Nota previa. Agradezo a Alma Flor Ada, comparta con los lectores de Gaspar, El Lugareño, este importante texto en el que hace un recuento de la poesía de Medardo Lafuente, y en el que muestra el hallazgo de una versión primera de "La Nochebuena del Desterrado".
Asímismo, mi agradecimiento por comentar el descubrimiento que hice de la versión primigenia del poema "Al Camagüey".
Ada Flor Ada se encuentra en estos momentos preparando la publicación de un nuevo poemario de Medardo Lafuente, en el que incluye textos no aparecidos anteriormente en libros. (JEM)
Medardo Lafuente abrigó el deseo durante toda su vida de ver sus poemas publicados en un libro.
La holgura económica no fue parte de la vida de la familia Lafuente Salvador. Si bien después del nacimiento de su cuarto hijo pasaron a vivir en la Quinta Simoni, heredada por Dolores de su padre, don Federico Salvador Arias sus ingresos no correspondían a la holgura del edificio.
El libro Jornadas líricas. Poesía sólo logró publicarse después de su temprana muerte, por un esfuerzo de Dolores, apoyada por algunos de los fieles alumnos de Medardo.
A lo largo de varias décadas Medardo había publicado muchos de sus poemas en revistas y periódicos. Lamentablemente sólo he podido ubicar un mínimo número de ellos. Desde los inicios de la revista Lis, creada por Nicolás Guillén, Medardo fue un colaborador frecuente. Estos son los datos de seis poemas publicados en el 1923 recogidos en Páginas rescatadas: A ti, ajedrez y Paisaje, publicados en el ejemplar del 10 de febrero; El tren lejano, 28 de febrero; Derrota deseada, 20 de marzo; Al pensamiento, 30 de abril y Las luces del Alcázar, 10 de mayo. Los cinco primeros aparecen en Jornadas líricas. El sexto no aparece no sé por qué razón.
En Páginas rescatadas se incluyen cinco otros poemas: Tres publicados en la Revista de la Asociación Femenina: Tú y el gladiolo en mayo de 1924, Camagüey, en enero de 1925 y Adiós, Camagüey de ayer, en diciembre de 1925. Dos publicados, después de su muerte, en El Camagüeyano: Romance histórico, diciembre 1941 y A Ignacio Agramonte, diciembre 1941. De estos cinco poemas, sólo Tú y el gladiolo no está incluido en Jornadas líricas.
No sé hasta qué punto Medardo había dejado organizados los poemas que hubiera deseado ver reunidos en un libro, porque no tengo la menor información al respecto. Pero lo que si ha surgido a la luz es que a pesar de la intensidad de su vida de profesor, periodista, orador, hombre cívico y maestro masón, tareas todas llevadas a cabo con gran dedicación, el poeta no abandonaba a sus poemas.
Vemos que a veces vuelve a aquellos “Versos buenos, versos malos, / pedazos del alma son” que ponía a los pies de su amada, para revisarlos y modificarlos.
Joaquín Estrada-Montalván que en su blog Gaspar, El Lugareño, publica interesante información sobre Camagüey, en sus múltiples dimensiones, ha presentado una publicación temprana del poema Al Camagüey. Explica que el poema está dedicado a la revista Bohemia, que lo publica en la edición del 17 de marzo de 1912 número en que la revista “rinde homenaje a la ciudad de las iglesias y curvas calles.”
Estrada Montalván nos hace ver que en el octavo de los diez cuartetos que componen el poema hay cambios sustantivos.
En el poema anterior publicado en Bohemia, el cuarteto decía:
En sillones de mimbre recostados
del Liceo en la acera y en la puerta,
varios señores de hidalguía cierta
cuentan lo que esto fue en tiempos pasados.
En el poema incluido en Jornadas líricas, el cuarteto es:
En asientos de cuero recostados,
de “El Liceo” en la acera y en la puerta
varios señores de hidalguía cierta
comentan el valor de los ganados.
Hay un cambio en la realidad visual con la que el poeta retrata con tanta precisión a la ciudad: los sillones que fueron de mimbre ahora son de cuero. Y hay un cambio en la actitud de los ganaderos que la primera versión hablaban, posiblemente con nostalgia, de los tiempos pasados, mientras que en la versión más reciente su conversación es sobre el valor presente del ganado.
Inspirada por el hallazgo de Joaquín Estrada Montalván, cuando hoy me encuentro un viejo recorte de periódico con el poema LA NOCHEBUENA DEL DESTERRADO que alguien debió guardar con afecto y mi madre me envió hace mucho tiempo, he querido compararlo con la versión que aparece en Jornadas líricas. Las variaciones son notables.
Esta es la versión del recorte de periódico, enmarcada en un grabado que dice:
LA NOCHEBUENA DEL DESTERRADO
¡Qué triste la Nochebuena
para el pobre desterrado!
Tiene una mujer muy buena
que de caricias le llena,
que le hace feliz y amado.
Tiene un hogar venturoso
y una niña encantadora
de rubio cabello undoso
a quien mima cariñoso
y que le quiere y le adora.
Pero el contento es fingido
para no causarles pena;
piensa en el país perdido
rememora la vivido
y exclama: ¡qué Nochebuena!
Ve las hermanas queridas
que aguardan al peregrino;
las ve de dolor transidas
que esperan descoloridas,
a lo largo del camino.
Ve la madre que no existe,
ve el padre solo, cansado…
y el llanto al fin no resiste.
¡Que Nochebuena tan triste
la que pasa el desterrado!
MEDARDO LAFUENTE
Camagüey, Nochebuena de 1913
Esta es la versión que aparece en Jornadas líricas:
LA NOCHEBUENA DEL DESTERRADO
Medardo Lafuente. Jornadas líricas. 1940
¡Qué triste la Nochebuena
del poeta desterrado!
Nada puede, amante y buena,
preparando alegre cena,
su ídolo tan amado.
Nada, el hogar venturoso,
ni la niña encantadora
de rubio cabello undoso
a quien mima cariñoso
cuando ríe y cuando llora
y a quien tanto y tanto adora.
Ríe con gesto fingido
por no revelar su pena;
piensa en el país perdido,
rememora lo vivido
y exclama: “¡Qué Nochebuena!”
Los ojos cierra un momento
Y al conjuro de algún hada
como en un mágico cuento,
va el alma en alas del viento
a su país transportada.
Ve las hermanas queridas
que aguardan al peregrino;
las ve de dolor transidas
que esperan descoloridas
a lo largo del camino.
Ve que la madre no existe,
ve al padre solo, cansado…
y el llanto al fin no resiste.
¡Qué Nochebuena tan triste
la que pasa el desterrado!
El poema está inspirado incuestionablemente en la vida del poeta. Aunque no fue un desterrado en el sentido estricto de la palabra, porque viajó a Cuba y se estableció allí por su propia voluntad, no cabe duda que sufría la añoranza de España y su familia y no tenía las condiciones que le hubieran permitido un viaje.
Sabemos su madre había muerto, antes de viajar él a Cuba. Como sus padres eran ambos maestros y se repartían el trabajo del pequeño colegio que poseían y el cuidado de los cinco hijos, de los cuales Medardo era el mayor, podemos imaginar fácilmente la tristeza y el cansancio del padre.
Y Medardo tenía una esposa amante y justamente en 1912, el año anterior a la fecha del poema, había nacido su primera hija, Virginia, muy rubia, a la que quiso, como a todos sus hijos entrañablemente.
Pienso que el poema ha ganado mucho literariamente, y que eso precisamente hace que el dolor del desterrado se haga más palpable y cercano.
Me parece muy significativo que “el pobre desterrado” se haya convertido en “el poeta desterrado” quizá por una mayor identificación de Medardo con él y quizá también en reconocimiento de sus amigos poetas españoles verdaderamente desterrados después de la Guerra Civil.
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