Fotos: Simon Soong.
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Esta hija o niña malcriada –o malguardada, como sería la traducción literal– cumplirá el primero de julio de 2023 nada menos que 234 años de haber sido estrenada en el Grand Théâtre de Bordeaux (Burdeos), Francia, por lo que es el ballet más antiguo en repertorio.
Inspirado en una estampa vista, según el autor, en una vidriera –La reprimenda/Una joven regañada por su madre, de Pierre-Antoine Baudouin (imagen a la derecha)– este es un ballet cómico, donde la pantomima y la mímica juegan un papel primordial, decisivo en el éxito de la puesta, y donde por primera vez personajes populares sustituyen a dioses y héroes mitológicos.
Mamá Simone, una próspera campesina, quiere mejorar de posición casando a su hija Lissette con Alain, el hijo tonto del rico terrateniente Don Tomás, pero Lissette ama a Colin, un pobre campesino, quien la corresponde. Todas las precauciones de la ambiciosa madre son inútiles, pues la joven pareja logra burlar su vigilancia, y la boda con Alain se frustra al encontrar este a Colin dentro de la habitación de Lissette. Ante lo evidente, mamá Simone acaba por aceptar el amor de los dos jóvenes, y todo termina con la feliz boda de los enamorados.
Los bailarines Marizé Fumero y Arionel Vargas –dos primeros bailarines de alto desempeño, muy queridos por el público de Miami–, fueron Lissette y Colin en las dos funciones ofrecidas por el Ballet Clásico de Miami (BCCM), en la que la del domingo 7 de mayo –a la que asistí– fue la emotiva despedida de Arionel como danzante en activo–, pero antes de pasar a glosar sus actuaciones, quiero elogiar el adecuado y lucido vestuario de Olga Llero y los agradables y funcionales decorados de Vyacheslar Okuner, para esta feliz producción del BCCM, así como el eficaz diseño de luces de Jonathan Bulgini.
Arionel Vargas y Marizé Fumero,
con cuatro bailarinas del cuerpo de baile.
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Pasando ahora al plato fuerte de dichas funciones, Marizé y Arionel –hermosa pareja además en la vida real–, sobrepasaron una vez más las expectativas como bailarines e intérpretes, en este chispeante ballet que nunca envejece.
Como este es un ballet-pantomima, Marize brilló en el rol gracias a su vis cómica, sin descuidar en ningún momento el estilo, que no es ni romántico ni el del Lago. Por ejemplo, cuando disimula ante su madre el beso que le lanzó a Colin, aleteó apenas con la mano como correponde a la pretendida mariposa, en vez del equivocado port de brass.
Muy musical, con excelentes giros, puntas y extensiones, Marizé tuvo en “su” Arionel a un atento partenaire, totalmente a a su altura, que también se identificó muy bien con el espíritu cómico de su personaje.
Marizé Fumero como Lissette.
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Arionel Vargas como Colin y
Marizé Fumero como Lissette
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El bobo de Alain –el forzado pretendiente de Lissette–, tuvo en Ihosvani Rodríguez a un intérprete delicioso, quien se lució de tal modo en el rol –bravura técnica incluida–, que le escuché decir a varios de los niños asistentes, al final de la función del domingo, que había sido su personaje favorito.
Ihosvani Rodríguez como Alain.
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Jesús Sanfiel, a su vez, “bordó” su Mamá Simone con el profesionalismo que lo caracteriza, tanto con Lissette, durante las pantomimas, que con el defraudado Don Tomás –a quien por cierto Phillipe Obregón le imprimió también la adecuada prosapia, sin excesos.
Marizé Fumero como Lissette
y Jesús Sanfiel como Mamá Simone
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Jesús Sanfiel como Mamá Simone,
Phillipe Obregón como Don Tomás
e Ihosvani Rodríguez como Alain.
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En cuanto al notario de Enrique Villacreses, su vestuario me pareció totalmente desconcertante y hasta ridículo, pues este no es un cuento de Las mil y una noches, sino de la rancia Francia en vísperas de su Revolución.
En cuanto a la bellísima e inmortal música, las “cortinas” para los necesarios cambios de decorados me parecieron muy dilatadas y repetitivas, pero sin que ello conspirara contra los excelentes resultados artísticos de la puesta, cuyo cuerpo de baile “arropó” a sus protagonistas con un trabajo esmerado y sin imprecisiones.
A la izquierda:
Jesús Sanfiel como Mamá Simone,
Marizé Fumero como Lissette,
junto al cuerpo de baile.
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Cuadro final,
con la pareja protagonista al centro
y el inefable Alain a sus pies;
Mamá Simone y Don Tomás a la derecha,
con el cuerpo de baile.
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En términos generales, considero que el BCCM ha vuelto a acertar muy dignamente con esta puesta de La fille mal gardée, y que su director Eriberto Jiménez puede sentirse satisfecho con lo logrado, siempre con las miras puestas en una mayor excelencia en el difícil mundo de las puntas.
Hialeah, 29 de mayo de 2023