Tuesday, October 31, 2023

¿Eres adicta a los hombres problemáticos? (por Cecilia Alegría, La Dra. Amor)

Nota del blog: Espacio semanal de Cecilia Alegría, La Dra. Amor, dedicado al amor de pareja.


¿Alguna vez has salido con un hombre con un pasado y presente lleno de problemas y has sentido la urgencia de ayudarlo, aún más, de rescatarlo del hoyo en el que se encuentra?

Quizás tenía problemas con su carrera o trabajo y lo quisiste ayudar a conseguir uno nuevo o le prestaste dinero mientras lo encontraba.

Tal vez le era difícil entender sus propios sentimientos y emociones y le ofreciste ayuda concreta haciendo las veces de terapista.

Probablemente te encontraste a ti misma haciendo trámites por él o colaborando con la limpieza de su casa o haciéndole favores de todo tipo.

Son tantas las maneras en que esta adicción se puede manifestar, pero lo que tienes que reconocer es que te atraen los hombres problemáticos, “necesitados” y que tal atracción se ha convertido en un patrón repetitivo que te impide ser feliz en el amor.

¿Cuál es la raíz de tu problema, la verdadera causa? Es tu deseo de querer “enderezar” a tu hombre, hacer de él quien debe ser para hacerte feliz. Así es como él se convierte en “tu proyecto” y lo proteges tanto que termina pareciendo tu hijo.

Lo peor es que mientras más lo ayudas, más tiende a desconocer todo lo que haces por él, convirtiéndose en un “malagradecido” … ¿no será porque en realidad él no quiere lo que le ofreces? En el fondo de su corazoncito herido, él preferiría estar de novio con una mujer que lo considerara capaz y fuerte. No con alguien que le recuerda a su mamá.

¿Por qué te cuesta tanto reconocer que él No es el hombre indicado para ti? ¿Por qué sigues intentando convertirlo en el hombre que anhelas y no encuentras? ¿Por qué lo sigues intentando cuando te das cuenta de que la relación No funciona y esto te frustra y te hace sentir vacía y no amada?

Hay algo de tu ego detrás de tanta persistencia. No quieres reconocer que fracasaste otra vez. ¡No quieres otra ruptura amorosa más para tu larga colección! ¡Pero la ruptura será inevitable porque continúas saliendo con hombres problemáticos!

¡Cualquier hombre que requiera que lo “arregles” para que la relación funcione es el hombre equivocado!

A fin de no repetir este patrón una y otra vez hasta el cansancio, reconoce que tú mereces un hombre que no necesite de arreglos y cambios hechos por ti… que mereces un hombre que haya hecho tales arreglos y cambios por sí mismo, por su propio bien y el de quienes lo rodean.

Ya es hora de que cortes el patrón que te mantiene cayendo en brazos de hombres problemáticos que te complican la vida y luego te dejan.

Ya es hora de que termines con esa adicción tan nociva, limpies tu mente, sanes por dentro y te prepares física, mental y espiritualmente para recibir a un hombre que, por fin, valga la pena.





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Para terapia individual o de pareja contacta a La Dra. Amor a través de su website www.ladoctoraamor.com



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Cecilia Alegría, La Dra. Amor (www.ladoctoraamor.com): Consejera de Parejas, Love and Life Coach, Conferencista Internacional, Periodista y Conductora de Radio y TV. Destaca en los Latinos en Miami dando consejos sobre cómo triunfar en el terreno amoroso y ayudando a miles de parejas a resolver sus problemas. Forma parte del grupo fundador de profesores del programa Universidad de la Familia.

Ha publicado doce libros entre los que se encuentran: Comunicación Afectiva=Comunicación Afectiva (Espasa Calpe, España, 2000). 120 preguntas y respuestas para ser mejores personas (Editorial Norma, Colombia, 2004), No hay amor más grande (Editorial Aragón, USA, 2012), Amando un Día a la Vez (Ediciones Varona, U.S.A. 2015), Al rescate de tu comunicación de pareja (Ediciones Varona, USA 2017), Sexo Sagrado y Lazos del Alma (Indie Publishingnbsp, 2018), Alessia (Book Master Corp. 2019), El Poder del Amor Ágape: como restaurar tu matrimonio después de una infidelidad (2021). Amanecer con Dios (2021), Del Amor Tóxico al Amor Extraordinario (2022).

Monday, October 30, 2023

La función Pro Camagüey en el Payret. -La popular "divette" Esperanza Iris entre los alcaldes de la Habana y Camagüey, acompañados de otras personalidades que coadyuvaron al mejor éxito del filantrópico acto. (Bohemia. Octubre 1918)

 

Naturaleza Viva (un poema de Félix Luis Viera)

Nota: Cada lunes la poesía de Félix Luis Viera. Puedes leer todos sus textos, publicados en el blog, en este enlace. Traducción al italiano de Gordiano Lupi.



Naturaleza viva

La fuente es la playa, tranquila a esta hora
   (más o menos
las seis de la tarde).
El trozo de gacela —¿de faisán?—
es Anita, recostada a una palmera,
mirando las olas y
escuchándome;
la paloma es Bertha, algo más allá,
extendida en la arena bocabajo y bajo
la sombra;
la liebre es Antonio que, liebre al
fin, insta a la paloma a que despierte
para tomar el camino
hacia el mar.
La manzana, la pera, las uvas, las guayabas,
   las demás frutas
son unas muchachas policromas de piel y
   bikinis
que están, de espaldas a nosotros, sentadas
a la orilla
con los pies en donde mueren las olas.

Y yo,
claro,
soy el pintor.

Mayo 1986



Natura viva

La fonte è la spiaggia, tranquilla a quest’ora
   (più o meno
le sei della sera).
Il pezzo di gazzella - di fagiano? -
è Anita, appoggiata a una palma,
mentre guarda le onde e
mi ascolta;
la colomba è Bertha, un poco oltre,
sdraiata sulla rena bocconi e sotto
l’ombra;
la lepre è Antonio che, lepre finalmente,
sprona la colomba affinché si svegli
e intraprenda il cammino
verso il mare.
La mela, la pera, l’uva, la guayaba,
   gli altri frutti
sono alcune ragazze policrome di pelle e
   bikini
che stanno, dandoci le spalle, sedute
sulla riva
con i piedi dove muoiono le onde.

E io,
chiaro,
sono il pittore.


Maggio 1986

 


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Félix Luis Viera (El Condado, Santa Clara, Cuba, 1945), poeta, cuentista y novelista, es autor de una copiosa obra en los  géneros.

En su país natal recibió el Premio David de Poesía, en 1976, por Una melodía sin ton ni son bajo la lluvia; el Nacional de Novela de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, en 1987, por Con tu vestido blanco, que recibiera al año siguiente el Premio de la Crítica, distinción que ya había recibido, en 1983, por su libro de cuento En el nombre del hijo.

En 2019 le fue otorgado el Premio Nacional de Literatura Independiente “Gastón Baquero”, auspiciado por varias instituciones culturales cubanas en el exilio y el premio Pluma de Oro de Publicaciones Entre Líneas..

Su libro de cuentos Las llamas en el cielo retoma la narrativa fantástica en su país; sus novelas Con tu vestido blanco y El corazón del rey abordan la marginalidad; la primera en la época prerrevolucionaria, la segunda en los inicios de la instauración del comunismo en Cuba.

Su novela Un ciervo herido —con varias ediciones— tiene como tema central la vida en un campamento de las UMAP (Unidades Militares de Ayuda a la Producción), campos de trabajo forzado que existieron en Cuba, de 1965 a 1968, adonde fueron enviados religiosos de diversas filiaciones, lumpen, homosexuales y otros.

En 2010 publicó el poemario La patria es una naranja, escrito durante su exilio en México —donde vivió durante 20 años, de 1995 a 2015— y que ha sido objeto de varias reediciones y de una crítica favorable.

Una antología de su poesía apareció en 2019 con el título Sin ton ni son

Es ciudadano mexicano por naturalización. En la actualidad reside en Miami.

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Gordiano Lupi, periodista, escritor y traductor, nació en Piombino, Italia, en 1960. Fundador, en 1999, junto con Maurizio y Andrea Maggioni Panerini de la editorial La Gaceta Literaria, ha traducido del español a varios autores cubanos, como Alejandro Torreguitart Ruiz, Guillermo Cabrera Infante, Félix Luis Viera y Virgilio Piñera, entre otros. Cuenta en su haber con un amplio trabajo sobre figuras del cine, entre ellas Federico Fellini, Joe D´Amato y Enzo G. Castellari. Ha publicado más de una decena de libros que abarcan diversos géneros, como Nero tropicale, Cuba magica, Orrore, ertorismo e ponorgrafia secondo Joe d´Aamto y Fidel Castro – biografia non autorizzata.

Gordiano Lupi es un luchador por la democracia para Cuba y un promotor de las artes y la cultura de la Isla.

Gonzalo de Quesada (por S. Figueroa)


Entre la juventud entusiasta y abnegada que huye de la frivolidad estéril y frecuenta los centros de actividad politica a los meeting creadores donde se echan los cimientos de la patria nueva, siempre figurará Gonzalo de Quesada como uno de sus más valiosos representantes.

Ni el nacimiento en medio de las comodidades que hacen la vida facil, si vivir es entregarse a la satisfacción propia, sin pensar en la reintegración de nuestros derechos; ni el haberse educado en el extranjero y no conocer su tierra natal, pues apenas si tenía cuatro años de edad cuando su familia lo trajo a este país; ni el ser extraño al medio corruptor en que la colonia esclava se debatía sin personalidad y sin derechos, pues que no vio el infierno de dolores que la metrópoli explotadora llevó 4
a Cuba no bien puso en ella la planta en son de conquista; ni sus estudios, ni sus amistades, ni sus aficiones íntimas, lograron desviarlo de su idolatría por Cuba y de servirla con toda la vehemencia de su corazón apasionado y con toda la efectividad de su mano abierta y generosa.

Vio a Martí, y lo siguió con impulso irresistible. Jamás sugestión alguna fué tan vehemente ni tan recíproca. ¡Hermosa conjunción de dos almas que se unieron para el bien, que se penetraron de la grandiosidad de la obra que emprendian, y que nada ni nadie pudo separar! Imposible ver a Martí sin Gonzalo. Juntos en el trabajo fatigoso para llevar la fé a un pueblo que la había perdido, y para levantar una república tal vez ingrata con sus más abnegados constructores; juntos en las horas de desaliento cuando el fariseismo de la colonia prefería Barrabás a Cristo, es decir, la esclavitud presente a la redención futura; juntos en la plaza pública para tronar contra las iniquidades de España y para levantar la bandera de la independencia, como juntos para confundirse en estrecho abrazo cuando las emigraciones los aclamaban por haber sabido herir las fibras del sentimiento revolucionario.

Fue Gonzalo para el Maestro inolvidable el discípulo predilecto, el más amado. Vació en él sus brios de combatiente, su seducción de inspirado, sus ternuras de hermano y su respeto por la dignidad humana, sin reconocer privilegios ni jerarquías. ¡Todos iguales y todos hijos de Cuba para establecer la república cordial!

Y que el discípulo sabía hacer honor al Maestro, lo prueba él que en la tribuna inolvidable de Hardman Hall, donde tantas veces vibró inspirada la palabra de Martí, resonase la arenga ardorosa del joven patriota, alcanzando triunfos espléndidos. No es su oratoria de corte reposado ni de métodos retóricos, sino vibrante, como clarín de guerra; arrebatada, por el incontenible entusiasmo juvenil; espontánea, como nacida de un carácter franco afín no domado por hipócritas convencionalismos. Su acción acompaña a sus palabras, y tiene gestos y ademanes que no gustaran a los oradores de gabinete que se aprenden el discurso de memoria y toman aptitudes ante un espejo para ir luego a alcanzar triunfos como oradores fáciles y verbosos; pero son gestos y ademanes que arrebatan a la multitud, más sagaz de lo que a primera vista parece y de mayor sentido práctico, puesto que no sabe ocultar sus impresiones.

Pasó aquel período ejemplar de preparación en el que, con Martí por bandera, surgieron no pocos propagandistas del momento que dieron consistencia a la obra revolucionaria, y después desaparecieron satisfechos por haber llenado su misión. Pasó aquel período de comunión fraterna, y llegó el de la explosión admirable, el de la guerra colosal que asombra al mundo. Han surgido nuevos propagandistas, mas de notoriedad que de labor disciplinada y armónica, y es justo dejar consignado hechos meritorios para que la Historia los recoja, y, sabia e imparcial, discierna sus palmas a quienes las merezcan.

Gonzalo pE Quesada, desde la primera vez que se presenta en la tribuna del Hardman G
Hall el 10 de Octubre de 1889, hasta la fecha, no ha cesado de servir a su patria desinteresadamente.

No hemos de hablar de sus brillantes estu dios en la Universidad de Columbia hasta alcanzar su título de Abogado; ni de su competencia como Secretario de la Delegación de la república Argentina en el Congreso Pan-Americano, al punto de que no bien cerrado aquel Congreso, el Delegado señor Saenz Peña lo nombró su Secretario particular y lo invitó a ir con él a la república Argentina de donde volvió con el nombramiento de Cónsul de aquella república en Philadelphia, cargo que renunció cuando supo que era incompatible con su filiación de revolucionario cubano. Ni tampoco hemos de examinar su labor profesional, que no cuadra a nuestro propósito. Pero si hemos de dejar sentado que Patria lo tuvo de redactor en varias ocasiones, asi como de administrador, y de decir que muchos y notables artículos de aquella época, 1892-1895, pregonan su aptitud periodística, de que muchos y hermosos episodios de la pasada guerra, dicen el culto reverente que ha tenido por los héroes de su patria, y que muchas y nobles reseñas de veladas patrioticas, demuestran el entusiasmo que ha sentido por la propaganda de los cubanos emigrados.

Y en el trabajo material, sin remuneracion alguna, antes bien, haciendo gastos de su bolsillo particular, ha probado que no es soberbio ni engreído. No pocas veces, después de estar con Martí y con el que estas líneas traza atendiendo a la impresión de Patria hasta altas horas de la noche, y luego de despachar los paquetes de periódicos, hemos salido para la oficina de Correo transidos por el cierzo helado que nos pinchaba los dedos y con los piés dentro de la nieve. El que había nacido en la comodidad y el regalo, no se desdeñaba de ser el conductor de Patria. Bien es verdad que Martí daba el ejemplo.

En los meeting de los clubs, en La Liga de nuestros ejemplares obreros, donde quiera que los cubanos lo solicitaban, allí estaba Gonzalo sirviendo con fe, sin aparatosidad y sembrando afectos que debían ser y son permanentes.

Muerto Marti en la gloriosa temeridad de Dos Ríos, por querer servir “de alfombra a los redentores de su pueblo", Gonzalo de Quesada y Benjamín Guerra supieron mostrarse a la altura de aquellos días indecisos, hasta que, elegido Delegado Estrada Palma, se normaliza la situación, quedando Gonzalo en su puesto de Secretario de la Delegación, que más tarde se eleva a Chargé d’ Affaires en Washington, y que en la actualidad desempefia con tacto y discreción.

En medio de los afanes de su vida política, aún ha tenido tiempo para pensar y producir obras como Mi primera ofrenda, Patriotismo e Ignacio Mora, en las cuales se revela el revolucionario convencido y el escritor bien intencionado, de estilo fácil y propagandista de las ideas de patria y libertad.

Para nosotros los que tan de cerca lo hemos tratado, y conocemos sus nobles arranques, siempre será el compañero querido a quien no podemos ver sin acordarnos de tiempos emuladores de los cuales conservamos una vision luminosa: la de Martí creador en medio de las criaturas que modelaba a su imagen y semejanza.


S. Figueroa.
New York, Octubre 21 de 1897.
Revista de Cayo Hueso. Octubre 24 de 1897

Sunday, October 29, 2023

Lydia Abarca Mitchell (por Florencia Guglielmotti)

Nota del blog: Sección semanal dedicada al Ballet y la Danza, a cargo de la la ballerina, coreógrafa y profesora Florencia Guglielmotti.


Lydia Abarca Mitchell nació el 8 de enero de 1951 en Nueva York (Estados Unidos). Lydia formaba parte de una familia era muy unida, siendo la mayor de siete hermanos. De pequeña, ella siempre estaba bailando, hasta que su maestra de cuarto grado vio todo su talento y la impulsó a estudiar danza. Su familia no podía costear las clases de ballet, pero Lydia se presentó al programa juvenil de la Juilliard School y obtuvo una beca de estudios por cuatro años. Luego pasó al programa de formación profesional del Harkness Ballet. Sin embargo, en ninguna de esas clases tuvo la oportunidad de ver o de participar en una función. Eso la llevó a preguntarse cuál era, entonces, el propósito de todos esos ejercicios que realizaba en clase si no podía volcarlos en un escenario.

El Harkness Ballet ganó popularidad y se trasladó al estudio June Taylor, en Broadway. Al otro lado del pasillo estaba Jaime Rogers dando sus clases de jazz, entre música de tambores y risas, lo que llamó la atención de Lydia que comenzó a participar de esas clases también. Pero la beca de la que era beneficiaria incluía exclusivamente las clases de danza clásica, por lo cual Lydia terminó por abandonar el programa ya que no veía para ella un futuro como bailarina de ballet, una disciplina dominada por blancos. Es así como se concentra en finalizar sus estudios secundarios.


Con 17 años y tras haber finalizado la escuela, Lydia Abarca Mitchell consigue trabajo en un banco. Luego de una semana de estar trabajando, su hermana le dice que estaban haciendo audiciones para la compañía que Arthur Mitchell (la coincidencia en el apellido es casual, ya que no estaba relacionados) estaba formando junto a Karel Shook, la Dance Theatre of Harlem. Arthur Mitchell era conocido por ser el primer bailarín afrodescendiente en obtener el rango de bailarín principal del New York City Ballet. Arthur contrata a Lydia quién rápidamente volvió al entrenamiento y en un mes ya estaba nuevamente sobre las zapatillas de puntas. Dos meses más tarde, participó en la obra “Tones” de Arthur Mitchell. Allí Abarca Mitchell tuvo la posibilidad no solo bailar profesionalmente, sino que lo hizo con personas que se parecían a ella y que tenían las mismas metas. Luego fue ascendida a primera bailarina de la Compañía y, en 1975, fue la primera bailarina afrodescendiente en aparecer en la portada de la Dance Magazine.


Hacia 1980, Lydia ya tenía una carrera multifacética, era la primera bailarina de la Dance Theatre of Harlem y participaba en la versión cinematográfica del musical de “The Wiz” (dirigida por Sidney Lumet, 1978) y en la obra de Broadway “Dancin’”, de Bob Fosse (en cartel entre 1978 y 1982). Lamentablemente, durante una de las representaciones de “Dancin’”, en 1981, sufrió una lesión que la alejó de los escenarios de forma permanente.


Por cuestiones laborales de su marido, se trasladó a Atlanta, donde prontamente se contactó con Nena Gilreath y Waverly Lucas, ambos también ex alumnos de la Dance Theatre of Harlem que, influenciados por Arthur Mitchell, fundaron Ballethnic, con la intención de permitir que bailarines de origen diverso puedan desarrollar sus carreras dentro de la danza clásica. Desde ese momento, Abarca Mitchell se convirtió en una asesora invaluable para la Ballethnic Dance Company, dirigiendo los ensayos previos a los estrenos.


Actualmente, Lydia Abarca Mitchell continúa impulsando el legado de Arthur Mitchell, no solo a través de las enseñanzas que imparte en sus clases y ensayos, sino también formando parte de una comunidad, la 152nd Street Black Ballet Legacy, donde un grupo de ex alumnos de la Dance Theatre of Harlem buscan mantener vigente los valores de A. Mitchell.







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Florencia Guglielmotti reside en la Ciudad de Buenos Aires (Argentina). Es Profesora de Danza (titulada en la Escuela Nacional de Danzas "María Ruanova"), Licenciada y Profesora de Artes (recibida en la Universidad de Buenos Aires). Cursó estudios en la Escuela Nacional de Ballet de Cuba. Es Miembro de International Dance Council CID (UNESCO).

Actualmente se desempeña como Profesora de Danza Clásica y como Profesora Titular de Historia de la Danza en la Escuela Superior de Enseñanza Artística "Aída V. Mastrazzi". florenciagu@gmail.com

Saturday, October 28, 2023

Srta. Ofelia Freyre Aguilera (Dibujo de Massaguer. Social. Octubre 1935)


"Srta. Ofelia Freyre Aguilera.

Esta encantadora cubanita, miembro prominente de nuestro Junior League, es nieta del inolvidable patricio camagüeyano Don Bernabé Sánchez e hija del culto Dr. Eneas Freyre y Doña Mariana Aguilera Sánchez, hoy residentes en el Vedado. Nuestra ella de hoy es so­brina de la Sra. Emilita Aguilera de Johnson y de los conocidos clubmen, Antonio, Charles, Guillermo y Leopoldo Aguilera y Sánchez." (Dibujo de Massaguer. Social. Octubre 1935)

La Neurosis (por Orlanda Torres)

Nota del blog: Sección semanal en el blog Gaspar, El Lugareño, gracias a la cortesía de la psicóloga Orlanda Torres, quien ha aceptado la invitación a compartir con los lectores sus consejos y reflexiones sobre los conflictos cotidianos.


El concepto de neurosis lo podemos definir como una afección en el sistema nervioso que produce consecuencias en el desarrollo de las emociones de una persona, esto puede provocar un conjunto de perturbaciones del funcionamiento mental.

En psicología, el término neurosis se refiere a trastornos mentales que se caracterizan por un elevado grado de ansiedad y angustia, que se muestran de la siguiente manera: el pensamiento racional tiende a alterarse, por ende, el funcionamiento de la persona también cambia y se ve amenazado. Se produce un resquebrajamiento o alteración de los mecanismos de defensa, los mismos que producen un alivio a la angustia.

Willen Cullem fue el que escribió una obra donde el da su descripción sobre esta enfermedad y lo describe como un trastorno general del sistema nervioso que no se origina por daño físico, pero puede alterar las capacidades sensitivas y motoras del individuo.

Clasificación de la Neurosis

El siguiente cuadro demuestra cómo Cullem clasificó las neurosis, así como ejemplos de especies o enfermedades.

Clase:

Enfermedades de los sentidos y el movimiento, sin fiebre y sin afección local.

Órdenes:

Comas (movimientos voluntarios disminuidos, con sopor o cesación de los sentidos).

Adinamias (movimientos involuntarios disminuidos).

Espasmos (movimientos musculares anormales).

Vesanias (funciones alteradas del juicio, sin fiebre ni coma).

Especiales:

Apoplejía, parálisis.

Síncope, dispepsia, hipocondría, clorosis.

Tétanos, epilepsia, palpitaciones, asma, tos ferina, cólico, diarrea, diabetes, hidrofobia, histeria.

Amnesia, melancolía, manía, somnolencia.

Claudio Naranjo afirmaba sobre la teoría de la neurosis como: la degradación de la conciencia. Es por ese motivo que el individuo no puede reconocer cual es la diferencia, o sea, no sabe que ha existido una pérdida o un fracaso en su desarrollo de su potencial, a tal punto que llega a cegarse y esto produce una degradación de su vida emocional y de la calidad de la motivación, la energía ya no es la misma se convierte en una energía negativa y no fluye con normalidad, produciendo que el individuo no está en su funcionamiento pleno ni se siente motivado positivamente, esto produce una deficiencia en su comportamiento.

Formas Clínicas de Neurosis

Freud estableció una clasificación en la que se distinguió diferentes tipos de neurosis:
  • Neurosis de angustia
  • Neurosis fóbica
  • Neurosis obsesivo compulsiva
  • Neurosis de ansiedad
  • Neurosis histérica
  • Neurosis neurasténica
  • Neurosis hipocondriaca
  • Neurosis de despersonalización

Neurosis de Angustia:

Freud tenía un principal interés y él se centró en lo que denominó “neurosis de angustia” el describe que el sujeto o el individuo elabora expectativas muy negativas de su futuro esto le produce al sujeto un caudal de angustia permanente.

Es una gran carga de angustia acumulada que va acompañada de fenómenos psíquicos y físicos. Es un estado que se instala abruptamente y que afecta a una personalidad que está vulnerable.

Aquí el paciente se siente tenso, expectante frente a una amenaza aun no localizada. Esto le produce incapacidad de organizar su conducta. Al producirse estos síntomas se activa el trastorno del sueño muy comúnmente a las 3 o 4 de la mañana, sintiéndose tenso y no puede nuevamente recuperarlo, al despertar esa persona continúa angustiada con un desorden en su interior y sin perspectivas.

A esto también se añade diversos trastornos como son:

Los llamados trastornos somáticos:

Respiratorios: tos, disnea y estornudo.

Cardiovasculares: taquicardia, y las alteraciones vasculares.

Digestivos: Bolo esofágico, dificultad de la motilidad gastrointestinal, intensa hambre o sed, náuseas, vómitos.

Sexualidad: impotencia y frigidez.

Neuromusculares: temblor, dolor tipo reumático.

Cutáneos: Prurito, sudoración.

Neurosis Fóbica:

Este tipo de neurosis consiste en que el sujeto sufre actos de terror y tiende a la paralización sintiéndose impotente e indefenso.

Se divide en: situación fobigena y una conducta fóbica:

a.- Situacion Fobigena: Es la expresión del individuo frente al temor de los objetos fobigenos, estos pueden ser diferentes Ej.: animales, velorios, una escalera, etc.

b.- Fóbica: Es la respuesta de la situación fobigena . Se divide a su vez en dos tipos de conducta: La de evitación y la conducta de tranquilización.

La conducta de Evitación: son conductas diversas y pueden ser pasivas y activas:

Pasivas: Es aquella que el sujeto evita el objeto fobigeno.

Activas: Es aquella que el sujeto tiene una compulsión, donde la inhibición es encubierta mostrando gran desafío, pero no puede hacer un alto y parar.

Neurosis Obsesiva Compulsiva:

Se caracteriza por ideas muy persistentes llamadas obsesivas y también por actos compulsivos que están encaminados para controlar esas ideas.

Son ideas no deseadas y persistentes, son pensamientos mágicos con elementos de culpa donde se tiende aislar el afecto de situaciones conflictivas.

Neurosis de Ansiedad:

Se caracteriza por una neurosis crónica se experimenta en el aspecto psíquico, se siente como una opresión en el pecho y alteraciones neurovegetativa.

Es caracterizada por una ansiedad crónica que lleva hacerse profunda en el paciente y puede estar originada por situaciones objetivas o no. Podemos poner como ejemplo la espera de una situación terrible, pero desconocida y la otra es la somática que está dada por manifestaciones vegetativas como son las palpitaciones, opresión, dolor precordial, disnea, nausea, tensión, vómitos, anorexia, calambres, temblores, vértigos, prurito.

Neurosis Histérica:

Se la llama también inmadurez emocional que produce disociación de las funciones psíquicas ante situaciones que no son agradables., comienza a temprana edad.

Se caracteriza por una súbita disociación de la conciencia con alteración de la memoria, identidad y en algunas ocasiones del comportamiento motor.

Neurosis Neurasténica:

Son trastornos caracterizados por un déficit generalizado de energía que se vivencia como un estado de fatiga e irritabilidad.

Se presenta con irritabilidad, cefaleas, insomnio, trastornos sexuales, trastornos de la atención y la memoria que agravan más aun el cuadro.

Neurosis Hipocondriacas:

Son trastornos que se caracterizan por una preocupación de gran magnitud y por un temor que no tiene justificación.

Presenta los siguientes síntomas: preocupaciones o temores de posibles enfermedades o la sensación de morir. Amplifica la intensidad de sus síntomas, desplazamiento de la angustia hacia el cuerpo, habla continuamente de molestias vagas y persistentes y consultas a los médicos de forma habitual.

Neurosis de Despersonalización:

Este trastorno está conformado por sentimientos de alteración en la percepción personal y sentimientos de irrealidad y extrañeza.

Teorías sobre la Neurosis

Las neurosis constituyen padecimientos psíquicos frecuentes. Ello conlleva a que el neurótico posea una buena capacidad auto y hetero - crítica. La sintomatología que el neurótico muestra posee una raíz eminentemente afectivo-instintiva, expresada a través del sistema nervioso vegetativo.

Teoría de Pavlov:

Pavlov fue un filósofo ruso y ganador del Premio Nobel en 1904. Trabajó con perros que los ponía al exterior de un laboratorio. Pavlov se dió cuenta que cuando el perro podía escuchar pisadas de personas que normalmente venían a darle alimento, el animal salivaba.

Teoría Conductista:

John B. Watson fue el que fundó la escuela de psicología la que muchos conocemos como conductismo.

El conductismo propone una teoría que toma como objetivo el estudio de lo que se observa o no del alma. No es considerada una escuela psicológica, se decidió considerarla como orientadora clínica.

Teoría Neurofisiológica:

Trata sobre trastornos de la función nerviosa, esta teoría apoya a la genética de la neurosis.

Teoría Dinámica de Pierre Janet:

“Basada en el supuesto déficit funcional de energía o tensión psicológica de la neurosis sobre todo la Psicastenia”.

Teoría Socio genética:

Esta teoría enfatiza los aspectos sociales que causan las neurosis.

Teoría Psicoanalítica:

Para el psicoanálisis las neurosis es una afección psicógena. Freud distinguió las neurosis actuales en (Neurosis de angustia y neurastenia).

Tratamientos Generales

Normalmente si es un cuadro leve, el paciente debe ser tratado por un psicólogo o un especialista. Si el cuadro es de gravedad debe ser tratado por un psiquiatra ya que necesita medicación.

Cabe señalar que en cualquiera de los casos deben ser sometidos a terapia ya que muchos pacientes pueden recuperarse muy positivamente utilizando este método. Posiblemente otros pacientes encontrándose en estado de gravedad necesitarán ser hospitalizados y medicados.

La medicación debe ser supervisada ya que en algunos casos produce dependencia la misma que al finalizar el cuadro, el abandono de la medicación podría producir un cuadro rebote. Cabe indicar que la terapia ha dado muy buenos resultados cuando la enfermedad está empezando. También debe tomarse en cuenta que muchas veces estos síntomas pueden ser combatidos con paseos al aire libre, buena calidad de vida, llevar una vida sana y un factor muy importante, depende de cómo el individuo percibe la vida, si el entorno del paciente le hace vivir de manera feliz, muy posiblemente tendrá una vida sana y los síntomas desaparecerán drásticamente.



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-Freud, Sigmund (1995): Paranoia y Neurosis Obsesiva. Madrid, España: Alianza Editorial
-Brusset, Bernard (2001): Neurosis y Funcionamiento Limite. Madrid, España: Editorial Síntesis.
Roca Benancasar, Miguel (2002): Trastornos Neuróticos. Madrid, España: Ediciones:
ARS- Médica.


 


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Orlanda Torres: Psicóloga, Escritora, Educadora, Orientadora Motivacional.
Autora de los libros: "Volando en Solitario" año 2015, Guayaquil - Ecuador. (Disponible en Amazon Kindle). "Los símbolos del Amanecer" (Editorial Voces de Hoy, 2020)
-Estudió en Miami Dade College: Certificate of Florida “Child Development Associate Equivalency”. Maestra de Educación Preescolar e Infantil en la ciudad de Miami.
-Licenciada en Psicología graduada en el 02/2017 - Atlantic International University.
-Orientadora Motivacional y Conferencias pueden contactar a Orlanda Torres a través de la página que administra www.fb.com/vivencialhoy
Publicaciones en Revista Sapo - Santiago de Chile – 2016
-La Estancia en el Paraíso de los Sueños
-Relación de Pareja y su gran Desafío
-Es la Felicidad una Elección
Conferencia en Radio - Miami, Florida
-Positivo Extremo Radio: Entrevista 123Teconte “Regreso a Clases y La Adolescencia”
-¿Como aprender a ser feliz?- Edificio Trade Building-.Innobis Coworking, Guayaquil - Ecuador
-La Inteligencia Emocional en la Relacion de Pareja- WENS Consulting Group, Guayaquil - Ecuador
Publicaciones en Revista Sapo - Santiago de Chile – 2018
- Ser Mujer
Administra:
www.vivencialhoy.blogspot.comwww.facebook.com/vivencialhoyFacebook.com: Orlanda Torres
Instagram: orlanda.torres.3
orlandatq@gmail.comtorres_q@yahoo.com

Thursday, October 26, 2023

Distribuidores de Studebaker en Camagüey: "Hijos de José Pacheco Méndez. General Gómez y Lugareño" (Bohemia. Junio 1951)

 

Esteban de Jesús Borrero (por José Ramón de Betancourt)


No es posible recordar el movimiento literario de Cuba, particularmente en el Camagüey, sin que venga a la memoria y al corazón el nombre de Esteban de Jesús Borrero. 

Por lo que a mí toca, declaro que siempre encontré en sus producciones algo que reflejaba el azul de nuestro cielo, el fuego del sol tropical, la dulzura del canto de nuestras aves, la la suavidad de la brisa y el eco de esas armonías vagas, misteriosas y melancólicas que se perciben en la espesura de nuestros bosques y que sólo a los verdaderos poetas es dado comprender y revelar en toda su pureza y encanto. 

Cuando vi por primera vez a Esteban de Jesús Borrero, ya sabía de memoria algunos versos de T. Besané, que hubieron de agradarme hasta el punto de desear vivamente conocer a su autor. 

Un día que fuí a la imprenta de El Fanal de Puerto Principe a visitar a mi buen amigo don Pedro Emilio Peyrellade, le encontré en el cuarto de la redacción, tertuliando alegremente con tres jóvenes  que desde luego me parecieron muy simpáticos. 

Era uno de elevada estatura, negros y rasgados ojos, mirada profunda y triste, severo continente y cierta energía en los modales, que revelation, no la exaltación de sus ideas, que conoci después, pero sí la firmeza de su carácter. 

Toda persona que le hubiera estudiado algún tiempo, habría adivinado que era de los escogidos para mártir de la revolución cubana, que ya se presentía. 

Me contraigo a Antonio María de Agüero y Estrada, que, en efecto, murió en 1851 sobre los campos del Camagüey y a consecuencia de las heridas que recibiera en el combate de San Carlos. 

Era el otro un joven peninsular, de gallarda presencia, rostro pálido, ojos claros, cabello castaño, o más bien rubio, y sonrosada boca: joven que por aquel tiempo tenía más afición a los libros de versos que a los de la casa de comercio de Carrias, de que era uno de los dependientes principales, aunque después de cierto tiempo le encontré en la Habana, hecho todo un comerciante y tal vez ruborizado de haber perdido algunas horas de su juventud en el comercio de las Musas, que dan, y particularmente bajo los trópicos, flores, espinas y desazones, en vez de oro y crédito cotizable en una plaza de primer orden. 

Llamábase este joven, y ojalá que todavía lo fuera, Claudio Iglesias. 

Distinguíase el tercero por su ancha y morena frente, coronada de larga melena mas negra que el ébano. Sus rasgados ojos, sin ser bellos, tenían algo de la mirada del águila y del candor afectuoso de la paloma, y había en su continente tal naturalidad y gracia, que no era posible, después de haberle oído un momento, dejar de quererle. 

Tal era Esteban de Jesús Borrero.

A todos me presentó mi antigo y sabio maestro el Sr. Peyrellade, con tal finura, que a los pocos minutos ya nos tratábamos como si siempre nos hubiéramos conocido. 

-Caballeros, -nos dijo; -se han reunido ustedes aquí en este instante enviados por la Providencia, porque acaba de llamarme el regente para decirme, que la novela del folletín se ha concluído, dejándole dos columnas vacías, que es necesario llenar inmediatamente con originales, y ustedes me los han de dar. 

Nos miramos los unos a los otros. 

-No hay que vacilar, -añadió Peyrellade, dando a cada uno una cuartilla y un lápiz. Necesito cuatro poesías, pero que no se hayan publicado antes. 

-¡Al agua, muchachos! -exclamó Esteban Borrero, alzando alegremente su brazo dere-cho. Pero ¿qué hacemos? -añadió sobrecogido y blandiendo el lápiz. 

-Poca cosa, -dijo el Sr. Peyrellade, con aquella gracia que le era propia; -encárguese cada uno del retrato de su novia. 

-Bien, —dijo Claudio Iglesias; -yo haré el de la mía, porque la tengo aqui; -y señaló el corazón. 

-Yo la tuve, -exclamó Agüero, ―y ojalá no la tuviera. 

-Quiero tenerla, -dijo Borrero, sonriendo, mientras yo escuchaba en silencio. 

-Pues ya hay tema para cada uno: La que amé, La que amo, La que amaria y La que debo amar. Repártanse ustedes esos puntos de común acuerdo, y ya saben que no hay tiempo que perder. 

Así lo hicimos, y pocos minutos después cada cual entregó su obra

¡Y sonetos! -dijo Peyrellade, sonriéndose, al recibir aquellos papeles. 

-¿O semos, o no semos? -exclamó Borrero, reteniendo el suyo, mientras que yo todavía rebuscaba en el cerebro un consonante que con más propiedad terminase el mío. 

-Lean ustedes, -dijo Peyrellade; -aquí tiene usted su soneto, Sr. Agüero, a quien, como mayor de edad, toca empezar. 

Hízolo así con voz campanuda (como de Agüero al fin), y vimos todos en su composición, muy correcta por cierto, el rugido del tigre celoso, que quería desgarrar la pérfida que lo engañó. El soneto se titulaba La que amé

Siguió a éste el de Claudio Iglesias, A la que amo, alegre como unas pascuas. Había en él cielo azul, rosas entreabiertas, concha de perlas, labios de coral, brisa perfumada y no sé cuantas otras cosas engarzadas, con tanta delicadeza y gracia, que la composición nos pareció encantadora. 

Siguió Esteban Borrero  La que amaría leyó, abriendo los ojos todo lo que pudo.  

-Veamos, ―murmuró don Emilio. 

Borrero continuó: 
«No a una mujer,  un ángel amaría: perdónenme los ángeles por ello ...»
No recuerdo más del soneto, pero sí que crecía de tal modo la curiosidad y el interés de cada verso, que al llegar al último, no pudimos menos que agitar nuestras manos aplaudiéndole. 

Llegó la hora del mío, el más débil de todos, pero que alcanzó la fortuna de ser favorablemente acogido en el Camagüey; lo que, sin duda, debió a sus acompañados y a la curiosidad que los títulos despertaron. 

Siento en el alma no conservar esos sonetos para insertarlos aquí, y más todavía tener que copiar el mío, que he guardado como recuerdo del principio de mis relaciones con uno de los camagüeyanos de mejor entendimiento que he conocido.

La que debo amar

No quiero un ángel, no: en ilusiones 
así miraba á una mujer divina, 
mas busqué el alma y la encontré mezquina,
juguete vil de necias impresiones: 

no quiero la mujer cuyas pasiones, 
ardientes como el sol que me ilumina, 
en el lecho de infame Mesalina 
me haga olvidar mis castas afecciones: 

quiero un alma sencilla, tierna y pura 
que la virtud anime con su llama, 
que en su fiel corazón guarde el tesoro 

de mi honor, mi consuelo y mi ventura: 
así es la virgen bella que me ama, 
así la debo amar, así la adoro.
Desde ese primer día de nuestro conocimiento, hízose éste cada vez más intimo entre Esteban de Jesús Borrero y yo, hasta el punto, de que rara semana pasaba sin que tuviéramos algo que comunicarnos de nuestros entretenimientos literarios. 

Algunos trabajos publicaba el poeta bajo el seudónimo de T. Besané; otros los rompía después de leídos, a pesar de que yo siempre encontré en ellos espontaneidad, entusiasmo, belleza y exquisito gusto. 

Pero a él nada le satisfacía, comprendiendo que lo mejor había quedado en su cerebro o en el fondo de su corazón, y terminaba siempre por decirme - Necesito estudiar. 

Era esto la gran dificultad para él, por la natural indolencia que se advierte en los hijos de un suelo exuberante y rico que brinda lo que produce sin necesidad de esfuerzos, trabajos ni sacrificios. 

Su espíritu, esencialmente poético; su imaginación centelleante, su inteligencia clarísima y fecunda, adivinaban todo lo que tenía que aprender y lo que nadie hubiera podido enseñarle. 

Por otra parte, su carácter tenía rarezas incomprensibles. Era, en verdad, negligente; pero lo atribuía a su constitución enfermiza, que a todos, por el contrario, se nos figuraba sana y robusta. 

Escribía casi siempre en pedacitos de papel, y a veces, en el blanco que quedaba de la cajetilla de cigarros de su uso; y, al leerme estas composiciones, solía emplear esta frase: -Oye, muchacho, y dime la verdad. 

Jamás le oculté mi juicio. - Tú no necesitas, -le decía yo, -estudiar los clásicos españoles. Por intuición los conoces, y adivinas el gusto que ellos te pudieran infundir; pero conviene que lo ratifiques hojeando sus libros con frecuencia. 

-No lo hago, -me contestaba, -porque deseo recibir todas las impresiones de nuestra naturaleza virgen y floreciente, y temo copiar las bellezas que aquéllos han apurado. 

Un dichoso tomeguín que revoloteaba en su romance a la Avellaneda nos hizo pasar algunas horas de conferencias, sin que se resolviera a quitar de allí el pajarillo; hasta que al fin consultó su obra, antes de leerla al público, con nuestra ilustre poetisa. 

-Déjelo usted, ―le dijo ella, —- pues un tomeguín que me regaló mi madre, cogido en los campos del Camagüey, fué, en efecto, mi primer amor.

-Ya lo ves, -me dijo, radiante de alegría; - no te hubiera perdonado nunca que sacrifica- ras el pajarito camagüeyano, á la severidad estética de tus clásicos. 

Prefería a todo la originalidad y el aire de la tierra, que baña muchas de sus composiciones, y particularmente las dedicadas a una Marta, que ignoro todavía si llegaron a publicarse. 

Acuérdome que cuando fui a Puerto Príncipe, en 1859, a pasar una feria de la Caridad, me leyó varias poesías, que yo encontré bellísimas, y sobre todas, una que él mismo recitó en la espléndida velada con que la Sociedad Filarmónica quiso obsequiarme. 

Hice todo lo posible por conocer sus versos antes de esa noche, siquiera para contestar algo análogo; y, a pesar de la confianza que entre nosotros reinaba, no pudo acceder a mi ruego. 

-No, -me contestó; -me los vas a echar a perder. Componte como puedas y di lo que se te ocurra, en la seguridad de que aplausos y cariños no han de faltarnos. 

Deploro no tener ahora a manos esos versos, ni siquiera aquellos con que contesté al saludo del Camagüey y el de su dulce y favorito poeta Borrero. 

Era tal su amor a todo lo que podía honrar la tierra natal, que, a pesar de su modestísima renta y de la inercia de su carácter, tan pronto como supo que yo me proponía coronar la Avellaneda en el Liceo de la Habana, voló a esta ciudad para ayudarme en mi empresa y llevar a la hermana la ofrenda de su genio y de su alma en La voz del Tínima, composición que obtuvo el juicio más lisonjero de la Sección de literatura y del Jurado, y los aplausos más entusiastas del público que concurrió a ese solemne acto. 

Este romance corre impreso en el cuaderno que se publicó sobre la coronación de la Avellaneda el año 1860, y hay otras de sus poesías que figuran en el tomo de aguinaldos que repartió El Fanal en los años de 1847, 48 y 49. 

Pero las más importantes para él, y las que hubieran podido darle más gloria, las conservaba inéditas. 

Recuerdo que, cuando se construía el teatro Principal del Camagüey, varios amigos le animamos para que escribiese la comedia con que debía estrenarse, y yo no sé dónde halló una historia de los bucaneros que recorrían el mar Caribe en el siglo XVII, y una noticia más o menos exacta de la vida de Enrique Morgan. Es lo cierto, que en pocas horas trazó el plan de un drama, relacionándolo con las costumbres patriarcales del Camagüey en aquella época, y con el valor que acreditaron sus hijos al rechazar la invasión pirática. 

Pero sólo tres cosas escribió de este drama: el plan, que agradó a todos; su titulo El Filibustero, cuya palabra no había adquirido entonces en Cuba la importancia y significación que después de algunos años tuvo; y la escena final o el desenlace. 

A medida que la fabricación del teatro avanzaba, los amigos de Borrero acudían a él para estimularlo a completar su primera obra dramática. 

Todo fué inútil, y los borradores deben haber quedado entre sus papeles, con otras muchas poesías que hubieran elevado su nombre a la altura de los primeros escritores antillanos. 

Yo deploraré siempre que no se hayan recogido y coleccionado sus producciones, como hubiera sucedido indudablemente sin la guerra, que esparció por inciertos rumbos los hombres de más valer y las cosas más dignas de estimación para nuestro pobre país. 

La guerra también me separó de Esteban Borrero, de quien no volví á tener noticias hasta que recibi la muy infausta de su muerte hallándome yo en París. 

Mucho tiempo hacía entonces que no tomaba la pluma para componer versos. La política esta ingrata asesina de las Musas, había matado la afición que por ellas senti en mi primera juventud. Afición digo, porque, en verdad, no podía ni puedo alegar otro motivo para acercarme a esa deliciosa fuente, que sólo brinda sus purísimas aguas a los elegidos del cielo. 

Conservaba (¿a qué negarlo, si mis lectores lo ven?) el atrevimiento de improvisar décimas o escribir octavas octosílabas, que salían de mis labios y de mi pluma, casi sin que de ello pudiera darme cuenta, en los brindis de banquetes familiares o en los álbums de mis amigos más íntimos. Pero no pude resistir a la necesidad de desahogar la pena que me causó la muerte del compañero de mi juventud: le hice unas quintillas que no me atreví a publicar, no obs tante haber pasado por la censura de José Silverio Jorrín. 

Hecha la paz de Cuba, regresé a la Habana en noviembre de 1878, y a principios del año siguiente fué a verme a mi casa de la calle de la Reina uno de mis amigos más queridos y de los hombres más ilustrados y más amantes de Cuba que conozco. Me contraigo a Nicolás Azcárate.

-Necesito, -me dijo, -que V. me acompañe pasado mañana a hacer una buena obra en favor de Alfredo Torroella, que ha muerto, dejando a su familia en tristísima situación. He proyectado, en mi carácter de Presidente de la Sección de Literatura del Liceo de Guanabacoa, una velada, con el solo objeto de abrir suscrición para su viuda y sus hijos. 

-Cuente V. conmigo para todo, -le respondi. 

-Pues bien, -me replicó; -prepare V. algo en prosa o verso para decir o leer en esa velada, en el concepto de que no se admiten excusas. 

¿En verso? En verso nada, porque yo no soy poeta. En prosa diré lo que pueda, aunque he venido aquí a vivir encerrado en mi casa, y pudiera ayudar a esa familia de otro modo. 

-Basta: tengo la palabra de V., y me despido hasta pasado mañana, a las ocho de la noche, en el Liceo de Guanabacoa. 

Y fui, en efecto, al Liceo, y Azcárate me condujo hasta la tribuna levantada en su salón principal, lleno de lo más granado de la sociedad habanera, que nos recibió con grandes aplausos, debidos sólo al organizador de aquella piadosa y brillante fiesta. 

Dije en ésta no sé qué cosas, que después recorté de los periódicos, y voy a reproducir en estas páginas. Leí en seguida los versos que había compuesto en París sobre la muerte de Esteban Borrero, versos que llevaba en el bolsillo con la idea de salir del paso como pudiera. 

La idea se realizó: la suscrición en favor de la familia de Torroella se hizo, y yo tomé nota de todo lo que allí pasaba, sin pensar que más tarde podía servirme para encerrar en este capítulo el recuerdo, inolvidable para mí, de la noche del 28 de febrero de 1879, que pasé en el Liceo de Guanabacoa. 

Sigue aquí lo que en esa noche dije, y mis versos. 

Señoras y Señores:

Agradezco con toda mi alma la bondadosa acogida que me dispensáis, y la irresistible invitación del señor Presidente, mi buen amigo don Nicolás Azcárate, para que contribuyese con mi debilísima palabra al homenaje que hoy consagra este floreciente instituto, a la memoria de nuestro querido poeta Alfredo de Torroella. 

Vengo, pues, no sólo á responder al llamamiento del Liceo de Guanabacoa y a cumplir con la amistad, sino a llenar los deberes que me imponen mi amor a las letras y a la tierra que me dió la vida. 

Y digo esto, porque honrar la memoria de Alfredo Torroella, es pagar una deuda que to-dos contraemos con esos seres que nacen para recoger en lo más íntimo del alma, y reflejar en su expresión más sencilla, pero siempre bajo una forma conmovedora, los sentimientos más delicados, las pasiones más nobles, los deseos más naturales , las tristezas más profundas, las esperanzas más risueñas y las glorias más puras de la patria. 

Esos seres no se pertenecen: todo lo sacrifican  sus semejantes; pierden su individualidad para identificarse con el país, hacer su propia vida, distinguir la época que alcanzaron y abrir nuevos horizontes hacia lo bueno y lo bello, ofreciendo, a la par, consuelos y alentadores propósitos. Así comprendo yo la verdadera misión del poeta. 

Hoy honramos dignamente a uno de éstos, y perdonad si recuerdo otro también que he conocido y de quien me permitiré hablaros un breve momento, porque sin duda pertenece a esa familia privilegiada; y encuentro maravillosos puntos de contacto, entre su vida literaria e intima, con la de Alfredo Torroella; porque también le debemos consideración e inmensa gratitud todos los que nos dedicamos a este género de estudios en la grande Antilla. 

Alfredo de Torroella nació en la Habana, y Esteban de Jesus Borrero, a quien me contraigo, fué hijo del Camagüey; pero ambos existieron para cantar en un mismo laúd y en unisonas notas las bellezas de esta preciosa tierra, presentir y alentar sus deseos más nobles con idéntico entusiasmo, llorar sus desengaños y sus dolores con la propia amargura, sufrir parecidas miserias y persecuciones con igual abnegación, y atravesar con los pies desnudos el áspero sendero de una proscripción voluntaria durante diez años, para volver, en fin, al suelo natal, sólo a pedir un sepulcro seguro, donde dormir eternamente en paz a la sombra de sus palmas. 

Encuentro, sin embargo, una diferencia en este punto. Alfredo de Torroella fué conducido a la mansión del reposo en vuestros brazos, con un laurel ceñido á su frente marchita por el sufrimiento. 

Esteban de Jesús Borrero ha muerto bajo el peso del infortunio, que le persiguió siempre, hasta su último suspiro; y ha muerto en la oscuridad, que dejó, sin embargo, tachonada de estrellas, como noche de los trópicos. 

Yo, señores, que conocí a esos dos poetas, que los amé en sus obras y que conservo el reflejo purísimo de la fe de mis mayores; yo, que creo en otra vida, me parece ver en este instante solemne a dos almas que se buscan, se abrazan y sonrien en el cielo, mirando que enlazamos dos coronas y unimos en un solo aplauso dos nombres que deben ser igualmente queridos, no sólo en la Habana y en el Camagüey, sino en la América, por todos aquellos que han consagrado y consagran su existencia al culto de las letras y al amor de la patria. 

Al tener noticias, en París, de la muerte de Esteban de Jesús Borrero, escribí los versos que voy a leer. Al saber, en la Habana, que Alfredo de Torroella había dejado de existir, mezclé con las vuestras mis lágrimas, y hoy uno los nombres de esos dos hermanos en las letras, porque hay algo en el fondo de mi conciencia, algo en lo íntimo de mi corazón, capaz de revelarme que así vivieron en la tierra, así moran en lo infinito y así deben pasar a la posteridad.


Una lágrima

En la tumba de Esteban de Jesús Borrero.


Tal parece que fué ayer, 
y van tres lustros pasados 
desde que fuimos a ver 
aquellos fecundos prados 
que al Tínima dan el ser. 

De mi alegre juventud 
fué aquel un hermoso día: 
escuchaba tu laúd, 
la patria me sonreía, 
todo era dicha y virtud.

Y de ese todo ¿qué existe? 
Un recuerdo en mi memoria 
y en el pueblo en que naciste, 
el resplandor de tu gloria 
como el de la luna, triste. 

Pues cuando el pesar devora 
el suelo natal, querido, 
todo parece que llora, 
todo está descolorido, 
hasta el fulgor de la aurora.

¡Oh dolor! Hoy son abrojos 
cafetos, vegas y cañas; 
y sólo encuentran los ojos 
por flores, en las montañas, 
¡blancos, míseros despojos! 

No hay rebaño, luz ni calma 
en el sitio y la campiña, 
ni canto que llegue al alma 
tan dulce como la piña, 
tan bello como la palma.

Ya el Tínima no murmura 
risueño entre clavellinas, 
ni desliza su onda pura 
saboreando la dulzura 
de tus trovas campesinas.

Silencioso, entristecido, 
en torno a tu hogar resbala; 
al verle lanza un gemido, 
doliente lágrima exhala 
y corre al mar abatido. 

Cansado tú de esperar, 
patria te has ido a pedir 
a aquel que te quiso dar 
corazón para sentir, 
y numen para cantar. 

Y dejaste ya este suelo, 
donde de justicia en pos 
corriste con vano anhelo, 
para hallar la dicha en Dios, 
que es patria del genio el cielo.

Lejos yo de Cuba, en tanto, 
paso entre afanes la vida, 
sin tener, en mi quebranto, 
para tu tumba querida, 
más que una gota de llanto.

Diciembre de 1886

"La diagonal de las Wilis en el segundo acto de "Giselle". Rosario Suárez y Jorge Esquivel, como la Reina de las Wilis y Albrecht, respectivamente." (Bohemia. Octubre 1982)

 

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Gaspar, El Lugareño Headline Animator

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