Viene de una isla que quiso construir el paraíso.
(…) Esa isla que, queriendo construir el paraíso,
ha creado el infierno.
Zoé Valdés
Pocas veces en la historiografía de la literatura llevada al cine se da un caso como el ocurrido entre Memorias del subdesarrollo (1965) y Memorias del desarrollo (2007). Dos novelas del escritor cubano-americano Edmundo Desnoes (1930) con sus respectivas versiones cinematográficas, que muestran al mundo la tragedia de un pueblo impulsado al exilio por la falta de espacio y la tolerancia a la pluralidad, promovida por un gobierno totalitario bajo el subterfugio de una “Revolución”, la cual terminó olvidándose de los que la hicieron y de cómo la unidad del ser cubano estaba en su diversidad, la cual cada día reducía más, adoptando un sistema más estalinista(1) y fidelista(2) que marxista.
Las dos obras son el resultado de una aguda y crítica reflexión sobre la polaridad vigente hoy en día entre el mundo subdesarrollado o en vías de desarrollo y el mundo desarrollado, un nuevo enfoque del mismo problema tratado por el argentino Sarmiento (1811-1888) en su obra Facundo (1845) con los términos de “Civilización” y “Barbarie” . Pero que, a propósito o no, revelan la crueldad y magnitud del despotismo que ha sufrido el pueblo cubano.
Memorias del subdesarrollo y Memorias del desarrollo están creadas con un solo protagonista, Sergio y Edmundo respectivamente, quienes se esfuerzan en entender lo que había implicado el proceso revolucionario devenido en una dictadura. Sergio que determina quedarse en Cuba sufre los embates del populismo desenfrenado de los primeros años de la Revolución, el exilio de todos sus amigos y familiares, la soledad y el enfrentamiento a un proceso que no comprende pero que quiere descubrir; Edmundo, quien ha marchado al exilio, padece sus consecuencias: el desarraigo de su cultura lejos de familiares y amigos, el duro proceso de aculturación a los nuevos parámetros de la sociedad norteamericana no menos estresantes y castrantes, los cuales han determinado que muchos cubanoamericanos se hayan forjado una nueva identidad cultural y social.
Memorias del subdesarrollo deja un testimonio de los momentos cruciales de ese proceso entre 1960 –Inicio del éxodo masivo del pueblo cubano(3) – y 1962 –Crisis de los misiles(4)–, al relatar los sucesos de esos días desde la perspectiva de un hombre de clase media alta, de los cuales no escapan los desmanes contra todo el que no aceptara la nueva actitud frente a la propia vida que los cambios sociales y las leyes impuestas arbitrariamente exigían, y que en gran medida implicaban la violación de los derechos humanos de la sociedad civil.
La trama se organiza a través de su único protagonista, Sergio Carmona Bendoiro, un hombre de clase media alta, muy indeciso y sin iniciativa propia ni meta ante la vida. En síntesis, un fracasado o perdedor que no comprende lo que está pasando y que para todo tiene un juicio crítico negativo, pero que tampoco es capaz de marcharse con su familia en 1961, tomando como argumento las siguientes palabras contestadas a su amigo:
Pablo me dijo un montón de veces: “Espero verte pronto por allá” ¿Para qué? Yo conozco Estados Unidos ya: y lo que puede pasar aquí es un misterio para mí. Aunque a veces me asusta ver desmoronarse todo lo que yo conocía. Además esta es la última oportunidad que tendré de profundizar en mí mismo. (45)
Con una vida centrada en el “yo”, sin más motivaciones que experimentar lo nuevo, decide quedarse en Cuba, lejos de sus familiares para ser testigo del proceso revolucionario que en esta novela se extienden hasta los días de la Crisis de Octubre. Así la novela se inicia con la despedida de su esposa y sus padres que marchan al exilio, lo que parece no importarle. Paralelamente y de fondo van quedando plasmados los testimonios de las injusticias y las violaciones a los derechos humanos que se cometían contra los que no aceptaban las arbitrarias leyes impuestas o los que se marchaban. Un testimonio solo comparable en el cine al que presenta Steven Spielberg en su película La lista Schindler (1993) donde se muestra el maltrato y la expropiación de las joyas y los más mínimos recuerdos familiares que los judíos polacos llevaban consigo durante el Holocausto. Luego, tras ese acontecimiento, el protagonista será testigo de todas las reformas sociales que se suceden en esos años como la campaña de alfabetización la ley de reforma urbana, la ley de reforma agraria, la privatización de las empresas privadas, las manifestaciones populares de izquierda excluyentes de los otros sectores de la sociedad y de todas las ideologías posibles hasta los meses de la Crisis de los misiles, desde octubre de 1962 hasta enero de 1963.
La actitud del protagonista es claramente contestaria al no comprender lo que está pasando y enjuiciar desde una perspectiva de su clase todo el cambio social, pero matizada por su actitud desganada, desorientada o alienada; de allí que numerosos de sus juicios devengan en una crítica anárquica contra todo y el menosprecio de los valores de la cubanía y la mujer:
Una de las cosas que más me desconcierta de la gente es su incapacidad para sostener un sentimiento, una idea, sin dispersarse. Elena demostró ser totalmente inconsecuente. Es pura alteración, como diría Ortega. (…) no relaciona las cosas. Esa es una de las señales del subdesarrollo: incapacidad para relacionar las cosas, para acumular experiencias y desarrollarse. (…) Todo el talento del cubano se gasta en adaptarse al momento. En apariencias. La gente no es consistente, se conforma con poco. Abandona los proyectos a medias, interrumpe los sentimientos, no sigue las cosas hasta sus últimas consecuencias. El cubano no puede sufrir mucho rato sin echarse a reír. El sol, el trópico, la irresponsabilidad… (44)
En el plano individual, y mientras que Sergio es testigo de todo el proceso social, se da su dimensión subjetiva y sentimental a través de sus reminiscencias de su vida sexual con su esposa Laura, una mujer de clase, educada y que satisface sus expectativas de esposa ideal; o la de su novia de juventud Hanna de origen alemán de la que estuvo seriamente enamorado, pero que no fue capaz de seguir con su familia a New York porque el padre le había dado la administración de una mueblería, negocio de la familia; o los amores con Emma, una trigueña que “(se parecía remotamente a Greta Garbo) que vendía discos enfrente de la mueblería” (83). Ejemplos que confirman su débil carácter, inseguro e indeciso, nada emprendedor ni luchador, sin metas ante la vida. El resto lo llenan sus elucubraciones sexuales con la apuesta sirvienta, Noemí, quien le atiende la casa y su experiencia amorosa con Elena, una muchacha pobre cuya familia lo lleva hasta un tribunal de justicia por haber abusado de ella.
Pero ¿cómo fue posible que una novela con tan marcada crítica a la Revolución cubana, a lo que significa ser cubano y a la mujer pudiera haberse publicado en Cuba tan tempranamente como en los años de 1965, recibir premios, llevarse al cine y lograr la consideración de ser una de las mejores películas del cine cubano? La respuesta está en las propias palabras del autor en una entrevista que le realizara Nirma Acosta(5) en el 2003 al respecto:
Para mí, de Memorias del subdesarrollo lo más importante es la ambigüedad. El asunto no es estar a favor o en contra, sino hacer pensar, reflexionar, no tener una sola posición. Creo que esa es la razón por la cual los jóvenes se identifican con la obra, le dio un espacio a otras visiones menos cerradas, dogmáticas, fanáticas. (…) Con el uso de la primera persona les propuse la duda, la intimidad, lo que uno piensa y siente. Eso es lo que sigue vivo del libro. (5)
Precisamente entre la ambigüedad que resultaba de la crítica que venía de un protagonista poco serio y emprendedor, acostumbrado a disfrutar de los bienes de su familia, pero incapaz de decidir sobre su vida, una actitud nada ejemplar socialmente, lo que servía para apoyar la política cubana de eliminar los rezagos capitalistas del hombre “burgués”, y la del anuncio documental de lo que iba pasando durante esos años en el país se creaba una atmósfera acumulativa de elementos, tipo collage sin centro determinante que redundaba en todo lo que acaecía, y a lo que cada cual podía dar su interpretación desde su posición ideológica, apoyando lo que entendía o disidiendo de ello. Por ello, Memorias del subdesarrollo alcanzó la luz y el apoyo desde cualquier posición que se estuviera políticamente en aquel momento, aunque quizás esta ambigüedad también le llevó a ganar detractores entre escritores de dentro del país y del exilio. A ello se refiere Jessica Rodríguez cuando señala:
Un esteta siempre genera desconfianza, pero nada hay tan sospechoso como un esteta que no se afilie a ningún bando. Ese individualismo, imperdonable signo de tibieza para muchos, le ha granjeado a Desnoes prestigiosos detractores: Heberto Padilla, Reinaldo Arenas, Cabrera Infante. Para mí son rostros de una misma herida, variantes de un brutal desgarro cuyas complejidades sólo alcanzo a columbrar. Nunca osaría juzgarlos, pero sí defiendo el derecho del esteta Edmundo a poner sus propios límites en el discurso crítico. “Yo no quería abrazar un dogmatismo de signo negativo, no tenía intención de viajar a la cara oculta de la luna”, me contó recordando su rechazo a unirse a la contrarrevolución en el exilio. “La Revolución cubana ha sido para mí la experiencia de la Belleza: la intensidad del amor, la pasión y el dolor de la desilusión. Y ni lo puedo ni lo quiero negar. No podemos escamotear la experiencia sin perder la identidad. La identidad se vive, no se construye”. (1)
Su adaptación cinematográfica fue elaborada entre el propio Edmundo Desnoes y Tomás Gutiérrez Alea (Titón) (1928-1996), quienes escribieron su guion. Los que han leído la novela y visto el filme se dan cuenta de la exactitud y correspondencia total entre ambos. La crítica ha encontrado consenso al señalar que Edmundo y Titón lograron armonizar perfectamente el texto original, el lenguaje literario y el lenguaje cinematográfico. Al respecto el propio Edmundo ha dicho:
Aunque somos dos individuos muy diferentes, Titón tiene una mirada más objetiva, social; yo vivo en una constante confrontación entre mi subjetividad y el mundo que me rodea. Pero la intensidad abrazante de la revolución durante los primeros años nos unió, como nos unió el mismo origen pequeño burgués, una formación dentro de la vanguardia cultural, occidental, del siglo XX. (…) Nunca existieron fricciones ni diferencias, nos sentíamos creadores dentro del mismo vientre. Es cierto, uno era más político y el otro era más subjetivo. Esa fue la fórmula que permitió la salvación por eso Memorias… está hoy sola en la cumbre. (Camacho 2)
Sobre su estilo de realización el propio Gutiérrez Alea la define como un “collage… con un poco de todo.” (Wikimedia 1) En ella, el realizador experimenta una rica variedad de estilos fílmicos, pasando de las secuencias narrativas de estéticas que utilizan enfoques fijos tomados de cámaras de mano a las secuencias del montaje de agitación, evocadoras de las películas de los cineastas soviéticos tempranos tales como Sergéi Eisenstein o a las del neorrealismo italiano(6) centrado en develar las dificultades del mundo tras la II Guerra Mundial. Hace uso de varios tipos de medios incluyendo fotos inmóviles, imágenes de archivo y gran cantidad de noticieros, los clips de las películas de Hollywood, y los discursos grabados de Fidel Castro y John F. Kennedy, creando una apariencia de desorden en el lenguaje de la película que está en claro contraste con el estilo de Hollywood.
También la crítica ha encontrado influencias de Albert Hitchcock, en la escena cameo donde Gutiérrez Alea se deja filmar, quedando como testigo, al estilo seguido por el realizador inglés desde su tercera película rodada en Hollywood, a modo de una firma particular en todas su películas; y de Buñuel, en la escena que el protagonista se cubre la cara con una media de mujer, fantaseando sexualmente, como ocurre en Viridiana.
Memorias del Desarrollo (2007), que tomó varios años en escribirse, está integrada por las reflexiones de su autor sobre su vida en el exilio. Su protagonista es Edmundo o Eddy, él mismo. Aunque Memorias del Desarrollo está llena también de reflexiones autobiográficas y su protagonista es casi el Edmundo de aquellos años, sólo que enmascarado aquí, quizás para poder decir más detrás de la figura de Sergio. Memorias del desarrollo deviene en la segunda parte de Memorias del subdesarrollo (1965), narrando simbólicamente la tragedia psicológica y cultural de los que decidieron emigrar de Cuba tras la revolución castrista. Aquellos que se fueron despojados de todas sus pertenencias y tuvieron que lograrlo todo nuevamente empezando de cero en una nueva cultura, que implicó su aculturación a los nuevos parámetros de la cultura de la sociedad norteamericana. Así se produjo un tránsito en estos individuos con diversos resultados: algunos fueron incapaces de ello y permanecieron aislados, otros se permearon de la nueva cultura pensando siempre adelante, otros sobrevivieron en esa cultura; pero llenos de nostalgia, como es el caso del discurso que presenta Desnoes en su última novela. Al respecto, en una entrevista que le realizara Nirma Acosta(7) plantea sobre esta nueva novela:
Incluye el recuerdo de Cuba, los primeros 20 años, y pretende un acercamiento a tratar de entender la nueva sociedad. Ya que hay tantos latinos, hispanoparlantes en Estados Unidos, son 20 millones, tan importante como la población negra en Estados Unidos, entre los chicanos, dominicanos, ecuatorianos. Creo que, en parte, hay que ayudarlos a entender los Estados Unidos, porque es otra cultura, otra lengua, otra mentalidad. Esa es una de las funciones de la nueva novela. (4)
Su protagonista, Edmundo, en la medida que va revisando sus memorias nos deja el testimonio de las secuelas del exilio en su vida laboral, familiar, sexual, cultural y política. Cada capítulo va dejando sus recuerdos sobre la salida de Cuba, los primeros días en Italia, España y luego en los EE.UU., sus amores, su tía Julia, su hermano Pablo hasta culminar con un final profético sobre lo que serán sus últimos días al amparo de su hija, seguido de la incertidumbre que le espera a su hija. Así concluye Natalí Desnoes la novela, después de haber muerto su padre y haberlo enterrado:
Esto no me está pasando. ¿Adónde voy ahora? ¿Adónde me meto? No tengo dónde meterme. Tengo que ir… No puedo quedarme aquí. No me gustan las montañas, ni los abetos, ni las palmas tampoco, ni las cucarachas cubanas, mucho menos ese conejo nervioso que ahora veo en el césped que hace tres semanas corté montada en el tractor. Voy a tener que segar la hierba una vez más antes de abandonar la cabaña.
Tengo que irme y hacer algo en alguna parte.
Natalia Desnoes (252)
No existe en esta novela ningún sentido futurista que supere al de la novela anterior, por el contrario, sus experiencias de vida en el mundo desarrollado aluden a las consecuencias de la vida de un ser del mundo subdesarrollado en otro desarrollado. Claro está, que no se ofrecen muchas alternativas de ese desempeño, enfatizándose en las que ponen de relieve la tragedia del desarraigo social y cultural, en vez de realzar la complementariedad social y cultural del emigrado.
Su versión cinematográfica, realizada casi treinta años después de Memorias del subdesarrollo, fue llevada a cabo por el también experimentado cineasta cubano Miguel Coyula (1977), terminada en el 2009 y estrenada en el prestigioso Festival de Sundance en enero del 2009. Sobre su adaptación al cine, no se puede decir lo mismo que con Memorias del subdesarrollo, ya que Memorias del desarrollo fue realizada más unilateralmente por su director, quien la adaptó, la dirigió, coescribió su guion, llevó el proceso de fotografía, la editó, y parcialmente la musicalizó. No obstante, su desarrollo persigue simbólicamente la crítica al régimen de Castro como causante de la diáspora cubana con todas sus consecuencias.
Sobre la adaptación al cine de esta novela, Miguel Coyula ha dicho:
Pues la estructura narrativa es abierta, como dice Titón, “donde se puede meter un poco de todo”. Eso es lo que más me gusta de “Memorias del subdesarrollo”. Formalmente es muy diferente, estilizada hasta lo sumo, incluso cuando se trata de materiales documentales. Por ejemplo, he hecho muchas animaciones con fotografías, distorsionándolas tremendamente. (1)
Además, si la comparamos con Memorias del subdesarrollo, nos damos cuenta de que está favorecida por toda la tecnología actual, con la que no se contaba hace treinta años y que hizo a la primera tan cerca del cine ruso y del neorrealismo italiano de la segunda Guerra Mundial. Sobre todo el proceso de montaje nos habla Coyula:
Primero hice una adaptación cinematográfica donde traté de convertir las palabras en imágenes lo más posible. Luego Edmundo escribió escenas que se me habían ocurrido para la película. Y yo por mi parte he escrito otras calcadas de situaciones reales que he vivido, otras que se me han ocurrido al estudiar a los actores y sus conversaciones cotidianas, otras improvisadas, varias escenas “documentales” (por ejemplo, la caída de las Torres), una manifestación en la calle, o una sección de diez minutos de animación de la Revolución cubana a través de fotografías de las revistas Bohemias de los cincuenta. Unos personajes se han expandido, mientras que otros han desaparecido. En fin, han cambiado y aparecido muchos elementos nuevos. Es una película que ha tomado vida propia, más allá de lo que yo hubiera podido planear en papel. En ese sentido ha sido como “El Tenedor plástico”. Y es importante porque solo pudiera ser así cuando uno trabaja completamente independiente, al poder controlar todas las especialidades artesanalmente, el guión, la fotografía, la edición y la banda Sonora, cuando un arte inspira una idea en la otra, y los procesos se retroalimentan. (2)
Sobre el proceso de realización de esta película en el sitio web oficial del Sundance Film Festival aparece:
Memories of Overdevelopment”, es presentada como “collage subliminal y cinético que forja nuevas dimensiones cinematográficas a través de múltiples planos expositivos, que se interceptan unos a otros, en una suerte de saga picaresca sobre el deseo y la decadencia, una suerte de proyecto autorreflexivo sobre cómo el arte refracta la realidad, y viceversa, una suerte de excursión surrealista en la memoria y el inconsciente, y una amarga crítica a las fuerzas capitales del siglo XX como el genocidio y el totalitarismo” (Sundance).
Así con el díptico, Memorias del subdesarrollo y Memorias del desarrollo, se materializa para la historia la tragedia vivida por el pueblo cubano durante más de cuarenta años, impulsado al exilio por la falta de espacio y tolerancia a la pluralidad, promovida por un gobierno totalitario de corte marxista; las consecuencias psicológicas del exilio, el desarraigo cultural de los que emigraron, su transculturación en la nueva sociedad, sus éxitos y sus nostalgias. Tanto las novelas como sus respectivos filmes son ecos del discurso nacional de esos años en los que todo su pueblo ha estado precariamente vinculado al problemático devenir político e ideológico de la Isla y las catastróficas consecuencias de subordinar la vida a una ideología fundamentalista sin opción para los que disentían. Nunca más lejos se ha estado del lema martiano “Con todos y para el bien de todos” (279), independientemente enarbolado por el régimen totalitarista cubano.
Tanto las novelas como sus respectivos filmes, más allá de sus logros artísticos, continúan cautivando la atención en estos últimos años. Nuevas miradas se acercan subyugadas a estas obras, que por algo han declarado a Memorias del subdesarrollo, en la primera encuesta mundial sobre los 100 mejores títulos del cine iberoamericano, convocada por el portal de información cinematográfica NOTICINE.com, como la cinta latina más destacada de la historia, seguida por la hispano-mexicana "El laberinto del fauno" (2006), de Guillermo del Toro, y la mexicana "Los olvidados" (1950), de Luis Buñuel. Con estos ecos, el tiempo acumulado entre ambas Memorias, es ya historia.
Citas y Notas
- Régimen totalitario de izquierda llevado a la práctica por Joseph Stalin (1879-1953) en la antigua Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, bajo banderas seudomarxistas, la cual fue repudiada por sus sucesores.
- Relativo al régimen dictatorial de izquierda implantado por Fidel Castro en Cuba de corte estalinista y adaptado a sus intereses, más que marxista.
- Desde 1959 diferentes capas de la sociedad cubana comienzan a emigrar, en la medida que son afectadas por las leyes sociales populistas impuestas por el nuevo gobierno y más tarde por su carácter de dictadura de extrema izquierda.
- La Crisis de los misiles en Cuba es como se denomina al conflicto entre los Estados Unidos, la Unión Soviética y Cuba en octubre de 1962, generado a raíz del descubrimiento por parte de Estados Unidos de bases de misiles nucleares soviéticos en territorio cubano.
- Nirma Acosta, periodista cienfueguera de la revista literaria La Jiribilla.
- El movimiento se desarrolló alrededor de un círculo de críticos cinematográficos que se agrupaban en torno a la revista Cinema, entre los que se encontraban Michelangelo Antonioni, Luchino Visconti, Gianni Puccini, Giuseppe de Santis y Pietro Ingrao. Se caracterizaba por tramas ambientadas entre los sectores más desfavorecidos, abundante en el uso de los rodajes exteriores, con importante presencia de actores no profesionales entre sus secundarios, y, con frecuencia, incluso entre los protagonistas. Las películas reflejan principalmente la situación económica y moral de Italia en la posguerra, y reflexionan sobre los cambios en los sentimientos y en las condiciones de vida: frustración, pobreza, desesperación... Su aspecto e intención principal consistía en plasmar la realidad tal cual era. Se trataba de un cine con orientación social capaz de representar la terrible depresión de una guerra tan atroz: un cine casi de desesperanza con un claro contenido social. Se puede decir que el neorrealismo italiano se inicia en 1945 con Roma, ciudad abierta (Roma, città aperta) de Roberto Rossellini y continúa con cineastas tan destacados como Vittorio De Sica con Ladri di biciclette en 1948 y Luchino Visconti con La tierra tiembla (La terra trema) en 1947 (Wikimedia 1).
- Nirma Acosta es periodista de Cienfuegos en la revista La Jiribilla.
Referencias
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Dr. Antonio J. Aiello is a faculty at the College of Charleston,
SC. He also has taught as visiting assistant professor at Oregon State
University, graduate associate teaching in the University of Arizona and
New Mexico State University, adjunct faculty at Pima Community College
in Tucson, Arizona,assistant professor at University of Kabul,
Afghanistan and assistant professor at University of Camaguey, Cuba. He
has taught Spanish language as second language in basic, intermediate
and upper levels; Spanish and Spanish American Literature, and Hispanic
Linguistics since 1977 to students from various countries from America,
Europe, Africa and Asia.
His formation began in the Higher Pedagogical Institute “José Marti” in
Camaguey, Cuba as a Bachelor in Spanish and Literature. He got his
Master in Latin American Studies in the University of Camaguey. Later
he took different courses about Semiotic and Theory of Information with
the University of Valencia, Spain, and University of Oriente, Cuba.
Finally he got his Ph. D. in Spanish at the University of Arizona, with a
major in 20th - 21st centuries Spanish American Literature, and two
minors in 20th – 21st centuries Spanish Literature, and Hispanic
Linguistics.
His researches have been related with the Postmodern Literature, the
Spanish and Spanish American Literature, the literature in the cinema,
the Hispanic Linguistics and the process of languages acquisition,.
Their results have been presented at various international events and at
various universities and associations in the United States. He is also
author of the book Presencia de la episteme posmoderna en el
discurso narrativo hispanoamericano de los umbrales del siglo XXI:
Carlos Fuentes Macías, Mario Vargas Llosa y Leonardo Padura Fuentes,
and some textbooks for the Spanish as second language teaching.
Besides, he has published several articles with the results from his
investigations. Furthermore, he has collaborated with publishing house
like Arizona Journal of Hispanic Cultural Studies, John Wiley and Sons, Inc.; Hispania a Journal of AATSP; La gota de agua, Philadelphia, PA. and the journal Mexican Studies/Estudios Mexicanos of The University of California Institute for Mexico and the United States, and the Universidad Nacional Autonoma de Mexico’
His current research focuses on postmodern Spanish American Literature
about narrators as Zoé Valdés, Carlos Fuentes, Mario Vargas Llosa and
Leonardo Padura. He expects to fulfill soon some books called Lezama
recipe book, The Postmodern Narrative from Zoé Valdés and The postmodern narrative in Cuba. A reality: Leonardo Padura.
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Texto publicado originalmente en este blog en el año 2015.