Tuesday, July 12, 2022

Gala de Verano de “El Arte del Ballet Clásico” (AoBC). Por Baltasar Santiago Martín.

Aurora Chinchilla y Keynald Vergara 
en el pas de deux Diana y Acteón
Foto: Abelardo Reguera.
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En la noche del sábado 25 de junio de 2022 viajé desde Hialeah hasta el Lauderhill Performing Arts Center, para asistir a la Gala de Verano de “El Arte del Ballet Clásico” (AoBC), entidad anteriormente conocida como Ballet Clásico de la Florida, ambas bajo la dirección artística de la prestigiosa maitre Magaly Suárez y con el valioso apoyo de su asistente Ibis Montoto.

La función comenzó con el pas de six del ballet La Vivandiere, –La cantinera–, coreografía de Arthur Saint-Léon / Fanny Cerrito y música de César Pugni, en el que Gustavo Ribeiro satisfizo con creces el reto de ser el partenaire de nada menos que de cinco hermosas y bien entrenadas bailarinas: Aurora Chinchilla, Florie Geller, Jenna Potvin, Anna Thomashoff y Juliana Wilder; los seis con admirable acople, sincronización y elegancia, tanto desde el llamativo y bello vestuario como hasta los más mínimos detalles de la coreografía, pas de deux de Aurora y Gustavo y de todo el grupo incluidas.


La Vivandiere: Gustavo Ribeiro y Aurora Chinchilla; GR con Florie Geller, Jenna Potvin, Anna Thomashoff y Juliana Wilder; saludos finales de los seis. Fotos: Abelardo Reguera.
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Dejando ya detrás el campo húngaro donde se desarrolla La Vivandiere, April White y Raisel Cruz salieron a escena para revivir el adagio del pas de deux del segundo acto de El lago de los cisnes, con música de Chaikosvki y coreografía de Marius Petipa.

En este primer encuentro entre el príncipe Sigfrido y Odette, la princesa convertida en cisne por el maléfico brujo Von Rothbart, Odette ha recuperado la forma humana por un breve tiempo, y April lo tuvo presente, pues no abusó de los port de brass como suelen hacer otras bailarinas en este adagio, pues con solo leves aleteos reminiscentes recordó la hechizada condición de su personaje, tanto en sus solos como cuando Raisel/ Sigfrido la partnea con absoluta elegancia y clase durante todo el adagio, amén de unos arabesques penchés sin esfuerzo aparente que signaron su hermoso desempeño como Odette.


April White y Raisel Cruz, en el adagio del segundo acto de El lago de los cisnes. Fotos: Abelardo Reguera.
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Y del segundo acto de Lago, Mia Bianchi, Florrie Geller y Jorge Alejandro Boza nos regresaron al primero, con el pas de troi del mismo –que no por no ser para la pareja protagonista como el pas de deux anterior carece de menor rigor técnico e interpretativo–, en el que los tres se lucieron en sus respectivas variaciones y en el muy bien coordinado trabajo como trío.

Mia Bianchi, Florrie Geller y Jorge Alejandro Boza en el pas de troi del primer acto de El lago de los cisnes. Foto: Abelardo Reguera.
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De ese mundo de cisnes encantados, la magia del ballet nos trasladó al mundo de los dioses mitológicos romanos –copiados y “editados” de los griegos–, para disfrutar de Diana y Acteón, un pas de deux con música de Ricardo Drigo, coreografiado e incorporado por Petipa en 1886 a su versión del ballet Esmeralda, coreografía de Jules Perrot (1844), pero en el que Agripina Vagánova puso también su experta mano.

Según la mitología romana, Diana –habitualmente representada como cazadora, con arco y flecha– se estaba bañando desnuda cuando sorprendió al pastor Acteón contemplándola “curiosamente”. Enojada, le disparó un flechazo que lo hirió gravemente, y en una de esas metamorfosis tan habituales en la mitología greco-romana, Acteón se convirtió en un ciervo, y los perros de caza de Diana se arrojaron sobre él y lo devoraron.

Afortunadamente, este pas de deux se limita a que Diana se desplaza con su arco, y Acteón intenta esquivar su mirada –y sus flechas– ocultándose tras sus brazos...; “pretextos” para que sus intérpretes brillen, con grandes desplazamientos aéreos –sobre todo “Acteón”–, evidente muestra de la influencia en el ballet ruso de la técnica italiana enseñada por Enrico Cecchetti.

La brillante Aurora Chinchilla y el dotado Keynald Vergara fueron los encargados de revivir esta historia mitológica grecorromana.

Aurora Chinchilla y Keynald Vergara en el pas de deux Diana y Acteón. Fotos: Abelardo Reguera.
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Aurora estuvo pendiente en todo momento de su rol de la cazadora Diana, y satisfizo la exigente coreografía con total bravura, con bellos arabesques, sostenidos balances y jettés elegantes y precisos; y unos fouettés “clavada” en el lugar, intercalados con pirouettes, en el apogeo de su variación, mientras que Keynald hizo girar a su compañera con total verticalidad –como debe ser–, y su variación fue absolutamente deslumbrante, pues a sus saltos no les faltó altura ni, incluso, volteretas acrobáticas casi horizontales. Sus vertiginosos giros, a su vez, resultaron también impresionantes.

En fin, que ambos dejaron el escenario muy caliente tras la “huida” de Acteón perseguido por la vengativa Diana, para dar paso a Sophie Poulain y a Ethan Rodríguez, quienes bailaron el pas de deux del Festival de las flores de Genzano (Auguste Bournonville/ música de Helsted & Pauli), fieles a la esencia del estilo Bournonville, que demanda de ambos un trabajo de pies de gran limpieza y agilidad. Ethan, en su trabajo como partenaire, fue sumamente solícito para que su compañera se pudiera lucir tal y como lo hizo, con buenas extensiones y ejemplar musicalidad.

Sophie Poulain y a Ethan Rodríguez en el pas de deux del Festival de las flores de Genzano. Foto: Cortesía de AoBC.
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Sophie Poulain y a Ethan Rodríguez en el pas de deux del Festival de las flores de Genzano. Fotos: Abelardo Reguera.
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Al pas de deux de El Festival de las flores de Genzano le siguió el de Satanella, de El carnaval de Venecia –música de Cesare Pugni sobre un tema de Paganini y coreografía original de Marius Petipa–, a cargo de Juliana Wilder y Gustavo Ribeiro, quienes nos regalaron un adagio perfecto, con gran musicalidad y vistosas y sostenidas cargadas de Juliana por Ribeiro.

Juliana Wilder y Gustavo Ribeiro en el pas de deux de Satanella. Fotos: Abelardo Reguera.
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En sus respectivas variaciones, Gustavo brilló, tanto por sus elevados saltos –con volteretas en el aire incluidas– como por sus raudos giros y entrechats, mientras que Juliana, a su vez, tampoco escatimó su pirotecnia técnica, con sostenidos balances, admirables extensiones y grand jettés, con fouettés como clímax.

En la coda, ambos estuvieron soberbios, con Gustavo arrodillado ante Juliana en rendido abrazo, como simpático colofón.

A seguidas, Daynelis Muñoz como Odile y el muy esperado y siempre sorprendente Taras Domitro como el príncipe Sigfrido, asumieron el pas de deux “El cisne negro”, del ballet El lago de los cisnes, con música de Piotr I. Chaikovski y coreografía de Marius Petipa, como ya fue acotado cuando su segundo y primer acto.

Ambos, con muy vistosos trajes, abordaron el adagio con ímpetu, amén de una feliz remembranza del port de bras de Odette por parte de Daynelis para confundir y hacer olvidar a Sigfrido de su juramento de amor a la hechizada princesa del lago.


Daynelis Muñoz como Odile y Taras Domitro como Sigfrido en el pas de deux “El cisne negro” de El lago de los cisnes. Foto: Cortesía de AoBC.
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Daynelis Muñoz como Odile y Taras Domitro como Sigfrido en el pas de deux “El cisne negro” de El lago de los cisnes. Foto: Cortesía de AoBC.
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En las variaciones, Taras adornó sus saltos con los grand jettés y “de tijera” hacia delante que ya son su marca de fábrica, absolutament inobjetable, mientras que Daynelis, muy musical, se lució con un óvalo de raudos piqués, para luego enfrentarse a la prueba de fuego de este pas de deux: los esperados 32 fouettés, que, aunque intercaló con pirouettes, terminó desplazada de lugar. Muy artistas al fin, su coda fue impecable, aunque les recomiendo saludar en personaje, sobre todo Odile, que es una criatura diabólica, nada amable ni sonriente.

Taras Domitro como Sigfrido en el pas de deux “El cisne negro” de El lago de los cisnes. Foto: Cortesía de AoBC.
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Nota: Como consideración muy personal, recomiendo “editar, podar” la segunda variación de Odile tras los fouettés, que tanto musical como coreográficamente, rompe a mi juicio con la unidad del acto, máxime cuando Daynelis lució que improvisaba la coreografía, para colmo.

La segunda parte del programa estuvo destinada al segundo acto del ballet La Bayadera, con coreografía de Marius Petipa, música del austríaco Ludwig Minkus y libreto de Sergei Kuschelok y del propio Marius Petipa, inspirado en dos dramas del poeta hindú Kalidasa (la palabra “bayadera” tuvo su origen cuando los navegantes portugueses, entre los siglos XV y XVI, llegaron a la India y llamaron “bailadeiras a las “devadasi”, mujeres consagradas a la danza por la religión, de donde ha derivado a “bayaderas”).

El estreno de La Bayadera se produjo en San Petersburgo, Rusia, en 1877, y este ballet puede ser considerado como una secuela tardía del Romanticismo, caracterizado por la fascinación por las leyendas medievales y los temas exóticos, como es el caso del ballet que nos ocupa.

Para poder comprender mejor el segundo acto que se presentó, considero oportuno conocer una síntesis de todo el argumento:

La bayadera Nikiya está enamorada del príncipe Solor y es correspondida por este, pero Solor acepta casarse con Gamzatti, la malvada hija del Rajá gobernante. A su vez, el Gran Brahmán (gran sacerdote de la religión brahmánica) también desea a Nikiya y odia a Solor. Gamzatti introduce una serpiente áspid venenosa en una cesta de flores que su criada le envía a Nikiya, quien cree que se la envía Solor. El áspid la muerde, y el Gran Brahmán le ofrece un antídoto, pero Nikiya, al ver juntos a Solor y a Gamzatti, lo rechaza y muere. Esto ocurre en el mundo real.

Desesperado por la muerte de la hermosa bayadera –y bajo la influencia del opio–, Solor ve a Nikiya en el Reino de las Sombras (el mundo irreal), muerta y multiplicada su imagen por espectros de bayaderas. Junto a ella, Solor evoca su danza ante la Llama Sagrada. El guerrero continúa atrapado por la fascinante visión de Nikiya cuando hacen su aparición sus compañeros para prepararle para la boda.

Bajo la sombra del Gran Buda, un ídolo de bronce danza mientras el Gran Brahmán y los sacerdotes preparan la ceremonia nupcial. Los novios hacen su entrada rodeados de bayaderas, que ejecutan una danza ritual: símbolo de la Llama Sagrada que brilla ante el templo. El Rajá, Gamzatti y Solor bailan, pero el guerrero es continuamente asaltado por la visión de Nikiya.

Durante las danzas aparece misteriosamente un cesto con flores, idéntico al que provocó la muerte de Nikiya; Gamzatti, aterrada y atormentada por la culpabilidad, solicita a su padre que apresure la ceremonia.

El Gran Brahmán pronuncia los ritos sagrados, en medio de la indecisión de Solor. Los dioses, furiosos, desencadenan su venganza: el templo y todos los presentes son destruidos. Las almas de Nikiya y Solor se unen, finalmente, en un amor eterno.

Regresando ahora a la función objeto de esta reseña, quiero volver a felicitar a Magaly Suárez y a Ibis Montoto –tal y como hice y escribí cuando presentaron el primer y segundo acto del ballet en 2019– “por el gran reto asumido – y vencido– de montar este segundo acto de La Bayadera, sobre todo la escena del ‘Reino de las sombras’, que, dentro de la tradición de los ballets blancos, está considerada como una gloria coreográfica mundial; en especial por la entrada de 24 bailarinas (en esta función fueron solo 12), cual espectros de bayaderas, bailando una serie de arabesques.

“Aunque no estuvieran las 24 contempladas en la coreografía original, el que 12 bailarinas de cuerpo de ballet –muchas de ellas aún alumnas de Magaly–, lograran la perfección, el sincronismo y la elegancia que pude disfrutar en esa función, es algo digno de encomio y de alabanza, a la altura de cualquier compañía con más recursos y apoyo financiero”, termino mi cita de 2019, totalmente aplicable en esta nueva ocasión.

Juliana Wilder y Raisel Cruz, como la vengativa Gamzatti y el veleidoso Solor, “bordaron” su pas de deux de inicio a fin, con lujosos trajes y un adecuado maquillaje, ambos acompañados por un muy acoplado cuerpo de baile, que en todas las combinaciones requeridas: Pas de quatre, Pas de Action y Pas de trois, asumieron sus coreografías con total elegancia y excelente desempeño técnico, al igual que Mia Arroyo –acompañada por las precoces y talentosas niñas Sara Marin y Jenna Potvin– como Manu, en la simpática danza con el ánfora en su cabeza.

Juliana Wilder y Raisel Cruz, como la vengativa Gamzatti y el veleidoso Solor, en La bayadera. Foto Abelardo Reguera.
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Juliana Wilder y Raisel Cruz, como la vengativa Gamzatti y el veleidoso Solor, en La bayadera. Foto: Abelardo Reguera.
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Mia Arroyo como Manu, en la simpática danza con el ánfora en su cabeza, de La Bayadera. Foto: Cortesía de AoBC.
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En “El reino de las sombras”, reitero mi admiración por la inojetable secuencia de arabesques de las bayaderas clonadas por la opiácea imaginación de Solor, y me descubro ante Julia Conway y Daniel McCorwick, como Nikiya y Solor, por su pas de deux tan virtuoso, amén de un partneo ejemplar por parte de Daniel, con cargadas incluidas, ambos con una hermosa línea, sin poder dejar de mencionar cuando tienen que interactuar con ese gran velo o tela blanca que podría haberles ocasionado algún contratiempo, mas no, en lo absoluto.



Julia Conway y Daniel McCorwick con las 12 bayaderas en “El reino de las sombras” de La bayadera. Foto: Cortesía de AoBC.
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Julia Conway y Daniel McCorwick, en el pas de deux de “El reino de las sombras” de La bayadera. Foto: Cortesía de AoBC.
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Concluyo con mi agradecimiento a Magaly, Ibis, Adiarys, Taras y a todos los esforzados y dotados bailarines participantes, por tanta devoción por el arte del ballet, y sus admirables resultados artísticos y estéticos.



Baltasar Santiago Martín
Hialeah, 4 de julio de 2022
“Día de la independencia de los Estados Unidos”


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English version

Monday, July 11, 2022

El próximo cardenal de La Habana, ¿será oriundo de La Habana?


El arzobispo de La Habana, Mons. Juan està cumpliendo 74 años de edad. Es su último cumpleaños, antes de presentar la renuncia como cabeza de la iglesia habanera.

La capital de la isla ha tenido tres cardenales, dos camagüeyanos Arteaga y Juan, y uno matancero Jaime.

Sus obispos, en el siglo XX y lo que va del XXI, han nacido en Italia, Sbarretti; La Habana, González Estrada; Santiago de Cuba, Ruiz Rodríguez; Camagüey, Arteaga; Pinar del Río, Evelio Díaz; Camagüey, Oves; Matanzas, Jaime y Camagüey, Juan.

Luego de más de 100 años, con un solo obispo titular nacido en La Habana, ¿le tocará a la capital un prelado local? ¿Será el próximo cardenal oriundo de la antigua Villa de San Cristóbal? (JEM)

Sunday, July 10, 2022

El "Cuba Libre" más grande lo prepararon en Canadá



Calgary Luxury Rum Distilling Company Romero becomes GUINNESS WORLD RECORDS™ Holder for Largest Cuba Libre Cocktail

Hosted at their cocktail bar and distillery, Romero served their premixed Cuba Libre cocktail in a custom 264-gallon glass.

CALGARY, AB, – On July 7, 2022, Romero Distilling Company (Romero) became the verified GUINNESS WORLD RECORDS™ holder for the Largest Cuba Libre Cocktail. Surpassing the previous record-holder of 132 gallons, Romero more than satisfied the GUINNESS WORLD RECORDS™ attempt with a 264-gallon Cuba Libre Cocktail.

Partner and WWE Hall of Famer, Bret Hart, is joined by Official GUINNESS WORLD RECORDS™ Adjudicator Claire Stevens and Romero co-owners, Tomas and Diego, as they pour the last few ounces into the 1,000-litre cocktail. (CNW Group/Romero Distilling Company)

Partner and WWE Hall of Famer, Bret Hart, is joined by Official GUINNESS WORLD RECORDS™ Adjudicator Claire Stevens and Romero co-owners, Tomas and Diego, as they pour the last few ounces into the 1,000-litre cocktail. (CNW Group/Romero Distilling Company)

As Western Canada’s premier craft rum producer, Romero is dedicated to continuous improvement through determination, hard work and innovation. Romero uses top-quality Canadian ingredients, including molasses and glacier-fed water from the Rockies to craft their rums and cocktails. All of the distilling equipment Romero uses is also Canadian-made.

The distiller has perfected a dark, amber, and spiced rum that are all distilled in copper pot stills and mature in once-used Kentucky bourbon barrels.

“Romero’s GUINNESS WORLD RECORDS™ Largest Cuba Libre Cocktail, which filled the four-foot cubed glass, was made with the perfect ratio of Romero’s award-winning rum, lime juice and cola,” says co-owner, Tom Romero. “By using quality locally-sourced ingredients, we have not only made the world’s Largest Cuba Libre Cocktail, but also quite possibly the most delicious one yet.”

“As the only rum-driven distillery in Western Canada, Romero has afforded many, including myself, the unique opportunity to enjoy quality, locally-crafted rum,” says Romero Ambassador and WWE Hall of Famer, Bret Hart. “Whether you are enjoying a bottle of their award-winning dark rum or visiting Romero’s prohibition-inspired cocktail bar, you can always count on a luxurious experience.”

Romero is built on a rich and mostly untold history of rum-running during Prohibition from the Blairmore Hotel in the Crowsnest Pass. People that are interested in learning more about their rich history are encouraged to visit their cocktail bar in Calgary, Alberta at Suite 300, 688 Heritage Drive SE.

For more information regarding Romero visit romerodistilling.com.



Mercedes Ruiz de Soignie. Reina del San Juan camagüeyano del año 1923. (Bohemia. Agosto 1923)


(Camagüey) Emplazan escultura de Nicolás Guillén en homenaje al 120 aniversario de su nacimiento.

Escultura de Nicolás Guilén. 
Obra de Martha Jiménez.
Foto tomada del FB de la 
Oficina del Historiador de Camagüey
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El lugar escogido es en la acera de la Merced, en la esquina de Estrada Palma (luego de Independencia y casi Cisneros), en pocas palabras: en una esquina de la plaza de la Merced (La Plaza).

Lo curioso es que está ubicada frente a la imagen de fierro del que llaman el Che, en la fachada de Correos.

La historia de como llegó el guerrillero tristemente recordado a presidir la Oficina de Correos, tiene que ver con poema de Guillén y atropello policial en el Camagüey de mediados de los 80s del siglo XX.

La historia como la viví y recuerdo:

En algún momento around 1984-1986 (escribo de memoria) la policía empezó a desalojar La Plaza antes de la medianoche. Llegaba la patrulla, se parqueaba en medio de la calle, se bajaban los policías fusta en mano y "calabaza, calabaza, cada uno pa su casa y el que no, pues tampoco se podía quedar en La Plaza".

En esos tiempos el cartel que presidía el Correo, era aquello de "Tengo, vamos a ver,/tengo el gusto de andar por mi país,/dueño de cuanto hay en él,...". y la imagen una isla de Cuba. Cuando llegaba la policía, frecuentemente dirigida por el temido "Tío Stiopa", a terminar las tertulias y sacarnos de La Plaza le señalábamos al cartel. Así resistíamos un poco, hasta que se veían llegar (o empezaban) los "fustazos" y desalojábamos.

Un día apareció la imagen del Ché, dejando claro que de "Tengo", nada de nada. Primero, pintado sobre madera o cartón, o lo que fuera y luego en fierro de manera permanente. (JEM)

Foto/Walter Moronta
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David Zambrano (por Florencia Guglielmotti)

Nota del blog: Sección semanal dedicada al Ballet y la Danza, a cargo de la la ballerina, coreógrafa y profesora Florencia Guglielmotti.

Los textos anteriores, se pueden leer en este enlace.


David Zambrano nació en Venezuela en 1960. Tras realizar la escuela militar, se inició en la danza como bailarín en locales bailables y discotecas, al tiempo que estudiaba ciencias de la computación. Tras cuatro años de incursionar en las matemáticas y las fórmulas, decide dedicarse a la danza, esta vez aspirando a la profesionalización. El pensamiento matemático se ha instalado en su ser, descubre que existe una lógica natural para hacer y medir la cantidad de tiempo y espacio necesarios para la creación. Esta idea será la base de su técnica de improvisación.

Su primera obra, creada en 1984, fue “Para Carmen”, un solo en homenaje a su madre, la cual es producto de largas horas de trabajo luego de su fallecimiento. Esta creación se representó en múltiples giras y marcó el inicio de una prolífica carrera coreográfica.


En 1985 llega a New York para perfeccionarse y comienza a trabajar con Pooh Kaye y, un año más tarde, se une a la compañía de Simone Forti quien, frecuentemente, es considerado como su mentor. Al mismo tiempo, Zambrano comienza a establecerse como coreógrafo creando “No Basta Rezar” y “Volando Voy”, dos solos con música de Soledad Bravo; “Tap the Feet”, un duo de improvisación con el bailarín de tap Jackie Shue, música de G. Miller e inspirado en el folclore venezolano; y “Apretaditos”, un duo de improvisación junto al bailarín Daniel Lepkoff. Hacia el final de 1986 estrena en Caracas (Venezuela) “Fetiche”, otro solo con diseño escenográfico de Lucia Padilla y música de Miguel Noya, ambos venezolanos. En esta obra explora la misteriosa energía que mueve las danzas folclóricas de los habitantes de las aldeas costeras de Venezuela.


En los años siguientes, continúa creando solos y realiza colaboraciones con importantes coreógrafos y bailarines, como Donald Fleming y Sasha Waltz, hasta que en 1989 Zambrano recibe una subvención de la Fundación para las Artes de Nueva York que le permitió dedicar tres meses en el estudio sólo a la investigación. Fue allí cuando definió su técnica, el Flying-Low, la cual se centra principalmente en la relación del bailarín con el suelo. Durante la clase se utilizan patrones de movimiento simples que involucran la respiración, la velocidad y la liberación de energía en todo el cuerpo para activar la relación entre el centro del mismo y las articulaciones, moviéndose de manera más eficiente ya que se mantiene consciente del centro corporal. Se hace foco en la estructura esquelética para ayudar a mejorar la percepción física y el estado de alerta de los bailarines. Este entrenamiento se ha convertido en una marca registrada de Zambrano.

Comenzó a difundir su técnica, primeramente en su Venezuela natal y luego en todo el mundo. Fue por ello que creó el Festival de Danza Postmoderna: Taller Internacional de Danza Experimental, que Zambrano dirigió entre 1989 y 1993. Nunca interrumpió sus viajes en los cuales trabajaba con artistas y estudiantes locales, y realizaba trabajos grupales colaborativos, interesándose en la relación del movimiento con el folclore y con las diferentes artes, como en “Proyecto: Z”, “Aux.muted” y “Con-moto”.


En el 2000 se insatala en Amsterdam y crea “Zambrano invites...”, donde trabaja con coreógrafos que lo influenciaron en su carrera, y en 2003 el “Rabbit Project”, para el cual invitó a Amsterdam a 17 bailarines de 13 países diferentes para trabajar durante seis semanas. Esto dio lugar a explorar un nuevo concepto: la “dance web”, donde a través de los diferentes ejercicios, el grupo de improvisadores crea dinámicas flexibles y complejas, lo que le permitirá al grupo crear un todo coherente, pero siempre abiertos a lo impredecible. El grupo se mueve constantemente, transformando el ambiente. Los estudiantes aprenden a conectarse instantáneamente con su entorno y se vuelven más espontáneos en la toma de decisiones como improvisadores, coreógrafos o como bailarines. En sus propias palabras, la improvisación “enseña [al bailarín] a sobrevivir en cualquier situación”.

David Zambrano es una figura central en el mundo de la danza actual, inspirando a creadores y bailarines con su mirada particular sobre los cambios culturales, las tradiciones y su influencia en las creaciones danzísticas.




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Florencia Guglielmotti reside en la Ciudad de Buenos Aires (Argentina). Es Profesora de Danza (titulada en la Escuela Nacional de Danzas "María Ruanova"), Licenciada y Profesora de Artes (recibida en la Universidad de Buenos Aires). Cursó estudios en la Escuela Nacional de Ballet de Cuba. Es Miembro de International Dance Council CID (UNESCO).

Actualmente se desempeña como Profesora de Danza Clásica y como Profesora Titular de Historia de la Danza en la Escuela Superior de Enseñanza Artística "Aída V. Mastrazzi". Email: florenciagu@gmail.com

Wednesday, July 6, 2022

Moringa ("Vocabulario Cubano", de Constantino Suárez. Año 1921)


“De bares y cantinas”, tres autores reunidos en un mismo escenario. (por Wilfredo A. Ramos)



Que una obra de teatro de alguno de los dramaturgos cubanos que han abandonado la isla, habiéndose radicado principalmente en este país, suba a los escenarios de Miami, ha sido siempre un hecho raro y aislado, cuando ello debiera ser lo habitual, debido a la mayoritaria población de origen cubano radicada en esta ciudad del Sur de la Florida. Los dramaturgos se han visto doblemente ignorados, ya que si por una parte sus obras no han sido llevadas a las tablas por falta de interés de la mayoría de los directores de la ciudad o presentadas en festivales organizados en la misma; por la otra, también el medio intelectual los ha ignorado como escritores, resultando de tal manera un doble desprecio hacia el teatro cubano escrito por autores que abandonaron la isla en muchos casos huyendo de la censura, encontrando en esta otra orilla lo mismo que dejaron atrás.

Es por lo antes apuntado que la labor de Marcia Arencibia-Henderson, al frente de Thespis Acting Project, actriz cubana devenida en los últimos tiempos también en directora, tiene algo de aventura quijotesca, al proponerse llevar a las tablas textos dramáticos de esos autores que han continuado escribiendo teatro cubano lejos de sus fronteras, porque si hay algo que tenemos que afirmar es que el teatro escrito fuera de la isla sigue siendo teatro cubano, sin importar incluso el idioma en que se escriba o represente.


Como prueba de ello y continuando con dicho proyecto, nos encontramos con la puesta en escena del espectáculo “De bares y cantinas”, en donde Arencibia-Henderson, para más atrevimiento aún, toma textos no dramáticos, exactamente tres narraciones cortas de diferentes autores para armar esta nueva propuesta teatral.

Los textos en cuestión son: ‘Hablar por los codos’, de Matías Monte Huidobro, ‘Nosotros que nos queremos tanto’, de Luis Aguero y ‘La mujer que llegaba a las seis’, de Gabriel García Márquez. Con respecto a la selección de este último autor, no podemos negar que nos cuestionamos el que la directora hubiera escogido una narración suya para integrar dicho espectáculo, pues de alguna manera a nuestro modo de ver se perdía la oportunidad de mantener la interesante línea de trabajo que ha seguido la directora, dándole voz a aquellos autores cubanos ignorados por su condición de exiliados.

La reunión de dichos textos ha sido concebida de manera aceptada, pues el ambiente de cada uno de ellos es el mismo, un bar, marco escogido por cada uno de los autores para el desarrollo de la acción dramática de sus respectivos relatos.

Christian Ocón y Carlos Laso
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En cuanto al lugar de presentación seleccionado por la directora, al igual que en otras ocasiones, resultó ser el de los salones del Miami Hispanic Cultural Arts Center, de la Pequeña Habana, lugar abierto siempre a las necesidades de todos los artistas de la comunidad hispana de nuestra ciudad, pero que lamentablemente no posee condiciones para las presentaciones teatrales debido a su no apropiado espacio, así como por la ausencia de un mínimo set de luces que ayude a crear la ambientación necesaria que el teatro siempre requiere. Estas limitadas condiciones atentan contra cualquier tipo de espectáculo, a menos de que se aproveche de manera acertada y se adapte el mismo a tan poco agradecido espacio.

Para la realización de esta puesta en escena se acudió al trabajo actoral de Christian Ocón, Ivette Kellems, Raydel Casas, Carlos Laso y la propia Marcia Arencibia-Henderson, todos, excepto Lazo, conocidos en los escenarios de la ciudad.

Christian Ocón, Marcelino Valdés
e Ivette Kellems
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El espectáculo trae la sorpresa de comenzar con la interpretación de un par de boleros a cargo del conocido cantante cubano Marcelino Valdés, quien como supuesto asiduo a dicho bar aparece en escena por breves momentos, para con el pretexto de alguna otra presentación, abandonar el local rápidamente, dando lugar de este modo al comienzo de la acción mediante las escenas pertenecientes al relato de Montes Huidobro, con Ocón y Laso como intérpretes, el primero en la piel del cantinero y el segundo en el de un habitual parroquiano. Lamentablemente este comienzo estuvo lastrado por la mala dicción de Laso a quien fue prácticamente imposible entender sus parlamentos, amen de una errónea utilización en la entonación y la voz, que dificultaba aun más la comprensión de los mismos. La falta de experiencia teatral jugó una muy mala pasada y demostró que la actuación no es cosa de improvisación, no por gusto el estudio, la preparación y experiencia son determinantes en el trabajo del actor. Pienso, que ante la falta de disposición de muchos de los actores a involucrarse en proyectos de escasos recursos económicos, además por falta de tiempo de los mismos, sea extremadamente difícil encontrar al actor requerido para integrarlo a cualquier proyecto, pero considero que por ningún concepto se puede actuar a la ligera en la elección de un elenco para que asuma tal responsabilidad.

La acción de esta escena se mueve entre un discurso de inconformidad política, identificable con el período pre revolucionario y una conversación con un personaje ausente-presente en el escenario, el cual se convierte en monólogo, desembocando en un sorpresivo acto de violencia.

Raydel Casas e Ivette Kellems
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La Kellems, con una regular trayectoria sobre la tablas de la ciudad, junto a Casas, actor de nueva adquisición en nuestros escenarios, van a ser quienes defenderrán las escenas de la autoría de Aguero. Ambos muestran un trabajo coherente, con una caracterización apropiada de sus personajes: el periodista mujeriego y la prostituta alcohólica, donde cada uno trata de conseguir algo del otro sin el menor escrúpulo y en donde al final el cazador sale cazado. Solamente tendríamos que añadir que por momentos un tono caricaturesco se hace presente restándole algo de fuerza a los mismos.

Christian Ocon y Marcia Arencibia-Henderson
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La última parte del espectáculo está reservada para el muy conocido texto de García Márquez, donde nuevamente Ocón ahora junto a Arencibia-Henderson, asumen los personajes de este relato en el cual la dualidad de sentimientos dará paso a una suerte de complicidad, provocando una apreciable tensión e intriga que se incrementa en la medida que el diálogo transcurre, lo que provoca un ambiente de incertidumbre el que se apodera de la acción, dando lugar a un final abierto donde la duda y lo sugerido se afianza en la mente del espectador.

Un elemento, el cual consideramos que pudo ser aprovechado mejor dramáticamente por la directora, es el referido a un personaje circunstancial que el autor introduce hacia el final del relato, el que desde el punto de vista teatral pudiera haber sido el desencadenante teatral de ese final abierto de manera más incisiva. Recordemos que estamos en presencia de un texto no dramático que por su esencia describe con palabras las acciones, lo que no ocurre en el teatro.

Como podemos apreciar, los tres relatos permiten una perfecta unidad de acción en la puesta en escena, gracias a que tanto el ambiente como los personajes están relacionados de manera idónea en todos los textos, lo que ha sido aprovechado de manera correcta por la directora, entregándonos finalmente un trabajo logrado en cuanto a su concepción dramática.

Christian Ocón y Raydel Casas
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En lineas generales ‘De bares y cantinas’ es un espectáculo bien pensado y estructurado, necesitado, eso si, de un mejor espacio de representación y algunas correcciones en cuanto a su elenco, lo que haría que ganara en presencia escénica.




Texto y fotos: Wilfredo A. Ramos
Miami, Julio 5, 2022

El Cuban Classical Ballet of Miami sube de nuevo a escena. (por Wilfredo A. Ramos)

Marize Fumero y Jesús Sanfiel
Fotos/Simon Soong
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Nuestra ciudad constantemente ofrece eventos y espectáculos que no dejan que esos comentarios que algunos se encargan de repetir sobre la ausencia de opciones de disfrute cultural, sean realidad.

Constantemente el público interesado puede disfrutar de una variada oferta, que tal vez no compita con la de New York, Buenos Aires o Madrid, por solo citar importantes centros culturales, pero que cada día aumenta su variedad y cantidad, repitiéndose años tras años como son los numerosos festivales que ven la luz en esta ciudad.

Exposiciones de artes plásticas, presentación de libros en tertulias literarias, puestas en escena de obras teatrales, conciertos de todo tipo de música y presentaciones danzarias, son actividades artísticas que llenan el tiempo de una ciudad que cada día se empecina en dejar de ser un destino de bares y playas para convivir también con el arte y la cultura, tan necesaria en una metrópoli que crece mirando hacia el futuro.

Una de estas instituciones culturales que continúa trabajando arduamente, burlando obstáculos de todo tipo, es el Cuban Classical Ballet of Miami (CCBM), fundado por el desaparecido promotor cultural cubano Pedro Pablo Peña, al que tanto la ciudad de Miami le debe y que hoy en día se encuentra bajo la dirección de Eriberto Jimenez, encargado de continuar con el legado de aquel.

Precisamente el pasado 11 de Junio dicha compañía subió a la escena del Miami Dade County Auditorium con una suite del ballet “El Corsario”, una de las grandes obras del repertorio clásico internacional, con la que ofreció otra de sus ya acostumbradas funciones que le son entregadas a los amantes de esta manifestación de nuestra ciudad durante el transcurso del año.

Hagamos primero un poco de historia.

Este ballet, originalmente en cuatro actos y cinco escenas, hoy reducido a tres actos, cinco escenas y un epílogo, con libreto del francés Jules-Henry Vernoy de Saint-Georges y Joseph Mazilier quien se inspirara en el conocido poema de Lord Byron, “The Corsair” (El Corsario) y en la ópera de Verdi del mismo nombre, está elaborado sobre música de Adolphe Adam, Leo Delibes, Cesare Pugni y el Gran Duque Pyotr Georgievich de Oldenburg, siendo estrenado el 23 de Enero de 1856 en la escena del Teatro Imperial de la Ópera de París, contando con coreografía del propio Mazilier. Para el año 1858, dos importantes figuras de la danza de la época, Marius Petipa y Jules Perrot, realizaron una renovación del ballet para el Teatro Bolshoi, siendo esta versión de la que derivan la mayoría de las adaptaciones y producciones posteriores de dicha obra.

Para su estreno mundial en la capital francesa, los roles protagónicos de Medora y Conrad fueron asumidos por los primeros bailarines de origen italiano Carolina Rosati y Domineco Segarelli, mientras que en su estreno en la ciudad de San Petersburgo, en 1858, en el Imperial Bolshoi Kamenny Theatre, los roles principales estuvieron a cargo de la primera figura Ekaterina Friedburg y el propio Marius Petipa.

La acción del argumento de dicha obra se desarrolla entre el Mar Jónico y la costa Este de Grecia, tratando sobre corsarios traficantes de esclavos, en específico de jóvenes doncellas, las cuales serán vendidas por grandes sumas a importantes personajes que las compran para sus harenes. Dentro de este ambiente se desarrolla el romance entre dos parejas de enamorados que enfrentarán múltiples obstáculos hasta que logran escapar haciendo posibles sus respectivas relaciones amorosas.

Entre algunos datos de interés a saber sobre esta obra se encuentran la introducción, algún tiempo después de su estreno, del muy conocido Grand Pas del ‘Jardín Animado’ a cargo de Petipa, el cual fue el resultado de la transformación del Pas de Deux de la Flores creado por Mazelier en honor a la Exposición Universal de París de 1867. Es de destacar que el muy conocido "Pas de Deux" de "El Corsario", bailado de manera frecuente independiente del ballet completo y que forma parte permanente de concursos y galas, no proviene de la versión original de dicha puesta en escena, ni de la adaptación de Petipa, existiendo diversos dúos danzarios a través del tiempo que les fueron incorporados y dejados de bailar posteriormente. El primero de ellos, en 1887 con música de Ricardo Drigo, seguido de otro en 1903 de la autoría de Sergei Legat, pasando por el creado en 1915 por Samuil Andrianov, que fuera profesor de George Balanchine, quien lo introdujo en el Acto I, escena 2 y que fuera interpretado por el propio coreógrafo junto a Tamara Karsavina, incluyendo a un tercer intérprete, bailado en dicha oportunidad por Anatoli Obkhov.

La versión de este "Pas de Deux" que ha llegado hasta nuestros días es la que trabajó Agrippina Vaganova, manteniendo la música de Drigo para el adagio, la variación masculina y la coda, mientras que para la variación femenina, la música pertenece al Barón Boris Fitenhoff-Schell. Por último debemos mencionar que dicho Pas de Deux no fue conocido en Occidente hasta 1962 cuando el bailarín ruso Rudolf Nureyev desertó, pasando a formar parte del Royal Ballet de Londres, bailándolo junto a la gran Margot Fonteyn.

Regresemos a nuestros días.

Marize Fumero, Ihosvany Rodríguez 
y Humberto Rivera Blanco
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Como ya habíamos mencionado al principio de nuestro artículo, la puesta en escena que el CCBM llevó a las tablas en esta oportunidad consistió en una suite del ballet "El Corsario", obra muy conocida del repertorio clásico internacional, aunque no incluida en todas la grandes compañía, la cual fue adaptada por el propio Eriberto Jimenez, donde tuvieron la oportunidad de presentarse integrantes del St. Lucie Ballet y de la International Dance Academy, junto a bailarines profesionales de Estados Unidos y Cuba,

El proceso de adaptación del ballet permitió contar perfectamente la historia que narra, así como seguir la trayectoria de la acción, mostrando en escena los momentos destacados y primordiales que posibilita la comprensión del argumento, elemento este primordial en la realización de toda suite, debido al carácter de simplificación que encierra dicho tipo de trabajo coreográfico. A esto podemos sumarle una acertada presentación de todos los personajes que intervienen en la historia, los cuales ayudan al avance de la acción dramática con claridad.

Un aspecto a destacar es que a pesar de las dificultades que siempre conlleva realizar una producción de esta envergadura, el trabajo con el vestuario de todos los integrantes cumplió acertadamente con lo requerido para esta obra, teniendo en cuenta las caracterizaciones de cada personaje, los variados cambios del mismo a realizar y la cantidad de bailarines sobre las tablas, incluso en una escena como la tan conocida, “Jardín Animado’ , el vestuario de las diez y ocho bailarinas del cuerpo de baile que la integró, resultó el adecuado para dicho momento, tal y como puede ser apreciado en cualquier gran producción de dicho ballet.

Con respecto al elenco, este estuvo encabezado casi en su totalidad por bailarines cubanos, excepto la norteamericana Katherine Barkman, quien ha formado parte como solista del Manila Ballet, en Filipinas y ya como principal en el Washington Ballet, integrando recientemente las filas del San Francisco Ballet.

Katherine Barkman y Jorge Oscar Sánchez
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El resto de la nómina de los roles protagónicos estaba integrada por Mariza Fumero, en el papel de Medora, que fuera solista dentro del Ballet Nacional de Cuba (BNC) y el English National Ballet, alcanzando la categoría de principal en el Milwaukee Ballet. Por parte de los hombres, quienes tienen un papel muy destacado dentro de este ballet, Humberto Rivera Blanco perteneció al BNC, habiendo bailado también con el Kansas City Ballet. Ihosvany Rodríguez, quien ha sido solista en el BNC y bailado con Arts Ballet Theatre of Florida, Dance Now! Ensemble, Miami Contemporary Dance Company, Brandon Ballet, Texas Ballet, San José Ballet.

Jorge Oscar Sanchez, otro de los bailarines que formó parte del BNC, ha integrado las filas del Columbia City Ballet y en la actualidad forma parte del Washington Ballet. Finalmente, Brian Gómez, integró las filas del BNC, más tarde pasando a formar parte del Ballet Municipal de Lima, Perú, siendo en la actualidad artista en residencia en Dimensions Dance Theatre of Miami.

Es importante señalar que la totalidad de estos bailarines cubanos son habitualmente artistas invitados del CCBM.

Un nombre que no podemos dejar de mencionar es el de Jesús Sanfiel, quien ostentó rango de solista dentro del BNC, con una amplia carrera como profesor de ballet en academias en New York, Francia, Miami, Brasil y compañías tales como el Miami Hispanic Ballet, Alberta Ballet, Cirque du Soleil en Las Vegas, también realizando trabajos coreográficos para instituciones como Radio City Music Hall, North West Ballet Company y E. Fisher Hall at Lincoln Center, New York.

Marize Fumero y Humberto Rivera Blanco
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En relación al desempeño de la Fumero en el rol de Medora y la Barkman en el de Gunara, tenemos que afirmar que cada una de estas artistas estuvieron a la altura de las exigencias de sus respectivos roles, ambas mostrando una fuerte técnica, adquiridas en escuelas diferentes, así como un buen trabajo de interiorización de sus personajes, mostrando cada una con su desempeño el por qué han llegado a obtener los lugares que han alcanzado dentro del muy exigente y competitivo mundo de la danza clásica a través de sus carreras, destacando la primera por sus hermosas líneas y amplias extensiones que la caracterizan.

Rivera Blanco, quien tuvo a su cargo interpretar el personaje de Conrad, lo asumió con destreza, buen uso de la técnica en función del baile y del trabajo dramático, realizando un buen trabajo de ‘partenaire’ -compañero- junto a la bailarina, algo muy importante en la labor del hombre en esta manifestación artística.

Rodríguez, un habitual en las producciones del CCBM, ofreció a través de su personaje de Ali, el vigor y la fortaleza que el mismo requiere, haciendo un muestra de buena técnica y trabajo al incorporar un rol que conoce perfectamente. Algo de lo que le debemos hacer un llamado de advertencia a este bailarín, es tener más cuidado con el uso del vestuario, pues en la escena donde los hombres entran disfrazado de monjes, para no ser descubiertos por los soldados del Pasha, él entró a escena totalmente descubierto, lo que resultó inaceptable. Un artista no puede descuidar ningún detalle en su trabajo. Por su parte Sánchez, quien posee una excelente figura y que es muy conocido por el público de esta ciudad, volvió a ofrecer un magnífico desempeño como Lankendem, su control y manejo de la técnica lo convierten en una figura destacada sobre el escenario, igualmente su trabajo de atención a la bailarina, dejan constancia de una de las características más notables de la aún joven Escuela Cubana de Ballet, la cual consiste en el excelente desempeño del hombre al asumir el baila con la mujer como pareja, estando al tanto de ella en todo momento, pero sin perder conciencia de su rol individual. Este bailarín muestra en cada entrega sobre las tablas el desarrollo que ha ido obteniendo en su carrera con el paso del tiempo.

Gómez, el último de los bailarines en incorporar roles principales asumió el personaje de Birbanto con destreza, aunque necesitado de más limpieza en sus ejecuciones, pero cumpliendo acertadamente con lo que su no muy exigente papel requería.

Respecto al trabajo con el personaje de carácter interpretado por Sanfiel, incorporando al Pasha, encontramos que su realización nos resultó fuera de contexto, desvirtuando el carácter del mismo. Su personaje en ningún momento puede estar construido para transitar por el estado de la comedia, al contrario, el suyo es el personaje que provoca el drama de la acción, por lo que su concepción bastante caricaturesca, cargada de gestos altisonantes y muecas exageradas con el rostro, invitaban más a la risa que a la interiorización de un drama.

Odalisques pas de trois St Lucie Ballet
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Respecto al cuerpo de baile conformado por alumnos de las antes mencionadas academias, en esta oportunidad mostraron un mejor desempeño que en otras producciones presentadas, logrando un balanceado trabajo de conjunto, manteniendo la uniformidad necesaria, la limpieza, correspondiendo con bastante efectividad a la sencilla concepción coreográfica, que no exigió muchos esfuerzos a los jóvenes intérpretes.

Una situación que se hizo nuevamente presente en esta producción, fueron los problemas de dirección de escena, que aunque no son de gravedad, si ensucian el espectáculo. Con esto me refiero a las transiciones entre una escena y otra para cambios escenográficos, las que se alargan demasiado, dejando el escenario vacío, sin que nada suceda por mucho tiempo, que aunque sean unos segundos, ante la vista del espectador parecen horas. Estas situaciones conocidas en el argot escénico como ‘baches’ ensucian el trabajo sobre las tablas, da la imagen de haber problemas técnicos no resueltos o de falta de profesionalismo, por lo que deben ser evitado a toda costa.

En otro orden de cosas, una situación que se repite a través de casi todas las presentaciones es el grave problema con las grabaciones musicales que se utilizan, las cuales al ser tomadas de fuentes diferentes, interpretadas por distintas orquestas o ser de variadas versiones de los ballet, son percibidas con diferentes niveles de volúmenes, con cortes o entradas bruscas de la música y otras irregularidades en las grabaciones, situaciones que ensucian la calidad del sonido en general y que en una función profesional, repetimos, no puede permitirse. Cuidar estos detalles es imprescindible para lograr un trabajo con resultados exitosos sobre las tablas, ya que el cuidado de cada uno de los aspectos es decisivo al final de la jornada.

No obstantes estos apuntes, dirigidas a contribuir al mejoramiento y logro de la perfección artística que todos anhelamos, en general podemos afirmar que la puesta de esta suite del ballet ‘El Corsario’ fue un acierto, ya que contó con un mejor y mayor nivel técnico-artístico que algunas otras puestas llevadas a escena por el Cuban Classical Ballet of Miami, algo que los asistentes a la función apreciaron, agradecieron y premiaron con fuertes aplausos, de lo cual nosotros, conocedores del sacrificio con que se enfrenta la realización de dichas presentaciones, también estamos orgullosos, por lo que felicitamos a su director, Eriberto Jiménez por el resultado, esperando que se les continúen abriendo puertas y tendiendo manos que les ofrezcan la ayuda necesaria para continuar con tan importante y hermoso trabajo, volcado a satisfacer las necesidades espirituales de toda una comunidad, que el arte tiene a bien entregar.



Lic. Wilfredo A. Ramos
Junio 28, 2022

(Otras) Noticias de la Avellaneda. Por Carlos A. Peón-Casas


Nuestra Gertrudis Gómez de Avellaneda, es por la excelsitud de su obra en prosa y verso, una figura memorable, y tanto que aun a dos siglos de distancia, seguimos admirándonos con largueza y admirado gesto, de rasgos de su inolvidable personalidad que, nos la acercan y develan en la pujanza de sus dotes más sensibles y humanas.

Hemos descubierto con fruición estos nuevos pormenores en una publicación de nuestra añosa revista Bohemia, en un artículo firmado por P. Díaz del Gallego para aquella publicación el 10 de Agosto de 1913.

Con el título de Noticias de la Avellaneda, el cronista, develaba para aquel minuto, cercano al primer centenario del nacimiento de la poetisa camagüeyana, estos mismos detalles que hoy comparto con el amable lector:
Creo que voy a contar algo que no sabe mucha gente, y así entiendo que, aunque algunas de las cosas que diré son de antiguo publicadas, han de parecer noticias casi inéditas (…) Es verdad que buena parte de estos conocimientos se los debo al Director de la Biblioteca Nacional, el laborioso y erudito Figarola Canela, el cual quizás sea el cubano que más sabe de la vida de la gran camagüeyana. Pero no es menos cierto que otra parte se la debo a mis esfuerzos personales en husmear los libros viejos de los cuales tantas veces vi reír al vulgo necio que ignorándolo todo, ríe de todo y de todo emite juicio con carácter de infalible.
La revelación tan esperada que por tan sugerente introducción del cronista, es la que sigue en su interesante discurso, y que transcribo, desde aquí en extenso al curioso lector:
Mas entremos al asunto.

Alguna vez lector amable ¿no te ocurrió pensar cuando leías las poesías de doña Gertrudis Gómez, si la autora fue hermosa, de buen talle, de ojos dulces y de labios rubí? Alguna vez no te ocurrió preguntar si su carácter fue apacible o colérico, vehemente o reflexivo, firme o débil…?(…) Cualquiera haya sido la imagen caprichosa que pudiste imaginar cuando leias sus producciones(…) o al ver dos o tres retratos mediocres que la prensa ha publicado… oye la verdad histórica, buscada y reconstituida en virtud de esos viejos y empolvados manuscritos que no más se hallan en sotanos hediondos y en raídas claraboyas… La Avellaneda fue de alta estatura, trigueña y de ojos grandes y negros, de mirar inteligente. Sus mejillas se tiñieron de un suave y habitual color de rosa. Sus cabellos fueron negros, abundantes y sedosos, levemente ondulados por artístico capricho de la Naturaleza. Su nariz más bien pequeña, sin ser ñata, no muy rojos sus labios, fino y terso su cutis… Desde el pleno desarrollo o edad núbil se hizo gruesa, acaso más de lo que era necesario, aunque también esa gordura (a la que llamaba mole ella en chanza) fue atenuada por un cumulo de líneas elegantes que se hubieran dicho dignas de un pincel como el de Rubens.

Su carácter fue imperioso, hasta lo irreductible, como consecuencia de su superioridad intelectual y de cultura(…) Como la genial Aurora Dupin, la Avellaneda tenía el vicio del tabaco, si bien este en ella era más disculpable que en la extravagante amiga de Flaubert. Pero no iba como esta a los cafés y restaurants a departir y a alternar con renombrados literatos vestida de varón. Porque aunque es cierto que la Avellaneda usó en distintas ocasiones-muy contadas por cierto-el nombre de su hermano Felipe de Escalada, ello fue como seudónimo de escritora… Fue generosa hasta rayar en la prodigalidad. Caritativa en extremo, socorría con largueza a cuantos menesterosos demandaban su limosna. En lo que atañe a esta admirable cualidad de la poetisa, se registra un episodio en su vida doméstica de una enorme belleza: su matrimonio con el tísico don pedro Sabater. Habíase este enamorado de la ilustre escritora con más fuego que un Macías, y no perdía ocasión de requerirla de amores. Padeciendo una profunda afonía por la intensa laringitis que se apoderaba de él, era algo tragicómica su actitud de tenorio acerca de la altruista Tula de Avellaneda, a la par que un peligro constante de contagio. No obstante ella, la altísima, la noble, la cubana, se movió de gran dolor por aquella alma exquisita del ilustre Diputado, y una caridad infinita se apoderó de todas sus potencias.(…) Fue para el solo una hermana en amor de caridad, una solicita enfermera que endulzó al desdichado los últimos momentos de su vida. Y cuando él bajó a la tumba, ella encerróse en un convento largo tiempo. Así fue bella de alma como bella era de cuerpo.

Tuesday, July 5, 2022

Sor Hilda Alonso, EPD

 

Personalmente le agradezco a Sor Hilda Alonso (y a Sor. Eva Pérez-Puelles), su apoyo y participación en los Encuentros Nacionales de Historia "Iglesia Católica y Nacionalidad Cubana".

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Gaspar, El Lugareño Headline Animator

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