Thursday, January 13, 2022

Paralelismos y Nudos inéditos en Whigman Montoya (por María Eugenia Caseiro)


Nudo gordiano (Laponia 2021), de Whigman Montoya Deler, ha llegado a mi escritorio. Poemario poco común si se parte de que a la primera mirada palpé en el libro un horizonte austero; acopio de reversos, abstracciones axiomáticas y realidades intangibles que, situándolo en un plano abstracto, establece piezas cardinales desde un contraste impetuoso para una situación insostenible y real, la de su patria, Cuba. Trabajo cuidadoso, apuntalado con imágenes subjetivas que muestran composiciones orgánicas de la flora común por la que conozco, siente afición, para un efecto equilibrado y si es que el término puede aplicarse y así lo creo, en belleza. La belleza es capaz de aplicarse al dolor, o más bien el dolor puede refugiarse en la belleza como puede encontrar amparo en una nota musical indefinidamente sostenida: Patria: Una hermandad de Ficus Benjamina / en la Ciudad Rebelde / es vista con recelo / pueden mover los cimientos / sacar lo más profundo de sus raíces / romper el cemento y hasta el miedo. / Hay quienes de tanta desconfianza temen / hasta de los árboles / plazas y parques. (Los benjamines de la Patria).

Belleza que en los textos encarna en lo cruel y que de inicio y sin haber penetrado sus páginas, trajo a capítulo el recuerdo de Les Fleurs du mal, de Baudelaire, que enfrentó la censura en más de una edición y quien presentó la dicotomía entre el bien y el mal a manera de señal indispensable para comprender la humanidad. Le traigo a colación por dos motivos: uno; que este libro de Whigman, de haber intentado publicarse en su patria, hubiera sido censurado de inmediato: dos; a partir del mencionado pensamiento de Baudelaire, surge la nueva estética de la poesía moderna conservada hasta nuestros días; estética que tuvo entre sus primeros seguidores a Mallarmé y Rimbaud. Nudo gordiano es a mi juicio una especie de apelación de ese principio estético, por supuesto no trata el vicio y los placeres del cuerpo, pero sí se aventura con acierto, en el uso del ejercicio mimético, de la búsqueda de un paralelismo estructural y cuasi-somático de la moral y de la ética entre el campo de lo humano (enfaticemos aquí: biología animal, género humano) y otra rama de la biología, la botánica y su comportamiento como elemento de la naturaleza —¡qué dos blancos para clavar la flecha de una metáfora¡— La cita inicial, de André Gide, previene al lector: “Latomías, jardín cerrado, cavernas, vegetales de calabozos, delicado murmullo de la fuente de Venus, lianas. (…) Es un lugar de estupros, de asesinatos, de pasiones abominables; uno de esos jardines subterráneos de que nos hablan los cuentos árabes y donde Aladino busca frutas que son piedras preciosas.”

Por qué juzgar, por puro idealismo de lo poético o simplemente como acto de preservación, por ética condicionada, por considerarse contrario a ciertos tratados líricos que exaltan lo hermoso o lo bueno; lo positivo, lo confitado y lo atractivo… o sea el rostro abrillantado de la hoja —juicio, irreflexivo, dogmatizado—, se decline la integración de sus reversos, del envés de la hoja como aglutinante y hasta se presuma desencaje o no logre convivir e integrarse en un plano de “belleza” armónico; la belleza ligada al sufrimiento; esteticismo diferente. Si no se distingue la belleza en otras regiones al dorso de lo convencional y hasta de lo apócrifo, se carece de visión: La misma Alocasia que paraliza la lengua / la llaman oreja de elefante. / La culpa no es de la Casa de las Hojas / sino de los habitantes de la casa-isla /y los desmochadores. / La culpa es del tirano. He aquí el reclamo de una voz que, desde un punto en el mapa de la amargura, se levanta para denunciar, para incriminar al culpable.

En poetas como Whigman, de quien he tenido la oportunidad de leer y comentar su libro El oscuro bosque de mis manos (Laponia 2019) que se considera apela a la sensibilidad, al intimismo, a la reflexión y al homo-erotismo, aquel poemario pareciera distar del que es objeto de mis consideraciones al tiempo de escribir estas notas, pero encuentro que la construcción de una obra parte de todos los caminos que envuelven a su creador en cada momento de la vida. Soy partidaria de creer que en Whigman se da el caso de una producción que ha confluido en lo moral, lo espiritual y lo físico y que ha ido en crescendo de lo íntimo personal, siempre representativo, a otro plano de lo personal aún más representativo, porque ahí está la fragmentación del ser causada por una desgracia que deviene de ordenanzas y regímenes, o sea, de lo antinatural, pero perviviente: De tanto ateísmo / y crucifijo arrancado del cuello / han cortado hasta los árboles. (Ficus Religiosa).

En Nudo gordiano se da ese efecto delicado, ante la instalación de contextos adversos, ríspidos que en ocasiones pueden llegar a parecer desalmados; colocados “subjetivamente” en un cesto áureo de floras, botánica capital que va escurriendo tanto nomenclaturas científicas procedentes del reino vegetal como suntuosidades en que las mimosas embelesadas, la maraña de raíces y la maraña de tallos finos, la leña sagrada… incluso un acabado infausto de mandrágora, legitiman en cada exordio al poema que defiende, intentan evidenciar que la naturaleza se compone de reinos que se mezclan en vanguardia de símbolos terribles cuando en “Confesión” nos dice:

Al pan pan y al vino vino.
La hostia en mi boca
también su dedo
y la mancha de vino
sobre mi bata blanca.
Premonición de la sangre en su pañuelo.
¿Con qué cloro sagrado blanqueará su
podredumbre?

Whigman Montoya se ha provisto de una armadura de tegumentos que componen de inicio, el atractivo visual del libro y logra a su vez armonía y sutileza para infundirlas con estamentos y tejidos levantados a partir de proposiciones desafortunadas y que pueden llegar a ser abominables. Lo hace fundamentalmente con dominio de dos herramientas, la paradoja y la antítesis, pero estos elementos, sistémicos del libro, guardan un entramado serio, digno de una mirada cautelosa ante un escritor que domina los mecanismos para crear un módulo literario. Aquí los textos se subordinan a un sentimiento de amor a la vez que a un estigma, por eso a lo largo del libro, una palabra ineludible, una palabra clave: ISLA; flecha que arrasa con todas las significaciones en su trascendencia palmaria y la tropezamos —¡Oh, Bendita y Maldita palabra!— más de medio centenar de veces. ISLA, su majestad la Isla de las Islas. Acaso esta vez, a diferencia de El oscuro bosque…, ese cuerpo suyo, ese sentimiento suyo, ese dolor, y esa rispidez no sean más que la desembocadura del desterrado y esa palabra no sea otra que la causa del desarraigo, de la expatriación, de la íntima gota de apego a lo que ya es un símbolo además de un doloroso crimen. Columna devastadora, digna de reproducirse íntegramente “La plaga del agua”:

Anastatica hierochuntica

Dime tú que lo sabes. ¿Cuándo
llega la lluvia?

El mar de mi isla no se abre en dos
ella es fósil
momia faraónica
con brazo de agua que se levanta
eterno
y sentimos su peso.
La maldita circunstancia de Virgilio.
Los garrotes que sostienen banderas
como cuchillas sobre nuestras costas
no quieren cortar el mar en dos.
Ese hueso verde
nos quiebra y divide con su golpe.
Culatazo de roca bajó de la montaña.
Mi isla es peñasco fragmentado del éxodo
dos orillas separadas con llanto de madres.
Ellas entierran a sus hijos en barrotes de agua.
Mangle de las siete plagas del brazo infecto.
Eres la misma isla que se seca sobre nuestros
pasos

Nudo gordiano apela al encanto a primera vista, pero no se confíen, porque permitiéndome esta disquisición, tan sólo un ápice (ciencia patológica aplicada) las personas se engañan con resultados falsos debido a efectos subjetivos, así la particularidad de ocultarse las fatigas, los miedos, las laceraciones, las culpas y hasta la violencia, bajo un velo de delicadísimo encaje que ataca por la primera impresión, se torna verdaderamente un nudo; a posteriori, no dejará tregua con entramados que laceran al tiempo en que se sufren. Uno tras otro se van espesando los poemas como un plancton y es sólo a través de las comparaciones, de las analogías y del conocimiento de cierta historia —su historia que es nuestra historia— que el poeta logra transgredir la aparente incorruptibilidad de la “Creación” para denunciar, incluso en aparente gesto de reclamo hasta al mismísimo ente creador, el sufrimiento y el oprobio que halla lo creado en un sistema de órdenes contrarios y que terminan asemejándose al llamado orden natural. Acaso en todo orden haya iniquidad, advierte. Para evidenciarlo va tejiendo un entramado botánico cuyos especimenes avalan la contingencia sugerida por los paradójicos ensambles entre la flora, la circunstancia y la experiencia humana: La salvación vendrá de los caídos / Semyazza / jefe de los doscientos. / Nosotros también fuimos colgados / no en Orión / sino en la isla. / Los que han abierto los ojos / observan.

El poema “Nudo gordiano”, que nombra al libro, es además de la columna vertebral de esta especie de agronomía de los diferentes axiomas poéticos, de la situación desesperada e insoluble que vive la Patria. Lo es porque si vamos a la antigua leyenda griega, el término da lugar a otra expresión: “da lo mismo cortar que desatar” por el desenlace implícito en la solución de aquel problema. La frase nudo gordiano, que refiere una dificultad irresoluble, facilita explicar a través de esa otra ‘da lo mismo cortar que desatar’ y como resultado antitético, ante los elementos presentados, que Whigman Montoya, en circunstancias que sólo admiten soluciones creativas, como lo es la poesía, se valga del pensamiento lateral, de la creatividad y el empleo de la paradoja y la antítesis, de la mimesis y hasta del mismísimo “arte por el arte” para redescubrir la esencia de semejantes inconvenientes y convertir las implicaciones, en una complejidad paradójica en esencia, pero congruente en términos literarios: Justo por tanto peso sobre mis hombros / una maceta y su tierra contra el suelo (Cannabis sativa).

Miami, 3 de enero de 2022



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María Eugenia Caseiro. Poeta, narradora y ensayista. Miembro de la Unión de Escritores y Artistas del Caribe, Unión Hispanoamericana de Escritores, Asociación Caribeña de Estudios del Caribe, Miembro Correspondiente de la Academia de la Historia de Cuba-USA y Miembro Colaborador de la Academia Norteamericana de la Lengua Española (ANLE). Colabora con la Asociación Canadiense de Hispanistas. Integra la Muestra Permanente de Poesía Siglo XXI de la Asociación Prometeo. Es co-editora de la revista y de la editorial ARJÉ; de VITRALES C.E. y otros proyectos editoriales. Ha publicado más de una veintena de libros y ha sido traducida a diversidad de lenguas.

El ajiaco santiaguero (por Rafael Duharte Jiménez)


La maravillosa metáfora sobre “nuestro nacional ajiaco” que Fernando Ortiz utiliza para explicar los complejos procesos de mestizaje biológico y cultural que tuvieron lugar en la olla–isla de Cuba a lo largo de varios siglos, cobra un particular interés cuando la usamos para aproximarnos a nuestro ajiaco regional.

Una mirada al proceso histórico de la región de Cuba, al final de cuya larga bahía de bolsa fundó Diego Velásquez la villa de Santiago en el verano de 1515, puede revelarnos algunas de las especificidades del caldo de civilización que durante quinientos años ha ido cristalizando entre las montañas de la Sierra Maestra y el mar Caribe.

Los arqueólogos han documentado una densidad de población aborigen muy alta en el Oriente cubano a la llegada de los conquistadores, de lo cual puede inferirse que la huella indígena en nuestra cultura local es mucho más relevante que en la región central u occidental de la Isla.

A comienzos del siglo XVII las autoridades coloniales fundaron el poblado indígena de San Luís de los Caneyes, el cual mantuvo un diálogo de varios siglos con la ciudad de Santiago. El mismo fue a lo largo del tiempo, el lugar de refugio de los santiagueros durante los temidos ataques de corsarios y piratas.

La emigración española durante los primeros siglos de la colonización procedió de diversas zonas de la península ibérica y las islas Canarias; sin embargo en la centuria decimonona comenzó a arribar a Santiago un río de catalanes para los cuales “hacer América” terminó siendo no pocas veces poner una bodega en la ciudad; fueron tantos los catalanes en el comercio santiaguero, que catalán llegó a ser sinónimo de comerciante. ¡De manera que cuando en Santiago se habla de raíces hispanas hay que tener en cuenta que estas remiten de manera especial a Cataluña!

Según el historiador caneyense José María Callejas, autor de la primera historia de Santiago de Cuba, en el año de 1522 entró por el puerto de Santiago el primer cargamento de negros africanos. De manera que el “ingrediente africano” ingresó en el ajiaco local apenas siete años después de la fundación de la Villa.

En su novela histórica Doña Guiomar. Tiempos de la Conquista, Emilio Bacardí nos describe con un fantástico derroche de imaginación el momento en que se desencontraron españoles, indígenas y africanos en suelo santiaguero: Desnudos como la naturaleza los creó, lo mismo los unos que las otras, pisaron tierra, y fueron dirigidos hacia la Plaza de Armas. Subieron la cuesta precisa para llegar a ella, y como rebaño inconsciente e insensible, marcharon acompasadamente, reluciéndoles la negra piel, húmeda del abundante sudor que les chorreaba por el cuerpo.

El proceso de intensa africanización de Santiago de Cuba no tuvo lugar sin embargo hasta fines del siglo XVIII, cuando el fomento de cafetales e ingenios en la región por parte de franceses y criollos haitianos provocó la entrada masiva de negros esclavos para trabajar en las plantaciones. Aquel fue el fin del mundo de los hatos y corrales que había durado la friolera de más de doscientos años.

Fue entonces que las fiestas de mamarrachos fueron dominadas por la percusión africana y la ciudad se pobló de tumbas francesas y cabildos de nación; al tiempo que los dioses que viajaron en las cabezas de los africanos en los barcos negreros, se abrieron un espacio a codazos en el santoral católico.

¡Los franceses y los africanos rediseñaron la cultura local, contribuyendo de forma significativa al perfil del santiaguero!

El mulato francés-santiaguero Hipólito Pirón, en su libro La Isla de Cuba ofrece este interesante comentario sobre los habitantes de Santiago a mediados del siglo XIX: Tienen imaginación, el instinto de la poesía y el gusto por la música. Por naturaleza poco trabajadora e industriosa, disfrutan ampliamente, cuando poseen alguna fortuna de la felicidad de no hacer nada.

La Guerra Grande catalizó positivamente el tránsito de lo criollo a lo cubano, luego de 10 años de lucha a lo largo de los cuales la flor y nata de la juventud criolla blanca se enroló en la División Cuba, los negros y mulatos libres se fueron masivamente a la manigua y hasta los chinos de las minas de cobre se convirtieron en mambises; después de una década de lucha por la independencia y la abolición de la esclavitud, allá en lo hondo “del puchero”, como diría Fernando Ortiz, cristalizó una masa nueva.

La identidad santiaguera parece haber cuajado en buena medida en el curso de la centuria decimonona, todo parece indicar que al finalizar esta se habían fraguado los principales elementos que desde entonces identificarían al santiaguero dentro del contexto de la cultura cubana.

A lo largo del siglo XX el ajiaco santiaguero continúo enriqueciéndose al recibir toda una serie de grandes y pequeñas emigraciones de españoles, haitianos, suecos, jamaicanos, dominicanos, puertorriqueños, árabes y judíos. ¿Qué buscaban? ¿El sueño caribeño?

La mayoría perdió aquí sus ilusiones y terminó haciendo sus maletas para continuar su camino; algunos sin embargo se aplatanaron y se integraron al denso caldo de cultura que desde hacía siglos borbollaba en el fogón santiaguero.




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Rafael Duharte Jiménez (Santiago de Cuba, 1947). Profesor, Historiador Ensayista y Guionista de radio y televisión. Ha publicado 12 libros, numerosos artículos y ensayos en revistas en Cuba y el extranjero y una Historia Audiovisual de Santiago de Cuba que consta de 355 audiovisuales de 12 minutos cada uno; conferencista en 28 universidades y centros de investigación en El Caribe, América Latina, Europa y Los Estados Unidos. Es miembro de la UNIHC y la UNEAC. Actualmente labora como especialista de la Oficina de la Historiadora de la Ciudad de Santiago de Cuba.

Wednesday, January 12, 2022

"vamos, aquí empatamos"

  
"vamos, aquí empatamos", se escuchaba  cuando en la Cuba de los 80s, 90s, llegaba la parte de la película, en la que se había llegado al cine.

Se veía primero el final, que el principio. No importaba "espóilearse", sino verla completa. (JEM)


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Foto del (que fue) cine Alcazar. Uno de los alrededor 10 cines de la ciudad de Camagüey que fueron. 

Creo que solo quedan (los fines de semana) El Encanto y un pedazo del Casacablanca (en el que a veces algo proyectan)

"Camagüey. Grupo de Sacerdotisas del Hogar, pertenecientes a la Orden Caballeros de la Luz, que asistieron al almuerzo homenaje celebrado en la finca Villa Angeles." (Carteles. Agosto 1934)


Mary Cruz: ¿una poetisa olvidada del Camagüey? (por Carlos A Peón-Casas)


En 1941, la aun muy joven creadora nacida en los lares camagúeyanensis, daba a las prensas una primerísima entrega de su corpus poético.

Con el apelativo de Mis Versos, el libro aunaba tres colecciones de poemas: Croquis, Amor: Dolor y Meditaciones.

Un ejemplar de aquella primera edición: habanera por necesidad, venida a la luz editorial de manos de la Compañía Editora de Libros y Folletos de la calle O'Reilly, llega hasta nosotros, en los Fondos Raros y Valiosos de la Biblioteca Diocesana de Camagüey.

Tiene el privilegio de haber sido autografiado por la propia autora a unas amigas del nativo lar: Eva y Ofelia Garcíarena Molina.


Las palabras liminares de la poetisa en este volumen me merecen oportuna mención. Decía Mary Cruz a sus potenciales lectores:
Porque bullía en mi cerebro una tempestad de pensamientos, un huracán de ideas, un aluvión de fantasías, tuve que escribir. Tocaron la emociones en las puertas de mis sentidos... y las convertí en versos... Quizás no son buenos, tal vez, serán tachados definitivamente de malos, si no caen en el abismo de la indiferencia...
Con apenas 18 años, la joven rimadora, que andando el tiempo, sería una voz sólida de la literatura nacional en otros rubros como la ensayista y la narrativa; descorría los estros poéticos que animaban su alma, y los compartía... versos de dotados a no dudarlo de convincente potencia germinal.

El primer poema del libro en el aparte intitulado Croquis, es sugerente por el tema que alude.

Se titula Rumbera, y a nuestro parecer parece un guiño a la voz de otros poetas del Camagüey: Ballagas y Guillén, por entonces ya maestros consagrados de la poesía negra en Cuba.

Suena el bongó. Poco a poco,
comienza su danza ardiente,
la negra de blancos dientes
como pedazos del coco.

Se agita su rojo traje
como infernal llamarada,
que envuelve a la alucinada
sacerdotisa salvaje.

De la música al compás
sigue la negra danzando
hasta que se va apagando
el sol de la rumba audaz

Su cuerpo se desmadeja
como si se hubiese roto
y en medio del alboroto
se le ha escapado una queja:

Ay, no puede más la negra!
Ay no se puede mover!
Parece que va a caer
y el bongó ya no le alegra.

Pero aun hay fuego en sus ojos,
frenesí en su corazón...

Y su traje en el salón,
agita los vuelos rojos!

El último de los textos recogidos en ese primer cuadernillo, no parece sorprendernos, y lo mismo sucedería a cualquier nativo de esta patriótico comarca.

Dedicado a Ignacio Agramonte, el adalid señero de esta tierra, siempre procer, a quien la futura autora andando los años, dedicara su señera biografía:

En sonoras cuartetas endecasílabas la joven rimadora nos hace su vibrante retrato:

Egregio paladín, la Historia Patria,
con ínclito cincel grabó tu nombre.
Fuiste todo a una vez, brahman y kchatria,
verbo y acción, divinidad y hombre.

Sacerdote y guerrero: Defendiste
con místico fervor la libertad
y de hinojos el ánima pusiste
ante el ara de bélica deidad.

Verbo y acción: Como acerada hoja
tu voz rasgo el silencio, y de la sombra
surgió el mambí que a combatir se arroja
con valor sin igual y al mundo asombra.

Dios y hombre: En el campo de batalla
fuiste Marte, sin cota y sin escudo,
y entre balas, machetes y metralla
de tu esposa al amor guardaste mudo.

Naciste en Camagúey, la legendaria
ciudad que cuna fue de los más notables
cruzados de la lucha libertaria,
gigantescos, altuvos, recios robles.

Y tu herencia del sueño principeño,
refinado, de innata aristocracia,
-paradoja sublime- fue aquel sueño
de implantar la igualdad, la democracia.

Sobre raudo corcel cruzaste el monte
desafiando las iras de la Suerte,
que celando tus glorias, Agramonte,
con la Parca fatal, pactó tu muerte.

Más fue inútil su saña. No es posible
borrar tus gestos de coloso, asi.
Tu serás para siempre el león temible
del rescate de Julio Sanguily.

Y aunque el tiempo y la vida en su querella
cumplan otros lo que ansiaras tú
eres héroe inmortal de una Epopeya
cuyo fin no fue Jimaguayú.

Para el final dejamos al lector el saboreo de un poema de la entonces novel poetisa.

Se trata De Regreso, un canto al paterno suelo, en una de las idas y venidas de la poetisa a su natal ciudad de tinajones:

Volver a nuestro hogar, volver a verlo,
como si hiciera mucho, mucho tiempo
desde la última vez.

¿Tendrá el patio las mismas matitas florecidas, y el tinajón las aguas tan limpias como ayer?

Tendrá la casa toda el mismo encanto extraño de lo apacible y bueno, de lo sencillo, igual... tendrá mi cuarto rosas, junto al espejo grande, para adornar mis horas, como antes de partir; tendrá el portal más brillo en sus locetas claras, y junto a los canteros el agua correrá...

Veré a mis padres. Tanto como he soñado verlos!

Volveré nuevamente sus rostros a besar,

y lloraré más lágrimas que cuando me marchaba, que a veces la alegría nos hace sollozar.

Tuesday, January 11, 2022

"El nuevo gobierno ha construido un nuevo pueblo, al que piensa ponerle el nombre de Agramonte, y á la plaza central el de Marti. Las casas son cobijadas con guano de caña. Cada uno del gobierno tiene la suya. Además, están las oficinas y otras muchas casas para el médico, el gebernador, etc." (Febrero 1898)



Cubitas, Camagüey

Diciembre 1.° 1897

Señor Tomas Pina,
Key West.

Mi querido Papá

...

Ayer me reuní en este campamento con el Gobierno, que ha escogido esta zona, por ser una de las más ricas del Camagüey. Aquí hay abundancia de toda clase de viandas, y se vive muy bien. El nuevo gobierno ha construido un nuevo pueblo, al que piensa ponerle el nombre de Agramonte, y á la plaza central el de Marti. Las casas son cobijadas con guano de caña. Cada uno del gobierno tiene la suya. Además, están las oficinas y otras muchas casas para el médico, el gebernador, etc.

Yo no he podido ir todavía á ver al general Calixto García, porque los caminos están intransitables y espero á que se sequen un poco. Además, está muy lejos, ó sea cerca de Santiago de Cuba. El gobierno irá también á Oriente..., pero yo iré antes, acompañado de mis asistentes solamente, porque en este Departamento se puede andar y atravesarlo ení todas direcciones sin peligro ninguno. Los pacficos viven en sus casas, y las carretas y cargas de todas clases andan por los caminos, así como las piaras de ganado, que llevan hasta el último confín de Oriente, donde se han concluido las reses, Considere usted si será este territorio verdaderamente Cuba libre.

Los españoles no salen. Es necesario ir a buscarlos á las poblaciones.

De la autonomía de Sagasta se ha hecho el mismo caso que de las reformas de Cánovas del Castillo. Los que peleamos por la independencia y vemos la guerra ganada, No vamos á ser tan cándidos. 

Los torpes son ellos, si intentan hacer el ensayo, para ponerse más en ridículo.

Ya habrá visto quiénes son los gobernadores civiles nombrados. A estos los echarán después que vean que con su ayuda no consiguen sus deseos.

Ya habra usted visto, también, que los antiguos conservadores, es decir, los españoles de siempre, no estan conformes con esa solución, y hasta los pocos autonomistas que quedan están divididos, porque todos quieren el turrón.

De estos asuntos no es necesario decir nada, porque usted conoce el sentir general de los separatistas, que no han variado su programa.

No admitirernos otra solución, que la INDEPENDENCIA ABSOLUTA DE LA ISLA DE CUBA, del criminal gobierno de España.

Con esa reconcentración inícua de pacíficos que ordenó el carnicero Weyler, ha resultado lo que era natural: que han muerto la mayor parte consumidos por la miseria y por las enfermedades que en ellos se han cebado. No se puede pensar en estos hechos sin indignación. Después que mató en el campo á un sin numero de infelices campesinos, a los que quedaron, asi como á todas la mujeres y niños, los reconcentró para que se murieran, sin ocuparse en absoluto de ellos. Para colmo de desgracias las epidemias vinieron á dar el ultimo golpe... el que aceptaré, si no es incompatible con los servicios militares que deseo prestar también á Cuba. Tal vez en mi próxima ya pueda decirle á donde voy y por qué conducto me ha de enviar la correspondencia...

Los individuos del nuevo Gobierno, que son todos cariñosos amigos mios, salieron ayer a recibirme y abrazarme, disputandose todos llevarme á su casa. Pero Fonts Sterling, Secretario de Hacienda, dijo que yo le correspondía, y me alojé en su casa.

Hay una verdadera fraternidad entre todos, y grandes esperanzas en el porvenir.

Acaban de entregarme la carta que le acompaño. ¡Qué mes de Noviembre tan fatal! Pobre hermano mio.  Resignación, querido papá. Hay que ser hombre,

Su hijo,

SEVERO.


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jQué coincidencias tan terribles hay! El mismo día que, en la hermita católica, nos reunimos muchos cubanos para honrar la memoria del malogrado General Serafin Sanchez, en su primer aniversario; ese mismo 18 de noviembre nefasto, se supo la muerte del comandante José Pina, hermano politico del memorado patriota. Adición de dolor al de la incansable compafiera del que

"Noble y valiente, en su corcel de guerra
el campo de batalla recorría,
y en aquellos momentos parecía
que un huracán pasaba por la tierra.’’

Nuevo golpear al corazón del patriota irreducible, cuyas canas  venerables no debieran ceñir corona de espinas.


V.



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Revista de Cayo Hueso. Febero 13, 1898.

Se respetó el texto como fue publicado. 

(Revista de Cayo Hueso. Septiembre 25, 1898) "La escritora americana señorita Cecil Charles, nos ha obsequiado con un hermoso libro, nítidamente impreso, titulado Tuya, que contiene algunas traducciones al inglés de poesías de nuestro inolvidable José Martí, y entre ellas una buena provisión de los Versos Sencillos."



"La escritora americana señorita Cecil Charles, nos ha obsequiado con un hermoso libro, nítidamente impreso, titulado Tuya, que contiene algunas traducciones al inglés de poesías de nuestro inolvidable José Martí, y entre ellas una buena provisión de los Versos Sencillos.

La escritora puso todo su alma en la interpretación de los versos del Maestro, y puede vanagloriarse de su empeño.

La sefiorita Charles fué discípula de Martí en la clase de idioma español, y las primeras palabras que aquél le enseñó a pronunciar fueron ‘‘Cuba Libre.’’ Y era tal la admiración que sentía por el propagandista y por la causa porque vivió y murió, que cuando Martí marchó a Cuba le prometió traducir algunos de sus Versos Sencillos; promesa que cumple hoy, que es Cuba libre, al fin; y cuyo libro presenta como homenaje á la memoria del grande y, buen amigo.

Recomendamos la obra á los amantes de la literatura americana, y á los amigos del. Maestro; dando gracias á la señorita Cecil Charles, por el ejemplar con que nos ha obsequiado." (Revista de Cayo Hueso. Septiembre 25, 1898)



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Se ha respetado el texto como fue publicado

7 tips para una nueva vida, en el año nuevo (por Cecilia Alegría, La Dra. Amor)

Nota del blog: Espacio semanal de Cecilia Alegría, La Dra. Amor, dedicado al amor de pareja.


Es tiempo de nuevos comienzos y hay que dar gracias a Dios por ello. Nadie discute la importancia del borrón y cuenta nueva. Esto implica que en el año que se inicia podemos escribir una mejor historia con los mismos o con nuevos personajes.

Para esto debemos:

1) Definir o redefinir nuestro propósito o misión en esta vida y capacitarnos para ello. Nunca dejar de aprender.

2) Reconocer lo que aprendimos de nuestros errores y comprometernos a no repetirlos. PERDONARNOS.

3) Dejar el pasado atrás. No mirar atrás, mucho menos para refregarle a alguien en la cara lo malo que nos hizo en el pasado. Perdonar a quienes nos hirieron para entrar libres al nuevo año.

4) ACTUAR PARA CAMBIAR. (No basta con registrarse en un gimnasio para mejorar físicamente. Hay que ir.) DEJA DE PONER EXCUSAS y mas bien lleva una agenda de lo que tienes que hacer cada día e intenta cumplir con la mayor parte de lo allí escrito.

5) Mejorar nuestras relaciones humanas practicando el arte de NO OFENDERSE FACILMENTE.

6) Focalizar en lo que somos y tenemos y NO en lo que nos falta. SER AGRADECIDOS.

7) Acercarnos más a Dios para conocer Su amor y vivir en Él, lo que nos permitirá amar a los demás como Él nos ama: incondicionalmente.




Encuentra el décimo tercer libro de La Dra. Amor AMANECER CON DIOS en este link https://www.ladoctoraamor.com/products/amanecer-con-dios





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Cecilia Alegría, La Dra. Amor (www.ladoctoraamor.com): Consejera de Parejas, Love and Life Coach, Conferencista Internacional, Periodista y Conductora de Radio y TV. Destaca en los Medios Latinos en Miami dando consejos sobre cómo triunfar en el terreno amoroso y ayudando a miles de parejas a resolver sus problemas. Forma parte del grupo fundador de profesores del programa Universidad de la Familia.

Ha publicado diez libros entre los que se encuentran: Comunicación Afectiva=Comunicación Afectiva (Espasa Calpe, España, 2000). 120 preguntas y respuestas para ser mejores personas (Editorial Norma, Colombia, 2004), No hay amor más grande (Editorial Aragón, USA, 2012), Amando un Día a la Vez (Ediciones Varona, U.S.A. 2015), Al rescate de tu comunicación de pareja (Ediciones Varona, USA 2017), Sexo Sagrado y Lazos del Alma (Indie Publishingnbsp, 2018), Alessia (Book Master Corp. 2019), El Poder del Amor Ágape: como restaurar tu matrimonio después de una infidelidad (2021). Amanecer con Dios (2021)

Monday, January 10, 2022

¡Hace falta el milagro! Hermano Victorino De La Salle (por Teresa Fernández Soneira)

 Monumento en homenaje al 
Venerable Hno. Victorino de la Salle.
  Ermita de la Caridad. Miami
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Conocí al Hno. Victorino De La Salle en Cuba cuando era una niña y por la gran amistad que lo unía a mis padres quienes se habían conocido y casado en las filas de la Acción Católica Cubana. Luego volví a ver al Hermano ya en el exilio, en Miami en los primeros años de la década de 1960. Ha pasado mucho tiempo desde entonces y mis padres ya no están para hacerme los cuentos de su juventud en Cuba. Sin embargo, yo sigo recordando al Hermano Victorino quien ha sido para mí una figura que emular.

Nymphas Victorin Arnaud Pagés había nacido el 7 de marzo de 1885 en el poblado de Onzillon, en el alto Loira, en Francia. Luego de realizar sus estudios con los Hermanos de las Escuelas Cristianas, el 27 de octubre de 1901 entró en el Noviciado con el nuevo nombre de Nymphas Victorino. Después de graduarse obtuvo su licencia para enseñar, pero las leyes de supresión de las congregaciones religiosas en Francia impidieron a Victorino, como a otros hermanos, continuar con su labor como educador. Un grupo de hermanos, entre los que viajaba Victorino, fue a Canadá en 1904. No pensando quedarse en ese país, Victorino tomó clases de lengua española pues desde joven había leído en los periódicos franceses sobre la lucha de los cubanos por la independencia de Cuba, y siempre le había atraído la idea de trabajar en aquella isla. Así fue como el 23 de agosto de 1905, junto a un grupo de 15 hermanos, Victorino se viajó a Cuba llegando a La Habana el 10 de septiembre de ese mismo año. Desde su llegada en 1905 hasta 1961 en que los religiosos y religiosas dejaron Cuba por la confiscación de los colegios católicos y privados, el Hno. Victorino se dedicó a trabajar con y para la juventud cubana.

En su afán por construir una Cuba creyente, además de ejercer el magisterio en las escuelas lasallistas, Victorino realizó un fecundo apostolado. Una de sus principales obras fue la fundación de la Federación de las Juventudes de Acción Católica Cubana, establecida en La Habana el 11 de febrero de 1928. Con el tiempo irían surgiendo las otras ramas: la JEC (Juventud Estudiantil), la JOC (Juventud Obrera), y la JUC (Juventud Universitaria). La labor se fue extendiendo por toda la isla en donde se establecieron 1,080 grupos en colegios y parroquias; en universidades y centros laborales, y hasta en los más humildes bateyes, llegando a tener la institución 32,000 miembros en 1956. Las notas del himno de la Federación se escuchaban ya por toda Cuba: “Juventud porvenir de la Patria; Juventud porvenir de la fe… Con la Estrella y la Cruz como emblema… ¡Viva Cuba, creyente y dichosa!”

Además de la Federación de Acción Católica Cubana, el Hno. Victorino concibió la idea de establecer el Hogar Católico Universitario en La Habana para facilitar a los universitarios del interior de la Isla un lugar donde hospedarse mientras estudiaban en la capital. Luego creó los Equipos de Matrimonios Cristianos compuesto por matrimonios jóvenes que se habían casado dentro de las filas de la Acción Católica, y cuyo fin era perpetuar el ideal federado en las familias católicas cubanas legándolo así a sus hijos.

Es indiscutible que el Hermano Victorino fue un adelantado a su tiempo ya que todas estas ideas eran sumamente innovadoras para la época que se vivía, mucho antes de la renovación del Concilio Vaticano II. Pero con la llegada de la revolución comunista a Cuba y la confiscación y nacionalización de colegios y universidades católicas de todo el país en 1961, los sacerdotes, religiosos y religiosas, tuvieron que exiliarse o fueron expulsados. El Hno. Victorino lo hizo primero a Miami, luego a Nueva York, Montreal, Santo Domingo, estableciéndose finalmente en Bayamón, Puerto Rico en 1962 donde viviría los últimos años de su vida. El 16 de abril de 1966, luego de haber estado añorando poder regresar a Cuba, fallece de insuficiencia respiratoria. Fue sepultado en el panteón de los Hermanos De La Salle del Cementerio de Porta Coeli en Bayamón.

En 1985 y con motivo del centenario de su nacimiento, muchos antiguos miembros de la Acción Católica, así como antiguos alumnos de los colegios De La Salle de Cuba, solicitaron la apertura de un proceso de beatificación para el hermano Victorino. Ellos decían que siempre lo habían considerado un santo; un hombre de Dios, lleno de piedad, humildad, y entrega. “Aquel hombre de gesto suave, de habla cálida y de presencia tímida, que revolucionó a la juventud llenándola de ideales cristianos,” merecía que fuera elevado a los altares. Su dedicación a Cristo, a la juventud y a la Iglesia cubana eran su mejor testimonio por lo que había que intentar aquel proceso, decían ellos, para que su figura sirviera de modelo a los cubanos y a la Iglesia Universal.

Así se inició la causa y fue enviada la petición a la Congregación para las Causas de los Santos en Roma, el 15 de marzo de 1999. La investigación continuó ante las autoridades competentes de la Iglesia con los pasos requeridos para los permisos necesarios. Los documentos recibieron el decreto de validez jurídica el 6 de mayo de 2005 y el 21 de noviembre del 2015 fue aceptada la causa. El Hermano ya era Siervo de Dios. Con gran alegría el Hno. Rodolfo Meoli DLS, Postulador de las Causas de los Santos de la familia lasallista, comunicó la noticia.

Siguieron los trámites, y luego de varios años de estudio y de reuniones, el 6 de abril de 2019 y para regocijo de todos los federados y antiguos alumnos De La Salle, el Santo Padre firmó en el Vaticano el Decreto de Virtudes Heroicas del Siervo de Dios, Hermano Victorino de la Salle aprobado por unanimidad por la Congregación para la Causa de los Santos, documento que le otorgaba la condición de Venerable. Ahora el Venerable Hno. Victorino de La Salle se encuentra a las puertas de la beatificación. Luego de más de 40 años desde que comenzó todo el proceso, solo falta un milagro para que lo declaren santo.

Damos gracias a Dios por todo lo que se ha logrado hasta ahora, pero es necesario ese milagro. Por eso rogamos a todos los federados, a los católicos cubanos, y a todos los fieles que rueguen a Dios para que se logre la beatificación. A quienes obtengan favores o gracias por intersección del Venerable Hermano Victorino De La Salle, rogamos que lo comuniquen en un breve mensaje dirigido a: Victorino@saintly.com.


Oración

Señor Dios, que has prometido ensalzar a los humildes y que brillaran como estrellas en perpetuas eternidades los que enseñaren a muchos la justicia, dígnate glorificar al Venerable Hno. Victorino de La Salle, trabajador incansable en la parcela de la niñez y de la juventud, haciendo que su nombre resplandezca entre tus santos.

Multiplíquense tus gracias, Señor, en favor de los fieles que te las piden, haciendo presente las virtudes que él practicó en la Tierra, y concédenos que algún día veamos a tu Santa Iglesia honrar su memoria y ofrecernos en él un nuevo modelo que imitar, y un nuevo protector que nos asista desde el cielo, en los trabajos y aflicciones de esta vida, ayudándonos a conseguir la bienaventuranza eterna. (Se rezan un Padre Nuestro, Ave María y Gloria).




Teresa Fernández Soneira
Delegada de Relaciones Públicas/Comité Internacional Antiguos Miembros Acción Católica Cubana.


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Teresa Fernández Soneira (La Habana 1947), es una historiadora y escritora cubana radicada en Miami desde 1961. Ha hecho importantes aportes a la historia de Cuba con escritos y libros de temática cubana, entre ellos, CUBA: Historia de la educación católica 1582-1961, Ediciones Universal, Miami, 1997, Con la Estrella y la Cruz: Historia de las Juventudes de Acción Católica Cubana, Ediciones Universal, Miami, 2002. En los últimos años ha estado enfrascada en su obra Mujeres de la Patria, contribución de la mujer a la independencia de Cuba, (Ediciones Universal, Miami 2014 y 2018). El volumen I dedicado a la mujer en las conspiraciones y la Guerra de los Diez Años, y el volumen 2, de reciente publicación, trata sobre la mujer en la Guerra de Independencia. En estos dos volúmenes la autora ha rescatado la historia de más de 1,300 mujeres cubanas y su quehacer durante nuestras luchas independentistas.

El Metro le da dos vueltas y media a la Tierra cada mes. (un poema de Félix Luis Viera)

Nota: Cada lunes la poesía de Félix Luis Viera. Puedes leer todos sus textos, publicados en el blog, en este enlace. Traducción al italiano de Gordiano Lupi.



Poema 28 de La patria es una naranja (Ediciones 2010, 2011, 2013) (Poesía del exilio)


 28



El Metro le da dos vueltas y media a la Tierra cada mes.
En las estaciones de enlace
he visto la cifra más cercana posible al medio mundo,
he visto personas como animales asustados de los hombres
caminar a tientas en medio de un rumor cuya causa nadie sabe.
La mayoría de los humanos que van por los andenes y pasillos
llevan ese paso de quienes se acercan a la fuente que habrá de salvarlos.
El poeta ha recorrido las 10 líneas del Metro,
las más de 130 estaciones,
en busca de algún líquido que acelere las alquimias, o quizás
de ese petróleo hirviente que se empoza bajo las faldas de las mujeres.
También están los vendedores,
cuya languidez se advierte sobre todo en el betún de sus zapatos,
“¡lo va a llevar de a peso!”,
o de tres, de cuatro, de diez pesos, proponen
subrepticiamente a toda voz
libretas plumas agendas revistas atrasadas discos compactos
carmín lámparas lustres para la piel libros de gramática
pócimas para rejuvenecer.
Con sus gritos
son los vendedores quienes aumentan el sopor subterráneo.
Están además los ciegos
que van tocando guitarras, acordeones
cantan,
arrastran de a uno o de a dúo
una vasija, los ciegos y ciegas
que casi nadie ve
que casi nadie mira
que dicen “gracias” como si lo dijeran al olvido
cuando el sonido de una moneda cae en la vasija
(¿no será en el corazón, en verdad, donde les suena?).
Virgen de Guadalupe.

Están los niños raquíticos
                                                      que
por racimitos semejantes a semillas calcinadas
arrastran sus instrumentos
cantan
con sus vocecitas de maíz reseco
un corrido cuya letra ni siquiera sabrían traducir.
Los enanitos

con guitarras

maracas
hacen musiquitas
en pos de las monedas
que llenen sus mínimas barrigas (que
si bien deben ser pequeñas, sabrán
aullar como cualquier barriga desierta).
El Metro viaja como un bicho eléctrico.
Mujeres que se acicalan bajo tierra.
Una mujer rubia bosteza hasta la campanilla
que entonces refulge como cierta chispa seductora.
Un hombre vestido de traje
se alisa y se alisa la corbata
tal si el destino de todos los presentes dependiera de esta acción.
Van los cintillos de los vagones tachonados de anuncios
en los que alguien se postula para Senador
en los que alguien debe aprender inglés
en los que alguien debe consumir una nueva fórmula de dentífrico
en los que alguien debe leer el último libro de autoayuda
en los que alguien puede hacerse millonario mañana al amanecer.
Viaja el Metro como un bicho eléctrico.
Es un bicho eléctrico.
Miles de mujeres llevan la saliva cortada
pero
                 muchas de ellas
con el maquillaje como en esas portadas de las revistas de modas,
miles deben estar menstruando
y el olor de sus entrañas
agrega un tono esperanzadoramente rojizo en el olfato.
Entre vehemente y furioso
un hombre declama en grito algo parecido a una poesía
que bombardea al desempleo, incluye
el nombre de cuatro hijos que ahora mismo están esperando al padre
con los piquitos abiertos, lindando con la muerte.
Pasa un travesti tercermundista y pasa otro y otro –cetrinos, palurdos–,
que a toda voz se declaran inocentes de llevar sida en la sangre…
“rogamos unas monedas, por favor, no somos culpables, a cualquiera le
ocurre,
no nos desprecien, con el desprecio del Gobierno basta”.
El Metro viaja como un bicho eléctrico.
El Metro es un bicho eléctrico.
Virgen de Guadalupe.
El calor, o más bien cierto vapor,
incendia los malos olores,
trueca
en estufa al vagón.
Un hombre mudo pasa poniendo papelitos en el regazo de los pasajeros,
dicen los papelitos que es eso: mudo, y necesita dinero, no tiene
ni con qué comprar el lazo para ahorcarse.
Entra el pegaverga en el vagón desbordado, colima su objetivo: una
muchacha morena, inocente y frágil tanto como el agua,
la acuadrilla el pegaverga: le pone la varilla entrenalgas al agua, a la
morena frágil –quien nada puede hacer: está aplastada en el núcleo de un
planeta–,
sólo, acaso, meter los codos hacia atrás contra las costillas del rival, quien
con esto
parece gozar más: pone en blanco lascivia su mirada que se
pierde
en el techo de la estufa (mientras nadie parece mirar, nadie parece ver,
nadie mira, nadie ve, todos miran, todos ven, nadie hace nada).
Un señora gorda y blanca se ha quedado dormida, la vida le secreta por las
comisuras de los labios, su bolsa se corre hacia la izquierda, pero ella, allá
en su sueño, la engarfia como el náufrago a su tabla.
Suben, bajan océanos en cada estación del bicho eléctrico.
De cada diez océanos que bajan y que suben, nueve, Virgen de Guadalupe,
visten de azul y gris, es
como una mancha que no cesa, una ceguera.
                               De pronto
un hombre exclama que le han sacado la cartera, hijo de su puta madre,
grita,
eso debió ser hace cuatro años, hace cuatro estaciones atrás, rechina una
voz salida de algún rincón:
creo que era un tipo con sombrero norteño y con bigotes,
“hasta un obispo podría saber que es carterista”.
El poeta, desesperadamente, comienza a buscar con la vista una lágrima,
debe haber una lágrima
en el piso
en alguna bolsa
en alguna pechera
en algún seno
en algún pasamanos
en algún ojo,
el poeta
está seguro de que sólo una lágrima puede darle fuerzas para llegar hasta el
final del viaje.
En la estación Balderas prescinden de sus partidas de nacimiento:
se plantan cuernos garfios cuchillos colmillos cueros puños de guijarro, se
apechugan como en una suerte de frenético Sumo a vida o muerte, se jalan
pelos, bolsas, trozos de camisas, se cagan en sus madres: un millón
de prójimos quiere subir, otro millón bajar al mismo tiempo.
Virgen de Guadalupe.
Crece la peste a perfume, el aroma a peste.
Un tipo con muletas ruge que está enfermo, se le hizo polvo una pierna
al caer de un andamio:
“váyanme poniendo unas monedas” en un lío que trae atado a la muleta
izquierda, implora,
no tiene seguro médico ni mujer ni hijos ni tíos ni hermanos ni sobrinos ni
padrinos
ni siquiera un perro,
clama.
El poeta necesita hallar una lágrima, una sola lágrima para llegar a su
destino.
Somos niños de la calle, gritan cuatro que acaban de entrar, comemos
sobras de las sobras, a veces
bebemos Coca-Cola, si ustedes fueran tan amables,
uno
se descamisa
abre un limpio entre la gente y se restriega la espalda desnuda contra
un haz de vidrios que ha puesto en el piso encima de un tapete,
su espalda parece una constelación hecha con meteoritos solamente,
los presentes en el Coliseo Romano lo miran casi todos con esa indiferencia
con que los pájaros miran a los hombres
(si bien algunos les dejan caer varios centavos).
Oh, yo soy el poeta, necesito que alguien me preste una lágrima.
                                    De pronto,
el bicho eléctrico se planta en medio de la oscuridad,
inmóvil, inmóvil, inmóvil, alarga el canto del cisne,
jalonea, tira hacia atrás, hacia delante, a los zombis que le han pagado dos
pesos
por el viaje
al umbral de la sima.
En alguna estación salen –será mejor decir que huyen– más de la mitad de
los viajantes y
después
que entran dos tullidos,
tres ciegos,
un señor vestido talla ejecutivo que parece extraviado,
par de jóvenes que se tienen atados con las lenguas,
entra una mujer
castaña desde el pelo hasta la piel, los gestos, la mirada, el aliento, alta
como las torres por venir,
hermosa como esta misma palabra, una mujer
que podría convertir en semen todo lo que toque.
El bicho eléctrico
el Metro
                ay
el Metro
el bicho eléctrico
son los naipes
donde se puede leer el alma reversa de la vasta Ciudad,
ay,
                  ayayay,
Virgen de Guadalupe.


Ciudad de México, 1998




                               
28

La Metropolitana fa due giri e mezzo intorno alla Terra ogni mese.
Nelle stazioni di collegamento
ho visto la cifra più vicina possibile al mezzo mondo,
ho visto persone come animali spaventati dagli uomini
camminare con cautela in mezzo a un frastuono di cui nessuno sa il motivo.
La maggioranza degli umani che percorre marciapiedi e corridoi
ha il passo di chi si avvicina alla fonte della salvezza.
Il poeta ha percorso le 10 linee della Metropolitana,
oltre 130 stazioni,
alla ricerca di un liquido che affretta le alchimie, o forse
del petrolio bollente che ristagna sotto le gonne delle donne.
Ci sono anche i venditori,
il cui languore si percepisce soprattutto nel lucido delle loro scarpe,
“se lo porta via con un pesos!”,
o con tre, quattro, dieci pesos, propongono
surrettiziamente a voce spiegata
taccuini penne agende riviste arretrate compact disc
rossetto lampade creme per la pelle libri di grammatica
tisane per ringiovanire.
Con le loro grida
sono i venditori che aumentano il torpore sotterraneo.
Ci sono anche i ciechi
che suonano chitarre, fisarmoniche
cantano,
trascinano uno verso l’altro
un vaso, i ciechi e le cieche
che quasi nessuno vede
che quasi nessuno guarda
che dicono “grazie” come se lo dicessero all’oblio
quando il suono di una moneta cade nel vaso
(non sarà forse il cuore il posto dove risuona?).
Vergine di Guadalupe.
Ci sono i bambini rachitici
                                                    che
a grappoli simili a semi carbonizzati
trascinano i loro strumenti
cantano
con le loro vocine di mais riseccato
una canzone le cui parole non saprebbero tradurre.
I nanetti
con chitarre
maracas
fanno musichette
in cambio di monete
capaci di riempire le loro modeste pance (che
sebbene debbano essere piccole, sapranno
ululare come qualsiasi pancia deserta).
La Metropolitana viaggia come un insetto elettrico.
Donne che si truccano sotto terra.
Una donna bionda sbadiglia mostrando l’ugola
che risplende come una scintilla seduttrice.
Un uomo vestito con eleganza
si liscia più volte la cravatta
come se il destino di tutti i presenti dipendesse da questa azione.
Scorrono le facciate dei vagoni adornate di annunci
dove uno si propone come Senatore
dove uno deve apprendere l’inglese
dove uno deve consumare una nuova formula di dentifricio
dove uno deve leggere l’ultimo libro autodidattico
dove uno può diventare milionario dalla mattina alla sera.
Viaggia la Metropolitana come un insetto elettrico.
È un insetto elettrico.
Migliaia di donne appaiono trasandate
ma
                 molte di loro
sfoggiano un trucco come nelle copertine delle riviste di moda,
migliaia devono avere il ciclo mestruale
e l’odore delle loro secrezioni
aggiunge un tono speranzosamente rossiccio all’olfatto.
Tra veemente e furioso
un uomo declama un grido che sembra quasi una poesia
che bombarda la disoccupazione, aggiunge
il nome di quattro figli che proprio in questo momento stanno aspettando
il padre con i beccucci aperti, avvicinandosi alla morte.
Passa un travestito del terzo mondo, ne passa un altro, un altro ancora
- malinconici, rozzi -,
che a voce spiegata si dichiarano innocenti di portare l’aids nel sangue...
“chiediamo qualche moneta, per favore, non siamo colpevoli, a chiunque serve, non ci disprezzate, il disprezzo del Governo è sufficiente”.
La Metropolitana viaggia come un insetto elettrico.
La Metropolitana è un insetto elettrico.
Vergine di Guadalupe.
Il caldo, o meglio un certo vapore,
incendia i cattivi odori,
trasforma
in stufa il vagone.
Un uomo muto passa mettendo bigliettini in grembo ai passeggeri,
dicono i bigliettini che lui è muto, bisognoso di denaro, non sa
neppure come comprare la corda per impiccarsi.
Entra il molestatore nel vagone strapieno, individua il suo obiettivo:
una ragazza mora, innocente e fragile come l’acqua,
la avvicina il molestatore: le pone la bacchetta tra le natiche, alla mora
fragile - che niente può fare: è schiacciata nel nucleo di un pianeta -,
solo, forse, mettere i gomiti contro le costole del rivale, che così
sembra godere di più: mostra evidente lascivia nel suo sguardo che si perde
nel calore del corpo violato (mentre nessuno sembra guardare, nessuno sembra vedere, nessuno guarda, nessuno vede, tutti guardano, tutti vedono, nessuno fa niente).
Una signora grassa e bianca si è addormentata, la vita esce fuori dalle fessure delle sue labbra, la sua borsa oscilla a sinistra, ma lei, nel suo
sogno, l’afferra come il naufrago la sua tavola.
Salgono, scendono oceani a ogni stazione dell’insetto elettrico.
Ogni dieci oceani che scendono e che salgono, nove, Vergine di Guadalupe,
vestono di azzurro e grigio, è
come una chiazza incessante, una cecità.
                             Subito
un uomo esclama che gli hanno portato via il portafoglio,
figlio di puttana, grida,
accade da quattro anni, quattro stazioni prima, stride una voce
uscita da qualche parte:
credo che fosse un tipo con un cappello tipico del nord e con i baffi,
“persino un arcivescovo capirebbe che è un borsaiolo”.
Il poeta, disperatamente, comincia a cercare con lo sguardo una lacrima,
deve esserci una lacrima
nel pavimento,
in qualche borsa
in qualche camicia
in qualche seno
in qualche corrimano
in qualche occhio,
il poeta
è sicuro che solo una lacrima può dargli la forza di arrivare alla fine del viaggio.
Nella stazione di Balderas i certificati di nascita non servono:
si piantano corni uncini coltelli zanne pelli pugni di ferro,
come in una sorta di frenetico o la vita o la morte, portano via peli, borse, pezzi di camicie, non rispettano neppure le loro madri: un milione
di persone vuole salire, un altro milione scende al tempo stesso.
Vergine di Guadalupe.
Cresce il fetore del profumo, l’aroma del fetore.
Un tipo con le stampelle rosse che è infermo, si è frantumato una gamba
cadendo da un’impalcatura:
“lasciatemi qualche moneta” in un fagotto che porta accanto alla stampella sinistra, implora,
non ha certo medico moglie figli zii fratelli cugini padrini neppure un cane,
si lamenta.
Il poeta deve trovare una lacrima, una sola lacrima, per arrivare a destinazione.
Siamo bambini di strada, gridano quattro appena entrati, mangiamo
avanzi degli avanzi, a volte
beviamo Coca-Cola, se voi foste così gentili,
uno
si toglie la camicia
si fa spazio tra la gente e strofina la spalla nuda contro
un fascio di vetri che ha messo nel pavimento sopra un tappeto,
la sua spalla sembra una costellazione fatta con meteoriti solamente,
i presenti nel Colosseo Romano lo guardano quasi tutti con l’indifferenza
con cui gli uccelli guardano gli uomini
(anche se alcuni lasciano cadere diversi centesimi).
Oh, io sono il poeta, ho bisogno che qualcuno mi presti una lacrima.
                            Subito,
l’insetto elettrico si pianta in mezzo all’oscurità,
immobile, immobile, immobile, prolunga il canto del cigno,
segna, lancia dietro, davanti, gli zombi che hanno pagato due pesos
per il viaggio
alla soglia della caverna.
In qualche stazione escono - sarebbe meglio dire fuggono - oltre la metà dei viaggiatori e
dopo
che entrano due invalidi,
tre ciechi,
un signore vestito da dirigente che sembra smarrito,
una coppia di giovani che sono uniti con le lingue,
entra una donna
castana dai capelli alla pelle, i gesti, lo sguardo, il respiro, alta
come le torri del futuro,
bella come questa stessa parola, una donna
che può trasformare in seme ogni cosa che tocca.
L’insetto elettrico
la Metropolitana
                maledizione
la Metropolitana
l’insetto elettrico
sono le carte
dove si può leggere l’anima rovesciata della vasta Città,
maledizione,
                maledizione,
Vergine di Guadalupe.







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Félix Luis Viera, poeta, cuentista y novelista, nació en Santa Clara, Cuba, el 19 de agosto de 1945. Ha publicado siete poemarios; tres libros de cuento; cuatro novelas y una noveleta.

Entre los premios que recibiera en su país natal, se cuentan el David de Poesía, en 1976; el Premio Nacional de Novela, en 1987, por Con tu vestido blanco, que recibiera al año siguiente el Premio de la Crítica, galardón que ya le había sido otorgado a este autor, en 1983, por su libro de cuento En el nombre del hijo.

Su poemario La patria es una naranja, que aborda el tema del exilio a la par que incursiona en la realidad mexicana, ha tenido una buena acogida de crítica y público y recibió en Italia el Premio Latina in Versi en 2013.

Es ciudadano mexicano por naturalización. Reside en Miami.


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Gordiano Lupi, periodista, escritor y traductor, nació en Piombino, Italia, en 1960.

Fundador, en 1999, junto con Maurizio y Andrea Maggioni Panerini de la editorial La Gaceta Literaria, ha traducido del español a varios autores cubanos, como Alejandro Torreguitart Ruiz, Guillermo Cabrera Infante, Félix Luis Viera y Virgilio Piñera, entre otros.

Cuenta en su haber con un amplio trabajo sobre figuras del cine, entre ellas Federico Fellini, Joe D´Amato y Enzo G. Castellari.

Ha publicado más de una decena de libros que abarcan diversos géneros, como Nero tropicale, Cuba magica, Orrore, ertorismo e ponorgrafia secondo Joe d´Aamto y Fidel Castro – biografia non autorizzata.

Gordiano Lupi es un luchador por la democracia para Cuba y un promotor de las artes y la cultura de la Isla.

Sunday, January 9, 2022

"Céspedes, Camagüey-El Gobernador de Camagüey, señor José Antonio Villena (x}, rodeado de los concurrentes al ponche de honor que le ofreció la Asociación de la Prensa, durante su visita a Céspedes. Figuran también en la fotografía el Alcalde de Florida, el doctor Rosell, jefe local de Sanidad, y otras personalidades. (Carteles. Diciembre 22, 1929)

 

Lester Horton (por Florencia Guglielmotti)

Nota del blog: Sección semanal dedicada al Ballet y la Danza, a cargo de la la ballerina, coreógrafa y profesora Florencia Guglielmotti.

Los textos anteriores, se pueden leer en este enlace.


Lester Horton nació el 23 de enero de 1906 en Indianápolis, Estados Unidos. Su interés por la danza se despertó cuando asistió al espectáculo de vaudeville Wild West Show en el que se mostraban diferentes danzas indoamericanas, lo que generó una inquietud etnográfica por los pueblos indígenas de Norteamérica y, ligado a esto, por el folclore africano. Paralelamente, tuvieron gran impacto en él las representaciones de Ruth St. Denis y Ted Shawn a las que asistió.

Inició sus estudios de danza clásica en su ciudad natal con Forrest Thornburg, quien había pertenecido a la Denishawn School. Luego, en 1925, se muda a Chicago y continúa sus estudios con Adolph Bolm, formado en la Academia Vaganova de San Petersburgo.

Entre 1926 y 1927 participa de lo que será su primera obra: “The Song of Hiawatha”. En esta obra Horton no solo realizó la coreografía, el vestuario y la puesta en escena, sino que se destacó como bailarín en el rol de Hiawatha. Esta multifuncionalidad de Horton se repetirá a lo largo de toda su carrera.


Viaja a Los Ángeles donde continúa estudiando danza. Se acerca a las danzas orientales a través del bailarín y coreógrafo japonés Michio Itō, quien lo introduce también en el teatro Nō. Hacia 1930 comienza a dar clases en el estudio de danza de Norma Gould, donde muestra un estilo particular, dinámico, solicitando a sus bailarines que realicen improvisaciones con movimientos exagerados e inusuales, haciéndolos trabajar cada parte de su cuerpo independientemente de la otra, a partir de las articulaciones, definiendo así su técnica.

En 1932 formó la Lester Horton Dancers, primera compañía interracial de Estados Unidos, conformada por bailarines negros, latinos, asiáticos y blancos. El grupo debutó en el Olympic Festival of the Dance con dos obras de Horton: “Kootenai War Dance” (1931), basada en danzas indias, y “Voodoo Ceremonial” (1932), inspirada en rituales haitianos. Bella Lewitzky se sumó a las clases y luego a la compañía en 1934, transformándose en la bailarina principal y en la colaboradora más cercana a Horton durante los siguientes quince años.

El auge del fascismo y del nazismo en Europa lo llevó a realizar dos obras en señal de protesta: “Dictator” (1935) y “Prelude to Militancy” (1937). Sin embargo, la obra que se considera como más importante de todo el corpus coreográfico de Horton es “La consagración de la primera”, sobre la partitura de Igor Stravinsky, estrenada en el anfiteatro del Hollywood Bowl en 1937, con Lewitzky en rol principal de “la elegida”.

Entre 1942 y 1953 coreografió 19 films de Hollywood, entre ellos se destacan “Moonlight in Havana” (1942), “Phantom of the Opera” (1944) y “Ali Baba and the Forty Thieves” (1945).


En 1948, junto a Lewitzky y al bailarín William Bowne, abrió su propio espacio para representaciones y academia, el Dance Theater, en Los Ángeles. La noche de apertura interpretaron “Totem Incantation”, basada en un rito de iniciación nativo americano, “Salomé”, en una versión revisada de la obra de Oscar Wilde, ambas de Horton, y “The Beloved”, co-coreografeada por Lewitzky.

Tan solo dos años después de la creación del teatro varios bailarines de la compañía decidieron partir, Lewitzky y Bowne entre ellos, y Horton tuvo que rearmarse, lo que le valió el reconocimiento a bailarines como Alvin Ailey (quien lo sucedería como coreógrafo y director de la compañía luego de su muerte), Carmen de Lavallade y James Truitte. De esta época se destacan trabajos como “Another Touch of Klee” (1951), “Liberian Suite” (1952), “Prado de Pena” (1952) y “Dedication to José Clemente Orozco” (1953).


El 2 de noviembre de 1953 Lester Horton falleció de un paro cardíaco, en Los Ángeles, la ciudad que lo vio convertirse en uno de los maestros y coreógrafos más influyentes de la danza moderna estadounidense. Su legado artístico y pedagógico llega hasta nuestros días y permanecerá a través del tiempo en cada clase y en cada reposición de sus obras.



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Florencia Guglielmotti reside en la Ciudad de Buenos Aires (Argentina). Es Profesora de Danza (titulada en la Escuela Nacional de Danzas "María Ruanova"), Licenciada y Profesora de Artes (recibida en la Universidad de Buenos Aires). Cursó estudios en la Escuela Nacional de Ballet de Cuba. Es Miembro de International Dance Council CID (UNESCO).

Actualmente se desempeña como Profesora de Danza Clásica y como Profesora Titular de Historia de la Danza en la Escuela Superior de Enseñanza Artística "Aída V. Mastrazzi". Email: florenciagu@gmail.com

Saturday, January 8, 2022

La oficina de Martí en New York


"En la casa núm. 120 Front St., y en el último piso, según indica la cruz blanca del grabado, parte interior, tenia Martí su oficina de trabajo. La casa ofrecía también salida por la inmediata que hace esquina á Wall St., y no pocos admiradores del Apóstol de Front St. entraban a visitarlo por una casa y salían por la otra. En esa pequeña oficina, á lo más de cinco varas en cuadro, y por donde apenas se podía caminar obstruida como estaba por los libros, ¡cuántas ideas grandiosas no concibió Martí, y cuántos atrevidos planes no ideó para la independencia de Cuba! Se puede decir que en aquellas cuatro paredes se decidió el porvenir de una raza y surgió un pueblo soberano. Martí amaba de tal modo ese pequeño rincón, que no se hallaba á gusto sino en él; y por más que sus funciones de Cónsul de la Argentina lo llevaran á otro salón más aparatoso, volvía a su oficina de Front St. a trabajar ó á esperar visitas de Cuba.

F."


*Se respetó el texto como fue publicado

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Revista de Cayo Hueso. Septiembre 26, 1897.
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Gaspar, El Lugareño Headline Animator

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