Wednesday, April 14, 2021

Francisco Agüero y Agüero. Un poeta del Camagüey (por Carlos A. Peón-Casas)

 


Francisco Agüero y Agüero[1]. Un poeta del Camagüey.



por Carlos A. Peón-Casas.



Ha dicho Borges en un verso siempre resonante, aludiendo a esos rimadores no recordados que su meta, ha debido ser el olvido, pero que penosamente, han llegado antes.

La cita que hoy he parafraseado desde mi memoria, me sirve de glosa al referir a este poeta del añoso Puerto Príncipe del que sus versos más mentados habitan la penumbra de esos recuerdos idos.

Hijo de otro celebrado poeta, compartió con sus hermanos Brígida, Concepción y Mariano, los efluvios bienhechores de la herencia paterna. Brígida, al parecer fue la más dotada según nos cuenta Francisco Calcagno:
Hubiera quizá brillado al igual que su compatricia Avellaneda si la muerta no hubiera tronchado en flor su vida llena de esperanzas.[2]
Se nos dice que ejerció el periodismo, colaborando con los diarios citadinos de su época. A su cargo corrió igualmente la fundación de El Popular, un semanario del que fungió como Director.

Tuvo la suerte de poder editar sus poesías en el año 1886, poco antes de su deceso acaecido en 1891, y las prologó él mismo. Lo dedicó a los más jóvenes.

Sus palabras liminales daban testimonio del valor indestructible de la poesía al decir:
Negar la influencia de la poesía en el engrandecimiento de los pueblos, equivale a desconocerla; es lo mismo que confesarse incapaz de sentirla y comprenderla; porque poesía en el orden moral, es todo lo grande, todo lo bello, todo lo heroico, todo lo sublime (…)[3]
Una mirada actualizadora de su poemario Sentimientos y Creencias, nos lo permite el gesto que salvara para toda posteridad su hija Josefina Agüero y Poveda en 1956, editado por ella en dos tomos, y del que sólo conservamos el primero en los fondos raros y valiosos de la Biblioteca Diocesana de Camagüey.

El ejemplar fue parte de la celebrada Biblioteca del Dr. Luis Martínez, y oportunamente dedicado a aquel por la propia editora al destacado profesor y hombre de letras y cultura de nuestra otrora ciudad.

A todas luces las composiciones, allí recogidas denotan la fineza de espíritu del rimador que abunda en ellos. Con métricas y rimas diversas, los textos desgranan esos sentimientos.

Abundan los sonetos de siempre difícil elaboración, y en especial uno dedicado al paterno lar con el título de A “El Camagüey” que ahora comparto:



Campeón de la verdad inmaculada
Soberano titán del pensamiento,
Que el progreso proclamas con tu acento,
Y con tu voz la libertad sagrada

Tú que emprendiendo varonil cruzada
Confundes el error con tu ardimiento,
Y eres de la Provincia el ornamento,
Terror de la Colonia desgraciada;

Sigue valiente tu misión divina
En tu puesto de honor firme y constante,
Mientras la reacción rayos fulmina.

“Que si falta un Homero que te cante”
Haré que el arpa en tu alabanza vibre,
Digna, sincera, como el aire libre.

Hay otros momentos de sus creaciones poéticas donde igualmente late el mejor sentido de la vida apacible, la de la entonces comarca puertoprincipeña, con alusiones donde impera lo bucólico de esos paisajes que el poeta admiraría en lontananza.
“Al confín de esta sabana/entre las sombras resuena/la dulce trova cubana/eco fiel de alguna pena/o de una pasión tirana (…) Canta el gallo en la arboleda/otro gallo le responde,/y otro gallo lo remeda:/y sin que yo sepa en donde/sin cantar ninguno queda.// Oigo la voz del vaquero/que recoge su ganado,/para que lleve el lechero,/sus productos al mercado/del alba al brillo primero.[4]
Ese gusto por ese lar de apacibles certezas, rodeado por el amor a la esposa y los hijos, a los que igualmente hace recipientes de sus versos, se expresa con notas reveladoras de aquella ciudad del Príncipe.

Un texto entre los muchos de esta colección deja el santo y seña de aquella comarca a la que cantará en un extenso poema.

Con verso vibrante, hará que alienten los pormenores de uno y otros signo, del que fuera, para entonces crecido villorrio.

El poema, intitulado La Calle, y que dedica a su hijos, es a no dudarlo una escena fascinante del minuto que vive el poeta que recorres u ciudad atisbando con mirada sagaz los detalles que ahora en la distancia, saboreamos en su texto con la magia añadida de esa patina inmemorial de aquella ciudad, nuestro a veces desdibujado Legendario…dice el inspirado cantor:
Larga senda comprendida/entre aceras desiguales,/que empieza entre matorrales,/y acaba sin población,/reducida o ancha vía,/que ostenta por cordillera/edificios en hilera/y objetos en profusión;/Totilimundi del pueblo/ de un gran teatro escenario,/pasadizo necesario,/del que viene o del que va,/que sin gravarnos en nada/nos sirve todos los días;/oh, cuantas cosas dirías si tu supieras hablar![5]
Pero no todo es el feliz recuerdo de aquel paterno lar. El poeta sabe igualmente tomar nota de otros escenarios, los que marcan el lado menos gracioso, el menos feliz, marcado por aquellas marismas, de aquella ciudad también dolosa de sus imperfecciones…

“Mas no quepa duda alguna/que es la calle una sentina/donde brota mucha espina/aunque nazca alguna flor(…)// Considerad que la calle,/muladar del vecindario, / es un depósito vario/de inmundicias por doquier./Observad que cada casa/tiene un caño por arteria, /que está arrojando materia/sobre la calle también.// Luego vendrá el aguacero/a mezclarse en el fandango./Cuanto lodo, cuanto fango/habrá en toda la ciudad!/Veréis entonces el auriga/y el montado caballero, /que del zapato al sombrero,/os enlodan al pasar.[6]

De la estación de las muchas aguas pasa el poeta a describir el ambiente polvoso de la temporada de seca donde el viento deja su huella inexorable:

Sin ir más lejos: ahora/nos baña el polvo, nos ciega;/el vecindario se niega/la pobre calle a regar. /Será que acaso interpreta/de una manera infelice,/la máxima que nos dice:/ “Polvo eres, polvo serás”[7]

Y no es solo el retrato físico, sino acaso el que igualmente refleja las podredumbres que en el el alma dejan un estercolero de infeliz signo:
¿Quién no ha visto con frecuencia,/de la calle en la sentina/a un miserable en berlina/en estúpida embriaguez?/ ¿Quién no ha visto a la canalla/atropellándolo todo/escarnecer al beodo/ganándole en lo soez?// ¿Quién no ha visto con tristeza/cuando el rubio sol desmaya,/salir de la inmunda valla/los hombres en pelotón/mostrando en plazas y calles, desgranadas, moribundas,/las víctimas iracundas/de su brutal diversión?[8]
Su inventario ante los males de ese “físico mundo” hacen del poema un retrato muy oportuno de aquella nuestra ciudad de antaño de entreguerras, en un cuadro de patético signo:
Por esta razón no extraño,/ni me pasmo, ni me aterro,/si un bautizo y un entierro,/me presentas a la vez./Cual no puede sorprenderme/ver el viatico que avanza,/mientras bailan una danza/junto al enfermo también[9]
Pero su mirada es también para quienes hacen de la caridad y el denuedo en aliviar las penas y el sufrimiento humano un altar de consagradas virtudes. Tal es su alusión al grande benefactor de la ciudad puertoprincipeña: el Padre Valencia en su poema La Caridad:
¡Honor a tu recuerdo venerable,/benemérito Espí, gloria a tu nombre,/Ministro de bondad inagotable,/de santa abnegación y amor al hombre/,/nada pediste al mundo miserable;/pero la Caridad tu alto renombre/tiene grabado en el eterno muro/del pasado, el presente y el futuro.[10]
Otra mención con igual signo va dirigida, en el mismo poema, a la Sociedad Benéfica de Sras. De San Vicente Paúl, presente en la ciudad de ese minuto, y que al decir del poeta en nota añadida: “cuya piadosa abnegación a favor de la humanidad doliente, vanamente pretenderíamos encarecer”[11]

¡Oh vosotras matronas distinguidas,/orgullo del solar camagüeyano,/que socorréis constantes, decididas, al indigente con piadosa mano!/Siempre amadas seréis y bendecidas/del huérfano, la viuda y el anciano,/del que en el lecho del dolor rendido/yace el poder del infortunio herido.//Vosotras sois las dignas sucesoras/del santo Aposto que nos diera el Cielo,/y son vuestras virtudes seductoras/los frutos de su amor y sus desvelo. Y pues sois escogidas bienhechoras, del que apura su amargo desconsuelo/la copa del olor hasta las heces;/hijas del Camagüey salve mil veces!

Y una tercera es elogio agradecido “a los fundadores y sostenedores de la escuela gratuita “La Alianza”, dirigida por los hermanos Belisario e Isabel de Cisneros.”[12]

“Gloria a vosotros ínclitos varones/que dais lustre y honor al pueblo mío,/ya repartiendo del saber los dones/ya combatiendo el infortunio impío/Tan magníficos lauros y blasones/no osará destruir el tiempo frío, que jamás ejerció su magisterio/donde fundó la Caridad su imperio.”

Para el cierre de este recorrido por la obra de este poeta nuestro, destaco una alusión histórica que recoge en un poema firmado el 3 de diciembre de 1886, dedicado a Rafael Montoro[13] el orador y político nacido en la La Habana, diputado a las Cortes por el partido liberal, quien hacia presencia en la ciudad puerto principeña como orador principal en un mitin político celebrado en el teatro Principal en esa misma fecha.

Los resonantes versos del poeta son alusión a la necesaria gestión que se esperaba del político autonomista, y en las que el rimador tenía puestas sus esperanzas nos sirven de oportuna conclusión:

Sublime encarnación de la oratoria/patriota insigne y eminente sabio/oh, no apartes jamás de tu memoria/que está Cuba pendiente de tu labio.//Cuando ocupes de nuevo el parlamento(..)/no olvides expresar nuestro aislamiento/a nuestra madres, bondadosa, España.//Dila que aquí sus veneradas leyes/mas de una vez las atropella el sable/y es difícil al trono de su reyes/hacer llegar las quejas de quien hable// Dila que aquí la burocracia altiva/en la soberbia de su orgullo vano/absorbe nuestra sabia nutritiva/y hasta nos niega el título de hermano.// Dile que los girones del mendigo/cubren hoy nuestro cuerpo demacrado/mientras hay criminales sin castigo/con los fondos del Pueblo y el Estado.[14]



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[1] “(..)fue el segundo vástago de la unión de Francisco Agüero y Duque Estrada, “El Solitario”, y Ana María Agüero y de Varona (…) Nació, el 10 de mayo de 1832(…) Contrajo matrimonio el 12 de Junio de 1861 con su prima señorita Micaela Poveda y Agüero (…)” Citado por su hija Josefina en edición póstuma de sus poesías. En Sentimientos y Creencias. Poesías. Francisco Agüero y Agüero. Camagüey, 1956.
[2] Nos sigue apuntando Calcagno que: “En 1861 asistía a las clases de La Filarmónica, de cuya sociedad fue luego socia facultativa. Resignación, Lo Bello, La Fe Cristiana, todas impregnadas de dulce melancolía con que la tisis pulmonar que la minaba había influido en su carácter, sus poemas que eternizan su memoria y justifican la Corona Fúnebre en que los poetas cubanos lloraron su muerte” En Diccionario Biográfico Cubano. Francisco Calcagno. New York, 1878. p. 20
[3] Ibíd.
[4] La Madrugada.(I) pp.102-103
[5] La Calle. p.201-207
[6] Ibíd.
[7] Ibíd.
[8] Ibíd.
[9] Ibíd.
[10] Ibíd. p.216
[11] Ibíd. Notas.
[12] Ibíd.
[13] Nat. de La Habana, 1852 (…) Fue vice-presidente de la sección de ciencias morales y políticas, 1877, de El Ateneo de Madrid, segundo secretario de la Asociación de Escritores y Artistas Españoles, bajo la presidencias de Rosell y Castelar también intervino en la política nacional en defensa del elemento democrático templado. En 1878 regresó a Cuba y tomó parte activa en las veladas literarias de la Revista de Cuba. Es orador fogoso como sensato, y ocupa con igual lucimiento la tribuna política que la científica (…). En Diccionario Biográfico Cubano. Óp. cit.p.433
[14] A Montoro. pp. 240-242.

Tuesday, April 13, 2021

Salpicón, na. ("Vocabulario Cubano", de Constantino Suárez. Año 1921)


 

Enrique José Varona (por Tesifonte Gallego García, 1892)

Foto tomada de 
"Social. Octubre 1926
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Aquí [en Cuba], donde no hay Parlamento, no puede extrañar el ardor de las discusiones en los periódicos órganos de los partidos, por que á sus columnas van todos los fenómenos que ofrece el desarrollo de la política. 

Pero si dejais esta manifestación de la contienda para abrir paso al juicio en el orden de la literatura, ¿podrá extrañar á nadie que se coloque á Enrique José Varona en lugar prominente? 

Varona es de cuerpo débil, pero de espíritu literario valiente. 

Tiene la austeridad que dá al hombre la afición á los estudios filosóficos á que hoy aplica su poderosa inteligencia. 

Antes, cuando más joven, se manifestaba como poeta, y sabido es que el poeta, por arrogante y realista que quiera presentarse, siempre sueña al compás de su fantasía.

La Musa de la poesía siempre es tierna, aun en el drama; cuando quiere forzar la situación, se presenta difícil, apareciendo más apagados los rayos de su brillantez. 

Por eso, siendo muchos los que hacen versos cuando jóvenes, son pocos los que insisten en el momento en que los años viejos comienzan á perder las ilusiones de los años jóvenes, dejando yerta la fantasía primaveral con el fantasma de la realidad de invierno. 

Varona ha escrito poesías correctas, sí; pero no resalta en ellas la inspiración; en cambio, ha publicado libros de filosofia que han llegado al extranjero, y entre esas elucubraciones á que se entrega el que sobre el yo escribe un tomo, se manifiesta el hombre de reflexivo estudio.

Si Varona se desprendiera en sus libros del principio político que sustenta, si no forzara la máquina filosófica para dar entrada a la reticencia intransigente de su ideal político, sus obras adquirirían mayor vuelo. 

Enrique José Varona, ya lo hemos dicho: es en la literatura cubana, una nota muy saliente.

Seis tipos de amor que construyen o destruyen relaciones (I). Por Cecilia Alegría, La Dra. Amor.

Nota del blog: Espacio semanal de Cecilia Alegría, La Dra. Amor, dedicado al amor de pareja.




El amor es como un espiral, va creciendo en ascenso, sin posible regreso al punto de partida. Por eso, no temas percibir cambios en tu relación amorosa, porque el amor que cambia es el amor saludable.

El amor que sienten tiene que madurar para que la relación crezca y se vuelva más sólida. Como todo en esta vida, tu relación amorosa experimentará ciclos de crecimiento y ciclos de aparente retroceso o estancamiento.

Los 6 tipos de amor que voy a describir en dos artículos (¡tienes que estar pendiente del segundo!) no se construyen uno sobre el otro. Puede ser que regresen como pareja a uno de estos tipos de amor una y otra vez. Eso es normal. Significa que todavía tienen mucho que aprender.

Veamos los tres primeros:

1. Amor intenso y apasionado. –

Basado en romance y mucha atracción sexual. Te lleva a sentirte por las nubes. Dada la fuerte “química” de la relación, tu pareja se convierte en tu prioridad.

Este amor romántico, con una alta dosis de deseo sexual, proporciona el fuego que se necesita para “arrancar” en el camino del amor y sus diferentes etapas pero en sí mismo no basta para darle durabilidad a la relación.

2. Amor que niega la realidad. -

Es la versión “deformada” del anterior. Este tipo de enamoramiento irracional te convierte en “ciego” ante los defectos, fallas y problemas de personalidad de tu ser amado.

Le pasas por alto muchas cosas. Por ejemplo: abuso, negligencia, adicciones, despilfarro económico, etc. La mayor parte de las veces la causa más poderosa que en apariencia justifica tanta ceguera es el buen sexo. Pero esta negación resulta sumamente tóxica porque no te atreves a confrontar a la otra persona y el miedo te ata a ella.

En realidad, esto no es amor, y en la medida en que permaneces en la relación, conduce a tu autodestrucción.

3. Amor aburrido. - 

Es el que se deja llevar más por la costumbre de estar juntos y la inercia y el que no hace nada por darle vida a la convivencia.

Este es el tipo de amor que requiere de menor esfuerzo. Ves cosas en tu pareja que te desagradan como, por ejemplo, la forma en que habla con la boca llena de comida, su aliento al levantarse, sus ronquidos en la noche, o cosas por el estilo, y te preguntas qué viste en esa persona en primer lugar como para casarte con ella.

En esta situación, has decidido quedarte a su lado, pero ninguno de los dos está interesado en trabajar en la relación. Años de rutina y aburrimiento han creado una distancia y una desconexión emocional que parecen irreparables.

¿Cuáles son los otros 3 tipos de amor? ¡Prepárate, porque vienen los mejores! y te los explico en una próxima entrega.






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Cecilia Alegría, La Dra. Amor (www.ladoctoraamor.com): Consejera de Parejas, Love and Life Coach, Conferencista Internacional, Periodista y Conductora de Radio y TV. Destaca en los Latinos en Miami dando consejos sobre cómo triunfar en el terreno amoroso y ayudando a miles de parejas a resolver sus problemas. Forma parte del grupo fundador de profesores del programa Universidad de la Familia.

Ha publicado doce libros entre los que se encuentran: Comunicación Afectiva=Comunicación Afectiva (Espasa Calpe, España, 2000). 120 preguntas y respuestas para ser mejores personas (Editorial Norma, Colombia, 2004), No hay amor más grande (Editorial Aragón, USA, 2012), Amando un Día a la Vez (Ediciones Varona, U.S.A. 2015), Al rescate de tu comunicación de pareja (Ediciones Varona, USA 2017), Sexo Sagrado y Lazos del Alma (Indie Publishingnbsp, 2018), Alessia (Book Master Corp. 2019), El Poder del Amor Ágape: como restaurar tu matrimonio después de una infidelidad (2021)

El río Clavellinas (un poema de Isabel Velasco y Cisneros)



Corre este histórico río 
del Camagüey a la línea 
del ferrocarril que llega 
a la ciudad de Nuevitas. 

Toma nombre de las flores 
que nacen en sus orillas, 
que son las blancas y bellas 
olorosas clavellinas. 

Los bravos camagüeyanos 
para allí se dieron cita, 
aquel cuatro de Noviembre,
de fama muy merecida. 

Al emprender los valientes, 
rumbo a la zona mambisa, 
cada cual prendió en su pecho 
una de esas flores lindas. 

Se agrega que algunos jóvenes 
engalanaron la cinta 
del sombrero que llevaban, 
también con las flores mismas.

Así se fueron a escape, 
con expresión de alegría, 
al corazón de los montes; 
¡quizás a perder la vida!

Pero no les importaba 
la muerte a la luz del día, 
con tal de que resultara 
nuestra Patria redimida... 

Los que quedaron ilesos, 
tras esa lucha política, 
volvieron pronto a reunirse 
en su punto de partida.

Han pasado de cuarenta 
los años de aquella cita, 
y nunca se olvida el río 
de las márgenes floridas. 

¡Hoy mismo con firme impulso 
lo trazaba en sus rodillas 
el venerable Cisneros, 
Marqués de Santa Lucía!



Febrero 24, 1909.



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Foto/Orlando Durán Hernández. Adelante

Sunday, April 11, 2021

Ballet “The Judas Tree” (por Florencia Guglielmotti)

Nota del blog: Sección semanal dedicada al Ballet y la Danza, a cargo de la ballerina, coreógrafa y profesora Florencia Guglielmotti.

Los textos anteriores, se pueden leer en este enlace



“The Judas Tree” fue estrenado el 19 de marzo de 1992, en el Royal Opera House, en Covent Garden. Este ballet fue coreografiado por Kenneth MacMillan para el Royal Ballet, la música fue encargada al compositor Brian Elias y los diseños a Jock McFadyen. Los roles protagónicos estuvieron interpretados por Irek Mukhamedov, Viviana Durante, Michael Nunn, Mark Silver y Luke Heydon.


En el programa de mano, además de los datos técnicos, sólo aparece una cita del poema "Sobre el crimen y el castigo", de Kahlil Gibran: “Una sola hoja no se vuelve amarilla sino con el conocimiento silencioso de todo el árbol, por lo que el malhechor no puede hacer el mal sin la voluntad oculta de todos ustedes”. El título, que remite a un árbol con flores rojas que representarían la sangre de Judas derramada al ahorcarse por el remordimiento de la traición a Jesús (en el escenario representado por la torre Canary Wharf, recientemente terminada), no sería la única inspiración del coreógrafo. Según sus propios dichos, la obra está atravesada también por otros hechos violentos y de traición sucedidos en fechas cercanas a la creación de la obra, como lo ocurrido en la Plaza Tiananmen, en 1989, durante una protesta estudiantil donde los manifestantes fueron embestidos por el ejército a pesar de las promesas de no represión de los políticos. 


Así, el argumento de este ballet en un acto, trata sobre la traición y el castigo. Se desarrolla en una gran obra en construcción en el Este de Londres. Vemos a una mujer con un velo que ingresa en la escena, su llegada pone a los obreros de la construcción unos contra otros, bajo la mirada del Capataz, quien resultará ser el Judas de la obra. Cuando la joven parece favorecer a uno de ellos, a Jesús, el Capataz, en un arranque de celos abusa de ella y llama al resto de los hombres para que hagan lo mismo. Ella logra zafarse y señala al Capataz como el responsable. Él le quiebra el cuello por la acusación. Jesús se acerca para proteger su cuerpo, pero Judas le da el beso de la muerte y toda la pandilla se lanza sobre él para lincharlo. El cuerpo sin vida de Jesús es escondido en un auto abandonado y Judas, consciente de sus actos, decide colgarse de una de las vigas de la obra. La esperanza surge en el último minuto: la mujer, que no pudo se quebrantada, ingresa envuelta en su velo y se detiene entre Jesús y Judas, al tiempo que una luz brilla en lo alto de la torre Canary Wharf.


Aunque la violencia no es explícita en la coreografía y el final parece de algún modo reparador, la obra resulta fuerte y es por eso que no está recomendada para ser vista por menores de 12 años, según la advertencia que aparece en el programa de mano. 


“The Judas tree” fue el último trabajo de McMillan antes de su deceso. Ganó el Premio Oliver a la Mejor Producción de Danza en 1993 y en 1998, el bailarín y director cinematográfico especializado en danza Ross MacGibbon dirigió la versión televisiva de la obra con gran éxito.







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Florencia Guglielmotti reside en la Ciudad de Buenos Aires (Argentina). Es Profesora de Danza (titulada en la Escuela Nacional de Danzas "María Ruanova"), Licenciada y Profesora de Artes (recibida en la Universidad de Buenos Aires). Cursó estudios en la Escuela Nacional de Ballet de Cuba. Es Miembro de International Dance Council CID (UNESCO).

Actualmente se desempeña como Profesora de Danza Clásica y como Profesora Titular de Historia de la Danza en la Escuela Superior de Enseñanza Artística "Aída V. Mastrazzi". florenciagu@gmail.com

Resurrection Power (by Chris Tomlin)


Relación de los periódicos que se publican en la provincia de Puerto Príncipe (Camagüey). Por Tesifonte Gallego García. Año 1892.


En Puerto-Príncipe, se mantiene la lucha en el terreno de las discusiones sensatas á que obligan las contiendas de los partidos y la lucha de los hombres. 

El Pueblo, desde el campo autonomista, trabaja sin descanzo por mantener el fuego, para él sagrado, de su libertad, pero no llega a la provocación, ni desciende al sistema de alarma.

Refleja El Pueblo, el sentido de la política autonomista de la Junta Central. 

Como allí las Corporaciones provincial y municipal, son autonomistas, tiene el periódico un carácter ministerial, á que sus colegas no están acostumbrados

El elemento constitucional de Puerto-Príncipe, dirigido por José Alvarez Flores, González Celis y Avila y Diaz, tiene su órgano en la prensa, El Fanal, encargado de servir de contra-peso á los trabajos constantes de su contrincante El Pueblo

El Fanal, está en la brecha, sin que se le escape nada. Siendo gubernamental, tiene el carácter de oposición para las corporaciones populares. 

Uno y otro, necesitan del apoyo eficaz de los amigos, para sostener su influencia, cosa á que obliga la escasa población que tiene la importante provincia camagüeyana. Otra parte de la prensa, sostiene allí las lides politicas con distinto carácter: mientras El Arpón, hace la vida independiente, El Camagüeyano complementa la significación de El Pueblo.

La Protesta, significa una especie de disidencia en el partido autonomista; quiere y pide la reorganización de su Junta.

Tiene en Puerto-Príncipe, la raza de color, la nota de ilustración, que dificilmente ha alcanzado en otras regiones; no se satisface con reunirse en sus centros, sino que quiere la discusión pública, y para esto, sostiene dos periódicos, que procuran convencer á sus lectores de la necesidad en que se encuentran de pedir plaza en la dirección de los negocios públicos.

Relación de los periódicos que se publican en la provincia de Puerto Príncipe:

El Fanal: Conservador.
 
El Pueblo: Autonomista.

El Camagüeyano: Autonomista .

La Protesta: Autonomista intransigente.

El Arpón: Independiente . 

La Democracia: De la raza de color.

La Nueva Aurora: De la raza de color

En los cinco pueblos de la provincia, no se publican periódicos.


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Texto tomado de 



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Se ha respetado el texto como fue escrito.

En memoria de Mons. Román (Mayo 5, 1928- Abril 11, 2012). Por J. Lorenzo Ferrer


Mis recuerdos de Agustín Aleido Román (Mayo 5, 1928- Abril 11, 2012), guía espiritual de los cubanos en la Diáspora.


por J. Lorenzo Ferrer
Texto publicado originalmente en este blog,
el 12 de abril de 2012



Conocí al seminarista Aleido por esas cosas de la vida. Yo cumplía los 5 años y tenía que empezar los estudios primarios. Aleido tenía 23 y respondía a su vocación sacerdotal inaugurando con otros jóvenes el Seminario matancero San Alberto Magno en la ciudad de Colón. El Seminario no tenía todavía su propio edificio, tampoco el colegio P.Felix Varela. Por lo que el obispo Alberto Martín Villaverde y los sacerdotes misioneros canadienses decidieron rentar el antiguo cuartel de Colón para allí empezar, en 1951, con este grupo de seminaristas como primeros maestros y nosotros como alumnos, lo que después sería la Ciudad Estudiantil de Colon (CEC) “P. Félix Varela”.


Como yo era tan diminuto, todos los seminaristas-profesores me parecían gigantes y los miraba con mucho respeto. El que siempre nos llamaba la atención era el seminarista Aleido; era callado, reservado, alegre, siempre con su breviario debajo del brazo (como si fuera a perder el equilibrio si no lo tuviera) y muy amable con todos, sin excepción. No era jaranero como Pol ni pícaro como Rivas (sus dos compañeros inseparables). Pronto se destacó como líder silencioso entre sus compañeros de seminario y como “algo raro” entre nosotros los alumnos que encontrábamos cualquier cosa inusual para hacer burlas y divertirnos en la inocente malicia de la niñez.

Al fin construyeron el colegio y el Seminario nuevos y para allá nos mudamos todos, seminaristas, profesores, misioneros, misioneras, alumnos y alumnas (cada cual en su terreno). Los distintos edificios habían sido construídos en una caballería de terreno, a la salida occidental de Colón. Eran 4 bloques de edificios: a la extrema izquierda el Seminario San Alberto con su capilla y dormitorio para adultos. A la derecha las facilidades para varones con su dormitorio para menores, zona de deporte, cocina-comedor, dos pequeñas capillas para la oración diaria. Le seguían dos edificios de aulas mixtas y a la extrema derecha estaba “el colegio de las monjas”, dirigidos por las misioneras del Inmaculado Corazón de Jesús y lleno de hermosas muchachas, algunas de las cuales vivían internas en los dormitorios y facilidades de deportes, etc… que alegremente compartían.

Recuerdo la figura del seminarista Aleido caminando por el pasillo del colegio con su paso largo, breviario en mano, vista al frente, como si supiera algo que a nosotros todavía nos tomaría años por descubrir, a algunos nunca! Una tarde, después de un reñido juego de basketball, estaba yo despidiendo a mi tío (que no era muy católico que digamos) y apuntando hacia el pasillo del colegio me dijo: “Lorencito, si algún día yo voy a Misa va a ser por ese hombre santo” (apuntaba a Aleido que regresaba al edificio del Seminario).

Después de unas vacaciones de verano se nos desaparecieron Aleido, Rivas, Pol y demás seminaristas mayores. No, no se habían arrepentido de su vocación, nos dijeron que los mandaron para el Canadá a estudiar Teología.

En el verano del ‘59 regresaban todos alegres, piel blanca y caras rojizas del fuerte frio norteño, listos para ordernarse sacerdotes. Aleido escogió ordenarse en Colón, donde tanto lo queríamos. Cual fue mi sorpresa al saber que yo era uno de los que iba a ayudar en la ordenación! Por supuesto, era el más chiquito. Aleido seguía pareciéndome un gigante, ahora además “sacerdote” que lo hacía todavía más alto.

Todos en el colegio lo sentíamos como parte del grupo, pero ahora si la cosa iba en serio, ya era “cura” y tenía que irse a los pueblos a hacer las cosas que hacen “los curas”, así que poco lo veríamos en lo adelante.

Sorpresivamente nos llegó el año ’61 cuando el mal llamado gobierno cubano decidió tomar posesión de todos los colegios privados, sobre todo los religiosos. Y así, de un zarpazo, sin apenas poderme despedir de mis compañeros, y por supuesto, sin ver de nuevo al Padre Aleido, volví a mi casa en Camaguey a esperar…


No supe hasta que no salí de Cuba en 1979 que al P. Aleido lo habían apresado y botado de Cuba con otros ciento y tanto sacerdotes (entre ellos Pol y Rivas).

En el ’63 entré en el Seminario San Basilio del Cobre. Em 1964 llegaron Pelly (Mons. Pedro García) y Jaime (Mons. Jaime Ortega) del Canadá para ordenarse en Cuba. Enseguida les pregunté por el P.Aleido y me dijeron que estaba de misionero por Chile (me alegré por los chilenos).

En el ’69, ya estudiando teología en el San Carlos de La Habana, de nuevo el mal llamado gobierno cubano me sacó de mi lugar para enviarme a los “batallones del esfuerzo decisivo”, nombre rimbombante para encubrir a los que rellenaríamos los vacíos campos de la UMAP durante la zafra del ’70 (la de los 10 millones…). Por supuesto, el llamado era por el Servicio Militar “Obligatorio” así que recogí mis tiliches y en Abril del ’69 me daba la primera cortada con una mocha china en la pierna derecha. Lo demás es una historia de abuso tras abuso durante tres largos años al final de los cuales me casé con Noelia y juntos tuvimos a nuestro primer hijo Daniel. Dos años después nos nació la bella Danay. Tuve que dejar mi trabajo de contador en el Banco para irme con un equipo de 33 hombres (le llamaban las “Microbrigadas”) a construir lo que creíamos que sería nuestro hogar… (los 4 vivíamos con mis padres en una casa de 2 cuartos). Por las noches estudiaba contabilidad (lo único que me permitieron matricular por no ser de “La Juventud”) y por el día trabajaba de sol a sol como un esclavo para proveerle un techo a mi familia.

Milagrosamente en 1978 nos autorizaron salir del país y en Enero del ’79 aterrizábamos en tierra libre de Miami. Cuál sería nuestra sorpresa de encontrarnos en Miami al P.Aleido pero que ya no lo llamaban así, sino Mons. Agustín Román (lo acababan de nombre obispo auxiliar) y ya casi nadie sabía que se llamaba Aleido. (El mismo nos aclaraba más tarde que al llegar a España, sin documentos de ningún tipo, le preguntaron su nombre de pila y dijo: -“me llamo Agustín Aleido Román. Y como lo llamaban a uno por el primer nombre… pues se me quedó el Agustín para siempre”. Entonces se reía como quien ha hecho una picardía.)

Tuve que ponerme al día de sus 18 años de historia que me había perdido. Algunas nos las entendía pues cuando uno llega de Cuba no entiende la mitad de lo que pasan los demás en el extranjero…

Anoche nos llamó Paco y Rosie Bruna, con voz cortada, el corazón de Mons. Román había perdido su última batalla. Noelia no paraba de llorar, yo trataba de consolarla sin mucho éxito. Habíamos acabado de perder una de las personas mas “grandes” con la que habíamos compartido nuestra vida. Mas que un amigo, o un familiar, era nuestro “Maestro”. Si, como le llamaban sus discípulos a Jesús!

Todo lo que hacía, lo que pensaba, lo que hablaba pasaba por el filtro de DIOS. Se había entregado totalmente a El durante 60 años, desde que decidió ser sacerdote hasta anoche. Desde que le amanecía rosario en mano, hasta que regresaba a su lecho agotado por los problemas de todo el que lo rodeaba, vivía enseñando a su fiel compañero y amigo “Jesús”. Como dice Pablo –“no soy quien vivo sino Cristo es quien vive en mí”. Su filiación y amor a María era incondicional. No solamente la admiraba, imitaba y le pedía por su pueblo, sino que la sentía como una verdadera madre a quien puedes confiar todas tus preocupaciones en la confianza de que te llevará de la mano a lugar seguro.

Nunca se le vio tener miedo a nada ni a nadie. El P.Rivas, su compañero de siempre, nos contaba cómo durante la prisión en Cuba le pusieron un revólver en la cabeza con la aparente intención de matarlo y Mons. Román ni se inmutó, siguió rezando en la espera de que vivir o morir sería lo mismo si vivía o moría para Dios. Cuando tenía que decir las verdades, nunca tuvo pelos en la lengua. Las decía sin ofender a los que no pensaban como él. Su ecuanimidad y confianza consistían en que Mons. Román buscaba siempre “la verdad” en quien es Verdad! (“Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida”, nos dice Jesús).

Cuando protagonizó la liberación de cientos de prisioneros del Mariel que se habían amotinado en la prisión por el temor de que los devolvieran a Cuba, lo logró pidiéndoles que “oraran” con él, y que para orar no se tenían armas en las manos… No conocía otra “arma” que la oración! Su consejo para que Cuba cambie ha sido constantemente el mismo: la oración!

Su caridad con los necesitados era inagotable. No solamente donaba a los pobres de sus ahorros (como él decía: -“de mi social security”) sino que costeaba proyectos como algunos viajes de Radio Paz a Cuba, de los que participamos Noelia y yo en varias ocaciones, para trasmitir el dolor y el rezar del cubano a los que viven fuera del terruño. Estábamos muy contentos de que Mons. Román había casado nuestro hijo Danny con Yvonne. Ahora se disponía a casar a nuetra hija Danay con Mario el 21 de Abril, sólo unos días faltan para la boda. Los bendecirá desde el cielo.


Cubano desde los pies hasta la cabeza, pasando por su noble corazón guajiro. Cuando Noelia y yo íbamos a Cuba a las celebraciones del 8 de Septiembre en El Cobre, siempre nos le ofrecíamos para que fuera con nosotros. Le decíamos: “nosotros te cuidamos, no te va a pasar nada”. Y siempre la misma respuesta: -“a mi me botaron de Cuba, Lorencito. Hasta que esa gente no reconozca el mal que le hizo a la Iglesia, yo no pondré un pie en Cuba, con dolor de mi alma”. Y así lo cumplió! Cada vez que regresábamos de estos viajes se sentaba con nosotros ávido de ponerse al día en todo los quehaceres de los cubanos, sobre todo de su sufrida Iglesia cubana. Nos pedía las fotos, videos, escritos… se los bebía como un muchacho enamorado de su primera novia: Cuba.

Nos deja como herencia mucho, más de lo que podemos continuar nosotros. Primero: su vida de amor constante dedicada a Dios y a todos nosotros (cubanos o no), y segundo: la Ermita de la Caridad, con Jesús en el centro cargado por su Madre, la virgen de la Caridad del Cobre, madre y patrona de todos los cubanos.

Debemos de estar todos orgullosos de haber vivido con un “hombre de Dios”!

Nuestras lágrimas por su muerte deben terminar cuando empecemos a imitar su vida, vida llena de Jesús y María, de Cuba y de Miami.

Nuestro bondadoso Dios tiene más cerca de sí a un gran hombre. “Hasta luego, Mons. Román. Sabemos que nunca te olvidarás de nosotros.”

A propósito del II Domingo de Pascua (por el sacerdote camagüeyano Alberto Reyes)


La lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles refleja parte de la realidad de las primeras comunidades. La parte hermosa, porque si seguimos leyendo el libro de los Hechos y las cartas de Pablo, nos encontramos con mucha miseria humana: engaños, discusiones, envidias, injusticias, escándalos…, en fin, la vida.

Toda comunidad humana, desde la familia hasta la sociedad en su expresión más abierta, es un conjunto de luces y sombras, de trigo y de cizaña. La experiencia cristiana no nos hace inmunes a las inclinaciones y sentimientos que conforman lo que definimos como “miseria humana”, pero entrar en una relación con la persona de Cristo sí nos da aquello que tenía claro la comunidad cristiana primitiva: una voluntad de unidad en el bien.

No hay, ni ha habido, ni habrá comunidades perfectas. Todos nosotros podemos hacer la lista de los defectos de nuestras familias y de los disgustos que nos han dado, pero no por eso hemos roto con nuestras familias y nos hemos quitamos los apellidos. Todos nosotros tenemos a nuestras espaldas una historia de diálogos, negociaciones, perdones y nuevas oportunidades, hacia y desde nuestras familias, porque también nosotros hemos necesitado ser comprendidos y perdonados.

Esto mismo sucede con la comunidad eclesial. Lo que construye una comunidad eclesial no es la ausencia de problemas sino la voluntad de hacer todo lo posible por limar las diferencias de modo tal que se salve lo esencial, y lo esencial es el bien, la armonía, la comprensión, la solidaridad, la cercanía en el dolor, la vida en común…

El Evangelio nos dice que Tomás se mostró incrédulo ante el testimonio de los demás discípulos, su grupo, sus amigos, pero no nos dice que fuera rechazado ni juzgado por ello. De hecho, una semana después lo encontramos tranquilamente junto al resto del grupo, y nada nos hace suponer que su incredulidad provocó males mayores. 

¿Qué pistas nos pueden ayudar a centrarnos en la voluntad de unidad en el bien?

Lo primero, aprender a no problematizar los problemas, que es lo mismo de “no hacer una tormenta en un vaso de agua”. Los problemas, las dificultades, las diferencias, los errores…, se hablan, se dialogan, desde la escucha y la serenidad. Problematizar los problemas es darles una carga emocional innecesaria.

Otro elemento que nos puede ayudar es que, cuando experimentemos en nosotros una reacción desproporcionada, hay que pensar inmediatamente en el principio del 90 sobre 10, es decir, que en toda reacción desproporcionada, el 10% es debido a lo que sucedió, y el 90% se debe a algo que yo llevo por dentro, algo que no he resuelto, que me molesta, me duele, me pesa, y que no he aprendido a sacar o no he tenido la oportunidad de hacerlo, y ahora, ese 10% de lo que ha sucedido es la justificación perfecta para sacar fuera mi malestar. Por eso, ante una reacción desproporcionada la pregunta no es: “¿y a ti qué te pasa?”, sino “¿qué me pasa?” Si ante la incredulidad de Tomás, Pedro hubiera descargado en él su frustración por haber negado al Señor, la guerra hubiese estado servida.

No olvidemos que la mayoría de las veces, no discutimos por lo que decimos que estamos discutiendo, y no nos molestamos por lo que decimos que estamos molestos. 

No dejemos de tener en cuenta que lo más importante en toda relación es la relación misma. Podemos dar cuatro gritos e imponernos, con lo cual, habremos ganado una batalla pero habremos perdido la guerra, porque el otro guardará silencio y se someterá, pero nos cerrará el alma, y la relación se habrá dañado y podría poco a poco perderse.

En toda comunidad humana: familia, escuela, trabajo, vecinos, iglesia…, es inevitable que haya diferencias, problemas, disgustos…, y es insano pretender construir paraísos de armonía en la tierra. Lo mejor es vivir ofreciendo lo mejor de nosotros mismos y buscando siempre el bien mayor para todos, y cuando lleguen los problemas, las incomprensiones y los disgustos, saber que eso también es parte de la vida y que lo que toca ahora no es rasgase las vestiduras, ni gritar, ni juzgar, sino serenarse y negociar, desde la voluntad de construir la unidad en torno al bien mayor para todos.


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Texto tomado del Facebook personal del P. Alberto Reyes.

Saturday, April 10, 2021

Todo Camagüey en una imagen y un poema (por Joaquín Estrada-Montalván)

Esta foto me la envió en octubre de 2009, Olga M. Romero, para "Gaspar, El Lugareño".

Contiene y transmite la belleza, el misterio, el Alma de Camagüey. En una ocasión me preguntaron cual sería, en mi criterio, la imagen que mejor representa al Camagüey, envié esta foto. 

Luego topé con el poema Agua de Tinajón, de Aurelia Castillo de González. Junté imagen y poema, la "comarca" toda.

Muchas Gracias Olguita. 


(JEM)

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Agua de Tinajón 
(un poema de Aurelia Castillo de González)



Agua santa de este suelo
en que se meció mi cuna,
agua grata cual ninguna,
que bajas pura del cielo.

Yo te beso con anhelo,
casi con mística unción,
pues creo que tus gotas son
de mi madre el tierno llanto
al ver que me quiere tanto
Camagüey, tu corazón.

El sufrimiento es una elección (por Orlanda Torres)

Nota del blog: Sección semanal en el blog Gaspar, El Lugareño, gracias a la cortesía de la psicóloga Orlanda Torres, quien ha aceptado la invitación a compartir con los lectores sus consejos y reflexiones sobre los conflictos cotidianos.



Cuando el sufrimiento hace su aparición en escena, realmente no sabemos si será bueno o malo para nuestra evolución. Considero que cualquiera que fuese su objetivo en nuestra vida, siempre nos dejará un aprendizaje valioso.

Todos hemos sufrido en la vida por diversas situaciones, ya sea por enfermedad, la pérdida de un ser querido, la separación con la pareja, con nuestros hijos, un medio de trabajo o la separación del lugar que nos vio crecer “nuestra patria”.

Todos ellos se consideran causas poderosas para causarnos sufrimiento, más aun cuando se trata de una pérdida irreparable, en estos casos la aceptación del hecho es la única vía que nos conducirá hacia nuevos caminos.

Debemos aceptar que el proceso de vivir tiene un límite y hay que saber asimilar que ese curso tendrá que finalizar en algún momento. Superar la muerte de cualquier ser querido siempre es un proceso doloroso, a veces desgastante, unas personas lo superan con mayor prontitud que otras, pero tarde o temprano se lo llega aceptar como un hecho ineludible.

Cuando empezamos hacer conciencia de la realidad del problema, puede uno reinsertarse nuevamente a la vida, sabiendo sortear estos vacíos y estos nuevos desafíos que nos presentan las circunstancias, para encontrar nuevamente la satisfacción que se perdió en ese paso por la vida.

La adaptación al nuevo lugar que nos tocara vivir, donde nada de lo que ahí se vive tiene un vínculo parecido a lo que se abandonó, también produce sentimiento de nostalgia a nuestro ser, que debe ser superado y aceptar que nos servirá para nuestro crecimiento. 

Cabe recalcar que del dolor nadie está exento, nosotros decidimos si debemos hospedar el sufrimiento por largo tiempo o no. Existen personas que casi nunca llegan a superar este estado permaneciendo en un duelo permanente, produciéndose en el individuo una vida llena de insatisfacciones, las cuales se le debe aconsejar a la persona, que se someta a una debida atención para que logre salir de ese estado sombrío.

Los recuerdos de la persona que vivió y compartió por largos años, la separación abrupta del lugar donde fue feliz, la partida para siempre de un ser querido, suele ser en muchos individuos un proceso difícil de superar.

Recordemos que toda tribulación que se presenta trae un aprendizaje valioso. Los acontecimientos muchas veces nos movilizan y nos despiertan para encontrar soluciones y sentido a la vida.

Darle a paso a lo nuevo es nuestra única esperanza, no pierdas las fuerzas contra un suceso que no vas a poder vencer. 

Resistirse al cambio es incensario, tienes que aprender a fluir con él y entender que será necesario para seguir trascendiendo en la vida.







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Orlanda Torres: Psicóloga, Escritora, Educadora, Orientadora Motivacional.

Autora del libro "Volando en Solitario" año 2015, Guayaquil - Ecuador. (Disponible en Amazon Kindle)
-Estudió en Miami Dade College: Certificate of Florida “Child Development Associate Equivalency”. Maestra de Educación Preescolar e Infantil en la ciudad de Miami.
-Licenciada en Psicología graduada en el 02/2017 - Atlantic International University.
-Orientadora Motivacional y Conferencias pueden contactar a Orlanda Torres a través de la página que administra www.fb.com/vivencialhoy
Publicaciones en Revista Sapo - Santiago de Chile – 2016
-La Estancia en el Paraíso de los Sueños
-Relación de Pareja y su gran Desafío
-Es la Felicidad una Elección
Conferencia en Radio - Miami, Florida
-Positivo Extremo Radio: Entrevista 123 Teconte “Regreso a Clases y La Adolescencia”
-¿Como aprender a ser feliz?- Edificio Trade Building-.Innobis Coworking, Guayaquil - Ecuador
-La Inteligencia Emocional en la Relacion de Pareja- WENS Consulting Group, Guayaquil - Ecuador
Publicaciones en Revista Sapo - Santiago de Chile – 2018
- Ser Mujer
Florida National University
- Podcast - Un dia con Bereshit la silla VIP - Conferencia Sobre mi libro " Volando en Solitario"
-Panelista en los Foros literarios Books and Books
-Participacion en el Primer Encuentro de Escritores "Mision Gratitud" - Barnes & Noble
Administra:
Facebook.com: Orlanda Torres
Instagram: orlanda.torres.3

(Camagüey 1963) Plaza del Gallo


Camagüey saluda el 5to. aniversario, "fabricando 102. 55 pares de zapatos y reparar 120 000 pares". 

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Foto/ Stryker, Deena
Año 1963.

Friday, April 9, 2021

El Camagüey (por Tesifonte Gallego García, 1892)


 



El Camagüey constituye uno de los tres Departamentos en que estuvo dividida la Isla de Cuba. 

El Camagüey forma el Central y tiene, sin disputa, un valor excepcional en la historia de la Isla. Más aislado de las relaciones de la humanidad, parece Puerto Príncipe el templo sagrado donde se guardan, a través de las revoluciones, las reliquias de las costumbres cubanas.

Ha pasado por él la guerra y apénas si se nota la influencia que allí ejerció el ejército peninsular. 

Su aspecto severo denuncia que allí está una idea escondida entre las verjas ovaladas de sus ventanas incomensurables.

El Camagüey tiene su vida en la Capital y la Capital parece el Vaticano de la soñada independencia, luchando y resistiéndose á la evolución que las costumbres imponen á los pueblos que no quieren aislarse.

Tiene un carácter distinto del resto de las poblaciones cubanas. Parece gozar con su aislamiento, como si las relaciones con otros turbaran sus creencias y condiciones. Parece un pueblo mártir de un mal entendido deber. 

Se considera superior a los demás, porque pretende tener más íntegro su carácter. Presume de conservar incólumes sus energías, y con tenacidad digna de mejor empresa, se revela altivo é intransigente. 

Quiso ganar la batalla de sus ideas, luchando en el campo con los soldados de la Patria y no le convenció la condición del vencido. Lucha en la paz sin abdicar de sus creencias y sostiene entre las sombras de su desgracia, el empeño de no ceder ni una línea del terreno de sus preocupaciones. 

Jáctase el Camagüey de ser más entero que los demás, manteniendo abierta la pelea en el terreno legal, y por eso, ya que se ve sujeto á esa traba, se revuelve y protesta de lo que no le acomoda. No tiene, no quiere tener la ductilidad que exige la política moderna, y prefiere, á transigir, la persecución. 

No tiene por Dios á Mahoma, pero desafía á la secta del profeta, en la austeridad de sus costumbres. 

Puerto Príncipe hace gala de sus lutos, como si estuviese poseido de saber sentir mejor que los demás. 

Es un pueblo que en la guerra luchó con valor denodado. El hombre abandonó sus intereses y sus familias, por pelear por lo que creía su libertad, pero muchas familias no transigieron con su desgracia, y antes que permanecer en la capital y oir todos los días las cornetas de los soldados de la Pátria, prefirieron las privaciones y sufrimientos del monte, donde estaban más cerca del hombre de sus afectos, á quien podían allí animar con más calor, manteniendo el fuego de las pasiones irritadas.

¿Creeis, acaso, que Puerto Príncipe se ha cuidado de sí, para ponerse al nivel del resto de los pueblos de Cuba? Error craso. Sus calles están como el día en que se firmó la paz; las fachadas de los edificios denuncian la ruina de la guerra. 

No hay familia del Príncipe que no tenga heridas abiertas por la lucha, con la característica de haberse opuesto á cicatrizarlas, dando al traste con el bálsamo del tiempo y los beneficios de las libertades concedidas. 

Si os dicen que no se van al monte, creedlos; porque son tan fuertes para no engañarnos, como fueron valerosos para luchar. 

El Camagüey, por su posición topográfica y por el tesón de sus hijos, es la clave de la guerra.

Podeis estar tranquilos mientras el Camagüey sea leal; pero preocupaos y, no perdais el tiempo, si se decide algún dia por la lucha.

La guerra consumió más que en parte alguna su riqueza, pero no vereis á ninguno arrepentido de lo que hizo. 

La mujer tiene allí influencia decisiva en sus destinos, y hasta la mujer del Camagüey parece salirse del cuadro general de la cubana.

Su belleza escepcional tiene universal renombre, su decisión, la probó en la pasada contienda. 

Muchas salieron de allí enlazadas con los oficiales del Ejército, pasándose al campo leal, atraidas por los impulsos irresistibles del amor. 

Cuando decís que vais al Camagüey, os advierten que no probéis el agua de tinajón, porque os casareis en seguida.

En el Príncipe no hay otra agua que la que desprenden las nubes, recogida en algibes y grandes tinajones, y de ésto  y de los encantos de la camagüeyana, ha salido esa frase ya vulgarizada, pero que tiene su razón de ser. 

Si permaneceis en el Príncipe algún tiempo, si os identificais con aquellas costumbres, si no os encerrais en el aislamiento del aburrido, estais expuestos á perder la partida, cogidos entre la red de encantos que tiende allí fácilmente la hermosura de aquella mujer excepcional, que lleva en sus ojos negros rasgados, y en su cabello de azabache, elementos poderosos de una atracción irresistible.

Es belleza que no solo seduce, sino que se impone. 

En su altivez, su mirada penetrante avasalla y fascina. 

Si allí hubiese llegado el hipnotismo. la mujer conseguiría adelantos maravillosos con sus ojos. 

Es el tipo de la sultana que ordena, sin que haya forma de contradecirla. Su capricho ha de ser satisfecho sin protesta; su idea ha de ser escuchada sin reticencia; su imperio, en fin, ha de ser absoluto. Está convencida de que una sola de sus infinitas gracias, vale cien veces más que el mayor sacrificio del que merezca sus favores. 

Este es el Camagüey, según nuestras impresiones, este es aquel pueblo excepcional. 

Su riqueza es muy escasa, á pesar de los esfuerzos que se hacen por elevarla; y es escasa, por la falta de población. En toda la provincia, de estensión inmensa, no hay más que cinco pueblos, y el único de verdadera importancia, Nuevitas. 

Con haberse construido en el Camagüey, el primer ferrocarril que cruzó tierra española, carece de comunicación. 

El problema del Príncipe, su porvenir entero, está en la construcción del ferrocarril á Santa Cruz del Sur. Treinta años llevan de discusiones, y la política, con sus apasionamientos é intransigencias, ha venido á obstruccionar siempre la realización de la obra. 

Hoy se hacen esfuerzos prodigiosos para llevarla á felíz término y no hace mucho que Alvarez Flores, González Celis y Argilagos hicieron una excursión larga para comprometer capitales en el negocio. El resultado de su gestión tuvo de todo, pero los trabajos realizados para llegar á la meta de las legítimas aspiraciones del Camagüey, no fueron satisfactorios en absoluto. El capital reunido cubre hasta la fecha la mitad del presupuesto. Puerto Príncipe ha hecho un esfuerzo supremo. 

Todos los que allí gozan de influencia y posición, se han prestado á poner de su parte, cuanto ha sido posible, y el Camagüey merece, por ello, toda clase de respetos. 

Sería para aquel país, una gran desgracia que los apasionamientos de la política, volvieran á entorpecer los trabajos.

Desde el Marqués de Santa Lucía, Agramonte, Pichardo, Aguilera y Freyre á Alvárez Flores, Ardieta, Avila, Celis y Argilagos, se prestan á realizar la obra. 

A ella sin vacilaciones, porque en las entrañas de la locomotora, que cruce el trayecto del Príncipe á Santa Cruz, irá el tesoro que allí está sin explotar. 

Id á la obra del ferrocarril, como fuísteis á la última Exposición, donde se manifestó vuestro amor por el trabajo de manera gallarda, y os haréis acreedores á las bendiciones de las generaciones que vienen empujando con incesante movimiento. 

Su riqueza está en la ganadería. Los mejores potreros de la Isla están allí y de ellos salen los mejores caballos de Cuba.

La depreciación del ganado con la competencia del tasajo y la falta de comunicaciones contribuyen á mantener su ruina. Las vacas que se exportan, son numerosísimas, pero su precio es insignificante y apenas si compensa el sacrificio que impone un potrero á su dueño.

El Camagüey necesita con verdadera urgencia, de los dos problemas graves que hay que resolver en Cuba; las obras públicas y la colonización. Dádselos, gobernantes, y tendreis un pueblo leal y próspero.




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Se respetó el texto como fue escrito. 
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Gaspar, El Lugareño Headline Animator

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