezamos esta vez, y no precisamente por casualidad, con esta interesante relevación de los años cincuenta.

Los que logran recordar la presencia de aquel sitio donde la práctica del judo como deporte florecía a sus anchas, no son muchos. Y la primera referencia llega inmediata en sus voces autorizadas(1), con el recuerdo de la llegada a la ciudad de un prominente judoca japonés, el profesor Takajama(2), quien se sintió atraído por la práctica de aquel deporte entre los camagüeyanos.

La Academia de Judo se ubicaba en la calle Lugareño entre San Isidro y Cristo frente al antiguo Vivac, y donde aquel sui generis Dojo encontró acomodo, patrocinado por uno de los bien conocidos hermanos Sabatés Belizón(3), de allí el nombre el plural: el Dr. César, cirujano dentista, y un concienzudo judoca que según se me refiere era cinta negra, aunque igualmente allí colaboraban como entrenadores otros prestigiosos y conocidos correligionarios.

Sabemos además, que el arraigo de aquel deporte milenario en la ciudad agramontina, junto a la práctica del Jiu-Jitsu eran reconocidas por la existencia todavía en 1960 de una Federación de Judo y Jiu-Jitsu(4), presidida en ese minuto por el Sr. Alfredo Recio Rodríguez, Ingeniero agrícola de profesión, graduado en la Universidad de Iowa en Estados Unidos, y prominente ganadero y hombre público en la ciudad, donde igualmente detentaba la Presidencia del Country Club y de el periódico Prensa Federada, Órgano Oficial de la Acción Católica(5).

El Dojo de marras, localizado en un amplio caserón de factura colonial y antigua data, posiblemente de finales del siglo XVIII, o comienzos del XIX, estaba dotado de un amplio tatami que cubría todo el área de la antigua sala y saleta de aquella casona, y que todavía de niño, ya en los años setenta del pasado siglo veinte, recuerdo haber visitado cuando en algún minuto intenté, junto a mi hermano y a instancias de nuestra padre, las cercanías a aquella milenaria práctica.

Las referencias a las exigencias de aquella primaria institución de los 50’s incluían además de los rigores del entrenamiento; la posibilidad de transitar según las habilidades y el mérito de los practicantes; por la secuencia de cintas o grados que allí se conferían desde la primaria cinta blanca, pasando, por la amarilla, la verde, la morada, y la tan ansiada y exigente cinta negra, el culmen de todo aquel evolutivo proceso de maestría en deporte tan noble y eficaz.

No pocos serían los camagüeyanos que lograron aquel tan ansiado y justipreciado galardón. Incluyendo a algunos de la los entrenadores, como el propio Dr. César Sabatés ya citado o el Dr. Betancourt. En su minuto de más prominencia funcionaban tres sesiones de entrenamiento: en la mañana, la tarde y la noche. Los kimonos, el indispensable uniforme para la práctica de tal deporte, se adquirían en las tiendas al uso, o simplemente se mandaban a hacer a la medida y con vistosos bordados de alegorías al deporte.





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1. Se trata de los amigos y contertulios de la Biblioteca Diocesana a mi cargo, los señores Enrique Palacio y el Ing. Luis Díaz.

2. Sus datos biográficos se me escapan de entrada, y lo que puedo aportar refiere, en voz de mis comunicantes, de su llegada a Camagüey alrededor del año 1950, donde según se me refiere puso su domicilio.

3. El pater familia lo era el reconocido propietario local José Sabatés Forgas, dueño de las Joyería y Farmacia Sabatés, ubicada en la calle República 255. Su progenie incluyó diez hijos de su matrimonio con la Sra. María Belizón. Su residencia se ubicaba en el número 297 altos de la propia calle República.

4. Este último se practicaba en una casa ubicada en la calle Hospital entre Cristo y San Luis Beltrán, bajo la mirada atenta de un entrenador conocido popularmente como Undi.

5. Ibíd. p.473

(Social. Febrero 1919 ) Piropos a la Redondilla. Por Aurelia Castillo de González.


 

Tuesday, February 2, 2021

Para Juan Ramón Orol (por René José Rivas)



He descubierto a mis 52 años que tenemos sentimientos, por allá escondidos en el subconsciente, de afectos por personas especiales. En mi caso particular, nunca tuve un padre que me diera su amor como lo tiene la mayoría de la gente; Orol, fue una de esas personas para mí.

Un tipo, en aquellos años de su juventud, con la responsabilidad social de enseñar tocar el chelo a niños y jóvenes separado de toda la acostumbrada arenga comunista llevaba una extraordinaria obra de educación que traspasaba mucho más allá de todo el molde del momento social que nos invadía. 

Su amor por su madre fue ejemplar y quizá el motor que lo guiaba a establecer una relación familiar con sus alumnos, qué familiar! mucho más allá. Cuánto significa en esas edades que " il maestro" baje a tu misma altura, a tu pequeñísima altura y camine contigo hombro a hombro, y todos como yo, saben de qué hablo. Un tipo que se espantaba un genio del carajo en una clase por tu irresponsabilidad y al mismo tiempo, en su mayoría de momentos, compartía sus vivencias y te las hacía tuyas, cosa que al final era un caudal de enseñanzas que afectaban para siempre desde el más simple gesto hasta los más complicados valores humanos que arrastrarías en tu personalidad. Yo puedo hablar de esas cosas, soy ejemplo de eso y me alegra saberlo. 

La última vez que hablé con Orol, hace poco más de un año, y sin saber nada de su enfermedad, le dije lo que él significaba en mi vida, de cuánto lo quería, y en su respuesta al discurso me contestó lo mismo, y lo más sublime o extraordinario era su antagonismo genuino de su labor. 

En estos años confieso que me sorprende el inmenso misterio de pertenencia que tienes de una persona como esta, que está más allá de todo consciente conocimiento y memoria. 

Creo que es un alivio muy grande, creo es muy humano decir estas cosas a quien se lo merece en su vida plena, pues el silencio puede llegar a ser imperdonable por uno mismo. 

Que la huella que dejes en una persona sea tan sublime como el desconocimiento que tengas del uso de tus virtudes, que sólo el amor genuino extraordinario te eleve al eterno lugar que ocupes en ella. 

Tu alumno querido: José René.
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