Friday, February 26, 2021

Su Sonrisa (un poema de Thelma Delgado)



Como un faro a la distancia
La luz de sus ojos verdes
Con cariño y elegancia
Me dijeron -Ven, ya no demores.

Te espero al atardecer
Con música, vino y un poema;
Veremos juntos el amanecer
Hablando del amor y su teorema.

Y tomándome de su mano
Hoy mi corazón reposa sin prisa
En los brazos de mi amado
Y en la curva de su sonrisa.




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Vecinos en el Camagüey (por Joaquín Estrada-Montalván)



Recuerdo con cariño y admiración dos familias vecinas en el Camagüey. 

Él, de esos "revolucionarios buenos". Ella no economizaba sus "críticas a la revolución". Matrimonio de toda una vida (la de ellos). Criaron sus hijos en ese clima de amor donde pensar diferente (en tema tan sensible en la Cuba contemporánea) no significa ser mejor o peor. 

Él, católico práctico, cada domingo a su misa. Ella, metida de lleno en la iglesia Bautista. Se conocieron adultos, ambos con hijos de matrimonios anteriores. Se integraron en armonía sin conflictos por ser cristianos en diferentes iglesias.

Tengo presente estas dos familias cada vez con mayor frecuencia, cuando parece que el mundo cotidiano es un campo de batalla camuflageado, en aparente defensa de ideas propias. Ideas que un día son unas y al siguiente son otras, pero que invariablemente salen disparadas como ofensa contra quienes creen que piensan de manera distinta.

Thursday, February 25, 2021

Patriotismo (por Félix Varela)


Al amor que tiene todo hombre al país en que ha nacido, y al interés que toma en su prosperidad les llamamos patriotismo. La consideración del lugar en que por primera vez aparecimos en el gran cuadro de los seres, donde recibimos las más gratas impresiones, que son las de la infancia, por la novedad que tienen para nosotros todos los objetos, y por la serenidad con que los contemplamos cuando ningún pesar funesto agita nuestro espíritu, impresiones cuya memoria siempre nos recrea; la multitud de objetos a que estamos unidos por vínculos sagrados, de naturaleza, de gratitud y de amistad: todo esto nos inspira una irresistible inclinación, y un amor indeleble hacia nuestra patria. En cierto modo nos identificamos con ella, considerándola como nuestra madre, y nos resentimos de todo lo que pueda perjudicarla. Como el hombre no se desprecia a sí mismo, tampoco desprecia, ni sufre que se desprecie su patria, que reputa, si puedo valerme de esta expresión, como parte suya. De aquí procede el empeño en defender todo lo que la pertenece, ponderar sus perfecciones y disimular sus defectos.

Aunque establecidas las grandes sociedades, la voz patria no significa un pueblo, una ciudad, ni una provincia; sin embargo, los hombres dan siempre una preferencia a los objetos más cercanos, o por mejor decir, más ligados con sus intereses individuales, y son muy pocos los que perciben las relaciones generales de la sociedad, y muchos menos los que por ellas sacrifican las utilidades inmediatas o que les son más privativas. De aquí procede lo que suele llamarse provincialismo, esto es, el afecto hacia la provincia en que cada uno nace, llevado a un término contrario a la razón y a la justicia. Sólo en este sentido podré admitir que el provincialismo sea reprensible, pues a la verdad nunca será excusable un amor patrio que conduzca a la injusticia; mas cuando se ha pretendido que el hombre porque pertenece a una nación toma igual interés por todos los puntos de ella, y no prefiera el suelo en que ha nacido, o a que tiene ligados sus intereses individuales, no se ha consultado el corazón del hombre, y se habla por meras teorías que no serían capaces de observar los mismos que las establecen. Para mi el provincialismo racional que no infringe los derechos de ningún país, ni los generales de la nación, es la principal de las virtudes cívicas. Su contraria, esto es, la pretendida indiferencia civil o política, es un crimen de ingratitud, que no se comete sino por intereses rastreros, por ser personalísimos, o por un estoicismo político el más ridículo y despreciable.

El hombre todo lo refiere a sí mismo, y lo aprecia según las utilidades que le produce. Después que está ligado a un pueblo teniendo en él todos sus intereses, ama los otros por el bien que pueden producir al suyo, y los tendría por enemigos si se opusiesen a la felicidad de éste, donde él tiene todos sus goces. Pensar de otra suerte es quererse engañar voluntariamente. Suele sin embargo el desarreglo de este amor tan justo, conducir a gravísimos males en la sociedad, aun respecto de aquel mismo pueblo que se pretende favorecer. Hay un fanatismo político, que no es menos funesto que el religioso, y los hombres muchas veces, con miras al parecer las más patrióticas, destruyen su patria, encendiendo en ella la discordia civil por aspirar a injustas prerrogativas. En nada debe emplear más el filósofo todo el tino que sugiere la recta Ideología que en examinar las verdaderas relaciones de estos objetos, considerar los resultados de las operaciones, y refrenar los impulsos de una pasión que a veces conduce a un término diametralmente contrario al que apetecemos.

Muchos hacen del patriotismo un mero título de especulación, quiero decir, un instrumento aparente para obtener empleos y otras ventajas de la sociedad. Patriotas hay (de nombre) que no cesan de pedir la paga de su patriotismo, que le vociferan por todas partes, y dejan de ser patriotas cuando dejan de ser pagados. ¡Ojalá no hubiera yo tenido tantas ocasiones de observar a estos indecentes traficantes de patriotismo! ¡Cuánto cuidado debe ponerse para no confundirlos con los verdaderos patriotas! El patriotismo es una virtud cívica, que a semejanza de las morales, suele no tenerla el que dice que la tiene, y hay una hipocresía política mucho más baja que la religiosa. Nadie opera sin interés, todo patriota quiere merecer de su patria; pero cuando el interés se contrae a la persona en términos que ésta no le encuentre en el bien general de su patria, se convierte en depravación e infamia. Patriotas hay que venderían su patria si les dieran más de lo que reciben de ella. La juventud es muy fácil de alucinarse con estos cambia-colores, y de ser conducida a muchos desaciertos.

No es patriota el que no sabe hacer sacrificios en favor de su patria, o el que pide por éstos una paga, que acaso cuesta mayor sacrificio que el que se ha hecho para obtenerla, cuando no para merecerla. El deseo de conseguir el aura popular es el móvil de muchos que se tienen por patriotas, y efectivamente no hay placer para un verdadero hijo de la patria, como el de hacerse acreedor a la consideración de sus conciudadanos por sus servicios a la sociedad; más cuando el bien de ésta exige la pérdida de esa aura popular, he aquí el sacrificio más noble, y más digno de un hombre de bien, y he aquí el que desgraciadamente es muy raro. Pocos hay que sufran perder el nombre de patriotas en obsequio de la misma patria, y a veces una chusma indecente logra con sus ridículos aplausos convertir en asesinos de la patria los que podrían ser sus más fuertes apoyos. ¡Honor eterno a las almas grandes que saben hacerse superiores al vano temor y a la ridícula alabanza!

El extremo opuesto no es menos perjudicial, quiero decir, el empeño temerario de muchas personas en contrariar siempre la opinión de la multitud. El pueblo tiene cierto tacto que pocas veces se equivoca, y conviene empezar siempre por creer, o a lo menos por sospechar que tiene razón. ¡Cuántas opiniones han sido contrariadas por hombres de bastante mérito, pero sumamente preocupados en esta materia, sólo por ser como suelen decir las de la plebe! Entra después el orgullo a sostener lo que hizo la imprudencia, y la patria entretanto recibe ataques los más sensibles por provenir de muchos de sus más distinguidos hijos.

Otro de los obstáculos que presenta al bien público el falso patriotismo, consiste en que muchas personas, las más ineptas, y a veces las más inmorales, se escudan con él, disimulando el espíritu de especulación, y el vano deseo de figurar. No puede haber un mal más grave en el cuerpo político, y en nada debe ponerse mayor empeño, que en conocer y despreciar estos especuladores. Los verdaderos patriotas desean contribuir con sus luces y todos sus recursos al bien de su patria, pero siendo éste su verdadero objeto, no tienen la ridícula pretensión de ocupar puestos que no puedan desempeñar. Con todo, aun los mejores patriotas suelen incurrir en un defecto que causa muchos males, y es figurarse que nada está bien dirigido cuando no está conforme a su opinión. Este sentimiento es casi natural al hombre, pero debe corregirse no perdiendo de vista que el juicio en estas materias dependen de una multitud de datos que no siempre tenemos, y la opinión general, cuando no abiertamente absurda, produce siempre mejor efecto que la particular, aunque ésta sea más fundada. El deseo de encontrar lo mejor nos hace a veces perder todo lo bueno.

Suelen también equivocarse aun los hombres de más juicio en graduar por opinión general la que sólo es del círculo de personas que los rodean, y procediendo con esta equivocación dan pábulo a un patriotismo imprudente que les conduce a los mayores desaciertos. Se finge a veces lo que piensa el pueblo arreglándolo a lo que debe pensar, por lo menos según las ideas de los que gradúan esta opinión, y así suele verse con frecuencia un triste desengaño, cuando se ponen en práctica opiniones que se creían generalizadas.

Es un mal funesto la preocupación de los hombres, pero aun es mayor mal su cura imprudente. La juventud suele entrar en esta descabellada empresa, y yo no podré menos que transcribir las palabras del juicioso Watts tratando esta materia.

“Si solo tuviéramos, dice, que lidiar con la razón de los hombres, y ésta no estuviera corrompida, no sería materia que exigiese gran talento ni trabajo convencerlos de sus errores comunes, o persuadirles a que asintiesen a las verdades claras y comprobadas. Pero ¡ah! el género humano está envuelto en errores y ligado por sus preocupaciones; cada uno sostiene su dictamen por algo más que por la razón. Un joven de ingenio brillante que se ha provisto de variedad de conocimientos y argumentos fuertes, pero que aun no está familiarizado con el mundo, sale de las escuelas como un caballero andante que presume denodadamente vencer las locuras de los hombres, y esparcir la luz y la verdad. Mas él encuentra enormes gigantes y castillos encantados; esto es, las fuertes preocupaciones, los hábitos, las costumbres, la educación, la autoridad, el interés, que reuniéndose todo a las varias pasiones de los hombres, los arma y obstina en defender sus opiniones, y con sorpresa se encuentra equivocado en sus generosas tentativas. Experimenta que no debe fiar sólo en el buen filo de su acero y la fuerza de su brazo, sino que debe manejar las armas de su razón, con mucha destreza y artificio, con cuidado y maestría, y de lo contrario nunca será capaz de destruir los errores y convencer a los hombres.”(1)

¡Cuántos males causa en la política este imprudente patriotismo! Yo me detendré en considerarlos, y ojalá mis consideraciones no pudiesen estar apoyadas en hechos funestísimos, cuya memoria es una lección continua para mi espíritu, si bien la prudencia y la caridad me prohíben especificarlos. Hallábame afectado de estos mismos sentimientos cuando escribí este artículo en mis Lecciones de Filosofía; mas la delicadeza de la materia, el temor de ofender a personas determinadas, y el carácter de una obra elemental me impidieron su manifestación. Procuraré entrar en ella del modo más genérico que me sea posible, y si mi acierto no corresponde a mis intenciones, espero que éstas obtengan en mi favor la indulgencia de los verdaderos patriotas.

La injusticia con que un celo patriótico indiscreto califica de perversas las intenciones de todos los que piensan de distinto modo, es causa de que muchos se conviertan en verdaderos enemigos de la patria. El patriotismo cuando no está unido a la fortaleza (como por desgracia sucede frecuentemente) se da por agraviado, y a veces vacila a vista de la ingratitud. Frustrada la justa esperanza del aprecio público, la memoria de los sacrificios hechos para obtenerlo, la idea del ultraje por recompensa al mérito, en una palabra, un cúmulo de pensamientos desoladores se agolpan en la mente, y atormentándola sin cesar llegan muchas veces a pervertirla. Véase, pues, cuál es el resultado de la imprudencia de algunos y la malicia de muchos, en avanzar ideas poco favorables sobre el mérito de los que tienen contraria opinión. Cuando ésta no se opone a lo esencial de una causa ¿por qué se ha de suponer que proviene de una intención depravada? Yo me atrevo a asegurar que muchos que difieren totalmente, aun en cuanto a las bases de un sistema político, no tienen un ánimo antipatriótico; y que bien manejados variarían ingenuamente de opinión, y serían útiles a la patria. ¿Quién no sabe que la palabra bien público es un Proteo que toma tantas formas cuantos son los intereses, la educación, o los caprichos de los que la usan? ¿Por qué hemos de suponer depravación y no error en los que piensan de un modo contrario al nuestro?

Hay casos en que claramente se conocen las intenciones perversas de algunos hombres, y para este conocimiento sirve mucho el que tenemos de su inmoralidad; pero otros muchos casos son totalmente aéreos, y nos figuramos enemigos donde no existen. ¿Cuál es el resultado? Formarlos en realidad, y quitar por lo menos el prestigio a la buena causa suponiendo que 7experimenta más oposición que la que verdaderamente sufre. Nada es tan interesante en un sistema político como la idea de que no tiene enemigos, y por consiguiente nada le es tan contrario como fingírselos. El verdadero político trata por todos los medios de ocultar los verdaderos ataques que experimenta la causa pública, y se contenta con impedirlos si puede en secreto. ¡Qué distinta es la conducta de algunos, cuyo patriotismo consiste en decir que no hay patriotas, y en buscar crímenes aun en las acciones más indiferentes! Sucede en lo político lo que en lo moral, que el rigorismo conduce más de una vez a la relajación.

Otro de los defectos en que suele incurrir el falso patriotismo, es el de acabar de pervertir a muchos que en realidad no están muy lejos de ello, pero cuyo mal no era incurable. Danse prisa en denunciarlos a la opinión pública, y a la denuncia sigue el descaro y la obstinación de los acusados. Hay ciertos entes perversos de que debemos servirnos unas veces para hacer el bien, y otras tolerarlos, para que no hagan mal. Principalmente cuando los hombres tienen prestigio es perjudicial desenmascararlos, porque sus partidarios juzgan siempre que se les hace injusticia y toman su defensa con indiscreción. Por otra parte, el pueblo que ve con frecuencia que le son infieles aun aquellos hombres en quienes más confiaba, duda de todos, y faltando la confianza no hay fuerza moral, expresión que se ha hecho favorita, y que efectivamente califica más que ninguna otra la verdadera acción de un gobierno, que si bien se debe momentáneamente a la fuerza física, cede al fin a la irresistible de la opinión.

En este punto desearía yo se detuviese la consideración de los patriotas, para evitar uno de los ataques más funestos, que suelen hacer a la causa pública. Procuran sus enemigos desacreditar individualmente a sus más decididos defensores, a hombres que sin duda no pueden clasificarse en el número de los enmascarados, y el objeto no es otro sino lograr que el pueblo se desaliente considerándose sin dirección, y crea que no le queda otro remedio sino mudar de sistema de gobierno, para ver si entre los partidarios del opuesto hay hombres que valgan algo más, o que por lo menos no sean perversos. ¡Véase cuánto daño causan los patriotas, o mejor dicho, antipatriotas desacreditadores! Las ignorancias de los nuestros deben callarse para no dar armas a los contrarios; el verdadero patriota debe procurar por todos medios impedir que por malicia, o por ignorancia, se haga mal a la patria; mas el vano placer de publicar faltas, no sólo es un crimen en moralidad sino en política.

De esta conducta, no sé si diga equivocada o perversa, de algunos que por lo menos se denominan patriotas, resulta que muchos hombres de mérito tengan la debilidad de no querer tomar parte en ningún negocio público, y éste es, sin duda, uno de los más graves daños. Trabaja un hombre toda su vida por adquirirse la estimación de sus conciudadanos, y prevee que todo va a perderlo sin culpa suya por la perversidad o ignorancia de cuatro charlatanes, y en consecuencia trata de retraerse cuanto puede para que no se comprometan. ¿Quién puede responder de sus aciertos? Y si la más ligera falta no de intención de hacer el bien, sino de tino para conseguirlo, ha de atraerle el descrédito, y a veces el oprobio, ¿no será necesaria gran fortaleza para arrostrar tan gran peligro? Déla Dios a los verdaderos patriotas para que no quede la patria abandonada a una multitud de ignorantes y de pícaros que la sacrifiquen, que es el resultado de la separación de los buenos.





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Este articulo se halla en mis Lecciones de Filosofía, pero deseando ampliarlo, y no pudiendo por ahora hacer otra edición de aquellas, he determinado insertarlo en esta Miscelánea.

1 Watts: On the improvement of the mind. Part II, chap. 5.


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Texto tomado de Félix Varela, Obras, Volumen 1. Biblioteca de Clásicos Cubanos. La Habana 2001.

¿Alta cultura en Santiago de Cuba? (por Rafael Duharte Jiménez)

Nota del blog: Inicia hoy jueves nueva sección semanal en el blog Gaspar, El Lugareño, dedicada a Santiago de Cuba, a cargo de Rafael Duharte Jiménez.




Luego de un largo y escabroso proceso que quizás tuvo su punto de partida en la fundación del Seminario San Basilio Magno en el lejano siglo XVIII, comenzó a cristalizar en la década del cuarenta del siglo pasado la alta cultura en Santiago de Cuba.

El itinerario de los principales momentos de este largo y complejo proceso pudiera haber sido el siguiente:
  • 1939- Constitución de la Sociedad de Geografía e Historia de Oriente 
  • 1943 Fundación de la Sociedad de Estudio Superiores de Oriente (SESO)
  • 1945 –Santiago sede del Cuarto Congreso Nacional de Historia 
  • 1947 Fundación de la Universidad de Oriente
Un breve inventario de los principales intelectuales de la ciudad en aquellos tiempos nos remite a Pedro Cañas Abril, Leonardo Griñan Peralta, Francisco Ibarra Martínez, Ulises Cruz Bustillos, Rafael Argilagos, Rafael Estenger, Juan Maria Ravelo, Felipe Salcines, Felipe Martínez Arango y Fernando Boytel, entre muchos otros.

La Sociedad de Geografía e Historia de Oriente se constituyó oficialmente el 18 de mayo de 1939 y estuvo presidida por Pedro Cañas Abril y Leonardo Griñan Peralta. Los fines de la institución eran el estudio y divulgación de los conocimientos sobre la geografía e historia de Cuba, en especial de la región oriental.

Esta sociedad creó el legendario Grupo Humbold que realizó un intenso programa de exploraciones en la montañas, el cual incluyó las ruinas de los cafetales en la zona de la Gran Piedra y otras áreas de la implantación de los colonos franceses en el siglo XIX; en esta actividad de carácter científico participó vivamente Fernando Boytel Jambu, quien años después contribuyó decisivamente al rescate del patrimonio cafetalero francés de Santiago con sus investigaciones sobre el tema y la restauración del cafetal La Isabelica.

En junio de 1943 se constituyó la Sociedad de Estudios Superiores de Oriente, presidida por Ramón Corona y Luís Mestre. La misma tenia entre sus objetivos viabilizar los estudios superiores, organizar cursos de postgrado para los profesionales de la región e impulsar el desarrollo de las manifestaciones artísticas. De manea especial se propuso organizar un programa de conferencias con profesores cubanos y extranjeros del más alto nivel, el cual de cierta forma abrió las puertas de la ciudad al pensamiento científico más avanzado de la época.

En agosto de 1944, la SESO se estableció en la casa número 304 de la calle Castillo Duany, donde se impartirían conferencia dentro de un amplio espectro temático que incluía: filosofía, historia, ciencias naturales, sociología, derecho, política, literatura, arte, arquitectura, educación, psicología, crítica de arte y medicina.

La nomina de conferencistas invitados incluyó figuras de una relevancia sorprendente como Maria Zambrano, Emil Ludwing, Medardo Vitier, Juan Arron, Jose Elías Entralgo, Roberto Agramonte, Raúl Roa, Carlos Rafael Rodríguez, Manuel Bisbé, Leonardo Griñan Peralta, Pedro Cañas Abril, Jose Antonio Portuondo y Jorge Mañach entre otros.

A través de la Sección de Artes Plásticas se organizaron importantes exposiciones de pintura y escultura. El 20 de mayo de 1946 se organizó el Salón de Mayo, donde expusieron 100 artistas locales y se exhibieron obras de Eduardo Abela, Rene Portocarrero, Fidelio Ponce, Wilfredo Lam y Carlos Enríquez. Jorge Mañach pronuncio dos conferencias sobre las tendencias de las artes plásticas contemporáneas y comento las obras del salón.

A la distancia de más de un siglo asombra la labor de la Sociedad de Estudios Superiores de Oriente, la cual sin lugar a dudas sólo pudo desarrollarse por la existencia en la ciudad de un ambiente cultural en el que había un gran respeto por la labor intelectual.

La noticia de que en la noche del miércoles 4 de octubre de 1950 en una seguramente tormentosa reunión de la Junta General de Miembros y el Directorio de SESO, se tomó el acuerdo de disolver la sociedad, debe consignarse como una de las paginas más oscuras de la historia de la cultura santiaguera. La Comisión Liquidadora con un gesto elegante entregó todos los fondos y propiedades de la sociedad al Instituto de Segunda Enseñanza y la Escuela Normal de Oriente.

El fin de la Sociedad de Estudio Superiores de Oriente es un misterio; oficialmente se dijo: “como quiera que no existen cinco socios que quieran mantenerla, se acuerda disolver esta sociedad.” ¿Rivalidades con la Universidad de Oriente? ¿Oscuros intereses políticos o financieros? La muerte de la SESO es un episodio que se mueve entre las sombras autodestructivas de nuestra cultura.

Del 8 al 11 de octubre de 1945 la ciudad de Santiago de Cuba fue sede del Cuarto Congreso Nacional de Historia, organizado por la Sociedad Cubana de Estudios Históricos e Internacionales y la Oficina del Historiador de La Habana; este cónclave reunía a los principales historiadores del país y estaba presidido por Emilio Roig de Leusenring.

El Congreso proclamó: “que ninguna ciudad o pueblo de Cuba supera a Santiago en interés histórico (…) Santiago lugar de nacimiento de muchos cubanos de extraordinario relieve; y a la vez singular foco de irradiación cultural”.

El éxito de este evento fue posible porque en la ciudad existían instituciones como la Sociedad de Geografía e Historia de Oriente y la SESO, que garantizaron el clima científico e intelectual que nutrió al vento. No se trataba sólo de una ciudad repleta de historia, sino también de un lugar donde había científicos sociales, intelectuales y un público culto que podía apreciar el valor de las actividades del congreso.

El Cuarto Congreso Nacional de Historia demostró que Santiago de Cuba era una plaza intelectual de alto nivel, de lo cual debieron tomar nota los habaneros presentes en el congreso. 



El 10 de octubre de 1947 tuvo lugar el acto de inauguración académica de la Universidad de Oriente. En la Carta Magna de la misma se destacaba lo siguiente: “La Universidad de Oriente se funda como centro de enseñanza e investigación superior, destinado al desarrollo de la alta cultura…” La fundación de la universidad que como dijera Pedro Cañas Abril: “fue una hazaña cívica de los santiagueros”, también constituyó un paso decisivo hacia la conquista por Santiago de Cuba del mundo de la alta cultura.







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Rafael Duharte Jiménez (Santiago de Cuba, 1947). Profesor, Historiador Ensayista y Guionista de radio y televisión. Ha publicado 12 libros, numerosos artículos y ensayos en revistas en Cuba y el extranjero y una Historia Audiovisual de Santiago de Cuba que consta de 355 audiovisuales de 12 minutos cada uno; conferencista en 28 universidades y centros de investigación en El Caribe, América Latina, Europa y Los Estados Unidos. Es miembro de la UNIHC y la UNEAC. Actualmente labora como especialista de la Oficina de la Historiadora de la Ciudad de Santiago de Cuba.

Tres poemas de Rodrigo de la Luz



Transeúnte


Sujétese a este saco de sangre;
a este lapsus imprevisto.

Acurrúquese en esa esquina
de evidentes siluetas
donde hoy se amontonaron
los átomos del óxido.

Gástese en ese empeño,
como un beso sacado de una carta.

Cruje el azul almidonado de la isla, sujétese:
Antes que el rojo salpique con aplausos
su inocente semblante de muchacho.

Desconocidos, inagotables,
anduvieron flotando los cadáveres
que luego alguien fue enumerando
sobre la arena.

Pero sujétese.
Mencione el recuerdo fácil de ese nombre,
su púrpura, su máscara invencible.

Mírese de reojo
en el reflejo de algún charco,
donde la muerte ensaye su único futuro.

Es urgente, sujétese;
de esta ecuación que es casi un epitafio.

Como único término de la salvación,
sujétese a esta cuerda:
Sígame ahora por este laberinto.



Aguja


Enhebrar una aguja.
Contemplar ese estambre interminable.
Desplazarse desde su tope hasta su punta.

Pasar por el desierto de su único ojo.
Viajar en un avión por su canal.
Observar desde el asta los hilos que se ocultan.

Resucitar con ella entre las llamas.
Estacionarme justo en la ranura;
morada, entre el botón y el falso zipper.

Peinar las nuevas telas, como pelos.
Palpar esa flacura entre mis dedos.

Coser con ella cuando se deprime.
Ayudarla a zanjar grandes ojetes.
Zurcir aquella boca que difama.

Enrolarse una noche para
siempre
en una marcha ciega, martillante,
que sobrevive más allá del tiempo.



Tigre


El tigre entrará.
Destrozará de un tajo el corazón.
Cazará a los mandriles
como si fueran tiernos perezosos.

Un juego peligroso de establecerá
entre la indómita lengua y el zarpazo.

Este animal seducido y olvidado,
sacudirá todo el polvo
que ha caído en su lomo.

Entrará. Cundirá el pánico; las calamidades.
La esperanza andará flotante o muerta,
al final del reducto.

Será en extremo una bestia rencorosa;
con toda esa locura de la selva y del circo.

De seguro entrará.
Primero como un manojo de esplendor,
como un gatito dulce,
pero después atacará con saña.
Sus ojos fabricados de medallas,
nos llenarán de luto.
Nos teñirán de sangre.

Foto de la primera guardia de honor a los restos del P. Félix Varela, a su llegada a La Habana el 8 de noviembre de 1911

Foto de la primera guardia de honor a los restos del P. Félix Varela, a su llegada a La Habana el 8 de noviembre de 1911, en la sede de la Junta de Educación.  (Bohemia. Noviembre 1911)

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Wednesday, February 24, 2021

Parque Agramonte. Foto hecha el 28 de enero de 1900


 

Del Monumento a Ignacio Agramonte, en Camagüey (por Carlos A. Peón-Casas)

Salvatore Buemi,
 junto al monumento creado por él. 
Foto publicada en Bohemia. Marzo 3, 1912
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El 24 de Febrero de 1912, en el que fuera hasta ese minuto el Parque Central de la ciudad, antes de Armas, de la Reina, y de Recreo en su evolución bien conocida, era, rebautizado, para toda posteridad, y en acto de cumplida justicia, con el nombre de nuestro Ignacio Agramonte.

De aquel hecho retomamos algunos pormenores, a nuestro ver, poco aireados, y ciertamente muy interesantes, acerca de su ideación y final emplazamiento del Monumento al Epónimo.

Sorprenderá quizás a algunos de mis curiosos lectores, como acaso a mismo a la hora de redactar estas líneas, que el proyecto original del monumento debía tener como lugar de su emplazamiento al Casino Campestre.

Tal fue el parecer de la primitiva comisión creada para tal asunto, presidida por el Sr. Raúl Lamar Salomón, quien fungía igualmente como máxima figura en aquel minuto, de la Benemérita Sociedad Popular de Santa Cecilia.

Aunque la propuesta en particular para que su ubicación fuera en el Casino Campestre, correspondería al Sr. Walfredo Rodríguez Blanca.


Pero a sugerencia de la Prensa local y siendo igualmente el sentir de una parte del pueblo camagüeyano, se discutió la propuesta del Parque Central como sitio de emplazamiento, defendida con toda dignidad por el Comandante Enrique Recio Agüero, en una junta especial donde acabo imponiéndose finalmente.

La colocación de la primera piedra tenía lugar el 20 de mayo de 1902. Del hecho da constancia un Acta levantada por el Dr. Arturo Roca Silveira. No faltó la oportuna bendición que impartió el P. Manuel Martínez Saltage, el mismo que recibió el cadáver augusto del Mayor, junto al reverenciado Beato Olallo, cuando fuera traído al entonces hospital de San Juan de Dios tras su caída en Jimaguyú. Le acompañaban en aquel acto, los también sacerdotes Rafael Sosa y Felipe Llanos.

Un par de urnas fueron depositadas en los cimientos: en la primera se contenía la pieza de granito fundante, y en los otros dos ejemplares de periódicos locales e circulación: Las Dos Repúblicas y Patria y Libertad.

Junto a ellos, y tal como lo indicaba la costumbre para tales ocasiones: dos monedas de plata, una peseta española, y un cuarto de peso americano, como testimonios de las monedas circulantes en aquel minuto.

Salvatore Buemi, junto al monumento
Foto publicada en Bohemia. Marzo 3, 1912
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El proyecto del monumento a Agramonte tuvo diecisiete propuestas distintas que fueron sometidas a la Comisión o Junta para su evaluación. Como es de todos conocido el proyecto ganador los fue el del escultor italiano Salvatore Buemi.

Los miembros de aquella Junta la conformaron jueces muy capaces incluyendo a los señores Enrique Loret de Mola, Raul Lamar, el R.P. Santiago Ollé, Juan Albaigés, Orlando Freyre, Benito Rodríguez y Aurelio Barrios.

Tras el consabido fallo, se firmó el contrato de ejecución de la obra que rubricaron el Sr. Raúl Lamar, por la Junta, y el artista Buemi. El hecho ocurría el 4 de junio de 1910. El legado cubano en Italia de la época Miguel Campos Caraveda, la rubricó igualmente en aquel país el primero de agosto del mismo año.

Se dice que la estatua fue inspirada por la erigida a Bolívar en Caracas. El costo de su ejecución ascendió a 16.000 pesos, recaudados por suscripción popular durante diez años, gesto siempre respaldado por los directivos de la Sociedad Popular.

Foto publicada en Bohemia. Marzo 3, 1912
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La ciudad recordará siempre el minuto de su inauguración, acaecido el 24 de febrero de 1912, de la que da testimonio una foto de aquel minuto. El entonces Presidente de la Popular, Walfredo Rodríguez Blanca, hizo entrega de la Obra al Alcalde, y el Dr. Alfredo Zayas y Alfonso, la recibiría a su vez de manos del burgomaestre, el Sr, Arturo Fernández(1).
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1. Centenario de Agramonte. Programa -Souvenir. Camagüey, 1941.

Aurelia Castillo en las celebraciones por la inauguración del monumento a Ignacio Agramonte. Febrero 24, 1912

El 24 de febrero de 1912, fue inaugurado el conjunto escultórico erigido a Ignacio Agramonte, en el parque que lleva su nombre en la ciudad de Camagüey, por la Benemérita Sociedad Popular de Santa Cecilia. El monumento, obra del escultor italiano Salvatore Buemi, fue develado por su viuda Amalia Simoni.

Para participar en este evento y las celebraciones organizadas en Camagüey por tal motivo, Aurelia Castillo de González acude a la ciudad luego de 25 años de ausencia.

Fue una breve visita de solo cuatro días, pero intensa por los actos y festejos a los que asistió. Uno de los más notables fue la velada celebrada en el Teatro Principal, donde recitó un poema de su inspiración dedicado al Mayor, que tituló "Himno".

Miguel Angel Quevedo, director de la Revista Bohemia, le pidió que compartiera con los lectores sus vivencias en esas emocionales jornadas.

Aurelia Castillo, en epístola dirigida a Quevedo, evoca su infancia en Camagüey tal cuál la revivió en su memoria durante la visita y además describe el homenaje celebrado en febrero de 1912 a Ignacio Agramonte.

Acá les dejo las páginas de Bohemia del 17 de marzo de 1912, donde quedó recogido para la historia el precioso y entrañable texto. (JEM)



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Meditación (un poema de Gustavo Sánchez Galarraga. 1922)



Yo no sé si hay un alma misteriosa
en todo sér; pero la voz arcana 
del corazón me grita: «Cada cosa
pide un poco de amor»,


                                              La gota enana 
que filtra el muro que manchó la hiedra; 
el árbol secular que da al viajero 
música, sombra y paz; la tosca piedra 
que hizo temblar tu pie sobre el sendero; 
la fiera, el astro, el céfiro, la rosa; 
el ruiseñor de líricas escalas 
hasta la linda y tenue mariposa 
que sacude un corpúsculo en sus alas: 
todo demanda amor, y todo sella 
una súplica unciosa, eterna y santa, 
que desde el polvo obscuro se levanta 
hasta el fleco lejano de la estrella. 

Como reparte el vencedor su palma, 
pon, hermano, con ansia fervorosa, 
el alma de tu amor en cada cosa, 
y en cada cosa encontrarás un alma... !

Tuesday, February 23, 2021

La mejor crítica de cine


Atravesaba "La Plaza" desde La Merced hacia San Ramón. 

Pasando por la esquina de la Popular, entrando en el callejón, escucho conversando a dos muy jóvenes, sentados en la acera. 

- ya viste Titanic?
- Si
- y?
- Nada. Un barco cuatro horas hundiéndose.

Me reí yo solo. No he visto Titanic. (JEM)

Del antiguo solar camagüeyano (por E. Martínez Alonso. Año 1912)


No he de hablar en este artículo del moderno Camagüey con sus lujosos hoteles en que el confort impera, con sus flamantes edificios y sus calles asfaltadas, no.  El progreso que tales mejoras ha traído deslumbra la retina, se nos entra demasiado por los ojos, sin llegar al corazón. Es del antiguo Camagúey cuyas escenas perdidas en la lejanía de los recuerdos cobran vida y calor en breve espacio y surgen al través de la bruma de los años por mágico poder de evocación.

Hablaré del Camagüey de costumbres patriarcales; noble, franco y hospitario solar criollo que el Jatibonico arrulla y el Tínima acaricia en tropicales murmuríos de indolencia.


Es en la iglesia de la Caridad, en el histórico barrio de su nombre de calles enchinadas, estrechas y tortuosas como las andaluzas calles de Sevilla. Una muchedumbre abigarrada camina sin rumbo fijo en trasiego incesante; forma corrillos en las esquinas, se agolpa en las aceras curiosea por doquier con su alma de niño retrada en la placidez de los semblantes, hasta que inconstante ó aburrida de aquel vaguear tempranero se apiña en el atrio de la iglesia en doble hilera que se extiende á lo largo de la Plaza, desde la puerta principal y aguarda allí la entrada y la salida de las devotas al templo.

Y van llegando las camagüeyanas expléndidos “specimen" de criollas, con el fulgor del trópico en los soles de azabache ó verdiazules como aguas encalmadas del Caribe; negror de noche sin astros ó aureo color de alborada en sus regias cabelleras, y en los labios la púrpura ó la miel de la granada. Esbeltas y arrogantes, lucen todas al andar la gentileza, el garbo y el donaire de las trianeras mozas, y como ellas van tocadas con el chal mantilla.

Es el día de la Patrona y el pueblo alborozado celebra las tradicionales fiestas de la Virgen cubana; fiestas en que la opulencia camagüeyana alardea de generosidad costeándola a escote entre un número reducido de personas. Terminadas las ceremonias religiosas la muchedumbre se disuelve, regresando unos a la ciudad por la Alameda y asaltando otros los terrenos del Casino Campestre, lugar de esparcimiento en el que reina la zambra y la algazara.

A diferencia del resto de la Isla, Camagüey no celebraba el Carnaval, reservándose las mascaradas y comparsas para los festivales de San Juan y San Pedro, en que el pueblo engalanado lucía como de feria con sus calles enramadas y en las casas colgaduras en puertas y ventanas.

Carreras de caballos, cucañas, bailes etc. eran lasdiversiones populares de esos días ya lejanos en que el célebre Luís Farola constituía el encanto de chicos y grandes: jóvenes y viejos.

Era este Luís Farola un tipo vulgar de hombre del pueblo, que desempeñó por luengos años, muy á satisfacción de los vecinos del modesto empleo de farolero en la ciudad de Camagüey. Momentos después de la puesta del sol, cuando la sombra naciente de la noche extendía su penumbra en plazas y callejuelas, por uno  de los barrios extremos aparecía la figura semi fantástica de Luís Farola con su enorme encendedor, en el que se acompañaba, silvando danzones, los cantos que estuviearn más en boga y alguna que otra pieza musical. Este espectáculo se repetía periódicamente al encender y apagar las luces públicas, y en horas  avanzadas de la madrugada a cuánta hermosa doncella no arrullaba en el lecho con su silvar melódico el hombre de los crespúsculos!...

Siempre han sido en Cuba las fiestas religiosas motivo de regocijo entre las clases populares, porque han podido aquellas aunar en todo tiempo al aspecto religioso, al asunto místico que las origina, otro aspecto de divertimiento (comunmente llamado cívico) cual si estuviesen en perfecto maridaje los vocablos devoción y diversión. Ello  es que de este modo resultan siempre muy pomposas y nutridas, en cuanto hace a concurrencia.


Y tal acontecía en Camagüey con la llamada procesión del Retiro, en Viernes Santo, que se iniciaba en la iglesia de las Mercedes para disolverse en la Mayor. Aquí vemos la misma muchedumbre ya descrita, el pueblo todo, integrado por las diversas clases; y en aquellas fiestas como en estas y en la retreta de la antigua Plaza de Armas, hoy Parque de Agramonte, y asomadas á las ventanas ó en la calle al ir de compras ó visitas, siempre la mujer camagüeyana realzándolo, dignificándolo, embelleciéndolo todo con su hermosura incomparable.

Existían y aún existen actualmente unos establecimientos que constituyen algo enteramente original de Camagüey, muy suyo; son las “cositerías", que solo se dedican exclusivamente a la venta de efectos y chucherías de la región: sabrosas golosinas que allí tienen carta de naturaleza: quesos de almendra, masa real, roscas de yucas, mata hambre, biscochuelos, chocolate de ruedita, pan de huevo y otras exquisiteces que de continuar enumerándolas se me haría la boca agua.

De todo esto, lector, se os brindará en profusión y á porfía si tenéis la dicha de arribar alguna vez á cualquier hogar camagüeyano, en el que habréis de hallar seguramente la franqueza legendaria y la noble hospitalidad característica.

Al penetrar en uno de ellos hallaréis que hasta la nomenclatura de las dependencias suele tener allí sus variaciones. Si llegáis á horas de almuerzo ó de comida, con gran sorpresa por vuestra parte os invitarán á que paséis al portal (comedor), y una vez terminado aquél ó aquella tomareis el café cómodamente arrellanado en un “columpio” á la sombra del contra portal (colgadizo interior), y á la vista de los tinajones clásicos de que ya habéis oído hablar en más de una ocación, probablemente.

De día ó de noche el pregón de los vendedores pululando por las calles llegaba á nuestros oídos monorítmicamente, y, de este modo, ya sabíamos si era la que se acercaba Ma Josefa con sus empanadillas, aún a muy larga distancia, ó los que pregonaban el pescado por manera invariable

“Pescado fresco.
Yo lo llevo de rueda y del entero”....

Pero de todas las emociones que pueda experimentar el forastero en la tierra de Agramonte, no será ninguna comparable á la que sienta en una noche de luna y en desierta calle junto á la enredadera que cubre á medias el amplio ventanón de balaustrada, escuchando de labios de una hermosa mientras puntean sus dedos la guitarra su canción preferida, que suele ser sencilla como el alma de aquel pueblo: pero siempre bella, sentimental, romántica; cual lo son las mujeres cuando cantan.


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Tomado de Bohemia. Marzo 17, 1912.

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He respetado el texto como fue escrito. 

Teresita Cabada, Reina de Belleza camagüeyana, en el certamen convocado por el diario local "El Comercio" y la revista "Bohemia". (Bohemia. Febrero 1913)

 


Alberto Mola, propietario del Teatro Avellaneda y corresponsal de la revista "Carteles", en la "culta ciudad" de Camagüey. (Febrero 1922).




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ver

Teatro Avellaneda, recuerdos de la infancia (por Joaquín Estrada-Montalván)

Monday, February 22, 2021

Selección de textos del poemario “El abismo en los dedos”, de Manuel Adrián López

Poemas que pertenecen a “El abismo en los dedos” (Eriginal Books, 2020). Finalista en Premio Internacional de Poesía Paralelo Cero 2017 Quito, Ecuador. Obra de portada de Cándida Rodríguez.

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Volví a leer sus versos memorables
premiados por origenistas 
jueces de manos tiznadas.
Fui en busca de una pista
indagué en las profundidades de sus libros
me sumergí
dejé que el sargazo de pueblo polvoriento
me asfixiara. 
Disequé la lombriz 
me disequé a mí mismo
introduje el bisturí 
sin temblarme la mano.

Debo pretender que todo ha sido una pesadilla
el resultado del Zoloft 
mezclado con el vino.
Me he convertido en minero
excavador en busca de evidencias.
Recolecté las historias que iban llegando de:
Isla de Pinos
Shenandoah
Pinar del Río
devoradas por el comején de una isla.

El altar ha colapsado. 
Su grandeza ante mis ojos.



Vuelve el sablazo de la madrugada
se oye el silbido de un pájaro
que no lo es
más bien un hombre herido
vacunado con lo que ha podido pagar.

Nunca aprendí a silbar.
He cambiado caricias
por paseos
por un ostensorio 
que ahora brilla en espera
de ser comprado 
por otro falso religioso.

Se confunden mis pesadillas
con la música del drogadicto.
Él busca un respiro
debajo de las escaleras
y yo me mantengo
escondido
detrás de las persianas
espiándolo.

No he superado las madrugadas.
No he logrado tomar café en la mañana 
con otro que lo quiera hacer conmigo.
No miro a este hombre repulsivo a los ojos
por temor a parecérmele.



Desprenderse
pisar el abismo.
Sí pisarlo.
Tocar su pared con la yema de los dedos.
Es rocosa
áspera
color berenjena.
Te hacen un recibimiento de alfombra roja
esperan paciente 
a la primera arcada.
Han ido aplicándote el veneno
microscópicamente
gotas agridulces 
para que no te enteres del plan.
Eres un adicto 
y este es tu proceso de desintoxicación.
O lo rebasas
o te quedas en la ceremonia de premios
que han inventado 
los de capuchas marrón
los de sonrisas ahuecadas.
Esos que te persiguen 
desde la niñez.



La soga está encima de la cama
reposa
esperando que la tomen 
que se llenen de valentía
y la dobleguen a su cuello
mordido 
por el joven de Arizona
con olor a miel
y azufre.
Ha vestido la habitación 
con baratijas 
lucen esplendorosas 
antes los ojos inocentes.
Se muestra sin tapujos
no apaga la luz 
¡esto es lo que hay!
o lo gozas 
o te marchas.
El joven de Arizona
prometía
escudriñaba cada rincón de su cuerpo
usaba la lengua como brújula
transitaba por la espalda con destreza.
Conquistador de aridez
lobo de desierto.
El idilio duró dos semanas y una noche de embriaguez.

En esta habitación solo quedan el muerto y la soga
esperando por alguien que salve a la gata.


Veo esculturas de todo tipo
pecadores y mártires
dependiendo de la historia de cada cual.
Personas posan al lado de tiranos
le llaman héroes.
Amigos rezan a Buda
mi madre a la Virgen 
yo he dejado de hacerlo.
Poetas alaban a un hombre
encargado de dar luz verde a matar.
Eso le ha ganado un homenaje eterno
al estilo de Hollywood.
Todavía los abrazo.
Algunos sacrifican animales:
una paloma blanca para Obatalá
un gallo para Elegguá.
Las esculturas no me ofenden
son desechos fallidos de un pasado.
Un pasado sangriento.
Pero si tengo una lista de acciones que me afligen.
Un inventario típico con el comportamiento de seres humanos
creadores de tsunamis
y destructores de países enteros.
El hombre en la esquina llamándome “pato”
es real.
La plaga del Castrismo que nunca acaba.
Eso también es real.
No me ofende 
cuando alguien escoge helado de fresa
habiendo el chocolate de siempre. 
Prefiero un trozo de bronce muerto
en vez de los alaridos constantes
de ambos lados de la controversia.
La conveniente oportunidad para una foto
odiosas consignas de “destituir” o “viva”.
Me disgustan
siendo igual la raíz de su origen.
Pero lo peor de aceptar
es la bofetada constante.
Lo que anduviste.
Lo que serás.




Es domingo y uno debe barrer los pisos de madera 
lustrarlos 
aunque es imposible de borrar la evidencia.
Aquí han vivido asesinos.
Dentro de estas cuatro paredes 
salpicadas por la angustia
han masacrado sueños.
Es evidente del derrumbe que ha existido.
Apuntalados han permanecido.
Esta casa es una carnicería de barrio
las moscas se amontonan
sobre los muslos rollizos
sobre los pies deformes
entre las grietas que ha ido creando
la decepción.



No tuvo pasado.
No ha tenido historia.
No trajo consigo un recuerdo.
No viajó como lo hacen ahora… con equipaje.
No logró sacar ningún tipo de memorabilia 
para luego venderla en Ebay.

En el camaronero no cabían las maletas.
La furia del océano no permitía traer ni un verso.
La ropa fue tirada a la basura al desembarcar
sus manchas de orina y vómito tampoco sobrevivieron
a la tía pulcra y su lejía.

Hay una fosa común en su interior.
Los barbudos le robaron sus primeros diez años.
El Norte se ha encargado de la tortura restante.

¿Qué se hace con lo que ahora somos?







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Manuel Adrián López nació en Morón, Cuba (1969). Poeta y narrador. Su obra ha sido publicada en varias revistas literarias de España, Estados Unidos y Latinoamérica. Tiene publicado los libros: Yo, el arquero aquel (Editorial Velámenes, 2011), Room at the Top (Eriginal Books, 2013), Los poetas nunca pecan demasiado (Editorial Betania, 2013. Medalla de Oro en los Florida Book Awards 2013), El barro se subleva (Ediciones Baquiana, 2014), Temporada para suicidios (Eriginal Books, 2015), Muestrario de un vidente (Proyecto Editorial La Chifurnia, 2016), Fragmentos de un deceso/El revés en el espejo, libro en conjunto con el poeta ecuatoriano David Sánchez Santillán para la colección Dos Alas (El Ángel Editor, 2017), El arte de perder/The Art of Losing (Eriginal Books, 2017), El hombre incompleto (Dos Orillas, 2017), Los días de Ellwood (Nueva York Poetry Press, 2018/2020), y Un juego que nadie ve (Ediciones Deslinde, 2019).

Su poesía aparece en las antologías: La luna en verso (Ediciones El Torno Gráfico, 2013), Todo Parecía. Poesía cubana contemporánea de temas Gay y lésbicos (Ediciones La Mirada, 2015), Voces de América Latina Volumen II (Media Isla Ediciones, 2016), NO RESIGNACIÓN. Poetas del mundo por la no violencia contra la mujer (Ayuntamiento de Salamanca, 2016), Antología Paralelo Cero 2017 (El Ángel Editor) y Escritores Salvajes (Hypermedia, 2019.

Ha participado en varios eventos literarios: Miami Book Fair International, XXXV Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería en Ciudad México, IV Festival Atlántico de Poesía de Canarias al Mundo en Gran Canaria, España, V Festival de Poesía de Lima en Perú, Poesía en Paralelo Cero 2017 en Ecuador, en la lectura bilingüe, Poetry of the Americas, en New York Public Library, Americas Poetry Festival New York 2017, X Festival Internacional de Poesía en Puerto Rico, y Semana Internacional de la Poesía de Santo Domingo 2020.

En Memoria de Sergio García Cardalda “Pupy”

"Los Duendes". Año 1967. 
De izquierda a derecha: 
Sergio García Cardalda “Pupy”, 
Alfredo Martínez, 
Jaime Rivero y Rebeca Atienza.
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Sergio García Cardalda “Pupy”, músico camagüeyano, uno de los fundadores del grupo "Los Duendes" ha fallecido hoy 22 de febrero, en Louisville, Kentucky. 

Recientemente publicamos en este espacio un artículo rememorando la historia de "Los Duendes", en el que contamos con la colaboración de "Pupy". 

Nuestro más sentido pésame a su familia y amigos cercanos. Su recuerdo vivirá en los que le conocimos y admiramos.  (Janisset Rivero)



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Ver en el blog 

Que era la misma que (un poema de Félix Luis Viera)

Nota: Cada lunes la poesía de  Félix Luis Viera.  Puedes leer todos sus textos, publicados en el blog,  en este enlace.  Traducción al italiano de Gordiano Lupi. 

 
 
Que era la misma que

                                        Tuti


Amó a la mujer de cabello largo, oscuro,
ojos redondos y también oscuros, piel
   abrasada, nalgas
   macizas, senos pequeños,
que era la misma de talla de espiga, pálida
   piel,
corto el cabello, la tonalidad, la aspereza del heno, labios
   sobrados,
la voz ese susurro que se va perdiendo,
que era la misma que —siempre— veía
marcharse desde detrás de una verja en una noche
de llovizna
donde se queda solo al lado de acá de la
   verja
mientras ella, sin figura fija, se pier-
de en la distancia y en la noche, sin
figura fija antes ni después de haber-
   la visto desde la parte de acá de la ver-
ja,
que era
   la misma
con sobretodo
y nieve en el cabello
castaño en riadas, mícrica-
mente respingada la nariz, la piel
también castaña, el aviso
de Primer Violín en la sonrisa, y ese
  andar etéreo,
que era la misma
de estructura tórrida, senos duros,
medianos, piras, anchas
caderas, cintura
   de tensísima cuerda, nalgas
de triplesalto mortal, ojos de puma,
vasta, negrísima cabellera que le sombreaba el rostro donde los ojos
   de puma hambriento a punto de
   atacar, lo partían
como fusilazos, latina,
tropical, sensual, sexual y que
a medianoche le leía poemas y escuchaba
   y comprendía todos sus poemas, y
sus desaciertos, sus torpezas, que era
   la misma
pequeñita y rubia con ojos de
   coneja
que en las tardes de un prado
   –verde—
le traía cerezas y cuentos
de adultos infantiles
y en su boca también una
   cereza,
que era la misma
alta, pelirroja, ojos de
   jerez, tórrida lengua, que era
la misma que


Febrero de 1987



Che era la stessa che

                                       Tuti


Amò la donna dai capelli lunghi, scuri,
occhi rotondi, pure loro scuri, pelle
   abbronzata, natiche
   formose, seni piccoli,
che era la stessa dalla taglia da spiga, pallida
   pelle,
capelli corti, la tonalità, l’asprezza del fieno, labbra
   eccessive,
la voce un sussurro che si va perdendo,
che era la stessa che - sempre - vedeva
andare via da dietro un cancello in una notte
   piovigginosa
quando restava solo all’altro lato del
   cancello
mentre lei, senza figura fissa, si perdeva
in lontananza e nella notte, senza
figura fissa prima né dopo averla
   vista dall’altro lato del
cancello,
che era
   la stessa
con molta
neve nei capelli
castani in quantità, microscopico
naso all’insù, pure
la pelle castana, il monito
da Primo Violino nel sorriso, e
quell’incedere etereo,
che era la stessa
dalla struttura torrida, seni duri,
medi, focose, ampie
anche, cintura
   di tesissima corda, natiche
da triplo salto mortale, occhi da puma,
ampia, nerissima chioma che le ombreggiava il volto dove gli occhi
   da puma affamato sul punto di
   attaccare, lo dividevano
come fucilate, latina,
tropicale, sensuale, sessuale e che
a mezzanotte lui leggeva poesie, lei ascoltava
   e comprendeva tutte le sue poesie, e
i suoi errori, le sue incertezze, che era
   la stessa
piccolina e bionda con occhi da
   coniglia
che nelle sere in un prato
   - verde -
lui le portava ciliegie e racconti
da adulti infantili
e nella sua bocca pure una
   ciliegia
che era la stessa
alta, pelle rossa, occhi di
   sherry, torrida lingua, che era
la stessa che


Febbraio 1987






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Félix Luis Viera, poeta, cuentista y novelista, nació en Santa Clara, Cuba, el 19 de agosto de 1945. Ha publicado, entre otros libros, siete poemarios, tres volúmenes de cuento y siete novelas.

Entre los premios que recibiera en su país natal, se cuentan el David de Poesía, en 1976; el Premio Nacional de Novela, en 1987, por Con tu vestido blanco, que recibiera al año siguiente el Premio de la Crítica, galardón que ya le había sido otorgado a este autor, en 1983, por su libro de cuento En el nombre del hijo.

En 2019 recibió el Premio Nacional de Literatura Independiente “Gastón Baquero”, otorgado por Neo Club Press, Vista Larga Foundation y otras instituciones culturales cubanas en el exilio.
Es ciudadano mexicano por naturalización. Reside en Miami.
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Gordiano Lupi, periodista, escritor y traductor, nació en Piombino, Italia, en 1960. Fundador, en 1999, junto con Maurizio y Andrea Maggioni Panerini de la editorial La Gaceta Literaria, ha traducido del español a varios autores cubanos, como Alejandro Torreguitart Ruiz, Guillermo Cabrera Infante, Félix Luis Viera y Virgilio Piñera, entre otros. Cuenta en su haber con un amplio trabajo sobre figuras del cine, entre ellas Federico Fellini, Joe D´Amato y Enzo G. Castellari. Ha publicado más de una decena de libros que abarcan diversos géneros, como Nero tropicale, Cuba magica, Orrore, ertorismo e ponorgrafia secondo Joe d´Aamto y Fidel Castro – biografia non autorizzata.

Gordiano Lupi es un luchador por la democracia para Cuba y un promotor de las artes y la cultura de la Isla.
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Gaspar, El Lugareño Headline Animator

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