Cartas a Pedro es una novela distópica que acontece en una sociedad cerrada, en un lugar no precisado. Es fundamentalmente una indagación sobre el perdón. En las dos historias de amor que suceden en tiempos literarios paralelos, aparecen los sentimientos universales que han acompañado al ser humano desde su origen. Esta novela combina el suspenso, la violencia, el sexo, el amor, el desarraigo y el miedo con el reencuentro del protagonista con su ser esencial, ese tránsito agónico y revelador, para el cual el coraje y la honestidad son elementos clave.
Nota del blog: Sección semanal en el blog Gaspar, El Lugareño, dedicada a Guáimaro, a cargo del historiador Desiderio Borroto Jr.
Plano militar de Guáimaro. Año 1896.
La flecha indica el Fuerte Mella
en la cima de la Loma Gonfau.
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Obra de Juan Hernández Giró.
Representa la toma del Fuerte Mella. Año 1896.
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Cuando El Apóstol en su artículo “El 10 de Abril”, describe a la villa de Guáimaro, apunta que fuera del pueblo vibraba… “el bosque en todo rededor, y detrás, como un coro de colinas vigilantes”, dentro de ese coro de colinas vigilantes se elevaba la loma del Gonfau, toponímico que se fijó a esa elevación a mediados del siglo XIX cuando al pueblo llegó un inmigrante español Juan Gonfau Torres, maestro albañil y emprendedor, nada más asentado en la villa comenzó a ofrecer sus servicios y sabidurías de constructor que fueron bien acogidas por los moradores de la villa.
Para poder hacer rentable su negocio de maestro albañil se construyó un tejar en las faldas de la loma más cercana a la villa y a sus clientes le solicitaba que compraran los ladrillos en ese tejar, la gente comenzó a decir, cuando de comprar ladrillos se trataba, “voy a lo de Gonfau” y poco a poco se fijó el apellido del maestro albañil como toponímico de la elevación que es como una atalaya para desde ella dominar la villa y sus alrededores. Esa fue la razón básica para que los españoles construyeran en su cima un fuerte al que nombraron Mella y que en la Guerra del 95 fue objeto de una hazaña aún recordada.
Juan Gonfau Torres se casó en Guáimaro con Caridad Palomares Sola hermana de Francisco Palomares Sola padre de Luz Palomares García y mayoral de las haciendas de Francisco Vicente Aguilera, el patriarca bayamés y uno de los líderes del movimiento insurreccional del 68. Juan Gonfau y Caridad Palomares tuvieron varias hijas y un solo hijo varón, ese hijo varón fue Pablo Gonfau Palomares "Paíto", primer guaimareño ordenado sacerdote y patriota independentista. A mediados de los años 60 del siglo XIX una epidemia de cólera azotó a Guáimaro y varios miembros de la familia Gonfau Palomares fueron víctima de ella, incluyendo al cabeza de familia Juan Gonfau Torres que falleció de cólera.
Placa que indica el Fuerte Mella.
Actualmente en el Museo Nacional de Cuba
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Al morir Juan Gonfau Torres dejaba en la villa unas catorce casas construida alrededor de la plaza pública y otras en calles menos céntricas además dejaba su apellido como toponímico de una de las colinas vigilantes que custodiaban a la villa de Guáimaro. Pero ocurre que los toponímico cambian, se mudan por circunstancias epocales o de otra índole además a veces tienen a confusión algunos nombres y esto ha ocurrido con la Loma del Gonfau a la que muchos guaimareños reconocen como loma de la Prindinga y que según José Pepé Cuquejo no es esa la loma de la Pirindinga sino una de las colinas que están por detrás de la del Gonfau y es una elevación que tiene su propia historia.
Estado actual de la Loma Gonfau
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Desiderio Borroto Jr. (Guáimaro 1961) Licenciado en Historia por la Universidad de Oriente y Master en Cultura Latinoamericana por la Universidad de las Artes en Cuba. Historiador, escritor, guionista radial y curador. Ha obtenido varios Premios y reconocimientos por su obra como investigador histórico y escritor.
Tiene publicado varios libros, entre ellos Abrazado sobre la Tierra (1996), El Guajiro Barba (2001), Historia de Guáimaro: Época colonial (2003), Historia de Guáimaro: República y Revolución (2005), La Vista Gorda (2007), ensayos, entrevistas y artículos han aparecido en colecciones y antologías como: Cien años con Soler Puig (2016), Calixto García la nobleza de servir a la Patria (2018), Cuando la luz del mundo crece: Sesquicentenario de la Asamblea de Guáimaro (1869-2019) (2019). También publicaciones suyas ocupan páginas de los Cuadernos Principeños, Revista Antena, Revista Santiago, Revista Viña Joven. Además de antologías y revistas de España, Uruguay e Israel.
Sabrás que te quiero Cuando sientas la brisa Acariciando tu pelo, Y cuando veas a un ave Abrir sus alas y emprender el vuelo. Sabrás que te quiero Cuando sientas tristeza, Cuando llegue Septiembre Y sin permiso la luna En tu ventana aparezca. Sabrás cuanto te quiero Cuando cierres los ojos Y recuerdes entonces Lo que juntos vivimos, Que aunque breve fue único, Fuimos todo y fuimos nada Porque así lo quiso el destino.
La primera noticia en la prensa sobre la existencia en el siglo pasado de una institución de salud en la ciudad de Santiago de Cuba, remite a la Casa de Salud de la Colonia Española, la cual se inauguró el 25 de julio de 1902, en un edificio que había sido propiedad de la Quinta del Centro de Dependientes en terrenos de Trocha Sur; la misma más tarde se denominaría Sanatorio de la Colonia Española.
En 1917 abrió sus puertas al público la farmacia La Especial, en la calle Heredia esquina a Calvario. Al año siguiente, el incipiente sistema de salud debió verse desbordado por la terrible epidemia de Gripe Española, la cual dejó un saldo de más de 200 fallecidos en la ciudad.
En 1922, los masones orientales entregaron al Ayuntamiento el Hospital de Emergencias como parte de su obra filantrópica. El Diario de Cuba comentó sobre el acontecimiento en los siguientes términos: “El acto fue muy concurrido (…) una verdadera ola humana cubría la calle Trinidad, desde Moncada hasta Calvario y el amplio atrio del templo de la Santísima Trinidad.”
En septiembre de ese mismo año se inauguró oficialmente la Farmacia Municipal cuyo principal objetivo era la elaboración de las recetas médicas de las personas pobres.
El 17 de octubre de 1926 tuvo lugar uno de los acontecimientos más trascendentales en el campo de la salud santiaguera, la inauguración en los terrenos del que fuera el primer cementerio de la ciudad, de la Clínica de Los Ángeles, propiedad del Dr. Jose A. Ortiz. La prensa no escatimo elogios: “…parece imposible que se haya podido erigir en Santiago de Cuba, una institución benéfica de tal importancia con los aparatos y sistemas mas modernos; una institución que probablemente, no abundan en América Latina”.
Otro hito en materia de instituciones de salud fue la apertura en noviembre de 1945 del Sanatorio Anti-tuberculoso Ambrosio Grillo cerca del poblado de Megarejo, en el Cobre. Dora, la hija menor de Grillo, develó el busto de su padre a la entrada del edificio y el Dr. Jose Antonio Grillo Longoria, el nieto, pronunció un discurso ante el numeroso público allí congregado.
En 1954 se inauguró el Dispensario de la Liga Contra el Cáncer, a partir de un donativo de la familia Schueg- Bacardi, en los terrenos aledaños al Hospital Civil Saturnino Lora. Al año siguiente abrió la Clínica de Maternidad Obrera con capacidad para ochenta embarazadas.
En aquella época la prensa destacó importantes noticias del ámbito de la medicina: El Cubano Libre, 8 de agosto de 1912: “ Por primera vez se ha usado, la vacuna antitífica”; Diario de Cuba, 8 de julio de 1944: “ Se ha aplicado una dosis de Penicilina a una paciente recluida en el Sanatorio de la Colonia Española”; Oriente, 23 de marzo de 1955: “En el Hospital Civil Saturnino Lora se realizó la primera operación al corazón a un niño de 6 años de edad”; Diario de Cuba, 16 de abril de 1955:“…dos menores recluidos en el Hospital Saturnino Lora son inmunizados con la vacuna antipoliomielitica”.
En la primera mitad del siglo pasado, los periódicos santiagueros guardaron sin embargo un profundo silencio sobre una especie de zona oscura de la medicina: comadronas, curanderos, yerberos, sobadores, santeros, espiritistas, etc. Un mundo en el que la medicina verde, la sugestión y hasta la magia, desempeñaban un papel muy importante para curar algunas dolencias; un universo ilegal, a ratos satanizado por el Colegio Médico, pero muy estimado, sobre todo por los pobres.
En aquellos años algunos médicos santiagueros alcanzaron fama y prestigio en la ciudad: Hartman, Ambrosio Grillo, Beguez-Cesar, José Antonio Ortiz y Duarte, entre otros, para los cuales la medicina fue un verdadero sacerdocio.
¿Eran insuficientes el sistema de salud público y privado en aquella época? Si, entre otras razones porque la población crecía rápidamente y el dinero delimitaba las posibilidades de acceso a los servicios de mayor calidad; pero todo parece indicar que en la primera mitad del siglo pasado la salud avanzaba en Santiago de Cuba e incluso tuvo logros significativos en comparación con los tiempos coloniales que le precedieron.
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Rafael Duharte Jiménez (Santiago de Cuba, 1947). Profesor, Historiador Ensayista y Guionista de radio y televisión. Ha publicado 12 libros, numerosos artículos y ensayos en revistas en Cuba y el extranjero y una Historia Audiovisual de Santiago de Cuba que consta de 355 audiovisuales de 12 minutos cada uno; conferencista en 28 universidades y centros de investigación en El Caribe, América Latina, Europa y Los Estados Unidos. Es miembro de la UNIHC y la UNEAC. Actualmente labora como especialista de la Oficina de la Historiadora de la Ciudad de Santiago de Cuba.
Cuando acá llegué fui a dar al norte de Indiana, me preguntaban: - ¿de donde? - de Cuba. - ¿qué parte de México? - un pequeño pueblo cerca del DF.
Al llegar a una fiesta, hacían un coro: "cubano tequila". Aprendí lo de la sal, el limón, y pa rriba, pa bajo, pa dentro. Es más fácil que hacer un mojito y alegra más. (JEM)
Mirando ¡Vírgen de los Dolores! mirando con la vista de la fé aquella tristísima calle, llamada con razón de la Amargura, en la cual os encontrásteis á vuestro santo Hijo, cubierto de llagas, coronado de espinas, cargado con la Cruz y caminando al Calvario donde debia ser inmolado, nos postramos reverentes á vuestras plantas sagradas para tomar parte en el dolor inmenso de vuestra alma.
Nuestras culpas, Señora, pesaban sobre el leño de muerte que oprimia los divinos hombros de vuestro dulce Jesus. Para curar nuestras llagas recibió él todas esas de que le vísteis cubierto. Con la corona de espinas que traspasaban sus sienes, nos conquistó á nosotros la corona del Cielo! ... Oh Señora! dadle gracias por estos pecadores ingratos, que no quieren serlo más. Dadle gracias y pedidle - por todo lo que padeció y os hizo padecer en beneficio nuestro que se digne prestarnos fuerzas para participar de su Cruz, sobrellevando santamente nuestras penas y trabajos, mediante el consuelo de encontrarle siempre en el camino de nuestras amarguras. Amén.
La historia que hoy desgrano se nos hace evidente en la antigua papelería que los antiguos registros eclesiales todavía muestran al curioso investigador. Se trata esta vez de la unión matrimonial entre Juan de la O Bacardí, pardo libre y soltero, hijo natural de Clara Bacardí, nacido en Santiago de Cuba, con Elvira Norberta Millet, párvula, adoptada en su minuto por una familia principal de Puerto Príncipe: los Millet Valdés. Los detalles que sugieren estos antiguos registros resultaran de mucho interés para el lector.
Del matrimonio en cuestión nos consta un documento sometido por el párroco de entonces de la Iglesia de la Soledad, donde habría de celebrarse la unión, y donde fuera bautizada contrayente, pidiendo a su par de la Parroquial Mayor santiaguera, se sirviera:
proclamar de matrimonio y en tres días festivos en esa de su digno cargo, a Juan de la O Bacardí, pardo libre, soltero, de treinta años de edad, de esa naturaleza, vecino de esta ciudad e hijo natural de Clara Bacardí; con Elvira Norberta Millet, parda libre, soltera, de esta naturaleza y feligresía, de veinte y tres años de edad e hija de padres desconocidos. Y pasadas que sean veinte y cuatro horas después de la última, espero merecer de V, me remita de oficio el resultado de ellas, quedando obligado a la recíproca (…) Felipe Llanos. Puerto Príncipe 8 de Julio de 1887.[2]
Igualmente constan para el pretendido enlace según lo estipulado, las partidas de bautizo de cada uno de los contrayentes:
Año del Señor de mil ochocientos cincuenta y siete; en diez y nueve de febrero. Yo D. José Dolores Giró Pro. Cura R por S.M del Sagrario de la Santa Yglesia Metropolitana de esta Ciudad de Santiago de Cuba, bauticé, puse óleo y por nombre Juan de la O, a un niño que nació en dieciocho de diciembre del año ppdo hijo natural de Clara esclava de Da. Lucia Victoria M. Bacardí (…), siendo libre dicho prole según papeleta donde manda poner por libre dicha dueña quedando archivada[3]
En diez de Julio de año del Señor de mil ochocientos sesenta y cuatro: Yo el Pbro. D. Pedro Francisco Almanza de consensus Parochi en esta parroquia de término de Ntra. Sra. de la Soledad bauticé solemnemente a una párvula que nació el día 6 de junio último, la que por el color, pelo y demás señales exteriores parecía ser blanca. La puse por nombre Elvira Norberta fue expuesta en casa y a cargo de D. Buenaventura Millet. Fueron padrinos D. Manuel Esteban de la Torre y Paiña y Da. Asunción Álvarez, a quienes advertí del parentesco espiritual u obligaciones contraídas. Para que conste lo firmo en dicho mes y año-Pedro Francisco Almanza- Lic. Seferino Silva.[4]
De su lectura se derivan detalles interesantes que tiñen esta rememoración con los colores de una novela del corazón, como las que disfrutaron nuestras abuelas en los tiempos de la popularísima El Derecho de Nacer del inolvidable Félix B. Caignet.
Ese es le caso de Juan de la O, hijo de una esclava, pero que ya al nacer se le considera libre, según consta en la partida ya citada. Su madre Clara era propiedad de Lucía Victoria Moreau también conocida como Amalia Moreau, esposa de Facundo Bacardí Massó, según se nos aclara en el libro de Tom Djelten: Bacardí y la larga lucha por Cuba.[5] Facundo el que sería prominente fundador de la hoy celebérrima firma ronera homónima de fama mundial, tenía dos hermanos mayores Magín y Juan, y uno menor: José.
Los datos que anteceden ayudan a entender muchas cosas que explicaremos a continuación y que nos revela otro documento de los archivos eclesiales de la Parroquial Mayor y la del Santo Cristo. Se trata de los bautizos de los hijos del matrimonio de Juan y Elvira: Juan Andrés Avelino (1891); Magín Ynocencio (1896); Elvira Zoila (1899), y Emilio Tomás (1901).[6]
Las partidas son muy sugerentes por dos razones: primero el padre de la criatura aparece reconocido como Juan Bacardí Moreau, y luego al identificar a los abuelos paternos se dice que son Magín Bacardí y Clara Moreau. De ser así, ¿el padre de la criatura hubiera sido el hermano mayor de Facundo o acaso un hijo suyo?
Pero la lectura atenta del ya citado libro Bacardí y la larga lucha por Cuba, nos dará una respuesta más plausible y citamos del referido texto que:
José Bacardí Massó, el hermano solterón de Don Facundo, y su asociado, engendró con una esclava dos hijos, un varón llamado Juan y una mujer llamada Carmen.[7]
Una nota subsiguiente nos da la certeza de este hecho y clarifica el error de la partida ya mentada, a la hora de identificar correctamente al abuelo paterno de la progenie Bacardi- Millet nacida en Puerto Príncipe:
La madre de Juan, al parecer, era una esclava que pertenecía a Amalia Moreau. Siguiendo la tradición de la esclavitud adoptaría el apellido de su amo, por lo que el nombre completo de su hijo era Juan Bacardí Moreau. Cuando Emilio Bacardí falleció en 1922, Juan Bacardí le escribió a la viuda de Emilio para expresarle sus condolencias “por la pérdida de mi queridísimo primo hermano”. En esa carta recordaba que, tras el fallecimiento de su padre, su primo Emilio se comportó como “mi padre…y mi protector”. De acuerdo con un memorando de la compañía de 1947, José Bacardí Massó también tenía una hija llamada Carmen, nacida de una esclava que José había comprado.[8]
La progenie Bacardí, descendiente de aquel matrimonio, todavía se haría evidente en los años cincuenta del pasado siglo veinte en la otrora ciudad camagüeyana.
La paciencia espartana de nuestro colaborador el Sr. Enrique Palacio, decano a no dudarlo entre los archiveros eclesiásticos de la ciudad, nos permite citar, como colofón de esta cercanía, el matrimonio de Odilia del Risco Bacardí con José A. Guzmán Nicó en 1953, hija de María Isolina Bacardí Millet, la primogénita de los Bacardí Millet; y el bautizo de una nieta: Mercedes de la Caridad Mena, nacida en 1952, del matrimonio de otra hija: Olga del Risco Bacardí con Héctor Mena Pérez. Las partidas respectivas pertenecen a la parroquia de Nuestra Señora de la Soledad.
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[1] El autor agradece encarecidamente al Sr. Enrique Palacio, archivero de la parroquia de Nuestra Señora de la Soledad por poner en sus manos los valiosos documentos, de su archivo investigativo personal de la familia Bacardi-Millet en Puerto Príncipe, a los que hoy refiere.
[2] Parroquia de la Soledad. Libro de Matrimonios. Libro 10, Folio 273, No.397
[3] Lic. D. Marcelino de Vivar y Lorenzano. Pbro. Cura Ecónomo de la Parroquia del Sagrario(…) certifico que en el libro treinta y uno de bautismos de pardos y morenos al fo.159 vuelto no. 42 se halla la partida…
[5]Bacardí y la larga lucha por Cuba. Tom Gjelten. Principal de los Libros, Barcelona, 2011, p.21[5]
[6] Hubo otras dos hijas cuyas partidas no están a mi vista: María Isolina la primogénita que nació en 1889; y María Clara(1893). Un detalle curioso de las partidas es que se registraron en el libro de Blancos y otras en el de Pardos y Morenos indistintamente.
Aída Victoria Mastrazzi nació en Buenos Aires (Argentina) el 11 de noviembre de 1908. Su familia estaba conformada por su madre, Rosa Ramallo, su padre Arnaldo y sus dos hermanos Lydia, que también era bailarina, y Arnaldo.
Completó sus estudios de danza en el Conservatorio Nacional de Música y Declamación, egresando como profesora. Su formación estuvo marcada por los grandes maestros que formaron a las primeras camadas de bailarines profesionales en Argentina: Leticia de la Vega, Bronislava Nijinska, Helena Smirnova, Ekhaterina de Galantha, Michel Borowski, y Esmée Bulnes, entre otros. También estudió música, recibiéndose en el Conservatorio Scaramuzza de profesora de Piano, Teoría y Solfeo.
Fue contratada por el Teatro Colón como bailarina del cuerpo estable de ballet en 1925. Lamentablemente, en 1938, debió retirarse de los escenarios por cuestiones de salud y, a partir de allí, se dedicó a la enseñanza. Fue maestra en la Escuela de Ballet del Teatro Colón, luego denominado Instituto Superior de Arte, llegando al cargo vicedirectora, durante la gestión de Esmée Bulnes. Paralelamente, se desempeñó como profesora en el Conservatorio de Música y Arte Escénico, llamada después Escuela Nacional de Danzas, donde también fue Rectora. Así mismo, tuvo su propio estudio de danza en el centro de la ciudad de Buenos Aires. Entre sus alumnos más destacados se encuentran Jorge Donn, Ricardo Rivas, Beatriz Moscheni, Alfredo Caruso, Violeta Janeiro y Noemí Cohelo. Se dedicó a la docencia hasta 1976, año en que se jubila.
Aída Mastrazzi falleció el 13 de agosto de 1991, en la ciudad Buenos Aires. Ella afirmaba que un bailarín debe tener siempre muy buena salud, tanto por dentro como por fuera. A partir del año 2004, por Ley de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, la antes denominada Escuela Nacional de Danzas pasó a llamarse Escuela de Danzas “Aida Victoria Mastrazzi” en honor a esta gran maestra.
Florencia Guglielmotti reside en la Ciudad de Buenos Aires (Argentina). Es Profesora de Danza (titulada en la Escuela Nacional de Danzas "María Ruanova"), Licenciada y Profesora de Artes (recibida en la Universidad de Buenos Aires). Cursó estudios en la Escuela Nacional de Ballet de Cuba. Es Miembro de International Dance Council CID (UNESCO).
Actualmente se desempeña como Profesora de Danza Clásica y como Profesora Titular de Historia de la Danza en la Escuela Superior de Enseñanza Artística "Aída V. Mastrazzi". Email: florenciagu@gmail.com
Nota del blog: Sección semanal en el blog Gaspar, El Lugareño, gracias a la cortesía de la psicóloga Orlanda Torres, quien ha aceptado la invitación a compartir con los lectores sus consejos y reflexiones sobre los conflictos cotidianos.
Cuando pasan los días y observo cómo cada año suele irse tan de prisa, me viene a la mente los recuerdos del ayer, de mi transparente infancia, aquella en la que cualquier gesto se convertía en mí mejor regalo. Luego recuerdo mi adolescencia, diáfana etapa, mis amigos entrañables, aquellos amores de juventud que a pesar de los años nunca se olvidan.
Cada vez que regreso al suelo patrio, busco reencontrarme con mis amigos en cualquier café para desnudar una noche, contándonos anécdotas vividas que marcaron aquella etapa que no regresará. Siempre que retorno, disfruto del lugar que me vió nacer y camino las calles que recorrí en mi juventud impregnadas de su típico olor a mi tierra.
Aquel tiempo quedó atrás, ahora vivo alejada de todo lo que en algún momento me perteneció, vivo distante de aquello que un día me provocó regocijo. Hoy me rodea mi familia, mis hijos, mi amor escogido y un suelo que no me pertenece. Ahora soy madre, esposa, compañera de camino y una hija pendiente de sus padres mayores.
Los años de mi juventud partieron, aquellos que caminé con afable transparencia, hoy observo la vida pausadamente ya nada me ofende ni me extraña. Aprendí a reconocer cuales son las amistades de hoy, ya la verdadera amistad ha empezado a desaparecer, solo me resta decir, que he tenido que aceptar los errores humanos, el por qué de sus respuestas sin educación y sus irreverencias.
En esta etapa de la vida he empezado a entender la razón de estos comportamientos muchas veces carentes de cortesía y amabilidad, nadie es perfecto, recibes gestos buenos y ayuda de quienes menos esperas, una llamada, un mensaje o un simple texto de personas que ni siquiera imaginas y te quedas esperando el reconocimiento o el recuerdo de los seres queridos, pero nunca llegan, no te explicas la razón, pero se lo vive.
A mis años aprendí que todo o nada puede suceder, y si algo acontece ya no debería causarme asombro ni extrañeza. Se debe esperar lo bueno como también lo malo y debemos estar preparados para las adversidades, así como también, para esos momentos de quietud.
Considero que es en este periodo de la vida que uno se vuelve más selecto, y aprendes a darte cuenta de que no debemos desgastarnos en cosas innecesarias, que todo tiene su razón de ser y que aunque no sea de manera inmediata todo tiene una respuesta, quizás la encuentres hoy, tal vez mañana o muy posiblemente nunca debas hallarla.
Hoy respiro tranquila, camino contemplando mis días, le encuentro sentido a la simplicidad de lo que me rodea y lo disfruto, espero con pausa los hechos, porque en esta etapa ya la vida suele disfrutársela con más conformidad y sosiego, transitando el camino escogido, amando a mis seres queridos, viviendo en armonía para disfrutar la verdadera paz.
Autora de los libros: "Volando en Solitario" año 2015, Guayaquil - Ecuador. (Disponible en Amazon Kindle). "Los símbolos del Amanecer" (Editorial Voces de Hoy, 2020)
-Estudió en Miami Dade College: Certificate of Florida “Child Development Associate Equivalency”. Maestra de Educación Preescolar e Infantil en la ciudad de Miami.
-Licenciada en Psicología graduada en el 02/2017 - Atlantic International University.
-Orientadora Motivacional y Conferencias pueden contactar a Orlanda Torres a través de la página que administra www.fb.com/vivencialhoy
Publicaciones en Revista Sapo - Santiago de Chile – 2016
-La Estancia en el Paraíso de los Sueños.
-Relación de Pareja y su gran Desafío.
-Es la Felicidad una Elección.
Conferencia en Radio - Miami, Florida
-Positivo Extremo Radio: Entrevista 123Teconte “Regreso a Clases y La Adolescencia”
-¿Como aprender a ser feliz?- Edificio Trade Building-.Innobis Coworking, Guayaquil - Ecuador
-La Inteligencia Emocional en la Relacion de Pareja- WENS Consulting Group, Guayaquil - Ecuador
Publicaciones en Revista Sapo - Santiago de Chile – 2018
Nota del blog: Sección semanal en el blog Gaspar, El Lugareño, dedicada a Guáimaro, a cargo del historiador Desiderio Borroto Jr.
Escuela Pûblica # 1 "Salvador Cisneros"
en época dd la Constitución de 1940
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Escuela Pûblica # 1 "Salvador Cisneros"
recien inaugurada
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Plano donde se señala la casa, donde se celebrô
la Asamblea Constituyente de 1869
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La calle Constitución de Guáimaro debe su nombre actual a que fue en una casa de ésta arteria de la villa donde se celebró la Asamblea Constituyente el 10 de abril de 1869 pero en esa época esa calles se llamaba calle Las Damas y era una de las principales de la villa, extendía desde las calle Zanja (hoy Ana Betancourt) hasta la calle Santa Lucía por 10 cuadras, en la actualidad la cierra la calle Flores y se amplifica más allá de Santa Lucía dos cuadras más o sea hoy se extiende por trece cuadra.
En la antigua calle Las Damas, estuvo la casa de vacaciones del patriota Francisco Sánchez Betancourt que sería en abril de 1869 uno de los delegados a la Asamblea Constituyente mambisa, junto a él su esposa la principeña Concha Agramonte, la hija de ambos Concepción Sánchez Agramonte conocida como Conchita fue la inspiradora de la canción compuesta por Carlos Manuel de Céspedes y estrenada en una serenata frente a la ventana de esa casa el 7 de diciembre de 1865. También tuvo su casa en ésta calle el patriota José María García abuelo de Luz Palomares García, patriota que prestó su casa para celebrar la Asamblea Constituyente del 10 de abril de 1869, antes José María García había colaborado con Joaquín de Agüero.
Centro de Veteranos de la Independencia,
actualmente Archivo Histórico Municipal.
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Casa y taller de talabartería
de Proenza
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Radio Guáimaro
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En épocas posteriores la calle Las Damas albergó varias instituciones, de las que mencionamos algunas, el Centro de Veteranos de la Independencia, que hoy es el Archivo Histórico Municipal, la Escuela Pública No 1 “Salvador Cisneros” hoy Museo Municipal Casa de la Constitución, el parque infantil Joaquín de Agüero hoy mausoleo a Ana Betancourt, la Emisora Radio Guáimaro con dos de sus sedes en la misma calle además fue el límite norte del estadio de Guáimaro y hoy círculo infantil “Adriano Nieves”. Vivió y montó su taller de talabartería Proenza y en ese mismo inmueble vivió hasta su muerte Maruja Lamas. La calle Constitución adoptó ese nombre en 1925 cuando fue construida la Escuela Pública No 1 “Salvador Cisneros”, atesora mucho más historia que en otras entregas se comentarán.
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Desiderio Borroto Jr. (Guáimaro 1961) Licenciado en Historia por la Universidad de Oriente y Master en Cultura Latinoamericana por la Universidad de las Artes en Cuba. Historiador, escritor, guionista radial y curador. Ha obtenido varios Premios y reconocimientos por su obra como investigador histórico y escritor.
Tiene publicado varios libros, entre ellos Abrazado sobre la Tierra (1996), El Guajiro Barba (2001), Historia de Guáimaro: Época colonial (2003), Historia de Guáimaro: República y Revolución (2005), La Vista Gorda (2007), ensayos, entrevistas y artículos han aparecido en colecciones y antologías como: Cien años con Soler Puig (2016), Calixto García la nobleza de servir a la Patria (2018), Cuando la luz del mundo crece: Sesquicentenario de la Asamblea de Guáimaro (1869-2019) (2019). También publicaciones suyas ocupan páginas de los Cuadernos Principeños, Revista Antena, Revista Santiago, Revista Viña Joven. Además de antologías y revistas de España, Uruguay e Israel.
Durante la época colonial el concepto de justicia se desarrolló muy lentamente en la isla de Cuba, los indios encomendados y los negros esclavos carecieron de derechos, estos últimos recibieron algunos en el siglo XIX, con el Reglamento de Esclavos. Para españoles y criollos no seria hasta 1573, con las Ordenanzas Municipales u Ordenanzas de Cáceres, que llegaría a su fin la ley de la selva.
El primer Juicio de Residencia tuvo lugar en 1531 en la villa de Santiago, el residenciado fue el Gobernador Gonzalo de Guzmán a quien se acusó de: “consentir pecados públicos, blasfemos, jugadores, amancebados, no cumplió providencias ni cedulas, recibía dadivas, fue parcial, echo sisas y repartimientos…”, como puede apreciarse en las acusaciones se mezclan motivos de carácter político, religiosos, éticos y de corrupción.
En los albores del siglo XX, con la constitución del 1901 y el nacimiento de la República, dio su primeros pasos el Estado de Derecho. Dos pequeños episodios en aquellos lejanos tiempos nos permiten asomarnos al incipiente mundo de la ley.
El primero de enero de 1903, en las calles de Santiago de Cuba ocurrió un suceso que conmocionó la ciudad, el mismo fue descrito con lujo de detalles por el periódico "La Independencia en su edición del día siguiente: El señor Mariano Corona, veterano de la guerra de independencia, Representante a la Cámara y Director del periódico El Cubano Libre, iba por la calle de Santo Tomas con varios amigos y al pasar frente a la nevería La Cubana, del interior de esta se escuchó una voz que dijo, ¡Su madre! Y a continuación salieron del local el señor Insua y Ecay, director del diario La República y otras personas, iniciándose un ácido intercambio verbal que derivó en un ataque a bastonazos al señor Corona, el cual se defendió también con su bastón, pero como eran varios los agresores y rápidamente lo superaron, sacó su revolver y disparó dos tiros a Insua y Ecay que cayó muerto en la puerta entreabierta de la platería El Zafiro…"
Mariano Corona fue detenido inmediatamente y permaneció en prisión hasta que cinco días más tarde salio en libertad condicional, previa presentación de una fianza de 1000 pesos. El Juez de Instrucción solicitó a la Cámara de Representantes que retirara la inmunidad parlamentaria a Corona para poder procesarlo.
El día 12 de enero, Mariano Corona compareció en la sesión ordinaria de la Cámara de Representante y pidió de forma enfática a los allí reunidos, que accedieran favorablemente a la solicitud del juez de Instrucción de Santiago de Cuba; en tono firme dijo que de lo contrario se sentaría un precedente funesto y que “ellos estaban allí para dictar leyes sabias y democráticas y dar ejemplos de moralidad y justicia.”
Manuel Corona sufrió prisión durante un año y en febrero de 1905 fue indultado por el presidente de la República, con una recomendación favorable del Fiscal del Tribunal Supremo Dr. Freyre de Andrade, quien calificó la condena como “un error judicial”. Algún tiempo después Corona volvió a ser electo Representante a la Cámara por el partido Conservador y continuó siendo una figura de prestigio en mundo político de la época; luego de su muerte las autoridades santiagueras le pusieron su nombre a la céntrica calle San Juan Nepomuceno.
El dos de mayo de 1904, la prensa santiaguera comentó con titulares y quizás fotos la llegada en el tren de la Habana del verdugo Avelino Cabrera, alias Cara de Papa y su ayudante Manuel Barras, alias Come en Cubo y añadió que con ellos llegó la “maquina patibularia”. Se trataba de la ejecución de cuatro asesinos condenados a muerte que estaban en la cárcel de la ciudad.
Dos días más tarde, a la siete de la mañana, llegaron a la cárcel los magistrados de la Sala sentenciadora y el fiscal, iniciándose la ceremonia para el agarrotamiento de los cuatro reos. Según la prensa al terminar la última ejecución, que fue la de Alejo Jay, los ejecutores recibieron, junto al patíbulo, su paga: 68 pesos oro español el verdugo y 10.70 pesos su auxiliar; a las dos de la tarde los ataúdes fueron llevados al cementerio de Santa Ifigenia para ser enterrados.
Algunos periódicos comentaron que el presidente de la Republica Don Tomas Estrada Palma había sido asediado por numerosas instituciones y personalidades de la sociedad civil que le telegrafiaron solicitándole el perdón de los reos. El presidente negó el perdón, convencido de que la joven república debía apegarse a la ley.
Entre luces y sombras nacía el Estado de derecho en una isla en la cual durante siglos habían florecido, los Juicios de Residencia y las Facultades Omnímodas; la ley por primera vez tenía un papel protagónico en la vida pública. El largo y enmarañado camino de la civilización moderna había comenzado en Cuba.
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Rafael Duharte Jiménez (Santiago de Cuba, 1947). Profesor, Historiador Ensayista y Guionista de radio y televisión. Ha publicado 12 libros, numerosos artículos y ensayos en revistas en Cuba y el extranjero y una Historia Audiovisual de Santiago de Cuba que consta de 355 audiovisuales de 12 minutos cada uno; conferencista en 28 universidades y centros de investigación en El Caribe, América Latina, Europa y Los Estados Unidos. Es miembro de la UNIHC y la UNEAC. Actualmente labora como especialista de la Oficina de la Historiadora de la Ciudad de Santiago de Cuba.
Homilía de Mons. Felipe Estévez, obispo de San Agustín, Fl.
Nos reunimos hoy, como hermanos y creyentes, aquí en Miami tropical en esta Ermita de la Caridad signo imborrable del gigantesco esfuerzo de este padre-Obispo tan querido por todos, Monseñor Agustín Aleido Román de tan feliz memoria. En verdad la Ermita es la casa espiritual de todos los cubanos y de todos los hijos de Dios que aquí peregrinan y dejan a los pies de la Virgen sus oraciones, sus más sentidos gemidos y esperanzas, expresión del pueblo peregrino de Dios siempre en marcha.
Hoy vengo desde la Diócesis Madre de San Agustín de la Florida, allí donde aquel que nos enseñó primero a pensar, el Venerable y siervo de Dios, el Padre Félix Varela, al que el prócer Jose Martí llamara “el santo cubano”, el Padre Varela que es recordado como el que nos enseñó a pensar primero. Hoy pedimos por nuestras familias, por nuestros ancianos, por nuestros jóvenes y niños, la dulce esperanza de la Patria, como expresa el Padre Varela en sus Cartas a Elpidio. Muchos ignoran que nuestro Santo Cubano, era devoto de la Virgen de la Caridad del Cobre, recibida de sus mayores. Durante su exilio norteamericano el Padre Varela publicó un libro sobre la Vida de la Virgen, para que sus fieles, los pobres irlandeses y norteamericanos que asistían a su parroquia, pudieran conocer y amar a la Virgen Madre de Dios y Madre nuestra. En ese libro incluía una Novena, redactada por el mismo, para que todos sus hijos pudiésemos orarle a la Madre y pedir su intercesión.
Esta noche vengo invitado por nuestro Arzobispo de Miami, Thomas Wenski, para celebrar esta fiesta de la Natividad de nuestra Madre Santísima de la Caridad ... la Reina de Cuba. Dicho en otras palabras, venimos a la casa de nuestros padres, a celebrar el cumpleaños de nuestra Madre. Aunque es nuestra madre es también y sobre todo la Madre de Nuestro Señor Jesucristo, tal como lo dice tan bien San Pablo hablando de Jesucristo, el Verbo encarnado, a los cristianos de Galacia: “nacido de mujer” para que nosotros lleguemos a ser hijos de Dios, quien es nuestro papá del Cielo (Abba), y esta dignidad de ser hijos de Dios es tal que no podemos conformarnos nunca en ser esclavos de nadie ni de ningún sistema alguno, ya que somos todos hijos libres con una gran herencia y esperanza: la vida eterna. Somos agraciados de escuchar la Palabra viva de Dios tal como nos enseña San Pablo a nosotros en esta inolvidable noche.
Nuestra Madre Santísima, la Madre de Jesús, tiene para nosotros los cubanos un nombre muy propio, Virgen de la Caridad del Cobre; lo que para otros pueblos es Guadalupe, Inmaculada, de la Providencia, de Coromoto, del Pilar o del Carmen, para nosotros es Caridad del Cobre. En nuestra propia forma de hablar “a lo cubano”, con nuestra confianza y cercanía, la llamamos cariñosamente Cachita, y en ello no hay ninguna falta de respeto, pues el achicamiento del nombre es una práctica común del cubano, confianzudo, dicharachero, pícaro y zalamero. Nuestras madres carnales nos llaman igual, achicando nuestro nombre con mucho cariño, haciéndonos sentir que siempre seremos sus hijos, sus bebés, aunque ya seamos adultos crecidos y con muchos años.
Pero nuestra madre al ser encontrada por Juan Moreno, muchacho negro, y dos hermanos de pura sangre india en las aguas de la Bahía de Nipe en 1612 por los llamados “tres juanes” y esta imagen encontrada flotando sobre una tabla donde podía leerse la frase de “Yo soy la Virgen de la Caridad”, nombre muy significativo y providencial — en verdad ese nombre expresa lo más profundo de su ser, el amor, un amor que como el de su divino hijo, nuestro hermano mayor: Jesús, habla de un amor incondicional, sacrificial y eucarístico, generoso, entrañable, porque el corazón es parte de nuestras entrañas, es el órgano que asociamos a ese sentimiento tan puro que es el amor. Y al de Caridad, se asocia el calificativo del Cobre, que nos recuerda aquel lugar oriental donde se hallaban las Minas del Cobre del rey, donde trabajaban los más pobres entre los pobres: indios, negros, mestizos, blancos, que fueron ejemplo de rebeldía temprana en nuestra historia colonial. Es de notar que desde los inicios la Virgen de la Caridad acompaña la gesta de libertad de su pueblo.
El nombre de Caridad nos remite a la idea más profunda de la tercera virtud teologal, aquella de la que San Pablo dijera, que de las tres, Fe, Esperanza y Caridad, Caridad era la mayor, la más importante, la mejor, pues sin amor nada tenía sentido, ni la inteligencia, ni la generosidad, ni el poder ... en fin nada. La Caridad nos habla de amor, más exactamente de misericordia, recordando que la palabra Misericordia hace referencia al cordis = corazón pues viene al encuentro de nuestra condición real, nuestra miseria (miser/cordia) ya que somos criaturas y pecadores necesitados siempre de mucha misericordia divina. El mismo San Pablo en su hermosísima Primera Carta a los Corintios, nos habla del amor con mayúsculas, al decir que este amor del corazón de Cristo es paciente, humilde, sufrido, benigno, sin envidia, sin jactancia, sin vanidad, sin egoísmo, sin ira, respetuoso del otro, veraz, creyente, que todo lo perdona.
Al Arzobispo Wenski convocarnos todos a venir a felicitar y celebrar el nacimiento de nuestra Madre Celestial en este terrible año de la pandemia global con su devastadora vertiente Delta, hacemos como todos los hijos, que queremos traerle a nuestra mamá un regalo: flores, bombones, frutas, algo que exprese nuestro amor por ella. Pero ella, nuestra Madre, nos conoce mejor que lo que nosotros mismos creemos, pues ella con solo mirarnos sabe si hay algo que nos preocupa, que nos roba la paz, que nos entristece, que nos turba y no nos deja ser felices. Y más que fijarse en el regalo que le traemos, ella quiere vernos felices pues ese es el mejor regalo que podemos hacerle a una madre. Y ella sabe lo que hoy nos preocupa a todos los cubanos y que ha causado tantas manifestaciones verdaderamente sorprendentes. Ella sabe que con nosotros traemos el dolor, la frustración, el temor, las penas de todo un pueblo que desde hace más de 62 años sufre por falta de libertad, de derechos, de paz, de dignidad, con necesidades sin cubrir, sin presente, sin un futuro mejor, sin esperanza ... Y ella conoce, por qué los cubanos de alta y de aquí, le ofrecemos en nuestras oraciones todo eso. Ella conoce lo que pasa en Cuba por las madres que han perdido a sus hijos en el mar o en las fronteras de países extraños, reprimidos en las calles y barrios de Cuba; ella conoce de los jóvenes desaparecidos, presos, maltratados, torturados ...
Ella conoce el dolor de los hijos, niños y jóvenes que hoy están separados de sus padres, porque están presos, desaparecidos o lejos de su casa, porque no se les permite regresar a su país. Ella conoce el dolor de las familias que ven a los niños crecer sujetos a un adoctrinamiento que les impide pensar con cabeza propia y expresarse con marchas y canciones, a unos jóvenes que no pueden realizar sus proyectos de futuro y crecimiento profesional para vivir honestamente de su trabajo, de los padres de familia que ven a sus hijos emigrar porque no hay otra posibilidad para ellos, de los que envejecen sin seguridad, sin una alimentación adecuada ni las medicinas que necesitan para enfrentar una epidemia y los achaques de la edad. Tal es nuestro vino y nuestro vino es en realidad muy amargo. Virgen de la Caridad, patrona nuestra no olvides a tu pueblo cubano.
Todo eso lo conoce nuestra madre Cachita, y al venir a su presencia hoy, ella quiere que junto a las ofrendas y regalos que presentamos en esta Eucaristía al aire libre frente al mar tan cerca de la Isla en agonía, ella quiere que le presentemos sin miedo nuestros dolores y penas, nuestros proyectos y sueños, para ella guiarnos por el buen camino como hacen todas las madres por sus hijos. Diciéndonos como Jesús le diría tantas veces a sus discípulos, no tengan miedo, y como el Santo Padre Juan Pablo II repetía incesantemente por el mundo entero, no tengan miedo: Y ella hoy nos repite una vez más lo que dijo en Caná de Galilea en una boda: “Hagan lo que Él les diga” y nos señala siempre hacia Jesús que es el Camino, la Verdad y la Vida. Nosotros hoy escuchamos su Palabra que nos guía y nos enseña el camino a seguir. Un camino en el que solo la verdad nos hará libres. En el que amándonos unos a los otros podamos todos trabajar en un proyecto común para reconstruir la “casa Cuba”, nuestra casa familiar desde nuestra verdadera identidad tan bien expresada con el dicho martiano “con todos y para el bien de todos” ... los de adentro y los de afuera porque somos todos hermanos sin exclusión alguna.
Ese es el camino en el que necesitamos encontrar y vivir la misericordia fundada en el perdón de las ofensas lo que pedimos día a día con los labios de Jesús en el Padre Nuestro, que no significa ni olvido ni “borrón y cuenta nueva” sino justicia y responsabilidad. Porque muchos creen erróneamente que perdón y reconciliación son la misma cosa, y no es así. Para perdonar no necesitamos que el que nos ha herido o hecho daño lo reconozca, al perdonar nosotros no le hacemos un favor a nadie más que a nosotros mismos. Perdonar al otro aun si es mi enemigo es decidir que queremos en nuestro corazón un cambio que da vida, en el que queremos paz duradera, amor, alegría y gozo. Pues un corazón donde se alberga el rencor, el odio, el resentimiento y el deseo de venganza es un corazón sucio e impuro, y en ese corazón el amor de Dios, el amor de Jesús crucificado no tiene espacio, es como el aceite y el vinagre que no se pueden mezclar. Si tenemos el corazón lleno de esos sentimientos negativos, allí no hay espacio para el amor ni para Dios y Jesús no puede habitar en él. Por eso este pueblo cubano tan dividido por “las enemistades y discordias” necesitamos todos y cada uno perdonar, empezando por acoger el perdón para nosotros mismos recibiendo humildemente el perdón de Dios por nuestros errores y pecados. Qué bien lo expresa la plegaria eucarística: “con tu acción eficaz consigues Señor que el amor venza al odio, la venganza deja paso a la indulgencia, y la discordia se convierta en amor mutuo”.
Al igual como tan bien nos enseña el pueblo hebreo, perdonar no es olvidar, no es “borrón y cuenta nueva”. Sabemos lo que ha pasado y no debemos olvidar. Es tan dolorosamente lamentable que hay aún hoy quienes se empeñan en acumular abuso sobre abuso y crímenes sobre crímenes, y siguen reprimiendo, abusando, cometiendo injusticias, olvidándose del pueblo al que dicen servir pero que en el fondo desprecian su dignidad humana y de hijos de Dios. Por eso, aunque perdonemos no hay que olvidar y podemos aun esperar que un día se haga justicia tanto en la tierra y si no, ciertamente en el Cielo y los que han abusado, torturado, asesinado a las víctimas indefensas donde quiera que se encuentren llegará el día en que tendrán que enfrentar la justicia en un juicio justo y civilizado.
En cambio, la reconciliación, que también necesitamos para construir la nueva Cuba, para realizarse necesita de las dos partes, la herida y la hiriente. La reconciliación es la que se nos hace un poco más difícil de lograr y por eso siempre debemos implorar la asistencia del Espíritu de Dios, pero con el sabio dicho “a Dios rogando y con el mazo dando” ... Para ello debemos y necesitamos seguir trabajando, porque sabemos que los poderosos son arrogantes y se creen impunes, para ellos la única verdad es la que les permite mantenerse en el poder y creer que ellos únicamente saben lo que es mejor para el pueblo. Estemos atentos a lo que nos dice hoy la Virgen María en su Magnificat profético, que el Dios de la historia “dispersa a los soberbios en sus planes, y derriba del trono a los poderosos y eleva a los humildes”. Por eso ese pueblo cubano que sufre 62 años de abusos, de crímenes, de injusticias y de iniquidades ... en el fondo del alma ese pueblo se pregunta: ¿cuándo los poderosos reconocerán sus errores y sus pecados? ... Por eso se hace difícil la reconciliación nacional, pero no es imposible. Hay que darle punto final al status quo con un verdadero y efectivo exorcismo, sacando de nuestros corazones el odio y la venganza, para que nunca más exista en la nación cubana la violencia física y verbal, el abuso, la humillación, las ofensas, los sufrimientos innecesarios, tanta indignidad. Eso no es amor, el nombre mismo de nuestra Madre es caridad ... y como tan bien lo dijeron los Obispos Cubanos en la reflexión de 1993, “el amor todo lo puede!” Aun relevante hoy ya que no podemos permitir “que la vida se nos vaya en un suspiro” y porque nada es imposible para Dios, porque en verdad la Virgen Madre nos dice que “él derriba del trono a los poderosos y eleva a los humildes”.
En esta gran Eucaristía celebramos la comunión queriendo ser como los primeros cristianos, “todos Unidos”, “celebrando la reconciliación que Cristo nos trajo, que hace desaparecer toda enemistad entre nosotros en la esperanza del banquete de la unidad eterna en los cielos y en la tierra nueva, donde brille la plenitud de la paz” en el amor eucarístico de Jesús que nos amó hasta el extremo.
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Palabras de Mons. Wenski, arzobispo de Miami, al finalizar la misa.
Gracias, Monseñor Estévez, por su homilía esta noche. Gracias por esas palabras de aliento y esperanza.
Una vez más pedimos a la Patrona de Cuba que interceda ante su hijo Jesucristo por todo un pueblo que ha decidido reclamar sus derechos y que ha puesto la proa de su destino rumbo a la libertad. Un pueblo que se ha cansado de vivir en cadenas, que es vivir, como nos recuerda el Himno Nacional de Cuba, en afrenta y oprobios sumidos. Un pueblo noble y emprendedor que quiere vivir sin miedos ni vigilancias, en una nación donde no se persiga el pensamiento ni se ahoguen los sueños. Es ese mismo pueblo el que sigue siendo hostigado, reprimido y encarcelado como nunca, por exigir la justicia con valentía, negarse a repetir consignas de muerte, y gritar al mundo con todas sus fuerzas: Libertad; Patria y Vida.
Hoy recordamos como llegó la Virgen de la Caridad a estas tierras del sur de la Florida como peregrina de Dios, como una exiliada más, en las manos de un refugiado político, justo a tiempo para aquella gran Eucaristía del 8 de septiembre de 1961 junto a más de 30,000 de sus hijos. A lo largo de estos 60 años, aquí se quedó, en la Ermita junto al mar, para prodigar amor y consuelo a todos, para acoger al recién llegado; al que está en problemas, al que sufre la enfermedad o la nostalgia, al que quiere dar gracias por tantas alegrías y regalos
Por la poderosa intercesión de la Virgen Mambisa, queremos pedirle al Señor de la Historia que ayude al pueblo de Cuba que ya ha sufrido demasiado, que merece el derecho a elegir su destino para poder construir, como soñó el Apóstol de su independencia, José Martí, “una patria con todos y para el bien de todos”. Como también recordaba el Papa San Juan Pablo II durante su visita a Cuba en 1998, “los cubanos son y deben ser los protagonistas de su propia historia personal y nacional”.
Recordemos todos las palabras del Padre Félix Varela: “A los jóvenes…Diles que ellos son la dulce esperanza de la patria, y que no hay patria sin virtud, ni virtud con impiedad”.
Que, con esta premisa y la ayuda de Dios, llegue cuanto antes para Cuba la hora de la libertad, del derecho, y de la verdadera reconciliación que brota de la verdad y la justicia.
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Textos tomados del website de la Arquidiócesis de Miami