Friday, October 1, 2021

De Nuevo (un poema de Thelma Delgado)


De que os sirve vivir
Si se vive de a poco muriendo
Lamiendo viejas heridas
Mientras se van pudriendo.
De tantas noches desveladas
El canto hoy es solo ruido
Ayer fue cabellera y hoy
El pelo se ha vuelto nido.
Lo que ayer fue hermosa ropa
Hoy solo son viejos trapos
Ayer fue risa, hoy quejido
Y el alma que ayer fue tul
Hoy solo son harapos.
Para tener nueva vida
Hay que romper por completo el jarro
Agua, arcilla, fuego;
¡Hay que morir!
Para renacer de nuevo.




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Thursday, September 30, 2021

1 de octubre, "Croqueta Day in Miami" (por Joaquín Estrada-Montalván)


El 1 de octubre fue declarado oficialmente "Croqueta Day in Miami", en reconocimiento a  Sergio’s, por vender para esa fecha (año 2018), una cifra de 20 millones de croquetas, desde su fundación en el 1975.

“Whereas croquetas are a staple of Cuban cuisine that is enjoyed by residents and tourists of the city of Miami on a daily basis…” the city of Miami proclamation reads, which Mayor Francis Suarez signed on Sept. 25, 2018. 


Además de huevos y bolas de gofio (abuela canaria), me criaron con croquetas. Aquellas croquetas que vendían por la libre en la carnicería, que no se sabía de que eran, pero venían espolvoreadas con harina blanca y se comían fritas y crudas.

Pasó el tiempo, llegando el Período Especial con la masa de croqueta explosiva.

Pasó tiempo y llegué "afuera", donde hay croquetas de jamón, de bacalao, de lo que sea que te de la gana y dos días para celebrarle en Miami, el 1 de octubre (Miami Croqueta Day) y el 16 de enero (International Croqueta Day)



Para conocer la Historia de la Croqueta

¡Angela María! (Vocabulario Cubano", de Constantino Suárez. Año 1921)

 

La Jauría (un poema de Rodrigo de la Luz)



Eran jauría.
Desertaron
en medio de la noche transparente.

Anduvieron desplazándose
hacia otras latitudes,
hacia otras agónicas praderas.
Desenterrando hueso a hueso
la esperanza.

Cantaron y ladraron.
Muchos sentían un ímpetu sin límites,
otros una apatía desbordante.

Luego se fueron mofando de los zorros,
de la luna, de la lluvia, de las sombras;
esta vez
de las sombras de los dioses.

Tenían diferentes caracteres.
Entre ellos habían incluso literatos,
mendicos, harapientos, licenciados
y algún que otro opulento (can de lujo).

Buscaban libertinaje, emancipación,
autonomía.
Buscaban excentricismo, extravagancia
y "llagas que lamer"entre comillas.

Sí, eran jauría.
Útil y rencorosa, pacata y entusiasta,
con pulgas y sin ellas...

Me invitaron a unirme a la manda;
a ser línea en sus cuadros,
y número en sus tropas.

Como era de esperar,
yo me negué:
Sufrí el acoso, la persecución.
Sufrí el rastreo, el feroz asedio.

La acometida fue larga y espantosa.
(apenas me dejaban respirar)

Eran jauría.
Sí, ¡eran!.
Hoy todos son un pálido retrato,
un nudo gris que el tiempo no desata,
un ataúd que se hunde en lo profundo
repleto de colmillos, y de cólera inútil.

La policía y su imagen (por Rafael Duharte Jiménez)



Una vía interesante para aproximarse a una época es conocer los principales delitos que se cometían en ella, para lo cual los reportes de la policía resultan una fuente imprescindible. Según estos, uno de los delitos más frecuentes en la ciudad de Santiago de Cuba en los primeros años del siglo pasado eran los raptos.

Veamos algunas denuncias: 
Ramón ha denunciado a la policía que su menor hija Rosa de 17 años, ha sido seducida por su novio Esteban; Beatriz ha dado conocimiento a la policía de que su hija de 19 años ha sido raptada por su novio Alejandro quien la condujo a Palma Soriano, para eludir la acción de la justicia; Eulogio dio conocimiento a la policía que del domicilio de Rosa ha sido raptada su hermana Caridad, por su novio.
En realidad este tipo de delito nunca se refería a menores de edad, sino a adolescentes que más que raptadas parecían haber huido con sus novios, por lo que en los informes del Juzgado Correccional no suelen aparecer multas o sanciones a los novios y el asunto quedaba generalmente como una suerte de ofensa familiar.

Es muy posible que a principios del siglo XX, las fuerzas de la Policía Municipal y la Guardia Rural se nutrieran fundamentalmente de antiguos mambises, lo cual debió contribuir a conformar una imagen más o menos respetable de estos cuerpos represivos; en diciembre de 1902, por ejemplo, fue nombrado Jefe Superior de la Guardia Rural el glorioso general Saturnino Lora.

En ocasiones el comportamiento de la policía municipal en la ciudad de Santiago tuvo un cierto sabor nacionalista. En el mes de abril de 1907 se produjo en la zona de tolerancia un escándalo al chocar marineros norteamericanos borrachos con la policía. Años más tarde, al reseñar en sus crónicas el incidente, Carlos Forment escribió, no sin cierto orgullo:
El balance de golpes cambiados, arrojó saldo a favor de los cubanos que “a piñazo limpio” redujeron a los yanquis a la obediencia.
En 1926 parece que continuaba la epidemia de raptos en la ciudad: 
Los raptos como los robos, están a la orden del día en esta ciudad (…) Los raptos abundan también con sus naturales escándalos y detenciones. Esto son raptos de señoritas menores de edad, efectuados por sus novios.
El domingo 20 de febrero de 1927, el cronista social del periódico La Región hizo este dulce retrato de la verbena efectuada ese día en el parque Céspedes frente al Club San Carlos, patrocinada por un grupo de damas santiagueras a beneficio de Las Hermanas Siervas de Maria:
Los originales quioscos estuvieron atendidos por bellísimas señoritas. En estos se vendieron dulces, refrescos y toda clase de golosinas. Se recaudó la cantidad de 3 050. 45 pesos, que fue entregada a la comunidad religiosa Hermanas Siervas de Maria.
El reporte de la policía sobre dicha verbena ofrece una versión muy distinta de la misma: 
hurtos, faltas de respeto, escándalos, borracheras, etc. En fin una verbena abundante en incidentes, en la que los agentes de la autoridad tuvieron que intervenir y que finalizaron en la estación de policía. El exceso de bebidas alcohólicas expedidas, las actividades de los amigos de lo ajeno y las hazañas de muchos niños góticos, se anotaron en el registro de la policía.
Se trata de dos versiones diferentes sobre el mismo acontecimiento, lo cual recuerda al historiador que debe tener cuidado al utilizar la prensa como unica fuente para reconstruir la historia.

En 1934 una oleada de delincuencia en la ciudad provocó una fuerte crítica a la policía en los periódicos locales:
… el vicio, la corrupción, el juego y el latrocinio han sembrado la zozobra y la inquietud en la vecindad (…) la vigilancia que establece el Cuerpo de Policía no es efectiva ni fructífera…
La función represiva de la policía municipal en las primeras décadas del siglo pasado parece haberse ajustado al mantenimiento del orden público; eran tiempos en que los policías se fajaban a piñazos con marines beodos; tiempos en que dos guardias rurales a caballo custodiaban la conga de Los Hoyos durante el carnaval.

Al parecer esto cambio a partir de los años treinta, quizás como resultado del agresivo papel de la policía en la represión de las manifestaciones estudiantiles; el uso del plan de machete contra los estudiantes parece haber desencadenado un sentimiento de odio hacia la policía, el cual quizás alcanzó su clímax, cuando en agosto de 1933, a la caída de Machado, una turba asalto el Vivac Municipal y ajustició a cuatro esbirros y confidentes de la policía.

Seria sin embargo a fines de la década del cincuenta, cuando los llamados “pegaditos” (una perseguidora con un policía, un marinero y un soldado) sembraron el terror en la ciudad, reprimiendo a los jóvenes que combatían a la dictadura; cuando surgió el miedo que magistralmente describiera José Soler Puig en su novela Bertillon 166, que se perfilara definitivamente el rostro siniestro de la policía en Santiago de Cuba.






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Rafael Duharte Jiménez (Santiago de Cuba, 1947). Profesor, Historiador Ensayista y Guionista de radio y televisión. Ha publicado 12 libros, numerosos artículos y ensayos en revistas en Cuba y el extranjero y una Historia Audiovisual de Santiago de Cuba que consta de 355 audiovisuales de 12 minutos cada uno; conferencista en 28 universidades y centros de investigación en El Caribe, América Latina, Europa y Los Estados Unidos. Es miembro de la UNIHC y la UNEAC. Actualmente labora como especialista de la Oficina de la Historiadora de la Ciudad de Santiago de Cuba.

Wednesday, September 29, 2021

Apagón ("Vocabulario Cubano", de Constantino Suárez. Año 1921)

Martí y los toros (por Carlos A. Peón-Casas)


Las principales referencias sobre el mundo taurino que el Apóstol conoció de primera mano en su estancia española, nos llegan por un artículo suyo confiado al diario neoyorquino The Sun, con relación a una peculiar “corrida” a celebrarse en aquella ciudad en Julio de 1880.

La inusual experiencia conocida como “Charlotada” la organizaba un avispado hombre de negocios, a quien Martí identifica como Mr. Bergh, y los protagonistas del ruedo, aunque auténticos, y bajo el patronazgo de un tal Sr. Fernández, harían sus mejores esfuerzos pero con comedimientos extremos

El acto sería una imitación hasta donde se quisiera de la auténticas corridas de la Madre Patria, según ya empezaba apuntándonos el articulista:
La corrida… sólo puede ser el pálido reflejo de una genuina corrida de toros española porque Mr. Berg no quiere que los animales sufran (…)

El extraño placer que produce una corrida de toros tiene su origen en los padecimientos del toro, en su terrible furia ciega, en el peligro de los hombres y en el espectáculo de caballos ensangrentados que se arrastran por la arena. Es la emoción que nace de las agonías de la muerte, del olor a sangre, y del aplauso febril que saluda el toro que hiere o mata a sus perseguidores, y agujerea con sus cuernos ensangrentados los cuerpos de los caballos muertos. Es el gran tumulto, esta feroz originalidad que crea este placer salvaje(1).
El artículo es entonces más que la recreación del hecho, la ilustración oportuna para el público de la gran urbe del Hudson de las verdaderas y emotivas experiencias que el propio articulista conoció de primera mano. El color y la viveza de aquellas verdaderas puestas escénicas que resultaban las corridas de la España siempre ancestral, dejan el sabor inigualable de una experiencia que los neoyorquinos jamás saborearían.

Así sigue el texto martiano:
Los neoyorquinos no irán a la plaza, medio locos de excitación, comiendo naranjas y bebiendo buen vino de botas de cuero. No llegarán al anfiteatro gritando y cantando desde los techos de los ómnibus. Los ricos no viajarán en ese vehículo encantador, la calesa, cuya estructura polvorienta es halada por seis mulas animadas, cubiertas de cintas y de campanitas tintineantes y es conducida por un andaluz patilludo en un traje de lentejuelas y un pañuelo violeta, amarrada la cabeza. Hoy los palcos no estarán llenos de damas en mantillas negras cada una con una rosa roja en los cabellos y con una rosa `prendida en el lado izquierdo del pecho. Los hombres prontos a morir no responderán a los gritos de aquellos que están acostumbrados a estos derramamientos de sangre. Los infelices no entrarán en la arena, alegremente vestidos, con caras risueñas y corazones desfallecidos, después de rezar a la Virgen, ni agitarán las manos a sus amantes esposas, a sus madres temblorosas y a sus padres viejos(2).
El público de la gran urbe neoyorquina no vería mucho más. Para saber de veras de que irían aquellos lances tendrían que estar en Madrid, para ver la esplendidez y la tragedia del acto verdadero de torear:
Cuan esplendida y terrible es una corrida de toros en Madrid. El anfiteatro se llena por completo tres horas antes de la corrida. Se pagan los más altos precios por los asientos. Personas carentes de dinero lo buscan prestado para ir a la corrida. Todo el mundo bebe, come y grita. Chistes picantes cosquillean en los oídos de las jóvenes más distinguidas(…) Los espectadores silban, aplauden, se abofetean, y los cuchillos brillan en el aire. Al fin el presidente de la Fiesta entra en su palco. Frecuentemente asiste el Rey. Está acompañado por la Reina. Agita su pañuelo…Suena la trompeta. Un oficial en traje de Felipe IV sobre un corcel cabriolador llega hasta el palco del presidente, que deja caer en su sombrero de plumas la llave del toril o corral donde están encerrados los toros. Se va galopando y tira la llave al jefe de la cuadrilla de los toreros(3).
Lo que sigue del rito que acontece en aquella enfebrecida plaza Martí lo sigue narrando con el brillo de su realista pluma:
Todos los toreros, conspiradores de la muerte, saludan al presidente. El jefe es llamado el espada. Cada espada cuenta con su cuadrilla. Se mueve lenta y graciosamente, brillando sus trajes a la luz del sol.. Los chulillos cuya misión es distraer y cansar al toro por el movimiento incesante de sus pequeñas capas, y los banderilleros que, que clavan sus banderillas en su piel, siguen a Frascuelo, Lagartijo, Machio, Arjona, y el viejo Sanz, los grandes matadores que son halagados por las mujeres y saludados por los hombres(4).
Se acerca Martí en su relación al minuto ya esperado cuando el toro, actor y victima indiscutida del acto, emerja de su encierro:
Una puerta maciza al final de un corredor estrecho y oscuro, se abre y sale el toro. Para enfurecerlo se le ha mantenido en un encierro oscuro, sin alimento o agua, y ha sido torturado por aguijonazos de pica. Cegado por el torrente de luz, aterrado por los gritos que lo reciben, indeciso a cuanto a su primer ataque, se detiene, escarba con cólera la arena, baja la cabeza y mira ferozmente a sus enemigos(5).
La pormenorizada faena, tiene entonces un minuto de expectación con la arremetida ciega del toro contra los caballos de los picadores, y la acción impertinente de los banderilleros que lo aguijonean con sus dardos sin piedad. El matador aguarda su minuto de gloria escudado en los segundos. El toro, pieza sacrificial del acto, se resiste, pero puja aun por su vida:
Aunque las patas débiles del toro apenas pueden sostenerlo aunque los chorros de sangre corran por su cuerpo, y aunque llene la plaza con sus bramidos de dolor, una banderilla de fuego es arrojada contra su cuello. Al penetrar el dardo en la carne se enciende la baqueta. El olor de la carne quemada llena el aire y un humo negro sube en espirales desde su cuello ensangrentado(6).
El minuto sacrificial está cerca:
El matador generalmente sigue a los banderilleros. Esconde la espada en una muleta roja. En su mano derecha lleva la montera, una hermosa gorra redonda y se dirige graciosamente hacia el palco presidencial ante el cual ofrece su víctima. Al Rey, A la Reina! A las hembras andaluzas(7).
El minuto final ha llegado y Martí lo describe con magistral verbo , nada así verán los neoyorquinos por esta vez:
El matador le señala a la cuadrilla el lugar donde desea matar al toro. Los chulillos agitan sus capas ante el hocico del cansado animal(…) El espada lo deslumbra con los rápidos movimientos de una capa carmesí, el toro engañado se abalanza hacia el paño y el espada le da una estocada en el corazón. A veces la espada falla su golpe, hiere al toro en el cuello...Ninguna lengua puede pronunciar palabras más feroces que los epítetos lanzados al matador por la multitud defraudada… Se pensaría que iban a matar al matador. Le silban, y arrancan pedazos de lanas de los asientos para arrojárselos. Pero si el paso tiene éxito, tabacos, sombreros, capas y hasta los abanicos de las damas oscurecen el aire…(8)
La función neoyorquina no verá ese final, ni el minuto en que el toro ya muerto sea arrastrado fuera de la plaza, tampoco el toril se abrirá hasta ocho veces para dejar salir otros tantos especímenes que serán sacrificados, por otras diestras espadas, como si sucede en las corridas auténticamente españolas.

Martí resume para el lector del diario lo que no será la corrida neoyorquina de ningún modo:
Cuando un toro hiere a dos o tres matadores y mata a diecisiete caballos, su fotografía esta en gran demanda. Todo el mundo la compra. Su cabeza es vendida a gran precio, y acaba por adornar el cuarto de algún amante del deporte. Tal es una corrida de toros española en toda su desnudez. Afortunadamente Mr. Berg nos salvará de semejante exhibición en Nueva York(9).


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  1. La Corrida de Toros. José Martí. The Sun, 31 de julio de 1880. (Texto original en Inglés). En Revista Carteles. Año 34-No.5 Febrero 1ero de 1953. p. 88 y 138.
  2. Ibíd
  3. Ibíd
  4. Ibíd
  5. Ibíd
  6. Ibíd
  7. Ibíd
  8. Ibíd
  9. Ibíd

¡Camagüey! (un poema de Esteban Borrero. Año 1875)


¡Oh, Camagüey hermoso
Asilo venturoso
Do entre luz y armonía
Mi cuna se meció:
Tu nombre tan querido
Vibra como un gemido
De infinita tristeza
Dentro del corazon!

Deja que en dulce llanto
Bañe el recuerdo santo
De aquella historia íntima
Que á tí mi vida unió,
¡Son tan dulces los lazos
Que en estrechos abrazos
Unen al sér que siente
Al suelo en que nació!

Deja en la altiva nave
Su perfume süave
Solo un grano de incienso
Que ante el altar humeó;
Y el alma generosa
Su esencia más preciosa
En el lugar primero
Donde feliz vivió.

Tus bosques seculares,
Tus índicos palmares
Guardan aun las rotas
De mi primer cancion;
Tus perfumadas brisas, 
El eco de mis risas
Mezclan de tus rüidos
Al plácido rumor.

Guardan impenetrables
Tus selvas venerables 
Su vírgen vestidura,
Su prístino matiz;
Y vagan quejumbrosos
En sus sombras, medrosos
Los manes del indígena 
Tu habitador feliz.

Yo escuché su lamento:
Curioso movimiento
Del bosque á la recóndita
Entraña me llevó,
Y, como en templo augusto,
Santo pavor y susto
Bajo sus sombras lóbregas
Mi sér sobrecogió.

De niño, en tu llanura
De perenne verdura,
Tranquilo discurriendo,
Llena el alma de luz,
Miré tus horizontes
Y tus erguidos montes
Al lejos confundirse
Entre tu cielo azul.

No hay un lugar siquiera
De bosque ó de pradera,
Augusto, ó apacible,
Que ignore yo de tí:
Aun resuena en mi alma
El rumor de tu palma,
Que con el viento en íntimos
Coloquios sorprendí,

Tu serena mañana
Con sus nubes de grana,
Tu tarde melancólica,
Tu arroyo gemidor,
Dieron al alma mia
Sus luces, su armonía,
A mi espíritu aliento,
a mi garganta voz.

Fuí criado á tu seno,
De rica sávia lleno;
A mí, como á tus bosques,
Tu vida alimentó.
De tu sávia la esencia
En rítmica cadencia
Por mis arterias late
Como en tu cedro en flor.

¡Oh! no con tanto anhelo
El niño ternezuelo
Al maternal regazo
Tiende, como á tí yo!
¡Cuántas veces, soñando,
Ensueño dulce y blando,
Por misteriosas sendas
Hasta tí me llevó!

¡Pátria de mis mayores!
De tu sol los fulgores
Alumbraron los dias
De mi grata niñez;
¡Oh, Camagüey amado,
Que no me niegue el hado
Calentarme á sus fuegos
En mi fria vejez!


Habana, 1875.



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Se respetó el texto como fue publicado.


Café cubano



En los  Estados Unidos se celebra hoy 29 de septiembre el  National Coffee Day, y el 1 de octubre se reconoce como el International Day del Café.

Cuando escucho la expresión "café cubano", a mi memoria viene el recuerdo del olor y del humo del chícharo que tostaba mi abuela para convertirlo en "café". Algunas veces tostaba café real. Luego "ajuntaba" el café y el "chícharo tostao" con el "café mezclao" de la "cuota" y todo eso con la mitad de la medida de la cafetera rellena con las "borras" de coladas anteriores, para que quedara "fuerte" decía.

Saboreo un sorbo y agradezco a Dios por este sabor de hoy, de café no cubano. (JEM)

Monday, September 27, 2021

Del Camagüey (semi)reciente


En una ocasión un laico (insigne) postrado ante el Santísimo, orando por un alivio a su "carga", siente que le tocan el hombro, creyó estar viviendo un evento místico, pero no, era el sacerdote (insigne el cura):

- Oye, tú que no estás haciendo nada, ayudanos a bajar un camión de ladrillos que acaba de llegar.

Así sucedió, o así me lo contaron. (JEM)

La Política Cómica, le dio su "arañazo" al P. Gonfaus




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Otra vez sobre el amor imposible (un poema de Félix Luis Viera)

Nota: Cada lunes la poesía de Félix Luis Viera. Puedes leer todos sus textos, publicados en el blog, en este enlace. Traducción al italiano de Gordiano Lupi.



Otra vez sobre el amor imposible


No fuiste tú quien con él compartió
la vejez, la frescura de los nietos —de ambos—
en las tardes de los jubilados.
No fuiste tú quien buscó en sus libros
párrafos baldíos, quien
le recordó las palabras que olvidaba,
quien le situó en un borrador acentos omitidos,
    quien una noche
releyó sus últimos poemas.
No fuiste tú quien ordenó sus apuntes, quien
   sangró
los finales de sus obras finales.
No fuiste tú quien soportó —con él—
el último embate
de sus detractores.
No fuiste tú
quien recibió los últimos embates
de su sexo
ni quien con él al final te dedicaras
a regar las rosas del jardín.
Ni serás tú quien cierre sus ojos,
quien lleve a su tierra
la primera flor y las flores siguientes,
ni serás tú quien lo recuerde,
como recuerda la mujer sentada en el sillón,
a quien murió en su cama y ahora se hace polvo
     en esa tierra.

No podrás ser tú quien muera mencionándolo.


Enero 1984




Ancora sull’amore impossibile


Non fosti tu a condividere con lui
la vecchiaia, la freschezza dei nipoti - di entrambi -
nelle sere da pensionati.
Non fosti tu a cercare nei suoi libri
paragrafi inutili,
a ricordargli le parole che dimenticava,
a scovare in una minuta gli accenti omessi,
     a rileggere
una notte le sue ultime poesie.
Non fosti tu a ordinare i suoi appunti,
    a far sanguinare
i finali delle sue ultime opere.
Non fosti tu a sopportare - con lui -
l’ultimo assalto
dei suoi detrattori.
Non fosti tu
a ricevere gli ultimi assalti
del suo sesso
né a dedicarti con lui nel finale
a innaffiare le rose del giardino.
Non sarai tu a chiudere i suoi occhi,
a portare sulla sua tomba di terra
il primo fiore e i fiori successivi,
non sarai tu a ricordarlo,
come ricorda la donna seduta in poltrona,
chi morì nel suo letto e adesso diventa polvere
   in quella terra.

Non potrai essere tu a morire citandolo. 


Gennaio 1984






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Félix Luis Viera, poeta, cuentista y novelista, nació en Santa Clara, Cuba, el 19 de agosto de 1945. Ha publicado siete poemarios; tres libros de cuento; cuatro novelas y una noveleta.

Entre los premios que recibiera en su país natal, se cuentan el David de Poesía, en 1976; el Premio Nacional de Novela, en 1987, por Con tu vestido blanco, que recibiera al año siguiente el Premio de la Crítica, galardón que ya le había sido otorgado a este autor, en 1983, por su libro de cuento En el nombre del hijo. Su poemario La patria es una naranja, que aborda el tema del exilio a la par que incursiona en la realidad mexicana, ha tenido una buena acogida de crítica y público y recibió en Italia el Premio Latina in Versi en 2013. 

Es ciudadano mexicano por naturalización. Reside en Miami.
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Gordiano Lupi, periodista, escritor y traductor, nació en Piombino, Italia, en 1960. Fundador, en 1999, junto con Maurizio y Andrea Maggioni Panerini de la editorial La Gaceta Literaria, ha traducido del español a varios autores cubanos, como Alejandro Torreguitart Ruiz, Guillermo Cabrera Infante, Félix Luis Viera y Virgilio Piñera, entre otros. Cuenta en su haber con un amplio trabajo sobre figuras del cine, entre ellas Federico Fellini, Joe D´Amato y Enzo G. Castellari. Ha publicado más de una decena de libros que abarcan diversos géneros, como Nero tropicale, Cuba magica, Orrore, ertorismo e ponorgrafia secondo Joe d´Aamto y Fidel Castro – biografia non autorizzata.

Gordiano Lupi es un luchador por la democracia para Cuba y un promotor de las artes y la cultura de la Isla.

(Revista Carteles. Julio 1934) del San Juan camagüeyano

 

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Sunday, September 26, 2021

Hamlet Lavastida ha sido liberado a cambio de nuestro exilio (por Katherine Bisquet Rodríguez)



Si ha llegado este momento y están leyendo esta nota, es porque justo ahora Hamlet Lavastida y yo acabamos de pisar el espacio Schengen. Hemos tomado la precaución de hacer pública nuestra situación a estas alturas (literalmente) por nuestra seguridad personal. La policía política nos impuso el exilio de ambos como única opción para la excarcelación de Hamlet. Desde el comienzo de su insólita detención, y durante los 90 días que permaneció en privación de su libertad bajo un proceso de investigación infundado, yo, Katherine Bisquet, escritora y activista, he sido blanco de acoso, coacción, privación ilegal de libertad (prisión domiciliaria por 65 días), tortura psicológica, detenciones ilegales y amenazas de procesamiento por parte de la Seguridad del Estado. Pero sobre todo he sido víctima del chantaje a través del cual el poder me hacía saber que, cada día que transcurría sin que yo consiguiera una visa, representaba un día más de cárcel para Hamlet. Mi salida del país era la moneda de cambio para su liberación. Debo añadir, además, que a esa misma presión de intentos de chantaje estuvieron sometidas varias personas allegadas a Hamlet, tanto familiares como amigos.

Hamlet Lavastida ha sido conducido por la Seguridad del Estado directamente al aeropuerto José Martí en horas de la tarde de este sábado 25 de septiembre, desde una casa de protocolo en la que se encontraba aislado desde el día 20 de septiembre y de la cual desconoce su ubicación, ya que fue transportado a ese lugar con la cabeza entre sus piernas. Así mismo, yo también he sido trasladada por la Seguridad del Estado hacia el aeropuerto José Martí desde mi renta en Centro Habana, sin tener la posibilidad de que mi padre y familia me llevaran y me despidiesen. De la misma manera, durante el transcurso de esta última semana, fui conducida por miembros del aparato represivo a la gestión de todos mis trámites migratorios, y fueron ellos los que se encargaron de agilizar el proceso, prorrogando de manera inmediata nuestros pasaportes y las pruebas de PCR para poder viajar.

No cabe aquí ninguna justificación que alcance ni siquiera mínimamente a disfrazar el plan macabro que ha desplegado el poder político sobre nuestras vidas. A este plan lo nombraban «racionalidad política». En varias ocasiones escuché decir a más de un agente que a ellos no les convenía que Hamlet estuviese preso y que, debido a esta «racionalidad política», decidían excarcelarlo bajo la condición de la salida del país de ambos. O sea, no solo se referían a la salida de Hamlet, quien en realidad siempre tuvo la oportunidad de marcharse legalmente de Cuba, pues posee una visa familiar a través de la ciudadanía polaca de su hijo. Por tanto, esa «racionalidad» se traducía principalmente en mi salida, era el anzuelo efectivo lanzado a nuestra relación sentimental.

Algo ha logrado la Seguridad del Estado, y es que en este reducido, incivilizado y precario espacio en el que inevitablemente tenemos que coexistir, normalizamos y asimilamos la represión de manera natural. Ya no de manera pasiva, sino de una forma bastante familiar y sin extrañezas, lo cual los convierte a ellos en una maquinaria mucho más eficiente y perdurable. Y es este precisamente el cáncer que se ha apoderado de los cubanos durante décadas, el cáncer que crece a discreción dentro de nuestras almas. Nos han violado, nos han expatriado, nos han asesinado, nos han encarcelado, nos han censurado, y todo ha sido silenciosamente, bien de cerca, en nuestro patio, en nuestra propia casa.

La segunda vez que vi a Hamlet estando preso fue durante el procedimiento de pruebas de PCR, el 23 de septiembre. Yo no sabía si estaba casi feliz o casi destrozada. Recuerdo haberle pedido una hora más al teniente coronel Mario para seguir sentada junto a Hamlet en un lugar que fue la primera Villa Marista y que hoy es el Museo de la Denuncia. Seguramente nosotros éramos para ellos unas piezas más de aquel museo. Si Mario me hubiese concedido una hora más, tal vez hubiesen logrado petrificarnos. Pero su negativa me expulsó de golpe a la realidad, a la imperiosa necesidad de seguir moviéndome, de seguir articulando mi palabra y mi cuerpo. Debo seguir, pensé, hay que seguir. Y salí de aquel lugar con el deseo de echar abajo hasta su último ladrillo. Nosotros no seremos piezas de nadie, no seremos las reliquias de un poder que se vanagloria del control que poseen sobre las vidas de tantos cubanos. Tenemos muchas cosas por hacer, muchas cosas que construir. Y por eso mismo no puede quedar margen para la parálisis, para la desidia, para la derrota.

En estos últimos meses algo ha cambiado. Un pueblo ha gritado con la voluntad de cambiar las cosas. Hoy esos cubanos han estado salvándome y han estado salvándose ellos mismos. Hoy hay más de 800 personas encarceladas o desaparecidas por manifestarse. Hoy tengo a mis amigos Luis Manuel Otero Alcántara, Maykel Osorbo y Esteban Rodríguez presos en cárceles de máxima seguridad por expresarse libremente. Hoy tengo que apelar al exilio. Hoy hay un pueblo vivo. Y en todo eso hay esperanza. Hay una fuerza por crecer. Una fuerza que se acumula en nosotros.

En todo este proceso tortuoso he estado acompañada y he sido apoyada por muchos amigos y organizaciones internacionales a cargo de la protección de artistas en riesgo y defensores de los derechos humanos. A todos ellos nuestro eterno agradecimiento. Muy pronto, y luego de una breve recuperación, estaremos dando nuestros testimonios. Nada quedará impune. Cada acto de represión y cada vejación contra nuestras vidas tendrán traducción en una parte importante de mi literatura. Cada detalle, cada palabra, cada gesto, cada cuerpo.

Y como bien dije un día, con las fuerzas que me quedaban, a las puertas de un Ministerio, «que sea el amor y la poesía lo que unan a este pueblo».

¡Seguimos!



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Texto y fotos tomados del Facebook de Katherine Bisquet Rodríguez.

Ballet “Llamas de París” (por Florencia Guglielmotti)

Nota del blog: Sección semanal dedicada al Ballet y la Danza, a cargo de la la ballerina, coreógrafa y profesora Florencia Guglielmotti.

Los textos anteriores, se pueden leer en este enlace.


El ballet “Llamas de París” fue estrenado en el Teatro Kirov (Leningrado), el 7 de noviembre de 1932. La coreografía estuvo a cargo de Vasily Vainonen, la música fue compuesta por Boris Asafiev, inspirado en canciones de la Revolución Francesa, el diseño escenográfico fue de Vladimir Dmitriev y el argumento fue realizado por Nicolai Volkov y Vladimir Dmitriev, basados en “Les Marceliers” de Félix Gras. En la premiere los roles principales estuvieron a cargo de Natalia Dudinskaya (Mireille de Poitiers), Vakhtang Chabukiani (Jerome), Olga Jordania (Jeanne), Nina Anisimova (Therese) y Konstantin Sergeyev (Antoine Mistral). Un año después, el 6 de julio de 1933, fue estrenada en Moscú, por el Ballet Bolshoi, con Marina Semenova (Mireille de Poitiers), Aleksey Yermolayev (Jerome), Anastasia Abramova (Jeanne) y Nadezhda Kapustina (Therese). Otras versiones de este ballet estuvieron a cargo de Alicia Alonso y de Rudolf Nureyev, con las interpretaciones de Gillian Murphy y Ethan Steiffel, bailarines del American Ballet. En 2008 Alexei Ratmansky realizó una reconstrucción sobre el original de Vainones para el Bolshoi Ballet.

Vasily Vainonen
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Este ballet retrata la rebelión de los marselleses en el palacio de las Tullerías y su posterior marcha victoriosa en París, es por eso que se lo denominó como revolucionario. La elección del tema no fue azaroso: era necesario insertar la Revolución de Octubre de 1917 en un contexto más amplio, como parte de un movimiento mundial y no como un hecho aislado, y la Revolución Francesa parecía un buen ejemplo de esto.


La obra está estructura en dos actos y cuatro escenas. En ellas se suceden danzas de salón, danzas populares, danzas de carácter y escenas de pantomima tradicional. La primera escena muestra a un grupo de marselleses en el bosque, planificando su ida a París. Allí están Jerome, presto a alistarse, y su hermana Jeanne. También está Philippe, el encargado del cañón, que se siente atraído por Jeanne. A poca distancia está el castillo del Marqués de Beauregard, cuya corte viene de regreso de una salida de caza. Cuando los campesinos los ven, se dispersan, pero el Marqués queda impresionado con la belleza de Jeanne e intenta besarla. Ante este atropello, Jerome intenta defenderla y es tomado prisionero por los guardias del Marqués. Adeline, hija del noble, que presencia la escena, ayuda a Jerome a escapar y surge un sentimiento entre ellos. Jerome vuelve al bosque a buscar a su hermana y despedirse de sus padres ya que emprenden el viaje a París, bajo los acordes de la Marsellesa.


Comienza la segunda escena con un minuet. El Marqués de Beauregard y su hija han llegado al Palacio Real, en París. El maestro de ceremonias da inicio al banquete, Mireille de Poitiers y Antoine Mistral bailan una zarabanda y luego interpretan una breve obra teatral. Llega el Rey Luis XVI acompañado de María Antonieta y realizan los saludos y brindis de rigor. El Marqués, un poco pasado de copas, intenta manosear a Mireille, tal como lo había con Jeanne en el bosque, al tiempo que las estrofas de la Masellesa comienzan a llegar desde la calle. Los cortesanos y guardias están confundidos por la situación y Adeline aprovecha el momento para escapar del Palacio.

El segundo acto nos traslada a una plaza de París a donde están arribando los marselleses, entre ellos Philippe, Jeanne y Jerome, quien alcanza a ver a Adeline en medio del gentío y va a su encuentro. Mientras tanto hay festejos en la plaza, con danzas y vino.

Se escucha un cañonazo y el asalto a las Tullerías se inicia. Entre disparos y tambores Adeline y Jerome, que permanecen ajenos a lo que pasa, se declaran su amor. Jeanne, agitando una bandera, dirige a los marselleses al palacio.

La última escena muestra a los miembros de la Convención y al nuevo gobierno. Una multitud disfruta de la danza que realizan ahora para el pueblo Mireille de Poitiers y Antoine Mistral, sosteniendo la bandera republicana. El presidente de la Convención une las manos de Jeanne y Philippe, convirtiéndolos en el primer matrimonio de la Nueva República, al tiempo que reverbera el sonido de la guillotina.


Adeline ve que su padre es llevado a la guillotina y corre hacia él, Jerome intenta detenerla para que no se delate, pero un súbdito del Marqués revela el origen noble de la muchacha y desata la ira de la multitud que exige su muerte. El pueblo, triunfante, continúa la celebración, al tiempo que cae el telón.



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Florencia Guglielmotti reside en la Ciudad de Buenos Aires (Argentina). Es Profesora de Danza (titulada en la Escuela Nacional de Danzas "María Ruanova"), Licenciada y Profesora de Artes (recibida en la Universidad de Buenos Aires). Cursó estudios en la Escuela Nacional de Ballet de Cuba. Es Miembro de International Dance Council CID (UNESCO).

Actualmente se desempeña como Profesora de Danza Clásica y como Profesora Titular de Historia de la Danza en la Escuela Superior de Enseñanza Artística "Aída V. Mastrazzi". Email: florenciagu@gmail.com

El dolor y el exilio del pueblo cubano en la escena teatral de Miami (por Wilfredo A. Ramos)




En tiempos en que la urgencia por la libertad de Cuba se va convirtiendo cada vez más en un reclamo universal -ya era hora- múltiples gritos se han estado lanzando en busca del apoyo mundial necesario para poder poner fin a más de seis décadas de cautiverio del pueblo cubano y por tal motivo, el Centro Cultural Español de Miami ha querido convertirse este mes de Setiembre en eco de ese cada vez mas urgente pedido de auxilio, haciéndolo mediante la subida a escena de dos espectáculos que tratan de manera distinta el anhelo de libertad y las consecuencias que sufren aquellos que osan luchar y reclamarla.

“Llanto de Patria” y “Adiós a Cuba”, son los trabajos que se han responsabilizado, desde este escenario, en abordar esa terrible realidad que vive la isla caribeña y en los cuales todos sus implicados han demostrado el amor a la nación cubana y su compromiso por el logro de su total liberación.

Letty Carmona y Hannah Imbert
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“Llanto de Patria”, es considerada por sus creadores - Hannah Imbert, escritora y Letty Carmona directora y actriz - como una “instalación teatral”, debido a que por una parte, la escenografía que apoya a la puesta toma total preponderancia, como obra plástica ,al estar compuesta por un enorme mural formado por un collage con fotos de múltiples jóvenes cubanos que el pasado 11 de Julio salieron a las calles de toda la isla a exigir libertad, pero que hoy se encuentran detenidos y sometidos a infames juicios sumarios sin la debida defensa legal, mientras que por la otra, la actriz que caracteriza a la madre de una (o tal vez a la de todas) de esas víctimas, haciendo su entrada por entre el público, en diálogo y constante contacto con él, hace que el espectáculo se mueva entre un tenue margen que va desde el concepto del performance muy dado a ver en las artes plásticas y el de teatro en si.

El texto de la Imbert, es claro, conciso, transcurriendo sin que haya mucho espacio para la poesía o el rejuego teatral. Estamos en presencia de un texto que denuncia de forma directa las injusticias de un régimen que ha abrazado por más de medio siglo un sistema político: el socialismo, del cual está perfectamente documentada su inutilidad, injusticia y criminalidad, por más que muchos por el mundo, lamentablemente artistas e intelectuales incluidos, se empeñen en predicar lo contrario. Las palabras puestas en boca de la actriz son las de casi todo un pueblo, son las palabras cotidianas de desesperación, dolor y angustia.


Letty Carmona asume el siempre complejo doble rol de directora y actriz saliendo victoriosa del mismo. Desde la dirección entiende perfectamente que este, aunque con tan solo 15 minutos, es un trabajo que necesita poner en escena toda la tensión de dicha situación, aquí no hay introducción, desarrollo y climax de la acción, partes que conforman por lo general todo proceso escénico, lo que el espectador presencia es una explosión de emociones que desde el inicio inunda la escena. La entrada de esa madre por entre el público suplicando saber si alguien de los presentes sabe algo sobre el paradero de su hijo el cual desconoce desde que éste se lanzara a las calles a protestar ese 11 de Julio, convierte a cada espectador en parte de ese mismo pueblo cubano, hace que desde el inicio de la puesta estalle la acción y se cree un estrecho nexo entre ambas partes. Momento de impacto resulta hacia el final del trabajo cuando la actriz vistiéndose de blanco y envolviéndose en una bandera cubana hace referencia a las valientes Damas de Blanco que en la isla han salido a las calles durante mucho tiempo pidiendo por todos los presos políticos.


Se agradece de muy especial manera el que ambas creadoras, Hannah Imbert y Letty Carmona, se hayan unido para crear y llevar a las tablas este potente trabajo de denuncia política sobre la caótica situación que ya es imposible de ocultar en la Cuba de esta tercera década del siglo XXI.

El segundo espectáculo que ocupa las actuales noches de Microteatro, se sale del concepto original de la brevedad de los efímeros 15 minutos, para doblar su tiempo en escena, algo que se agradece grandemente e incluso pudiera decirse que deja a los espectadores con deseos de que se extienda aún por más tiempo.


Con “Adiós a Cuba”, la escena de este espacio teatral de Miami se viste nuevamente de largo, después de mucho tiempo de presentar por lo general, trabajos de dudoso nivel artístico, aunque de mucho público y aplausos.

Esta obra, escrita por Luis Enrique Valdés Duarte, graduado del Instituto Superior de Arte de la Habana y Licenciado en Filología de la Universidad de Valladolid, en España, se apropia del título de una de las danzas del famoso compositor e intérprete cubano Ignacio Cervantes (1847-1905), ‘Adiós a Cuba’, para darle nombre a su espectáculo unipersonal. Esta pieza musical es un triste lamento ante la obligada partida de suelo cubano hacia un inminente exilio por parte de su autor, producto de la orden del Capitán General de la isla de Cuba en ese entonces, de expulsarlo a él junto al también excelente violinista negro cubano Jose White, debido a una serie de conciertos que juntos realizaron a través de todo el país con el objetivo de recaudar fondos para la realización de la Guerra de los Diez Años (1868-1898) en contra del dominio español.


El texto escrito por Valdés Duarte no va en busca de la biografiá del gran músico ni va a narrar los sucesos históricos, en cambio si pondrá en boca de Cervantes hermosas y tristes palabras que denotan un intenso dolor ante su no deseada partida, sus palabras son de añoranzas, recuerdos y deseos que lo convocan a entablar dialogo con sus muertos y con su propia patria dándole a ésta personalización propia, erigiéndola en mujer, en madre sufrida ante el atropello de sus hijos.


El autor no pudo poner en mejores manos la dirección y la interpretación de su obra, lo que queda al descubierto cuando se aprecia el trabajo realizado por Yerandy Basart, quien es graduado del Instituto Superior de Arte de la Habana, al momento de asumir esa siempre complicada condición de director e intérprete.

La puesta de este trabajo unipersonal se apoya en una sobria cámara negra (telones de ese color que enmarcan el escenario) y la presencia de un antiguo colgador de ropa con espejo incluido, el cual sirve para sostener alguna pieza de vestuario y otros elementos, junto a una sencilla iluminación y música en vivo interpretada al piano por Gisela Calero Rosales, actriz también.


Con los anteriores elementos, Basart sale a escena para dar vida al músico cubano del siglo XIX Ignacio Cervantes, pero como ya anotamos anteriormente no para entregarnos su biografía, sino para enfrentarnos a sus temores ante el inminente exilio. Basart es un actor con una potente y hermosa voz, con una clara dicción y una excelente manera de articular las palabras ofreciendo a través de cada una de ellas la emoción precisa. Sabe el actor hacer de cada personaje que interpreta una creación, se entrega a cada uno extrayéndole hasta el último gramo de intensidad, por eso no queda sino creer en los personajes que interpreta, porque los hace vivir no solo físicamente sino también en espíritu.

En el término de los casi treinta minutos que dura el espectáculo, no solo da vida a Cervantes, sino que lo pone a conversar con el también brillante músico cubano, el violinista José White, al que en su dialogo lo llama Pepe, compañero de aventuras en el forzado abandono de la patria.


Si bien en el texto no se identifican de manera directa los personajes, la breve pincelada de historia a la que se hace referencia, debe sin dudas, motivar al público a indagar, a investigar por los actores de tan lamentable momento en el devenir del pueblo cubano por su independencia del coloniaje español. Por otra parte, el objetivo del autor queda claro que no es participar en la historia de dichos personajes, sino en utilizarlos como pretextos para hablar de exilio, de lucha por ver una patria libre. Es aquí en donde la puesta adquiere un vuelo mayor, ya que parte inteligentemente de un acto en particular que afecta a la mayor de las Antillas, pero que ha afectado también a casi todos los pueblos del mundo desde los inicios mismo de la historia de la humanidad.

“Adios a Cuba”, es un canto al amor por la tierra que nos vio nacer, es el clamor ante el abandono de ella, no importa las causas que lo produzcan y es ahí donde está el tremendo acierto del texto de Valdés Duarte junto a la dirección y actuación de Basart, en que ambos saben traducir para las tablas esos sentimientos mediante un texto cargado de poesía y una actuación llena de intensidad dramática.



Otro acierto de esta puesta es el que la música sea realizada, como antes señalamos, ante nuestros ojos por la excelente pianista Gisela Calero Rosales, quien interpreta piezas conocidas del repertorio de Ignacio Cervantes como la danza ‘Los tres golpes’, con las cuales crea el ambiente propicio para el devenir del espectáculo y a la que el actor durante el transcurso de la obra interpela y llama con el nombre de ‘Irene’, quien fuera la albacea del músico.


Hay que destacar el hecho de que Basart a través de la pieza interpreta fragmentos de la canción patriótica “La Bayamesa”, de Céspedes, Castillo-Moreno y Fornaris y de la también hermosa canción del compositor cubano contemporáneo Carlos Varela, “Habana”, la cual con su nostálgica letra dedicada a esa ciudad engarza a la perfección con el tema y situación plasmada en la obra, para cerrar el espectáculo interpretando el Himno Nacional Cubano con el torso al descubierto, sosteniendo entre sus brazos la primera bandera enarbolada en los campos de batalla por las tropas insurrectas mambisas, la bandera salida de las manos de Cambula, diseñada por el propio Carlos Manuel de Céspedes. Dichas interpretaciones musicales son realizadas con la inteligencia y proyección de un actor para el cual nada de lo que se haga en el escenario le es ajeno y el resultado final, es el emotivo aplauso que ofrecen los asistentes a esta breve puesta en escena que conmueve a aquellos que incluso sin ser cubanos reciben el certero mensaje de unos artistas comprometidos con la libertad de su país.

Como conclusión, solo nos resta agradecer al Centro Cultural Español de Miami haberle dedicado todas las noches del presente mes de Setiembre, en su espacio de Microteatro, así como a todos los implicados en este hermoso y necesario propósito, a exaltar el necesario reclamo del pueblo cubano, el cual después de más de seis décadas continúa sufriendo la represión de la más longeva dictadura en Latinoamérica y ha decidido que es hora ya de lograr su anhelada liberación.

¡Patria y Libertad..!


Texto y fotos Wilfredo A. Ramos
Setiembre 25, 2021
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