Nota del blog: Sección semanal dedicada al Ballet y la Danza, a cargo de la la ballerina, coreógrafa y profesora Florencia Guglielmotti.
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La primera versión del ballet “El lago de los cisnes” fue estrenada en el Teatro Bolshoi de Moscú el 4 de marzo de 1877. La música estaba compuesta por P. I. Tchaikovsky (fue su primer ballet, catalogada como op. 20) y la coreografía estuvo a cargo de Julius Reisinger. El argumento fue realizado por V. P. Begitchev y Vasily Gelster, y la interpretación del rol principal estuvo a cargo de Pelagia Karpakova. Sin embargo, esta versión no fue aceptada ni por el público ni por la crítica de la época, siendo éste uno de los motivos por los cuales no se conservó registro. Joseph Hansen revisó esta versión en 1880 y en 1882 con relativo poco éxito, realizando tan solo 40 representaciones en el Teatro Bolshoi.
Años más tarde, retomaron la idea en el Teatro Marinsky de San Petersburgo. Primeramente, Lev Ivanov realizó la coreografía de segundo acto para el Homenaje a Tchaikovsky, fallecido pocos meses antes, realizado el 1 de marzo de 1894, con las interpretaciones de Pierina Legnani y Pavel Gerdt. La versión completa de “El lago de los cisnes” se estrenó el 27 de enero de 1895, con coreografía de Marius Petipa (actos 1 y 3) y Lev Ivanov (actos 2 y 4), con la música original de P. I. Tchaikovsky, pero alterando el orden de las piezas para hacerlo más dúctil a las necesidades de los coreógrafos. El diseño de escenografía y vestuario estuvo a cargo de M. I. Bocharov y H. Levogt. Los roles principales nuevamente estuvieron a cargo de Legnani (Odile/Odette) y Gerdt (Sigifrido). El argumento fue tomado del cuento alemán “Der geraubte Schleier” (El velo robado) de Johann Karl August Musäus. Esta versión fue un éxito y es la que se mantiene en el repertorio hasta hoy.
Desde el punto de vista estructural, la obra está organizada en cuatro actos. Algunas versiones presentan un prólogo, acompañado por la Obertura de la obra musical, donde se muestra la primera transformación de la princesa Odette en un cisne.
En el primer acto se ve al príncipe Sigfrido, en su cumpleaños número 21. Jóvenes de su corte y extranjeros están celebrando en el jardín del palacio. Llega la Reina junto a sus damas de honor y le recuerda a Sigfrido que al día siguiente celebrará su cumpleaños con un baile en la corte y que deberá escoger a su futura esposa de entre las más hermosas princesas invitadas. El príncipe se muestra poco predispuesto a realizar tal elección y el Bufón intenta recuperar el espíritu festivo y anima al príncipe a salir de caza.
El siguiente acto transcurre en el bosque, el príncipe y sus amigos están preparados para la caza y caminan hacia un lago repleto de cisnes. En ese momento, aparece en un claro del bosque una bella joven que parece ser cisne y mujer al mismo tiempo. El príncipe se acerca, el cisne teme, él le ruega que no se vaya y le indica que la protegerá. Ella le explica que es la Reina de los Cisnes, Odette, y le cuenta que ese lago se formó con las lágrimas de su madre, cuando Von Rotbart, un malvado hechicero, la convirtió en la Reina Cisne. Ella y su corte seguirán siendo cisnes en el día (entre la media noche y el amanecer, asumen su forma humana) hasta que un hombre valiente y leal les jure amor y se case con ellas.
El príncipe la invita al baile de palacio, cuando deberá escoger a su futura esposa y le promete que se casará con ella. En ese momento, el mago aparece a la orilla del lago indicándole a Odette que regrese junto a él. Una vez que Odette y Sigfrido se han separado, todos los cisnes se acercan.
Nuevamente en palacio, el tercer acto muestra la fiesta formal del cumpleaños del príncipe, donde embajadores y bellas princesas de tierras lejanas han llegado a rendirle tributo. Sigfrido sólo piensa en Odette y baila de forma automática e indiferente con las hermosas princesas. Inesperadamente llega un caballero con su hija, que es idéntica a Odette. Es el hechicero Von Rotbart, que se ha transformado a sí mismo y a su hija Odile para engañar al Príncipe y que éste rompa su promesa de que sólo amaría a Odette.
Odile ha logrado engatusar a Sigfrido que piensa que es Odette. Mientras bailan, Odette aparece a la distancia haciéndole señas a Sigfrido, intentando advertirle del engaño. Luego, Sigfrido se aproxima a Von Rotbart y pide la mano de Odile, éste da su consentimiento. El salón de baile se oscurece. Rotbart y Odile se acercan al príncipe en actitud de triunfo final. Sigfrido no puede soportar sus risas crueles, al tiempo que ve en la distancia la tierna figura de Odette temblando entre sollozos.
De regreso al lago, en cuarto acto, Odette llora al tiempo que las doncellas cisne intentan consolarla, explicándole que el príncipe desconocía el plan de Von Rotbart. Sigfrido llega corriendo al claro, frente al lago, buscando a Odette entre todos los cisnes. La toma entre sus brazos, le pide perdón y le jura su amor infinito. Odette lo perdona pero sabe que ya no recuperará su forma humana. Aparece Von Rotbart y ve a los jóvenes juntos, Sigfrido lo desafía y el brujo es vencido por la fuerza del amor del príncipe hacia Odette. La muerte de Von Rotbart libera a Odette de su hechizo y vive feliz junto al príncipe.
En algunas versiones, al llegar Von Rotbart desata una tormenta y, por medio de un hechizo, hace que Sigfrido se sumerja en el lago. Odette, al presenciar la muerte de su amado, va tras él para unirse en amor eterno, en el más allá. En otras versiones, tras la tormenta desatada por Von Rotbart, lucha contra Sigfrido y el príncipe muere. Cuando pasa la tormenta, Odette llora junto a su amado sabiendo que nunca más recobrará la forma humana.
“El lago de los cisnes” es uno de los ballets de repertorio más bailado por todas las compañías alrededor del globo. Cuenta con muchas versiones posteriores a la de 1895, entre ellas se destacan la de Balanchine (1951), la de Crancko y la de Ashton (ambas de 1963), la de Nureyev (1964), la de Grigorovich (1969) y, más cerca de nuestros días, las versiones de Mats Ek (1987) y la de Matthew Bourne (1995), que muestra un interesante giro al representar a los cisnes con bailarines (como cisnes masculinos) y poner el foco en la búsqueda de Sigfrido por encontrar su verdadera identidad. Más allá de esta diversidad, la obra de Petipa e Ivanov es la que sentó las bases argumentales, musicales y de estilo de todas las versiones posteriores.
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Florencia Guglielmotti reside en la Ciudad de Buenos Aires (Argentina). Es Profesora de Danza (titulada en la Escuela Nacional de Danzas "María Ruanova"), Licenciada y Profesora de Artes (recibida en la Universidad de Buenos Aires). Cursó estudios en la Escuela Nacional de Ballet de Cuba. Es Miembro de International Dance Council CID (UNESCO)
Actualmente se desempeña como Profesora de Danza Clásica y como Profesora Titular de Historia de la Danza en la Escuela Superior de Enseñanza Artística "Aída V. Mastrazzi". florenciagu@gmail.com