Monday, February 12, 2024

En un día, en un solo día (un poema de Félix Luis Viera)

Nota: Cada lunes la poesía de Félix Luis Viera. Puedes leer todos sus textos, publicados en el blog, en este enlace. Traducción al italiano de Gordiano Lupi.


Del poemario Y me han dolido los cuchillos (Editorial Capiro, Cuba, 1991)   



En un día, en un solo día


Salí a la calle sobre las 7:30 am como siempre
y como siempre nadie, ninguno de los transeúntes,
se fijó particularmente en mí, se asombró con mi
   presencia.
Tomé un ómnibus y no se creó ningún escándalo, nadie
me pidió un autógrafo ni quiso
asesinarme nadie, siguió
ruta normal, no hubo
que detenerlo, paralizar el tránsito.
Llegué adonde llego cada mañana a ganarme
—o al menos intentar ganarme—
este injusto pan de cada día
y los que estaban en el vestíbulo apenas me
   miraron,
siguieron viendo la TV, esperando las 8 para ir
   adentro.
Por la tarde tomé la calle más concurrida
—“la arteria principal de la ciudad”, como dicen
los periodistas aburridos—
y en el camino saludé a 6 ó 7 conocidos
pero ninguno me exigió una frase de consuelo
ni quiso fotografiarse conmigo para luego
orgulloso
mostrar la foto a su familia.
Entré en la librería y no reventó ninguna
   conmoción,
la gente siguió comprando, mirando los libros
(mientras las libreras, abúlicas, miraban a la nada)
sin que mi vida peligrara, ni siquiera
alguien me empujó.
De ahí al parque y tampoco mi presencia
produjo algo extraordinario
excepto que uno de esos pájaros del atardecer
me cagó directamente en la cabeza,
pero con toda normalidad, como se la cagan a
   cualquiera.
Llegué a la casa y no me hallé con una cuadrilla
   de periodistas, fotógrafos, camarógrafos
que calculando que a esa hora debía llegar
me esperasen para asaltarme con preguntas,
solicitudes de consejos,
saludos multitudinarios,
suspiros, besos, vítores,
tampoco me disparó un francotirador oculto en la
   azotea de enfrente.
Así que entré.
Me bañe.
Estuve leyendo.
Por la noche, anónimo, más bien escondido
—en un rincón vedado en las afueras—
me encontré con Noemí. Aquí
sí hubo conmociones, alabanzas,
vítores, suspiros, firmas, etc., pero todo
   personal.
Nos despedimos.
De regreso no me dispararon ni un solo bazukazo
y eso que venía solitario por las calles solitarias:
formidable cuadro para un atentado o una
   violación
por parte de una extremista envenenada
—o un extremista envenenado—
por los video-clips más temerarios.
De modo que, tranquilamente, sin nadie
encañonándome de súbito
para robarme una palabra,
saqué la llave, abrí
y me acosté a leer.

Ahí tienen, amigos míos, el itinerario
de un día.
No me negarán las ventajas que en un día,
en un solo día,
tenemos los desconocidos, esos hombres
   que no necesitamos guardaespaldas.

Octubre 1984



In un giorno, in un solo giorno


Uscii per strada verso le 7:30 am come sempre
e come sempre nessuno, nessun passante,
fece caso in modo particolare a me, si meravigliò della mia
   presenza.
Presi un autobus e la cosa non fece scalpore, nessuno
mi chiese un autografo non volle
assassinarmi nessuno, proseguì
il percorso normale, non dovettero
fermarlo, paralizzare il traffico.
Mi recai dove vado ogni mattina a guadagnarmi
- o almeno a tentare di guadagnarmi -
questo ingiusto pane di ogni giorno
e coloro che stavano all’ingresso appena mi
   notarono,
continuarono a guardare la TV, aspettando le 8 per andare
   dentro.
Verso sera presi la strada più frequentata
- “l’arteria principale della città”, come dicono
   i giornalisti noiosi -
e durante il percorso salutai 6 o 7 conoscenti
ma nessuno pretese da me una frase di conforto
né volle fotografarsi con me per poi
orgoglioso
mostrare la foto alla sua famiglia.
Entrai nella libreria e non esplose nessuna
   commozione,
la gente continuò a comprare, a guardare i libri
(mentre le libraie, abuliche, guardavano il niente)
senza che la mia vita fosse in pericolo, non ci fu
nessuno che mi spinse.
Neanche da lì al parco la mia presenza
produsse effetti straordinari
a parte il fatto che un uccello verso il tramonto
mi cacò proprio sulla testa,
ma in tutta normalità, come cacano sopra
   chiunque.
Arrivai alla mia casa e non mi trovai davanti una banda
   di giornalisti, fotografi, operatori
che calcolando l’ora del mio arrivo
mi attendevano per assalirmi con domande,
richieste di consigli,
saluti di gruppo,
sospiri, baci, ovazioni,
non mi sparò neppure un franco tiratore nascosto nella
   terrazza di fronte.
Così entrai.
Mi lavai.
Mi misi a leggere.
Di notte, anonimo, o meglio nascosto
- in un angolo vietato nella periferia -
mi incontrai con Noemí. Qui
sì che ci furono turbamenti, elogi,
ovazioni, sospiri, firme, etc., ma tutto
   personale.
Ci salutammo.
Di ritorno non mi spararono un solo colpo di bazooka
nonostante camminassi solitario lungo strade solitarie:
formidabile quadro per un attentato o uno
   stupro
da parte di un’estremista avvelenata
- o un estremista avvelenato -
dai videoclip più temerari.
Di modo che, tranquillamente, senza nessuno
che mi prendesse da parte all’improvviso
per rubarmi una parola,
estrassi la chiave, aprii la porta
e mi misi sul letto a leggere.

Qui avete, amici miei, l’itinerario
di un giorno.
Non mi negherete i vantaggi che in un giorno,
in un solo giorno,
abbiamo noi sconosciuti, noi uomini
   che non abbiamo necessità di guardie del corpo.


Ottobre 1984

  



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Félix Luis Viera (El Condado, Santa Clara, Cuba, 19 de agosto de 1945), poeta, cuentista y novelista, es autor de una copiosa obra en los tres géneros.

En su país natal le fue otorgado el Premio David de Poesía, en 1976, por Una melodía sin ton ni son bajo la lluvia; el Premio de Novela de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, en 1987, por Con tu vestido blanco, que recibiera al año siguiente el Premio de la Crítica, distinción que, en 1983, le fuera concedida a su libro de cuentos En el nombre del hijo.

En 2019 le fue otorgado el Premio Nacional de Literatura Independiente “Gastón Baquero”, auspiciado por varias instituciones culturales cubanas en el exilio.

Su libro de cuentos Las llamas en el cielo retoma la narrativa fantástica en su país; sus novelas Con tu vestido blanco y El corazón del rey abordan la marginalidad; la primera en la época prerrevolucionaria, la segunda en los inicios de la instauración del comunismo en Cuba.

Su novela Un ciervo herido —con varias ediciones— tiene como tema central la vida en un campamento de las UMAP (Unidades Militares de Ayuda a la Producción), campos de trabajo forzado que existieron en Cuba, de 1965 a 1968, adonde fueron enviados religiosos de diversas filiaciones, lumpen, homosexuales y otros.

En 2010 publicó el poemario La patria es una naranja, escrito durante su exilio en México —donde vivió durante 20 años, de 1995 a 2015— y que, como otros de sus libros, ha sido objeto de varias reediciones y de una crítica favorable.

Una antología de su poesía apareció en 2019 con el título Sin ton ni son.

Es ciudadano mexicano por naturalización. En la actualidad reside en Miami.

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Gordiano Lupi, periodista, escritor y traductor, nació en Piombino, Italia, en 1960. Fundador, en 1999, junto con Maurizio y Andrea Maggioni Panerini de la editorial La Gaceta Literaria, ha traducido del español a varios autores cubanos, como Alejandro Torreguitart Ruiz, Guillermo Cabrera Infante, Félix Luis Viera y Virgilio Piñera, entre otros. Cuenta en su haber con un amplio trabajo sobre figuras del cine, entre ellas Federico Fellini, Joe D´Amato y Enzo G. Castellari. Ha publicado más de una decena de libros que abarcan diversos géneros, como Nero tropicale, Cuba magica, Orrore, ertorismo e ponorgrafia secondo Joe d´Aamto y Fidel Castro – biografia non autorizzata.

Gordiano Lupi es un luchador por la democracia para Cuba y un promotor de las artes y la cultura de la Isla.

Sunday, February 11, 2024

“La mesa verde” (por Florencia Guglielmotti)

Nota del blog: Sección semanal dedicada al Ballet y la Danza, a cargo de la ballerina, coreógrafa y profesora Florencia Guglielmotti.

Los textos anteriores, se pueden leer en este enlace.


El coreógrafo alemán Kurt Jooss estrenó “The Green Table” el 3 de julio de 1932, en el marco del "Concurso International de Coreografía en homenaje a Jean Borlin", organizado por Rolf de Maré y los Archivos Internacionales de la Danza en el Théâtre des Champs-Élysées, Paris, donde obtuvo el primer premio. La música fue compuesta por Fritz Cohen, el diseño escenográfico y de vestuario fue realizado por Hein Heckroth, el diseño de iluminación estuvo a cargo de Hermann Mankard y el libreto fue creado por el propio Jooss. Esta primera representación estuvo a cargo de la Folkwang Tanzbuhne, compañía dirigida por Jooss, y los roles principales estuvieron interpretados por Karl Bergeest (El Beneficiario), Ernst Uthoff (El Abanderado), Elsa Kahl (Mujer), Lisa Czobel (La Joven) y Kurt Jooss (La Muerte).


Esta obra tiene una duración de 30 minutos y posee un subtítulo bastante gráfico: “Una danza de la muerte en ocho escenas”. Hay que tener en cuenta que “La mesa verde” fue creada en el período de entreguerras, en pleno surgimiento del nazismo, y Jooss muestra la forma en que el hombre libera sus impulsos destructivos, a través de una guerra inútil, y las consecuencias que trae aparejada. Cada escena es una variación del mismo tema: la Muerte es una pareja de baile que alcanza a todos, haciéndolos bailar al ritmo de sus propias vidas. Enmarcando las danzas de la Muerte, al inicio y al final de la obra, están los diplomáticos resolviendo los problemas del mundo alrededor de una mesa verde, siempre con los mismos gestos, las mismas preguntas y las mismas respuestas. Si bien Jooss no toma partido, parece sugerir que es poco lo que se puede esperar si no se modifican los actores y las estrategias.


La primera escena muestra a los diplomáticos vistiendo de negro y portando máscaras grotescas, intentando dirimir algún conflicto y, como es de esperar, termina cuando todos sacan sus armas y disparan, en clara declaración de guerra. Las siguientes escenas, siempre con la Muerte acechando, abordan la guerra desde diferentes ángulos: primero “Las despedidas”, con la separación de los seres queridos que implica ir a la guerra; luego, la representación de la guerra en “La batalla” y “El partisano”; la siguiente escena es “Los refugiados”, que muestra la soledad y la miseria que desencadena la guerra; el vacío emocional y el entretenimiento forzado, necesario para evadir el sentimiento de destrucción, en “El burdel”; el séptimo cuadro, “Las secuelas”, presenta a los sobrevivientes, psicológicamente golpeados y heridos. Finalmente, en el último cuadro, vemos nuevamente a los caballeros de negro alrededor de la mesa verde, continuando con sus negociaciones, indiferentes a la tragedia que causa la guerra.


“La mesa verde” fue la primera obra en ser registrada íntegramente con el sistema de notación creado por Laban, kinetography o labanotation. Así mismo, es considerada la obra más representativa de Jooss, incluida en el repertorio de múltiples compañías, habiendo sido el propio coreógrafo el encargado de los montajes. A partir de 1979, año en que falleció Kurt Jooss, esta responsabilidad pasó a su hija, Anna Markard.





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Florencia Guglielmotti reside en la Ciudad de Buenos Aires (Argentina). Es Profesora de Danza (titulada en la Escuela Nacional de Danzas "María Ruanova"), Licenciada y Profesora de Artes (recibida en la Universidad de Buenos Aires). Cursó estudios en la Escuela Nacional de Ballet de Cuba. Es Miembro de International Dance Council CID (UNESCO)


Actualmente se desempeña como Profesora de Danza Clásica y como Profesora Titular de Historia de la Danza en la Escuela Superior de Enseñanza Artística "Aída V. Mastrazzi". florenciagu@gmail.com

Saturday, February 10, 2024

La nostalgia de la lejanía (por Orlanda Torres)

Nota del blog: Sección semanal en el blog Gaspar, El Lugareño, gracias a la cortesía de la psicóloga Orlanda Torres, quien ha aceptado la invitación a compartir con los lectores sus consejos y reflexiones sobre los conflictos cotidianos.


Cuando existe un desarraigo emocional y físico, el deseo de reencontrarse con los seres queridos se hace inevitable y se convierte en una gran prioridad para el ser humano.

Cuando se emprende la partida, se vive un sentimiento muy fuerte, nos embarga la tristeza de lo que se abandona, es entonces cuando pensamos que la voz a través del teléfono o la letra escrita de los seres que tuvimos que dejar atrás, pueden llenar los espacios que se establecen cuando decidimos alejarnos.

El sentimiento de la lejanía produce muchas veces un estado de nostalgia, debido a eso, la importancia que existe para todo ser humano reencontrarse con su pasado, consigo mismo y con sus verdaderas raíces, eso suele ser favorecedor.

El estar aislado del entorno primario que nos vio crecer, ya sea por voluntad o por situaciones externas, hace descubrir fuerzas que el ser humano desconoce, es ahí donde se empieza a vivenciar poderes que no creemos poseer.

Solamente cuando se está en esas condiciones es cuando el hombre logra desarrollar mecanismos de defensa y de supervivencia que desconoce.

El aislamiento es un estado elocuente y a la vez enriquecedor, te permite aprender a superar situaciones y obstáculos que no imaginaste que podrías vivir, y así mismo, permite reconocer y valorar lo que en muchas ocasiones nos pareció insignificante e intrascendente en la vida.

La fe y el deseo de reencontrarte con tus seres queridos te hacen mantener viva la esperanza y se convierte en tu mayor motivación para alimentar tus días.

La esperanza suele derrotar la angustia y la inquietud, poniéndole fin a un período sombrío y paralizador.






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Orlanda Torres: Psicóloga, Escritora, Educadora, Orientadora Motivacional.

Autora del libro "Volando en Solitario" año 2015, Guayaquil - Ecuador. (Disponible en Amazon Kindle)
-Estudió en Miami Dade College: Certificate of Florida “Child Development Associate Equivalency”. Maestra de Educación Preescolar e Infantil en la ciudad de Miami.
-Licenciada en Psicología graduada en el 02/2017 - Atlantic International University.

-Orientadora Motivacional y Conferencias pueden contactar a Orlanda Torres a través de la página que administra www.fb.com/vivencialhoy

Publicaciones en Revista Sapo - Santiago de Chile – 2016
-La Estancia en el Paraíso de los Sueños
-Relación de Pareja y su gran Desafío
-Es la Felicidad una Elección

Conferencia en Radio - Miami, Florida
-Positivo Extremo Radio: Entrevista 123 Teconte “Regreso a Clases y La Adolescencia”
-¿Como aprender a ser feliz?- Edificio Trade Building-.Innobis Coworking, Guayaquil - Ecuador
-La Inteligencia Emocional en la Relacion de Pareja- WENS Consulting Group, Guayaquil - Ecuador
Publicaciones en Revista Sapo - Santiago de Chile – 2018
- Ser Mujer

Florida National University
- Podcast - Un dia con Bereshit la silla VIP - Conferencia Sobre mi libro " Volando en Solitario"
-Panelista en los Foros literarios Books and Books
-Participacion en el Primer Encuentro de Escritores "Mision Gratitud" - Barnes & Noble

Administra:
Facebook.com: Orlanda Torres
Instagram: orlanda.torres.3

Friday, February 9, 2024

"Dos hermanas y un piano", obra de Nilo Cruz, regresa a las tablas de Miami. (por Wilfredo A. Ramos)


El pasado sábado 27 de enero, el escenario del Colony Theater, teatro de interesante estilo Art Deco, situado en el transitado paseo de Lincoln Road, de South Beach, fue testigo del estreno en esta ciudad de la versión en inglés de la obra del conocido dramaturgo cubano-americano Nilo Cruz, “Dos hermanas y un piano” (Two Sisters and a Piano), quien además asumió la dirección de la misma como ya es habitual. Para esta oportunidad contó con un elenco integrado por Maurice Compte, Stephanie Machado, Thais Menéndez y Gabriell Salgado, estando la producción a cargo del Miami New Drama, compañía teatral que tiene su sede en dicha instalación y que preside Michel Hausmann.

Cruz es un prolífico autor dramático con cerca de una veintena de obras escritas, de las cuales ha asumido su dirección tanto en montajes en inglés como en español en diversas agrupaciones teatrales y ciudades de este país, quien en el año 2003 fuera galardonado con el prestigio Premio Pulitzer en Drama, por su obra “Ana en el Trópico”.

Puestas de sus obras también han sido llevadas a las tablas por otros directores, no solo aquí en los propios Estados Unidos, sino en otras partes del mundo como Japón, Canadá, Rusia, Cuba, llegando la cifra alrededor de 16 países.

El público hispanohablante de esta ciudad ha tenido la oportunidad de disfrutar de dos puestas anteriores de dicha obra. La primera de ellas en Septiembre del 2006 -su estreno mundial- bajo la dirección del conocido director cubano-americano Marcos Casanova, en su antiguo espacio de Teatro 8, de la Pequeña Habana, con un elenco integrado por Marta Velazco, Grettel Trujillo, Chano Isidrón, Carlos Durán y Ernesto Tapia, estos dos últimos doblando personaje. La segunda representación estuvo bajo la dirección del mismo Cruz, en Diciembre del 2021, subiendo esta a las tablas del On-Stage Black Box del Miami Dade County Auditorium y por un solo día a las del Colony Theater también, asumiendo el elenco Laura Alemán, Carlos Acosta, Andy Barbosa e Ysmercy Salomón.


“Dos Hermanas y un piano”, va a contarnos la historia de dos hermanas, María Celia y Sofía, escritora la primera, pianista la segunda, que han sido llevadas a prisión debido a los puntos de vista divergentes de la primera con lo que acontece en la sociedad que le rodea. Tal circunstancia se va a ver también comprometida por el hecho que el esposo de la escritora ha logrado salir de Cuba y se encuentra haciendo gestiones para poder sacar a ambas del país como presas políticas. A estos personajes se suman los del teniente Portuondo, encargado del seguimiento y vigilancia de estas mujeres y Victor Manuel, el afinador de pianos, al cual le es permitido visitarlas con el fin de poder mejorar el abandonado estado en que se encuentra el gran piano de cola, que va a tener un gran peso simbólico en el desenvolvimiento del proceso dramático de esta pieza.

Esta es una obra que aunque de manera general pudiera hacer referencia a cualquier lugar donde se impongan represiones, censuras, cancelaciones, faltas de libertades y dictaduras -de ahí su alcance universal- en este texto su autor habla directamente de la lamentable situación que desde hace más de seis décadas sufre el pueblo cubano, bajo un régimen comunista que ha destruido al país. La acción que se desarrolla sobre el año 1991, el autor se encarga de situarla en el momento exacto en que la Habana realiza los Juegos Panamericanos -primer y único evento de esa magnitud celebrado en el país hasta el día de hoy- con el cual, además de obtener dinero, el régimen procuraba limpiar su negativa imagen represiva. De la anterior situación se puede deducir el por qué las protagonistas son transferidas desde la prisión donde se encontraban, hacia sus casas en calidad de prisioneras domiciliarias, suceso que el autor aprovecha oportunamente.

Aunque por el desarrollo de la trama en la obra, alguien pudiera pensar que la misma se desenvuelve como una posible historia de amores, tal superficial idea estaría totalmente alejada del verdadero conflicto en ella narrado. Para escribir dicho texto, según su autor, él hubo de inspirarse en los brutales acontecimientos que sufriera la poeta y periodista cubana María Elena Cruz Varela dentro de Cuba, debido a su oposición al gobierno totalitario imperante, dejando bien definida cual es la intención de denuncia que desarrolla la acción.


La propia Cruz Varela al hablar sobre la obra expresa en una entrevista que le hicieran para el medio Encuentro en la Red lo siguiente:
...la puesta en escena de "Dos hermanas y un piano", capta perfectamente la claustrofobia, el agobio, la agonía de los personajes por el encierro. Pero incluso va más allá de la circunstancia cubana, es una obra profundamente humana, extraterritorial.
Nilo Cruz se vale no solo de los crueles hechos de represión política, sino además de sentimientos muy personales, para hacer llegar al espectador el complejo universo de aquellos seres que tienen que vivir bajo el control autoritario de una tiranía de izquierdas, que aunque vergonzosa igualmente, se diferencia por mucho, de aquellas de derechas, por más que algunos miopes quieran colocarlas en igualdad de condiciones. Quien lo dude, lo invitamos a vivirla.

Según su autor, mientras se encontraba en el proceso de escritura de dicho texto, descubrió la manera eficaz de introducir una historia dentro de otra, efecto que le facilitaría escribir posteriormente su premiada obra “Ana en el Trópico”, elemento de construcción literaria éste que permitirá disponer tanto de hechos como motivaciones diversas que enriquecerán la acción y el mensaje de la obra, creando sobre el espectador un amplio abanico de sensaciones y reacciones.

Por el transcurso de la obra van a sobreponerse emociones y encontraremos acciones contradictorias que podrán crear sobre el espectador reacciones antagónicas. El autor se sumerge en la interioridad femenina con cautela, lucidez, pero con profundidad, logrando llegar a develar las debilidades y fuerzas de ambas mujeres, sometidas al arbitrario y terrible encierro, así como a la limitación de sus derechos ciudadanos como seres humanos.

La pieza es a la vez una cruda denuncia política y un manifiesto sobre la importancia que conlleva la libertad, es un recorrido por lo más bajo y lo más sublime del ser humano, llevado a las tablas con imaginación y cruda sinceridad.


Para esta ocasión, Cruz contó con una excelente producción que le permitió construir una muy bien concebida y realista escenografía, a cargo de Christopher y Justin Swader, la cual capta a la perfección el ambiente de una añejo apartamento habanero, con su decoración propia de décadas pasadas. El hecho de que desde la parte superior del escenario cuelguen diversos muebles y objetos, puntualiza la terrible situación que sufrían hasta hace tan solo algún tiempo, las personas que pretendían abandonar el país -posibilidad última que se encuentra en el futuro para estas dos mujeres- donde les eran inventariados todos los objetos personales de los miembros de dichas familias, con el objetivo de apropiarse de los mismo los sicarios del régimen. Igualmente sobrecogedor resultan las múltiples cartas que ocupan a modo de telones todo el espacio escénico, las cuales irán subiendo o bajando según el desarrollo de los acontecimientos.

Con respecto al vestuario, a cargo de Michiko Kitayama Skinner, observamos con sorpresa que el mismo no se encontraba acorde con la época en que se desarrolla la acción, ya que este respondía en todo momento más bien a las décadas del 50 y 60 del pasado siglo.

En cuanto al trabajo con el diseño de luces en manos de David Lander, así como el del sonido y música original, responsabilidad de Salomón Lerner, ambos ayudaron a lograr un perfecto producto artístico sobre el escenario del Colony, creando un espectáculo, el cual será recordado dentro del contexto teatral de esta ciudad.

Al valorar el trabajo de los actores, lamentablemente estamos en la obligación de hablar del pobre desempeño actoral de Thais Menéndez, en su importante rol de María Celia, motor de toda la acción dramática. La actriz maneja su personaje en todo momento a través de un muy pobre concepto de las emociones, su trabajo va a resultar demasiado lineal, poco expresivo, con un muy escaso desarrollo de las emociones. La lectura de las cartas -importantes momentos durante el transcurso de los hechos- son realizadas de manera fría y carente por completo de sentimientos, resultando en textos que parecieran ser recitados. En realidad su actuación nos sorprendió por completo teniendo en cuenta su amplia actividad teatral, dejando la impresión que no llegó a comprender e interiorizar la tragedia de su personaje ni el ambiente que la rodeaba.

El resto de los actores defendieron con efectividad sus respectivos personajes. Stephanie Machado asumió su juvenil y ansioso personaje con la superficialidad propia de la adolescente ansiosa de vivir su vida con libertad y que no entiende del todo lo que está sucediendo. Gabriell Salgado, por su parte, en el rol del afinador de pianos, encara con habilidad un personaje que provoca una ruptura interesante con la tensión dramática de la obra, el actor incorpora el aire de ligera comedia, que el autor le otorga al mismo, con facilidad y desenvolvimiento, pero teniendo en cuenta el contexto carcelario de la acción. El breve monólogo que brinda el actor, ya en los últimos momentos de la obra -elemento nuevo incorporado por el autor a esta puesta- le brinda la oportunidad de dejar salir a flote las dudas y convicciones con respecto a su relación con Sofía y la situación en que la misma se encuentra.

Por último, Maurice Compte, al incorporar al teniente Portuondo, ofrece una convincente actuación, logrando un personaje rico en matices y emociones, creando el adecuado oponente con su personaje al de María Celia, ambos encargados de ser el centro del conflicto. El actor logra meterse en la piel del repulsivo personaje con sinceridad y credibilidad, para de igual forma transitar por los distintos y audaces matices que al mismo le propone el autor.


Para finalizar estas líneas, se hace necesario no dejar de mencionar el impactante final con que en esta ocasión cierra dicha puesta, cuando el enorme piano -que ha funcionado como otro personaje a través del desarrollo de la obra- es elevado a formar parte de ese conjunto de muebles y artículos desarraigados a sus dueños, que cuelgan del techo del escenario como un nuevo testigo del continuado abuso, pero que de manera cómplice proyecta su sombra sobre el piso queriendo dejar constancia de su eterna presencia


Con esta nueva propuesta de “Dos hermanas y un piano”, la obra de Nilo Cruz mantiene su posicionamiento en las tablas miamenses, a las que siempre regresa a pesar de sus travesías por escenarios de otras ciudades y países, como lo hace quien vuelve siempre a casa.






Lic. Wilfredo A. Ramos
Miami. Febrero 4, 2024

Fotos cortesía de Miami New Drama

Érika. Fragmento de "Un mariachi viejo. Una historia de amor" (Novela inédita de Félix Luis Viera)




Érika


Le explicó al Jefe que ya había acordado con su pareja que la acompañara a visitar el mar por primera vez. “Sinceramente —le dijo—, es lo justo y bonito. Que visite el mar por primera vez con él”.

El Jefe detuvo el andar. Ella volvió la cara hacia él. Él enseñaba una expresión de desconsuelo que tal pareció se le quedaría fija.

Retomaron la marcha y él le preguntó cómo se llamaba su pareja. Ella le dijo nombre, quehacer, nacionalidad.

Él dijo, agravando la voz más de lo que ya la tenía por naturaleza, que le perdonara se entremetiera en su vida, pero que fuera escritor estaba chido, nada más que hasta así debía cuidarse de esas personas cubanas, se creían los dioses y las diosas del Olimpo, y, otra vez, que le perdonara, pero se sabía que muchos y muchas eran gente gacha que había venido a México a sobrevivir como se pudiera, aun haciendo transas.

Ahora fue ella quien se detuvo. Él la miró y vería la expresión de reproche. Y a continuación, mordiendo las sílabas: “Gracias”.

Él bajó la cabeza y, con un ademán del cuerpo, la convocó a continuar la marcha.

Pero unos diez pasos después dejó de andar y le pidió a ella que lo mirara. Ella lo miró. Vio que los ojos verde oliva se entornaban, acentuaban su rasgado, como un arco con los extremos ligeramente hacia arriba. Ella sonrió con parsimonia. Él le dijo: “Ni el atardecer puede con el azul de tus ojos” y añadió mientras la miraba de arriba abajo: “Yo no pierdo las esperanzas”. Ella le pidió que la mirara a la cara. Él lo hizo y ella le expresó suavemente, con una sonrisa como de conmiseración: “Pues piérdelas”.

[Su mail: “Granadillo: Al pendiente de comentarte hace tiempo: creo que entre otras razones te amo porque posees en buena cantidad la subjetividad del artista y la lógica del matemático, sin que te falte la dosis necesaria de hijeputez humana. ¿Verdad que sí?... Pero óyeme mi rey… calculo que en una quinta parte de las ocasiones por no decir en más te portas fuera de la medida, orgulloso, puro vitriolo, narcisista, ególatra... vaya… ¡que demasiado mamón, manito!... Si es que pareces un pinche verbo reflexivo conjugado nada más en ´yo´, vato…”] .

En Urgencias, una muchacha tras un mostrador de madera gris brillante —era madera gris brillante— me contestó que “la doctora” debía permanecer en preingreso hasta quizá la medianoche. Su cara era morena brillante, lisa la piel como sin poros que me llevó al recuerdo de aquella María Fernanda que tanto sufrimiento me destinara cuando me hizo entrar en el túnel ruidoso que dictaminaría cómo andaba mi columna cervical. Le contesté mi nombre y apellidos y ella pareció confirmar dedicándole una mirada a la hoja de papel que tenía delante “ah, el esposo” —dijo “el esposo”— y risueña, risueña con todo el cuerpo digamos, luego de mirarme con fijeza por un instante, “ah, pues ándele, adelante, puede entrevistarse con los doctores que la han atendido”. Habría tomado café o menta o ambos: su aliento me lo hizo llegar. Sentí miedo. Le dije que esperaría unos minutos para entrar. [¿Sabría ella si Cinthya tenía la bolsa en su poder?, pensé preguntarle, pero desistí]. [¿Estaría intacto el interior de la bolsa?].






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Félix Luis Viera (El Condado, Santa Clara, Cuba, 19 de agosto de 1945), poeta, cuentista y novelista, es autor de una copiosa obra en los tres géneros.

En su país natal le fue otorgado el Premio David de Poesía, en 1976, por Una melodía sin ton ni son bajo la lluvia; el Premio de Novela de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, en 1987, por Con tu vestido blanco, que recibiera al año siguiente el Premio de la Crítica, distinción que, en 1983, le fuera concedida a su libro de cuentos En el nombre del hijo.

En 2019 le fue otorgado el Premio Nacional de Literatura Independiente “Gastón Baquero”, auspiciado por varias instituciones culturales cubanas en el exilio.

Su libro de cuentos Las llamas en el cielo retoma la narrativa fantástica en su país; sus novelas Con tu vestido blanco y El corazón del rey abordan la marginalidad; la primera en la época prerrevolucionaria, la segunda en los inicios de la instauración del comunismo en Cuba.

Su novela Un ciervo herido —con varias ediciones— tiene como tema central la vida en un campamento de las UMAP (Unidades Militares de Ayuda a la Producción), campos de trabajo forzado que existieron en Cuba, de 1965 a 1968, adonde fueron enviados religiosos de diversas filiaciones, lumpen, homosexuales y otros.

En 2010 publicó el poemario La patria es una naranja, escrito durante su exilio en México —donde vivió durante 20 años, de 1995 a 2015— y que, como otros de sus libros, ha sido objeto de varias reediciones y de una crítica favorable.

Una antología de su poesía apareció en 2019 con el título Sin ton ni son.

Es ciudadano mexicano por naturalización. En la actualidad reside en Miami.

Thursday, February 8, 2024

"Doble o nada"... teatro argentino en escenarios de Miami. (por Wilfredo A. Ramos)


Ha sido, sin duda alguna, un regalo para los amantes del teatro en esta ciudad la presentación los pasados días 3 y 5 del presente mes de Febrero, en el escenario del Alan and Diane Liberman Theater, en Aventura, de la obra “Doble o nada”, texto dramático de la mexicana Sabina Berman, contando con las actuaciones estelares de Miguel Angel Solá y Paula Cancio, bajo la dirección de Quique Quintanilla, lamentablemente fallecido hace solo poco tiempo.


Dicha obra, desde su estreno en el 2014, en Buenos Aires, pero bajo su anterior nombre “Testosterona” -título cambiado más tarde a solicitud de Solá- ha sido llevada también a escenarios de España, México, Colombia, Venezuela, Perú, Chile, República Dominicana, en diversas puestas, pero además de la mano de Solá y Cancio, la obra ha contado con largas temporadas tanto en Argentina como en España -2 y 5 años respectivamente- habiendo sido presentada también en Israel, llegando ahora a los Estados Unidos. Para que se tenga una idea de su continuada presencia sobre las tablas, solo para el año 2018, la obra ya contaba con trescientas representaciones.

La dramaturga, Sabina Berman, escritora mexicana de origen judío-polaco, es además guionista, novelista y periodista, habiendo obtenido diversos premios en todos los géneros literarios en que trabaja, entre ellos el prestigioso Premio de la Feria Internacional del Libro de Frankfurt, en el 2013, por su novela “La mujer que buceó dentro del corazón del mundo”, traducida a trece idiomas y publicada en más de treinta y cinco países.

Esta obra ha recibido múltiples reconocimientos, como el Premio ACE al Mejor Actor, siendo nominado también a la Mejor Actriz y Mejor Espectáculo, en Argentina, en el 2017, habiendo obtenido igualmente una nominación a Mejor Actor en los Premios María Guerrero, en España durante el propio año.


"Doble o nada", es un texto que tiene la posibilidad de ser concebido como una suerte de ‘thriller psicológico’, que resume por todas partes la bestialidad que puede llegar alcanzar el ser humano en la lucha hacia el poder. La obra suele ser de igual forma vista como una experiencia inmersiva, donde el espectador va a participar casi de la intimidad de un tú a tú entre ambos personajes que llevan la trama. En ella nada es lo que parece ser, estando cargada de vericuetos y dobles lecturas.

La autora no tomará parte en el conflicto, solo nos lo va a presentar ante la vista para que seamos nosotros los que caigamos en la trampa de ir juzgando a uno o al otro, pero mostrándonos cuáles son sus discursos y objetivos. La trama podría verse inmersa como una denuncia al machismo corporativo, pero con ligereza deja ver de otra parte las armas, no siempre legales, con que el feminismo actual trata de imponerse, por lo que estaremos en presencia de una descarnada lucha de géneros, donde nadie es en realidad lo que se muestra.

A través de las casi dos horas de duración, pesquisas, sospechas, mentiras, verdades, irán confluyendo en un escenario conformado por un complejo rompecabezas, donde la desigualdad y los prejuicios son las herramientas que habitan junto al poder.


La obra pone de manifiesto amén del enfrentamiento hombre-mujer, el que concierne a la juventud-vejez, con todo el drama que este último conlleva.

En su interés por despistar al espectador, la obra propone diversas soluciones al conflicto, para llegar mediante el aumento de su intensidad dramática a un final sorprendente y no predecible.

Aunque sobre el escenario se presentan dos actores, uno hombre y otro mujer, durante todo el tiempo sobre los mismos se cierne la presencia permanente de un tercero, Beteto, el cual como el protagonista ausente ejercerá su siniestra presión sobre los acontecimientos hasta el último instante, elemento este muy bien trabajado por la autora como detonante del conflicto.


Sobre la puesta en escena, la misma se va a desarrollar sobre un sobrio pero bien logrado espacio de una lujosa oficina, teniendo como fondo sonoro, casi hasta el final, el de una fuerte tormenta que ayudará a crear cierto ambiente claustrofóbico, amén de ser de igual forma un elemento importante en el desarrollo de los sucesos narrados. La puesta va a transcurrir en un tempo pausado, donde los abundantes y prolongados silencios van no solo definiendo la atmósfera, sino dejando entrever la tensión de los sentimientos no expresados del todo.


Con respecto al trabajo de los actores, no hay mucho que decir. Miguel Angel Solá, reconocida y premiada figura internacional del cine, la televisión y el teatro, quien acumula casi un centenar de trabajos entre los dos primeros medios, ganador de diversos premios como el Goya, el Martín Fierro, el Cóndor de Plata, el Max, el Konex, el ACE, el Coral, entre muchos otros, asume el personaje de Ricardo, director de un importante medio de comunicación, obligado a buscar un sustituto que ocupe su posición como jefe de la empresa, abrumado por años de insatisfactorio matrimonio y de una fatal enfermedad, con la serenidad del actor acostumbrado a apoderarse del escenario. Su excelente dicción, adecuada y sobria intencionalidad en sus gestos, aportan a su desempeño la credibilidad con que construye un personaje que se mueve entre el ser canallesco y aquel que pudiera inspirar algo de pena debido a sus problemas íntimos. Transitando entre diferentes estados de ánimos y situaciones, Solá reitera su dominio absoluto en el difícil proceso de construcción actoral, no dejando cabos sueltos. Su presencia absoluta en la escena es un regalo para los que antes solo lo habíamos disfrutado a través de la pantalla grande.


Por su parte la joven actriz española Paula Cansio, quien es nieta del también actor Raul Cansio, y que ha desarrollado su aún novel carrera igualmente en el cine, la televisión y el teatro, entre Argentina y su país natal, incorpora a Micky, subdirectora de la empresa al igual que el personaje ausente de Bebeto, formando la dupla candidata a ocupar la silla que dejará vacía el actual director. Desde este rol, la actriz va desenvolviéndose con marcado cinismo mezclándolo a cierta dosis de ingenuidad y sinceridad, lo que la coloca en la antípodas de su jefe. No obstante en el desarrollo de la acción va sumando el nivel de la ‘aconsejada testosterona’ que se le exige como condición a su estatus de mujer para poder acceder al poderoso puesto, con lo cual su interés en llegar a ser madre en algún momento, entra sin duda también en conflicto con la posibilidad de ocupar el cargo en cuestión. La actriz asume su rol desde una ingenua sinceridad que irá transformando a partir de pequeñas reacciones, las cuales sabe desarrollarlas gradualmente con acertada inteligencia.


Resulta inobjetable que el trabajo de ambos actores se encuentra integrado más allá del escenario hasta donde llega su condición de pareja en la vida real. La química fluye de manera real y tal vez ello hace que la complicidad con el público, quien a manera de un ‘voyeur’ atisba desde la luneta, se acreciente.
Esta obra, al igual que deja ver en su título nos coloca ante las disyuntivas a la que en ocasiones nos enfrenta la vida, llevándonos a arriesgar ‘el todo por el todo’ o enfrentarnos a la dura realidad de ‘jugarlo todo o perderlo todo’ como en una mesa de póquer. Usted tomará su propia decisión asumiendo sus consecuencias. ¿Lo vale el poder?




Texto y fotos Lic. Wilfredo A. Ramos
Miami, Febrero 7, 2024

Wednesday, February 7, 2024

Virgilio Piñera revisitado. Entrevista a José Rodríguez Lastre, Nikitín. (por Carlos A. Peón-Casas)

Nota previa: La entrevista que dedicamos hoy a la consideración del amable lector fue concebida en su génesis para ser parte de un concurso periodístico. Sucedió hace ya algunos años, en el 2012, en mi natal Camagüey. El texto fue something entonces a la consideración de los respectivos jueces del afamado convite que regentaba entonces y quizás todavía, la prestigiosa revista Palabra Nueva. El texto ha permanecido inédito hasta este minuto.

La figura del retratado merecía la pena. José Rodríguez Lastre, además de su recia personalidad y sus innegables dotes como escritor y hombre del mundo teatral en la ciudad agramontina, es alguien que a mi humilde juicio forma parte de la historia del género teatral cubano, aunque de alguna forma su impronta siga mereciendo el impostergable y merecidisimo crédito que aún se le sigue debiendo.

Ojalá este intento sirva para lograrlo. Saludo desde este minuto miamense, en la acogedora impronta de Gaspar, El lugareño, la amistad y el cariño con que me honra el entrevistado.

Nikitín
Foto Facebook
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“Jamás el verdadero artista habló de una misión pues, ¿no era él mismo dicha misión?”
Virgilio Piñera. "El País del Arte". Revista Orígenes. Año IV. La Habana, 1947. Núm 16. p. 38)


José Rodríguez Lastre (Nikitín), Camagüey 1947, escritor teatral y radial, es de los pocos citadinos de esta otrora villa de pastores y sombreros, a quien se le puede atribuir, una indudable relación, desde la literatura y el teatro; pero igualmente desde las coordenadas de la amistad, con Virgilio Piñera. Nikitín, para quienes tenemos el privilegio de su amistad, pero también para su crecida audiencia radial de la ciudad de los tinajones, es de esos conversadores natos, con los que se pueden desgranar, sin esfuerzo perceptible, las muchas cuentas de una buena parrafada, cualquiera sea el tópico escogido. Su amistad con Virgilio Piñera siempre ha sido de las más reiteradas, en esas siempre apetecibles tertulias en las que nos hemos enfrascado, acogidas al buen amparo de la Biblioteca Diocesana de Camagüey. Ese es el sentido primordial de esta entrevista, en la que pretendemos que el propio entrevistado, pueda airear esas cercanías a un Virgilio, a veces tan poco conocido, con el que pudo intimar, y que sin dudas se nos hace mucho más vital y cercano a partir de esta revisitación. A cien años de su nacimiento nos proponemos echar más luz sobre las coordenadas del creador y del hombre que fue en suma, como sentido homenaje rememorativo.

Aunque, Virgilio Piñera nació en Cárdenas, habitó en algún momento esta comarca allá por los tempranos años 30. Fueron sus primeros años de juventud, y ya gestaba sus primeros trabajos literarios, con los que llegaría a La Habana. Algo se habla de sus contactos con jóvenes camagüeyanos con ciertas preocupaciones literarias y artísticas. 

¿Qué llega hasta ti de aquella temprana inmediación?

JRL. En uno de sus primeros viajes a Camagüey, después de habernos conocido, nos reunimos de tarde en casa de Carlín Galán Sariol, amigo de Virgilio desde los años treinta y pues se hablaba de todo lo imaginable. Virgilio tenía un montón de defectos con los que él jugaba con una especia de candorosa ironía, que por supuesto con el tiempo llegó a manejar muy bien, y uno de ellos era algo así como tomarle la temperatura cultural a los demás. Lo hacía con mucha frecuencia, al menos conmigo. En casa de Carlín sobre un mueble y debajo de un delicioso Víctor Manuel, frente a un Portocarrero y como que al lado de un Abela, estaba una fotografía muy bella de Emilio Ballagas, el grandioso poeta camagüeyano, el gran poeta cubano. Entre ellos hablaron con un cariño muy grande de Ballagas, y entonces Virgilio, virándose hacia mi, me dijo: “por supuesto que has leído a Ballagas… ¿no?” Yo le espeté las dos primeras estrofas de Nocturno y Elegía y lo maté. Claro me dijo, agudamente, algo así que los camagüeyanos debíamos leer a los camagüeyanos, a los poetas, y remató: pero no a todos los poetas.

Virgilio Piñera
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Luego, a mediados de los años sesenta, Virgilio vuelve a hacerse presente en la ciudad. Visita a amigos locales y discurre nuevamente por la geografía tan peculiar del Camagüey. Es entonces, cuando tienes la suerte de conocerlo. ¿Cómo discurrió aquel primer encuentro?

JRL. Yo andaba muy mal esa noche. Casi estoy seguro que era el 1 de Noviembre de 1966, y me encuentro con Carlín Galán en la calle Popular coincidimos los dos, pues íbamos a la Sala Teatro Tasende, y entramos juntos y fuimos hacia un grupo que había en el lobby y allí conocí a Virgilio, a Arrufat y a otros que no recuerdo. El asunto es que esa misma noche nos movíamos los dos por las calles de Camagüey, ya tarde… y él me preguntó sobre mí, sobre lo que hacía y mi vida cuál era…y claro, eso era como encender una radio en la cual hay alguien imparable locuteando… No llevaba mucho tiempo escribiendo y todo lo que tenía eran manuscritos. Me pidió que le llevara algo al día siguiente. Fue fantástico. Mi entrada al mundo de las letras estaba asegurada por alguien que para mí, en ese instante, era el paradigma, y aún lo es, de la escena nacional. Su aceptación fue total. Aún me asombro. Era mi primer texto teatral. El primero, como es natural no existe, se perdió.

De aquella primera vez con Virgilio, hay una anécdota muy singular y reveladora, en la que el Maestro alude a la figura de ese genial creador camagüeyano Emilio Ballagas, a quien ya citaste. ¿Te gustaría rememorarla?

JRL. No fue la primera vez, creo que te he dicho que lo fue, pero no… ahora pensando bien, no fue exactamente… Estábamos con Arrufat y fue él, Arrufat, quien sacó el tema de Ballagas… algo así como que era lo mejor, así dijo, esa frase no la olvidaré nunca: “es el cásico, Virgilio, el poeta clásico cubano.” Increíble, el rostro de Virgilio se volvió plácido y sonrió… “Emilito, dijo, tan lindo Emilito. Sí, tienes razón. Que cosa…” Yo no abrí la boca, pero bendije a Camagüey, esta ciudad que mata, la bendije…

Volvamos sobre aquel primer texto teatral, que pusiste bajo la mirada sapiente del Maestro Piñera, o más bien que tuviste la suerte de leerle tú mismo, gesto que el Maestro apreciaba. ¿Cómo fue la continuidad de aquella experiencia? 

JRL. Bueno, cuando le entrego en el lobby del Gran Hotel mi primer texto, sin título, escribo en la portada del bloc de papel amarillento, lo recuerdo muy bien: “yo no sé hacer nada”, y se lo di. Y por la noche, en el teatro… lo anterior había ocurrido en la mañana, me dijo: “estás concursando, mi vida, y el presidente del jurado soy Yo.” La cuestión era que ese gran escritor había pasado a máquina mi obra y había puesto el título: No, no se hace nada, que por demás le venía como anillo al dedo. Gané, gané uno de los tres primeros lugares. Gané. Figúrate. Por nada agarro a Dios por el cuello. No podía soñar que aún faltaba lo peor, lo peor… Lo más terrible, la nada, lo maldito, lo peor, insisto, lo peor de todo. Eran los finales de 1966. En la provincia de Camagüey, estaban los campamentos de las honorables UMAP.

Sin dudas el Maestro Piñera fue acogedor con aquel texto tuyo, y no hay que dudar que después de aquel premio, se te abrieron puertas al mundo teatral cubano, algo con lo que ni remotamente pensaste al escribirlo.

JRL. Claro, ya lo he dicho antes. Hay mucho que hablar y no tenemos tanto espacio, creo… y me dices que faltan preguntas. Solamente te voy a decir que al año siguiente en una gira del Teatro Estudio con la maravillosa Noche de los Asesinos, de José Triana, camagüeyano, ja, ja…estaba con un amigo conversando y el mismo Triana se me acercó y todo ironía él, me dijo: “ ¿Así que tú eres el geniecito del Teatro Cubano...? Carlos, tienes delante de ti al geniecito del teatro cubano… ¿Qué te parece…?” Resúmelo en la ironía de Pepe. Durante un tiempo es indudable que Virgilio me ponderó, claro, cuando aún era Virgilio. Antes de la caída. No “Después de la Caída”, como la asombrosa pieza de Arthur Miller, sino antes… antes… Virgilio no tuvo después… ¿Acaso esto es un después?

La continuidad de tu inmediación con el autor de Aire Frío, te llevan una y otra vez hasta su propio apartamento del Vedado; y al mismo tiempo, tienes la suerte de acompañarlo en sus periplos citadinos, en la temprana década del 70. ¿Qué recuerdos tienes de aquellos momentos?

JRL. Fue maravilloso: conciertos, exposiciones, teatros, él y yo por todo aquello y presentándome a todo el mundo como a una revelación. ¿De qué, Dios, de qué, que pasó? Dios, ¿qué pasó, cómo pasó?, no sé… Bueno, pasó, al carajo. Portocarrero, Raúl Milián, Servando Cabrera, Raúl Martínez, Adela Escartín, una actriz española que vivía en Cuba, y que el día que la conocí andaba con una piel de zorro al cuello, y posaba todo el tiempo…y los dos enseñaban los dientes, ella y el zorro que colgaba por su pecho…, Miriam Acevedo, la grandiosa Miriam de el Gato Tuerto, Omar Valdés, gente bella, talentosa, yo ahí sin saber a derechas que hacer. Estrenos, todo eso… ah, te digo, no podía pasar lo que pasó. Dios mío, pasó….

A partir de 1971, y de la impronta del Congreso de Educación y Cultura, la figura de Virgilio como escritor parece difuminarse de la realidad intelectual cubana; para entonces, su labor principal, o al menos la ocupación que le ganaba el sustento, era la traducción literaria; pero el Maestro seguía creando su obra impenitentemente, un poco para sí. ¿Tuviste la suerte, en alguna de tus visitas, de escuchar de su voz algunos de aquellos textos? ¿Los compartía en otros ámbitos con otros amigos?

JRL. Sí, claro que sí… Oír leer a Virgilio era un espectáculo increíble, el era sumamente teatral. El se denominaba a sí mismo “Teatral”. En su apartamento me leyó cuentos que aparecieron tras su muerte en un volumen llamado Un Fogonazo. Obras de teatro como La caja de Zapatos Vacía, El Trac, Las Escapatorias de Laura y Oscar, poemas magníficos, los leo siempre. Los Tres Poemas de Amor publicados, siempre que los leo se me convierten en tres canciones desesperadas, valga, valga bien, sí, desesperadas. Realmente él era en ese tiempo un desesperado. Creo que todo el tiempo. Su Vida Entera, y en cuanto a lo otro más vale no meneallo sólo que lo desaparecieron tanto que desapareció de verdad en Colón, en el cementerio, en Octubre del 79… dicen que había pasado el quinquenio gris. Virgilio nunca supo de esta trillada y socorrida denominación… no sé quién podría decir de qué color sería el siguiente quinquenio para él…

¿Qué te gustaría destacar de su obra creativa en general? ¿Tienes alguna especial contigüidad con alguna de sus creaciones? ¿Cómo reactualizas su literatura desde la experiencia de toda tu vida en el mediterráneo Camagüey?

JRL. Tengo una especial contigüidad con Virgilio, con él, con la letra viva que él significó y significa para mí, con sus chistes, con sus ironías, sus chismes y todos sus corre ve y diles… Eso. Ya antes de conocerlo, había leído su teatro, sus cuentos, luego leí su poesía, es lo que más leo…Curiosamente la vejez me agrada. Puedo sentarme a agradecer mi vida, a mirar mi extraordinaria existencia de provinciano ciento por ciento, no por vocación, no sino por necesidad y por no haberme podido mover por muchas razones o por una razón que no me interesa manifestar. Miro, como se dice, pasar el entierro de tanta gente buena, de mis mejores amigos… Carlos Victoria, David Lago, los que empezamos juntos y que el maldito exilio hizo lo que hizo de ellos y de mí… Vivo con el calor, otra vez, siempre, con ventilador, sí, no como Luz Marina Romaguera, el grandioso personaje de Aire Frío, esa obra que parece que se acaba de escribir. Luz Marina, ese personaje que es Cuba, Cuba, la Cuba de siempre, ansiosa y resignada a veces, o resignada siempre. Soportándose a sí misma, pobrecita, persiguiendo su azul sin encontrarlo… Ha sido fantásticamente triste, si es que esto puede ser.

Carlos Victoria y Nikitín
Foto Facebook
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Este 2012 Virgilio cumpliría su primer centenario. No han sido pocos hasta aquí, los homenajes y las rememoraciones alrededor de su vida y su quehacer. ¿Qué opinión te merece este renovado afán recordativo? ¿Cómo intuyes que hubiera sido su aceptación de tales actos?

JRL. No sé, no sé… me es inapresable… es algo que no puedo tener en mí… no sé. Pueden hacer lo que quieran… No puedo olvidar ahora su rostro la última vez que lo vi… está bien… Todo está muy bien. Aunque, en Camagüey, dicho sea de paso, estamos a mediados de año y hasta ahora, lo único que se ha hecho es un panel que se realizó cuando la Feria del Libro… Parece ser que en esta ciudad, eso de homenajear a Virgilio, no está dentro de los planes. Como si nunca hubiese vivido aquí en esta ciudad, como si en realidad, y creo eso es así para muchos, nunca hubiese existido, si mal no recuerdo, lo mismo sucedió con Emilio Ballagas en su centenario. ¿Premeditación? ¿Predestinación provincial…? ¿Predestinación?

Érika. Fragmento de "Un mariachi viejo. Una historia de amor" (Novela inédita de Félix Luis Viera)



Érika


Llevaba un pulóver azul cielo de tela más bien gruesa y mangas cortas que en ocasiones usaba para dormir y le llamó la atención cómo algunos dependientes y dependientas dejaban la vista fija por instantes en sus manos y antebrazos cuando los tenían al alcance de la mirada, debería ser por su blancor, o su tipo de blancor, pensó, y, como antes ciertos transeúntes, ahora estos dependientes y dependientas se detenían, más que a mirar, observar sus ojos por unos momentos, como si el nivel de la impresión les anulara la prudencia. Vio allí en el centro de la ciudad, por primera vez en su vida, en haces, cuánto abundaban las mujeres de culo alzado. [Su mail: “… como las cubanas, roble, pero dime si de a deveras el mío no será tan alzado, pero también tiene lo suyo en ese aspecto, y de pilón, es de líneas perfectas o casi. ¿O a poco no?”].

[En el penúltimo probador sintió de nuevo el mareo. Según su cuenta, debía ser el último si consideraba cuánto tiempo había transcurrido desde que tomara la píldora que, según me había prevenido, enfática, sería la última —“Voy a entrarle a esa novedad de los parches, cachorrito, por mucho que no te gusten, voy a entrarle, es lo menos invasivo si te pones a ver. Voy a entrarle aunque sigas con el rollo de que es el adorno más horroroso que pueda mostrar un cuerpo de mujer. Y en cuanto tenga el tiempo y la lana, voy a que me hagan la cirugía… Y ten huevos y exígeselo a la aborigen, que todavía estará soñando con tener escuincles contigo… Y ahí va de nueva cuenta, cachorrito: tu falta de vista larga: hace siglos debiste pasarte por el bisturí ya que andas de gitano metiéndola aquí y allá y buscándole broncas a una…].

[Luego de aquella tarde en que se sintió “ardorosa” conmigo, elevó el ritmo hasta lo imprevisible. Noches completas o trozos de anocheceres o de madrugadas o de amaneceres en el Hotel Revolución —conforme mis obligaciones en el periódico— desayunos, comidas, meriendas en este y otros sitios para abreviar los tiempos —doble o quizá triple gasto; aun tambaleándose sus ahorros; desechados (“por el momento”, me aclaraba), sus propósitos de apoyarme con lana para que yo me desentendiera de “la aborigen” y terminase de escribir “en su seno” Un mariachi viejo. “Y que te quede claro, papacito: si yo te ayudo para que escribas la novela, es porque amo el arte; la otra te ayuda por puta que es” ].

[Su mail: “Cachorrito, siento que las vísceras se me corren de un lado a otro, como si se estuviesen intercambiando los puestos. Híjole, ¿será el calor de esta tierra? Te lo puedo jurar... Mi panochita se me está derritiendo, manito”].

[Su mail: “Qué trabajo cuesta ser leal con la carne, cachorrito, ahora lo entiendo].

[Su mail: “O sea güey que esta noche si no tienes que ir al periódico ni jalar con la escritura de tu gran novela, Mariachi viejo, y cuando la indita esté dormida vamos a darnos otra cogida telefónica… Se me están incendiando las hormonas…, tengo aquellito con la luz roja fija”].






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Félix Luis Viera (El Condado, Santa Clara, Cuba, 19 de agosto de 1945), poeta, cuentista y novelista, es autor de una copiosa obra en los tres géneros.

En su país natal le fue otorgado el Premio David de Poesía, en 1976, por Una melodía sin ton ni son bajo la lluvia; el Premio de Novela de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, en 1987, por Con tu vestido blanco, que recibiera al año siguiente el Premio de la Crítica, distinción que, en 1983, le fuera concedida a su libro de cuentos En el nombre del hijo.

En 2019 le fue otorgado el Premio Nacional de Literatura Independiente “Gastón Baquero”, auspiciado por varias instituciones culturales cubanas en el exilio.

Su libro de cuentos Las llamas en el cielo retoma la narrativa fantástica en su país; sus novelas Con tu vestido blanco y El corazón del rey abordan la marginalidad; la primera en la época prerrevolucionaria, la segunda en los inicios de la instauración del comunismo en Cuba.

Su novela Un ciervo herido —con varias ediciones— tiene como tema central la vida en un campamento de las UMAP (Unidades Militares de Ayuda a la Producción), campos de trabajo forzado que existieron en Cuba, de 1965 a 1968, adonde fueron enviados religiosos de diversas filiaciones, lumpen, homosexuales y otros.

En 2010 publicó el poemario La patria es una naranja, escrito durante su exilio en México —donde vivió durante 20 años, de 1995 a 2015— y que, como otros de sus libros, ha sido objeto de varias reediciones y de una crítica favorable.

Una antología de su poesía apareció en 2019 con el título Sin ton ni son.

Es ciudadano mexicano por naturalización. En la actualidad reside en Miami.

Tuesday, February 6, 2024

La invención del forastero. (un poema de Rodrigo de la Luz)



Te ataste a otro destino sin quererlo.
Fabricaste los diques
que luego te separaron del rebaño.
Safaste el nudo que te ataba a la ventana.

Ahora irrumpes estrepitoso, petulante.
Te debates entre la sumisión y la violencia.

No es demasiado tarde, la trampa está activada;
juegan las voces indagatorias con tu nombre!

Retrocede un segundo, mira desde lo alto.
La estructura ideal se desmorona,
se está gestando el fín la osadía.

Regresa, no te espongas.
El entusiasmo termina en repulsión:
Todo deslumbramiento es una estafa.
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Gaspar, El Lugareño Headline Animator

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