A Yvonne López Arenal.
Hablar sobre alguien conocido que fallece, que nos deja sin su compañía, que se nos adelantó en la marcha hacia ese desconocido y temido infinito, resulta siempre como quedar un poco huérfanos de afecto, más si esa partida nos depara el decir adiós a un artista que con su obra hizo crecer nuestra admiración hacia su persona.
Ha fallecido en la ciudad de Miami, a los 85 años, el artista del lente cubano Mario García Joya, “Mayito”, para todos los que lo conocían, después de padecer de una delicada enfermedad terminal que lo mantuvo recluido y apartado de la profesión que definió su paso por la vida: la fotografía.
Nació en 1938, en la ciudad de Santa María del Rosario, en la provincia de la Habana, ingresó a los 17 años a la Academia de Artes Plásticas San Alejandro, donde permaneció desde 1955 hasta 1958 y posteriormente se graduó con una Licenciatura en Lengua y Literatura Hispánicas en la facultad de Filología de la Universidad de la Habana en 1978.
Con anterioridad, en 1959 formó parte del suplemento cultural Lunes de Revolución, publicación que acogería a grandes figuras de la intelectualidad cubana de aquel entonces, convirtiéndose en un importante referente artístico-cultural de ese tienpo. Para el año 1960, entra a trabajar como ayudante de cámara en el recién creado Instituto Cubano del Arte y la Industria Cinematográfica (ICAIC), simultaneando ambos trabajos; siendo en 1967 nombrado Director de Fotografía Cinematográfica de dicha institución.
García Joya tuvo el honor de ser uno de los fundadores en 1986 de la Fototeca de Cuba y para 1988, el Instituto Superior de Arte (ISA), lo hace merecedor de la categoría de Profesor Titular Adjunto de dicho centro.
Unida a su labor detrás de las cámaras, mantuvo una muy amplia actividad impartiendo charlas, seminarios y conferencias en instituciones y foros internacionales como la Universidad de Quito, el Museo de Antropología, la Cineteca y el Palacio de Bellas Artes, las tes en México, la Universidad de Irving y el Festival de Cine Latino Internacional de los Ángeles, la Photography Archives y la School of Visual Art, todos estos dentro de los Estados Unidos, entre otros.
Su desempeño como parte del cine cubano ha podido ser apreciado a través de más de noventa filmes y documentales, donde su impronta artística ha dejado huellas en importantes producciones, tales como La Ultima Cena de 1976, Hasta Cierto Punto en 1982, Tiempo de Morir en 1985, Milagro en Roma y Cartas del Parque, ambas de 1987, Río Negro en 1989, Contigo en la Distancia en 1992 y la multipremiada Fresa y Chocolate de 1993, entra otras.
Desde mediados de la década de los noventa se radica en la ciudad de Los Ángeles, en Estados Unidos donde continúa su labor, participando como Director de Fotografía en materiales como Alias ‘La Gringa” en 1991, Huaja California en 1994, Modern Rhapsody de 1996, Paradise Lost de 1997, Coraje en 1998, The Emerald Cut en 1999, The Princess and the Barrio Boy y Las Lágrimas del Alma, ambas del 2000, Cuba Linda en el 2001 y Ahora Si en el 2003. El actor y director Andy García lo incorporó al equipo de realización de su documental Cachao: Como su ritmo no hay dos, de 1993, dedicado a rendir tributo al gran intérprete del contrabajo Israel López.
Su participación dentro del filme Fresa y Chocolate, de los directores cubanos Juan Carlos Tabío y Tomas Gutiérrez Alea, le valió múltiples reconocimientos internacionales como el Premio Goya en España, Oso de Plata Especial del Festival de Cine de Berlín, Alemania, Premio Especial del Sundance Festival de Utah y Premio de la Crítica Cinematográfica de New York, ambos en EEUU, Festival de Cine de Guadalajara, todos en 1995, así como en el XV Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano de la Habana.
Además, ha sido reconocido por su participación en trabajos colectivos en el chileno Festival de Cine de Viña del Mar, el Festival Iberoamericano de Huelva en España, el Festival Internacional de Cine de Rio de Janeiro en Brasil, el Festival de Cine Ibérico y Latinoamericano de Biarritz en Francia, el Festival Internacional de Cine de Figueira de Foz en Portugal y en el Festival Internacional de Cine de Damasco en Siria.
Sus fotos forman parte de colecciones permanentes en Cuba, Brasil, Italia, México y Estados Unidos. Con su lente ha dejado plasmada para la posteridad imágenes de destacadas figuras del arte y la cultura cubana como Virgilio Piñera, Amelia Pelaez, Sindo Garay entre otras muchas.
Ha sido Miembro de la Junta Directiva del Instituto Cubano Americano de Los Ángeles en California y la Fundación John Simon Guggenheim Memorial en New York honró su trayectoria otorgándole su nombre a una de sus prestigiosas becas.
García Joya aparece registrado como una personalidad de la fotografía mundial en publicaciones como A World History of Photography y The Encyclopedia of Photography, en los Estados Unidos y Le Photographie Contemporaine en Amerique Latine, en Suiza.
En el año 2001 declinó participar en una exposición retrospectiva itinerante de la fotografía cubana desde 1959, que bajo el título de Shifting Tides: Cuban Photography after the Revolution, organizó el curador estadounidense Tim Wride y que fue presentada en museos de Europa y Estados Unidos, debido a su firme posición en contra del régimen de la Habana.
Junto a su esposa, la actriz y directora teatral Yvonne López Arenal, se mantuvo colaborando en numerosos proyectos culturales y de teatro, primero en la ciudad de Los Ángeles, después en Miami, ciudad donde se integró a la vida cultural activamente.
Ante la noticia de su fallecimiento, la comunidad artística cubana ha hecho suyo el dolor por la pérdida de tan importante artista, que marcó con su trabajo detrás del lente a varias generaciones, quienes pudieron disfrutar de su magnífica perceptibilidad creadora. Sus imágenes que han recorrido el mundo, continuarán su andar deleitando a su paso el goce estético de ese público siempre ansioso de belleza.
Hoy, Mario García Joya nos ha regalado su última obra, su última fotografía: su vida.
Lic. Wilfredo A. Ramos
Miami, Abril 21, 2023