Paralelas era el poemario que la identificaba en la ciudad en 1940. El original que entonces circulara entre los amantes de las bellas letras del Camagüey, en una tirada a todas luces limitada, nos llega hoy en estas tierras de promisión, por intermedio de las Bibliotecas de la Universidad de la Florida.
El susodicho ejemplar estaba dedicado por la propia autora a Angel Augier, a quien calificaba como “hondo y fino poeta vanguardista”.
Las notas liminares a la poesía de aquella “muchacha que hace interesantes versos, en la tierra que antaño nació la Avellaneda”, lo firmaba otro escritor y poeta del terruño: el entonces ya reconocido Felipe Pichardo Moya.
Para Pichardo Moya, la obra de esta incipiente poetisa merecía difusión entre sus pares y así lo testificaba luego de leer de primera mano aquel primitivo manojo de versos de
aquella muchachita menuda y sencilla… que apenas ha dejado de ser una adolescente… por la materia que en ella alienta, por la fuerza creadora y sentimental que en ella arde nos atreveríamos a decir que es una realidad respetable de nuestras letras… una poetisa que dejara ver su nombre junto a los de Gertrudis Avellaneda y Emilia Bernal.
El tiempo sería el único juez para juzgar si el entendido preceptista, promotor con sinceras intenciones de aquella voz del camagüeyano lar, podría o no ser depositaria de tan elevados augurios.
Reconozco mi impericia para juicios tan altos, porque acaso bebí igualmente de ese cáliz que el verso nos regala en los primeros años de todo creador, cuando el latido poético nos es consustancial con tantos sueños por definir y clarificar. Y es impensable que me erija en juez y parte.
Regalo al lector con algunos botones de muestra de esta poco conocida edición de los versos de Carmen Cordero, concebidos allá en el paterno y materno hogar camagüeyanensis, y hoy a salvo de todo olvido en este confín no tan remoto ni tan lejano de nuestras playas, donde la vida y la esperanza nos convocan.
¿Qué pudiera contarte?
¿Qué pudiera contarte, si mi vida serena:
ha dormido los sueños de la paz y el descanso?...
¿Qué pudiera contarte un espíritu manso
que no tiene el arrojo de romper su cadena?...
¿Qué pudiera contarte, que valiera la pena
de contar; si mi vida igual es a un remanso,
con sus aguas dormidas que, cobarde no lanzo.
a otro curso en la bella perspectiva terrena?....
Nada puedo contarte; ni dolor, ni alegría,
ni placeres ni encanto. En la paz de la villa
una vida perdida, siempre igual cada día.
Nada puedo contarte para tu maravilla
que escucharas absorto... pues mi vida sencilla,
de emociones y fiestas siempre ha estado vacía.
La llama oculta
Yo muero macerada
por una oculta herida.
De pena estoy doblada
de angustia estoy transida
Y tú... no sabes nada.
Tú duermes, y yo velo;
túcantas, y yo lloro
tú ries, y yo al cielo
inútilmente imploro.
Y tú, todo sereno,
y yo, toda exaltada...
de hiel el vaso pleno
bebiendo silenciada
sin que túsepas nada.
Te miro indeferente
pasar junto a mi vera,
sin que, ni levemente
se fije tu mirada
sobre mi faz de cera.
Y, siempre yo callada
me quemo en la hoguera
de oculta llamarada...
sin que tu sepas nada.
De toda mi tortura,
de todo mi fracaso;
de toda la amargura
mortal en que me abrazo...
ay!.. tú no sabes nada.
No ves?... Muero olvidada
de tí, como una mustia
Vestal, junto a la grada
del templo de la angustia,
Y tú, no sabes nada,
Y tú, no sabes nada.
Tristeza
Tristeza indefinida,
tristeza torva, fuerte,
¿me vienes de la vida
o, acaso de la muerte?
¿De donde te produces
inagotable fuente?...
¿Adónde me conduces
tan dolorosamente?...
Tristeza inmensa y vaga,
tristeza plañidera,
tristeza que naufraga
Dios sabe en qué ribera!...
tu angustia indefinida,
tu negro tedio fuerte...
¿es de vivir la vida
o, de anhelar la muerte?
Tristeza que en mis sienes
tu negro signo luces...
no sé de dónde vienes,
ni adónde me conduces...
Alma
¡Oh, alma atada siempre del cuerpo al duro barro!
¡Oh, alma blanca y pura!... ¡Oh, lámpara votiva!
Por mas que la materia que te oprime desgarro,
inútil es, en ella permaneces cautiva.
Y, no poder el vuelo tender, mientras se viva
ungido a la carroña como a un duro carro!
Tú has florecido en ella, cual una sensitiva
florece resignada y herida del guijarro.
Sólo una bella cosa, y ella es el dulce sueño,
consigue el elevarte de la terrena esfera.
Pero, unos instantes, no más, se hace tu dueño.
¡Oh, alma asi opresa, que el sueño es la escalera
por donde te levantas de tu mundo pequefio
para volverte luego al cuerpo prisionera.
Inmortal
No te adora mi carne, no te adora mi vida,
hay algo dentro de ella que te adora quizás
con más blanca pureza que la carne podrida
y es, su amor más eterno que la vida fugaz.
No está por los deseos, ni la ansiedad roída.
Es mansa como el agua, y da más bien la paz.
no temas que te queme su luz, es la encendida
lámpara de mi alma que no muere jamás!
Deja pues, que con ella, dulcemente quiera
el alma es como un puro y claro manantial
inagotable, inmenso... Acércate a su vera,
apura de sus aguas; bañate en su caudal...
su amor es tan sublime que cuando yo me muera
te seguiré queriendo: el alma es inmortal.
Conformidad
La quietud de mi vida no la turbes Señor,
por estas vanas cosas: gloria fama y amor.
Déjame así olvidada, en la paz de la villa,
gusto tanto el deleite de la vida sencilla.
De las aves que trinan, de la fuente que salta,
déjame ser la amiga: nada más me hace falta..
De mi vida hogareña que la paz no perturbe
el vértigo ruidoso de la fastuosa urbe.
Déjame que me apague tal una débil llama,
empolvada de olvido, huérfana de la fama...