Nota: Cada lunes la poesía de Félix Luis Viera. Puedes leer todos sus textos, publicados en el blog, en este enlace. Traducción al italiano de Gordiano Lupi.
Del poemario Y me han dolido los cuchillos (Editorial Capiro, Cuba, 1991)
En un día, en un solo día
Salí a la calle sobre las 7:30 am como siempre
y como siempre nadie, ninguno de los transeúntes,
se fijó particularmente en mí, se asombró con mi
presencia.
Tomé un ómnibus y no se creó ningún escándalo, nadie
me pidió un autógrafo ni quiso
asesinarme nadie, siguió
ruta normal, no hubo
que detenerlo, paralizar el tránsito.
Llegué adonde llego cada mañana a ganarme
—o al menos intentar ganarme—
este injusto pan de cada día
y los que estaban en el vestíbulo apenas me
miraron,
siguieron viendo la TV, esperando las 8 para ir
adentro.
Por la tarde tomé la calle más concurrida
—“la arteria principal de la ciudad”, como dicen
los periodistas aburridos—
y en el camino saludé a 6 ó 7 conocidos
pero ninguno me exigió una frase de consuelo
ni quiso fotografiarse conmigo para luego
orgulloso
mostrar la foto a su familia.
Entré en la librería y no reventó ninguna
conmoción,
la gente siguió comprando, mirando los libros
(mientras las libreras, abúlicas, miraban a la nada)
sin que mi vida peligrara, ni siquiera
alguien me empujó.
De ahí al parque y tampoco mi presencia
produjo algo extraordinario
excepto que uno de esos pájaros del atardecer
me cagó directamente en la cabeza,
pero con toda normalidad, como se la cagan a
cualquiera.
Llegué a la casa y no me hallé con una cuadrilla
de periodistas, fotógrafos, camarógrafos
que calculando que a esa hora debía llegar
me esperasen para asaltarme con preguntas,
solicitudes de consejos,
saludos multitudinarios,
suspiros, besos, vítores,
tampoco me disparó un francotirador oculto en la
azotea de enfrente.
Así que entré.
Me bañe.
Estuve leyendo.
Por la noche, anónimo, más bien escondido
—en un rincón vedado en las afueras—
me encontré con Noemí. Aquí
sí hubo conmociones, alabanzas,
vítores, suspiros, firmas, etc., pero todo
personal.
Nos despedimos.
De regreso no me dispararon ni un solo bazukazo
y eso que venía solitario por las calles solitarias:
formidable cuadro para un atentado o una
violación
por parte de una extremista envenenada
—o un extremista envenenado—
por los video-clips más temerarios.
De modo que, tranquilamente, sin nadie
encañonándome de súbito
para robarme una palabra,
saqué la llave, abrí
y me acosté a leer.
Ahí tienen, amigos míos, el itinerario
de un día.
No me negarán las ventajas que en un día,
en un solo día,
tenemos los desconocidos, esos hombres
que no necesitamos guardaespaldas.
Octubre 1984
In un giorno, in un solo giorno
Uscii per strada verso le 7:30 am come sempre
e come sempre nessuno, nessun passante,
fece caso in modo particolare a me, si meravigliò della mia
presenza.
Presi un autobus e la cosa non fece scalpore, nessuno
mi chiese un autografo non volle
assassinarmi nessuno, proseguì
il percorso normale, non dovettero
fermarlo, paralizzare il traffico.
Mi recai dove vado ogni mattina a guadagnarmi
- o almeno a tentare di guadagnarmi -
questo ingiusto pane di ogni giorno
e coloro che stavano all’ingresso appena mi
notarono,
continuarono a guardare la TV, aspettando le 8 per andare
dentro.
Verso sera presi la strada più frequentata
- “l’arteria principale della città”, come dicono
i giornalisti noiosi -
e durante il percorso salutai 6 o 7 conoscenti
ma nessuno pretese da me una frase di conforto
né volle fotografarsi con me per poi
orgoglioso
mostrare la foto alla sua famiglia.
Entrai nella libreria e non esplose nessuna
commozione,
la gente continuò a comprare, a guardare i libri
(mentre le libraie, abuliche, guardavano il niente)
senza che la mia vita fosse in pericolo, non ci fu
nessuno che mi spinse.
Neanche da lì al parco la mia presenza
produsse effetti straordinari
a parte il fatto che un uccello verso il tramonto
mi cacò proprio sulla testa,
ma in tutta normalità, come cacano sopra
chiunque.
Arrivai alla mia casa e non mi trovai davanti una banda
di giornalisti, fotografi, operatori
che calcolando l’ora del mio arrivo
mi attendevano per assalirmi con domande,
richieste di consigli,
saluti di gruppo,
sospiri, baci, ovazioni,
non mi sparò neppure un franco tiratore nascosto nella
terrazza di fronte.
Così entrai.
Mi lavai.
Mi misi a leggere.
Di notte, anonimo, o meglio nascosto
- in un angolo vietato nella periferia -
mi incontrai con Noemí. Qui
sì che ci furono turbamenti, elogi,
ovazioni, sospiri, firme, etc., ma tutto
personale.
Ci salutammo.
Di ritorno non mi spararono un solo colpo di bazooka
nonostante camminassi solitario lungo strade solitarie:
formidabile quadro per un attentato o uno
stupro
da parte di un’estremista avvelenata
- o un estremista avvelenato -
dai videoclip più temerari.
Di modo che, tranquillamente, senza nessuno
che mi prendesse da parte all’improvviso
per rubarmi una parola,
estrassi la chiave, aprii la porta
e mi misi sul letto a leggere.
Qui avete, amici miei, l’itinerario
di un giorno.
Non mi negherete i vantaggi che in un giorno,
in un solo giorno,
abbiamo noi sconosciuti, noi uomini
che non abbiamo necessità di guardie del corpo.
Ottobre 1984
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Félix Luis Viera (El Condado, Santa Clara, Cuba, 19 de agosto de 1945), poeta, cuentista y novelista, es autor de una copiosa obra en los tres géneros.
En su país natal le fue otorgado el Premio David de Poesía, en 1976, por Una melodía sin ton ni son bajo la lluvia; el Premio de Novela de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, en 1987, por Con tu vestido blanco, que recibiera al año siguiente el Premio de la Crítica, distinción que, en 1983, le fuera concedida a su libro de cuentos En el nombre del hijo.
En 2019 le fue otorgado el Premio Nacional de Literatura Independiente “Gastón Baquero”, auspiciado por varias instituciones culturales cubanas en el exilio.
Su libro de cuentos Las llamas en el cielo retoma la narrativa fantástica en su país; sus novelas Con tu vestido blanco y El corazón del rey abordan la marginalidad; la primera en la época prerrevolucionaria, la segunda en los inicios de la instauración del comunismo en Cuba.
Su novela Un ciervo herido —con varias ediciones— tiene como tema central la vida en un campamento de las UMAP (Unidades Militares de Ayuda a la Producción), campos de trabajo forzado que existieron en Cuba, de 1965 a 1968, adonde fueron enviados religiosos de diversas filiaciones, lumpen, homosexuales y otros.
En 2010 publicó el poemario La patria es una naranja, escrito durante su exilio en México —donde vivió durante 20 años, de 1995 a 2015— y que, como otros de sus libros, ha sido objeto de varias reediciones y de una crítica favorable.
Una antología de su poesía apareció en 2019 con el título Sin ton ni son.
Es ciudadano mexicano por naturalización. En la actualidad reside en Miami.
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Gordiano Lupi, periodista, escritor y traductor, nació en Piombino, Italia, en 1960. Fundador, en 1999, junto con Maurizio y Andrea Maggioni Panerini de la editorial La Gaceta Literaria, ha traducido del español a varios autores cubanos, como Alejandro Torreguitart Ruiz, Guillermo Cabrera Infante, Félix Luis Viera y Virgilio Piñera, entre otros. Cuenta en su haber con un amplio trabajo sobre figuras del cine, entre ellas Federico Fellini, Joe D´Amato y Enzo G. Castellari. Ha publicado más de una decena de libros que abarcan diversos géneros, como Nero tropicale, Cuba magica, Orrore, ertorismo e ponorgrafia secondo Joe d´Aamto y Fidel Castro – biografia non autorizzata.
Gordiano Lupi es un luchador por la democracia para Cuba y un promotor de las artes y la cultura de la Isla.